Hola a todas, capitulo 25!!!!!!!!!. Los Merodeadores NO son míos,bueno,sí inconcientemente.....T____T lástima. Besitos. M.O.S DEJEN REVIEW....

25 Capítulo_¿Dónde estás?.

Lily no había logrado dormir esa noche. Pensaba en James y en dónde se encontraría. Pensó en decirle a McGonagall, pero crearía demasiada tensión en la escuela. -Lily, ¿qué haces aquí?-le preguntó Bella en la sala común. -Pensaba-dijo. Notó que Bella la miraba extrañada.-Estoy preocupada por James, ayer no apareció en todo el día-dijo tocándose el pelo rojo. -No te preocupes-le dijo Bella. -Ni siquiera estaba en su cama Bella, no puede ser-dijo Lily. En ese momento fueron interrumpidas por la profesora McGonagall, que se veía muy preocupada. -Evans, Figg, quiero saber si saben algo sobre Potter-dijo con voz dura. -¿Por qué?¿qué pasó?-preguntó Lily asustada. -Hemos encontrado su túnica tirada en los lindes del bosque, y Potter tenía terminantemente prohibido acercarse a éste-dijo McGonagall, sorprendiendo a las dos jóvenes. Lily miró a la profesora rogando que no fuese cierto lo que decía, pero ésta solo seguía mirándola. -Bueno, será mejor que avisemos arriba ¿no?-dijo Lily temblando. McGonagall asintió con la cabeza y salió de la sala común. Lily y Bella subieron las escaleras hacia el dormitorio de los muchachos. -¿Crees que le haya ocurrido algo grave?-preguntó Bella. Lily no sabía que contestar. Era cierto que James era muy bromista y le gustaba desaparecer, pero de ahí a hacer creer que estaba perdido, no. Llegaron a la puerta de la habitación, en la cual, debajo de la escritura de "Séptimo", se encontraba un cartelito en el que decía "Los Merodeadores". -Para que sepamos que duermen aquí-dijo Bella riendo. Entraron a la habitación. Los tres jóvenes dormían plácidamente. Se dirigieron a la primera cama, corrieron el dosel y se encontraron con Sirius, que estaba semidesnudo. -¿Desde cuando duerme así?-preguntó Lily. Bella no le respondió, miraba demasiado interesada a Sirius. Lo tocó despacio. -Sirius, Sirius, despierta-le dijo. Él se retorció un poco en la cama adoselada y abrió los ojos levemente. Se quedó mirando a Arabella unos minutos. Le sonrió. -¿Qué necesitas?¿quieres mimos desde tan temprano?-preguntó. -Sirius, ¿¿¿ya a estas horas de la mañana eres pesado???-preguntó Bella con un leve tinte rojo en las mejillas. -Yo te quiero-dijo él tomándole la mano. -James no aparece-dijo Lily interrumpiéndolos. Sirius la miró sin comprender. -¿Cómo dices?-dijo él. Se levantó de la cama, ante las miradas sorprendidas de las jóvenes. -Lunático, Lunático, despierta, Cornamenta no aparece-le dijo, sacudiéndolo. Remus lo golpeó en el brazo. Lo miró confundido y asustado. Temía lo peor. -¿Hace cuánto que no aparece?-preguntó levantándose y vistiéndose. -Desde ayer-dijo Lily mirando al piso y lagrimeando. -Lily, no te preocupes, aparecerá-dijo Remus poniéndose una media y cayendo al suelo, luego de perder el equilibrio. Los otros tres que lo acompañaban irrumpieron en carcajadas. -¿Qué soy, el hazmerreír?-preguntó Remus. Sirius asintió con la cabeza. -Debemos despertar a Colagusano-dijo Remus mirando hacia una de las camas cerca de la ventana. Sirius se acercó a ésta y pateó al que estaba acostado sobre ella. Peter se despertó sobresaltado y maldiciendo. -Colagusano, no me dirás eso a mí ¿o sí?-preguntó Sirius haciéndose el ofendido. Peter lo miró enojado y se dirigió al baño. -Déjalo-dijo Sirius. Los tres salieron de la habitación. Como era un secreto lo de James, toda la escuela ya estaba enterada. Las admiradoras de él que estaban en Gryffindor se habían reunido alrededor del sofá más grande, el favorito de James. Cuando vieron a Sirius y a Remus, se lanzaron sobre ellos haciéndoles preguntas. -No sabemos nada-dijo Remus. Miró a Sirius y vio que varias chicas le pedían autógrafos. Remus chasqueó la lengua en signo de censura. Tomó a su amigo del brazo y lo arrastró afuera. -Deja de hacer estupideces, debemos ocuparnos de James-le dijo enojado. -NO puede, son sus especialidades-dijo Bella, tan molesta como Remus. -Ya, no discutan-dijo Lily llorando. -¿Buscamos a Dumbledore?-preguntó Sirius. Los otros tres asintieron. Caminaron en dirección al despacho del director. Se encontraron con Severus, que no se veía para nada preocupado. Al verle la cara a Lily, su humor cambió. -Lily ¿qué pasa?-preguntó. -¿No te enteraste? James está desaparecido desde ayer-le dijo Remus enojado. -No lo sabía-dijo Severus. -Tengo miedo Severus-dijo Lily llorando-¿dónde está? No quiero que muera, ¿y si lo mataron?-dijo sin consuelo. -Vamos-dijo Sirius, pasando su brazo por encima del hombro de la muchacha. Llegaron a la gárgola que se encontraba a la entrada del despacho. -¿Y la contraseña?-dijo Bella asustada. -No te preocupes, estuve ayer aquí, Dumbledore no las cambia muy seguido- dijo Sirius encogiéndose de hombros.-Grageas de todos los sabores-dijo. La gárgola se movió lentamente, dándoles espacio para subir por la escalera que acababa de aparecer. Subieron. Llegaron a la puerta del despacho, dentro del cual se escuchaban voces alteradas. Remus golpeó la puerta lentamente. -Pase-dijo la voz seca del director. Entraron cautelosos. El director estaba parado frente a la ventana y tenía una expresión bastante extraña en los ojos. Una hermosa mujer de cabellos castaños y ojos color café estaba sentada enfrente del escritorio de Dumbledore, llevaba una hermosa túnica verde oscura, lo que demostraba que ella era de un buen nivel económico. Sus cabellos rizados estaban sueltos y en sus ojos se veía una extrema preocupación. El hombre junto a ella era morocho, de pelo negro azabache, ojos celestes, los cuales se mostraban duros, y alto. Pasaba los cuarenta años, pero aún así seguía siendo atractivo. A Lily ese hombre le pareció familiar, ya que éste tenía el mismo cabello que James, negro y revuelto, además de parecerse mucho físicamente. -Jóvenes, acérquense-le dijo Dumbledore. Lily seguía mirando a las dos personas desconocidas. -Señor Potter, ¿cómo está?-preguntó Remus cordialmente. Lily miró al hombre cuarentón y comprendió por qué le recordaba tanto a James: el hombre era el padre del joven. -¿Cómo crees, Remus?-dijo angustiado. -Pues no creo que feliz-dijo Sirius dándole la mano. -¿Se sabe algo sobre James?-preguntó Lily tímidamente. Los padres de James la miraron asombrados. -No, Lily, no se sabe nada-dijo Dumbledore. -Tú eres Lily-dijo la hermosa mujer. -Si-contestó Lily sin comprender. -James tenía razón, eres bellísima-le dijo-James me habló mucho sobre ti-le dijo al oído. -¿Si?-preguntó Lily ruborizada. -Perséphone Potter, mucho gusto-le dijo dándole la mano. Lily la estrechó amistosamente. La madre de James era un encanto, ahora entendía por qué el joven era tan cordial y le tenía tanta estima a su madre. -James me dijo que está enamorado de ti-le volvió a decir la madre de James al oído. Lily volvió a ruborizarse. Miró al hombre sentado junto a ella. -Él es mi marido, Alan-le dijo.-Déjalo, siempre es así con los desconocidos- . -James es muy parecido a él-dijo Lily por lo bajo. Perséphone se puso sombría. -Sí, solo físicamente, de forma de ser es como yo-dijo ella. -Pues, su hijo es un encanto, felicitaciones, tiene a un gran hombre y caballero como hijo-dijo Lily ruborizada.-Yo estoy muy enamorada de James, señora-le confesó. Perséphone la miró sorprendida. -Varias chicas me dijeron lo mismo, ¿estás afiliada al club de fans?-le preguntó. Lily negó con la cabeza.-Me parece muy bien-dijo ella. -Lo que siento por él es de verdad, esas solo lo quieren por ser el mejor buscador de la escuela y... por lo guapo que es-dijo Lily más ruborizada aún.-Sé muy bien que él la escucha, dígale que me perdone-le dijo en forma suplicante. Perséphone estuvo a punto de decirle algo, pero la voz de su marido la interrumpió. -Y, Dumbledore ¿qué cree que haya ocurrido?-preguntó. -El señor Black aquí presente, junto con la señorita Figg, también presente, fueron atacados en el bosque por un hombre encapuchado-dijo Dumbledore mirando a los señores Potter. Alan miró al piso preocupado. Perséphone comenzó a lagrimear. -Perséphone, no te preocupes-dijo Alan.-Sabes que nuestro hijo es muy travieso-siguió abrazándola. -Él es lo más preciado que tenemos, Alan-dijo llorando. Lily lloraba con ella. -Bueno, salgamos de aquí, Dumbledore, déjenos tomar un poco de aire-dijo Alan Potter. Salieron del despacho del director más preocupados de lo que estaban.