-----Vacaciones En La Madriguera-----

Mes de Julio, día 31. Se escuchaba mucha bulla fuera de la casa. Una casa extraña, en medio de la nada, tenía un estilo muy raro y era diferente a todas las casas que hemos visto. De un momento a otro se abre la puerta y un joven de 17 años con cabello negro azabache y desordenado entra corriendo, seguido por 3 jóvenes de cabellos pelirrojos.

-Ya llegamos – dijeron 2 de los pelirrojos al unísono.

-¡Ya era hora! – dijo una Sra. De estatura baja; era la Sra. Weasley. Los estábamos esperando.

Al decir esto, vemos que hay 2 chicas sentadas en la mesa, una de ellas tiene una gran cabellera castaña y la otra tenia el pelo lacio y pelirrojo. Cuando el chico de pelo negro azabache se sentó en la mesa, los otros jóvenes le siguieron.

-¡Feliz cumpleaños, Harry! – dijo Hermione, la chica de la gran cabellera. Aquí tienes tu regalo, decidí entregarlo personalmente este año...

-¿Cómo la estás pasando? – pregunto la chica pelirroja, Ginny.

-Este es el mejor cumpleaños de mi vida hasta ahora – contestó Harry.

Era la verdad, los cumpleaños con los Dursley no eran emocionantes que digamos. Esta era la primera vez que Harry no tendría que esperar por unas lechuzas para recibir sus obsequios y mensajes; esta vez, Harry estaba ahí, compartiendo con sus amigos, con las personas que más quería en el mundo...

De la nada, se oyó el cierre de una puerta. Aparentemente, el Sr. Weasley había llegado a casa, cuando de pronto la puerta de la cocina se abre y un gran perro negro entra por ahí, caminando unos pasos se va transformando en lo que parece una forma humana.

-¡Feliz Cumpleaños! ¿Cómo te encuentras, Harry?

-¡Sirius! – Harry gritó, parándose de su asiento y tirándosele encima. – ¡Ew! Hueles a perro... ¡necesitas un baño urgente!

-¿De verdad? – se olió su padrino. Uh... si, es cierto. ¿Me permites tu baño?

-Por supuesto – afirmó el Sr. Weasley con una sonrisa en la cara.

-Gracias... - respondió Sirius.

Cuando este dejó la cocina, Harry se encontraba abriendo sus regalos – un libro de las últimas técnicas para preparar una escoba voladora. Uno nunca sabe cuando lo puede necesitar dijo Hermione.

-La verdad que me pareció muy interesante saber sobre... - continuó Hermione hasta que Ron le interrumpió.

S-i, si... muy interesante. Ahora abre el mío, lo hice yo mismo. Espero que te guste.

Cuando Harry lo abrió, una sonrisa se dibujó en su cara. Era un álbum de fotos del mundo mágico. Ahí estaban los 3... Harry, Ron y Hermione en su primer día de clases en Hogwarts. Todas las cosas que pasaron juntos – todos los peligros, todas las aventuras. Fotos del segundo año fueron cortesía de Colin Creevey, así como las fotos del 3er y 4to año.

Oh! ¡Cómo pasa el tiempo! Es increíble... parece como si fuese ayer cuando Harry recibió su carta de aceptación a la Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería. Pasaron las fotos del 5to año y 6to. Era casi imposible de creer que este año sería el último año como estudiantes de Hogwarts.

-Gracias, Ron... - dijo Harry casi en lágrimas.

-En verdad te pasaste, Ron – admitió Hermione con lágrimas en las mejillas.

-Aún no lo puedo creer, este es nuestro último año y pronto seremos graduados... - dijo Harry.

-¡Si!, ¿no es emocionante? Ya no más escuela, no más tareas ni castigos... por fin ¡LIBRES! – dijo Ron con una gran sonrisa en la cara...

-Ron... - interrumpió Hermione. Lo estás mirando por el lado adolescente de las cosas. Tienes que aprender a ver con perspectiva – ya no vas a ser el mismo chiquillo, vas a tener más responsabilidades. No tengo problemas con eso, el único problema es que...

-De repente ya no estamos juntos... - dijo Harry.

De pronto, la alegría que brotaba de la cocina desapareció dejando en el ambiente una incómoda sensación de vacío. Ginny que había abandonado la conversación minutos atrás respondió...

-No te pongas triste aún Harry, el año aún no comienza y te falta abrir mi obsequio.

Eran las 11 de la noche, día 31 de Julio – cumpleaños de Harry Potter; el niño que vivió. Ya no era un niño, él ya estaba por terminar su último año en Hogwarts. Habían sucedido tantas cosas; Harry descubrió que era un mago, descubrió la verdadera historia detrás de la muerte de sus padres. Se enfrentó a la muerte y vivió para contarlo, salvó a tanta gente y aún así – faltaban batallas por pelear contra el mal.

Esa noche, Harry se encontraba sobre su cama, en el cuarto de Ron, pensando en lo que había sucedido. Todas sus vacaciones las había pasado con los Weasley, probando los nuevos inventos de los gemelos – después de todo, él fue el primer inversionista de la ahora famosa tienda de bromas. ¿Cómo podría agradecer a la Sra. Y el Sr. Weasley? Han sido tan buenos con él, siempre lo han sido... 7 años habían pasado – Ron y él ya eran casi como hermanos. Harry conocía todo acerca de Ron y él todo acerca de Harry. Como podría también olvidar a Ginny; con el paso del tiempo, Harry no sólo la vio crecer... sino que sus sentimientos hacia ella habían cambiado...

¿En qué estoy pensando? – se reprochó asimismo. Es la hermanita de mi mejor amigo; debe de haber una regla contra eso... además, ni siquiera sé – ni siquiera sé si ella... si yo, lo que siento es...

De pronto Harry se quedó dormido. Lo que sucedía en su mente era extraño, imágenes que aparecían de repente, rostros que nunca había visto, voces que nunca había oído. De la nada, sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo y una risa... una risa que había escuchado en más de una ocasión.

-Voldemort... - susurró Harry.

-Eres fuerte, pero no sobrevivirás... te unirás a toda tu familia. Dime, ¿tienes miedo?

Harry veía una pequeña silueta delante de Voldemort, era una pequeña niña que asentía a la pregunta del temible hechicero. Una risa diabólica salió de la boca del asesino, la risa que Harry había escuchado tantas veces... esa voz, le helaba la piel.

-Que bueno... porque la verdad no me gusta matar a quienes no les importa su vida.

De pronto una luz violeta sale de las manos del Señor Oscuro, levantan a la pequeña niña y la deja flotando mientras ella grita por el dolor. Mientras Voldemort reía, rayos de diferentes colores salían del cuerpo de la niña. Voldemort quería más y más, pero después de todo... era tan solo una pequeña niña.

La luz violeta y los rayos desaparecieron, dejando al lugar de los hechos lleno de sombras. Habrían pasado unos minutos cuando Harry escuchó un grito, era un joven de más o menos 20 años que se acercó corriendo al inerte cuerpo de la niña. Voldemort rió y dijo:

-¿Quieres venganza?

-Pagarás por lo que has hecho, Voldemort...

-¿Quieres unirte a tu hermana? – le preguntó Voldemort haciendo un rápido movimiento y agarrándolo por el cuello, casi ahorcándolo.

-No... - dijo casi sin aire.

-Siempre la MISMA BASURA... - dijo Voldemort. Quiero mucho a mi hermana; BLAH, BLAH, BLAH... pagarás por lo que has hecho. BUH, BUH, BUH. Pero no... no quieres morir para unirte con ella... ¿qué clase de amor es ese? – preguntó al final, torciéndole el cuello hasta que escucho un SNAP... y el joven quedó sin vida.

Harry gritó, gritó... pero fue en vano. No lo escuchaban... - de pronto, sintió que lo movían, que lo sacudían.

-Harry, Harry... despierta. Harry, despierta. – era Ron y tenía la cara de preocupado.

-¿Qué pasa Ron? Ya estoy despierto, deja de sacudirme que me rompo. – bromeó Harry.

-No es para broma, Harry. Llevo 10 minutos sacudiéndote porque has estado gritando todo este tiempo...

-¿10 minutos? ¿en serio?

-Ya me tenías preocupado, estaba a punto de llamar a Hermione para ver que te sucedía...

-Estoy bien, Ron. Ya no te preocupes más por mí, solo necesito un poco de aire para despejar mi mente, eso es todo... vuelve a dormir.

Ron, luego del susto que recibió, hizo lo que Harry le había sugerido. Regresó a la cama y quedó profundamente dormido. Harry, en cambio, había salido de la Madriguera para tomar un poco de aire fresco.

El jardín estaba lleno de gnomos, y todos miraban extrañamente a Harry, pero a éste poco le importaba. En realidad, tenía otras cosas en que pensar. ¿Qué había sucedido? Había sido un sueño... o tal vez es lo que sucedía en este preciso momento, después de todo... ya había sucedido antes. Harry ha podido sentir y saber acerca de los pensamientos de Voldemort ya que en cierta forma estaba conectado con él por la cicatriz.

Mientras estaba pensando, sintió una mano en su espalda y la primera reacción que tuvo fue voltear violentamente y sacar su varita. Era Ginny, estaba ahí, en su pijama, mirando directamente en los ojos verdes de Harry.

-¿Qué sucede, Harry? – le preguntó con concernencia Ginny.

-Nada... - contestó un aturdido Harry. Solo fue un sueño...

-¿Acerca de qué? Si se puede saber claro...

-Nada importante, tonterías. Solo salí porque sentía calor adentro. No tienes porqué preocuparte Ginny, en serio...

-No, no es por eso que estoy aquí. No todo gira alrededor tuyo, ¿sabes? – al ver la cara de Harry, añadió rápidamente – Es una broma, Harry.

-Ya lo sé, lo que pasa es que estoy un poco adormecido, eso es todo. De todas formas... ¿Qué haces a estas horas aquí afuera?

-No puedo dormir, últimamente he tenido problemas para dormir. – admitió Ginny.

-Bueno, si quieres... te puedo acompañar – sólo si tú quieres claro...

-Creo que deberíamos entrar, ya está haciendo un poco de viento.

Así, Harry y Ginny ingresaron a la casa y se sentaron en el sillón de la sala. Hablaron de tantas cosas, de lo que había pasado en las vacaciones y de algunas cosas que pasaron en Hogwarts. Ya era tarde y ambos cayeron dormidos.

A la mañana siguiente, Ron despertó a Harry, quien seguía en el sillón, y le preguntó qué hacía ahí. Cuando Harry estaba a punto de contestar, Ginny apareció por la escalera y lo miró, colocando el dedo índice derecho en sus labios. Harry hizo lo que Ginny le pidió, y no le dijo nada a Ron, él no sabía porqué.