Compañías... o mejor solo???

by Kaede Sakuragi

( Yu-Gi-OH! ... Seto x Joey )

Capitulo 20

Ya habían pasado dos semanas desde que Kaiba había devuelto el collar, no cambio mucho, el futuro. Joey Wheeler trabajaba para el CEO, sus amigos lo sabían, por un descuido del ojiazul. Cosa que Yami aun desconfiaba de sus acciones, aunque ciertos detalles hacían verlo con otros ojos. Por ejemplo, la disputa con su padre, donde terminaba viviendo con Lucio, fue realidad, solo con el detalle que Kaiba se encontraba de casualidad por ese lugar, metiendolo preso, sin dejar la posibilidad de que salga sin fianza. Cosa que el cachorro no tenia el dinero ni las ganas. La fiesta de las empresas, el faraón había sido invitado por Joey, o más bien, se invito solo. Cosa que no lo dejo solo en toda la noche. Por lo cual, el acontecimiento de los hermanos Kazutaka nunca se produjo.

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Lucio podía observar algo extraño en los ojos de aquel amigo, pero también se había percatado del cambio rotundo de Kaiba. Ambos cuando se encontraban parecieran que se leyeran las mentes, pareciera que en él ultimo tiempo, el CEO había cambiado por completo.

Las carcajadas a un costado de donde estaba sentado, lo hicieron girarse, ahí estaba Joey, son sus amigos, Yugi, Tristan, Tea, Mai, Bakura, Marik, Duke y Serenity. Sonrió para sí mismo, y volvió la vista hacia el paisaje marino. Las aves marinas estaban revoloteando cerca del la baranda donde estaba apoyado. Respiraba ese aire mezclado con aromas de algas, estaba tranquilo.

Recorrió la cubierta de aquel yate, encontrando al su amigo ojiazul, perdido en la inmensa imagen de una isla.

- Es hermosa... – le dijo mientras se acercaba

- Aja... Valió la pena comprarla – dijo seriamente

- Dime algo... Seto – Lucio se recargo en la baranda, para mirarlo a los ojos -... A que se debe este cambio repentino...

- No sé de que estas hablando... – le dijo mientras, tomaba una de las copas de vino que le uno de los marineros le había acercado

- Vamos ... – sonrió picaramente - .. No puedes engañarme ... – señalando al resto de los pasajeros, que estaban reunidos en ronda, riéndose, escuchando música - ... No es común que ellos estén aquí ... amigo mío

- ... – Kaiba se giro para mirarlos - ... Mokuba insistió ... – dijo seriamente, Lucio rió, sus ojos demostraron otra cosa - ... Además ... después del contrato que conseguimos ... gracias a Wheeler ... debemos darnos un respiro ... – volvió a darse vuelta para mirar la isla, Lucio hizo lo mismo

- Amigo ... Estas reconociendo que Joey es bueno en su trabajo??? – Kaiba lo miro de reojo, solo sonrió.

- Hermano ...!!! – la voz de Mokuba hizo que ambos se dieran vuelta - ... Cuando lleguemos a la isla ... podremos recorrerla?

- Mañana Mokuba ... – le dijo mientras desparramaba sus cabellos - ... En seguida aparcaremos ... y oscurecerá dentro de uno rato ...

- Ok ... Hermano ... – se dio vuelta con una gran sonrisa.

La isla era realmente hermosa, con palmeras a la orilla de la playa, con arena casi blanca, y con una costa de aguas cristalinas. Se podía apreciar que aun costado por la costa, había un barranco, donde terminaba en una gran laguna azul, rodada por las rocas. El follaje era algo espeso, pero hermoso, como los folletos de turismo. El yate aparco en un puerto privado, donde un camino de piedras, los llevaban hasta una gran casa, construida al pie de una pequeña montaña.

Al entrar todos se sorprendieron, sabían que Kaiba era de lujos, pero esa residencia los sorprendió. Por fuera era de color marfil, con enredaderas verdes trepadas en las paredes, contaba con tres pisos, donde en cada balcón, se podía apreciar plantas con flores cayendo por ellos. Por dentro, el toque rustico era encantador. Una gran chimenea se encontraba en el medio del salón estar, muebles de madera, almohadones blancos, amarillos y verdes claros. Tapices hechos a mano, con dibujos mexicanos, japoneses y españoles. El piso era todo de cerámica marrón, paredes blancas. Con lámparas de aceite, y candelabros de bronce, aparte de tener lámparas rusticas eléctricas.

Cada uno de ellos se quedo maravillado con eso, el resto de la casa tenia ese toque. Las habitaciones, eran individuales, aunque la cama de cada una de ellas podrían caber mas de dos personas. Cada una poseía un baño, un balcón que daba a cada parte del jardín, y otro a la montaña.

Cuando cada uno se acomodo, claro, que Serenity y Tea compartían la habitación, se habían hecho muy amigas. Mai era la única sola. Fueron al comedor, se sorprendieron aun más, la mesa estaba cubierta por distintos manjares tradicionales de la isla, mariscos, fruta, quesos, que otra salsa, algo de carnes frías.

- Wow ... Hermano ... esto esta genial – Tristan fue el primero que dio su comentario

- Alucinante ... – Joey le siguió.

- Todo se ve delicioso ... – La voz de Serenity hizo que todos asintieran - ... Gracias por la comida Kaiba-kun – la chica le hizo una reverencia, la cual el CEO cabeceo agradecido.

- A comer!!! – Mokuba fue él los alentó a todos. Cada uno sé servia en un plato cada una de las delicias.

- Mmmm ... esto esta rico – Tea comentaba cuando tomaba un fruto de mar – Que es???

- Eso se le llama langostino ... – Mokuba le dijo sonriendo – Es un fruto de mar

- Ah ... es una fruta ... – contesto

- No ... es un animal – Joey le respondió con la boca llena

- Y tú eres otro ... – Kaiba comento de reojo

- Kaiba ...!!! ... no empieces con tus sarcasmos ... – el rubio le decía, pero no con desprecio o enojado, mas bien como a un amigo le reprochas. Eso Lucio y Yugi se dieron cuenta, ambos sonrieron, y ambos miraron a los dos mientras se tiraban indirectas. Lucio meneo la cabeza mientras reía, para luego observar al muchacho tricolor.

- Kaiba-kun ... – Serenity pregunto tímidamente - ... La isla es suya?

- Si ... – le dijo mirándola seriamente, aunque ya era costumbre - ... Fue uno de los tantos tratos ...

- La del comercio marítimo??? – Joey interrumpió, mientras tomaba otro marisco

- Si ... Cachorro – le dijo sonriendo de costado, ya que el apodo ante sus amigos lo atraganto

- Kaiba!!! – le reprocho, mientras los demás sonreían por lo bajo

- Esta isla se ocupa de la pesca de marisco ... además de tener un pequeño puerto para los salmones ...

- Vaya ... Kaiba ... entonces esta isla le da una buena ganancia – el comentario de Mai, fue echo mientras se acercaba al CEO. Lucio por un momento pudo ver el destello de los ojos de Joey, estaba atento a lo que decía y hacia la Mujer.

- Digamos que es una buena inversión ... – le dijo mientras la miraba fríamente.

- Hermano ... – Mokuba hablo - ... Entonces mañana podremos ir a ver el otro lado de la isla ... para visitar el puerto???

- Si Mokuba ... no hay problema ... – el CEO le sonrió.

La cena fue terminada entre risas y comentarios, la mayoría estaba cansado por el viaje. Se fueron cada uno a sus respectivas habitaciones. Mokuba compartía la suya con el CEO, pero este no tenia ganas aun de acostarse.

Salió a pasear por el jardín de la casa. No podía negar que ese lugar era realmente hermoso, la luna se escondía entre las palmeras, y la brisa marina daba ese toque de relajamiento. Se descalzo, para caminar en la playa, sentir la arena en sus pies, lo relajaba. Miro las estrellas, y no supo porque pero dio las gracias.

Miro el mar, y empezó a recordar su vida. Su infancia, en un orfanato junto a Mokuba, lo feliz que llegaron hacer en ese lugar, hasta la venida de Gozaburo. Aquel hombre de por sí, les dio la oportunidad de ser algo en la vida, pero pagando un precio muy grande. Desde pequeño abuso de el físicamente y mentalmente, todo sea por su hermano, y su futuro. Conociendo gente como los hermanos Kazutaka, hasta peores, pero algo debía agradecer, Seiichiro era un hombre de palabra, y había arreglado que no seria molestado, a cambio de algo claro esta. Ese hombre nunca dejaba nada al azar, aunque no pudo quejarse del trato. Por otra parte, a veces se maldecía por ser tan frió, seco y malhumorado, pero su hermano era lo único que lo tranquilizaba. Cuando asumió Kaiba Corp, se sintió poderoso, ser uno de los más inteligentes y más ricos de la cuidad Dominio era algo genial. Pero también traía varios enemigos, aliados por conveniencia y algunos que otros ladrones lame botas. Sonrió, si no fuera por Wheeler, en ese momento aun estaría en su oficina, tratando de deshacerse de los de la junta directiva. Debía reconocer que cuando conoció a Yugi y compañía, no les agradaba, tanta felicidad, tanta amistad, que los rodeaba, los envidaba, porque eran tan desinteresados de la vida, tan tranquilos, que los odiaba. El pequeño Yugi siempre queriendo hacerse amigo de él, pero le molestaba su actitud y el corazón de las cartas que tanto profesaba. Pero con el tiempo, aunque no quería reconocerlo, lo empezó a respetar. Sus amigos, en especial el cachorro, era tan estúpido, tan irresponsable. Tanto el honor a la amistad a veces le daba ganas de vomitar, pero algo en común tenían ... sus seres queridos. El tenia a su hermana, la cual fue llevada lejos por su madre, pero gracias al duelo de monstruos de Pegasus, Yugi le otorgo el dinero para la operación. Si hubiera sido Mokuba, él haría lo mismo, solo que el tenia el dinero que quería.

- Que me has hecho ... – suspiro pesadamente, mientras se sentaba en la arena.

- Ahora hablas solo ... Kaiba – una voz no muy lejos, hizo voltear a ver.

- Wheeler ... – dijo despacio – Que haces aquí???

- No tenia sueño ... – dijo rascándose la cabeza, para luego sentarse cerca del CEO - ... Es realmente relajante este lugar ... – murmuro

- Aja ... – el silencio se hizo por un rato

- Dime ... Kaiba ... como pudiste invitarnos a todos nosotros a tu isla???

- Ya te pareces a Lucio – le dijo con media sonrisa, la cual Joey se le quedo mirando

- Sabes ... deberías hacerlo mas seguido – volvió a murmurar, cosa que el ojiazul se volteo a mirarlo desorientado – Sonreír ... deberías hacerlo mas seguido ...

- Mmmmm ... – se giro seriamente – Mokuba tuvo la idea ...

- Vamos ... Kaiba ... Chibi me dijo que la idea fue tuya ... – Kaiba no lo miro, pero mentalmente debía hablar con Mokuba – No te enojes ... es que ... me pareció raro cuando apareció y nos invito a este viaje ...

- Se lo debía ... además – lo miro a los ojos - ... Míralo como agradecimiento por tu contrato con la empresa inglesa ... Además ... gracias a eso ... estamos ahora aquí.

- Jeje ... es que Soy el Mejor ... – le hizo el gesto de victoria con sus dedos

- Buen perro ... – le dijo despacio, lo suficiente para que el otro lo escuchara

- Oye ... no soy mascota ... – le dijo reprochándolo – Ni tu cachorro ... aun no puedo creer que me dijeras así frente a todos ...

- Acaso te dio vergüenza ... Cachorro – Joey lo miro enojado, casi se podía ver un puchero en su rostro

- No soy mascota ...!!! – le dijo mientras lo amenazaba con el puño para golpearlo - ... Sigues siendo el odioso de siempre ... – Kaiba sonri

- A sí ... Pues te diré ... Cachorro ... tu sigues siendo el escandaloso perro que conocí – le dijo en un tono burlón.

- Kaiba ... – le dijo mientras intento lanzarle un golpe, pero su mano fue atrapada por el ojiazul. Para sorpresa de este, con un movimiento, que no supo como, quedo debajo de aquel cuerpo – Kaiba???? – pregunto sorprendido y asustado.

- Dime ... – le dijo en un tono suave, sensual. La piel del rubio se erizo, el CEO estaba sobre él, usando un tono de voz que desconocía, y cayendo en cuenta, sus rostros estaban a pocos centímetros - ... cachorro ...

- Yo ... – las palabras se perdieron en él ultimo suspiro, sintió como el ojiazul, se acercaba a sus labios.

- JOEY!!! – la voz de una de las niñas, los hizo separarse bruscamente, mirándose agitadamente, sonrojados – JOEY!!! – se volvió a repetir pero más cerca

- Aquí ... Tea ... – el rubio se levanto, sacudió sus ropas, y se alejo para encontrarse con su amiga. Kaiba por otro lado, se quedo aun sentado en la arena, se maldijo por haber invitado a las mujeres.

- Demonios ... – dijo entre dientes, al levantarse y dirigirse a la casa – Mañana será otro día ... cachorro ... – se dijo a sí mismo, al dirigirse a su habitación. Pero no se percato que un par de ojos los había observado. Ellos sonrieron cada uno en su escondite. Sin saber de la presencia del otro.