Los personajes utilizados aquí no son de mi propiedad, asi que antes de meterme a la cárcel piensen eso, además, Yo no gano nada por medio de esto, simplemente criticas.
Gracias. Ahora si. ¡Lean, por favor!
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Capitulo 10: El hospital.
Camus bajó de la camioneta, corriendo hacia el cuerpo inconsciente de Shakka. Milo aún continuaba dentro, aferrado al volante, y con la vista fija en la escena frente a él. Los demás caballeros se acercaron para ofrecer su ayuda.
"No debemos moverlo." Dijo Camus, deteniendo a Shura, quien había tratado de tocar a Shakka. "Lo mejor será llamar a una ambulancia."
De inmediato, Afrodita sacó su celular, y llamó a Emergencias. Entre Aldebaran y Camus lograron separar a Milo del volante de la camioneta.
"Yo… yo no lo vi." Dijo el Escorpión. "¡Saben que yo nunca le haría daño a Shakka intencionalmente!"
"Lo sabemos, Milo." Dijo Camus, abrazándolo. "Debes tranquilizarte. Una ambulancia viene en camino, nada malo le ocurrirá a Shakka."
El sonido de la sirena de una ambulancia aproximándose atrajo la atención de todos los vecinos, así que los curiosos no se hicieron esperar.
Shakka fue atendido por los paramédicos, quienes no parecían tener un muy buen semblante sobre la situación. Actuaron con rapidez, y en cuestión de instantes, el cuerpo del caballero de Virgo se encontraba dentro de la ambulancia.
"¿Cómo se encuentra Shakka?" preguntó Dohko a uno de los paramédicos.
"Yo no podría hacer un diagnóstico correcto…" dijo el hombre, subiendo a la ambulancia. "Cuando sea ingresado al hospital alguien podrá darle información concreta."
En cuanto el vehículo se marchó, los caballeros lo siguieron, pero esta vez el conductor era Aldebarán.
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"¿Qué ocurrió?" preguntó Mu, acercándose a Saga, pero este no le respondió. Se encontraba aún demasiado aturdido por la inesperada reacción del caballero de Virgo.
Demasiadas cosas comenzaron a recorrer su mente, y entre todas esas se preguntaba cómo diablos podía haber sido tan idiota como para nombrar a Mu en aquel momento. Posiblemente ofendió gravemente a Shakka, pero jamás hubiera imaginado que el rubio tratara de matarlo, porque justamente eso trataba de hacer, y quizás lo hubiese logrado de no ser porque Mu intervenía. ¡Maldita sea! ¿Qué explicación le iba a dar a Mu sobre el incidente? A él no podía mentirle, y bien sabía que el simple hecho de intentarlo sería inútil.
"Saga ¿estás bien?" el caballero de Aries podía ver a Saga toser secamente, tratando de recuperar el oxigeno. Se acercó a su compañero, no muy seguro de cómo ayudar.
Pero decirle la verdad sería demasiado… crudo. Debía encontrar la manera de hacerle entender que su intención nunca fue la de jugar con Shakka… aunque sin embargo, lo hizo…
"¿Te sientes bien?" comenzaba a preocuparse. ¿Por qué no le respondía? "¿Necesitas algo?"
El caballero de Géminis se limitó a observar el rostro del hombre frente a él. ¿Qué hacer? No deseaba arriesgarse a perder la poca confianza que había obtenido con Mu, no lo soportaría… ¡Dioses! ¿Por qué tenía que pasarle todo aquello justamente a él? ¿Qué había hecho para merecer esa clase de castigo?
"¿Saga…?" se sentó a un lado de él, bastante nervioso por la extraña manera en que le miraba. Aunque le tranquilizaba un poco el hecho de que la agitada respiración de su amigo finalmente se hubo regularizado. Acercó su mano al rostro de Saga, moviéndola lentamente frente a sus ojos, tratando de comprobar si este le veía.
Con una de sus manos, Saga aprisionó la de Mu, halándola hacia él, acercando así el cuerpo del caballero de Aries. Si Mu iba a rechazarlo por su antigua actitud, primero iba a cumplir uno de sus más profundos deseos: probar aquellos cremosos labios. Utilizando la mano que tenía libre, abrazó la cintura del otro caballero; no pensaba dejarlo ir. Sin darle tiempo a Mu para tener cualquier tipo de reacción, Saga se posesionó de sus labios. No sintió ningún tipo de resistencia, pero tampoco algún signo de aceptación.
¡Cielos! ¡Saga le estaba besando! ¿Cómo…? ¿Por qué…? ¡No tenía idea! Por un momento dudó que aquello estuviera ocurriendo… que fuera otro de tantos sueños, producto de sus sentimientos reprimidos… aunque… todo parecía real, se sentía real… se sentía… maravilloso. Verdad o no, decidió corresponder aquel gesto tan hermoso. Si era un sueño, lo disfrutaría; si era realidad, sería el hombre más feliz del universo…
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El teléfono de la cocina comenzó a sonar, y el Fénix contestó, bastante tranquilo, mientras metía al microondas algo de comida congelada.
"¿Ikki? Habla Death Mask…" Dijo la voz en el teléfono. "Te llamo desde el hospital…"
"¿Hospital?" preguntó Ikki, asombrado. "¿Acaso tuvieron algún tipo de accidente?"
"Sí, bueno… atropellamos a Shakka…"
"¡¿Qué?!" exclamó el Fénix, asustado. "¿¿Cómo?? ¿¿Está bien?? ¿¿No le ocurrió nada??"
"En realidad no lo sé… apenas llegué, y decidí llamar." Respondió el caballero de Cáncer. "Supongo que deben estar revisándolo o algo así, pero dudo que tenga algún tipo de daño grave. Recuerda que estamos hablando del gran Shakka de Virgo…"
"De todas maneras, dime la dirección y estoy allá en un instante."
Al escuchar la preocupación en la voz de Ikki, Death Mask se apresuró a indicarle como llegar al hospital.
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Mientras tanto, en la habitación 369…
"Es increíble que este joven no tenga ningún tipo de fractura…" dijo uno de los doctores del hospital, mientras observaba atónito el cuerpo de Shakka, quien se encontraba inconsciente. "El impacto del golpe podría haber matado a cualquier otro…"
"¿Piensa darle de alta, doctor?" preguntó una joven enfermera. "Si no presenta daños, lo mejor sería dejarlo ir. Este lugar es pequeño, y hay muchos otros pacientes esperando por una cama libre…"
"No. Se quedará." Respondió el doctor con seriedad. "Aún no determinamos si no presenta heridas internas… no podemos confiarnos…"
"¿Entonces que haremos con él?" preguntó la mujer, observando el cuerpo del rubio con fastidio. Para ella, la presencia del caballero de Virgo en el hospital solo significaba una cosa: más trabajo.
"La hoja de indicaciones está ahí, señorita Yuko." Dijo el doctor, señalando una hoja blanca adherida a la pared junto a la cama de Shakka. "Recójala junto con la de los demás pacientes de esta planta y aplíqueles los medicamentos indicados. Yo iré a hablar con las personas que trajeron a este joven."
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Vio salir a Kanon del Spa, totalmente molesto, incluso al punto de casi golpear a las personas que se atravesaban en su camino. Eso no estaba bien. Alguien con la fuerza y temperamento de Kanon era un peligro, así que Aiolia decidió ir tras de él. Le siguió durante largo rato, hasta que le vio dar vuelta en una esquina, avanzó hacia allá, pero al dar vuelta, el caballero de Leo se encontró mirando frente a frente a Kanon.
"¿Qué quieres, Aiolia?" preguntó Kanon, fríamente. "¿Por qué demonios has estado siguiéndome?"
"Yo, pues…" la verdad no estaba muy seguro de para que le siguió, ya que ni él mismo creía la excusa de perseguirlo por seguridad de los demás; Kanon podía ser impulsivo, pero no era capaz de hacer algún daño a personas inocentes, no ahora…
"¿Viniste a burlarte de mí?" espetó Kanon. "¿A repetirme lo que Milo me dijo? ¿Qué no soy nada y que a nadie le importo?"
"No, Kanon…" Aiolia podía ver en los ojos del hombre frente a él se que se encontraba herido. Nunca creyó que las palabras de alguien pudieran afectarle tanto a él; siempre le pareció una persona despreocupada por lo que los demás pensaran… pero que diferente se mostraba ahora. Aquel semblante de cinismo se esfumó, dejando en reemplazo a un Kanon muy distinto. "No debes hacer caso a lo que Milo te dijo, él no sabía lo que…" un golpe en su estómago por parte del hermano menor de Saga lo silenció.
"Creo que ya te lo dije antes… No quiero tu lástima." comenzó a alejarse, dejando atrás al caballero de Leo. "Quiero… algo totalmente distinto…" murmuró esas últimas palabras, con lagrimas en los ojos, y la vista clavada en el suelo.
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En el hospital, los caballeros vieron a un hombre de bata blanca acercarse hacia ellos. Les preguntó si ellos eran quienes trajeron a Shakka al hospital.
"¿Cómo se encuentra?" preguntó Afrodita, preocupado.
"Bien, aparentemente…" dijo el doctor. "Hasta ahora no hemos detectado ningún daño en su amigo, pero en verdad preferiría dejarlo aquí un poco más… Nunca está de más hacer unos cuantos exámenes para asegurar que todo se encuentra en correcto orden."
"¿Podemos verlo?" preguntó Milo. En verdad quería disculparse con su amigo por lo que le hizo.
"Para eso necesitan conseguir un pase en recepción, así que les pido que vayan a solicitarlo… Además, su amigo se encuentra inconsciente todavía." El localizador del hombre comenzó a sonar. "Debo irme, si me necesitan díganselo a cualquiera de las enfermeras, ellas me lo harán saber."
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Y hablando de enfermeras, la señorita Yuko había terminado de recoger las hojas de indicaciones de los pacientes en el piso señalado. Después, se dirigió al Cérdix (el lugar donde se guardan medicamentos, sueros, farmacéuticos y demás utensilios de laboratorio) ubicado en el sótano del hospital. Poco le importaba hacer esperar a la vieja señora Yoritomo por sus tranquilizantes, o a al pequeño Suteki por las pastillas para el dolor de una de sus piernas fracturadas. Lo más importante para la holgazana señorita Yuko era tratar de conquistar a Sei, el apuesto joven encargado de colocar en el lugar indicado y correcto todo en el Cérdix.
"¿Qué es lo que necesita, señorita Yuko?" preguntó Sei, amablemente.
"¿Te digo lo que yo necesito o lo que me pidieron llevar a los pacientes?" preguntó sensualmente. El chico se sonrojó por el comentario, pero más aún porque no estaba interesado en esa chica, de hecho, en ninguna chica…
"Lo que le debe llevar a los pacientes, por favor." Pidió, sonriendo nervioso.
"Fybogel para el 362, Andatol para el 363, Metimyd con Neomicina para el 364…" continuó citando los nombres de algunos más fármacos y antibióticos de los cuales no tenía idea fueran sus efectos ¿para qué saberlo? Ella solo debía administrarlos. "Un suero vitamínico para el 369, y anestesia para el tipo que se operó en el 370."
"Muy bien." Dijo el muchacho, colocando todo en manos de la chica. "Creo que está todo."
"Oye, Sei…" comenzó la enfermera, poniendo los medicamentos en el compartimiento indicado para cada paciente. "Yo me preguntaba si… bueno, te lo diré de una vez… yo…"
"¡Hola, Sei…!" interrumpió uno de los más jóvenes y bien parecidos jefes de residentes en todo el hospital. "Oh, disculpa, no sabía que estabas ocupado." Agregó con una mirada de más burla que complicidad.
"No, la señorita Yuko ya estaba marchándose." Respondió Sei, divertido por las ocurrencias de su novio. "Debe ir a entregar todo eso a sus queridos enfermos ¿verdad?" miró a la chica, sonriendo.
"¿Qué…? Ah, si…" la mujer comenzó a introducir los medicamentos apresuradamente, sin importarle si equivocaba el lugar correspondiente. Lo único que pasaba en ese momento por su mente era el hecho de que un jefe de residentes podría estarla tomando por desobligada (lo cual era cierto) y pusiera una queja, y un comentario así, proveniente de alguien con un rango tan importante es sinónimo de despido seguro. "Con permiso, Doctor. Nos vemos, Sei…" salió del lugar, manteniendo la mirada en Sei hasta que se perdió de vista.
"Le gustas." Dijo el mayor de los dos hombres, divertido por el magnetismo involuntario del joven hacia las mujeres. "Que no me entere yo que tienes reuniones privadas aquí abajo con las enfermeras, jovencito. Con las mías debería bastarte."
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El Fénix atravesó varios pasillos del hospital, buscando desesperado a alguien que le proporcionara información sobre el santo de Virgo. Hasta que finalmente se topó con Shura, quien estaba tomando una taza de café en la sala de espera en compañía de algunos de sus compañeros. Vio a Ikki acercarse, y decidió levantarse.
"¿Cómo está Shakka?" preguntó, impaciente. "¿Le ocurrió algo? ¿Está herido?"
"Está bien, Ikki." Dijo, poniendo su mano sobre el hombro del Fénix, en un intento por tranquilizarle. "Los doctores dicen que no parece haber sufrido daños."
"¿Puedo verlo?" Shura negó con la cabeza.
"En este momento Dohko y Aldebarán están arreglando algo de un pase de visitas. Debemos esperar."
No muy conforme por la respuesta, tomó asiento con los demás caballeros. Le sorprendió no ver cerca a Aiolia, y también el rostro apesarado del siempre alegre Milo. Bueno, en ese momento lo más importante era que Shakka se encontraba bien. Era lógico, tratándose del hombre más cercano a un dios… pero de todas maneras, al recibir la noticia del incidente por palabras de Death Mask, se había preocupado como nunca en su vida. Si algo le ocurriese a Shakka no podría soportarlo, en especial el hecho de no poder confesarle sus sentimientos. Esto había puesto las cosas en perspectiva para él. No le importaba si debía utilizar la violencia, de una manera u otra el caballero de Virgo lo escucharía esta vez. Si lo rechazaba, al menos habría sincerado sus sentimientos a él.
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"Queridos enfermos, si claro…" se quejaba la enfermera, entrando a la habitación de Shakka. Tomó una ampolleta (uno de esos frasquitos con medicina adentro) y absorbió con la punta de la jeringa el liquido que contenía. No se preocupó en comprobar si era el suero vitamínico que señalaba la hoja de indicaciones, y no lo era. En su prisa por parecer eficiente ante el jefe de residentes en el Cérdix, había malcolocado los últimos medicamentos. Lo que estaba insertando en las venas del caballero de Virgo no era un simple suero que le ayudase a recuperarse, sino los potentes anestésicos recetados al señor Kenzo después de una dolorosa operación. "Si se encuentra bien deberían sacarlo de aquí." Se quejó, observando el cuerpo de Shakka. "Luce muy extraño… si no fuera porque el doctor se refirió a él como 'este joven' lo confundiría con una mujer. Con el cabello tan largo, y los rasgos dan delicados…"
Por un momento la idea de comprobar si se trababa en verdad de un hombre cruzó su mente, pero antes de que pudiera intentar algo la puerta se abrió, dando paso al Fénix. Finalmente, gracias a negociaciones no muy confiables por parte de Dohko, había conseguido el pase de visitas bastante rápido.
"¿Piensa quedarse mucho tiempo?" preguntó la enfermera, irritada. Ikki asintió, sin notar el tono de voz de la mujer. "Entonces le aplicaré otra dosis, para no venir a molestar más tarde." Una segunda aguja irrumpió en las delgadas venas del rubio, haciendo correr más anestesia por su sistema.
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NOTAS:
Sí, es un capitulo muy tranquilo, lo sé… pero bueno, nada más puedo hacer por él.
Todos los nombres de medicamentos que menciono son reales, pero de algunos no tengo idea para que se utilizan. La mayor parte de la información al respecto a la manera en que ocurren las cosas en los hospitales lo supo por mi mama (es anestesista en un hospital) y le agradezco mucho por su ayuda.
Muchas gracias por los reviews. Yo también estoy muy feliz de estar de regreso, y les agradezco que aun tomaran en cuenta mi fic después de tantos milenios de espera ˆˆ
Prometo que mis próximos capítulos no tardarán tanto, ya que voy a estar de vacaciones! Si!
¿Que más? Cumplí años el pasado 09 de junio, jaja xD
Se aprecia mucho el apoyo me han dado, en serio. Y espero no decepcionarlas con el final del fic (que no creo que falte mucho…)
Ya saben, cualquier cosa que no les gustó, o que les gustaría que ocurriera, ahí están los reviews. También para sus lindos comentarios, claro ˆˆ
Bueno, eso es todo. Un beso, y gracias de nuevo.
Gracias. Ahora si. ¡Lean, por favor!
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Capitulo 10: El hospital.
Camus bajó de la camioneta, corriendo hacia el cuerpo inconsciente de Shakka. Milo aún continuaba dentro, aferrado al volante, y con la vista fija en la escena frente a él. Los demás caballeros se acercaron para ofrecer su ayuda.
"No debemos moverlo." Dijo Camus, deteniendo a Shura, quien había tratado de tocar a Shakka. "Lo mejor será llamar a una ambulancia."
De inmediato, Afrodita sacó su celular, y llamó a Emergencias. Entre Aldebaran y Camus lograron separar a Milo del volante de la camioneta.
"Yo… yo no lo vi." Dijo el Escorpión. "¡Saben que yo nunca le haría daño a Shakka intencionalmente!"
"Lo sabemos, Milo." Dijo Camus, abrazándolo. "Debes tranquilizarte. Una ambulancia viene en camino, nada malo le ocurrirá a Shakka."
El sonido de la sirena de una ambulancia aproximándose atrajo la atención de todos los vecinos, así que los curiosos no se hicieron esperar.
Shakka fue atendido por los paramédicos, quienes no parecían tener un muy buen semblante sobre la situación. Actuaron con rapidez, y en cuestión de instantes, el cuerpo del caballero de Virgo se encontraba dentro de la ambulancia.
"¿Cómo se encuentra Shakka?" preguntó Dohko a uno de los paramédicos.
"Yo no podría hacer un diagnóstico correcto…" dijo el hombre, subiendo a la ambulancia. "Cuando sea ingresado al hospital alguien podrá darle información concreta."
En cuanto el vehículo se marchó, los caballeros lo siguieron, pero esta vez el conductor era Aldebarán.
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"¿Qué ocurrió?" preguntó Mu, acercándose a Saga, pero este no le respondió. Se encontraba aún demasiado aturdido por la inesperada reacción del caballero de Virgo.
Demasiadas cosas comenzaron a recorrer su mente, y entre todas esas se preguntaba cómo diablos podía haber sido tan idiota como para nombrar a Mu en aquel momento. Posiblemente ofendió gravemente a Shakka, pero jamás hubiera imaginado que el rubio tratara de matarlo, porque justamente eso trataba de hacer, y quizás lo hubiese logrado de no ser porque Mu intervenía. ¡Maldita sea! ¿Qué explicación le iba a dar a Mu sobre el incidente? A él no podía mentirle, y bien sabía que el simple hecho de intentarlo sería inútil.
"Saga ¿estás bien?" el caballero de Aries podía ver a Saga toser secamente, tratando de recuperar el oxigeno. Se acercó a su compañero, no muy seguro de cómo ayudar.
Pero decirle la verdad sería demasiado… crudo. Debía encontrar la manera de hacerle entender que su intención nunca fue la de jugar con Shakka… aunque sin embargo, lo hizo…
"¿Te sientes bien?" comenzaba a preocuparse. ¿Por qué no le respondía? "¿Necesitas algo?"
El caballero de Géminis se limitó a observar el rostro del hombre frente a él. ¿Qué hacer? No deseaba arriesgarse a perder la poca confianza que había obtenido con Mu, no lo soportaría… ¡Dioses! ¿Por qué tenía que pasarle todo aquello justamente a él? ¿Qué había hecho para merecer esa clase de castigo?
"¿Saga…?" se sentó a un lado de él, bastante nervioso por la extraña manera en que le miraba. Aunque le tranquilizaba un poco el hecho de que la agitada respiración de su amigo finalmente se hubo regularizado. Acercó su mano al rostro de Saga, moviéndola lentamente frente a sus ojos, tratando de comprobar si este le veía.
Con una de sus manos, Saga aprisionó la de Mu, halándola hacia él, acercando así el cuerpo del caballero de Aries. Si Mu iba a rechazarlo por su antigua actitud, primero iba a cumplir uno de sus más profundos deseos: probar aquellos cremosos labios. Utilizando la mano que tenía libre, abrazó la cintura del otro caballero; no pensaba dejarlo ir. Sin darle tiempo a Mu para tener cualquier tipo de reacción, Saga se posesionó de sus labios. No sintió ningún tipo de resistencia, pero tampoco algún signo de aceptación.
¡Cielos! ¡Saga le estaba besando! ¿Cómo…? ¿Por qué…? ¡No tenía idea! Por un momento dudó que aquello estuviera ocurriendo… que fuera otro de tantos sueños, producto de sus sentimientos reprimidos… aunque… todo parecía real, se sentía real… se sentía… maravilloso. Verdad o no, decidió corresponder aquel gesto tan hermoso. Si era un sueño, lo disfrutaría; si era realidad, sería el hombre más feliz del universo…
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El teléfono de la cocina comenzó a sonar, y el Fénix contestó, bastante tranquilo, mientras metía al microondas algo de comida congelada.
"¿Ikki? Habla Death Mask…" Dijo la voz en el teléfono. "Te llamo desde el hospital…"
"¿Hospital?" preguntó Ikki, asombrado. "¿Acaso tuvieron algún tipo de accidente?"
"Sí, bueno… atropellamos a Shakka…"
"¡¿Qué?!" exclamó el Fénix, asustado. "¿¿Cómo?? ¿¿Está bien?? ¿¿No le ocurrió nada??"
"En realidad no lo sé… apenas llegué, y decidí llamar." Respondió el caballero de Cáncer. "Supongo que deben estar revisándolo o algo así, pero dudo que tenga algún tipo de daño grave. Recuerda que estamos hablando del gran Shakka de Virgo…"
"De todas maneras, dime la dirección y estoy allá en un instante."
Al escuchar la preocupación en la voz de Ikki, Death Mask se apresuró a indicarle como llegar al hospital.
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Mientras tanto, en la habitación 369…
"Es increíble que este joven no tenga ningún tipo de fractura…" dijo uno de los doctores del hospital, mientras observaba atónito el cuerpo de Shakka, quien se encontraba inconsciente. "El impacto del golpe podría haber matado a cualquier otro…"
"¿Piensa darle de alta, doctor?" preguntó una joven enfermera. "Si no presenta daños, lo mejor sería dejarlo ir. Este lugar es pequeño, y hay muchos otros pacientes esperando por una cama libre…"
"No. Se quedará." Respondió el doctor con seriedad. "Aún no determinamos si no presenta heridas internas… no podemos confiarnos…"
"¿Entonces que haremos con él?" preguntó la mujer, observando el cuerpo del rubio con fastidio. Para ella, la presencia del caballero de Virgo en el hospital solo significaba una cosa: más trabajo.
"La hoja de indicaciones está ahí, señorita Yuko." Dijo el doctor, señalando una hoja blanca adherida a la pared junto a la cama de Shakka. "Recójala junto con la de los demás pacientes de esta planta y aplíqueles los medicamentos indicados. Yo iré a hablar con las personas que trajeron a este joven."
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Vio salir a Kanon del Spa, totalmente molesto, incluso al punto de casi golpear a las personas que se atravesaban en su camino. Eso no estaba bien. Alguien con la fuerza y temperamento de Kanon era un peligro, así que Aiolia decidió ir tras de él. Le siguió durante largo rato, hasta que le vio dar vuelta en una esquina, avanzó hacia allá, pero al dar vuelta, el caballero de Leo se encontró mirando frente a frente a Kanon.
"¿Qué quieres, Aiolia?" preguntó Kanon, fríamente. "¿Por qué demonios has estado siguiéndome?"
"Yo, pues…" la verdad no estaba muy seguro de para que le siguió, ya que ni él mismo creía la excusa de perseguirlo por seguridad de los demás; Kanon podía ser impulsivo, pero no era capaz de hacer algún daño a personas inocentes, no ahora…
"¿Viniste a burlarte de mí?" espetó Kanon. "¿A repetirme lo que Milo me dijo? ¿Qué no soy nada y que a nadie le importo?"
"No, Kanon…" Aiolia podía ver en los ojos del hombre frente a él se que se encontraba herido. Nunca creyó que las palabras de alguien pudieran afectarle tanto a él; siempre le pareció una persona despreocupada por lo que los demás pensaran… pero que diferente se mostraba ahora. Aquel semblante de cinismo se esfumó, dejando en reemplazo a un Kanon muy distinto. "No debes hacer caso a lo que Milo te dijo, él no sabía lo que…" un golpe en su estómago por parte del hermano menor de Saga lo silenció.
"Creo que ya te lo dije antes… No quiero tu lástima." comenzó a alejarse, dejando atrás al caballero de Leo. "Quiero… algo totalmente distinto…" murmuró esas últimas palabras, con lagrimas en los ojos, y la vista clavada en el suelo.
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En el hospital, los caballeros vieron a un hombre de bata blanca acercarse hacia ellos. Les preguntó si ellos eran quienes trajeron a Shakka al hospital.
"¿Cómo se encuentra?" preguntó Afrodita, preocupado.
"Bien, aparentemente…" dijo el doctor. "Hasta ahora no hemos detectado ningún daño en su amigo, pero en verdad preferiría dejarlo aquí un poco más… Nunca está de más hacer unos cuantos exámenes para asegurar que todo se encuentra en correcto orden."
"¿Podemos verlo?" preguntó Milo. En verdad quería disculparse con su amigo por lo que le hizo.
"Para eso necesitan conseguir un pase en recepción, así que les pido que vayan a solicitarlo… Además, su amigo se encuentra inconsciente todavía." El localizador del hombre comenzó a sonar. "Debo irme, si me necesitan díganselo a cualquiera de las enfermeras, ellas me lo harán saber."
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Y hablando de enfermeras, la señorita Yuko había terminado de recoger las hojas de indicaciones de los pacientes en el piso señalado. Después, se dirigió al Cérdix (el lugar donde se guardan medicamentos, sueros, farmacéuticos y demás utensilios de laboratorio) ubicado en el sótano del hospital. Poco le importaba hacer esperar a la vieja señora Yoritomo por sus tranquilizantes, o a al pequeño Suteki por las pastillas para el dolor de una de sus piernas fracturadas. Lo más importante para la holgazana señorita Yuko era tratar de conquistar a Sei, el apuesto joven encargado de colocar en el lugar indicado y correcto todo en el Cérdix.
"¿Qué es lo que necesita, señorita Yuko?" preguntó Sei, amablemente.
"¿Te digo lo que yo necesito o lo que me pidieron llevar a los pacientes?" preguntó sensualmente. El chico se sonrojó por el comentario, pero más aún porque no estaba interesado en esa chica, de hecho, en ninguna chica…
"Lo que le debe llevar a los pacientes, por favor." Pidió, sonriendo nervioso.
"Fybogel para el 362, Andatol para el 363, Metimyd con Neomicina para el 364…" continuó citando los nombres de algunos más fármacos y antibióticos de los cuales no tenía idea fueran sus efectos ¿para qué saberlo? Ella solo debía administrarlos. "Un suero vitamínico para el 369, y anestesia para el tipo que se operó en el 370."
"Muy bien." Dijo el muchacho, colocando todo en manos de la chica. "Creo que está todo."
"Oye, Sei…" comenzó la enfermera, poniendo los medicamentos en el compartimiento indicado para cada paciente. "Yo me preguntaba si… bueno, te lo diré de una vez… yo…"
"¡Hola, Sei…!" interrumpió uno de los más jóvenes y bien parecidos jefes de residentes en todo el hospital. "Oh, disculpa, no sabía que estabas ocupado." Agregó con una mirada de más burla que complicidad.
"No, la señorita Yuko ya estaba marchándose." Respondió Sei, divertido por las ocurrencias de su novio. "Debe ir a entregar todo eso a sus queridos enfermos ¿verdad?" miró a la chica, sonriendo.
"¿Qué…? Ah, si…" la mujer comenzó a introducir los medicamentos apresuradamente, sin importarle si equivocaba el lugar correspondiente. Lo único que pasaba en ese momento por su mente era el hecho de que un jefe de residentes podría estarla tomando por desobligada (lo cual era cierto) y pusiera una queja, y un comentario así, proveniente de alguien con un rango tan importante es sinónimo de despido seguro. "Con permiso, Doctor. Nos vemos, Sei…" salió del lugar, manteniendo la mirada en Sei hasta que se perdió de vista.
"Le gustas." Dijo el mayor de los dos hombres, divertido por el magnetismo involuntario del joven hacia las mujeres. "Que no me entere yo que tienes reuniones privadas aquí abajo con las enfermeras, jovencito. Con las mías debería bastarte."
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El Fénix atravesó varios pasillos del hospital, buscando desesperado a alguien que le proporcionara información sobre el santo de Virgo. Hasta que finalmente se topó con Shura, quien estaba tomando una taza de café en la sala de espera en compañía de algunos de sus compañeros. Vio a Ikki acercarse, y decidió levantarse.
"¿Cómo está Shakka?" preguntó, impaciente. "¿Le ocurrió algo? ¿Está herido?"
"Está bien, Ikki." Dijo, poniendo su mano sobre el hombro del Fénix, en un intento por tranquilizarle. "Los doctores dicen que no parece haber sufrido daños."
"¿Puedo verlo?" Shura negó con la cabeza.
"En este momento Dohko y Aldebarán están arreglando algo de un pase de visitas. Debemos esperar."
No muy conforme por la respuesta, tomó asiento con los demás caballeros. Le sorprendió no ver cerca a Aiolia, y también el rostro apesarado del siempre alegre Milo. Bueno, en ese momento lo más importante era que Shakka se encontraba bien. Era lógico, tratándose del hombre más cercano a un dios… pero de todas maneras, al recibir la noticia del incidente por palabras de Death Mask, se había preocupado como nunca en su vida. Si algo le ocurriese a Shakka no podría soportarlo, en especial el hecho de no poder confesarle sus sentimientos. Esto había puesto las cosas en perspectiva para él. No le importaba si debía utilizar la violencia, de una manera u otra el caballero de Virgo lo escucharía esta vez. Si lo rechazaba, al menos habría sincerado sus sentimientos a él.
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"Queridos enfermos, si claro…" se quejaba la enfermera, entrando a la habitación de Shakka. Tomó una ampolleta (uno de esos frasquitos con medicina adentro) y absorbió con la punta de la jeringa el liquido que contenía. No se preocupó en comprobar si era el suero vitamínico que señalaba la hoja de indicaciones, y no lo era. En su prisa por parecer eficiente ante el jefe de residentes en el Cérdix, había malcolocado los últimos medicamentos. Lo que estaba insertando en las venas del caballero de Virgo no era un simple suero que le ayudase a recuperarse, sino los potentes anestésicos recetados al señor Kenzo después de una dolorosa operación. "Si se encuentra bien deberían sacarlo de aquí." Se quejó, observando el cuerpo de Shakka. "Luce muy extraño… si no fuera porque el doctor se refirió a él como 'este joven' lo confundiría con una mujer. Con el cabello tan largo, y los rasgos dan delicados…"
Por un momento la idea de comprobar si se trababa en verdad de un hombre cruzó su mente, pero antes de que pudiera intentar algo la puerta se abrió, dando paso al Fénix. Finalmente, gracias a negociaciones no muy confiables por parte de Dohko, había conseguido el pase de visitas bastante rápido.
"¿Piensa quedarse mucho tiempo?" preguntó la enfermera, irritada. Ikki asintió, sin notar el tono de voz de la mujer. "Entonces le aplicaré otra dosis, para no venir a molestar más tarde." Una segunda aguja irrumpió en las delgadas venas del rubio, haciendo correr más anestesia por su sistema.
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NOTAS:
Sí, es un capitulo muy tranquilo, lo sé… pero bueno, nada más puedo hacer por él.
Todos los nombres de medicamentos que menciono son reales, pero de algunos no tengo idea para que se utilizan. La mayor parte de la información al respecto a la manera en que ocurren las cosas en los hospitales lo supo por mi mama (es anestesista en un hospital) y le agradezco mucho por su ayuda.
Muchas gracias por los reviews. Yo también estoy muy feliz de estar de regreso, y les agradezco que aun tomaran en cuenta mi fic después de tantos milenios de espera ˆˆ
Prometo que mis próximos capítulos no tardarán tanto, ya que voy a estar de vacaciones! Si!
¿Que más? Cumplí años el pasado 09 de junio, jaja xD
Se aprecia mucho el apoyo me han dado, en serio. Y espero no decepcionarlas con el final del fic (que no creo que falte mucho…)
Ya saben, cualquier cosa que no les gustó, o que les gustaría que ocurriera, ahí están los reviews. También para sus lindos comentarios, claro ˆˆ
Bueno, eso es todo. Un beso, y gracias de nuevo.
