Capítulo 2

-¿¿¡¡Cómo que embarazada??!!

-Ameria, ¿ No nos estás tomando el pelo verdad?

Ella, con todo el dolor que tenía dentro, dirigió su mirada dura y fría hacia el espadachín y contestó:

-¿¿¿¡¡¡ Tengo pinta de estar bromeando???!!!

-Eh.... no.... -Lina tan solo suspiró de resignación ante la escena.-Lo siento.

La joven princesa comenzó a llorar de nuevo, deseando que todo aquello no fuese más que la sombra de una malévola pesadilla. No fue así, en cambio, Lina se acercó a ella y con un tono gentil murmuró a su oído:

-No te preocupes, Ameria, ya verás cómo todo sale bien.... -Acarició su cabello y prosiguió- ...Zel llegará pronto, y él te sacará de esta... ¿De acuerdo?

-No puedo decírselo Lina.... ¿Sabes lo que eso implicaría? -La miró un momento con melancolía y después volvió a su postura, la cual pretendía convertir en rutina- No puedo decirle por las buenas que acepté a esta condena solo porque rehusaba a serle infiel con otro hombre... -Observó al vacío.

-Entiendo. Pero tarde o temprano lo sabrá.... tenlo presente...

-Ya lo se, Lina... Pero ahora no puedo decírselo. Necesito tiempo.... No puedo asimilar todo lo que me está ocurriendo, y lo que me queda por venir, de golpe... No... Simplemente no puedo.

-Lo sabemos, Ameria. Pero nos tienes a nosotros... Si eso ayuda de algo... -Intentó apoyar Gourry a la futura reina de Seyllun.

-Gracias, Gourry.

-De nada, mujer.

-Ameria. -Insistió la hechicera.- Si no me equivoco... Zelgadiss está por venir por estas fechas, ¿No es cierto?

Ella tan solo asintió.

-Sabes que no es tonto....

-En eso ella tiene razón. -Propinó Gourry.

-Gourry............. -La paciencia de la hechicera se estaba comenzando a agotar. Aun así, volvió su mirada a la joven- Va a descubrir que algo no va bien...

-No podré mirarle a la cara, Lina. Voy a tener el bebe de alguien que ni siquiera conozco y que ni siquiera existe.... Si llegase a enterarse... no quiero ni pensar... -Su rostro comenzó a torcerse mientras hablaba entrecortadamente.

-No pienses en eso ahora. -La abrazó con consuelo.

-¿Y si se presenta ahora?

-Tranquila, le diremos que estás enferma. -Le sonrió.

-Claro, no tienes buena cara. Seguro que Zel se lo traga. -Comentó Gourry con entusiasmo.

-Pero chicos, eso es mentira... no quiero mentirle...

-Pues entonces, no te queda otra que decirle la verdad.

Ameria suspiró.

-De acuerdo. Pero por favor, decírselo vosotros por mí, ¿De acuerdo? -Rogó.

-Eso está hecho.

-¡Cuenta con nosotros! -Animó el espadachín.

-Muchas gracias...

-Lo único que tienes que hacer es quedarte en la cama, y con la cara que tienes, no es muy difícil, ¿No?

-Supongo que no...

-Bien, porque -Continuó la pelirroja- no podrás derrumbarte. Una vez que él se marche, tendrás que elaborar un plan con el que seguir adelante el resto de tu vida...

-Yo quiero volver a verle Lina...

-Lo sabemos, Ameria -Contestó Gourry comprensiblemente.

-Y volverás a hacerlo. Y será entonces cuando le cuentes la verdad. Ve pensando en una fecha en la que volveréis a quedar.

-Bien -Asintió en un susurro.

Se escucharon unos golpes en la puerta que sobresaltaron a los tres habitantes de la habitación:

-Ameria, hija, abre por favor, soy yo...

-¿Podríais dejarnos a solas un momento?

-Claro, pequeña. Le diremos a uno de tus sirvientes que nos muestre el camino, no te preocupes. Todo se arreglará. -Ameria aceptó con gratitud el esfuerzo por animarla de Gourry. Y con un leve intercambio de miradas, sus dos amigos y compañeros, abandonaron la estancia dejando paso a su padre:

-Hija, lo siento. -Ameria no le miró, seguía perdida en sus pensamientos.- ¿Por qué no aceptaste el matrimonio, eh?

-¿A costa de mi inocencia? ¿Y de ese modo traicionar a mi corazón?

-Oh, pequeña...

-Papá.. -Su padre la abrazó fuertemente mientras ella volvía a desahogar otro fragmento de su dolor en los brazos de alguien.

De ese modo quedó dormida. Su padre la arropó y abandonó la habitación con impotencia y resignación. "¿Tanto le importa ese muchacho? No puedo culparla de ser fiel a su corazón. Yo le enseñé a que lo hiciera... En esta ocasión no puedo culpar a nadie..." con ese pensamiento se retiró a sus aposentos.

Aquella misma noche, estrellada como nunca, Ameria se movía inquieta en su cama. Soñaba, pero era un sueño un tanto extraño, y real:

-No, por favor. Esperar tan solo un par de días. Hablaré con él y entonces... -La pequeña princesa, que rogaba por su inocencia en aquella misma, sala fue interrumpida.

-Silencio. La sentencia será cumplida de inmediato.

De pronto Ameria comenzó a revolverse entre sus sábanas. El hechizo que horas antes había sido puesta en ella resonaba de nuevo en sus oídos. Pero tras un instante de inquietud, una figura celestial de una mujer, rompió el sueño en mil pedazos y se acercó a la princesa:

-Ameria...

-¿Quién eres?

-Soy yo: La representación humana de Ceiphid. -Habló aquella mujer joven, rubia y que desprendía una luz blanca de todo su cuerpo.

-¿Qué quieres?

-Despierta. Te lo explicaré todo...

La princesa abrió los ojos. No había nadie en su habitación, pero para asegurarse, mencionó su nombre:

-¿Ceiphid?

Esta vez la mujer hizo acto de presencia en la realidad y se sentó en la cama, a su lado:

-Hola, Ameria.

-Hola. -Contestó asombrada.

-He venido a hablarte de ese bebé que ya comienza a gestarse en tu interior.

-Dime, te escucho, ¿Es que acaso va algo mal?

-No, en absoluto. Solo quiero decirte que el niño que llevas dentro es de aquel a quien tú amas.

Los ojos de la pequeña aumentaron de tamaño y susurró su nombre:

-Zelgadiss...

-Así es. -Asintió Ceiphid- Yo misma he hecho que así lo fuera. -Acarició el cabello de la joven.

-¿Pero- por qué?

-Porque es vuestro destino... antes o depués. En este caso, se ha acelerado. El tiempo no está en mis manos, pero sí el correcto destino de las almas.

-Creí que actuábamos por nuestra cuenta.

-Y así es. Yo solo me encargo de enviaros señales que os guíen en vuestro camino... Y ahora, necesito que me prometas algo.

-Bien -Conestó la princesa desconcertada.

-Mañana llegará aquí Zelgadiss -Ameria se sobresaltó ante la afirmación. Millones de emociones recorrieron su cuerpo en el instante que su cerebro procesó la información que acababa de llegar a su mente- Llevarás a cabo tu plan con Lina tal y como lo habíais pensado. Y entonces será cuando quedes con él aquí, en este lugar, dentro de un año y cuatro meses.

-Entendido... así lo haré -Afirmó la princesa algo aliviada por saber que el hijo que llevaba dentro, no era más que el fruto de un amor silencioso.

Ceiphid se levantó de la cama y tras besar a Ameria en la frente, se marchó con unas palabras tras de sí:

-Y será entonces cuando le digas toda la verdad, y decidáis vuestro propio destino. -De este modo desapareció por completo.

Ameria asintió y dejó caer un suspiro al aire:

-No va a ser fácil... -El sueño se apoderó de ella y dejó paso a uno en el que la princesa y su amado compartían una noche de amor acabada en una suave, cálida y placentera cama.

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