Capítulo 10
-De modo que Ceiphied trama algo. -Sí. Aún no se de qué se trata.. pero lo averiguaré, no se preocupe.
Xellas después de darle un par de caladas a su cigarrillo continuó: -Ándate con ojo. Hemos debido de olvidar algo. -"Qué es lo que nos ocultas, Ceiphied?" Pensó. Para entonces, Xellos ya había desaparecido.
Mientras tanto, en palacio ya había llegado la noche. Lina Inverse junto con sus amigos se encontraban cenando escandalosamente en la mesa cuando Ameria apareció: -Hola chicos..
Todos dejaron de comer momentaneamente y la observaron con detención y preocupación. -He-he venido a por algo de comida.. jeje-Rió nerviosamente.
Lina dio un gran mordisco al muslo de pollo que tenía en la mano y le inquirió: -¿Dónde está Zel? -Durmiendo. Le prometí que me quedaría con él, así que tan solo he venido a por algo de comer. -Contestó mientras que en un plato iba depositando varios alimentos. Después, se marchó. -Chicos.-Fillionel. -¿Sí?-Preguntó Lina mientras Gourry deboraba todo lo que había en la mesa. -Cuidad de mi hijita, por favor. Es lo único que tengo.
La hechicera sonrió. -No se preocupe. Ya verá cómo dentro de poco se le levanta el ánimo, es cuestión de tiempo el que se suba al primer árbol que vea a sermonear a los villanos. -Tienes razón. Ameria siempre ha sido muy fuerte. -Comentó Filia. -¡¡Eh, Gourry, no te comas toda la comida!! -¡¡Ay, Lina me haces daño!! -¡¡Eso te pasa por querer enfrentarte a mí!! -¡¡Pero qué narices dices!! -.Ehm.. Chicos. -Fillionel observaba la escena completamente atónito.
Ameria volvió a entrar en la habitación del muchacho, se veía tan inocente, como un niño pequeño, y dentro de ella comenzó a despertarse un sentimiento de ternura. Se sentó frente a él y comenzó a comer mientras le observaba.
Al cabo de un rato terminó y se tumbó a su lado apoyando parcialmente la cabeza en su hombro.
Al día siguiente la princesa se encontraba sentada en el gran jardín del que algún día sería su palacio. Su padre le había dicho que dadas las circunstancias se tomase algo de tiempo libre. La pequeña, naturalmente, aceptó. Esa clase de trabajos pesados a los que debía enfrentarse no eran su estilo de convatir por la justicia. Pero ella bien sabía que era un deber más que le era preciso cumplir "¡Haré lo que sea para que la paz reine en el mundo!" Se había dicho una y otra vez para poder afrontar el inmenso papeleo de los diferentes tratados del Reino de Seyllun. -¡Uy, qué bonita! -Exclamó con emoción al fijarse en una pequeña flor de color morado entre otras muchas de color blanco y rosaceo. -Ameria.
La princesa volteó al oír su nombre y encontró a Zelgadiss detrás de ella. -Hola, Zel. -Sonrió- Dime, ¿Has dormido bien? -Sí... -Se sonrojó algo y continuó- Verás, Ameria, quería comentarte algo... he estado pensando y... -Ah-ah, nada de pensar, Zelgadiss. Tienes que reponer fuerzas. -Pero.. -¿Has desayunado? -Bueno-Sí, pero el caso es que... -Zelgadiss, es importante que te repongas así que no pienses en cosas que puedan preocuparte. Además, sea lo que sea podrás comentármelo más tarde.
Zel se dió por vencido. -Como quieras. ¿Qué estabas haciendo? -Observaba las flores y los jardines. Son bonitos, ¿Verdad?
El muchacho por un momento se quedó mirando el paisaje que tenía ante él. Árboles, eso fue lo que vió, la mayoría sin hojas debido a la proximidad del invierno. Pero entonces se dio cuenta, el resto estaba totalmente verde y repleto de flores, de todos los colores, rosa, azul, blanco.. -Sí, la verdad es que sí. ¿Cómo conserváis las flores?¿Magia?
Ameria negó con la cabeza: -No. Tan solo les damos mucho cariño, y calor cuando lo necesitan. Las flores te responden según cómo las trates. Son muy sensibles. -Entiendo. -Se acercó algo más a ella, justo hasta quedar a su lado.- Sueles venir mucho por aquí, ¿Verdad?
Ella asintió. -Así es. Es el único sitio al que puedo recurrir con libertad. Y.. además de ser precioso, me trae muchos recuerdos.
Zelgadiss la miró pero no dijo nada. Sabía perfectamente que la historia de su madre y su hermana no era una muy grata para recordar. En aquel momento se dió cuenta de algo, los rayos del sol del medio día y la fresca brisa que jugueteaba entre su suave pelo hacían de ella un ángel, un hada, una ninfa, un ser mítico y bello que no podía pertenecer a este mundo. -Ameria. -Dime. -Ella dirigió su mirada hacia él. -Gracias. -¿Por qué? -Por estar siempre a mi lado... y dejar que me apoye en tí.
La princesa simplemente sonrió conmovida.
-¡¡¡DILL BRAND!!!
¡¡¡KA BOOM!!! -Jejejej... Necesitaba esto. -Sonrió triunfante. -¡¡¡LINA!!! -¡Oh.. vaya...! -Exclamó disgustada al ver a su compañero acercarse.
El espadachín por fin llegó junto a ella e intentando recuperar el aliento le regañó: -¡¡Lina!!¡Prometiste... que... no-volverías... a hacerlo! -¡Pero eran unos chicos malos que habían robado a esa pobre chica! -Señaló a una jovencita rodeada por unos cuantos cuerpos quemados en el suelo. -¿¡Y tenías que volar toda la zona?! -Eh.. Disculpen.. -Habló la muchacha- No quiero molestarles pero muchas gracias por salvarme. Si me disculpan debo irme. -Jaja.. no hay de qué, mujer... -Aun así muchas gracias. Debo irme, ¡Adios! -¡Adios! -Lina comenzó a seguirla para poder así persuadirla y convencerla de que le diese algo como recompensa pero Gourry la detuvo agarrándola de la capa. -¡Pero qué haces Gourry, suéltame! -Ni hablar. Prometiste portarte como es debido en el Reino de Ameria. -Y a tí desde cuando te llega el cerebro para saber qué es lo debido y qué no. -No lo se. Es que contigo no me queda otra que aprender, si no me pegas. CLINCK *Imágen -Idiota.
Zelgadiss observaba el cielo desde la ventana del comedor mientras él y Ameria esperaban que les sirvieran la comida. -Va a llover... -¿Tú crées? -Preguntó ella. Le imitó y miró hacia el cielo.- Vaya.. con el día tan bueno que había salido... -¿Y qué esperabas? Pronto llegará el invierno. -Tienes razón. ¡Uy!
Zelgadiss al oír su gemido se alarmó y levantándose de su silla corrió hacia ella: -¡¿Qué?!¡¿Qué?!¿¡Estás bien?!¿¡Te pasa algo?! -Sí, estoy bien. No te preocupes -Sonrió. -Uff... -Se secó el sudor de la frente. -Es que ha dado una patadita -Sonrió aún más- No me acostumbro y me sorprende cada vez que lo hace, jeje.. -¿Una patadita? -Preguntó atónito. -Sí. -El bebé. -Ajá. -Vale... -¿Quieres notarlo? Teniendo en cuenta que también es tuyo deberías familiarizarte con él, y hablarle.
Zelgadiss se sonrojó. -¿Hablarle? -Sí. Dicen que cuando nacen reconocen a los padres por la voz. -Ah. -Mira, ven, agáchate.
Ameria le agarró de la mano y le obligó a que se arrodillase. -¿Es necesario que me arrodille para hablarle? -Preguntó nervioso.
Ella rió levemente y comenzó a levantarse su chaqueta dejándo así su abultado vientre al descubierto. -A-Ameria...
*Imágen
Cogió su mano y la deposito sobre ella. -Shhh.. tan solo siente.. -..De acuerdo.. -..... -No pega. -¿Por qué no le dices algo?
Zelgadiss pegó un respingo: -¿¡Qué?!¿C-c-como qué? -No lo se, ¿Por qué no empiezas por decirle "hola"?
Zelgadiss miró su vientre y de pronto notó su garganta volverse totalmente seca: -..Eh...H-hola.. -De repente se sintió verdaderamente estúpido y avergonzado.- Ameria, esto-es-estúpido.
Ella rió suavemente: -No seas tonto, Zel. -El muchacho se sintió aún más estúpido. Sin darse cuenta su mano se movió y acarició suavemente la piel que había al descubierto. Ameria notó un escalofrío y se tapó rápidamente.- P-parece que está dormido.. Será mejor que lo dejemos para otro día -Comentó sonrojada.
En aquel momento entró Filia, quien había estado dando una vuelta por la ciudad. Zelgadiss se levantó rápidamente. -Hola, chicos. -Hola Filia -Contestaron al unísono. -¿Está ya la comida? -Sonrió. -Estamos esperando a que nos la sirvan, aunque tal vez deberíamos esperar a Lina y Gourry. -Contestó la princesa. -Sí, tienes razón. ¿Y tu padre?
Ameria suspiró mientras Zelgadiss volvía a su asiento, al otro lado de la pequeña mesa. -Papá tiene comida de negocios.. En realidad no pasamos juntos tanto tiempo como nos gustaría. Apenas lo dejan en paz. -Entiendo. -Se acercó a la mesa y se sentó. -A propósito, Ameria. ¿Ceiphied no debería haber aparecido ya? Creo que nos debe una explicación. -Comentó Zel. -Ahora que lo dices tienes razón. Debería haber venido ya. -Es cierto.
Minutos más tarde, cuando toda la comida ya estaba servida y los tres se encontraban más que aburridos Lina y Gourry entraron por la puerta. -Hola chicos, sentimos llegar tarde -Saludó Lina sonriente.- Ya sabéis, un pequeño problemita con los bandidos de la zona.
Ameria se asustó: -¿Cuan de pequeño? -Bah.. Nada importante, no te preocupes -Intentó restarle importancia mientras se sentaba- ¡Cuanta comida! -Sí.. sin importancia.. -Comentó Gourry por lo bajo. -Yo me preocupo por los destrozos... -Murmuró Ameria mientras todos comenzaban a comer. -¡Qué aprobeche! -Exclamó la pelirroja hechicera. -Por cierto, Ameria, ¿Cómo se va a llamar el bebé?
Zelgadiss levantó la mirada de su plato. -Pues realmente no lo se, Filia... -Vaya, ¿Aún no lo habéis decidido? -Pues la verdad es que no. No lo hemos hablado. Aún es un poco pronto.
Zel volvió a prestar atención a su comida, aunque mantenía los oídos alerta. -Sí, supongo. Es que soy muy curiosa. -Rió alegremente. -No tiene importancia. ¿Y dime, Filia, hay algún afortunado en tu corazón? -Preguntó como pudo entre los ruidos que tanto Lina como Gourry hacían mientras deboraban la comida.
La exsacerdotisa suspiró: -Qué va. Todavía estoy esperando a mi príncipe azul. -Vaya. No te preocupes, seguro que al final es quien menos te lo esperes. -Seguro. -Sonrió. -Nosotros conocimos a un dragón dorado en las montañas de Kahtar. ¿Lo recuerdas, Zelgadiss? -Sí. -Parecía muy simpático. -¿En serio? -Ajá -Asintió la princesa- Deberíamos ir algún día y os presentamos. -Bueno.. no se... -Rió nerviosa y sonrojada.
Zelgadiss abrió la puerta de su habitación. No tenía nada especial que hacer por la tarde, de modo que decidió darse un baño y tal vez después visitar la ciudad de Seyruun en compañía de Ameria, tal y como esta le había propuesto anteriormente. -Hola, pequeño.
Una voz dulce interrumpió sus pensamientos. No había duda alguna, era ella: -Ceiphied.
Esta sonrió. -Ya era hora. Empezabamos a creer que no aparecerías. -Rehúne a todos. Pero deprisa por favor, no tengo demasiado tiempo... Me están vigilando... Lo sé. Aquí. -Realmente parecía inquieta. -¿Vigilando? ¿Quién? ¿Por qué? -Tan impaciente como siempre, ¿Verdad? -Volvió su atención al joven hechicero- Por favor, ve. -Muy bien.
-Chicos. -Zel, ¿Nunca te han dicho que debes llamar antes de entrar? -Preguntó Lina algo molesta desde el centro de su habitación mientras terminaba de vestirse. Gourry se encontraba sentado en la cama intentando ponerse sus botas. Zelgadiss ni siquiera se atrevió a preguntar que habían estado haciendo. -Siento interrumpir, Lina, pero Ceiphied quiere que nos rehunamos cuanto antes. En mi habitación. ¿Dónde está Ameria? -Hmmmm... Creo que está con su padre en el hala oeste del palacio, en la sala de reuniones o algo así. Filia también está allí, si no me equivoco. -Respondió pensativa. -Gracias.
Más adelante, en su habitación: -Bien, procuraré ser breve. No dispongo de tiempo. -Ceiphied, yo tengo una pregunta. -Dime, Filia. -¿Hay algún problema con tus poderes? Verás, yo soy sensible a las vibraciones de los dioses y cuando no estabas podía notar tu gran potencial. Pero ahora que te encuentras aquí es como si no viniera de ti. -Filia, eso es algo que en parte iba a explicar ahora. Lo siento, pero hay ciertas cosas que he de callarlas, por el momento. -Hizo una pausa antes de continuar mientras todos la observaban expentantes.-Veréis. Como ya habréis sospechado todo esto es a causa de los demonios. Han pasado 2000 años desde mi desaparición, y como diosa me veo obligada a pasar el testigo -Sonrió ante su comentario. -Pero... creí que mi hermana poseía cierta parte de tu poder. -Interrumpió Lina. -Dime, Lina. ¿Por qué comenzaste a entrenarte en magia negra?
Esta se detuvo a pensar por un momento. No es que no supiera la respuesta, quería escoger las palabras adecuadas. -Mi hermana... era muy dura conmigo, y muy poderosa. Admiraba todo su poder, quería superarla... -¿Lo ves? Si Luna no tuviese una parte de mí tu nunca habrías llegado a ser quien eres hoy, y seguramente el mundo estaría sumido en la oscuridad y el caos. -Rezo, Phibrizzo, Gaarv, Estrella Oscura... -Murmuró Filia. -No entiendo nada -Apenas fue perceptible el pobre comentario de Gourry. -Creo que voy entendiendo ciertas cosas. Bueno, continúa. -Sugirió la pelirroja hechicera. -Bien. Como iba diciendo, alguien debe heredar mi poder. Un gran potencial nunca se pierde, se transforma y continúa su existencia. -¿Pero qué tenemos que nosotros que ver con todo esto? -Preguntó la joven quimera.
Ceiphied sonrió una vez más. -Contéstame a esta otra pregunta: Mi poder, ¿En qué está especializado? -En la magia blanca. -Ahora lo entiendo, Seyruun es la capital de la magia blanca, el elegido debía nacer aquí -Comentó la dragona dorada. La cosa parecía estar cada vez más clara. -Se trata de un punto estratégico. No hay ningún otro lugar en el mundo en el que la magia blanca desarrolle todo su potencial -Explicó Lina. -En realidad si lo hay -Continuó Ceiphied- Al otro lado del planeta, en el punto paralelo a este. Pero hace siglos que la magia no se practica. -¿Y por qué Ameria? ¿Por qué no cualquier otro aldeano que no levantase sospechas? -Preguntó Zelgadiss -¿Por qué yo? -Fácil. El que la pequeña princesa no haya desarrollado todo su potencial como sacerdotisa debido a su actividad con otras fuerzas, como la astral, carece de importancia. Al igual que no tiene nada q ver el que tú seas una quimera, Zelgadiss. El motivo en realidad no sois ninguno de los dos, en parte -Comentó por lo bajo- La cuestión es que, ¿Quien mejor que Lina Inverse como instructora en magia? -Hay algo que no entiendo -Interrumpió el rubio espadachín- Entonces, ¿Por qué no tenemos Lina y yo el hijo? -Tiene razón -Comentó Ameria, quien se había mantenido en silencio todo este tiempo- Además poseen la Espada Mágica de Luz como protección. -Gracias a Sirius quien decidió devolvérsela al poco tiempo. Pensó que estaba en buenas manos. Este cerebro de medusa estuvo apunto de regalársela sin consultarme, cuando nos hacía a nosotros mucha más falta para nuestras aventuras... -Lo siento... Creí que era lo justo -Dijo Gourry algo avergonzado y dolido. -Sencillamente porque el hijo de Lina Inverse tiene otro futuro.
Zelgadiss la miró directamente a los ojos: -Pero eso no es todo. ¿Verdad?
Ceihpied sonrió una vez más, este chico era tan predecible. -Como ya he dicho antes, cada uno tiene su destino -Zelgadiss fue a abrir la boca dispuesto a contestarle pero ella se adelantó- Y no, Zelgadiss, no te preocupes, vuestro hijo será humano totalmente. El poder que Rezo implantó en tí no afecta a tus futuras generaciones. -Es un alivio saberlo -Susurró y dirigió su mirada al suelo. -¿No quieres decírnoslo? Lo siento, pero no es justo por tu parte ocultárnoslo. En cierta manera me siento obligada a tener este bebé. No es que no quiera, de todos modos no tenía elección.., todo lo contrario, pero... es como si yo no hubiese sido la persona que decidió tenerlo. Simplemente me fue implantado. -Ameria miró hacia otro lado mientras todos la observaban con una mirada llena de afecto- Creo que nos merecemos- Creo que nos merecemos una explicación. Yo, Zelgadiss y el bebé. ¿Qué le diré cuando me pregunte por el modo en el que fue concevido? ¿He de mentirle y decirle que fue por amor? -¿Y quién dice que no lo fue? -Ehm.. -Ameria se sonrojó.- Lo siento, pero no te sigo... -Lina, Gourry, Filia. ¿Podríais dejarnos un momento a solas, por favor?
Nada más salir por la puerta Lina pegó su oreja en la puerta. -¿¡Pero qué haces?! -Inquirió la exsacerdotisa. -Que te crées que me quedo sin saber lo que dicen. -¡Lina! -Exclamaron Gourry y Filia a la vez mientras la arrastraban lejos del lugar.
Mientras tanto, en el interior, Zelgadiss se sentó en la cama, al lado de la joven princesa, con los brazos y las piernas cruzadas. Los tres se observaron durante cierto tiempo sin mediar palabra. Al fin, Ceihpied calló el silencio: -Sabéis perfectamente que aquello no fue un sueño ¿Verdad?
Zel y Ameria se sonrojaron y durante un instante intercambiaron miradas: -Al igual que sabéis tan bien como yo que si no hubierais querido no lo habríais hecho. -Este último comentario hizo que la pareja se sonrojara aún más- La única diferencia es que os econtrabais en el plano de los sueños, y no estabais influidos por vuestra timidez. Vuestros sentimientos se sentían seguros y libres de expresarse, por eso os besasteis, os abrazasteis y.. os amasteis en ese mundo de los sueños.
"Dicho así hasta suena romántico" pensó la princesa. -B-bueno.. pero-eso no explica por qué nos elegiste a nosotros. -La quimera intentaba por todos los medios recuperar la compostura, ya que no estaba acostumbrado a hablar de sus sentimientos y sus actos consecuentes a ellos de una manera tan abierta. Aunque no le era tarea fácil ya que imágenes y recuerdos de aquellos momentos compartidos con su compañera no paraban de invadir su mente.
Ceihpied parecía no escucharle, o haber ignorado su comentario: -Hum.. Os he visto muchas veces arriesgar la vida el uno por el otro..
Zelgadiss intentó volver a preguntárselo pero Ceihpied, una vez más, no le dejó: -No sufras muchacho. Aquí tienes tu respuesta:
TU BI CONTINUI...
-De modo que Ceiphied trama algo. -Sí. Aún no se de qué se trata.. pero lo averiguaré, no se preocupe.
Xellas después de darle un par de caladas a su cigarrillo continuó: -Ándate con ojo. Hemos debido de olvidar algo. -"Qué es lo que nos ocultas, Ceiphied?" Pensó. Para entonces, Xellos ya había desaparecido.
Mientras tanto, en palacio ya había llegado la noche. Lina Inverse junto con sus amigos se encontraban cenando escandalosamente en la mesa cuando Ameria apareció: -Hola chicos..
Todos dejaron de comer momentaneamente y la observaron con detención y preocupación. -He-he venido a por algo de comida.. jeje-Rió nerviosamente.
Lina dio un gran mordisco al muslo de pollo que tenía en la mano y le inquirió: -¿Dónde está Zel? -Durmiendo. Le prometí que me quedaría con él, así que tan solo he venido a por algo de comer. -Contestó mientras que en un plato iba depositando varios alimentos. Después, se marchó. -Chicos.-Fillionel. -¿Sí?-Preguntó Lina mientras Gourry deboraba todo lo que había en la mesa. -Cuidad de mi hijita, por favor. Es lo único que tengo.
La hechicera sonrió. -No se preocupe. Ya verá cómo dentro de poco se le levanta el ánimo, es cuestión de tiempo el que se suba al primer árbol que vea a sermonear a los villanos. -Tienes razón. Ameria siempre ha sido muy fuerte. -Comentó Filia. -¡¡Eh, Gourry, no te comas toda la comida!! -¡¡Ay, Lina me haces daño!! -¡¡Eso te pasa por querer enfrentarte a mí!! -¡¡Pero qué narices dices!! -.Ehm.. Chicos. -Fillionel observaba la escena completamente atónito.
Ameria volvió a entrar en la habitación del muchacho, se veía tan inocente, como un niño pequeño, y dentro de ella comenzó a despertarse un sentimiento de ternura. Se sentó frente a él y comenzó a comer mientras le observaba.
Al cabo de un rato terminó y se tumbó a su lado apoyando parcialmente la cabeza en su hombro.
Al día siguiente la princesa se encontraba sentada en el gran jardín del que algún día sería su palacio. Su padre le había dicho que dadas las circunstancias se tomase algo de tiempo libre. La pequeña, naturalmente, aceptó. Esa clase de trabajos pesados a los que debía enfrentarse no eran su estilo de convatir por la justicia. Pero ella bien sabía que era un deber más que le era preciso cumplir "¡Haré lo que sea para que la paz reine en el mundo!" Se había dicho una y otra vez para poder afrontar el inmenso papeleo de los diferentes tratados del Reino de Seyllun. -¡Uy, qué bonita! -Exclamó con emoción al fijarse en una pequeña flor de color morado entre otras muchas de color blanco y rosaceo. -Ameria.
La princesa volteó al oír su nombre y encontró a Zelgadiss detrás de ella. -Hola, Zel. -Sonrió- Dime, ¿Has dormido bien? -Sí... -Se sonrojó algo y continuó- Verás, Ameria, quería comentarte algo... he estado pensando y... -Ah-ah, nada de pensar, Zelgadiss. Tienes que reponer fuerzas. -Pero.. -¿Has desayunado? -Bueno-Sí, pero el caso es que... -Zelgadiss, es importante que te repongas así que no pienses en cosas que puedan preocuparte. Además, sea lo que sea podrás comentármelo más tarde.
Zel se dió por vencido. -Como quieras. ¿Qué estabas haciendo? -Observaba las flores y los jardines. Son bonitos, ¿Verdad?
El muchacho por un momento se quedó mirando el paisaje que tenía ante él. Árboles, eso fue lo que vió, la mayoría sin hojas debido a la proximidad del invierno. Pero entonces se dio cuenta, el resto estaba totalmente verde y repleto de flores, de todos los colores, rosa, azul, blanco.. -Sí, la verdad es que sí. ¿Cómo conserváis las flores?¿Magia?
Ameria negó con la cabeza: -No. Tan solo les damos mucho cariño, y calor cuando lo necesitan. Las flores te responden según cómo las trates. Son muy sensibles. -Entiendo. -Se acercó algo más a ella, justo hasta quedar a su lado.- Sueles venir mucho por aquí, ¿Verdad?
Ella asintió. -Así es. Es el único sitio al que puedo recurrir con libertad. Y.. además de ser precioso, me trae muchos recuerdos.
Zelgadiss la miró pero no dijo nada. Sabía perfectamente que la historia de su madre y su hermana no era una muy grata para recordar. En aquel momento se dió cuenta de algo, los rayos del sol del medio día y la fresca brisa que jugueteaba entre su suave pelo hacían de ella un ángel, un hada, una ninfa, un ser mítico y bello que no podía pertenecer a este mundo. -Ameria. -Dime. -Ella dirigió su mirada hacia él. -Gracias. -¿Por qué? -Por estar siempre a mi lado... y dejar que me apoye en tí.
La princesa simplemente sonrió conmovida.
-¡¡¡DILL BRAND!!!
¡¡¡KA BOOM!!! -Jejejej... Necesitaba esto. -Sonrió triunfante. -¡¡¡LINA!!! -¡Oh.. vaya...! -Exclamó disgustada al ver a su compañero acercarse.
El espadachín por fin llegó junto a ella e intentando recuperar el aliento le regañó: -¡¡Lina!!¡Prometiste... que... no-volverías... a hacerlo! -¡Pero eran unos chicos malos que habían robado a esa pobre chica! -Señaló a una jovencita rodeada por unos cuantos cuerpos quemados en el suelo. -¿¡Y tenías que volar toda la zona?! -Eh.. Disculpen.. -Habló la muchacha- No quiero molestarles pero muchas gracias por salvarme. Si me disculpan debo irme. -Jaja.. no hay de qué, mujer... -Aun así muchas gracias. Debo irme, ¡Adios! -¡Adios! -Lina comenzó a seguirla para poder así persuadirla y convencerla de que le diese algo como recompensa pero Gourry la detuvo agarrándola de la capa. -¡Pero qué haces Gourry, suéltame! -Ni hablar. Prometiste portarte como es debido en el Reino de Ameria. -Y a tí desde cuando te llega el cerebro para saber qué es lo debido y qué no. -No lo se. Es que contigo no me queda otra que aprender, si no me pegas. CLINCK *Imágen -Idiota.
Zelgadiss observaba el cielo desde la ventana del comedor mientras él y Ameria esperaban que les sirvieran la comida. -Va a llover... -¿Tú crées? -Preguntó ella. Le imitó y miró hacia el cielo.- Vaya.. con el día tan bueno que había salido... -¿Y qué esperabas? Pronto llegará el invierno. -Tienes razón. ¡Uy!
Zelgadiss al oír su gemido se alarmó y levantándose de su silla corrió hacia ella: -¡¿Qué?!¡¿Qué?!¿¡Estás bien?!¿¡Te pasa algo?! -Sí, estoy bien. No te preocupes -Sonrió. -Uff... -Se secó el sudor de la frente. -Es que ha dado una patadita -Sonrió aún más- No me acostumbro y me sorprende cada vez que lo hace, jeje.. -¿Una patadita? -Preguntó atónito. -Sí. -El bebé. -Ajá. -Vale... -¿Quieres notarlo? Teniendo en cuenta que también es tuyo deberías familiarizarte con él, y hablarle.
Zelgadiss se sonrojó. -¿Hablarle? -Sí. Dicen que cuando nacen reconocen a los padres por la voz. -Ah. -Mira, ven, agáchate.
Ameria le agarró de la mano y le obligó a que se arrodillase. -¿Es necesario que me arrodille para hablarle? -Preguntó nervioso.
Ella rió levemente y comenzó a levantarse su chaqueta dejándo así su abultado vientre al descubierto. -A-Ameria...
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Cogió su mano y la deposito sobre ella. -Shhh.. tan solo siente.. -..De acuerdo.. -..... -No pega. -¿Por qué no le dices algo?
Zelgadiss pegó un respingo: -¿¡Qué?!¿C-c-como qué? -No lo se, ¿Por qué no empiezas por decirle "hola"?
Zelgadiss miró su vientre y de pronto notó su garganta volverse totalmente seca: -..Eh...H-hola.. -De repente se sintió verdaderamente estúpido y avergonzado.- Ameria, esto-es-estúpido.
Ella rió suavemente: -No seas tonto, Zel. -El muchacho se sintió aún más estúpido. Sin darse cuenta su mano se movió y acarició suavemente la piel que había al descubierto. Ameria notó un escalofrío y se tapó rápidamente.- P-parece que está dormido.. Será mejor que lo dejemos para otro día -Comentó sonrojada.
En aquel momento entró Filia, quien había estado dando una vuelta por la ciudad. Zelgadiss se levantó rápidamente. -Hola, chicos. -Hola Filia -Contestaron al unísono. -¿Está ya la comida? -Sonrió. -Estamos esperando a que nos la sirvan, aunque tal vez deberíamos esperar a Lina y Gourry. -Contestó la princesa. -Sí, tienes razón. ¿Y tu padre?
Ameria suspiró mientras Zelgadiss volvía a su asiento, al otro lado de la pequeña mesa. -Papá tiene comida de negocios.. En realidad no pasamos juntos tanto tiempo como nos gustaría. Apenas lo dejan en paz. -Entiendo. -Se acercó a la mesa y se sentó. -A propósito, Ameria. ¿Ceiphied no debería haber aparecido ya? Creo que nos debe una explicación. -Comentó Zel. -Ahora que lo dices tienes razón. Debería haber venido ya. -Es cierto.
Minutos más tarde, cuando toda la comida ya estaba servida y los tres se encontraban más que aburridos Lina y Gourry entraron por la puerta. -Hola chicos, sentimos llegar tarde -Saludó Lina sonriente.- Ya sabéis, un pequeño problemita con los bandidos de la zona.
Ameria se asustó: -¿Cuan de pequeño? -Bah.. Nada importante, no te preocupes -Intentó restarle importancia mientras se sentaba- ¡Cuanta comida! -Sí.. sin importancia.. -Comentó Gourry por lo bajo. -Yo me preocupo por los destrozos... -Murmuró Ameria mientras todos comenzaban a comer. -¡Qué aprobeche! -Exclamó la pelirroja hechicera. -Por cierto, Ameria, ¿Cómo se va a llamar el bebé?
Zelgadiss levantó la mirada de su plato. -Pues realmente no lo se, Filia... -Vaya, ¿Aún no lo habéis decidido? -Pues la verdad es que no. No lo hemos hablado. Aún es un poco pronto.
Zel volvió a prestar atención a su comida, aunque mantenía los oídos alerta. -Sí, supongo. Es que soy muy curiosa. -Rió alegremente. -No tiene importancia. ¿Y dime, Filia, hay algún afortunado en tu corazón? -Preguntó como pudo entre los ruidos que tanto Lina como Gourry hacían mientras deboraban la comida.
La exsacerdotisa suspiró: -Qué va. Todavía estoy esperando a mi príncipe azul. -Vaya. No te preocupes, seguro que al final es quien menos te lo esperes. -Seguro. -Sonrió. -Nosotros conocimos a un dragón dorado en las montañas de Kahtar. ¿Lo recuerdas, Zelgadiss? -Sí. -Parecía muy simpático. -¿En serio? -Ajá -Asintió la princesa- Deberíamos ir algún día y os presentamos. -Bueno.. no se... -Rió nerviosa y sonrojada.
Zelgadiss abrió la puerta de su habitación. No tenía nada especial que hacer por la tarde, de modo que decidió darse un baño y tal vez después visitar la ciudad de Seyruun en compañía de Ameria, tal y como esta le había propuesto anteriormente. -Hola, pequeño.
Una voz dulce interrumpió sus pensamientos. No había duda alguna, era ella: -Ceiphied.
Esta sonrió. -Ya era hora. Empezabamos a creer que no aparecerías. -Rehúne a todos. Pero deprisa por favor, no tengo demasiado tiempo... Me están vigilando... Lo sé. Aquí. -Realmente parecía inquieta. -¿Vigilando? ¿Quién? ¿Por qué? -Tan impaciente como siempre, ¿Verdad? -Volvió su atención al joven hechicero- Por favor, ve. -Muy bien.
-Chicos. -Zel, ¿Nunca te han dicho que debes llamar antes de entrar? -Preguntó Lina algo molesta desde el centro de su habitación mientras terminaba de vestirse. Gourry se encontraba sentado en la cama intentando ponerse sus botas. Zelgadiss ni siquiera se atrevió a preguntar que habían estado haciendo. -Siento interrumpir, Lina, pero Ceiphied quiere que nos rehunamos cuanto antes. En mi habitación. ¿Dónde está Ameria? -Hmmmm... Creo que está con su padre en el hala oeste del palacio, en la sala de reuniones o algo así. Filia también está allí, si no me equivoco. -Respondió pensativa. -Gracias.
Más adelante, en su habitación: -Bien, procuraré ser breve. No dispongo de tiempo. -Ceiphied, yo tengo una pregunta. -Dime, Filia. -¿Hay algún problema con tus poderes? Verás, yo soy sensible a las vibraciones de los dioses y cuando no estabas podía notar tu gran potencial. Pero ahora que te encuentras aquí es como si no viniera de ti. -Filia, eso es algo que en parte iba a explicar ahora. Lo siento, pero hay ciertas cosas que he de callarlas, por el momento. -Hizo una pausa antes de continuar mientras todos la observaban expentantes.-Veréis. Como ya habréis sospechado todo esto es a causa de los demonios. Han pasado 2000 años desde mi desaparición, y como diosa me veo obligada a pasar el testigo -Sonrió ante su comentario. -Pero... creí que mi hermana poseía cierta parte de tu poder. -Interrumpió Lina. -Dime, Lina. ¿Por qué comenzaste a entrenarte en magia negra?
Esta se detuvo a pensar por un momento. No es que no supiera la respuesta, quería escoger las palabras adecuadas. -Mi hermana... era muy dura conmigo, y muy poderosa. Admiraba todo su poder, quería superarla... -¿Lo ves? Si Luna no tuviese una parte de mí tu nunca habrías llegado a ser quien eres hoy, y seguramente el mundo estaría sumido en la oscuridad y el caos. -Rezo, Phibrizzo, Gaarv, Estrella Oscura... -Murmuró Filia. -No entiendo nada -Apenas fue perceptible el pobre comentario de Gourry. -Creo que voy entendiendo ciertas cosas. Bueno, continúa. -Sugirió la pelirroja hechicera. -Bien. Como iba diciendo, alguien debe heredar mi poder. Un gran potencial nunca se pierde, se transforma y continúa su existencia. -¿Pero qué tenemos que nosotros que ver con todo esto? -Preguntó la joven quimera.
Ceiphied sonrió una vez más. -Contéstame a esta otra pregunta: Mi poder, ¿En qué está especializado? -En la magia blanca. -Ahora lo entiendo, Seyruun es la capital de la magia blanca, el elegido debía nacer aquí -Comentó la dragona dorada. La cosa parecía estar cada vez más clara. -Se trata de un punto estratégico. No hay ningún otro lugar en el mundo en el que la magia blanca desarrolle todo su potencial -Explicó Lina. -En realidad si lo hay -Continuó Ceiphied- Al otro lado del planeta, en el punto paralelo a este. Pero hace siglos que la magia no se practica. -¿Y por qué Ameria? ¿Por qué no cualquier otro aldeano que no levantase sospechas? -Preguntó Zelgadiss -¿Por qué yo? -Fácil. El que la pequeña princesa no haya desarrollado todo su potencial como sacerdotisa debido a su actividad con otras fuerzas, como la astral, carece de importancia. Al igual que no tiene nada q ver el que tú seas una quimera, Zelgadiss. El motivo en realidad no sois ninguno de los dos, en parte -Comentó por lo bajo- La cuestión es que, ¿Quien mejor que Lina Inverse como instructora en magia? -Hay algo que no entiendo -Interrumpió el rubio espadachín- Entonces, ¿Por qué no tenemos Lina y yo el hijo? -Tiene razón -Comentó Ameria, quien se había mantenido en silencio todo este tiempo- Además poseen la Espada Mágica de Luz como protección. -Gracias a Sirius quien decidió devolvérsela al poco tiempo. Pensó que estaba en buenas manos. Este cerebro de medusa estuvo apunto de regalársela sin consultarme, cuando nos hacía a nosotros mucha más falta para nuestras aventuras... -Lo siento... Creí que era lo justo -Dijo Gourry algo avergonzado y dolido. -Sencillamente porque el hijo de Lina Inverse tiene otro futuro.
Zelgadiss la miró directamente a los ojos: -Pero eso no es todo. ¿Verdad?
Ceihpied sonrió una vez más, este chico era tan predecible. -Como ya he dicho antes, cada uno tiene su destino -Zelgadiss fue a abrir la boca dispuesto a contestarle pero ella se adelantó- Y no, Zelgadiss, no te preocupes, vuestro hijo será humano totalmente. El poder que Rezo implantó en tí no afecta a tus futuras generaciones. -Es un alivio saberlo -Susurró y dirigió su mirada al suelo. -¿No quieres decírnoslo? Lo siento, pero no es justo por tu parte ocultárnoslo. En cierta manera me siento obligada a tener este bebé. No es que no quiera, de todos modos no tenía elección.., todo lo contrario, pero... es como si yo no hubiese sido la persona que decidió tenerlo. Simplemente me fue implantado. -Ameria miró hacia otro lado mientras todos la observaban con una mirada llena de afecto- Creo que nos merecemos- Creo que nos merecemos una explicación. Yo, Zelgadiss y el bebé. ¿Qué le diré cuando me pregunte por el modo en el que fue concevido? ¿He de mentirle y decirle que fue por amor? -¿Y quién dice que no lo fue? -Ehm.. -Ameria se sonrojó.- Lo siento, pero no te sigo... -Lina, Gourry, Filia. ¿Podríais dejarnos un momento a solas, por favor?
Nada más salir por la puerta Lina pegó su oreja en la puerta. -¿¡Pero qué haces?! -Inquirió la exsacerdotisa. -Que te crées que me quedo sin saber lo que dicen. -¡Lina! -Exclamaron Gourry y Filia a la vez mientras la arrastraban lejos del lugar.
Mientras tanto, en el interior, Zelgadiss se sentó en la cama, al lado de la joven princesa, con los brazos y las piernas cruzadas. Los tres se observaron durante cierto tiempo sin mediar palabra. Al fin, Ceihpied calló el silencio: -Sabéis perfectamente que aquello no fue un sueño ¿Verdad?
Zel y Ameria se sonrojaron y durante un instante intercambiaron miradas: -Al igual que sabéis tan bien como yo que si no hubierais querido no lo habríais hecho. -Este último comentario hizo que la pareja se sonrojara aún más- La única diferencia es que os econtrabais en el plano de los sueños, y no estabais influidos por vuestra timidez. Vuestros sentimientos se sentían seguros y libres de expresarse, por eso os besasteis, os abrazasteis y.. os amasteis en ese mundo de los sueños.
"Dicho así hasta suena romántico" pensó la princesa. -B-bueno.. pero-eso no explica por qué nos elegiste a nosotros. -La quimera intentaba por todos los medios recuperar la compostura, ya que no estaba acostumbrado a hablar de sus sentimientos y sus actos consecuentes a ellos de una manera tan abierta. Aunque no le era tarea fácil ya que imágenes y recuerdos de aquellos momentos compartidos con su compañera no paraban de invadir su mente.
Ceihpied parecía no escucharle, o haber ignorado su comentario: -Hum.. Os he visto muchas veces arriesgar la vida el uno por el otro..
Zelgadiss intentó volver a preguntárselo pero Ceihpied, una vez más, no le dejó: -No sufras muchacho. Aquí tienes tu respuesta:
TU BI CONTINUI...
