...La ciudad ardía en llamas: muerte, sangre, llantos, gritos...los griegos habían conseguido entrar en la ciudad gracias al nefasto caballo.
En palacio, Paris buscaba con desesperación a Helena. Finalmente la encontró, estaba en sus aposentos, abrazando a una niña de unos 5 años que era tan hermosa como sus padres: de larga y sedosa cabellera rubia y ojos verdes con cierto reflejo marrón.
Al escuchar la puerta, Helena alzo su vista para encontrase con los ojos de Paris, y este enseguida se percató de la angustia y la preocupación que invadían a la mujer.
El tampoco estaba mucho mejor, pues temía por ellas y por su pueblo. Su hermano había muerto, su padre también.......Con lentitud, avanzó hasta donde se encontraba Helena y le beso la frente con ternura.
-¿Qué vamos a hacer?
Paris miro por unos instantes la niña que yacía en brazos de Helena, ahora dormida placidamente.
-No podemos permitir que nada le pase a la niña. La batalla esta prácticamente perdida, y no me importa morir, se que a ti Agamemon te mantendrá con vida, pero si se entera que hemos tenido una hija, seguramente la matara por llevar mi misma sangre, y no pienso permitir que nadie mate a mi hija...........será mejor que algunos soldados la lleven lejos de aquí, dónde pueda vivir tranquilamente, sin tener que preocuparse por nada, solamente de ser feliz.
-No digas eso, yo no deseo tu muerte, además, si tu caes, Troya le pertenecerá a nuestra hija, y el pueblo la necesitara.
-Yo tampoco deseo mi muerte, pero mira todo lo que a provocado nuestro amor- Paris hizo una pausa- Helena, te amo, y eso no va a cambiar, pero precisamente porque el pueblo la necesita ella debe sobrevivir.
Helena empezó a llorar, la entristecía tener que separase de su hija, y aún más ver la muerte del hombre al que amaba tan próxima........finalmente, entre lágrimas, asintió con la cabeza. Paris sonrió y la beso con ternura.
Helena se abrazó a el con fuerza. Permanecieron así unos instantes, sin escuchar los gritos provenientes de fuera. Cuando se separaron, Paris llamo a 4 de sus guardias mas leales.
-Debéis llevar a nuestra hija lejos de la guerra, donde pueda ser feliz, pedidle a una familia de campesinos de las afueras que la cuiden por nosotros- Paris se quito un anillo que llevaba en el dedo anular y se lo dio al guardia- Entregadle esto, así nadie tendrá dudas de su identidad y que también se quedo con esto- Paris saco la espada que llevaba colgando del cinto- es la espada de Troya. Mientras la empuñe un troyano, Troya tendrá futuro.
-¿Qué pasa papa?
Paris se volteó para mirar a su hija, que finalmente había despertado y miraba con curiosidad a su padre, este se arrodillo hasta estar a la misma altura de la niña y le revolvió el cabello de forma cariñosa. Por las ventanas abiertas entraban los gritos de la gente, el ruido que provocaban al correr y el chirrido de las espadas al encontrarse.
-Veras cariño, mama y papa tienen que irse, y tu también.
-¿Vamos a irnos juntos a ver otros países?- preguntó la niña emocionada. Paris sonrió tristemente mientras Helena a duras penas contenía las lágrimas.
-No preciosa, mama y papa irán a visitar a unos amigos y mientras tanto tu vivirás con otra familia.
La niña se puso triste.
-Pero yo quiero ir con vosotros.
-Yo también quisiera que vinieras con nosotros, pero no puede ser- Paris abrazo con fuerza a su hija, la niña estaba un poco perdida, no sabía porque había tanta agitación y tampoco porque sus padres estaban tan raros.
De repente se escucho ruido y gritos en palacio y algunos guardias entraron con prisas en los aposentos, respirando con dificultad.
-Señor, han entrado en Palacio.
Paris se separo de su hija y se la dio a uno de los guardias.
-Id a los establos y coged a los caballos más veloces, que mi hija cabalgue sobre su caballo, es joven pero veloz y ella sabe llevar-lo, pero para seguridad atadlo a los vuestros.
Los guardias asistieron y salieron corriendo de los aposentos, pese a los gritos de la niña que insistía en quedarse con sus padres.
Paris se acerco a Helena que había vuelto a estallar en llantos y la abrazo intentando consolarla.
De repente varios guerreros griegos irrumpieron en los aposentos, seguidos de Agamemon. Los soldados de Paris que quedaban en pie combatieron contra los griegos, pero acabaron todos muertos en el suelo.
-Parece que todo a llegado a su fin- dijo Agamemon
-Si, eso parece- contestó Paris con parsimonia.
-Agamemon, no opondré resistencia para volver a Esparta, pero por favor, retira tus tropas de
Troya y deja que pueda rehacerse.
-Helena Helena Helena.......¿qué gano yo con eso? De todas formas vas a venir conmigo, voy a matar a Paris, vengando así a mi hermano y destruir a Troya ¿qué más puedo desear?¿Y tu Paris? ¿Te dejas defender por una mujer?
-Yo no le temo a la muerte Agamemón, y estoy dispuesto a morir.
-Empecemos.
Paris y Agamemon empezaron a luchar. Paris llevaba las de ganar por su juventud y fuerza, superiores a las de Agamemon, pero entonces Paris observó atemorizado como su hija asomaba la cabeza por la puerta, seguida de los guardias que intentaban llevársela y Agamemon aprovecho la distracción de su enemigo para clavarle la espada por la espalda, a traición. Paris se volteo para mirar la sonrisa de triunfo de Agamemon y cayó al suelo sin fuerzas.
-¡PARIS!- Helena salió corriendo hasta el cuerpo de Paris y se arrodillo junto a el abrazándolo.
Paris aún seguía con vida, pero poca le quedaba. Cuando noto como las manos de Helena lo rodeaban abrió los ojos con lentitud y la miró. Esbozo una tímida sonrisa y alzo su mano hasta poder acariciar su mejilla.
Secó las lágrimas de Helena y sonrió por última vez antes de cerrar los ojos ante los gritos desesperados de Helena.
-¡¡PAPA!!
Helena miró hacia la puerta sorprendida, y vio a su hija asomada por la puerta, la cara descompuesta por el miedo y las lágrimas asomando a sus ojos. A diferencia de Paris, ella no había percatado la llegada de su hija hasta el instante en que aquel desgarrador grito lleno de angustia y temor salió se sus labios. La pequeña intentaba correr hacía su padre, pero uno de los guardias la detenía.
-¿Qué hace ella aquí?- pregunto angustiada Helena.
-Lo siento señora, se nos escapo y ha vuelto corriendo.
-¡LLEVAOSLA!
-¡COGED A LA NIÑA!- gritó Agamemon.
Los guardias cogieron a la niña en brazos y salieron corriendo mientras los espartacos los perseguían, pero Troya era su territorio, y nadie mejor que ellos conocían los pasillos secretos que daban a las afueras, así que consiguieron escapar sin ningún tipo de problemas.
Mientras, en la ciudad, los soldados griegos arrasaron Troya, dando muerte a toda criatura viva que se cruzara en su camino, ya fuera un soldado, una mujer o un niño. Ni siquiera tuvieron piedad de los ancianos demasiado débiles para huir... la ciudad fue destruida, su príncipe murió y el pueblo fue asesinado. Muy pocos sobrevivieron, y los que lo hicieron vivieron una ciudad sumida en el caos, la miseria y la desesperación.......
Helena tubo que regresar junto a Agamemon y permanecer a su lado como la Reina de Esparta, esperando que llegara el momento, esperando a que ella llegara.......
Diez años después......
Unos pies cansados de tanto viaje se detienen ante la desolada escena de una ciudad en runas, aunque había que reconocer que los aldeanos se habían esforzado en reconstruir las casa, pero debido a la falta de medios y de fuerza, pues la mayoría pasaban hambre, el resultado no era plenamente satisfactorio.
Pero para el asombro de cualquier viajero que viera tan desastrosa escena, había cierto bullicio en la ciudad debido al mercado. Pero enseguida se percataría del motivo: los troyanos, sucios y con ropas viejas y raidas servían de esclavos a los griegos vencedores, pues un pequeño grupo se había quedado en Troya para evitar que esta volviera a crecer como antaño, y los que no servían de esclavos "plenamente" se encargaban de montar el mercado, eso sí, los productos eran única y exclusivamente de los griegos, cualquier troyano que por hambre intentara apoderarse de algún alimento, por pequeño que fuera, sería castigado.
La escena de la ciudad se refleja en unos ojos verdes con cierto toque marrón encajados en una cara fina y delicada, con una nariz pequeña y graciosa, unos labios finos y una piel tersa y pálida. Todo su cuerpo estaba envuelto en una capa negra de lana.
La figura avanzo hasta adentrar-se en la ciudad, la gente la miraba entre recelosa y extrañada.
-¡ALTO!
La encapuchada se volteo sorprendida y vio a dos guardias corriendo hacia ella. Aquello la asombró, pues no creía haber hecho nada en contra de la leí, pero aún le asombro más que una fuerza la arrastrara hacía atrás, obligando a sus piernas a correr.
Cuando pudo mirar vio el cuerpo de un joven esclavo cogido a su mano mientras corría a gran velocidad arrastrando a la figura. Los guardias empezaron a perseguirles, pero les perdieron la pista cuando el esclavo y la figura se escondieron en una de las tantas casas abandonadas.
Allí ambos empezaron a respirar dando grandes bocanadas de aire proporcionando oxigeno a sus pulmones.
-Muchas gracias- era una voz suave y femenina y cuando el esclavo volteó no pudo evitar sorprenderse por la belleza de la persona a quien acababa de salvar. Se trataba de una chica de unos 15 años, alta y esbelta, con una larga y sedosa cabellera rubia y tal como hemos dicho antes, ojos verdes con ciertos toques marrones.
Había tirado la capa al suelo y ahora el vestido permitía ver con más claridad su cuerpo, pero el esclavo no fue el único de sorprenderse, la chica también se sorprendió, pues el chico gozaba de una gran belleza: tendría unos 18 años, y era alto y fuerte aunque esbelto, de cabellos ocres y unos profundos ojos verde claro.
-No se merecen, desde que los griegos han invadido Troya esto es insufrible, encarcelan a cualquier extranjero e incluso matan a los pobres que se arriesgan a intentar robar algo del mercado pues el hambre les hace no temer a nada- entonces el joven se percató de la atracción que su persona ejercía en la chica, la misma que la chica ejercía sobre él, pero con la diferencia que el sabia disimularlo- Veo que te has quedado fascina por mi belleza- comentó burlón.
Su interlocutora enseguida salió de su fascinación y sus ojos brillaron con indignación.
-No he sido la única en admirar la belleza del otro ¿o crees que has sabido disimularlo?
El esclavo sonrió ampliamente, y luego se acerco a la chica, provocando que esta quedara aprisionara entre la pared y el cuerpo de su "salvador". Esta no intento forcejear, pero lo miro de forma amenazadora, cosa que pareció no intimidar-lo, pues con una de sus manos agarro la barbilla de la chica y acerco su rostro hasta el suyo.
-Muchas chicas tienen el corazón roto por mi culpa, motivo por lo cual se consideran desgraciadas, pero debes considerar un honor que yo pose mis ojos sobre ti.
-No dudo que muchas jóvenes ingenuas estén sufriendo porque tu has jugado con su amor, pero desconozco el motivo por el que cualquier mujer con un mínimo de sentido común pueda sentirse atraída por ti.
-Déjame desmotártelo- y mientras una sonrisa se dibujaba en los labios del chico, acerco sus labios hasta los de la joven, pero en un movimiento imprevisto y demasiado rápido para que el chico lo captara, ella saco un pequeño pero afilado cuchillo de entre sus ropajes y lo posiciono en el cuello de su "agresor".
-Mi nombre es Hermione ¿Cuál es el tuyo?- preguntó clavando sus ojos en los verdes de su interlocutor. Este enseguida captó la indirecta y se alejó de ella.
-Mi nombre es Alejandro, pero mi amo y su familia me llaman "Hermosus"
-¿Podrías decirme donde esta la casa del jefe del ejercito?
-¿Para que quieres saber-lo? No creo que quieran darte trabajo....
-No vengo en busca de trabajo, vengo a matar-lo y recuperar lo que es mío.
-¿Recuperar lo que es tuyo?- pregunto el chico sorprendido.
-Soy hija de Paris, y este es mi país, y no me permitiré que continúen maltratando a mi pueblo.
NOTAS DE LA AUTORA: Holaaaaaaaaaaaaaaa!! Bueno, de siempre me ha gustado la mitologia griega y romana, especialmente la griega, y la pelicula me dio la oportunidad de escribir y publicar este fic teniendo la mínima esperanza de que alguien lo lea, porque antes de la pelicula poca gente se hubiese interesado por el. De todas formas espero que os guste, dejadme RR plis!
