Los personajes utilizados aquí no son de mi propiedad, asi que antes de meterme a la cárcel piensen eso, además, Yo no gano nada por medio de esto, simplemente criticas.
Gracias. Ahora si. ¡Lean, por favor!
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Capitulo 11: Te amo.
Observó el cuerpo del santo de Virgo. Su piel había perdido su color, los destellos dorados de sus rubios cabellos desaparecieron, dejando un ligero y opaco sustituto, incluso aparentaba haber tenido una perdida de peso. De no ser porque los otros caballeros le informaron que se encontraba bien, juraría que el hombre frente a él se encontraba agonizando.
"No se si me estés escuchando, Shakka, pero hay muchas cosas que debo decirte… Han ocurrido muchas cosas últimamente, y creo que ya es momento de aclararlo todo."
El rubio quiso levantarse, o hacer algún movimiento, pero su cuerpo se encontraba adormecido; cada vez un poco más… era como si poco a poco fuera perdiendo lucidez.
El Fénix tomó asiento en un silla cercana a la cama del caballero de Virgo. Esperaría hasta verle despertar, pero en el ínterin, comenzó a reflexionar en voz alta.
"Siempre me sorprendió la manera en que siempre podías ver mi alma a través de mis ojos." dijo Ikki, acariciando la pálida mejilla de Shakka. "De alguna manera, siempre te abrías paso hasta mi corazón… Solo me molestaba paralizarme de aquella manera ante ti, aunque, en verdad no me molestaba, simplemente me sentía vulnerable, expuesto…"
Shakka solo podía sentir un frío devastador. No sabía en donde se encontraba… Lo único presente en aquel lugar era ese frío… El sueño comenzaba a apoderarse de él… No quería dormir. Algo le decía que si lo hacía, quizás nunca despertara, o dejaría ir a su espíritu, quedando atrapado en ese horrible vacío.
Alcanzó a escuchar el lejano sonido de una voz… La voz de alguien a quien conocía… Era Ikki. No entendía bien lo que ocurría, pero ese era Ikki. Estaba hablándole. ¿Qué le decía? Era demasiado difícil de entender.
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"¡¿Cómo que perdiste el pase?!" replicó Shura.
"¡Te juro que lo dejé sobre la mesa solo por un minuto!" se excusó Afrodita, algo apenado. La verdad se lo había dado a Ikki sin que nadie se enterara.
"Todos estamos preocupados por Shakka." Continuó Shura. "¡Debiste ser un poco más sensato y tener más cuidado!"
"Pero Shura, es que…" El celular de Afrodita comenzó a sonar, y alejándose un poco de Shura, contestó. "¿Diga?"
Era Saori. Al parecer finalmente había visto los cientos de llamadas perdidas a su número, y decidió llamar. Antes de poder dejar hablar al pobre Afrodita, la mujer le recordó lo muy ocupada que se encontraba, y que no contaba con mucho tiempo para hablar. Cinco minutos después, el caballero de Piscis finalmente logró comunicarle que Shakka había sufrido un 'accidente' hace unas horas. Le dictó la dirección del hospital, y fingió quedarse sin batería. No quería enfrentarse solo a la furia de Saori al enterarse que ellos mismo habían atropellado a Shakka.
"¿Quién llamó?" le preguntaron sus compañeros.
"Saori…" el semblante de todos se horrorizó. "Viene para acá, y no se escucha nada contenta…"
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"Desde la primera vez que te vi estuviste demasiado presente en mi mente, en mi vida…" dijo Ikki, andando de un lado a otro en la habitación. "Por más que trataba de apartarte, que luchaba por olvidarme de ti… siempre volvías…"
Todo comenzaba a oscurecerse de nuevo para el caballero de Virgo. Las tinieblas que rodeaban todo a su alrededor estaban llegando a él, filtrándose hacia su interior. De pronto, sintió un golpe desde el interior de su pecho, era como si su alma tratara de escapar de su cuerpo…
"Hazlo de nuevo, Shakka…" dijo Ikki. "Por favor… Vuelve una vez más…"
No podía apartar la penumbra de él. La voz del Fénix se hacía cada vez más débil.
"Vuelve a mí, porque yo te…"
Finalmente, todo sonido se desvaneció, trayendo consigo un silencio de muerte.
Un repique agudo detonó el cerebro del Fénix. La máquina que se encontraba conectada a Shakka había dejado de mostrar los signos vitales de este.
"Despiértenme…" suplicó Shakka.
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"Saga…" dijo Mu, separándose finalmente de los labios del caballero de Géminis. "¿Por qué…?"
"¿Por qué te besé?" completó Saga. Mu asintió. "Porque…" tomó un profundo respiro. Después de todos aquellos años, al fin iba a decirlo. Ya no le importaba que podría ocurrir, ni que podía pensar de él. "Porque yo te amo, Mu."
Los ojos de Mu se abrieron de sorpresa. Su mente aún no terminaba de procesar aquella frase. ¿Podía ser cierto que Saga lo amaba?
"Tenía que decírtelo." Desvió la mirada. El hecho de que Mu no le hubiese respondido nada no era buena señal.
"Saga, yo…" deseaba decirle que él también le amaba, que lo amaba desde hacía tantos años atrás… pero por alguna razón no encontraba las palabras. No lograba poner orden sobre sus acciones. "Yo…"
"Si vas a rechazarme, dilo de una vez." Pidió Saga, con seriedad. El caballero de Aries solo podía darle una de dos respuestas, y cualquiera que fuese, quería escucharla ya.
Una sonrisa se formó en el rostro de Mu. De hecho, podía haberse reído mucho, como nunca en su vida. Todos aquellos años de estar dudando sobre los sentimientos de Saga hacia él habían sido un tonto desperdicio. Si hubieran hablado claro sobre sus sentimientos desde un principio las cosas habrían sido totalmente distintas entre ellos. La situación era tan absurda que parecía divertida.
"Yo también te amo, Saga." Logró decir, finalmente. Con una de sus manos tomó una de las de Saga. "Desde el día en que te conocí supe que te amaba."
Mu estuvo a punto de besar a su querido Saga, pero en lugar de eso, lanzó su puño contra él. El caballero de Géminis lo miraba confundido. ¿Quién demonios te dice que está enamorado de ti y luego te lanza un puñetazo?
"Eso es por haber estado jugando con Shakka." Dijo Mu, tratando de parecer molesto. "Y debería darte otro por lo que estaba pasando aquí antes de que yo llegara."
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No sabía porque demonios continuaba preocupándose por Kanon. ¿Qué tenía ese hombre en la cabeza? El muy maldito lo había golpeado cuando él solo trataba de ayudarle.
"Por mi, él puede hacer lo que se le venga en gana." Dijo Aiolia, mientras se recuperaba del golpe de Kanon. "Tal vez después de todo Milo tenga razón."
Algo dentro de él replicó ante el comentario. Una voz le decía que no lo dejara solo. Le recordaba aquella mirada herida en los ojos de Kanon, el dolor presente en su voz. Ni él ni Milo tenían derecho a juzgarle. No porque todos dijeran que Kanon era un oportunista sin sentimientos aquello debía ser real. Ya en el pasado él había pasado por algo semejante: todo el mundo juzgó a su hermano mayor de traidor, pero no por eso era verdad. Quizás Kanon solo necesitaba un poco de comprensión…
"Bueno, entonces ¿qué hago?" se preguntó a sí mismo.
Y aquella voz en su interior le respondió que fuera tras de él.
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La habitación se llenó de personal del lugar. Todos actuaban con rapidez, tratando de reanimar al santo de Virgo. Pronto comenzaron a proporcionarle oxígeno, ya que su cuerpo se había anestesiado hasta el punto de no poder respirar por si mismo.
"Despiértenme, por favor…" suplicó Shakka, aterrado. Se apretaba el pecho, tratando de retener a lo único que le proporcionaba un poco de luz en aquella desolación: su alma.
"¡Lo estamos perdiendo!" dijo uno de los doctores, frenético. Dio una descarga al cuerpo del caballero de oro.
"No puedo despertar…" dijo Shakka, con lagrimas en los ojos. "¡Por favor, ayúdenme a despertar!"
"¡Shakka!" gritó Ikki, histérico. "¡Shakka, escúchame!" trató de acercarse, pero una enfermera lo retuvo. "¡No puedes morirte! ¡Shakka!"
Alcanzó a escuchar a alguien llamando su nombre. Parecía el simple eco de una voz lejana…
"Ayúdenme…" cayó de rodillas. La luz de su alma casi se extinguía por completo, y su cuerpo comenzaba a fusionarse con la oscuridad. "Por favor…"
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"Soy un caso perdido…"
Caminaba, pero la verdad no sabía a donde dirigirse. No podía regresar en ese momento a la Mansión ¿para encontrarse con Milo? ¿para enterarse que ya todos se habían enterado de la discusión? ¿qué todos concordaban en que él no valía nada? Durante tanto tiempo había ignorado los comentarios sobre él, todo lo que solían hablar a sus espaldas… pero esta vez no aguantaba más. Se sentía tan solo… deseaba gritar, llorar…
Continuo avanzando. En verdad se había comportado como un malagradecido con Aiolia, lo sabía. Quizás había alejado a la única persona que se había preocupado por él aunque fuese un poco. Pero ahora ya de nada le servía arrepentirse. Probablemente el caballero de Leo no quisiera saber nada de él jamás.
"Ellos tienen razón…" murmuró. "Soy un idiota…"
"Y uno que golpea muy fuerte." Dijo una voz cerca de él.
"¡Aiolia!" exclamó Kanon, al descubrirle a su lado.
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Una puerta azotándose con violencia contra la pared dio paso a Saori Kido al hospital. No sabía que había ocurrido con exactitud a Shakka, pero algo le hacía estar segura que sus imprudentes caballeros tenían algo que ver cono todo aquello. Dos guardaespaldas la acompañaban, abriéndole paso entre las personas en el lugar. Pronto llegó a recepción, donde algunos caballeros de oro la vieron aparecer. Afrodita tenía razón, Saori no se veía nada alegre. Milo estuvo a punto de desmayarse de tan solo pensar que él debería hacerse responsable sobre el accidente.
"¿Dónde tienen a Shakka?" ordenó saber la mujer.
"En el tercer piso." Dijo Dohko, pues nadie más tenía intención de responder. "Habitación 369…"
Sin decir más, ni siquiera para agradecer la información, Saori y sus guardaespaldas se alejaron hacia el elevador.
"¿No se supone que necesita un pase para ver a Shakka?" reflexionó Death Mask.
"¿Quieres ir a decírselo?" dijo Shura, observando la puerta del ascensor cerrándose.
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"¡Sus signos vitales no aumentan!" exclamó una de las enfermeras, alarmada. "¿Qué hacemos, doctor?"
"¡Shakka, te amo!" gritó el Fénix lo más fuerte que pudo. "¡No me puedes dejar, porque aún no te he dicho que te amo!"
¿Te amo?… ¿Ikki lo amaba? ¡Por los dioses, Ikki había dicho que le amaba! Eso era… imposible. Él había dicho a Saga que… que… ¿Entonces por qué demonios ahora decía eso? ¿Le estaba mintiendo? No se iba a morir sin saberlo. Si en verdad era correspondido por Ikki no podía morir… ¡No sería justo, maldita sea!
"¡Está respondiendo, doctor!" dijo la mujer junto a la máquina.
La temperatura en su cuerpo comenzaba a subir rápidamente.
"¡Se está estabilizando!" dijo el doctor, aliviado.
"¡Por favor, retírese!" dijo una de las enfermeras, empujando a Ikki hacia fuera de la habitación.
"¡Pero…!" trató de replicar Ikki.
"¡Nosotros le avisaremos cuando pueda verlo!" la puerta de la habitación se cerró en la cara del caballero de bronce.
Golpeó una de las paredes cercanas, expulsando así su ira. ¿Quién diablos se creían esos tipos para separarlo de Shakka?
Después de un rato se calmó un poco. Los doctores simplemente estaban cumpliendo con su trabajo… y si le pidieron que saliera, seguramente era lo más conveniente… lo importante es que, al parecer, Shakka estaba ya bien, o al menos recuperándose. No quería ver a nadie, a ninguno de los caballeros, así que salió por una puerta de emergencia.
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Saori Kido se abría paso entre corredores y enfermeras del tercer piso, hasta llegar a la habitación 369. Entró sin previo aviso, y la enfermera que estaba cuidando a Shakka, pues los doctores apenas habían dejado el lugar.
"Señorita, usted no puede…" comenzó a decir la enfermera.
"¡Claro que puedo!" interrumpió, gritando irritada. "¡Puedo hacer muchas cosas, como hacer que le quiten el trabajo si no me deja sola en este momento!"
La enfermera se asustó ante el temperamento de la mujer, y salió lo más rápido que pudo de la habitación. Por alguna razón supo que la advertencia iba en serio, en especial al ver a los dos guardaespaldas de Saori.
"¡Dioses!" exclamó Saori al ver a uno de sus mejores caballeros en un estado tan deplorable. "¿Pues qué rayos ocurrió?"
"¿Saori…?" los ojos de Shakka se abrieron un poco, pero su vista aún se encontraba un poco difuminada.
"Shakka ¿cómo te sientes?" preguntó, tomando su mano.
"¿Dónde…?" trató de levantarse, pero no lo logró. "¿Adónde se fue Ikki?"
"¿Ikki?" repitió Saori, algo sorprendida. "No le he visto por aquí."
"Oh…" el santo de Virgo dejó escapar un suspiro de decepción. "Entonces todo debió ser un sueño…"
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NOTAS:
Ok… si, si, sé que me tardé mucho… pero dejen que me explique.
1)Me quedé sin internet en mi casa
2)Reprobé 4 de 5 materias en la prepa y tuve que presentarlas hace unos días
Bueno, aclarado eso… La verdad no ocurre mucho en el capitulo… no es de los mejores, pero bueno, así quedó… espero que les haya gustado (o al menos que no lo hayan odiado)
Me enteré de que estoy nominada en una pagina de internet (la cual no recuerdo cual es, porque estaba en un ciber cuando alguien me dijo) a 'Mejor fic de Romance'
Realmente no tengo idea de cómo llegué ahí, pero... ¡Gracias, es todo un honor para mi! (lagrimas de felicidad)
Y muchas gracias también a toda esa gente tan linda que me deja reviews (erizo, Megumi, Varda, Mi Koushiro Yamato, PharaohAtemu04, Ari Tsukishiro, etc…) y mucha otra gente de quienes ahora no recuerdo sus nombres (sorry ˆˆU) miren que tooooooodos los leo.
¡Ustedes son lo mejor del mundo!
Bueno, eso es todo… Hasta el capitulo 12!
P.D.
Oh, un saludo a Bell (o debo decir 'aioria'? xD)
Gracias. Ahora si. ¡Lean, por favor!
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Capitulo 11: Te amo.
Observó el cuerpo del santo de Virgo. Su piel había perdido su color, los destellos dorados de sus rubios cabellos desaparecieron, dejando un ligero y opaco sustituto, incluso aparentaba haber tenido una perdida de peso. De no ser porque los otros caballeros le informaron que se encontraba bien, juraría que el hombre frente a él se encontraba agonizando.
"No se si me estés escuchando, Shakka, pero hay muchas cosas que debo decirte… Han ocurrido muchas cosas últimamente, y creo que ya es momento de aclararlo todo."
El rubio quiso levantarse, o hacer algún movimiento, pero su cuerpo se encontraba adormecido; cada vez un poco más… era como si poco a poco fuera perdiendo lucidez.
El Fénix tomó asiento en un silla cercana a la cama del caballero de Virgo. Esperaría hasta verle despertar, pero en el ínterin, comenzó a reflexionar en voz alta.
"Siempre me sorprendió la manera en que siempre podías ver mi alma a través de mis ojos." dijo Ikki, acariciando la pálida mejilla de Shakka. "De alguna manera, siempre te abrías paso hasta mi corazón… Solo me molestaba paralizarme de aquella manera ante ti, aunque, en verdad no me molestaba, simplemente me sentía vulnerable, expuesto…"
Shakka solo podía sentir un frío devastador. No sabía en donde se encontraba… Lo único presente en aquel lugar era ese frío… El sueño comenzaba a apoderarse de él… No quería dormir. Algo le decía que si lo hacía, quizás nunca despertara, o dejaría ir a su espíritu, quedando atrapado en ese horrible vacío.
Alcanzó a escuchar el lejano sonido de una voz… La voz de alguien a quien conocía… Era Ikki. No entendía bien lo que ocurría, pero ese era Ikki. Estaba hablándole. ¿Qué le decía? Era demasiado difícil de entender.
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"¡¿Cómo que perdiste el pase?!" replicó Shura.
"¡Te juro que lo dejé sobre la mesa solo por un minuto!" se excusó Afrodita, algo apenado. La verdad se lo había dado a Ikki sin que nadie se enterara.
"Todos estamos preocupados por Shakka." Continuó Shura. "¡Debiste ser un poco más sensato y tener más cuidado!"
"Pero Shura, es que…" El celular de Afrodita comenzó a sonar, y alejándose un poco de Shura, contestó. "¿Diga?"
Era Saori. Al parecer finalmente había visto los cientos de llamadas perdidas a su número, y decidió llamar. Antes de poder dejar hablar al pobre Afrodita, la mujer le recordó lo muy ocupada que se encontraba, y que no contaba con mucho tiempo para hablar. Cinco minutos después, el caballero de Piscis finalmente logró comunicarle que Shakka había sufrido un 'accidente' hace unas horas. Le dictó la dirección del hospital, y fingió quedarse sin batería. No quería enfrentarse solo a la furia de Saori al enterarse que ellos mismo habían atropellado a Shakka.
"¿Quién llamó?" le preguntaron sus compañeros.
"Saori…" el semblante de todos se horrorizó. "Viene para acá, y no se escucha nada contenta…"
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"Desde la primera vez que te vi estuviste demasiado presente en mi mente, en mi vida…" dijo Ikki, andando de un lado a otro en la habitación. "Por más que trataba de apartarte, que luchaba por olvidarme de ti… siempre volvías…"
Todo comenzaba a oscurecerse de nuevo para el caballero de Virgo. Las tinieblas que rodeaban todo a su alrededor estaban llegando a él, filtrándose hacia su interior. De pronto, sintió un golpe desde el interior de su pecho, era como si su alma tratara de escapar de su cuerpo…
"Hazlo de nuevo, Shakka…" dijo Ikki. "Por favor… Vuelve una vez más…"
No podía apartar la penumbra de él. La voz del Fénix se hacía cada vez más débil.
"Vuelve a mí, porque yo te…"
Finalmente, todo sonido se desvaneció, trayendo consigo un silencio de muerte.
Un repique agudo detonó el cerebro del Fénix. La máquina que se encontraba conectada a Shakka había dejado de mostrar los signos vitales de este.
"Despiértenme…" suplicó Shakka.
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"Saga…" dijo Mu, separándose finalmente de los labios del caballero de Géminis. "¿Por qué…?"
"¿Por qué te besé?" completó Saga. Mu asintió. "Porque…" tomó un profundo respiro. Después de todos aquellos años, al fin iba a decirlo. Ya no le importaba que podría ocurrir, ni que podía pensar de él. "Porque yo te amo, Mu."
Los ojos de Mu se abrieron de sorpresa. Su mente aún no terminaba de procesar aquella frase. ¿Podía ser cierto que Saga lo amaba?
"Tenía que decírtelo." Desvió la mirada. El hecho de que Mu no le hubiese respondido nada no era buena señal.
"Saga, yo…" deseaba decirle que él también le amaba, que lo amaba desde hacía tantos años atrás… pero por alguna razón no encontraba las palabras. No lograba poner orden sobre sus acciones. "Yo…"
"Si vas a rechazarme, dilo de una vez." Pidió Saga, con seriedad. El caballero de Aries solo podía darle una de dos respuestas, y cualquiera que fuese, quería escucharla ya.
Una sonrisa se formó en el rostro de Mu. De hecho, podía haberse reído mucho, como nunca en su vida. Todos aquellos años de estar dudando sobre los sentimientos de Saga hacia él habían sido un tonto desperdicio. Si hubieran hablado claro sobre sus sentimientos desde un principio las cosas habrían sido totalmente distintas entre ellos. La situación era tan absurda que parecía divertida.
"Yo también te amo, Saga." Logró decir, finalmente. Con una de sus manos tomó una de las de Saga. "Desde el día en que te conocí supe que te amaba."
Mu estuvo a punto de besar a su querido Saga, pero en lugar de eso, lanzó su puño contra él. El caballero de Géminis lo miraba confundido. ¿Quién demonios te dice que está enamorado de ti y luego te lanza un puñetazo?
"Eso es por haber estado jugando con Shakka." Dijo Mu, tratando de parecer molesto. "Y debería darte otro por lo que estaba pasando aquí antes de que yo llegara."
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No sabía porque demonios continuaba preocupándose por Kanon. ¿Qué tenía ese hombre en la cabeza? El muy maldito lo había golpeado cuando él solo trataba de ayudarle.
"Por mi, él puede hacer lo que se le venga en gana." Dijo Aiolia, mientras se recuperaba del golpe de Kanon. "Tal vez después de todo Milo tenga razón."
Algo dentro de él replicó ante el comentario. Una voz le decía que no lo dejara solo. Le recordaba aquella mirada herida en los ojos de Kanon, el dolor presente en su voz. Ni él ni Milo tenían derecho a juzgarle. No porque todos dijeran que Kanon era un oportunista sin sentimientos aquello debía ser real. Ya en el pasado él había pasado por algo semejante: todo el mundo juzgó a su hermano mayor de traidor, pero no por eso era verdad. Quizás Kanon solo necesitaba un poco de comprensión…
"Bueno, entonces ¿qué hago?" se preguntó a sí mismo.
Y aquella voz en su interior le respondió que fuera tras de él.
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La habitación se llenó de personal del lugar. Todos actuaban con rapidez, tratando de reanimar al santo de Virgo. Pronto comenzaron a proporcionarle oxígeno, ya que su cuerpo se había anestesiado hasta el punto de no poder respirar por si mismo.
"Despiértenme, por favor…" suplicó Shakka, aterrado. Se apretaba el pecho, tratando de retener a lo único que le proporcionaba un poco de luz en aquella desolación: su alma.
"¡Lo estamos perdiendo!" dijo uno de los doctores, frenético. Dio una descarga al cuerpo del caballero de oro.
"No puedo despertar…" dijo Shakka, con lagrimas en los ojos. "¡Por favor, ayúdenme a despertar!"
"¡Shakka!" gritó Ikki, histérico. "¡Shakka, escúchame!" trató de acercarse, pero una enfermera lo retuvo. "¡No puedes morirte! ¡Shakka!"
Alcanzó a escuchar a alguien llamando su nombre. Parecía el simple eco de una voz lejana…
"Ayúdenme…" cayó de rodillas. La luz de su alma casi se extinguía por completo, y su cuerpo comenzaba a fusionarse con la oscuridad. "Por favor…"
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"Soy un caso perdido…"
Caminaba, pero la verdad no sabía a donde dirigirse. No podía regresar en ese momento a la Mansión ¿para encontrarse con Milo? ¿para enterarse que ya todos se habían enterado de la discusión? ¿qué todos concordaban en que él no valía nada? Durante tanto tiempo había ignorado los comentarios sobre él, todo lo que solían hablar a sus espaldas… pero esta vez no aguantaba más. Se sentía tan solo… deseaba gritar, llorar…
Continuo avanzando. En verdad se había comportado como un malagradecido con Aiolia, lo sabía. Quizás había alejado a la única persona que se había preocupado por él aunque fuese un poco. Pero ahora ya de nada le servía arrepentirse. Probablemente el caballero de Leo no quisiera saber nada de él jamás.
"Ellos tienen razón…" murmuró. "Soy un idiota…"
"Y uno que golpea muy fuerte." Dijo una voz cerca de él.
"¡Aiolia!" exclamó Kanon, al descubrirle a su lado.
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Una puerta azotándose con violencia contra la pared dio paso a Saori Kido al hospital. No sabía que había ocurrido con exactitud a Shakka, pero algo le hacía estar segura que sus imprudentes caballeros tenían algo que ver cono todo aquello. Dos guardaespaldas la acompañaban, abriéndole paso entre las personas en el lugar. Pronto llegó a recepción, donde algunos caballeros de oro la vieron aparecer. Afrodita tenía razón, Saori no se veía nada alegre. Milo estuvo a punto de desmayarse de tan solo pensar que él debería hacerse responsable sobre el accidente.
"¿Dónde tienen a Shakka?" ordenó saber la mujer.
"En el tercer piso." Dijo Dohko, pues nadie más tenía intención de responder. "Habitación 369…"
Sin decir más, ni siquiera para agradecer la información, Saori y sus guardaespaldas se alejaron hacia el elevador.
"¿No se supone que necesita un pase para ver a Shakka?" reflexionó Death Mask.
"¿Quieres ir a decírselo?" dijo Shura, observando la puerta del ascensor cerrándose.
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"¡Sus signos vitales no aumentan!" exclamó una de las enfermeras, alarmada. "¿Qué hacemos, doctor?"
"¡Shakka, te amo!" gritó el Fénix lo más fuerte que pudo. "¡No me puedes dejar, porque aún no te he dicho que te amo!"
¿Te amo?… ¿Ikki lo amaba? ¡Por los dioses, Ikki había dicho que le amaba! Eso era… imposible. Él había dicho a Saga que… que… ¿Entonces por qué demonios ahora decía eso? ¿Le estaba mintiendo? No se iba a morir sin saberlo. Si en verdad era correspondido por Ikki no podía morir… ¡No sería justo, maldita sea!
"¡Está respondiendo, doctor!" dijo la mujer junto a la máquina.
La temperatura en su cuerpo comenzaba a subir rápidamente.
"¡Se está estabilizando!" dijo el doctor, aliviado.
"¡Por favor, retírese!" dijo una de las enfermeras, empujando a Ikki hacia fuera de la habitación.
"¡Pero…!" trató de replicar Ikki.
"¡Nosotros le avisaremos cuando pueda verlo!" la puerta de la habitación se cerró en la cara del caballero de bronce.
Golpeó una de las paredes cercanas, expulsando así su ira. ¿Quién diablos se creían esos tipos para separarlo de Shakka?
Después de un rato se calmó un poco. Los doctores simplemente estaban cumpliendo con su trabajo… y si le pidieron que saliera, seguramente era lo más conveniente… lo importante es que, al parecer, Shakka estaba ya bien, o al menos recuperándose. No quería ver a nadie, a ninguno de los caballeros, así que salió por una puerta de emergencia.
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Saori Kido se abría paso entre corredores y enfermeras del tercer piso, hasta llegar a la habitación 369. Entró sin previo aviso, y la enfermera que estaba cuidando a Shakka, pues los doctores apenas habían dejado el lugar.
"Señorita, usted no puede…" comenzó a decir la enfermera.
"¡Claro que puedo!" interrumpió, gritando irritada. "¡Puedo hacer muchas cosas, como hacer que le quiten el trabajo si no me deja sola en este momento!"
La enfermera se asustó ante el temperamento de la mujer, y salió lo más rápido que pudo de la habitación. Por alguna razón supo que la advertencia iba en serio, en especial al ver a los dos guardaespaldas de Saori.
"¡Dioses!" exclamó Saori al ver a uno de sus mejores caballeros en un estado tan deplorable. "¿Pues qué rayos ocurrió?"
"¿Saori…?" los ojos de Shakka se abrieron un poco, pero su vista aún se encontraba un poco difuminada.
"Shakka ¿cómo te sientes?" preguntó, tomando su mano.
"¿Dónde…?" trató de levantarse, pero no lo logró. "¿Adónde se fue Ikki?"
"¿Ikki?" repitió Saori, algo sorprendida. "No le he visto por aquí."
"Oh…" el santo de Virgo dejó escapar un suspiro de decepción. "Entonces todo debió ser un sueño…"
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NOTAS:
Ok… si, si, sé que me tardé mucho… pero dejen que me explique.
1)Me quedé sin internet en mi casa
2)Reprobé 4 de 5 materias en la prepa y tuve que presentarlas hace unos días
Bueno, aclarado eso… La verdad no ocurre mucho en el capitulo… no es de los mejores, pero bueno, así quedó… espero que les haya gustado (o al menos que no lo hayan odiado)
Me enteré de que estoy nominada en una pagina de internet (la cual no recuerdo cual es, porque estaba en un ciber cuando alguien me dijo) a 'Mejor fic de Romance'
Realmente no tengo idea de cómo llegué ahí, pero... ¡Gracias, es todo un honor para mi! (lagrimas de felicidad)
Y muchas gracias también a toda esa gente tan linda que me deja reviews (erizo, Megumi, Varda, Mi Koushiro Yamato, PharaohAtemu04, Ari Tsukishiro, etc…) y mucha otra gente de quienes ahora no recuerdo sus nombres (sorry ˆˆU) miren que tooooooodos los leo.
¡Ustedes son lo mejor del mundo!
Bueno, eso es todo… Hasta el capitulo 12!
P.D.
Oh, un saludo a Bell (o debo decir 'aioria'? xD)