Los personajes utilizados aquí no son de mi propiedad, así que antes de meterme a la cárcel piensen eso, además, Yo no gano nada por medio de esto, simplemente criticas.
Gracias. Ahora si. ¡Lean, por favor!
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Capitulo 12: Imprudencias.
Saori había dejado la habitación 369 para que Shakka descansara, y ahora se encontraba en la sala de espera con los santos de oro. Por información de la recepcionista se había enterado que su caballero había sido ingresado al hospital debido a que fue arrollado.
"¡No quiero café!" gritó, tirando al suelo un vaso de café que Afrodita le había traído de la cafetería. "¡Lo que quiero es una maldita explicación!" pasó la vista sobre los aterrados caballeros. Tomó un largo respiro, tratando de calmarse un poco."Quiero saber quien es el responsable de esto…" no recibió respuesta. "¿Nadie?" permanecieron en silencio. No podían delatar a un compañero, eso sería peor que apuñalarlo por la espalda, así que lo único que les quedaba por hacer era esperar a ver si Milo responsabilizaba del asunto. "Trato de ser paciente con ustedes, muchachos, pero no me están ayudando mucho… se los voy a preguntar solo una vez más… ¿quién de ustedes es el responsable de esto?"
Milo cerró los ojos, y se dispuso a levantar la mano, aceptando que él había atropellado al caballero de Virgo, y enfrentar las consecuencias, pero antes de poder hacerlo, la voz de Camus lo interrumpió.
"Yo soy el responsable…" dijo el santo de Acuario, dando un paso al frente. Todos los otros hombres lo miraron, asombrados. ¿Quién en su propio juicio se haría responsable de algo que no había hecho, y en especial cuando a quien debería rendir cuentas era a una persona con el temperamento de Saori Kido?
"Pero…" comenzó a decir Milo, mas la gélida mirada de su amor lo silenció. Fue como si Camus claramente le hubiera dicho 'Ya dije que fui yo, así que ahora cállate y no lo arruines'.
"Bueno… Camus…" dijo Saori, algo sorprendida, pues la identidad del culpable le había tomado desprevenida por completo. "Nunca creí que fueras tu el responsable…"
"¿Señorita Kido?" preguntó el doctor que era responsable del cuidado de Shakka.
"Sí, soy yo." Respondió la mujer, girando hacia el hombre de bata blanca.
"¿Podría hablar con usted un minuto, por favor?" la mujer asintió. "Haga el favor de seguirme a mi oficina."
"Seguro…" comenzaron a caminar hacia la oficina, pero no sin que antes Saori mirase a Camus y le advirtiera que ya luego arreglarían cuentas ellos dos.
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Shakka permanecía recostado en su cama de hospital, sintiéndose completamente demacrado. No estaba muy seguro de lo que había ocurrido en las ultimas horas… todo estaba muy confuso dentro de su cabeza… por lo menos Saori se había marchado de la habitación de una buena vez. No había dejado de preguntarle una y otra vez si se encontraba bien. Había estado a punto de irse al otro mundo ¿acaso la respuesta no era un poco obvia?
Poco a poco fue uniendo cabos sueltos en su mente. Lo habían atropellado… así que por alguna razón se encontraba en la calle… sí, había salido corriendo… ¿por qué?… un recuerdo de Saga e Ikki discutiendo a mitad de un pasillo brilló en su cerebro. Se había sentido mal por las palabras de Fénix… y se fue con Saga… pero… pero… pero algo había ocurrido… algo relacionado con… ¡Mu!
Gran cantidad de imágenes detonaron su cabeza. Saga y él en la habitación… él, con las manos sobre el cuello del otro hombre… la puerta dando paso al santo de Aries… él corriendo por la calle… unas redondas y brillantes luces… y luego nada. Una oscuridad en la que solo el frío parecía existir. Aunque… estando inconsciente creyó oír la voz de Ikki… ¡podía jurar que lo había escuchado! Pero Saori le dijo que no había visto al Fénix en el hospital… ¡Cielos, como dolía su cabeza!
Cansado de tanto pensar, se recargó en la almohada, y se dispuso a descansar, pero nada más. No pensaba cometer el error de cerrar los ojos otra vez mientas se encontrase en ese lugar.
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"Eso es por haber estado jugando con Shakka." Dijo Mu, tratando de parecer molesto. "Y debería darte otro por lo que estaba pasando aquí antes de que yo llegara."
Saga sonrió ante las palabras de Mu. ¿Acaso había estado celoso de Shakka? Probablemente si, al igual que él lo había estado por culpa de Ikki.
No le dio importancia al golpe que le propinó, ya que en verdad se merecía eso y más. Aunque parecer ya nadie quería golpear a nadie.
"¿Por qué nunca me dijiste nada?" preguntó Saga, acariciando una de las mejillas del caballero de Aries. "¿Por qué no trataste de darme a entender tus sentimientos?"
"¿De qué rayos estas hablando?" se quejó Mu, indignado. "¡Más obvio no podía ser! ¿Qué querías? ¿Qué simplemente llegara y te besara?"
"Habría funcionado, créeme." Dijo Saga, sonriendo.
"¿Ah, si? Si no mal recuerdo, la única ocasión en que intenté hacerlo terminé en medio de un enorme charco de lodo."
"Tienes razón, discúlpame." Se acercó lentamente, con toda la intención de besarlo. Prometo que esta vez no voy a empujarte."
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"¿Qué ocurre, doctor?" dijo Saori, tomando asiento frente al escritorio de la oficina del doctor Rallis.
"Primero que todo, deseo ofrecerle una disculpa…" dijo el hombre, desviando la vista. "La imprudencia por parte de una enfermeras de la institución fue la causante de la recaída de la salud de su amigo…"
"¿A qué se refiere con 'imprudencia'?" inquirió la mujer.
"Esta enfermera, la señorita Yuko, administró al paciente una dosis de anestesia sin que esto fuera indicado." Se acomodó los lentes. "Una dosis muy fuerte que lo llevó a estar al borde de la muerte… Incluso tuvimos que reanimar su cuerpo."
"¿Está diciéndome que Shakka pudo haber muerto por la incompetencia de esa mujer?" dijo, levantándose de la silla. "¡¿Pues qué clase de hospital es este?!"
"Señorita, le suplico que se calme un poco…" dijo el doctor Rallis, tratando de tranquilizarla. "Por favor, tome asiento…"
"¿Y dónde está esa enfermera incompetente?" ordenó saber. "¡Voy a demandarla por negligencia! Y si no logro refundirla en la cárcel, me aseguraré que el único trabajo que pueda ejercer sea el de sirvienta."
"La señorita Yuko ya ha sido entregada a las autoridades." Dijo el hombre, bastante asombrado por las palabras de Saori. "Ahora quiero que hablemos sobre el paciente… realmente creo que debería permanecer unos días en el hospital hasta que esté completamente restablecido…"
"¿Usted cree que voy a dejar que él permanezca un día más en este lugar?" espetó Saori. "En este momento le exijo ordene que Shakka sea dado de alta."
"Pero, señorita, comprenda que…"
"Si usted no da la orden, de todas maneras me lo llevaré." Advirtió la mujer. "Así que le recomiendo que no complique más las cosas ¿entendido?"
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Aiolia logró convencer a Kanon de volver a la Mansión Kido, y como el camino era largo, y el silencio incomodo, pronto comenzaron a comentar sobre cualquier trivialidad que les viniera en mente. A los pocos minutos, se encontraron conversando con toda apertura. El caballero de Leo no podía creer lo fácil que era llevar una conversación con Kanon. La voz del hermano menor de Saga era agradable y envolvente, cualidades que no había notado hasta entonces.
"Yo prefiero considerar mi estadía en Sonion Cape como 'unas muy largas vacaciones en el mar' ¿sabes?" bromeó Kanon, refiriéndose a los 13 años que permaneció encerrado en aquella húmeda prisión de piedra.
El santo de Leo se sorprendió de la ligereza con que Kanon hablaba del asunto. Algunos dicen que es extremadamente difícil modificar lo opinión que una persona tiene sobre otra… bueno, Kanon lo estaba logrando. Aiolia estaba conociendo el lado bromista y tranquilo de su compañero.
Hablaban sobre sus vidas, se burlaban de algunos compañeros, criticaban a Saori… la verdad era que, por extraño que pudiese parecer, concordaban en muchas cosas.
Y llegaron a la Mansión. El camino les pareció muy rápido a los dos. Lo primero que notaron fue que la camioneta en que sus compañero se habían marchado no estaba ahí. Bueno, de cierta manera eso fue un alivio para Kanon. Se decidieron a entrar, y encontraron todo en silencio.
"Que extraño…" comentó Aiolia, pero sin darle mucha importancia al hecho. "Creo que voy a cambiarme." Los dos aun estaban vestidos con unos simples shorts y camisetas, algo no muy apropiado por si de casualidad llegaran Saori o los demás.
"Sí, yo también…"
Subieron las escaleras, y el primero que llegó a su cuarto fue Aiolia. Le extrañó ver la puerta abierta, y se asomó con cuidado. Se alejó bastante sonrojado al descubrir a Saga y Mu a medio vestir, besándose en la que era su cama. ¡¿Qué clase de extraña atracción sobrenatural tenía su habitación para que todas las parejitas en la Mansión la encontraban tan apropiada para besarse?!
Kanon, al ver la reacción de Aiolia, decidió mirar dentro de la habitación. De inmediato se encontró bajando las escaleras en silencio en compañía del caballero de Leo, quien no pudo evitar reírse al ver una expresión de disgusto en el hombre junto a él.
"¡No te burles!" replicó Kanon, molesto. "¡Tu tendrías la misma cara si vieras a tu hermano metido en la cama con alguien, seguramente a punto de…!" sacudió la cabeza, tratando de no imaginar más cosas.
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El Fénix se encontraba en las afueras del hospital. Un tedioso estado de estupor lo había inundado. Se sentía cansado. No le apetecía hacer nada ni ver a nadie, bueno, a nadie excepto a Shakka… pero sabía bien que si regresaba ahí adentro, de todas maneras no lo dejarían acercársele.
Aun no podía creer que había estado a punto de perder a Shakka, que por un momento su corazón se detuvo… jamás se perdonaría el no haber confesado sus sentimientos… pero era como si el destino, a quién él ya había catalogado como uno de sus peores enemigos, tratara de hacer hasta lo imposible por evitarlo.
No, ya no podía posponer más la cosas. Iba a entrar a ver a Shakka y decirle todo, aunque tuviera que derribar la puerta de la habitación.
Entró al estacionamiento, y se ocultó de algunos hombres que subían a alguien más a una ambulancia. En cuanto escuchó que el transporte se alejaba, fue directo al ascensor del lugar. Así podría subir directamente al tercer piso sin que nadie lo supiera.
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Los caballeros se habían dispersado en cuanto Saori se marchó en compañía del doctor, dejando solos a Camus y Milo.
"Camus, no debiste…" El escorpión bajó la mirada, angustiado. "Fue mi culpa… debí ser más cuidadoso al manejar…"
"Oye…" levantó el rostro de Milo, haciendo que le mirase. "No te preocupes…"
"Pero…" se sintió mal al ver una sonrisa en los labios del santo de Acuario. Él no tenía por que haber tomado la responsabilidad de aquello. "¡No sabemos que clase de reprimenda te podría aplicar Saori…!"
"Ya verás que no hace nada…" respondió Camus, con toda tranquilidad. "Yo le explicaré que todo fue un accidente… que Shakka simplemente apareció de la nada enfrente de nosotros, y que fue imposible frenar." Acarició el cabello del santo de Escorpión dulcemente, mientras lo acercaba para hablarle al oído. "Pero tu ya deberías ir pensando en como vas a compensarme por este favor…"
La escena fue interrumpida por la presencia de Saori, quien no parecía más alegre que cuando se fue.
"¿Ocurre algo?" preguntó Milo, con mucha cautela.
"Reúnan a los demás." Dijo Saori, bastante decidida. "Nos regresamos a la casa en este instante."
"Pero… ¿y Shakka?"
"Ya está siendo llevado a la Mansión en una ambulancia." Respondió la mujer.
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Ikki finalmente llegó al tercer piso, y tomando prestada la bata de uno de los doctores, se encaminó a la habitación 369. Tanta era su prisa por verlo, que ni siquiera tenía cuidado en no chocar con las personas en los pasillo, o al menos detenerse para disculparse.
Abrió la puerta, sonriendo. Las cortinas alrededor de la cama estaban cerradas, y con anhelo las hizo a un lado, encontrándose con… ¿una anciana?
"¿Es usted mi doctor?" preguntó la mujer, bastante molesta. "Pues permítame quejarme de los servicios de este lugar ¡hacía horas que estaba esperando para que me asignaran una cama!"
El Fénix no sabía que hacer… ¿quién demonios era esa viejecilla, y por qué estaba en la habitación de Shakka?
Decidido a buscar respuesta, salió de la habitación.
"¡No me deje hablando sola, bribón!" gritó la anciana, al ver que Ikki se iba. "¡Deme su nombre, barbaján! ¡Pondré una queja contra usted también!"
Detuvo a la primera enfermera que encontró en su camino, tomándola bruscamente del brazo.
"¿Dónde está el paciente de la habitación 369?" preguntó, bastante alterado. La mujer se quejó ante la brusquedad de Ikki. "¿Le ocurrió algo?"
"¡No…!" logró soltarse del agarre. "Lo dieron de alta, y una ambulancia se lo ha llevado."
"¿Ambulancia?" recordó su estadía en el estacionamiento. "¡Maldición!"
"Oiga…" dijo la enfermera, observándolo con detenimiento. "Usted no trabaja aquí ¿verdad?"
No se quedó a responder a la enfermera, en lugar de eso, fue de regreso al ascensor por el que había llegado.
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NOTAS:
Hola a todo el mundo… ¿qué les pareció el capitulo 12? ¿corto? ¿lento? ¿malo?
Probablemente sí ¿verdad? ˆˆU
Bueno… la verdad quise terminar este capitulo lo más pronto posible para ya bien decirles que onda con eso de la nominación… (ya que Mi Koushiro Yamato me hizo el favor de aclararme un poco las cosas)
Si ustedes creen que mi fic es bueno, les gusta, y creen que se merezca el titulo de 'Mejor fic de Romance' pues por favor voten por 'Desear ser amado' en la url que está en los reviews (ya que aqui la puse y no aparece)
Eh… creo que eso es todo. ¡Un beso, y gracias por todo!
Gracias. Ahora si. ¡Lean, por favor!
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Capitulo 12: Imprudencias.
Saori había dejado la habitación 369 para que Shakka descansara, y ahora se encontraba en la sala de espera con los santos de oro. Por información de la recepcionista se había enterado que su caballero había sido ingresado al hospital debido a que fue arrollado.
"¡No quiero café!" gritó, tirando al suelo un vaso de café que Afrodita le había traído de la cafetería. "¡Lo que quiero es una maldita explicación!" pasó la vista sobre los aterrados caballeros. Tomó un largo respiro, tratando de calmarse un poco."Quiero saber quien es el responsable de esto…" no recibió respuesta. "¿Nadie?" permanecieron en silencio. No podían delatar a un compañero, eso sería peor que apuñalarlo por la espalda, así que lo único que les quedaba por hacer era esperar a ver si Milo responsabilizaba del asunto. "Trato de ser paciente con ustedes, muchachos, pero no me están ayudando mucho… se los voy a preguntar solo una vez más… ¿quién de ustedes es el responsable de esto?"
Milo cerró los ojos, y se dispuso a levantar la mano, aceptando que él había atropellado al caballero de Virgo, y enfrentar las consecuencias, pero antes de poder hacerlo, la voz de Camus lo interrumpió.
"Yo soy el responsable…" dijo el santo de Acuario, dando un paso al frente. Todos los otros hombres lo miraron, asombrados. ¿Quién en su propio juicio se haría responsable de algo que no había hecho, y en especial cuando a quien debería rendir cuentas era a una persona con el temperamento de Saori Kido?
"Pero…" comenzó a decir Milo, mas la gélida mirada de su amor lo silenció. Fue como si Camus claramente le hubiera dicho 'Ya dije que fui yo, así que ahora cállate y no lo arruines'.
"Bueno… Camus…" dijo Saori, algo sorprendida, pues la identidad del culpable le había tomado desprevenida por completo. "Nunca creí que fueras tu el responsable…"
"¿Señorita Kido?" preguntó el doctor que era responsable del cuidado de Shakka.
"Sí, soy yo." Respondió la mujer, girando hacia el hombre de bata blanca.
"¿Podría hablar con usted un minuto, por favor?" la mujer asintió. "Haga el favor de seguirme a mi oficina."
"Seguro…" comenzaron a caminar hacia la oficina, pero no sin que antes Saori mirase a Camus y le advirtiera que ya luego arreglarían cuentas ellos dos.
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Shakka permanecía recostado en su cama de hospital, sintiéndose completamente demacrado. No estaba muy seguro de lo que había ocurrido en las ultimas horas… todo estaba muy confuso dentro de su cabeza… por lo menos Saori se había marchado de la habitación de una buena vez. No había dejado de preguntarle una y otra vez si se encontraba bien. Había estado a punto de irse al otro mundo ¿acaso la respuesta no era un poco obvia?
Poco a poco fue uniendo cabos sueltos en su mente. Lo habían atropellado… así que por alguna razón se encontraba en la calle… sí, había salido corriendo… ¿por qué?… un recuerdo de Saga e Ikki discutiendo a mitad de un pasillo brilló en su cerebro. Se había sentido mal por las palabras de Fénix… y se fue con Saga… pero… pero… pero algo había ocurrido… algo relacionado con… ¡Mu!
Gran cantidad de imágenes detonaron su cabeza. Saga y él en la habitación… él, con las manos sobre el cuello del otro hombre… la puerta dando paso al santo de Aries… él corriendo por la calle… unas redondas y brillantes luces… y luego nada. Una oscuridad en la que solo el frío parecía existir. Aunque… estando inconsciente creyó oír la voz de Ikki… ¡podía jurar que lo había escuchado! Pero Saori le dijo que no había visto al Fénix en el hospital… ¡Cielos, como dolía su cabeza!
Cansado de tanto pensar, se recargó en la almohada, y se dispuso a descansar, pero nada más. No pensaba cometer el error de cerrar los ojos otra vez mientas se encontrase en ese lugar.
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"Eso es por haber estado jugando con Shakka." Dijo Mu, tratando de parecer molesto. "Y debería darte otro por lo que estaba pasando aquí antes de que yo llegara."
Saga sonrió ante las palabras de Mu. ¿Acaso había estado celoso de Shakka? Probablemente si, al igual que él lo había estado por culpa de Ikki.
No le dio importancia al golpe que le propinó, ya que en verdad se merecía eso y más. Aunque parecer ya nadie quería golpear a nadie.
"¿Por qué nunca me dijiste nada?" preguntó Saga, acariciando una de las mejillas del caballero de Aries. "¿Por qué no trataste de darme a entender tus sentimientos?"
"¿De qué rayos estas hablando?" se quejó Mu, indignado. "¡Más obvio no podía ser! ¿Qué querías? ¿Qué simplemente llegara y te besara?"
"Habría funcionado, créeme." Dijo Saga, sonriendo.
"¿Ah, si? Si no mal recuerdo, la única ocasión en que intenté hacerlo terminé en medio de un enorme charco de lodo."
"Tienes razón, discúlpame." Se acercó lentamente, con toda la intención de besarlo. Prometo que esta vez no voy a empujarte."
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"¿Qué ocurre, doctor?" dijo Saori, tomando asiento frente al escritorio de la oficina del doctor Rallis.
"Primero que todo, deseo ofrecerle una disculpa…" dijo el hombre, desviando la vista. "La imprudencia por parte de una enfermeras de la institución fue la causante de la recaída de la salud de su amigo…"
"¿A qué se refiere con 'imprudencia'?" inquirió la mujer.
"Esta enfermera, la señorita Yuko, administró al paciente una dosis de anestesia sin que esto fuera indicado." Se acomodó los lentes. "Una dosis muy fuerte que lo llevó a estar al borde de la muerte… Incluso tuvimos que reanimar su cuerpo."
"¿Está diciéndome que Shakka pudo haber muerto por la incompetencia de esa mujer?" dijo, levantándose de la silla. "¡¿Pues qué clase de hospital es este?!"
"Señorita, le suplico que se calme un poco…" dijo el doctor Rallis, tratando de tranquilizarla. "Por favor, tome asiento…"
"¿Y dónde está esa enfermera incompetente?" ordenó saber. "¡Voy a demandarla por negligencia! Y si no logro refundirla en la cárcel, me aseguraré que el único trabajo que pueda ejercer sea el de sirvienta."
"La señorita Yuko ya ha sido entregada a las autoridades." Dijo el hombre, bastante asombrado por las palabras de Saori. "Ahora quiero que hablemos sobre el paciente… realmente creo que debería permanecer unos días en el hospital hasta que esté completamente restablecido…"
"¿Usted cree que voy a dejar que él permanezca un día más en este lugar?" espetó Saori. "En este momento le exijo ordene que Shakka sea dado de alta."
"Pero, señorita, comprenda que…"
"Si usted no da la orden, de todas maneras me lo llevaré." Advirtió la mujer. "Así que le recomiendo que no complique más las cosas ¿entendido?"
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Aiolia logró convencer a Kanon de volver a la Mansión Kido, y como el camino era largo, y el silencio incomodo, pronto comenzaron a comentar sobre cualquier trivialidad que les viniera en mente. A los pocos minutos, se encontraron conversando con toda apertura. El caballero de Leo no podía creer lo fácil que era llevar una conversación con Kanon. La voz del hermano menor de Saga era agradable y envolvente, cualidades que no había notado hasta entonces.
"Yo prefiero considerar mi estadía en Sonion Cape como 'unas muy largas vacaciones en el mar' ¿sabes?" bromeó Kanon, refiriéndose a los 13 años que permaneció encerrado en aquella húmeda prisión de piedra.
El santo de Leo se sorprendió de la ligereza con que Kanon hablaba del asunto. Algunos dicen que es extremadamente difícil modificar lo opinión que una persona tiene sobre otra… bueno, Kanon lo estaba logrando. Aiolia estaba conociendo el lado bromista y tranquilo de su compañero.
Hablaban sobre sus vidas, se burlaban de algunos compañeros, criticaban a Saori… la verdad era que, por extraño que pudiese parecer, concordaban en muchas cosas.
Y llegaron a la Mansión. El camino les pareció muy rápido a los dos. Lo primero que notaron fue que la camioneta en que sus compañero se habían marchado no estaba ahí. Bueno, de cierta manera eso fue un alivio para Kanon. Se decidieron a entrar, y encontraron todo en silencio.
"Que extraño…" comentó Aiolia, pero sin darle mucha importancia al hecho. "Creo que voy a cambiarme." Los dos aun estaban vestidos con unos simples shorts y camisetas, algo no muy apropiado por si de casualidad llegaran Saori o los demás.
"Sí, yo también…"
Subieron las escaleras, y el primero que llegó a su cuarto fue Aiolia. Le extrañó ver la puerta abierta, y se asomó con cuidado. Se alejó bastante sonrojado al descubrir a Saga y Mu a medio vestir, besándose en la que era su cama. ¡¿Qué clase de extraña atracción sobrenatural tenía su habitación para que todas las parejitas en la Mansión la encontraban tan apropiada para besarse?!
Kanon, al ver la reacción de Aiolia, decidió mirar dentro de la habitación. De inmediato se encontró bajando las escaleras en silencio en compañía del caballero de Leo, quien no pudo evitar reírse al ver una expresión de disgusto en el hombre junto a él.
"¡No te burles!" replicó Kanon, molesto. "¡Tu tendrías la misma cara si vieras a tu hermano metido en la cama con alguien, seguramente a punto de…!" sacudió la cabeza, tratando de no imaginar más cosas.
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El Fénix se encontraba en las afueras del hospital. Un tedioso estado de estupor lo había inundado. Se sentía cansado. No le apetecía hacer nada ni ver a nadie, bueno, a nadie excepto a Shakka… pero sabía bien que si regresaba ahí adentro, de todas maneras no lo dejarían acercársele.
Aun no podía creer que había estado a punto de perder a Shakka, que por un momento su corazón se detuvo… jamás se perdonaría el no haber confesado sus sentimientos… pero era como si el destino, a quién él ya había catalogado como uno de sus peores enemigos, tratara de hacer hasta lo imposible por evitarlo.
No, ya no podía posponer más la cosas. Iba a entrar a ver a Shakka y decirle todo, aunque tuviera que derribar la puerta de la habitación.
Entró al estacionamiento, y se ocultó de algunos hombres que subían a alguien más a una ambulancia. En cuanto escuchó que el transporte se alejaba, fue directo al ascensor del lugar. Así podría subir directamente al tercer piso sin que nadie lo supiera.
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Los caballeros se habían dispersado en cuanto Saori se marchó en compañía del doctor, dejando solos a Camus y Milo.
"Camus, no debiste…" El escorpión bajó la mirada, angustiado. "Fue mi culpa… debí ser más cuidadoso al manejar…"
"Oye…" levantó el rostro de Milo, haciendo que le mirase. "No te preocupes…"
"Pero…" se sintió mal al ver una sonrisa en los labios del santo de Acuario. Él no tenía por que haber tomado la responsabilidad de aquello. "¡No sabemos que clase de reprimenda te podría aplicar Saori…!"
"Ya verás que no hace nada…" respondió Camus, con toda tranquilidad. "Yo le explicaré que todo fue un accidente… que Shakka simplemente apareció de la nada enfrente de nosotros, y que fue imposible frenar." Acarició el cabello del santo de Escorpión dulcemente, mientras lo acercaba para hablarle al oído. "Pero tu ya deberías ir pensando en como vas a compensarme por este favor…"
La escena fue interrumpida por la presencia de Saori, quien no parecía más alegre que cuando se fue.
"¿Ocurre algo?" preguntó Milo, con mucha cautela.
"Reúnan a los demás." Dijo Saori, bastante decidida. "Nos regresamos a la casa en este instante."
"Pero… ¿y Shakka?"
"Ya está siendo llevado a la Mansión en una ambulancia." Respondió la mujer.
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Ikki finalmente llegó al tercer piso, y tomando prestada la bata de uno de los doctores, se encaminó a la habitación 369. Tanta era su prisa por verlo, que ni siquiera tenía cuidado en no chocar con las personas en los pasillo, o al menos detenerse para disculparse.
Abrió la puerta, sonriendo. Las cortinas alrededor de la cama estaban cerradas, y con anhelo las hizo a un lado, encontrándose con… ¿una anciana?
"¿Es usted mi doctor?" preguntó la mujer, bastante molesta. "Pues permítame quejarme de los servicios de este lugar ¡hacía horas que estaba esperando para que me asignaran una cama!"
El Fénix no sabía que hacer… ¿quién demonios era esa viejecilla, y por qué estaba en la habitación de Shakka?
Decidido a buscar respuesta, salió de la habitación.
"¡No me deje hablando sola, bribón!" gritó la anciana, al ver que Ikki se iba. "¡Deme su nombre, barbaján! ¡Pondré una queja contra usted también!"
Detuvo a la primera enfermera que encontró en su camino, tomándola bruscamente del brazo.
"¿Dónde está el paciente de la habitación 369?" preguntó, bastante alterado. La mujer se quejó ante la brusquedad de Ikki. "¿Le ocurrió algo?"
"¡No…!" logró soltarse del agarre. "Lo dieron de alta, y una ambulancia se lo ha llevado."
"¿Ambulancia?" recordó su estadía en el estacionamiento. "¡Maldición!"
"Oiga…" dijo la enfermera, observándolo con detenimiento. "Usted no trabaja aquí ¿verdad?"
No se quedó a responder a la enfermera, en lugar de eso, fue de regreso al ascensor por el que había llegado.
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NOTAS:
Hola a todo el mundo… ¿qué les pareció el capitulo 12? ¿corto? ¿lento? ¿malo?
Probablemente sí ¿verdad? ˆˆU
Bueno… la verdad quise terminar este capitulo lo más pronto posible para ya bien decirles que onda con eso de la nominación… (ya que Mi Koushiro Yamato me hizo el favor de aclararme un poco las cosas)
Si ustedes creen que mi fic es bueno, les gusta, y creen que se merezca el titulo de 'Mejor fic de Romance' pues por favor voten por 'Desear ser amado' en la url que está en los reviews (ya que aqui la puse y no aparece)
Eh… creo que eso es todo. ¡Un beso, y gracias por todo!
