Autor: H&H

Colaboración y Revisión: Rasta

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- ¡Pa'! ¡Ya vamos que llegamos tarde! ¡El avión sale en 2 horas! – gritaba una chica desde el auto

- ¡Ya va Chris! ¡Es imposible que el ministerio no permita usar el traslador para ir a este tipo de campamentos, que justo ellos organizan! – se quejaba

-¡Vamos pa'! ¡Apúrate!

-¡Chau Chris, cuídate mucho y come lo suficiente, no hagas ninguna de tus locuras!- dice la niñera.

- No dudes que voy a comer bien, pero eso de hacer travesuras.... – le dio un abrazo

- Ya están las cosas en el auto – la chica se despidió de su niñera y su perro, y subió al auto

En Paris...

- Adiós mamá, nos vemos en dos meses

- Dos largos meses – agregó – Pórtate bien y se una buena chica Samantha.

- No te preocupes mamá. Adiós abuelo – se abrazaron

- ¿Nos vamos señorita? – Hablaba un hombre alto y delgado, bastante calvo, con una sonrisa bonachona y unos lentes semi -oscuros.

- Si Luis, tenemos que tomar ese avión

- Muy bien, el coche ya está preparado.

- Adiós hija, nos vemos dentro de dos meses – la chica se subió al auto, despidiéndose.

Samantha fue llevada por Luis hasta el aeropuerto Orly en París, para poder tomar el avión que la llevaría a su destino. Llegaron muy temprano, la puntualidad era algo que Hermione no podía obviar, Samantha embarcó su equipaje, para luego ir a revisar los impuestos que debía pagar y ver si sus papeles estaban en orden. Seguidamente, al comprobar que todo estaba en orden y al escuchar la primera llamada para el vuelo 525, la chica decidió que era hora de partir. Luis y ella entraron a la sala de embarque para esperar su avión.

Christine no hablaba mucho con su papá en el carro, le encantaba escuchar música a alto volumen. Harry pensaba en que más tarde tendría que recoger a Cho, ya que cenarían por cumplir mes. En 30 minutos o menos, llegaron al aeropuerto Heathrow en Londres. A decir verdad, el equipaje de Chris, era bastante más que el de Samantha, que sólo llevaba una pequeña maleta con algo de ropa. Chris llevaba una maleta, su escoba y una snitch dorada, regalo de su papá. Como lo había anticipado, llegaron tarde. Los pasajeros ya se estaban embarcando y ella recién tenía que hacer los trámites, pero con ayuda de su papá, pudo embarcar su maleta, pagar los impuesto, revisión de papeles y pasaporte en sólo 30 minutos, lo que le dio tiempo para entrar justo cuando se anunciaba la última llamada al vuelo 799, rumbo a Liverpool. Al despedirse, Harry le prometió no comprometerse con Cho, mientras ella estuviera fuera. Se dieron un abrazo y entró a la sala de embarque, antes sin recibir indicaciones de su papá, que la iría a buscar un amigo suyo del ministerio.

Los dos aviones llegaron en distintos horarios, siendo primero el de Chris, porque vivía mas cerca. Como le había dicho su papá un señor del ministerio la recogió. Era muy robusto, alto, buen mozo y amable. Se subieron a un micro, perteneciente al ministerio, con muchas otras niñas que iban al campamento. Chris se subió en el asiento de adelante con el señor, puesto que atrás no había más asiento. Con Chris habló muchas cosas de seguridad, que a ella la tenían harta a decir verdad, sobre su padre, su trabajo y al ver que a la niña le aburría todo eso, prefirió cambiar a un tema clave para ella; el Quidditch. Ese era un tema que Chris no podía obviar ni dejar de lado, se sabía todo acerca de los jugadores más famoso y se había leído el libro de su papá Quidditch a través de los tiempos unas 10 veces. Sabía todos los trucos y demás. El camino se le hizo más rápido a partir de esto y al llegar el señor le dijo que la recogería el último día para embarcarla de regreso.

Samantha y Luis bajaban del avión muy apurados. Como no podía ver mucho, se subió a unas sillas y vio a un señor gordito, en terno, con gorro y con un cartel en la mano que decía Samantha Granger. Se encaminaron con su equipaje hacia el señor, quien los recibió gustoso, se saludaron y fueron al estacionamiento, donde había una limusina negra muy grande.

El campamento de verano era en un lugar muy bonito, con muchas áreas verdes, protegido por el hechizo para que no se logre saber su ubicación exacta en un mapa, las cabañas eran de madera. Cada una tenía tres camas, tres mesas de noche, un ropero y un ventilador. A lo lejos de la zona de las cabañas, había un lago muy grande y un poco más allá un campo de quidditch, deporte que seguro se jugaría. Estaba la zona de las fogatas, el comedor y la granja.

- ¡Hola! Soy Christine Potter, quisiera saber cual es mi cabaña

- A ver...-buscaba una chica en una lista

- La número tres

- Gracias

Se encaminó a su cabaña, y muy sumida en sus pensamientos, se percató que una limusina le tocaba la bocina. Dio grandes zancadas para no ser alcanzada, hasta que llegó a una zona segura. El auto se estacionó y de él bajó Samantha con un vestido a cuadros muy elegante. Descargó todas sus cosas, agradeció al conductor y buscó por alguien del personal del campamento. No sin antes despedirse de su mayordomo y prometerle que se iba a portar bien. Hicieron el habitual saludo y él volvió a subir al auto.

- Buenos días, mi nombre es Samantha Granger, quisiera saber cual...

- ¿Samantha Granger? A ver...- buscó – Aquí estás, cabaña número siete

- Muchas Gracias. "Que rápida" – pensó

Se encaminó hacia su cabaña, deseosa de poder descansar un momento. Al llegar vio que sus compañeras de cuarto ya habían dejado su equipaje y acomodado sus cosas. Por el momento desconocía de quienes se tratase. No le dio mucha importancia a eso, más bien, dejó su pequeño gran equipaje en la cama vacía, que ahora sería su cama y ordenó sus cosas, puso su escoba encima de su cama, abrió el ropero y metió ordenadamente su ropa, que estaba muy bien planchada y limpia, acomodándola en ganchos y cajones, tratando de que no se arrugue. En la mesa de noche, guardó su caja con fotos, peines, ganchos para el pelo y recuerdos, también el libro nuevo de su mamá titulado: Los Elfos: ¿Criaturas mágicas o esclavos?, que había empezado a leer hace poco, una carta de sus mejores amigos, unos pergaminos que tenía que entregar con algunos ejercicios para el final de su curso y chocolates alemanes, sus preferidos. Atrás de su almohada estaba la ropa del campamento, que tendría que usar. Fue al baño, se cambió y la ropa le quedaba a la perfección. Salió de ahí y vio a dos niñas sentadas en sus camas. Las saludó y rápidamente se hicieron amigas.

El campamento, como cualquier otro, tenía organizado algunas actividades deportivas, para el entretenimiento de las niñas. Entre ellas estaban natación, quidditch y el campeonato de esgrimas. Samantha con mucha curiosidad se acercó para ver la lucha. Unas niñas ya llevaban mucho tiempo, hasta que una fue abatida al salir su florete volando y calló al suelo. Todos aplaudieron a la ganadora que al parecer era la final

- La ganadora del campeonato de esgrimas es Christine... – anunció la coordinadora

- No aún – se escuchó una voz – Falta que pelee contra mí – la enmascarada asintió

- Samantha, no tienes porque hacerlo

- Se pelear muy bien, tranquilas – se vistió lo más rápido posible

- ¿Preparadas? – las dos asintieron – ¡Comiencen! – se escuchó

El ambiente era muy emocionante. Las dos peleaban muy bien y ninguna se dejaba tocar, tenían muy buenos reflejos. Se iban moviendo muy bien por todo el lugar, pensando cada movimiento suyo y del enemigo, pero llegó un momento en que ya no había más lugar y Christine tropezó y se cayó a una especie de estanque de agua, donde los animales toman agua, y por consecuente, Samantha ganó el duelo y se coronó como la nueva campeona de esgrimas del campamento. Ella en símbolo de compañerismo, le tendió la mano para ayudarla a levantarse, pero Chris la jaló a propósito, por haberle ganado.

- Eso es todo chicas, levántense – ordenó la profesora, a lo que las niñas obedecieron - Ahora por favor, salúdense como debe de ser. Potter, entréguele el florete a Granger y saquéense las máscaras para saludarse

- Esta bien – contestaron las dos con un respingo. Samantha se sorprendió mucho sobre el enorme parecido que tenía con Christine y se lo comentó

- ¡Wow! ¡Nos parecemos mucho! – dijo perpleja

- ¡Jajajaja! – Rió Chris y con sarcasmo añadió – Esa fea nariz no es como la mía, pero hay buenos cirujanos plásticos – Samantha la miraba incrédula, mientras todos se reían ante el comentario – A decir verdad tus ojos están más juntos que los míos – continuó

- Eso se puede arreglar – intervino una amiga de Samantha

- ¡Aún no he terminado! – mencionó furiosa Chris

- La verdadera diferencia entre nosotras es que yo tengo clase y tú no – dijo Samantha antes de que Chris pudiera continuar con sus agresiones, quien reaccionó al instante y se puso en posición de pelea y agresión

- Es suficiente. Cada una a su cabaña, a bañarse y a vestirse que la cena estará servida en treinta minutos, para luego continuar con las demás actividades – las separó

- Esto no queda acá Granger

- Estoy de acuerdo Potter

Las dos se fueron a sus cabañas, aun consternadas por lo ocurrido. Samantha lo tomaba más calmadamente que Chris, pero aun así no se quedaba del todo tranquila. Se ducharon, se cambiaron y fueron a cenar. Ya muy entrada la noche, Samantha decidió hacer un campeonato de Póker interno, junto con sus amigas y compañeras de otras cabañas. Ya había jugado más de 15 partidas y todas las había ganado, con un poco de soberbia y contando el dinero que había ganado...

- ¿Acaso no hay nadie mas que quiera jugar?- preguntó con una voz altanera.

Se escuchó un portazo.

- Yo te mostrare – se escucho una voz. Se sentó y se levantó los lentes oscuros

La multitud de compañeras se dispersó un poco dejando ver a una chica.

- Eres tu- comentó con soberbia Samantha y simuló un bostezo- no tengo tiempo para ti.

- Ya veremos- se sentó y dejó caer el contenido de un pequeño saco, de donde cayeron muchas monedas de plata y bronce- reparte- ordenó con una mirada desafiante.

Samantha miró el dinero, luego a Chris y finalmente tomó el mazo de cartas y repartió sin desviar una mirada insolente hacia Chris. Estaban muy confiadas en que iban a ganar y por eso apostaron muchas cosas como dinero, lápices de labio, accesorios, monedas, pulseras, etc. Samantha miró sus cartas, que eran bastante buenas, y luego a Chris. Una sonrisa maliciosa corría por su rostro.

- Te propongo algo – dijo Chris muy seria – El que pierda se va a tener que meter al lago

- Excelente – admitió Samantha

- Pero sin ropa – aclaró con una mirada pícara y levantando una ceja

- Muy bien, Potter. De paso doblaré la apuesta - Echó un puñado bastante grande de sickles

- Oh, tu debes tener más que eso - Chris depositó dos relucientes galeones de oro.

- Muy bien- dijo Samantha altanera- comienza a desvestirte y empieza a rezar porque tengo una flor corrida.... de diamantes.

Samantha sonrió ante la expresión de desconcierto de Chris, pero pronto se dio cuenta de que éste era fingido. Una nueva sonrisa maligna apareció en la cara de Chris.

- Pues inclínate ante mi- dijo Chris- y ante mi flor imperial.

Mostró sus cartas, que dejaron anonadadas a Samantha a sus amigas.

Todas las chicas que en ese momento estaban en la cabaña, salieron para presenciar el momento. Samantha no podía faltar a su palabra, era algo que no iba con ella. Salió un poco resignada, con Chris al costado verificando que se realice y disfrutando de su momento de gloria junto con sus amigas. Llegaron por fin al lugar, que por la hora estaba desierto y Samantha pidió que la dejaran sola para desvestirse cerca del lago, en un árbol, que era lo más cercano. Una vez que lo hubo hecho, se metió rápidamente al lago, mientras su ropa era robada por las amigas de Chris.

- Ya ves Potter, cumplí

- Si, Granger ya veo. Ya puedes salir si quieres. Fue un gusto jugar al Póker contigo.

- Adiós Potter, cuando quieras – decía mientras veía irse a la gente, menos sus amigas

Al ver que la mayoría de gente se había ido, decidió no permanecer más adentro del agua y salió en busca de su ropa. Obvio, que al no verla, lo primero que se le pasó por la mente fue una sola palabra: Potter. De inmediato le pidió a sus amigas que le trajesen algo de ropa o una toalla y se fueron a su cabaña para planear algo en venganza.

Al día siguiente ponen en marcha su plan. Entran a la cabaña de Chris y le ponen todas sus cosas en el techo, donde ellas no pudieran alcanzarlas. A las dueñas de la cabaña al ver tal hazaña, se le vino una sola persona, que era la responsable de todo esto y juraron venganza.

Muy entrada la noche, en la cabaña del número 3, sus habitantes aún continuaban despiertas llenando lo que parecían mochilas y bolsas.

- Creo que tenemos todo - le susurró una niña a Chris

- Espera, falta el truco final - anunció Chris con un susurro teatral.

Sacó de debajo de su cama dos latas de pintura. Sus amigas sonrieron maquiavélicamente ante las latas y, muy cuidadosamente, abrieron la puerta de entrada. El frío nocturno les llegó entonces pero, de todos modos, salieron rumbo a la cabaña siete. La noche estaba nublada y no se filtraba ni un poco de luz de luna por ellas así que si alguien se asomaba a la ventana no podría distinguirlas. Llegaron al número 3 y abrieron con cautela. Les llegó el sonido de tres respiraciones acompasadas. Cerraron con rapidez antes de que el frío despertara a las dormidas.

- Comencemos- susurró Chris.

Empezaron con Samantha Granger puesto que ella era su principal objetivo. La destaparon con cuidado y vieron a la niña con un pijama de seda auténtica.

- Que derroche traer seda al campamento - comentó en voz baja una de ellas.

- Pero que divertido será arruinársela - dijo Chris.

Comenzaron con el suelo alrededor de la cama de Samantha. Dispersaron una mezcla de detergente para platos que robaron del comedor, y agua del lago. Como quedaba mucho, también lo dejaron en el suelo de toda la cabaña. Continuaron con un pote de miel, con el cual rociaron las sábanas de Samantha cosa que si se movía, quedara impregnada en miel. Chris tomó de la mochila e introdujo su mano en ella. Sacó una botella de plástico que contenía un líquido marrón oscuro muy espeso de un olor repugnante. Al destaparlo, Samantha habló en sueños pero nada dijo. Chris le echó parte del contenido en la almohada. Con eso terminaron temporalmente con Samantha. A las amigas le echaron productos similares pero en menor cantidad. La amiga sacó una funda de almohada de la mochila y, de ella, sacó bombas llenas de agua de diversos tamaños. Las colocaron en lugares donde pudieran caer al más mínimo roce. Finalmente salieron de la cabaña e instalaron un balde con la pintura para qué cayera sobre la primera persona que abriera la puerta de entrada a la cabaña. No se habían dado cuenta de cuanto tiempo habían pasado en la cabaña pero se dieron cuenta de que ya era el alba. Una trompeta sonó a lo alto de una colina, en la cabaña de los adultos. Al minuto de escuchó lo que tanto querían oír: un agudo gritó retumbó en la cabaña cerrada. Se oyeron otros gritos agudos y sonoros ruidos de agua.Chris y sus amigas esperaban refugiadas tras un arbusto cerca de la cabaña. En ese momento se sobresaltaron al oír a la coordinadora detrás suyo.

- Buenos días niñas

- Buenos días señora coordinadora- respondieron al unísono.

- Hoy es día de inspección de cabañas- comentó- me informaron de unos gritos procedentes de esta en particular, voy a echar una ojeada.

La coordinadora estaba por tocar el pomo de la puerta cuando Chris se planta enfrente de ella impidiéndoselo.

- Es mejor que no entre – dijo Chris

- ¿Por qué? – preguntó la señora de inspección

- Porque hay enfermas muy contagiosas – respondió la niña

- Bueno, con más razón debo entrar- insistió la coordinadora- déjame niña.

En ese momento se abrió una ventana y Samantha apareció con una toalla envuelta en la cabeza.

- Todas estamos bien – dijo al ver el balde con pintura - A menos que Christine Potter sepa algo que nosotras no sabemos – añadió y la señora miró con desconfianza a las niñas

La inspectora apartó definitivamente a Chris y entró. Al abrir la puerta, el balde de pintura le cayó a la señora de inspección y todas las bromas resultaron ser para ella y para su ayudante en el campamento. Su reacción fue inmediata y lo único que se inmutó a decir fue:

- ¡Christine Potter y Samantha Granger, fue demasiado y esto fue bastante lejos! ¡Recojan sus cosas y se van inmediatamente a la cabaña de castigo y convivencia! ¡Ahora!

***Ya que recibí igual de cantidad de reviews que mi otro fict, con la única diferencia de que este lleva un capítulo y el otro 17, voy a hacer algo que nunca hago, responder reviews:

Arabella Granger Potter: ¡Gracias! ¡Lo trato hacer lo más pegado a la historia posible! Espero no decepcionarte y que te guste tanto como la película.

Khye: Pues... ¡Acá tienes la continuación! ¡Disfrútala!

SaraMeliss: ¡Acá lo tienes! ¿Se te acabo la curiosidad? Jajaja

Kari Granger de Potter: ¡Gracias por tu review! ¡La película también es una de mis favoritas!

Jessy: Grax por tu review.

Dan_07: ¿Buena redacción? ¡Ja! ¡Ni siquiera tengo más de 12 en literatura! ¡Jajajaja! Gracias igual. La pareja ya estaba predestinada, no la tuve que escoger, para mí no existe otra que no sea H/H. xD. ¿Me puedes poner la dirección directa para leer tu fict?

Onag Radcliffe: Mira tu, ¿una gemela? Me parece mostro tener una. Tendré en cuenta tu ayuda, ¡grax! Si quieres me puedes agregar a mi messenger.

Espero que les haya gustado este capítulo, para mí está pegadísimo a la historia, no igual, porque mucha memoria no tengo, pero lo he hecho lo más apegado posible. Dejen Reviews con sus opiniones y/o sugerencias. Si pueden lean "Un gran Paso". Gracias por todo y sorry por la demora. Gracias a Rasta, ¡No se que hubiera hecho si no me hubieras ayudado! Jajajaja, besos bye!***