Capitulo 9: Odio.
"¡¿Tu que haces aquí?!" exclamó Milo, totalmente atónito. ¡Se suponía que Kanon no sabía nada de la salida de aquella tarde al Spa! ¡¿Cómo demonios podía estar ahí?!
"¡Lo mismo les pregunto! Yo simplemente vine a relajarme un rato a este lugar, ya que Seiya me lo recomendó." Mintió Kanon.
Era un experto para eso, al punto de incluso hacer dudar a los más perceptivos. "Jamás hubiese esperado encontrarlos aqu"
Kanon y algunos de los caballeros comenzaron a dispersarse por el lugar. Y Camus se dio a la tarea de tranquilizar a Milo, pues parecía estar a punto de ir tras del hermano menor de Saga a pedirle más respuestas.
"Las coincidencias pasan, Milo…" dijo Camus, tratando de justificar la presencia de Kanon.
"¡No lo defiendas!" se quejó el santo de Escorpión, cruzándose de brazos. "¡Seguramente vino para arruinarme el día, Camus!"
"La verdad no creo que tu seas la razón por la que vino…" dijo el caballero de Acuario, recordando la cara de preocupación que se dibujó en Aiolia al ver a Kanon allá. "Pero en caso de que así fuese… ¿Piensas darle el gusto de que te fastidie el día? Porque eso es lo que estás haciendo."
"No…" murmuró Milo, desviando la mirada. Odiaba que Camus siempre tuviera la razón.
"Entonces quita esa cara." Puso una mano sobre la mejilla de Milo, girándole el rostro hacia el suyo. "A mi no me encantan estos lugares, y muy bien lo sabes, pero vine porque tu me lo pediste, ya que si tu te diviertes yo también lo hago."
"Camus…" sintió los suaves labios del santo de Acuario tomar los suyos con delicadeza. Le encantaba aquella manera tan dulce en que Camus lo besaba. Despacio… con ternura…
"Así que vamos a divertirnos ¿entendido?" Milo asintió, sonriendo. "Anda, debemos cambiarnos. Ah, por cierto, Aiolia quiere sus sandalias de regreso."
"¡Que se olvide de ellas!" se burló el Escorpión. "Mira que lucen mucho mejor en mis pies."
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"Shhh." lo silenció, pasando sus labios por el cuello del santo de Géminis, conforme le desabrochaba la camisa. "No digas nada."
"¿Qué estas haciendo?" preguntó Saga, demasiado turbado por las acciones del rubio como para hacer algo más. No recibió respuesta, y para entonces ya su camisa estaba en el suelo.
La forma en que se encontraba Saga le pareció incitante al santo de Virgo, y de nuevo aquel templado sentimiento le abrazó. ¿Era amor? No lo parecía… ¿podría convertirse en amor? No le importaba. Una vez más dejaría su racionalidad a un lado, cediéndole el control al deseo. Anhelaba sentirse necesitado por alguien, correspondido…
Saga se sorprendió por la manera en que Shakka le miraba. Le estaba suplicando que se lo llevara a la cama. ¿Qué debía hacer? Él no correspondía los sentimientos de su amigo, por lo que no sería justo continuar con aquello. Y ¿por qué tan repentino cambio en Shakka? ¿No sería que…?
"¿Acaso me escuchaste discutir con Ikki?" alejó de su pecho al rubio con suavidad, pero antes de poder continuar hablando, los brazos del santo de Virgo le tomaron por los hombros, azotándole violentamente contra la pared. "Shakka, por favor…"
"Te dije que no dijeras nada."
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"Uhh... esto se siente bien…" Gimió Afrodita, totalmente extasiado. "Un poco más abajo… Ahh…"
"Veo que lo estás disfrutando." Dijo la divertida voz de Death Mask a un lado suyo. "Te dije que era una buena idea tomar estos masajes."
Los dos hombres se encontraban recostados boca abajo en las mesas de masaje, con nada más que una simple toalla. Sobre sus fuertes espaldas se encontraban paradas dos masajistas, proporcionándoles una de las más avanzadas técnicas de relajación, pero los dos caballeros no parecían estar afectados por el peso de las chicas.
"Lastima que los otros no quisieron acompañarnos." Dijo Afrodita, incitando a otra de las masajistas a subir a su espalda.
"Ya los conoces, probablemente se encuentren encerrados en sus habitaciones, aburriéndose." respondió Death Mask.
A unos cuantos metros de ahí se encontraba Kanon, observando al caballero de Leo, relajándose dentro de un jacuzzi. Ese hombre se le había resistido más que ningún otro, y solo por eso lo deseaba más… aunque ¿en verdad era por eso? ¿lo deseaba tanto por el reto que implicaba… o había algo más? ¡Que tonterías estaba pensando! En vez de estar ahí parado como tonto imaginando absurdos debía tomar partido en el juego.
Comenzó a avanzar hacia Aiolia con suma cautela. Pero antes de que pudiese llegar a su compañero, Leo dejó el hidromasaje. Bueno, no era gran problema. Todo lo que necesitaba hacer era seguirle.
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Ya no pudo resistirse más a la actitud de Shakka. La manera en que lo besaba, en que lo tocaba… estaba llena de pasión, de lujuria… pero nada más. Ahí fue cuando lo descubrió. El santo de Virgo no lo amaba. Si ninguno de los dos sentía nada por el otro, no había problema alguno en que sucediera algo entre ellos ¿cierto? ¿Por qué no darle a Shakka lo que tanto deseaba?
Con base en esa idea, el caballero de Géminis se abalanzó sobre el rubio de ojos azules, despojándolo con violencia de toda la ropa que encontraba a su paso. No tendría más recatos ahora que sabía la manera de pensar de Shakka. ¿Deseaba desquitarse del Fénix? Bien, él no tenía inconveniente en ayudarle. De hecho, esa era la idea desde el principio.
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Vio entrar a Aiolia al área de los vestidores. Era extraño… ¿acaso ya se iba? Porque si no era por eso… ¿por qué querría cambiarse? Jaja, la verdad, no le importaba mucho. Quizás podría encontrarlo solo ahí… ¡Hey, esa no era una mala idea! Sino que en verdad era una muy buena… y la llevaría acabo.
Al entrar, se encontró con varios cubículos. ¿Cómo saber cuál era el correcto? Se inclinó un poco, para ver los pies de las personas que se encontraban dentro. Y… ¡Excelente! ¡Las sandalias de Aiolia! Dado que no podía abrir la puerta desde donde se encontraba, llamó levemente. En cuanto el apuesto santo de Leo abriera la puerta, estaría en sus manos.
Dentro del vestidor, Milo escuchó que alguien tocaba en su puerta. Seguramente Camus… una gran idea pasó por su mente… después de todo ¿no había sido Camus quien prácticamente le ordenó divertirse? Despojándose de la poca ropa que llevaba puesta, abrió la puerta, escondiéndose detrás.
Kanon vio la puerta abrirse, y entró al instante. Los brazos de alguien lo recibieron por la espalda. Al parecer, Aiolia finalmente se había rendido. Creyéndose victorioso, se dio la vuelta, sonriendo sensualmente.
Milo se detuvo en seco. Pasó por varios estados en cuestión de segundos: sorpresa, vergüenza, ira.
"¡¿Qué demonios haces aquí?!" gritó ruidosamente el Escorpión, cubriéndose con lo primero que encontró. "¡¿Qué pretendías?!"
Camus y Aiolia, quienes se encontraban entre los últimos cubículos, salieron de prisa al escuchar el grito. Los dos caballeros tuvieron que detener a Milo, pues parecía a punto de utilizar su Scarlet Needle en Kanon.
"¿Qué es lo que pasó esta vez?" preguntó Camus, irritado.
"Pasa que este idiota me engañó para que lo dejara entrar al vestidor." Dijo Milo, apuntando al hombre frente a él, acusadoramente. Inmediatamente, la mirada de Camus se fue sobre el hermano menor de Saga.
"¡No!" se defendió Kanon. "¡Fue… fue un error! ¡Una confusión!"
"¡Por eso no quería que vinieras!" interrumpió Milo. "¡Estaba seguro de que tu presencia no podía causar más que problemas!
¡Siempre ha sido así! No eres más que un pervertido. Sabía que no podías pasar un día sin tratar de agregar un nombre más a tu larga lista negra." Camus vio el asunto demasiado mal, y decidió sacar al Escorpión de ahí, antes de que dijera o hiciese algo grave. "Y yo sé por qué no te agrado. Me envidias porque yo tengo a alguien que me quiere a mi lado. Y eso es algo que tu nunca podrás conseguir ¿sabes por qué? ¡Por que eres una basura de persona!"
Finalmente Camus y Milo salieron del lugar, dejando a Aiolia y Kanon ahí. Este último aún reflexionaba las palabras del Escorpión. Todo aquello que le dijo era horrible, pero era verdad. Durante los últimos años había pasado por más camas de las que podía recordar buscando una sola cosa: encontrar a alguien que le amara… despertar por la mañana al lado de esa persona… no solo y abandonado como siempre solía ocurrir. ¿Milo tenía razón? ¿Nadie lo amaba por qué él no valía la pena para eso? No necesitaba más pruebas, los hechos hasta entonces lo decían todo…
"Una basura de persona…" murmuró el hombre, bajando la cabeza y cerrando las manos en puños.
"Kanon… ¿estás bien?" Aiolia se acercó, poniendo su mano sobre el hombro de su compañero, pero este se zafó bruscamente.
"Déjame en paz." Comenzó a avanzar hacia la salida. "No necesito tu lástima."
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Las caricias de Saga le parecieron a Shakka más ardientes de lo que jamás hubiera imaginado, pero en verdad quien estaba ardiendo por dentro era él, la furia y el deseo de venganza le estaban consumiendo el alma. Con sus labios recorrió el pecho del caballero de Géminis, comenzando a bajar lentamente. Pudo oír una palabra salir de la boca de Saga… estaba repitiendo un nombre… pero no era el suyo… sin dejar de tocarle, trató de escuchar con atención… estaba llamando a…
"¡¿Mu?!" repitió Shakka, molesto. "¡¿Estas pensando en Mu?!"
Saga quedó perplejo ante Shakka. ¿Cómo diablos era que él mismo se había delatado de tal manera?
El caballero de Virgo se incorporó de inmediato; Cientos de pequeños detalles cobraron sentido dentro de su cabeza en cuestión de segundos. Como Saga siempre se quedaba sin habla frente al santo de Aries… aquellas miradas de soslayo… incluso, aquel tono de voz tan tierno que Géminis le había dedicado días antes era el mismo que utilizaba cuando se dirigía a Mu. La ira se apoderó de todo su ser. Deseaba matar a Saga más que nada en el mundo. Era un maldito que había estado jugando con sus sentimientos.
"¡Para ti también soy solo un juguete!" dijo, asestando un puñetazo al rostro de Saga. "¿Verdad?" otro golpe más se estrelló contra Géminis. "¡¿Verdad?!" no estuvo seguro de cómo, pero sus manos terminaron aprisionando el cuello de su compañero con todas sus fuerzas.
La puerta de la habitación se abrió con violencia, dando paso al caballero de Aries. La preocupación era visible en sus delicadas facciones.
"¿Qué es lo que…?" se quedó mudo al ver la escena: los dos hombres a medio vestir, y Shakka apretando el cuello de Saga.
El rubio finalmente soltó al caballero de Géminis, tomó su camisa, y sin decir una sola palabra, salió corriendo de la habitación. Al instante, Mu fue hacia Saga, para ver como se encontraba.
Odiaba a Saga. Odiaba a Ikki. Odiaba a todo el que se le pusiera enfrente. No podía estar más en aquella estúpida mansión, donde al parecer todos lo consideraban un atractivo pasatiempo nocturno. Bajó las escaleras aprisa, y salió del lugar azotando la puerta.
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"¡Nos vamos!" exclamó Milo, atrayendo la atención de todos los demás caballeros. Dicho esto, se encaminó a la camioneta en que llegaron al Spa.
Por la actitud del Escorpión, y el rostro de preocupación de Camus, lo mejor era no discutir e irse de inmediato. En cuestión de pocos minutos se encontraron ya todos en la camioneta, listos para irse.
"¿No vamos a esperar a Kanon y Aiolia?" se aventuró Death Mask a preguntar.
La mirada de Milo lo fulminó, y Death Mask casi podía ver venir algún tipo de ataque, más no fue así. El Escorpión se limitó a girar la vista al frente, y arrancar el auto.
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Ikki, quien estaba en la cocina, pudo escuchar el sonido de una puerta cerrándose con violencia. ¿Quién sería? Pensó que probablemente fuese Saga.
"Sí, seguramente fue él." Se dijo a sí mismo, feliz por haber molestado tanto a Géminis, al punto de hacerlo salir de la casa.
Nunca hubiera imaginado que era su amado Shakka quien estaba saliendo.
El caballero de Virgo se puso la camisa sin siquiera abrochar los botones, y comenzó a correr por la calle. No sabía a donde se dirigía, y realmente no le importaba ni deseaba saberlo. Dio vuelta en una esquina, cerca de la Mansión.
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Nadie se atrevía a pronunciar palabra en la camioneta conducida por Milo. Era bien conocido el temperamento de este, al igual que sus violentas reacciones. Empero, Afrodita, movido por la curiosidad, decidió preguntar.
"Discul…" la camioneta dio una vuelta brusca, casi haciéndole caer sobre Aldebaran. "Disculpa, Milo…" los demás caballeros lo miraron, a la expectativa de lo que iba a ocurrir. "¿Por qué nos fuimos sin esperar a Kanon y Aiolia? ¿Ocurrió algo malo?"
Milo miró a Afrodita, y a este le pareció que estaba al borde de un ataque de nervios.
"¡¿Quieres saber que pasó?!" dijo, subiendo demasiado la voz. "¡Pues el muy pervertido trató de…!"
"¡Milo!" gritó Camus, señalando hacia el frente.
Al volverse al frente se encontró con la figura de Shakka a unos escasos metros, y por más que trató de esquivarlo, era demasiado tarde. La camioneta golpeó el delicado cuerpo de Shakka con toda su fuerza.
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Fin.
Claro que no xD
Bueno, bueno, primero que todo... sorry por tardar TANTO tiempo en subir el capitulo 9 U
Pero es que estoy al 100x1 con tanta cosa, pero bueno, eso no viene al caso... el punto es que me llegó un mail de Varda recordandome que ya no fuera holgazana y me pusiera a trabajar xD
Y mira que si me sirvió el recordatorio!
Ok... el capitulo no es lo que yo esperaba, pero hice lo mejor que pude, y trataré de hacer tiempo para el capitulo 10 -
Por favor, si pueden dejar reviews, se los agradezco mucho!!!
Creo que eso es todo...
Hasta pronto, y gracias por esperar!
"¡¿Tu que haces aquí?!" exclamó Milo, totalmente atónito. ¡Se suponía que Kanon no sabía nada de la salida de aquella tarde al Spa! ¡¿Cómo demonios podía estar ahí?!
"¡Lo mismo les pregunto! Yo simplemente vine a relajarme un rato a este lugar, ya que Seiya me lo recomendó." Mintió Kanon.
Era un experto para eso, al punto de incluso hacer dudar a los más perceptivos. "Jamás hubiese esperado encontrarlos aqu"
Kanon y algunos de los caballeros comenzaron a dispersarse por el lugar. Y Camus se dio a la tarea de tranquilizar a Milo, pues parecía estar a punto de ir tras del hermano menor de Saga a pedirle más respuestas.
"Las coincidencias pasan, Milo…" dijo Camus, tratando de justificar la presencia de Kanon.
"¡No lo defiendas!" se quejó el santo de Escorpión, cruzándose de brazos. "¡Seguramente vino para arruinarme el día, Camus!"
"La verdad no creo que tu seas la razón por la que vino…" dijo el caballero de Acuario, recordando la cara de preocupación que se dibujó en Aiolia al ver a Kanon allá. "Pero en caso de que así fuese… ¿Piensas darle el gusto de que te fastidie el día? Porque eso es lo que estás haciendo."
"No…" murmuró Milo, desviando la mirada. Odiaba que Camus siempre tuviera la razón.
"Entonces quita esa cara." Puso una mano sobre la mejilla de Milo, girándole el rostro hacia el suyo. "A mi no me encantan estos lugares, y muy bien lo sabes, pero vine porque tu me lo pediste, ya que si tu te diviertes yo también lo hago."
"Camus…" sintió los suaves labios del santo de Acuario tomar los suyos con delicadeza. Le encantaba aquella manera tan dulce en que Camus lo besaba. Despacio… con ternura…
"Así que vamos a divertirnos ¿entendido?" Milo asintió, sonriendo. "Anda, debemos cambiarnos. Ah, por cierto, Aiolia quiere sus sandalias de regreso."
"¡Que se olvide de ellas!" se burló el Escorpión. "Mira que lucen mucho mejor en mis pies."
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"Shhh." lo silenció, pasando sus labios por el cuello del santo de Géminis, conforme le desabrochaba la camisa. "No digas nada."
"¿Qué estas haciendo?" preguntó Saga, demasiado turbado por las acciones del rubio como para hacer algo más. No recibió respuesta, y para entonces ya su camisa estaba en el suelo.
La forma en que se encontraba Saga le pareció incitante al santo de Virgo, y de nuevo aquel templado sentimiento le abrazó. ¿Era amor? No lo parecía… ¿podría convertirse en amor? No le importaba. Una vez más dejaría su racionalidad a un lado, cediéndole el control al deseo. Anhelaba sentirse necesitado por alguien, correspondido…
Saga se sorprendió por la manera en que Shakka le miraba. Le estaba suplicando que se lo llevara a la cama. ¿Qué debía hacer? Él no correspondía los sentimientos de su amigo, por lo que no sería justo continuar con aquello. Y ¿por qué tan repentino cambio en Shakka? ¿No sería que…?
"¿Acaso me escuchaste discutir con Ikki?" alejó de su pecho al rubio con suavidad, pero antes de poder continuar hablando, los brazos del santo de Virgo le tomaron por los hombros, azotándole violentamente contra la pared. "Shakka, por favor…"
"Te dije que no dijeras nada."
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"Uhh... esto se siente bien…" Gimió Afrodita, totalmente extasiado. "Un poco más abajo… Ahh…"
"Veo que lo estás disfrutando." Dijo la divertida voz de Death Mask a un lado suyo. "Te dije que era una buena idea tomar estos masajes."
Los dos hombres se encontraban recostados boca abajo en las mesas de masaje, con nada más que una simple toalla. Sobre sus fuertes espaldas se encontraban paradas dos masajistas, proporcionándoles una de las más avanzadas técnicas de relajación, pero los dos caballeros no parecían estar afectados por el peso de las chicas.
"Lastima que los otros no quisieron acompañarnos." Dijo Afrodita, incitando a otra de las masajistas a subir a su espalda.
"Ya los conoces, probablemente se encuentren encerrados en sus habitaciones, aburriéndose." respondió Death Mask.
A unos cuantos metros de ahí se encontraba Kanon, observando al caballero de Leo, relajándose dentro de un jacuzzi. Ese hombre se le había resistido más que ningún otro, y solo por eso lo deseaba más… aunque ¿en verdad era por eso? ¿lo deseaba tanto por el reto que implicaba… o había algo más? ¡Que tonterías estaba pensando! En vez de estar ahí parado como tonto imaginando absurdos debía tomar partido en el juego.
Comenzó a avanzar hacia Aiolia con suma cautela. Pero antes de que pudiese llegar a su compañero, Leo dejó el hidromasaje. Bueno, no era gran problema. Todo lo que necesitaba hacer era seguirle.
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Con base en esa idea, el caballero de Géminis se abalanzó sobre el rubio de ojos azules, despojándolo con violencia de toda la ropa que encontraba a su paso. No tendría más recatos ahora que sabía la manera de pensar de Shakka. ¿Deseaba desquitarse del Fénix? Bien, él no tenía inconveniente en ayudarle. De hecho, esa era la idea desde el principio.
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Vio entrar a Aiolia al área de los vestidores. Era extraño… ¿acaso ya se iba? Porque si no era por eso… ¿por qué querría cambiarse? Jaja, la verdad, no le importaba mucho. Quizás podría encontrarlo solo ahí… ¡Hey, esa no era una mala idea! Sino que en verdad era una muy buena… y la llevaría acabo.
Al entrar, se encontró con varios cubículos. ¿Cómo saber cuál era el correcto? Se inclinó un poco, para ver los pies de las personas que se encontraban dentro. Y… ¡Excelente! ¡Las sandalias de Aiolia! Dado que no podía abrir la puerta desde donde se encontraba, llamó levemente. En cuanto el apuesto santo de Leo abriera la puerta, estaría en sus manos.
Dentro del vestidor, Milo escuchó que alguien tocaba en su puerta. Seguramente Camus… una gran idea pasó por su mente… después de todo ¿no había sido Camus quien prácticamente le ordenó divertirse? Despojándose de la poca ropa que llevaba puesta, abrió la puerta, escondiéndose detrás.
Kanon vio la puerta abrirse, y entró al instante. Los brazos de alguien lo recibieron por la espalda. Al parecer, Aiolia finalmente se había rendido. Creyéndose victorioso, se dio la vuelta, sonriendo sensualmente.
Milo se detuvo en seco. Pasó por varios estados en cuestión de segundos: sorpresa, vergüenza, ira.
"¡¿Qué demonios haces aquí?!" gritó ruidosamente el Escorpión, cubriéndose con lo primero que encontró. "¡¿Qué pretendías?!"
Camus y Aiolia, quienes se encontraban entre los últimos cubículos, salieron de prisa al escuchar el grito. Los dos caballeros tuvieron que detener a Milo, pues parecía a punto de utilizar su Scarlet Needle en Kanon.
"¿Qué es lo que pasó esta vez?" preguntó Camus, irritado.
"Pasa que este idiota me engañó para que lo dejara entrar al vestidor." Dijo Milo, apuntando al hombre frente a él, acusadoramente. Inmediatamente, la mirada de Camus se fue sobre el hermano menor de Saga.
"¡No!" se defendió Kanon. "¡Fue… fue un error! ¡Una confusión!"
"¡Por eso no quería que vinieras!" interrumpió Milo. "¡Estaba seguro de que tu presencia no podía causar más que problemas!
¡Siempre ha sido así! No eres más que un pervertido. Sabía que no podías pasar un día sin tratar de agregar un nombre más a tu larga lista negra." Camus vio el asunto demasiado mal, y decidió sacar al Escorpión de ahí, antes de que dijera o hiciese algo grave. "Y yo sé por qué no te agrado. Me envidias porque yo tengo a alguien que me quiere a mi lado. Y eso es algo que tu nunca podrás conseguir ¿sabes por qué? ¡Por que eres una basura de persona!"
Finalmente Camus y Milo salieron del lugar, dejando a Aiolia y Kanon ahí. Este último aún reflexionaba las palabras del Escorpión. Todo aquello que le dijo era horrible, pero era verdad. Durante los últimos años había pasado por más camas de las que podía recordar buscando una sola cosa: encontrar a alguien que le amara… despertar por la mañana al lado de esa persona… no solo y abandonado como siempre solía ocurrir. ¿Milo tenía razón? ¿Nadie lo amaba por qué él no valía la pena para eso? No necesitaba más pruebas, los hechos hasta entonces lo decían todo…
"Una basura de persona…" murmuró el hombre, bajando la cabeza y cerrando las manos en puños.
"Kanon… ¿estás bien?" Aiolia se acercó, poniendo su mano sobre el hombro de su compañero, pero este se zafó bruscamente.
"Déjame en paz." Comenzó a avanzar hacia la salida. "No necesito tu lástima."
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Las caricias de Saga le parecieron a Shakka más ardientes de lo que jamás hubiera imaginado, pero en verdad quien estaba ardiendo por dentro era él, la furia y el deseo de venganza le estaban consumiendo el alma. Con sus labios recorrió el pecho del caballero de Géminis, comenzando a bajar lentamente. Pudo oír una palabra salir de la boca de Saga… estaba repitiendo un nombre… pero no era el suyo… sin dejar de tocarle, trató de escuchar con atención… estaba llamando a…
"¡¿Mu?!" repitió Shakka, molesto. "¡¿Estas pensando en Mu?!"
Saga quedó perplejo ante Shakka. ¿Cómo diablos era que él mismo se había delatado de tal manera?
El caballero de Virgo se incorporó de inmediato; Cientos de pequeños detalles cobraron sentido dentro de su cabeza en cuestión de segundos. Como Saga siempre se quedaba sin habla frente al santo de Aries… aquellas miradas de soslayo… incluso, aquel tono de voz tan tierno que Géminis le había dedicado días antes era el mismo que utilizaba cuando se dirigía a Mu. La ira se apoderó de todo su ser. Deseaba matar a Saga más que nada en el mundo. Era un maldito que había estado jugando con sus sentimientos.
"¡Para ti también soy solo un juguete!" dijo, asestando un puñetazo al rostro de Saga. "¿Verdad?" otro golpe más se estrelló contra Géminis. "¡¿Verdad?!" no estuvo seguro de cómo, pero sus manos terminaron aprisionando el cuello de su compañero con todas sus fuerzas.
La puerta de la habitación se abrió con violencia, dando paso al caballero de Aries. La preocupación era visible en sus delicadas facciones.
"¿Qué es lo que…?" se quedó mudo al ver la escena: los dos hombres a medio vestir, y Shakka apretando el cuello de Saga.
El rubio finalmente soltó al caballero de Géminis, tomó su camisa, y sin decir una sola palabra, salió corriendo de la habitación. Al instante, Mu fue hacia Saga, para ver como se encontraba.
Odiaba a Saga. Odiaba a Ikki. Odiaba a todo el que se le pusiera enfrente. No podía estar más en aquella estúpida mansión, donde al parecer todos lo consideraban un atractivo pasatiempo nocturno. Bajó las escaleras aprisa, y salió del lugar azotando la puerta.
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"¡Nos vamos!" exclamó Milo, atrayendo la atención de todos los demás caballeros. Dicho esto, se encaminó a la camioneta en que llegaron al Spa.
Por la actitud del Escorpión, y el rostro de preocupación de Camus, lo mejor era no discutir e irse de inmediato. En cuestión de pocos minutos se encontraron ya todos en la camioneta, listos para irse.
"¿No vamos a esperar a Kanon y Aiolia?" se aventuró Death Mask a preguntar.
La mirada de Milo lo fulminó, y Death Mask casi podía ver venir algún tipo de ataque, más no fue así. El Escorpión se limitó a girar la vista al frente, y arrancar el auto.
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Ikki, quien estaba en la cocina, pudo escuchar el sonido de una puerta cerrándose con violencia. ¿Quién sería? Pensó que probablemente fuese Saga.
"Sí, seguramente fue él." Se dijo a sí mismo, feliz por haber molestado tanto a Géminis, al punto de hacerlo salir de la casa.
Nunca hubiera imaginado que era su amado Shakka quien estaba saliendo.
El caballero de Virgo se puso la camisa sin siquiera abrochar los botones, y comenzó a correr por la calle. No sabía a donde se dirigía, y realmente no le importaba ni deseaba saberlo. Dio vuelta en una esquina, cerca de la Mansión.
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Nadie se atrevía a pronunciar palabra en la camioneta conducida por Milo. Era bien conocido el temperamento de este, al igual que sus violentas reacciones. Empero, Afrodita, movido por la curiosidad, decidió preguntar.
"Discul…" la camioneta dio una vuelta brusca, casi haciéndole caer sobre Aldebaran. "Disculpa, Milo…" los demás caballeros lo miraron, a la expectativa de lo que iba a ocurrir. "¿Por qué nos fuimos sin esperar a Kanon y Aiolia? ¿Ocurrió algo malo?"
Milo miró a Afrodita, y a este le pareció que estaba al borde de un ataque de nervios.
"¡¿Quieres saber que pasó?!" dijo, subiendo demasiado la voz. "¡Pues el muy pervertido trató de…!"
"¡Milo!" gritó Camus, señalando hacia el frente.
Al volverse al frente se encontró con la figura de Shakka a unos escasos metros, y por más que trató de esquivarlo, era demasiado tarde. La camioneta golpeó el delicado cuerpo de Shakka con toda su fuerza.
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Claro que no xD
Bueno, bueno, primero que todo... sorry por tardar TANTO tiempo en subir el capitulo 9 U
Pero es que estoy al 100x1 con tanta cosa, pero bueno, eso no viene al caso... el punto es que me llegó un mail de Varda recordandome que ya no fuera holgazana y me pusiera a trabajar xD
Y mira que si me sirvió el recordatorio!
Ok... el capitulo no es lo que yo esperaba, pero hice lo mejor que pude, y trataré de hacer tiempo para el capitulo 10 -
Por favor, si pueden dejar reviews, se los agradezco mucho!!!
Creo que eso es todo...
Hasta pronto, y gracias por esperar!
