Por: Kigai Chiyuu
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Ok, ya me regañaron por el tamaño del capítulo anterior... Así que decidí que este sería más largo. :P Pero eso significa que solo me queda 1 capítulo ya hecho. Nada más subo el capítulo 5 y ahora si van a esperar vastante tiempo entre capítulos. Esperemos que mi musa regrese de sus vacaciones y me ayude acontinuar escribiendo.
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Celeste observó con curiosidad la pequeña mesa negra de madera que se encontraba en el suelo con su desayuno.
Kenshin al ver que no hacía nada le preguntó. "¿Sucede algo?"
Celeste se quedo pensativa un rato más. Volteo a ver a Kenshin y le respondió. "Lo que sucede es de que mi conocimiento sobre las costumbres japonesas es bastante limitado."
Reflexionó otro poco. "Bueno, creo que sé como agarrar las hashi [palillos para comer], sentarme en seiza y otras pocas cosas. Pero como comportarme, como comer, que hacer... La verdad no tengo ni idea. Y como que no me gusta la idea de ofender a alguien, por mi ignorancia."
Diciendo esto, Celeste le sonrió a Kenshin.
Este meditó un poco, le llamó la atención la sinceridad de Celeste y su preocupación por detalles como esos.
"En ese caso. Ven." Y guiándola con una mano en su espalda, Kenshin la llevó a donde la pequeña mesa se encontraba.
"Primero, siéntate aquí de esta forma."
Celeste observó a Kenshin, y acto seguido, hizo lo mismo que él.
"Luego..."
Y así Kenshin le fue explicando poco a poco que hacer.
Celeste, encantada de la vida, disfrutó lo más que pudo el desayuno, ya que todo tenía un muy buen sabor.
"Himura-san."
"¿Digame?" Contestó Kenshin.
"Me gusto mucho lo que preparaste. ¿Podrías enseñarme a prepararlo?" Celeste le sonrió cálidamente.
Kenshin se sorprendió por la pregunta. No se esperaba eso. "Este... Ehh. Sí." Titubeo.
Poco después de que Celeste terminara su desayuno, Hiko entró y dijo. "Muchachos, no traigo noticias buenas."
Tranquilamente se sentó frente a ellos y continuo. "Lamento decirles, que el incidente de ayer. No pasó desapercibido. Amanohara-san, yo creo que tus padres han de estar preocupados. Creo conveniente que vayamos con ellos, para que sepan que estas bien."
Kenshin instintivamente volteo a ver a Celeste.
Ella había palidecido un poco, un solo pensamiento crusó por su mente. "Mis padres..."
Y al ver esta reacción, Hiko continuo. "Es peligroso que te quedes sola. Ya que este individuo, seguramente te ha de estar buscando, conosco a este tipo de personas."
Tomando un semblante más serio, Hiko continuo. "Hablaremos con tus padres para que te puedas quedar con nosotros. Al menos, estando con nosotros, estarás más protegida."
Hiko suspiró. "Lo malo es de que ya te tienen etiquetada. Y no te van a dejar en paz."
Celeste agachó la cabeza
para intentar ocultar sus sentimientos de remordimiento. No había pensado en sus padres. Era una muy buena idea ir a verlos. Ya que estarían muy preocupados por que no regreso de la clase de Aiki-do a la que iba a asistir.
"Esta bien. Vayamos con mis padres. Han de estar muy preocupados por mí." La voz de Celeste dejaba ver que habia sentimientos de culpa en ella.
Celeste suspiró y se levanto lentamente, tenia los pies algo entumecidos por haber estado sentada.
Se encontraba preocupada. La cálida sonrisa que tenía se había desvanecido. Ahora se encontraba seria y un poco fría. El brillo de sus ojos se había perdido.
"¿Sucede algo?" Preguntó Kenshin.
"¿Eh? No. No es nada." Celeste reaccionó como si hubiera salido de un estado de shock. Inutilmente quiso evitar preocuparlos sonriendo un poco.
Hiko perfectamente se dió cuenta de las intenciones de Celeste, pero no quiso hacer nada al respecto. "Ha de tener sus razones para actuar así. Por ahora no indagaré en ello. Tenemos cosas más importantes que hacer."
Hiko guió a Celeste hacia la entrada de la casa, mientras que Kenshin fue por unas cosas.
"Estúpido pupilo. ¡Apúrate!" Hiko gritó algo impaciente desde la entrada.
Mometos depués, Kenshin apreció con un par de gabardinas negras, una capa negra japonesa llamada happi y la pequeña mochila de Celeste.
Hiko agarró un par de espadas de madera que se encontraban en un katanero que estaba colgado en la pared. Le entregó una a su pupilo y agarró una de las gabardinas que traía Kenshin, se quitó la que traia puesta y la colgó en un perchero, poniendose luego la otra.
"Toma, ponte esto." Kenshin le dio a Celeste la capa negra japonesa y su mochila.
"¡Es cierto!" Mirando su mochila, Celeste cayó en cuenta de algo.
Kenshin y Hiko voltearon a ver a Celeste.
"¿Que sucede?" Preguntó Hiko.
Celeste saco un celular de su mochila.
"Será mejor hablarles desde ahorita, para que ya dejen de preocuparse."
Hiko y Kenshin asintieron.
Celeste algo nerviosa marcó a su casa.
"¿Bueno, Mama?
Sí, estoy bien, no te preocupes. Lamento no haber hablado, de cualquier manera no podía.
Lo que paso es de que un tipo estaba atacando a una señora y sus hijos y los defendí.
No. Aún no se como, pero logré noquear al tipo. Luego me desmayé. Unas personas fueron muy amables en llevarme a su casa y curarme.
¡Claro que me golpeo el tipo! Pero ya estoy bien.
Estoy en la casa de las personas que me ayudaron.
Mira, quieren hablar con ustedes. De hecho, estamos a punto de ir a la casa.
No, no se cuanto nos tardemos. No, no tengo la menor idea de en donde estoy.
Mama... Me desmaye...
Mira, lo bueno es de que me estoy reportando. Estoy bien y ya voy para la casa. ¿Ok?
Bueno, al ratito nos vemos. Bye."
Suspirando termino la llamada y puso nuevamente el celular en la mochila.
"¿Todo bien?" Preguntó Hiko.
Celeste se veía como si le hubieran quitando un peso de encima, ya más tranquila y con un mejor semblante. "Sí, mi madre esta un poco alterada por lo que paso, pero espero que ya se calme."
"En ese caso, será mejor que nos apuremos en llegar a tu casa." Sonrió Hiko.
Celeste se puso la capa y Kenshin le enseño como amarrar los blancos atavíos de la misma.
Cuando estuvieron listos, salieron de la casa, caminaron por el jardín que se encontraba enfrente de la casa y cruzaron un puentesito de madera que se alzaba sobre un riachuelo que se conectaba con el pequeño lago del jardín de atrás.
El lugar parecía un pedazo extraído del Japón antiguo.
Celeste estaba anonadada observando la belleza del lugar con los primeros rayos de la mañana.
La mano de Kenshin en su hombro la traían de regreso a la realidad, ya que Celeste se quedaba de pie mirando.
Subieron a un carro y Celeste los guió hacia su casa.
Hiko manejaba tranquilamente con su clásico aire de engreido, Celeste se encontraba sentada nerviosamente en el asiento delantero y Kenshin estaba atrás, relajado con sus brazos extendidos en el respaldo del asiento trasero.
Reinaba el silencio y Celeste se encontraba un poco incomoda, trataba de relajarse observando el camino ya conocido, pero no daba resultado. La ponía nerviosa el silencio y el hecho de que iba a ver a sus padres. Intentaba pensar en como reaccionarían, que le dirían, o qué le preguntarían. Pero su mente no podía pensar en cosas coherentes. Como iba a explicarles que no regreso a casa después de la clase de Aiki-do, por que en primera, no asistió a la clase, en segunda, que defendió a unos japoneses, quedando exhausta y desmallandose, y que luego otros japoneses se la llevaron a su casa para atenderle las heridas y brindarle protección, ya que se había metido en un gran lio por seguir sus impulsos y querer defender a alguien de un "acto injusto", cuando pudo simplemente haberse dado la media vuelta e irse de ahí.
El carro se detuvo. A Celeste le dio un ataque de pánico.
El tiempo se le había acabado y no tenía ni la más
mínima idea de qué decirles a sus padres.
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Nota a los reviewers:
S*Usagi:
Ok, queja anotada y espero que haya sido enmendada con este capítulo...
Lady Soul:
Muchas gracias. Qué bueno que te guste mi fic. T_T
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