Una profesora de lo más peculiar

A la mañana siguiente, Harry se apresuró a escribir una carta pidiendo los formularios para el envío de correo a muggles, subió a la lechucería y le dio el comunicado a Hedwig.

- Hola Harry. - alguien lo saludó justo en el instante en que soltaba a su lechuza. Al girarse vio que era Cho Chang.

- Ah, hola. - saludó éste impasible.

- ¿Qué tal las vacaciones?

- Es que tengo un poco de prisa, me voy ¿vale? - y salió corriendo.

Ahora se preguntaba como había podido fijarse en una chica tan oportunista e insoportable.

En la mesa de Gryffindor ya lo esperaban Hermione y Ron. Éste último le tendió su horario de clases.

- ¿Quien crees que nos dará Pociones, Harry? - le preguntó Ron dejando a un lado su horario para llenarse la boca de tortitas.

- Pues Snape ¿no? ¿quien va a ser? - Harry comprobó que tenía sesión doble Transfiguración y Defensa Contra las Artes Oscuras.

- Sólo para los que sacaron una E en sus TIMOS, Hermione se quedará sola - sonrió Ron muy divertido.

- Al menos yo permanezco en su clase porque soy buena estudiante, no como vosotros ¿ahora quien os dejará copiar los deberes? ¿e?

- Esto... - Harry interrumpió a Hermione - que yo también he sacado una E en Pociones - susurró observando como a sus dos amigos se les abría la boca de la sorpresa.

- ¿En serio? No fastidies... - Ron dejó caer su tenedor.

- ¿En serio? Que poco me lo imaginaba... - Hermione soltó media sonrisa mientras que una lechuza le traía El Profeta como todas las mañanas. - Bueno, terminemos de desayunar que no quiero llegar tarde.

- Ya no tengo hambre - masculló Ron fastidiado.

Unas risas en la mesa de los profesores les llamaron a muchos la atención, al parecer la nueva profesora ya había soltado uno de sus chistes.

- Miedo me da... - Hermione se estremeció.

- Cuidado, no vaya ser que a la señorita no le impartan bien una clase. - ironizó Ron.

- ¿Se puede saber que te pasa a ti?

- ¡Esto me pasa! - señaló a Harry - por tu culpa Harry ha aprobado ¿es que no te da vergüenza?

- ¿Que me preocupe más de que aprobéis vosotros que yo misma? ¿eso tendría que darme vergüenza?

- Te lo advierto tía lista - Ron la amenazó con un dedo - como transformes a Harry en un empollón te las verás conmigo.

- Tranquilo, eso no pasará nunca... - y se levantó de la mesa.

- Gracias, por la parte que me toca - susurró Harry dando la vuelta a la mesa para salir.

Las clases de sexto iban a ser mucho más duras que las de quinto, pues ya los preparaban para los EXTASIS, McGonagall ni ninguno de los profesores que iban detrás, repararon en poner deberes, al contrario, tenían tantos que al llegar a su última clase del día, Defensa Contra las Artes Oscuras, algunos tenían decidido rogar a la nueva profesora que no les pusiera deberes, puesto que les había parecido simpática en la mesa de profesores durante las tres comidas que habían compartido.

- ¡Buenos tardes a todos! - saludó la profesora al llegar.

- Buenas tardes profesora Cartier - cantaron todos los alumnos a la vez, recordando lo que la antigua profesora de esa asignatura les había impartido.

La profesora dio un salto hacia atrás, mostrando una mueca de espanto.

- ¿Me he confundido de clase? - miró a su alrededor - ¿esto es sexto no? - entonces se rió de todos y se sentó encima de su mesa, cruzando una pierna sobre la otra. - dejaros de tonterías de saludos formales, casi me da un infarto. En fin... - se quedó en silencio mirando por la ventana. - que bonito paisaje desde aquí ¡anda! que bueno está ese Caballero Dorado de ahí - y se acercó a la ventana para mirar embobada.

Algunos rieron y Hermione se indignó.

- Espero que le toquen las guardias en mi tiempo libre - y guiñó un ojo. - bueno, será mejor que haga ver que trabajo, al menos sentiré que me merezco el sueldo. - cogió un pergamino y empezó a leerlo - que nombres, me entra vértigo de tan solo leerlos, bueno, espero que al final de curso ya me sabré algunos. - Se oían risitas y pequeños comentarios, Hermione estaba roja de la indignación. - Me presentaré, mi nombre es Monique Cartier y seré vuestra nueva profesora... ahora que lo pienso, tendré que echar más solicitudes para el año que viene, este puesto está maldito, que divertido - y se rió fuertemente, algunos alumnos la acompañaron. - Me han comentado que os eche un rollo sobre los EXTASIS - dijo sacando otro pergamino y leyendo mientras hacía muecas - resumiendo, los EXTASIS son un asco pero hay que pasarlos, así que a estudiar chavalines ¿alguna pregunta?

Hermione levantó rápidamente la mano.

- Sí, la chica del pelo de estropajo - muchos se rieron.

- Profesora Cartier...

- Podéis llamarme Monique, me siento menos vieja. - más risas.

- ¿En que consistirá su plan de estudios?

- ¿Ein? ¿plan de estudios? ¿y eso qué es? - la clase estalló en carcajadas.

- ¿Pero que clase de profesora es usted? Se burla de nosotros, nos ridiculiza y parece estar más interesada en lo que hay fuera.

- Perdona muchacha, no quería ofenderte ¿te has enfadado por el comentario del pelo? disculpa, si quieres luego te digo unos trucos muy buenos, tienes el mismo problema que tenía una amiga mía... - Hermione seguía mirándola amenazante - bien, el plan de estudios, pues... bueno, más o menos los temas del libro ¿tenéis libro no? - Hermione mostró una cara de horror - era una broma ¿como te llamas?

- Hermione Granger - dijo perdiendo la paciencia.

- Hermione, pues lo dicho, seguir el libro de Adivinación.

Hermione dejó escapar un chillido.

- Era otra broma - muchos de la clase estaban tirados por el suelo de tanto reír, la mayoría de Gryffindor, los de Ravenclaw eran más partidarios del sentido de humor de Hermione.

- ¿Alguna otra pregunta? - Hermione volvió a levantar la mano.

- ¿Sí, Hermione?

- ¿Y será todo teoría o tendremos clases prácticas?

- Bueno, más que nada la nómina ya me saldrá este mes, así que en teoría voy a seguir siendo la profesora de D.C.O.S. - Ron no podía ni respirar, tenía los ojos llenos de lágrimas de tanto reír, Harry se lo estaba pasando muy bien. - era otra broma Hermione, no tienes mucho sentido del humor, a partir de ahora te llamaré señorita ceñuda. Intentaré que las clases sean lo más amenas posible y que aprendáis algo, más que nada está estipulado en mi contrato. ¿Alguna pregunta más? ¿No? Pues ya podéis marcharos, hasta la próxima clase y ahora me voy antes de que se me escape el Caballero - y salió por la puerta.

Salieron de la clase alucinando por la actitud de esa nueva profesora. Cuando se sentaron en la sala común completamente vacía, Ron aún seguía riendo.

- ¡Es genial! ¡Magnífica! seguro que con ella aprobamos todos ¡la mejor profesora de la historia de Hogwarts! Seguro.

- Yo no cantaría victoria tan pronto, Ron - Hermione se sentó frente a ellos - tanto Harry como yo necesitamos la mejor puntuación en los EXTASIS de Defensa Contra las Artes Oscuras y a este paso lo tendremos un poco difícil - Harry había tomado la decisión de sacar las mejores puntuaciones posibles para ser auror, pero estaba convencido de que esa asignatura la pasaría sin problema.

- Por favor Hermione ¿hablas de pasar esta asignatura? creo que nosotros, más que nadie, somos los candidatos a sacar la mejor nota y sin haber estudiado. - dijo Ron tirando los libros a un lado.

- Los malos hábitos determinan a una persona ¿qué crees que pasará si nos tiramos un año entero sin practicar nada de defensa?

- No seas agua fiestas señorita ceñuda.

- Esto es perfecto, vaya año me espera con todos vosotros.

- Hermione, basta ya - intervino Harry - desde que has llegado a Hogwarts que no haces más que quejarte.

- Eso… ¿pero que te pasa? – le apoyó Ron.

- ¿Qué me pasa? ¿Queréis saber que me pasa? ¡lo que pasa eres tú! - se dirigió a Harry.

- ¡¿Qué?! - aulló indignado, se estaba cansando de ser el culpable de todo.

- ¿Por qué no nos cuentas Harry? ¡vamos! ¿qué has hecho este verano? - Harry no entendía la pregunta aunque también era incapaz de responder, se quedó mudo y sorprendido. - ¿Por qué no dices nada Harry? es lo de siempre ¿no? tus tíos ya te volvieron a castigar por algo totalmente injusto ¿me equivoco? - Hermione se levantó de su sillón y empezó a dar vueltas por la sala - yo estaba preocupada, Dumbledore no decía nada, simplemente que te dejáramos tranquilo, que era mejor que permanecieras en esa casa y yo pensé que eso era muy injusto, que no podía permitirme volver a caer en los mismos errores del año pasado, te lo debía Harry; así que atetando contra mi propia vida, saliendo de la seguridad del mundo de los brujos, cogí un tren, un taxi y me planté en casa de los Dursley. - Hermione regresó a su sillón pero no se sentó, miró atentamente a Harry - que sorpresa la mía cuando te veo salir silbando y con una mochila de deporte colgada en los hombros, pensé que tal vez te habías buscado algún entretenimiento, para pasar las horas muertas y te seguí, pero que distinta era la verdad, mi gran amigo Harry, al que venía a salvar de su exilio, había quedado en casa de un amigo para tomar el sol y nadar en su gran piscina - terminó con la cara roja como un tomate.

- ¿Y qué tiene eso de malo? - preguntó Harry.

- Es normal que Harry tratará de pasar de la mejor manera el verano. - le comunicó Ron a Hermione, ésta lo miró sorprendida.

- ¿Es que no te das cuenta Ron? ¡Nos ha mentido! Tu gran amigo del alma te ha mentido, porque mientras tú te matabas a buscar soluciones para salvar tu vida y la de los tuyos, él se preocupaba más de pasarlo bien...

- Estás sacando las cosas de quicio, Hermione.

- ¡No, Harrry, no! no estoy sacando nada de quicio, no te puedes llegar a imaginar el verano que hemos pasado todos los que tenemos dos dedos de cordura, mientras tú te preocupabas de hacer nuevos amigos. Eres un egoísta y un mentiroso.

- ¡¿Cómo?! - Harry se levantó y se enfrentó a ella - ¿Egoísta? ¿mentiroso? dime una sola vez que te haya mentido ¡no tienes ningún derecho a decir esas cosas!

- ¿Entonces por qué no le has dicho la verdad a Ron cuando te ha preguntado? - Harry no contestó - yo te daré la respuesta, porqué te sientes culpable, porque temes admitir que tienes nuevos mejores amigos, que casualmente son un chico y una chica y que nuestra vida te importa un bledo.

- No sigas... - le susurró Harry bajando la cabeza y apretando los puños con fuerza.

- ¡Nos has mentido todo este tiempo! - Hermione empezó a llorar de rabia - ¡Eres un egoísta que sólo piensa en si mismo! en sus batallas, en sus pérdidas, en sus hazañas ¡pero jamás te has dignado a pensar en nosotros! siempre hemos estado ahí Harry, a tu lado, creyéndote y apoyándote ¡jugándonos la vida! dime ¿alguna vez te has parado, ni que fuera un segundo, a preguntarnos que tal estábamos? ¿qué sentíamos? ¿cómo lo estábamos pasando? - Ron los miraba con la boca completamente abierta.

- ¿Eso es lo que piensas de mí? ¿Para que crees que lucho? ¿por quien crees que sigo adelante? No tienes ni idea, todo lo que hago, todo lo que digo, todo por lo que lucho, sois vosotros, mi verdadera familia, mis mejores amigos - no se habían dado cuenta que la sala común se había empezado a llenar de curiosos - año tras año soporto torturas, humillaciones, me enfrento a todos mis miedos, tratando de hacerlo lo mejor posible, tratando de proteger aquello que amo... y por una vez que encuentro a alguien, que en vez de exigirme protección, se limitan hacerme reír ¿se me reprocha? Yo jamás pedí ser Harry Potter, yo sólo quiero ser un chico normal, que pueda terminar el curso como cualquiera, sin tener que ver morir, ni luchar, ni proteger, sólo quiero ser Harry... Harry a secas.

Después de su confesión, todo quedó en un silencio total, Harry siguió mirando a Hermione y a punto de llorar, cogió sus cosas y salió de la sala, derrotado, avergonzado y defraudado se alejó sin rumbo, sólo quería salir.

Admitía que pocas veces les preguntaba abiertamente como estaban sus amigos, pero pensaba que ya lo daba por hecho cuando estaba con ellos. Pensar que tal vez Hermione pudiera sentir celos de unos posibles nuevos mejores amigos, le halagaba, pero no podía olvidar todas las cosas horribles que le había dicho esa tarde, Harry podría ser muchas cosas, pero jamás un egoísta y un mentiroso, no era justo.

Y marginado en un rincón de la biblioteca, se puso hacer los deberes, pensó que si todo seguía así, pasaría muchas horas solo en la biblioteca, así que se obligó a no seguir pensando y a concentrarse en sus tareas, lo más importante ahora era lograr ser auror.

Esa misma noche Hedwig llegó con los formularios necesarios para mandar una carta por correo mugglyrcit, se apresuró a rellenar los impresos y a escribir la carta para sus amigos, contándoles banalidades sobre la vida cuotidiana en el colegio y los celos de sus amigos al descubrir que ellos existían. También les nombró a la nueva profesora y todas sus salidas divertidas, pero no se la dio a Hedwig, puesto que merecía un descanso. Mañana a primera hora iría a la lechucería y mandaría las cartas con la primera lechuza de la escuela que tuviera más a mano.