¡QUIÉN LO HUBIERA IMAGINADO!
8. Entre Dos
Misami Aroku


En realidad, no sé si haya slash en este fanfic... Depende de cómo se vayan dando las cosas, aunque es probable que haya uno que otro encuentro amoroso entre algunos personajes ^_~ Es increíble cómo se forman las historias, cuando empecé a escribir ésta ni pensaba hacerla así. Espero que resulte decente...

****



- No me parece bien que lo hayas hecho, Ron - comentó Hermione en la enfermería. Ron estaba sentado en una cama, mientras Madame Pomfrey le limpiaba la sangre de la cara. Malfoy estaba más allá, con un ojo morado. Parecía tener la mente perdida en otra dimensión. Hermione y su amigo lo miraron durante unos instantes, pero luego Madame Pomfrey cerró las cortinas y no lo vieron más.

- No me hace falta que me lo repitas, Hermione. Me lo ha dicho casi todo el mundo... menos los de Gryffindor, Ravenclaw y Hufflepuff - y sonrió. Aunque sabía que no debía hacerlo, la muchacha lo imitó. Draco Malfoy era muy poco querido por la mayoría de los alumnos de Hogwarts, y haber sido golpeado por Ron era algo digno de vitorear.

- Bueno, jovencita, ahora este muchacho necesita un poco de descanso, así que FUERA - dijo la señora Pomfrey cuando terminó de limpiarle las heridas a Ron.

- Sólo un poco más, Madame Pomfrey... Después le prometo que haré lo que me pida - suplicó el joven. La señora lo miró con sospecha, pero luego asintió.

- Está bien, sólo 10 minutos más - Y salió, dejándolos solos.

- Hay algo que me preocupa - comenzó diciendo Hermione cuando se cercioró de que la señora se había ido - Si Malfoy quería realmente botar a Jamie... ¿por qué la salvó? -

- Antes de que yo lo golpeara, él dijo que no había querido que pasara eso... que quería darnos un susto - recordó Ron, con el ceño fruncido.

- Pues vaya susto que nos dio -

- Lo mismo le dije... -

- En fin... ¿cómo está Jamie? -

- La trajeron antes que a nosotros. Cuando la vi, estaba pálida e inconsciente... Pero se pondrá bien -

Hermione suspiró y se sentó a su lado. Ron tenía las manos unidas y miraba el suelo.

- Me preocupé mucho por tí, Ron, creí que Malfoy iba a ser quien te mataría a golpes... -

Ron alzó la mirada y sonrió.

- ¿De veras? Qué poca confianza me tienes, Hermi... No tenías de qué preocuparte, pero te lo agradezco. Eres una gran amiga - Con un beso en la mejilla cerró la conversación. Hermione sabía que era un beso amistoso, un agradecimiento... pero no pudo evitar que la sangre subiera a su cabeza, que sus ojos brillaran y mil pensamientos locos corrieran por su mente. Fue una suerte que Ron hubiese vuelto a mirarse las manos, o la chica se hubiera muerto de vergüenza.
Antes de que alguno pudiera decir algo más, Madame Pomfrey entró y anunció el fin de la visita. Con un movimiento de su mano, Ron se despidió de su amiga, quien hizo lo mismo y desapareció tras la cortina en la cual estaba la señora Pomfrey.

****

Cinco minutos después, en otra parte de la enfermería, Draco Malfoy miraba un punto fijo en la pared. Ya no le dolía el cuerpo ni el ojo, pues estaba concentrado en sus pensamientos. ¿Por qué golpeó con la bludger a la joven? ¿Aún la odiaba tanto? Y después recordó lo que sintió cuando la vio caer al vacío, que fue lo que lo impulsó a salvarla. Weasley no hubiera llegado a tiempo en esa escoba tan vieja que tenía...

"Dios, ¿qué me está pasando? Primero, le presto mis apuntes con ayudas incluidas; después, la boto de la escoba y luego la salvo... No tiene sentido..."

Una voz lo sacó de su ensimismamiento.

- Tienes visita, chico. Sólo cinco minutos - anunció Mme. Pomfrey, saliendo y dejando en su lugar a una joven baja, de pelo negro y ojos extraños.

- Ah, hola, Darken - murmuró con desgana. La niña se acercó a él lo miró fijamente.

- Hola, Draco. Bonito espectáculo nos diste... ¿Lo tenías preparado desde antes? - preguntó. Draco hizo una mueca.

- Deja de reírte, ¿quieres? No estoy de humor para bromas -

Alexis se colocó frente a él y lo miró a los ojos.

- Recuerda que me debes algo... y que tú eres el pago. Pero últimamente te has estado olvidando, y a mí no me gusta que me hagan esperar... -

Draco meneó la cabeza y soltó un bufido.

- Lo que me pides es imposible. No me puedes obligar a tener sentimientos por tí... -

- Sí puedo - se apresuró a contestar Alexis. Draco la miró - Puedo hacer cualquier cosa para lograr mis objetivos. Pero eso no es lo que me molesta... Es el hecho de que... cómo te lo explico... le estés "pagando" lo que me debes a MÍ, a otras personas -

- Explícate -

Alexis inspiró profundamente.

- Pude sentir lo mismo que sentiste cuando viste caer a la niña Potter. Pude saber lo que soñabas cuando besaste, sin saberlo, a Pansy Parkinson esa noche en que... -

- ¿Qué YO besé a QUIÉN?-

- No podías saberlo, pues estabas dormido... soñando con alguien...- De pronto, la mirada de Darken se endureció, siendo muy difícil para Draco el poder sostenerla.

- No sé de qué estás hablando, Darken. Déjame tranquilo -

- Pero sí sabes de QUIÉN estoy hablando, ¿o no? - fue la aguda respuesta. Malfoy palideció.

- Déjame en paz - No pudo agregar nada más, pues lo que le había dicho Alexis fue como tirarle encima un balde de agua fría. Lo que durante todo ese tiempo se había estado negando...

- Adiós, Draco. Y mejórate pronto - La muchacha salió de la habitación, mientras el rubio Slytherin se abandonaba nuevamente a sus pensamientos, mucho más dolorosos que los anteriores.

****

Al día siguiente, no había nadie que no comentara lo ocurrido durante el partido de Quidditch. Draco recibió varias burlas por parte de sus compañeros, pero fueron silenciados de inmediato, no por Crabbe ni Goyle, sino por él mismo. Por otra parte, ningún alumno de las otras casas se atrevió a enfrentarlo cara a cara, así que todo quedaba en rumores y burlas que se hacían a sus espaldas. Todos sabían que él había salvado a Jamie Potter, pero también la había hecho caer, y eso, para ellos, contaba más que lo anterior.

Obviamente, para Ron iban todos los vítores, y éste los recibía con indiferencia, aunque sus amigos más cercanos sabían que por dentro estaba inflado de orgullo. Jamie ya estaba recuperada por completo, aunque aún no podía sacarse de la cabeza a Draco Malfoy. Y Hermione estaba más tranquila, ahora que sus dos amigos se encontraban mejor.

- Aún siendo mujer, no puedes dejar de meterte en problemas - le dijo a Jamie, mientras estaban los tres en la Sala Común de Gryffindor. Hermione estaba haciendo sus tareas mientras Ron y Potter jugaban ajedrez mágico. Obviamente, era Ron quien iba ganando.

- Vamos, Hermione, sabes que no me caí a propósito - contestó la joven, alegremente. Ron hizo una mueca que pasó desapercibida.

Hermione sonrió y cerró su libro. Se despidió de sus compañeros y subió a su habitación, dejando a Jamie y Ron solos en la Sala.

- Ya no estás tan enojado conmigo, ¿verdad, Ron? - preguntó Jamie, como tanteando el terreno. Le alegró ver que Ron sonreía.

- Oh... Bueno, tanto como enojado no estaba... Es sólo que... - Un rápido pensamiento le impidió continuar, y sus palabras quedaron en el aire. Ese pensamiento ya lo había visitado antes... durante la pelea con Malfoy en el partido de Quidditch. Ahí fue cuando el joven Weasley se dio cuenta de que sus defensas habían caído en muy poco tiempo, y que ya todo estaba acabado: sentía algo muy especial por Jamie. Y no se limitaba sólo a la amistad. ¿Sería aquél un buen momento para decírselo todo?

- ¿Sólo que qué, Ron? - preguntó la niña. Sin embargo, su amigo no respondió.

"Sólo un poco más. Ahora, no. No es el momento..."

- Que... Bueno... Siempre fuimos buenos amigos, y ahora estás con Hermione y... -

- ¿Y? -

Pausa.

- Vale, vale... Me he sentido solo. Eso - Al decir esto, Ron desvió la mirada y la posó en las llamas que crepitaban en la chimenea. Aunque sabía que Potter era Potter, no estaba seguro de que siguiera siendo Harry en realidad. Ahora era Jamie. Se sentía cada vez más reacio a confiarle secretos y cosas que antes le comentaba sin problema alguno. No dudaba que... bueno, Jamie, se sintiera igual. Por eso, le había costado un mundo admitir sus sentimientos con una persona, ya no tan conocida.

- Vamos, Ron... Sabes que aún así seguiremos siendo los mejores amigos... -

- Sabes que no - fue la cortante respuesta. Durante un rato, ninguno de los dos supo qué decir, hasta que Ron quebró el silencio en la Sala.

- Es tarde, ya es hora de ir a dormir - Se levantó, se acercó a Jamie y le dio un beso en la mejilla, la cual le ardía (quizá debido al calor que venía de la chimenea) - Buenas noches - dijo, y desapareció por una puerta.

La muchacha quedó sola, acompañada por el tablero de ajedrez y el fuego, cada vez más suave.

Habían pasado sólo 2 semanas desde aquella transfiguración tan latosa, pero Jamie no pudo evitar asombrarse por lo rápìdo que se había acostumbrado a su nueva forma de pensar y sentir. Le era muy difícil pensar como Harry, pues cada vez se había ido acercando más y más a su lado femenino. Tanto así, que ya no se escandalizaba cuando pensaba en lo que sentía por personas del sexo opuesto "Al fin y al cabo, soy una mujer, ¿o no?" Lo que sí le molestaba era estar dividida entre dos, pues ahí debía entrar a decidir y eso suponía un buen dolor de cabeza. Pensó en Ronald y sintió que le daban ganas de abrazarlo. Un chico atento, inteligente, divertido y buenmozo como pocos. La imagen de Draco se apareció luego en su mente... Un muchacho misterioso, frío, hermoso y astuto, cuya relación con ella parecía ser de "amor / odio" intenso. Dos caras de la misma moneda...

"¡Pero qué cosas pienso! ¡Malfoy es mi enemigo, y Ron es mi mejor amigo! No puedo sentir eso por ellos..."

"Recuerda que eres mujer"

Algunas veces aparecía Harry, el hombre, dentro de su mente de mujer, y ambos luchaban por imponer su punto de vista, llegando a conclusiones nulas. Finalmente, siempre le tocaba decidir a Jamie, cuya existencia no se remitía realmente a ninguno de los dos lados... Era un asunto demasiado complicado como para tratar de resolverlo a esas horas de la noche. Con un bostezo, guardó el ajedrez mágico y subió al cuarto de las chicas. Cuando la Sala quedó vacía, se apagó la chimenea, y la oscuridad cayó con sus sombras.

****

Al día siguiente, y cuando la hora del desayuno estaba terminando, una figura conocida se acercó a la mesa de Gryffindor, que estaba casi vacía, y se colocó al lado de Jamie, quien alzó la mirada, sorprendida.

- La clase pasada me devolviste algunos de mis apuntes de Pociones, pero creo que aún no me los has entregado todos, Potter. Los necesito ahora -

Jamie miró hacia ambos lados: Ron y Hermione habían salido recién del Gran Salón, y ya no quedaba casi nadie.

- Los tengo listos, Malfoy, pero no los ando trayendo ahora... -

- Bueno, entonces ve a tu sala común, guárdalos en tu bolso y me los traes -

- No puedo, mi clase está por comenzar... - Nunca había sentido tanto nerviosismo mientras conversaba con el rubio Slytherin. Y ésta no era la mejor ocasión para sentirlo.

- Qué fastidio - masculló el muchacho, quien agregó, después de una pausa - Está bien, hagamos una cosa: nos encontraremos cerca de mi Casa, ¿vale?. Tú llevarás mis apuntes, y yo te estaré esperando -

Después de una incómoda pausa, Jamie preguntó:

- ¿Los necesitas urgentemente? -

Draco puso los ojos en blanco y soltó un bufido.

- ¿Es necesario responder una pregunta tan tonta? -

- Mira, no me gusta la idea, pues pueden atraparme. Debe ser en algún lugar más oculto... -

- ¡No me importa si te encuentran y te castigan! Quiero mis libros... ¿o acaso... - y aquí sus ojos se convirtieron en una fina línea, a través de los cuales le dirigió una mirada maliciosa a la niña - ...quieres guardarlos de recuerdo? -

Jamie se puso roja como un tomate.

- No sé cómo pudiste pensar algo tan estúpido como eso. OK, ya lo tengo: nos veremos esta noche, a las 11, en el Salón de Trofeos. Si no estás allá, los tiraré por ahí -

- Seguro...- hizo una leve pausa. Estuvo a punto de decir "Seguro, Potter", pero se sentía muy extraño llamando así a la chica. "Es su apellido, ¿por qué no?" Porque así le decía cuando era un varón. Sonaría... demasiado raro. Olvidando estos pensamientos, agregó de inmediato - Seguro que lo harás. A lo mejor los escondes bajo tu almohada y... -

- Basta. A las 11 en punto en el Salón de Trofeos - cortó la niña y se volteó violentamente, para así evitar que el joven que estaba frente a ella pudiera percibir el tinte rojo brillante que sus mejillas habían conseguido por culpa suya. Afortunadamente, Draco no se dio cuenta, pues estaba sonriendo, con la mente en otra parte.

****

Esa noche, como a las 9, Alexis se quedó mirando el fuego mientras sus compañeros de Casa reían y se preparaban para dormir. Esa tarde había ido a visitar a Draco, y al salir de la enfermería no se sintió para nada bien. Primero veía a su Romeo salvar de las garras de la muerte a otra chica en vez de ella, y después, al insinuarle que quizás estuviera enamorado de ésa y no recibir un "no" como respuesta... Porque Draco, en ningún momento le dijo que no sentía nada por Jamie Potter. "No sé de qué estás hablando" y "déjame tranquilo" fueron sus únicas respuestas. Durante todo el día se sintió desanimada. Tuvo ganas de vengarse de la Gryffindor entrometida, pero no se le ocurrió cómo hechizarla y se sintió peor. Además, vio que Draco le conversaba de algo antes de ir a clases, durante el desayuno. Todavía no olvidaba la sonrisa que se dibujó en su rostro una vez que la otra chica salió. "Apuesto a que le pidió una cita", se dijo, furiosa.

Sentada en un sillón frente a la chimenea, con la cabeza entre las manos y los codos apoyados en las rodillas, notó de pronto que había mucho silencio. Al parecer, los demás habían subido hacía rato y ella, sumida en sus cavilaciones, no se había dado ni cuenta. Volvió a mirar el fuego, pero ahora tenía algo extraño.

Las llamas le devolvían la mirada.

La joven se frotó los ojos con ambas manos, y ahora había una cabeza sin cuerpo. Ahogó un grito, pues luego se dio cuenta de que sólo era una manera de comunicarse, muy habitual entre los magos.

- Buenas noches, Alexis - dijo la cabeza, en voz muy baja. Sus ojos estaban fijos en la niña, cuya expresión de sorpresa había dejado lugar a una de seriedad.

- Buenas noches, papá -

- ¿Cómo te ha ido allá en Hogwarts, hija? -

- Bastante bien, todas las tareas son realmente fáciles... Cosas que usted ya me había enseñado -

- Claro que sí... Supongo que quedaste en Slytherin, ¿no? -

- Así es, igual que usted - contestó ella, sonriendo. La cabeza de su padre la imitó.

- Y... ¿has visto a Harry Potter? -

- Sí... ¿Sabe?, me gustaría contarle algo, pero no sé si le interesará... -

El hombre sonrió aún más.

- Vamos, no me dejes con la duda, pequeña -

Para cuando Alexis terminó su relato, su padre la miraba ahora con una expresión de asombro puro.

- O sea que te has enamorado de un chico de Slytherin, Draco Malfoy, que ha transformado, con tu ayuda, a Harry Potter en una mujer -

La niña asintió.

- Y piensas que Malfoy se ha enamorado de... ¿cómo dijiste que se llamaba ahora? Ah, sí, Jamie... - La cabeza esbozó una sonrisita pícara - Ya me gustaría contarle a Lucius esta linda noticia... - de pronto se borró de sus rasgos todo asomo de alegría y se puso serio, fulminando a la niña con la mirada - Sin embargo, hasta ahora, no veo que hayas hecho nada de lo que te mandé -

Alexis comenzó a temblar.

- Es que no he tenido mucho tiempo, papá... Ya sabe... -

- ¡No, no sé! Esa falta de tiempo no es por culpa de las tareas, ya que acabas de decirme que son "realmente fáciles"... Creo que se debe a esos asuntos amorosos, que no tienen nada de malo... excepto en casos como éste. Quiero que recuerdes muy bien el por qué te envié a Hogwarts, Alexis Darken, si no quieres recibir un castigo -

- Pero padre, aún no termino mi asunto... -

- ¡Mi asunto es más importante que el tuyo! - Fue una suerte que nadie estuviera despierto a esa hora, o si no, la muchacha hubiera tenido problemas al explicar qué estaba haciendo esa cabeza en la chimenea - Espero que esté listo antes de que termine el año; de lo contrario... -

- ¡No se preocupe, así lo haré! Así lo haré, padre... -

- Confío en tí, Alexis - Unos momentos después, la cabeza había desaparecido. Con un suspiro, y mucho más abatida de lo que se encontraba antes, Alexis se levantó y se dirigió a su habitación. En eso, un crujido le hizo voltear la cabeza y esconderse entre las sombras. Los ojos se le abrieron por la sorpresa.

Era Draco Malfoy.

Sin perder un detalle, la niña lo observó salir de la Sala Común. Luego se puso en marcha tras él. "Seguro va a ver a Jamie Potter". Al recordar ese apellido, el peso del mundo volvió a caer sobre sus hombros, y recordó la voz de su padre que le gritaba "mi asunto es más importante que el tuyo"...

- Pero en este momento, no, padre... - murmuró para sí, mientras abandonaba la sala, detrás de Draco.

****






****
Continuará...
****



No digo nada o se arruinarán las sorpresas. Lo único que te puedo pedir es un pequeño favor: si te ha gustado esta historia hasta este momento, dímelo y no seas egoísta con tus opiniones ^^ please. Y si quieres darme alguna sugerencia, preguntarme algo, etc, dilo en un review o mándame un correo a m_vampire@hotmail.com

¡Nos vemos en el próximo capítulo! ^o^