CAPITULO 4- LA SINCERIDAD DE HERMIONE
Alejandro y aquel misterioso hombre se encontraban en las afueras de la ciudad. Alejandro desmonto de su caballo y agarro las riendas con firmeza. Empezó a acariciar al caballo entre las orejas, sin parecer dar signos de interés por lo que aquel hombre tuviera que decirle.
-Supongo que sabéis a lo que vengo- era una voz grabe y segura.
Alejandro se volteo para encontrarse con un hombre de unos 40 años, de cabellos negros como la noche y ojos azabache.
-Mi padre habrá usado tu magia para comunicarte un mensaje para mi- contesto el joven restándole importancia.
-Exacto. Quiere que investigues a la chica para cuando el llegue poder propiciarle la máxima información, tienes que conseguir que confié en ti, no le importa si para lograrlo tienes que seducirla, lo importante es que lo sepas todo sobre ella.
El rostro de Alejandro era serio y frió, sin rasgos de asombro alguno, ya se esperaba aquello. Sin embargo, en sus ojos brillaba una duda de sombra y miedo que no paso inadvertida para su interlocutor.
-Lo harás ¿verdad que si?- pregunto de forma inquisidora.
-Lo intentare, pero no es chica de muchas palabras y no brinda su confianza con facilidad a nadie.
Aquel hombre se marcho de forma silenciosa, dejando a Alejandro solo, quien cayo al suelo de rodillas y golpeo con fuerza el suelo con su puño izquierdo, mientras en su rostro se veía rabia y frustración.
-Ahora que por fin había encontrado a alguien a quien mi corazón amaba de verdad.........
Se subió al caballo y regreso a la ciudad con serenidad aparente, mientras un torbellino de ideas se formaba en su mente.
Mientras paseaba por la ciudad vio a una hermosa joven, de unos 17 años, de larga y sedosa cabellera castaña y ojos color miel. Era alta y de cuerpo esbelto y sinuoso.
Alejandro le sonrió de forma seductora, y la chica se sonrojo : estaba decidido, se olvidaría de Hermione, se encargaría de seducirla y luego ayudar a su pueblo a derrotar a Troya con la información obtenida, encontraría una mujer hermosa y se casaría con ella.
Se acerco hasta la joven y la agarro por la cintura, provocando el asombro y sonrojo de esta.
-¿Cómo os llamáis mi bella dama? Pues vuestra belleza solo es comparable a la de una diosa.
La vergüenza abrumaba a la joven, así que dudo a la hora de contestar, y cuando lo hizo su voz estaba llena de nerviosismo.
- Cracystea.
-Hermoso nombre para hermosa dama- repuso el chico con una amplia sonrisa en sus labios.
-¿Alejandro?- aquella voz era tan familiar que antes de voltearse ya sabía quien la había llamado- ¿Hace apenas unas horas me declarabas tu amor y ahora cortejas a otra chica? No tenéis palabra, tan solo sois un casanova en busca de mujeres con las que yacer en la cama, incluso llegue a creerme que vuestro comportamiento cuando nos conocimos no era lo común en vos, pero veo que me equivoque- el hecho de que le hablara de aquella forma tan respetuosa solo pronunciaba su frialdad, pero entre aquella frialdad también había celos.
Cracystea no tardo en salir corriendo temiendo la furia de su señora, mientras Alejandro, apreciando la celosía en las palabras de Hermione, se acerco a ella de forma tranquila y serena y cogió un mechón de su sedoso cabello.
-¿No serás que estáis celosa?- y sin darle tiempo a contestar, la beso con tal pasión que Hermione se dejo llevar correspondiendo a ese beso- ¿Ves? Habéis contestado a mi beso, y eso significa que me amáis.
Una fuerte bofetada estallo en la mejilla izquierda del chico.
-¡No te atrevas a hacer eso NUNCA!
A pesar del golpe, Alejandro tenia una enorme sonrisa en los labios.
-Permíteme al menos que te diga lo siguiente: si e estado seduciendo a esa chica a sido solamente para poder aliviar el dolor que sentía mi corazón por tu silencioso rechazo.
Hermione se volteo sin decir palabra y fue a Palacio, puesto que al menos las habitaciones ya estaban reconstruidas.
Aquella noche Alejandro no fue a cenar, así que Hermione se preocupo. Aunque seguía enfadada con el, el cariño que le profesaba aún seguida latente en su corazón, así que cogió su abrigo y salió a buscarlo.
Las calles estaban muy silenciosas y vacías comparadas con el ajetreo que se respira por las mañanas.
Hermione apresuro el paso pues algo inquietaba su corazón, tenia el presentimiento de que alguien la seguía, una sombra de maldad. Se volteo en varias ocasiones pero lo que sus penetrantes ojos vieron fue lo mismo: una calle vacía. Justo en el instante en que miraba el camino que había dejado atrás con preocupación algo cayo sobre ella, un cuerpo alto, fuerte y fornido, demasiado grande para que ella pudiera defenderse, no tardo en aplastarla contra el suelo, mientras ella intentaba liberarse. Bajo aquel peso agobiante se estaba quedando sin aire, y mientras mas luchaba por salir mas fuerzas perdía, hasta que sus manos cayeron al suelo abatidas, su vista se nublo y el aire dejo de llegar a sus pulmones....no podía estar pasando, no podía acabar de aquella manera.........de repente noto como era liberada de aquel aplastante peso y con rapidez el aire entro en sus pulmones, respirando agitadamente.
No tardo en incorporarse y enseguida sus ojos se adaptaron a la oscuridad de la noche que se había cernido en el lugar. La luna estaba en su máximo esplendor, así que emitía una tenue luz que permitía ver con mayor claridad.
Ante Hermione estaba aquello que minutos antes la había abatido al suelo, era un hombre de mas de tres metros de altura y un cuerpo que parecía una inmensa montaña. Otro hombre, claramente mas pequeño que este, luchaba contra el primero con una espada, pero el agresor de Hermione, que iba armado con una lanza, repelía todos sus ataques y después lanzaba una risa burlona que retumbaba en el silencio.
En aquel instante el hombre mas corpulento golpeo con la parte inferior de la lanza de forma horizontal a su contrincante que no tardo en salir despedido varios metros. Un grito desgarrador salió de la garganta de la chica al darse cuenta que contra quien luchaba su atacante era nada mas y nada menos que Alejandro.
El chico había producido un ruido sordo al impactar contra el suelo, una mueca de dolor dibujada en su hermoso rostro, su cabeza caía desfallecida al suelo sin fuerzas para ponerse en pie o tan siquiera alzar la vista para mirar a su atacante, mientras, aquel hombre desconocido se acercaba a el con la lanza alzada dispuesta a descender sobre su cuello.
Fue en aquel instante, viendo la muerte de Alejandro tan próxima , su cuerpo paralizado por el miedo y la angustia, que Hermione se dio cuenta de cuanto quería a aquel chico, pues se mentiría a si misma si negaba que le amaba, el había sido el primero en abrirse, en ser amable a su manera con ella, aquella ternura que sus ojos reflejaban, su sonrisa despreocupada y su sentido del humor, capaz de hacerla sonreír incluso cuando su corazón se sentía mas abatido y triste.
Entonces sus ojos vieron un resplandor, algo que relucía con un fulgor plateado, la espada que antes empuñaba Alejandro ahora yacía a pocos metros de ella, habría salido despedida cuando su amor voló por los aires.
Sin dudarlo ni un instante, corrió hacia ella, la recogió del suelo, y como alma que es perseguida por el mismísimo Hades corrió hacia el lugar donde la lanza estaba apunto de decapitar a Alejandro y con determinación provoco un profundo corte a la altura de las caderas de aquel hombre.
Aquello lo pillo por sorpresa, y en escasos instantes se volteó para mirar a Hermione con rabia y furia. Aunque la sangre no tardo en brotar de su herida y descender ensuciando sus piernas, no parecía dar muestra alguna de dolor.
-¡TU! ¿Cómo te has atrevido?- cegado por el odio, ataco a la chica con la lanza, pero esta, que era mucho más ligera y ágil que su rival, no tubo problemas en esquivar-lo.
-¿Quién eres y con que propósitos me has atacado?
-Yo solamente soy un troyano que intenta sobrevivir.
-Entonces no eres más que un sucio traidor- Hermione escupió estas palabras como si de veneno se tratara.
-Cuando los griegos nos invadieron, yo hice un pacto con Cryseo para salvar la vida, me pase al bando de los griegos, luche contra los troyanos, los que habían sido mis compañeros, y delate los puntos débiles y estratégicos de la ciudad, con tu retorno, me quede en la miseria, los troyanos me repudiaron de Troya, y hace meses que me muero de hambre y de sed.
-¿Acaso merecer un traidor cobarde algo que no sea la muerte? ¡Vendiste a tu pueblo y a tus compañeros para salvar tu miserable vida!- a cada momento la furia de Hermione aumentaba.
Hermione se preparaba para luchar cuando de repente....
-¡Alto!- ambos voltearon para ver como Alejandro, con un esfuerzo sobrehumano, se ponía en pie- Tu lucha es contra mi, no contra ella, no permitiré que la mates o que tan siquiera le hagas un rasguño.
-Acepta tu derrota, niño ¿acaso una princesa merece tu vida?
-Puede que una princesa no, pero la mujer que amo si.
Hermione se quedo parada tras estas palabras, miro a los ojos del chico fijamente, y vio la sinceridad con la que había dicho aquellas palabras.
-Esos sentimentalismos no llevan a nada....
El troyano traidor ataco a Alejandro, y le propino un fuerte puñetazo en el estomago. Alejandro apenas tenia fuerzas para esquivarlo o atacarle. Hermione miraba la escena petrificada, no sabia que podía hacer, la espada no había surgido efecto en el hombre, que a pesar de sangrar de manera brutal debido a la herida que antes le ocasiono la propia Hermione, no daba signos de debilidad o dolor, como si no tuviera la herida.
La chica estaba desesperada, no sabía que hacer y si aquello continuaba así Alejandro iba a morir.
"Hermione" la voz sonó dentro de su cabeza, una voz muy familiar y conocida para la chica.
-¿Artemis?- aunque lo hizo como una pregunta, mas bien parecía una afirmación.
"Exacto. Yo ahora estoy lejos de aquí con el, a dos días de camino, y a estas horas de la noche se que no me perdonarías que le dejara solo y le pasara algo, pero al menos acepta esto..."
Delante de Hermione empezó a brillar una fuerte luz, y de la luz surgió un arco con un carcaj lleno de flechas. El arco era de una madera reluciente y noble, inquebrantable, nada podía romperlo, pues se trataba de un arco divino. Algunas cenefas doradas adornaban al ya de por si hermoso arco. Por su curvatura se asemejaba a los arcos troyanos. El carcaj parecía hecho de la misma madera reluciente, y este estaba adornado con extrañas figuras de plata.
Hermione extendió la mano, se colgó el carcaj en la espalda y cogió el arco.
-Pero este es tu arco, tu carcaj y tus flechas.
"Y por eso mismo abatirán a tu enemigo, es mi manera de protegerte"
-Gracias amiga.
Hermione volvió a centrar su atención en el combate, y se percato de lo grabe de la situación: Alejandro no tenia fuerzas ni para mantenerse correctamente en pie, su cuerpo estaba flexionado, sus ojos medio cerrados, sus brazos sin fuerza no se movían mientras que su adversario empuñaba la lanza de forma mas que amenazadora, dispuesto a clavársela en el pecho.
Con la rapidez de un rayo Hermione cogió una de las flechas, la puso en el arco, lo tenso, apunto y cuando estuvo segura de que daría en el blanco lo llamo con voz potente.
-Nunca le des la espalda a tu adversario.
El hombre se giro extrañado, y antes de que pudiera saber que estaba pasando, una flecha se clavo con certera puntería en su pecho, rompiendo su escudo y desgarrando su piel. Al instante cayo al suelo sin vida.
Hermione salió corriendo hacia Alejandro, que se encontraba de rodillas y apunto de derrumbarse. Llego a tiempo para sostener su cuerpo.
-Buen disparo- apenas tenía fuerzas pero su sonrisa no lo abandonaba.
-¿¡Por qué has hecho eso!?¡Podrías haberte matado!
-No me hubiera importado.....
-¡Puede que a ti no pero a mi si!- las lagrimas empezaban a asomar en los ojos de la joven- Si hubieras muerto yo...yo no se que habría hecho sin ti.
-Seguro que habrías sido muy feliz- respondió con una sonrisa triste.
-¡Idiota!- su sollozos fueron aumentando- ¿Cómo quieres que sea feliz si el hombre que amo muere?
Alejandro agrando los ojos y observo con asombro a Hermione, como tratando de asimilar lo que acababa de escuchar, intentado asegurarse de que no volvía a ser un estúpido sueño.
-¿Es eso cierto?
La chica, con un intenso rubor carmesí en sus mejillas, asintió entre lágrimas. Alejandro la abrazo con la poca fuerza que le quedaba, y luego ambos se quedaron mirando, dudando en lo que iban a hacer, sus respiraciones eran lo único que se escuchaba en el lugar. Alejandro descendió con temor por la reacción de la chica, pero ella, aunque algo insegura y temerosa, no dudo en besar al chico. Cuando se separaron, Alejandro le sonrió con ternura, y luego cayo al suelo desmayado.
Hermione se alarmo y enseguida llamo a algunos ciudadanos para que la ayudaran a llevarlo ante el medico.
NOTAS DE LA AUTORA:jejej, el cpaitulo 3 fue más corto y este más largo, peor espero que os haya gustado de todos modos, para cualkier duda, sugerencia, critica, etc, dejenme un RR!
Por fin Alejandro y Hermione estan juntos, peor su amor tendra que superar grandes barreras ¿cuáles? Ya les iremos viendo ;-)
