Los personajes utilizados aquí no son de mi propiedad, asi que antes de meterme a la cárcel piensen eso, además, Yo no gano nada por medio de esto, simplemente criticas.
Gracias. Ahora si. ¡Lean, por favor!
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Capitulo 6: Un nuevo día.
Bien. Otro día más había llegado. Abrió los ojos, deseando que los hechos ocurridos esos últimos días no fueran verdaderos. Sintió el dolor en su mano herida, haciendo ver que todo era tan real como tú o como yo.
Se levantó de la cama con desgano, y se paró frente al espejo de su habitación. ¡Cielos! Tenía un aspecto bastante deplorable. Algo debía hacer para arreglarlo. Primero que todo, tomó una ducha. Fue bastante reconfortante, pasó cerca de una hora en la bañera de su habitación, pensando y reflexionando. El vapor del agua caliente había ayudado a borrar la irritación de sus ojos. La noche anterior había llorado mucho, pero ahora eso no importaba. Era un nuevo día, y una nueva oportunidad para rectificar errores.
No le ayudaba en nada quedarse todo el día metido en la tina, así que con resignación salió de ahí. Buscó entre su guardarropa el atuendo del día. No se preocupó demasiado en la selección, pues según Ikki, él se veía excelente con todo (o con nada, digo yo xD). Solo le llevó unos minutos vestirse, pero tardó un poco en estilizarse el cabello, no demasiado, solo lo suficiente para lograr lucir bien y natural.
Finalmente volvió al punto de partida: el espejo. Rió al ver el atuendo que se había puesto. Una camisa azul oscuro (casi negra), ligeramente abierta por el frente, arremangada y un pantalón rojo. Era como una versión moderna de él en sus primeros años como santo de bronce. Tal vez su subconsciente le había jugado una broma, y a él le había caído en gracia, por lo que decidió no cambiarse.
Bajó a la sala. Era bastante temprano, así que esperaría a que los demás despertaran para desayunar. Llegó como si nada y se sentó en uno de los sillones. Recargó la cabeza hacia atrás, y sonrió al sentir la comodidad del mueble. De pronto se sintió observado.
"Buenos días, Fénix." Saludó Saga, avanzando hacia Ikki desde la entrada.
"Buenos días, Saga." Devolvió el saludo con toda tranquilidad. No volvería a darle la satisfacción de hacerle enfadar. "¿Qué tal te trata la vida?"
"Mejor que nunca." Dijo, arrastrando las palabras. "¿Y a ti?"
"No me quejo."
Saga tomó asiento a un lado del Fénix.
"Lamento lo de Shakka." Dijo, fingiendo consternación. "Pero creo que realmente te lo merecías."
"¿Por qué lo dices?" preguntó, con falso asombro.
"Shakka me comentó que te encontró con…" no podía decirlo siquiera. Si lo hacía, no iba a lograr contenerse y le caería a golpeas a Ikki "Con alguien más." Completó, visiblemente molesto. El Fénix notó esto, y una idea le llegó a la mente.
"¡Ah, sí!" Dijo, como apenas dándose cuenta de las cosas. "¡Con Mu!" ahora comprobaría si sus viejas sospechas eran verdaderas.
"Exacto." Dijo, entre dientes. Debía controlarse.
"Sí, en verdad fue lamentable… Ni te imaginas lo que tuve que 'hacer' para calmar a Mu." dijo, con complicidad. Vio como una vena comenzaba a marcarse en la frente de Saga. "Por cierto, ese hombre besa… MUY bien."
"¿En serio?" los comentarios del Fénix no le estaban ayudando.
"Y no solo tiene unos labios deliciosos ¿Sabes?" era divertido sacar de sus casillas a Saga. Probablemente por eso Hyoga siempre le hacía lo mismo a él. "La noche de la cena que organizó Saori, entre en la habitación de Mu…"
"¿Ah, sí?" apretó los puños. El hombre frente a él casi le estaba rogando que lo matara.
"Se asustó un poco al notar mi presencia, pero aún así, yo le hice una propuesta muy interesante… Sí, al principio luchó un poco, pero… No logró resistirse. Y déjame decirte que no me decepcionó." Concluyó con una sonrisa torcida. Saga casi rompía uno de los brazos del sillón de tan fuerte que lo presionaba. "Ese hombre puede hacer maravillas con su cuerpo…"
"¡Suficiente!" gritó Saga, furioso, al punto de casi lanzar fuego por los ojos.
Inmediatamente tuvo al caballero dorado sobre él, tratando de matarlo a golpes. Pero él no era cualquier tonto; no se dejaría golpear por nadie, y mucho menos por Saga. Forcejearon por unos minutos, hasta que Saga lo detuvo, sosteniéndolo por el cuello de la camisa.
"¿Por qué demonios dices toda esa sarta de estupideces? ¡Más falsas no podrían ser tus palabras!"
"¿Y a ti que te importa si es mentira o verdad?" inquirió Ikki. "Preocúpate por tus propios asuntos. ¿O es qué te interesa más Mu que Shakka?"
"Dices tonterías." Saga lo soltó. "Estas molesto porque no lograste quedarte con Shakka." Volvió a su altiva postura. "Porque al parecer una vez más te has quedado solo."
"¿Tu crees?" dijo, acercándose a una persona que justo en ese momento pasaba frente a la puerta de la sala. "Buenos días, Mu." Lo saludó con un abrazo, aspirando el aroma del cuello del caballero de Aries, a manera que Saga lo notara. Mu no pudo más que sonrojarse, y esto Saga también lo vio. "¿Dormiste bien, cariño?" tomó la mano de Mu entre las suyas, las llevó hasta sus labios para darle un ligero beso.
Saga golpeó algo, y salió de la sala completamente furioso. En cuanto Ikki lo escuchó alejarse, se separó de Mu.
"¡Perdón!" Dijo con rapidez, totalmente apenado. "¡Perdón! ¡De verdad lo siento, Mu!"
"¿Qué fue todo eso?" preguntó, confuso. Había llegado a la sala al sentir un conflicto entre el cosmo de Ikki con el de Saga, y lo ocurrido no le explicaba nada.
"¡Te juro que yo no quería llamarte 'cariño', en serio!" Continuó Ikki, sin dejar hablar a Aries. "Discúlpame, Mu, no vayas a confundir lo que hice. En verdad que lo lamento, yo…"
"¡Bien! te perdono." lo interrumpió, fastidiado. "Pero explícame que rayos pasó."
Ikki le planteó la situación al santo de Aries. Desde el momento en que Shakka los vio el día anterior hasta el momento en que había encontrado a Saga en la habitación del caballero de Virgo.
"Perdón por haberte arruinado las cosas con Shakka." Dijo Mu, apenado, y triste por la noticia de la relación entre Saga y su amigo Shakka.
"No te preocupes. Creo que con lo que le dije a Saga estamos a mano."
"¿De que hablas?" preguntó, desconfiado. "¿Qué le dijiste?"
"Bueno… le dije…" no pudo evitar sonrojarse levemente. "Le dije que la otra noche, pues… que entre tu y yo… en tu habitación… habían pasado… 'cosas'…"
"¡¿Qué?!" gritó Mu, horrorizado. De entre todas las personas a las que les podía haber dicho eso ¿por qué tenái que escoger exactamente a Saga? "¡¿Por qué?!"
"¡Te juro que no era mi intención decir cosas de ti, en serio! ¡Además… le dije que lo hacías muy bien!" juntó sus manos a manera de suplica, rogando a los Dioses que Mu no le lanzara un Starlight Extinction por su estúpido comentario. "¡Estaba tratando de comprobar algo!"
"¿Comprobar algo?"
"¡Sí! Cada vez que te mencionaba, o más bien, que mencionaba que supuestamente tu y yo estamos juntos era como si Saga quisiera saltarme encima para sacarme los ojos, de hecho, ya lo venía notando desde hace algunos días. Y por eso le dije todas esas mentiras, para comprobar si estaba interesado en ti. ¡Y, al parecer, estaba en lo cierto!"
"No… no creo…" dijo Mu, con tristeza. "Saga siempre ha sido muy distante conmigo…"
"¿Pero entonces como explicas su actitud?"
"No lo sé. Pero hace ya mucho tiempo Saga me dejó bastante claro que no quiere nada conmigo." Dijo, recordando el incidente de aquel día de entrenamiento.
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Odiaba al Fénix. Era un estúpido y maldito mentiroso. Se negaba a creer sus palabras. Mu jamás accedería a todo lo que Ikki le había dicho. De pronto, las palabras de Ikki cobraron un significado totalmente distinto. 'Entre en la habitación de Mu' 'Se asustó un poco al notar mi presencia' 'Al principio luchó un poco' 'No pudo resistirse' ¿¿Asustarse?? ¿¿Luchar?? ¿¿Resistirse?? ¡¿Pues qué demonios le había hecho a Mu?! Una escena aterrorizante (y que me abstengo de describirles, pongan a trabajar su imaginación) se formó en su cabeza.
Justo cuando ya estaba pensando en regresar a matar al Fénix, recordó su conversación con Shakka. Según el rubio, escuchó decir a Ikki que había pasado la noche en la sala, pues lo había encontrado a él en su habitación.
Y, por otra parte, Mu no era cualquier persona indefensa, sino un caballero dorado de Atena, el gran Mu de Aries. Si alguien tan insignificante como Ikki tratase de hacerle algún daño él podría desaparecerlo de este mundo en cinco segundos. El Fénix mentía, definitivo.
"Oye, Saga." Dijo Shura, poniendo una mano sobre el hombro de su amigo. Llevaba un crucigrama y una pluma. "Ayúdame con esta. ¿Una palabra de siete letras, que también signifique 'Gemelos'?"
Segundos después, Shura se encontraba tirado completamente inconsciente en uno de los pasillos de la mansión.
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Shakka despertó en su cómoda y reconfortante cama. Se levantó hacia la ventana, y se recargó en ella. Ya había amanecido, y el sol rociaba todos los alrededores con sus cálidos rayos. Las rosas cultivadas ahí tenían aún algunas gotas en sus delicados pétalos, resultado del rocío de la mañana. El jardín se observaba de una manera perfecta desde ahí.
"Maldito jardín." Murmuró Shakka, molesto. Había recordado el día de su llegada a la mansión. El encuentro con Ikki. Y cada uno de los hechos que habían ocurrido después. "Cielos, tan bien que había comenzado el día…"
No quería pensar en sus sentimientos. No le gustaba pensar en sus sentimientos. ¿Por qué? Porque eran demasiado confusos. Ya no sabía a quien quería, ni a quien consideraba su amigo o su enemigo. Demasiadas cosas en tan poco tiempo, y a una velocidad arrolladora. Por ahora lo mejor era no hacer ni pensar nada.
Salió de su habitación movido por el hambre que tenía. La noche anterior se había ido a dormir sin haber comido prácticamente nada en todo el día, y ahora tenía un deseo devorador de comida. Se encaminó a la cocina, y en el trayecto se detuvo, al sentir que había pisado algo. Miró hacia abajo, buscando el objeto o cosa que había pisado: la mano de un inconsciente Shura. Se inclinó hacia él, curioso.
"¿Qué le habrá pasado?" se preguntó, tomando una revista que aún sostenía. "Un crucigrama. ¡Vaya, esta casi terminado!" de hecho, solo hacían falta dos respuestas. "Sinónimo de Gemelos. Siete letras." Levantó la pluma que estaba tirada junto a Shura. "G-é-m-i-n-i-s." Deletreó la palabra mientras la escribía alegremente. "Veamos, ¿que más?… Ave Inmortal que según la mitología renace de sus cenizas cada 500 años." Dio un suspiro, y escribió en las casillas. "Fénix…"
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"Pero es en serio, Mu." Declaró Ikki. "Si no fuera porque Saga está interesado en ti ¿por qué otra razón se me lanzaría encima, 'defendiendo tu honor'?"
"No lo sé… Y, en caso de que esto fuera cierto, aunque aún no lo creo…" dijo, con su siempre tranquila voz. "¿Por qué está pretendiendo a Shakka entonces?"
"Seguramente para molestarme. ¡Y mira que ha hecho muy bien su trabajo ese idiota!" respondió Ikki, exaltado. "Pero bueno…" se calmó un poco. "Si lo miras de cierto modo, podría ser razonable su manera de actuar. Por medio de las conjeturas que Shakka hizo por cuenta propia, Saga se enteró que, supuestamente, tu y yo teníamos una relación."
"Y tu no ayudaste mucho a desmentir eso." regañó Mu. "Bueno, eso ya no tiene importancia, prosigue."
"Bien. No conozco íntimamente a Saga, pero a mi parecer, es una persona muy temperamental." Mu asintió. "Y al enterarse de que yo le estaba robando territorio, y estoy bastante seguro de que así ocurrieron las cosas, decidió devolver el golpe de cualquier manera posible."
"Pero aún no encuentro bien la manera en que Shakka entró a todo esto." Comentó el caballero de Aries. "¿Cómo se enteró Saga de tus sentimientos hacia Shakka?"
"Eso, lo ignoro en verdad." Dijo Ikki, apesarado. "Pero esta es la explicación más lógica que puedo encontrar a todo este embrollo."
"Si lo que dices es verdad…" dijo Mu, como hablando para sí mismo. "Saga está jugando con los sentimientos de Shakka de una manera vil y deshonesta. ¡No podemos permitirlo!"
"¿Y qué sugerencias me das al respecto?"
"Habla con Shakka." Dijo, apresurado. "Dile la verdad. Tus sentimientos. Todo."
"Ya te dije que lo intenté." Se dejó caer en el respaldo del sillón. "Shakka no quiere ni siquiera que me le acerque. Y te aseguro que lo mismo va para ti, Mu."
"Me siento culpable…" dijo, suspirando. "Todo el problema inició gracias a mis impertinencias."
"Quizás." Dijo Ikki, como si lo meditara. "Pero no vale la pena detenerlos a pensar en los motivos de los problemas, sino en las soluciones que debemos encontrar para estos."
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Saga entró a su habitación, completamente enfadado. No quería ver a nadie, ni hablar con nadie. Estaba de mal humor y pobre del que se le pusiera en frente. Y justo la persona que sabía sacarlo de manera tan experta de sus cabales se le presentó: Kanon.
"¿Algún problema, hermanito?" preguntó, con sorna.
"Ninguno que te interese." Gruñó Saga.
"Oh, pero claro que me interesan tus problemas." Dijo, fingiendo preocupación.
"Kanon, déjame en paz." Pidió, alcanzando el punto limite de su paciencia. Pero claro que este no lo haría.
"¿Y qué piensas hacer después con Shakka?" cuestionó Kanon a su hermano mayor. Él bien estaba enterado de los sentimientos de Saga hacia el guardián del primer Templo del Santuario; esas cosas no se pueden esconder a los hermanos. "¿Decirle que se confundieron tus sentimientos hacia él?"
"Creo que eso a ti realmente no debe importarte." Regañó Saga. Ni él mismo sabía que iba a pasar con su 'relación' con el rubio de ojos azul cielo. No lo amaba, y al regresar al Santuario estaría obligado a decírselo. Lo que más le preocupaba era el hecho de que tendría que darle una razón, una excusa para separase, y no se le ocurría ninguna. Una vez más culpó al Fénix. Él lo había arrollado hasta esa situación tan preocupante. Si Ikki no se hubiera acercado a Mu nada de aquello estaría ocurriendo, ni llevaría la mente sobrecargada de problemas. Demonios… ¿a quién lograba engañar con esas estupideces? A si mismo no, por seguro. Sabía muy bien que gran parte de la culpa por todo aquello era suya. Si desde un principio hubiese sido sincero con Mu las cosas serían bastante distintas. En el peor de los casos lo habría rechazado, pero así al menos tendría la seguridad de que Mu estaba con Ikki porque realmente le quisiese, y que él al menos lo había intentado. Y esa odiosa incertidumbre del '¿qué habría pasado?' lo dejaría en paz. ¡Era tan insoportable pensar aquello! Y no podía dejar de hacerlo por más que lo desease. Él solo se había metido en esa red de mentiras, y ahora debía encontrar la manera para desenredarla por cuenta propia también.
"Muy bien. Como lo prefieras." Dijo Kanon, sonriendo cínicamente. La verdad, a él le daba lo mismo lo que hiciera o dejara de hacer su hermano mayor. Además, él tenía cosas más importantes en que pensar, como por ejemplo, encontrar la manera de hacer caer al indoblegable Aiolia en la misma trampa que había utilizado para Dohko. Ja, realmente el alcohol puede ser un gran aliado en ciertas ocasiones. "Realmente poco me importa si te gusta Mu, Shakka o Ikki."
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NOTAS:
Bueno, capitulo seis terminado… Yo sé que no ocurren muchas cosas, pero bueno… Así quedó. Se agradecen los reviews que me han llegado ¡son hermosos!
Espero que el capitulo haya sido de su agrado ^-^.
Un beso y un abrazo.
¡Bikes!
Gracias. Ahora si. ¡Lean, por favor!
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Capitulo 6: Un nuevo día.
Bien. Otro día más había llegado. Abrió los ojos, deseando que los hechos ocurridos esos últimos días no fueran verdaderos. Sintió el dolor en su mano herida, haciendo ver que todo era tan real como tú o como yo.
Se levantó de la cama con desgano, y se paró frente al espejo de su habitación. ¡Cielos! Tenía un aspecto bastante deplorable. Algo debía hacer para arreglarlo. Primero que todo, tomó una ducha. Fue bastante reconfortante, pasó cerca de una hora en la bañera de su habitación, pensando y reflexionando. El vapor del agua caliente había ayudado a borrar la irritación de sus ojos. La noche anterior había llorado mucho, pero ahora eso no importaba. Era un nuevo día, y una nueva oportunidad para rectificar errores.
No le ayudaba en nada quedarse todo el día metido en la tina, así que con resignación salió de ahí. Buscó entre su guardarropa el atuendo del día. No se preocupó demasiado en la selección, pues según Ikki, él se veía excelente con todo (o con nada, digo yo xD). Solo le llevó unos minutos vestirse, pero tardó un poco en estilizarse el cabello, no demasiado, solo lo suficiente para lograr lucir bien y natural.
Finalmente volvió al punto de partida: el espejo. Rió al ver el atuendo que se había puesto. Una camisa azul oscuro (casi negra), ligeramente abierta por el frente, arremangada y un pantalón rojo. Era como una versión moderna de él en sus primeros años como santo de bronce. Tal vez su subconsciente le había jugado una broma, y a él le había caído en gracia, por lo que decidió no cambiarse.
Bajó a la sala. Era bastante temprano, así que esperaría a que los demás despertaran para desayunar. Llegó como si nada y se sentó en uno de los sillones. Recargó la cabeza hacia atrás, y sonrió al sentir la comodidad del mueble. De pronto se sintió observado.
"Buenos días, Fénix." Saludó Saga, avanzando hacia Ikki desde la entrada.
"Buenos días, Saga." Devolvió el saludo con toda tranquilidad. No volvería a darle la satisfacción de hacerle enfadar. "¿Qué tal te trata la vida?"
"Mejor que nunca." Dijo, arrastrando las palabras. "¿Y a ti?"
"No me quejo."
Saga tomó asiento a un lado del Fénix.
"Lamento lo de Shakka." Dijo, fingiendo consternación. "Pero creo que realmente te lo merecías."
"¿Por qué lo dices?" preguntó, con falso asombro.
"Shakka me comentó que te encontró con…" no podía decirlo siquiera. Si lo hacía, no iba a lograr contenerse y le caería a golpeas a Ikki "Con alguien más." Completó, visiblemente molesto. El Fénix notó esto, y una idea le llegó a la mente.
"¡Ah, sí!" Dijo, como apenas dándose cuenta de las cosas. "¡Con Mu!" ahora comprobaría si sus viejas sospechas eran verdaderas.
"Exacto." Dijo, entre dientes. Debía controlarse.
"Sí, en verdad fue lamentable… Ni te imaginas lo que tuve que 'hacer' para calmar a Mu." dijo, con complicidad. Vio como una vena comenzaba a marcarse en la frente de Saga. "Por cierto, ese hombre besa… MUY bien."
"¿En serio?" los comentarios del Fénix no le estaban ayudando.
"Y no solo tiene unos labios deliciosos ¿Sabes?" era divertido sacar de sus casillas a Saga. Probablemente por eso Hyoga siempre le hacía lo mismo a él. "La noche de la cena que organizó Saori, entre en la habitación de Mu…"
"¿Ah, sí?" apretó los puños. El hombre frente a él casi le estaba rogando que lo matara.
"Se asustó un poco al notar mi presencia, pero aún así, yo le hice una propuesta muy interesante… Sí, al principio luchó un poco, pero… No logró resistirse. Y déjame decirte que no me decepcionó." Concluyó con una sonrisa torcida. Saga casi rompía uno de los brazos del sillón de tan fuerte que lo presionaba. "Ese hombre puede hacer maravillas con su cuerpo…"
"¡Suficiente!" gritó Saga, furioso, al punto de casi lanzar fuego por los ojos.
Inmediatamente tuvo al caballero dorado sobre él, tratando de matarlo a golpes. Pero él no era cualquier tonto; no se dejaría golpear por nadie, y mucho menos por Saga. Forcejearon por unos minutos, hasta que Saga lo detuvo, sosteniéndolo por el cuello de la camisa.
"¿Por qué demonios dices toda esa sarta de estupideces? ¡Más falsas no podrían ser tus palabras!"
"¿Y a ti que te importa si es mentira o verdad?" inquirió Ikki. "Preocúpate por tus propios asuntos. ¿O es qué te interesa más Mu que Shakka?"
"Dices tonterías." Saga lo soltó. "Estas molesto porque no lograste quedarte con Shakka." Volvió a su altiva postura. "Porque al parecer una vez más te has quedado solo."
"¿Tu crees?" dijo, acercándose a una persona que justo en ese momento pasaba frente a la puerta de la sala. "Buenos días, Mu." Lo saludó con un abrazo, aspirando el aroma del cuello del caballero de Aries, a manera que Saga lo notara. Mu no pudo más que sonrojarse, y esto Saga también lo vio. "¿Dormiste bien, cariño?" tomó la mano de Mu entre las suyas, las llevó hasta sus labios para darle un ligero beso.
Saga golpeó algo, y salió de la sala completamente furioso. En cuanto Ikki lo escuchó alejarse, se separó de Mu.
"¡Perdón!" Dijo con rapidez, totalmente apenado. "¡Perdón! ¡De verdad lo siento, Mu!"
"¿Qué fue todo eso?" preguntó, confuso. Había llegado a la sala al sentir un conflicto entre el cosmo de Ikki con el de Saga, y lo ocurrido no le explicaba nada.
"¡Te juro que yo no quería llamarte 'cariño', en serio!" Continuó Ikki, sin dejar hablar a Aries. "Discúlpame, Mu, no vayas a confundir lo que hice. En verdad que lo lamento, yo…"
"¡Bien! te perdono." lo interrumpió, fastidiado. "Pero explícame que rayos pasó."
Ikki le planteó la situación al santo de Aries. Desde el momento en que Shakka los vio el día anterior hasta el momento en que había encontrado a Saga en la habitación del caballero de Virgo.
"Perdón por haberte arruinado las cosas con Shakka." Dijo Mu, apenado, y triste por la noticia de la relación entre Saga y su amigo Shakka.
"No te preocupes. Creo que con lo que le dije a Saga estamos a mano."
"¿De que hablas?" preguntó, desconfiado. "¿Qué le dijiste?"
"Bueno… le dije…" no pudo evitar sonrojarse levemente. "Le dije que la otra noche, pues… que entre tu y yo… en tu habitación… habían pasado… 'cosas'…"
"¡¿Qué?!" gritó Mu, horrorizado. De entre todas las personas a las que les podía haber dicho eso ¿por qué tenái que escoger exactamente a Saga? "¡¿Por qué?!"
"¡Te juro que no era mi intención decir cosas de ti, en serio! ¡Además… le dije que lo hacías muy bien!" juntó sus manos a manera de suplica, rogando a los Dioses que Mu no le lanzara un Starlight Extinction por su estúpido comentario. "¡Estaba tratando de comprobar algo!"
"¿Comprobar algo?"
"¡Sí! Cada vez que te mencionaba, o más bien, que mencionaba que supuestamente tu y yo estamos juntos era como si Saga quisiera saltarme encima para sacarme los ojos, de hecho, ya lo venía notando desde hace algunos días. Y por eso le dije todas esas mentiras, para comprobar si estaba interesado en ti. ¡Y, al parecer, estaba en lo cierto!"
"No… no creo…" dijo Mu, con tristeza. "Saga siempre ha sido muy distante conmigo…"
"¿Pero entonces como explicas su actitud?"
"No lo sé. Pero hace ya mucho tiempo Saga me dejó bastante claro que no quiere nada conmigo." Dijo, recordando el incidente de aquel día de entrenamiento.
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Odiaba al Fénix. Era un estúpido y maldito mentiroso. Se negaba a creer sus palabras. Mu jamás accedería a todo lo que Ikki le había dicho. De pronto, las palabras de Ikki cobraron un significado totalmente distinto. 'Entre en la habitación de Mu' 'Se asustó un poco al notar mi presencia' 'Al principio luchó un poco' 'No pudo resistirse' ¿¿Asustarse?? ¿¿Luchar?? ¿¿Resistirse?? ¡¿Pues qué demonios le había hecho a Mu?! Una escena aterrorizante (y que me abstengo de describirles, pongan a trabajar su imaginación) se formó en su cabeza.
Justo cuando ya estaba pensando en regresar a matar al Fénix, recordó su conversación con Shakka. Según el rubio, escuchó decir a Ikki que había pasado la noche en la sala, pues lo había encontrado a él en su habitación.
Y, por otra parte, Mu no era cualquier persona indefensa, sino un caballero dorado de Atena, el gran Mu de Aries. Si alguien tan insignificante como Ikki tratase de hacerle algún daño él podría desaparecerlo de este mundo en cinco segundos. El Fénix mentía, definitivo.
"Oye, Saga." Dijo Shura, poniendo una mano sobre el hombro de su amigo. Llevaba un crucigrama y una pluma. "Ayúdame con esta. ¿Una palabra de siete letras, que también signifique 'Gemelos'?"
Segundos después, Shura se encontraba tirado completamente inconsciente en uno de los pasillos de la mansión.
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Shakka despertó en su cómoda y reconfortante cama. Se levantó hacia la ventana, y se recargó en ella. Ya había amanecido, y el sol rociaba todos los alrededores con sus cálidos rayos. Las rosas cultivadas ahí tenían aún algunas gotas en sus delicados pétalos, resultado del rocío de la mañana. El jardín se observaba de una manera perfecta desde ahí.
"Maldito jardín." Murmuró Shakka, molesto. Había recordado el día de su llegada a la mansión. El encuentro con Ikki. Y cada uno de los hechos que habían ocurrido después. "Cielos, tan bien que había comenzado el día…"
No quería pensar en sus sentimientos. No le gustaba pensar en sus sentimientos. ¿Por qué? Porque eran demasiado confusos. Ya no sabía a quien quería, ni a quien consideraba su amigo o su enemigo. Demasiadas cosas en tan poco tiempo, y a una velocidad arrolladora. Por ahora lo mejor era no hacer ni pensar nada.
Salió de su habitación movido por el hambre que tenía. La noche anterior se había ido a dormir sin haber comido prácticamente nada en todo el día, y ahora tenía un deseo devorador de comida. Se encaminó a la cocina, y en el trayecto se detuvo, al sentir que había pisado algo. Miró hacia abajo, buscando el objeto o cosa que había pisado: la mano de un inconsciente Shura. Se inclinó hacia él, curioso.
"¿Qué le habrá pasado?" se preguntó, tomando una revista que aún sostenía. "Un crucigrama. ¡Vaya, esta casi terminado!" de hecho, solo hacían falta dos respuestas. "Sinónimo de Gemelos. Siete letras." Levantó la pluma que estaba tirada junto a Shura. "G-é-m-i-n-i-s." Deletreó la palabra mientras la escribía alegremente. "Veamos, ¿que más?… Ave Inmortal que según la mitología renace de sus cenizas cada 500 años." Dio un suspiro, y escribió en las casillas. "Fénix…"
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"Pero es en serio, Mu." Declaró Ikki. "Si no fuera porque Saga está interesado en ti ¿por qué otra razón se me lanzaría encima, 'defendiendo tu honor'?"
"No lo sé… Y, en caso de que esto fuera cierto, aunque aún no lo creo…" dijo, con su siempre tranquila voz. "¿Por qué está pretendiendo a Shakka entonces?"
"Seguramente para molestarme. ¡Y mira que ha hecho muy bien su trabajo ese idiota!" respondió Ikki, exaltado. "Pero bueno…" se calmó un poco. "Si lo miras de cierto modo, podría ser razonable su manera de actuar. Por medio de las conjeturas que Shakka hizo por cuenta propia, Saga se enteró que, supuestamente, tu y yo teníamos una relación."
"Y tu no ayudaste mucho a desmentir eso." regañó Mu. "Bueno, eso ya no tiene importancia, prosigue."
"Bien. No conozco íntimamente a Saga, pero a mi parecer, es una persona muy temperamental." Mu asintió. "Y al enterarse de que yo le estaba robando territorio, y estoy bastante seguro de que así ocurrieron las cosas, decidió devolver el golpe de cualquier manera posible."
"Pero aún no encuentro bien la manera en que Shakka entró a todo esto." Comentó el caballero de Aries. "¿Cómo se enteró Saga de tus sentimientos hacia Shakka?"
"Eso, lo ignoro en verdad." Dijo Ikki, apesarado. "Pero esta es la explicación más lógica que puedo encontrar a todo este embrollo."
"Si lo que dices es verdad…" dijo Mu, como hablando para sí mismo. "Saga está jugando con los sentimientos de Shakka de una manera vil y deshonesta. ¡No podemos permitirlo!"
"¿Y qué sugerencias me das al respecto?"
"Habla con Shakka." Dijo, apresurado. "Dile la verdad. Tus sentimientos. Todo."
"Ya te dije que lo intenté." Se dejó caer en el respaldo del sillón. "Shakka no quiere ni siquiera que me le acerque. Y te aseguro que lo mismo va para ti, Mu."
"Me siento culpable…" dijo, suspirando. "Todo el problema inició gracias a mis impertinencias."
"Quizás." Dijo Ikki, como si lo meditara. "Pero no vale la pena detenerlos a pensar en los motivos de los problemas, sino en las soluciones que debemos encontrar para estos."
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Saga entró a su habitación, completamente enfadado. No quería ver a nadie, ni hablar con nadie. Estaba de mal humor y pobre del que se le pusiera en frente. Y justo la persona que sabía sacarlo de manera tan experta de sus cabales se le presentó: Kanon.
"¿Algún problema, hermanito?" preguntó, con sorna.
"Ninguno que te interese." Gruñó Saga.
"Oh, pero claro que me interesan tus problemas." Dijo, fingiendo preocupación.
"Kanon, déjame en paz." Pidió, alcanzando el punto limite de su paciencia. Pero claro que este no lo haría.
"¿Y qué piensas hacer después con Shakka?" cuestionó Kanon a su hermano mayor. Él bien estaba enterado de los sentimientos de Saga hacia el guardián del primer Templo del Santuario; esas cosas no se pueden esconder a los hermanos. "¿Decirle que se confundieron tus sentimientos hacia él?"
"Creo que eso a ti realmente no debe importarte." Regañó Saga. Ni él mismo sabía que iba a pasar con su 'relación' con el rubio de ojos azul cielo. No lo amaba, y al regresar al Santuario estaría obligado a decírselo. Lo que más le preocupaba era el hecho de que tendría que darle una razón, una excusa para separase, y no se le ocurría ninguna. Una vez más culpó al Fénix. Él lo había arrollado hasta esa situación tan preocupante. Si Ikki no se hubiera acercado a Mu nada de aquello estaría ocurriendo, ni llevaría la mente sobrecargada de problemas. Demonios… ¿a quién lograba engañar con esas estupideces? A si mismo no, por seguro. Sabía muy bien que gran parte de la culpa por todo aquello era suya. Si desde un principio hubiese sido sincero con Mu las cosas serían bastante distintas. En el peor de los casos lo habría rechazado, pero así al menos tendría la seguridad de que Mu estaba con Ikki porque realmente le quisiese, y que él al menos lo había intentado. Y esa odiosa incertidumbre del '¿qué habría pasado?' lo dejaría en paz. ¡Era tan insoportable pensar aquello! Y no podía dejar de hacerlo por más que lo desease. Él solo se había metido en esa red de mentiras, y ahora debía encontrar la manera para desenredarla por cuenta propia también.
"Muy bien. Como lo prefieras." Dijo Kanon, sonriendo cínicamente. La verdad, a él le daba lo mismo lo que hiciera o dejara de hacer su hermano mayor. Además, él tenía cosas más importantes en que pensar, como por ejemplo, encontrar la manera de hacer caer al indoblegable Aiolia en la misma trampa que había utilizado para Dohko. Ja, realmente el alcohol puede ser un gran aliado en ciertas ocasiones. "Realmente poco me importa si te gusta Mu, Shakka o Ikki."
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NOTAS:
Bueno, capitulo seis terminado… Yo sé que no ocurren muchas cosas, pero bueno… Así quedó. Se agradecen los reviews que me han llegado ¡son hermosos!
Espero que el capitulo haya sido de su agrado ^-^.
Un beso y un abrazo.
¡Bikes!