Los caballeros dorados
El padre de Natalie se ofreció muy amablemente a llevarlo hasta la estación de King's Cross, fue un gran alivio para el tío Vernon. Ninguno de los tres le preguntaron a Harry que hacía llevando una lechuza al colegio, eso también le sorprendió ¿por qué no le hacían preguntas tan obvias como por qué tenía una lechuza como mascota?
- Oye, hay quien tiene cocodrilos.
- No se pueden tener cocodrilos como mascotas, está prohibido. - le informó Natalie a E.J. mientras ayudaban a Harry poner el equipaje en un carrito.
- A ver tía lista, entonces que hay en el lago de mi tía Margie ¿una ballena?
- ¿Tú tía tiene un cocodrilo?
- No, el lago de mi tía tiene cocodrilos.
Natalie puso los ojos en blanco y se dirigió a Harry.
- Podemos acompañarte hasta el tren.
- No, no - se apresuró a contestar Harry - no podéis, es zona restringida, sólo pueden pasar los familiares. - fue la primera excusa que se le pasó por la cabeza.
- Bien pues, nos vemos dentro de tres meses, no olvides mandarnos tu dirección.
- Claro.
- Hasta pronto chaval, no olvides a los amigos que dejas atrás ¿e?
- No - sonrió Harry y Natalie se acercó para besarle en una mejilla, a Harry se le cortó la respiración.
- Nos vemos pronto.
- A-adios. - tartamudeó aún cogido por la sorpresa y se alejó sin mirar atrás.
Ya fuera de la vista de los dos amigos muggles, se acercó al muro entre el andén nueve y diez, cogió carrerilla y traspasó la entrada hasta llegar al andén nueve y tres cuartos.
Un gran revuelo lo esperaba al otro lado del muro, le daba la sensación de que había más gente que de costumbre y eso que había llegado cinco minutos antes de las once. Todos los pasajeros estaban muy ansiosos y la mayoría de ellos alzaba constantemente la cabeza para ver algo incomprensible para Harry.
- ¡Harry! - Hermione Granger se acercó a él corriendo - ¿se puede saber donde te has metido este verano? ¿otra vez Dobby ha intentado evitar que vinieras a Hogwarts? pues dile que esta vez se ha lucido.
- ¿Qué quieres decir?
- Hogwarts Express - señaló el tren cobrizo tapado por una multitud de curiosos - cuando ya estábamos casi todos subidos, nos han hecho bajar otra vez, aún no nos han dicho que pasa, pero lo más probable es que sea una avería.
- ¿Avería? ¿el Hogwarts Express puede averiarse?
- Harry - pronunció su nombre con esa autosuficiencia que la caracterizaba - el Hogwarts Express es un tren normal y corriente, no se mueve mágicamente, te recuerdo que miles de muggles lo pueden ver en su trayecto, Hogwarts jamás se arriesgaría a ser descubierto por una tontería como una locomotora mágica. - cogió el carrito de Harry - anda, los señores Weasley nos están esperando, están muy preocupados por ti.
- Hermione... tu palabrería me provoca dolor de cabeza. - susurró Harry pero suficientemente alto como para que Hermione pudiera oírlo y quedarse estupefacta por la contestación de éste.
- ¡Harry! - la señora Weasley se le tiró al cuello y lo cubrió de besos - gracias al cielo que estás bien, estábamos muy preocupados por ti, no sabíamos si habías podido comprar todos los libros, déjame que te mire - lo repasó tratando de descubrir algún indicio de malos tratos - has crecido mucho y el pelo lo tienes más despeinado que nunca - sonrió forzosamente tratando de disimular el espanto que le producía eso, la señora Weasley tenía verdaderos combates de lucha libre con el pelo de Harry.
- ¿Todo bien, Harry? - Harry afirmó con la cabeza al señor Weasley.
- ¡Harry! - Ron se acercó hasta él - ¿qué tal? - dudó unos instantes - te mandé un correo para invitarte ¿no lo recibiste? - al menos él se había molestado en preguntarle como estaba y no ser tan directo como Hermione.
- P-sí - ¿por qué dudaba? - sí, lo recibí, pero es que... - ¿por qué no le decía la verdad? que había conocido a dos muggles y había pasado el verano con ellos. - verás, al final no pude venir...
- ¿Fue por tus tíos? - preguntó Ron, Hermione lo miraba de reojo.
- Sí, por mis tíos... - ¿pero como podía mentir a su mejor amigo? - me castigaron otra vez y no quería volver a meterme en líos y... - a cada palabra que soltaba de su boca se sentía peor.
- Pero podrías haberme mandado una lechuza, yo te hubiera ido a buscar.
- Ya, pero...
- Por alguna razón Harry decidió quedarse encerrado en casa de sus tíos - intervino Hermione con una sonrisa irónica - ¿no es así Harry?
Harry no dijo nada, se limitó a mantenerle la mirada.
- Ahora lo único que me preocupa es saber que está pasando con el Hogwarts Express, porque ya pasan diez minutos de las once y ha este paso nadie podrá llegar al colegio.
Pudo comprobar que algunos miembros de la Orden del Fénix estaban dando vueltas por el andén, tratando de controlar a la gente. Entonces vio a Tonks que con su varita señalaba algunos baúles para luego elevarlos y volverlos a poner en el tren, también se percató de su vestimenta, llevaba una larga capa negra con una raya roja que recorría toda la anchura de sus hombros, con una pluma de fénix que la atravesaba, con un rápido vistazo se percató de que había bastantes hombres con esa misma capa.
- ¡Remus! ¿qué a pasado? - Remus Lupin, el antiguo profesor de Defensa contra las artes oscuras que Harry había tenido cuando hacía tercero, se acercó a ellos dirigiéndose al señor Weasley, también llevaba la capa.
- Lo que nos temíamos todos, Ojoloco Moody ha hecho parar la locomotora para asegurarse de que lord Voldemort o algún mortífago no la hubiera apañado para aprovechar y matar a Harry.
La señora Weasley se estremeció y con un pequeño grito hizo ver a Lupin que Harry estaba allí con ellos y lo había escuchado.
- Hola Harry - sonrió Lupin como si no hubiera dicho nada, pero a Harry no le importaba, estaba acostumbrado a oír hablar de su muerte.
Un grado más alto en el habla de la gente les hizo percatarse de que el tren ya había sido revisado, incluidos todos los equipajes y que muchos de los alumnos se ponían en filas para entrar en los distintos vagones.
Varios miembros de la Orden del Fénix, al menos esa era la sensación que le daba a Harry cada vez que veía a alguien vestido con esa capa, pasaban su varita por cada alumno para luego dejarlos subir al tren.
- ¿Están chequeando a los alumnos? - preguntó horrorizada la señora Weasley - ¿pero que se han vuelto locos?
- Toda seguridad no es suficiente - se acercó al grupo Ojoloco Moody - si fuera por mi los desnudaría y les haría...
- ¡Por favor, cállese! - gritó indignada la señora Weasley.
- Vamos Harry, tú vendrás conmigo - y con un golpe de varita elevó su equipaje y empezó ha andar apartando la gente, de hecho la gente se apartaba por si sola cuando un gran baúl le daba en toda la cabeza.
Y pasando el control de los miembros de la Orden, fue conducido hasta un compartimiento de los últimos vagones, sorprendentemente vacío. Harry se sentó y esperó a que el tren se pusiera en marcha, aún pasaron unos veinte minutos.
- ¡Harry! - Neville Longbottom asomó la cabeza por la puerta del compartimiento - ¿puedo sentarme aquí?
- Claro.
- Que lío en el andén ¿verdad? un caballero dorado ha revisado a mi abuela, porque no paraba de gritar, Trevor por poco se vuelve a escapar - y le mostró su sapo.
- ¿Caballero dorado? - preguntó Harry extrañado.
- Sí, así es como se llaman los miembros de la Orden del Fénix. Después de que todo el mundo supiera que aquel-que-no-debe-ser-nombrado había vuelto, muchos de los aurores del Ministerio de Magia se unieron a la Orden del Fénix y al final el ministro no tubo más remedio que hacerla oficial.
- ¿Y ha pasado algo?
- Pues nada de nada - Neville dejó a Trevor a su lado mientras éste se quitaba la chaqueta y se sentaba frente a Harry - Quien-tú-sabes no ha dado ninguna señal de vida, lo están buscando por todas partes, pero tan siquiera pueden encontrarlo.
- ¿Y los mortífagos?
- Tanto el Ministerio como El Profeta dicen que de momento no hay ninguno.
- Deben de estar escondidos.
- Eso dice mi abuela, que muchos son unos cobardes y que se esconden para que no los descubran, también dice que aquel-que-no-debe-ser-nombrado está escondido, esperando el momento, trazando un plan... - miró por la ventana como los últimos alumnos terminaban de hacer la cola para subir - dicen que muchos de los padres no querían que sus hijos volvieran a Hogwarts, tienen miedo de que pueda pasarles algo.
- Pero Hogwarts es el lugar más seguro del mundo - repuso Harry un poco dolido por el último comentario de su compañero.
- Ya no Harry - Ginny Weasley apareció por la puerta - desde que se sabe que los Dementores se han aliado con quien-tu-sabes, todo el mundo tiene mucho miedo, incluso la falta de noticias por no saber que trama, que piensa hacer, ha generado el pánico por todas partes. Por ahora los caballeros dorados infunden un poco de tranquilidad, pero no por mucho tiempo.
Y fue en ese momento cuando se sintió peor que nunca, él disfrutando de unas maravillosas vacaciones de verano junto a sus nuevos amigos y el mundo al que realmente pertenecía cubierto por el pánico.
El tren se puso en marcha y los tres chicos se quedaron en silencio, Harry seguía culpándose mientras se dibujaba el paisaje exterior en su ventana.
- Bueno... - Neville rompió el silencio - ¿qué tal las vacaciones Harry?
Se quedó en blanco ¿qué podía decirle? ¿que mientras ellos no habían podido dormir por las noches, él sólo deseaba despertarse a la mañana siguiente para irse a bañar en la piscina de sus amigos muggles? ¿o tal vez que mientras ellos leían y releían los diarios en busca de alguna noticia, él se preocupaba por alisarse el pelo para estar presentable y causarle buena impresión a Natalie?
- Pues... igual - él no era ningún mentiroso ¿por qué no podía decir simplemente la verdad? por primera vez en su vida había pasado las mejores vacaciones de verano ¿qué tenía eso de malo?
Pero entonces sintió la vocecilla de Hermione en su cabeza, diciéndole y recordándole que habían estado muy preocupados por él, porque mientras unos completos extraños sólo trataban de hacer reír a Harry, sus verdaderos amigos trataban de proteger a Harry Potter.
- Mi abuela tiró el manual a la basura, se ha pasado el verano entero cocinando pasteles, se piensa que así no me preocupo o no me doy cuenta de lo que pasa...
- ¿Qué manual? - preguntó Harry.
- El Ministerio de Magia ha repartido manuales a todos los hogares mágicos, una especie de defensa para cuando aparezcan los mortífagos o el mismo quien-tu-sabes. - le comentó Ginny.
- ¿Manuales para protegerse? eso es una estupidez.
- Mi abuela dice que se sienten culpables, que ahora están tratando de enmendar todos los errores que cometieron el año pasado, por eso hicieron ese manual. - comentó Neville buscando en su mochila - fijaos, mi abuela me ha comprado una varita nueva ¿que os parece? - harry dibujó una pequeña sonrisa en sus labios de aprobación.
- ¿Dónde está tú Mimbulus mimbletonia Neville? - le preguntó Ginny.
- La profesora Sprout me la pidió a principios de verano, la vino a buscar a casa de mi abuela, ahora estará en los invernaderos de Hogwarts, tengo muchas ganas de verla.
- Desde luego ahora mismo debe ser enorme ¿no? - sonrió Ginny. Neville rió lleno de orgullo.
- ¿Y qué ha hecho el Ministro hasta ahora? – preguntó Harry.
- Pues banalidades a mi entender – comentó Ginny – mandar manuales, mensajes de apoyo, refuerzos… incluso han creado una especie de cursillos para profesar valor a todos aquellos que están aterrados.
- Pero… nada de eso hará que las cosas cambien, Voldemort está ahí, en alguna parte.
- ¿Y qué quieres que hagan Harry? – Neville temblaba cada vez que escuchaba pronunciar ese nombre. – estamos hablando del señor oscuro, él ha vuelto y por mucho que nos cueste aceptar…
- Comprendo – Harry interrumpió a Ginny – entonces, tendrá que cumplirse la profecía.
- ¡Harry! ¿Tú sabes que era la profecía? ¿Tú sabes que decía? – Neville lo miraba con los ojos completamente abiertos, tratando de no omitir un solo detalle, entonces pensó que Neville tenía derecho a saberlo, pues aunque Voldemort lo señalara como su igual, él también formaba parte de esa verdad, pero Ginny no.
- No, pero si es algo que quería Voldemort… - calló antes de seguir - ahora está destruido, no tiene más vuelta de página.
A los pocos minutos se unieron a ellos los dos prefectos, Ron no paraba de quejarse sobre algunos alumnos que estaban molestos por el trato en el andén, la mayoría de ellos de Slytherin. Hermione permanecía sospechosamente en silencio con Crookshanks en la falda y mirando por la ventana.
- Y entonces se nos ha plantado uno de séptimo, exigiendo comida gratis. En esta vida no se puede tener más...
- ¿Por qué no nos haces preguntas? - interrumpió de pronto Hermione a Ron.
Todos se quedaron en silencio por la forma desafiante en que Hermione había soltado esa cuestión, Harry sabía que iba dirigida a él.
- Teniendo en cuenta que hace dos meses que no sabes nada de nosotros, me sorprende que no nos abordes a preguntas como todos los años.
- ¡Me las ha hecho a mí! - soltó Neville de pronto, tratando de calmar un poco el ambiente.
- ¡Oh, valla! ¿le has hecho las preguntas a Neville? - Hermione giró la cabeza lentamente para mirar de frente a Harry - pues espero que tengas toda la información que necesitabas, al menos para hacer ver que te importamos un poco los demás y todo lo que hemos estado pasando estos últimos meses.
No podía creérselo ¿le estaba reprochando? ¿todo lo que habían pasado? ¿se podía imaginar ella, por un instante, todo lo que había pasado Harry? todas las pérdidas, las confrontaciones, los problemas, ella no tenía ni idea de lo que estaba hablando. Pero decidió no decir nada, no quería discutir el primer día.
- ¿No vas a decir nada? - Harry tan siquiera la miró.
Hermione se levantó precipitadamente y se hizo paso hasta la puerta de salida.
- ¿Dónde vas? - le preguntó Ron.
- Ha respirar, aquí me estoy ahogando.
Cuando salió todos se quedaron mirando a Harry, pero éste no hizo un sólo movimiento, en esos instantes deseó estar en compañía de E.J. y Nat, que le hicieran reír y olvidarse de todo lo demás. Cerró los ojos profundamente.
- No le hagas caso Harry, está un poco estresada por las clases y demás... - intentó calmarlo Ron.
- Sí, - trató de sonreír - ¿jugamos al ajedrez mágico?
[NdA]Ya sé que os puede sorprender esta sección teniendo en cuenta que acabáis de leer el tercer capítulo y en los anteriores no he comentado nada en absoluto, pero no puedo ignorar el extraño carácter que me ha salido en Hermione, teniendo en cuenta que además de sabihonda, ésta siempre ha sido muy dulce y comprensiva con Harry, lo cierto es que cada vez que me lo leía para corregir las típicas erratas, me sentía un tanto mal, porque este comportamiento no era parte de Hermione, no al menos con Harry, pero os anuncio que ya he encontrado la razón, mientras metía un poco de paja en este capítulo, me ha llegado una pequeña idea para excusarla, así que un poco de paciencia, creo que en el quinto capítulo, como mucho, ya lo explicaré nn
Ser comprensivos, trató de mantener el carácter original de los personajes tan bien como puedo, pero han pasado tantas cosas y Harry está tan dolido, que no puedo verlo de otro modo.
Espero que os esté gustando, dejar ideas o consejos, me ayudarán a seguir hasta el final, si es que creéis que merece la pena.
