LA SOMBRA Y LA LUNA
Pasaban
los minutos a prisa y Aranel no estaba a bien de seguir de frente, ya
que según la información que tenía era que las
fuerzas de Lirezel eran muy numerosas, sin embargo Rhianion
preferiría avanzar por lo menos hacia el noroeste, para así
tratar de saber con que cantidad real de hombres contaban y así
rodearlos y atacarles por sus flancos mas débiles. Así
decidieron y al fin siguieron avanzando esta vez como se había
sugerido hacia el noroeste con dirección a los pantanos; De
los cuales tenían cierta referencia a través de
Mirelen.
En breve resumen, Lirezel para esa hora, llega casi
a su cita en Nelhirtier. Mirelen al fin encuentra a Nódriem y
luego de presentársele como enviada de Aman y ver en su pecho
el diamante de Varda, Ionedhel le dice que busca desesperadamente a
Valamir y Laitalë le dice que siga hacia el sur y que en el
bosque de entre las montañas busque a un mago de nombre
Radagast para pedirle algún consejo al respecto y que se una a
él para volver con prontitud a la ciudad ya que un peligro
serio se levanta contra el reino y que toda ayuda allá será
necesaria, mientras ella sigue hacía el norte y notifica a
Arioch; entendiendo ahora que el sueño no era para simplemente
encontrar a Nódriem; si no que para saber a través de
él que el poderoso Maia habitaba en esa torre y que su ayuda
sería de mucha importancia en la confrontación
venidera. Así lo hizo y despidiéndose cada cual siguió
su rumbo: Mirelen a Cair Andros y Nódriem hacia el Cilya
Nasaldarion.
Radagast aun ese día aguarda a alguna
señal de Mirelen que aun no llega y decide esperar por un día
más; Valamir aun con él.
En horas del medio
día, Lirezel llega a Nelhirtier y habla con una extraña
mujer que le espera sobre un caballo alto y hermoso de blanco pelaje,
que revela sutiles tonos dorados a la luz del sol. Ella espera
orgullosa y sin embargo paciente sobre el lomo del animal,
cubriéndolo levemente con su vestido, hecho de ligera y sedosa
tela roja que se le ceñía a su esbelto cuerpo en forma
perfecta, cubriendo su clara piel y resaltando su delicada belleza
élfica, mientras sus rubios cabellos jugaban con el viento
haciendo parecer a quien la viera, que se encontraba frente al fuego
mismo de una hoguera ardiente que resplandecía de forma tal,
que hacia que cada hebra de su cabello tomara matices tornasoles,
simulando tentáculos llameantes que invitaban a fundirse en su
ardor.
Lirezel ya la conocía de algún tiempo atrás
y enseguida se pusieron a parlamentar sin demasiadas cortesías;
pero al cabo de unos cuantos minutos cada cual tomó rumbos
opuestos sin mediar saludo o señal alguna de despedida; ahora
el mago iba de vuelta hacia Uilumgardh.
Sin embargo la verdad
y el por que de todos estos hechos no quedaron ocultos, como se
cuenta luego en otra parte.
Moría entonces el décimo
día del mes y apenas Mirelen bajaba por las praderas y los
valles del Sirenyello buscando llegar con prontitud hacia la torre
cercana al Formeneärion, los mares del norte. Ya por la noche
Nódriem se acercaba al bosque escondido en la garganta y
acampaba furtivamente a las sombras de las montañas que le
hacían antesala. El ejercito del Laitalhossë llega al
lindero norte de Uileulca-ména y no consigue a nadie mientras
deciden esperar algún movimiento extraño en la zona.
Acampan a oscuras y permanecen allí sin ninguna noticia.
Por
otra parte, se acercan pero en horas de la madrugada, las hordas de
Dhurog hacia Maltrota y no consiguen a nadie allí, solo
cadáveres putrefactos y algunos víveres menos, pero
todo lo robado se mantiene allí; todo menos el muchacho. El
ejercito del norte se aposta hacia casi el final de la cordillera del
Meneltobas y prueban las defensas del valle levemente.
Thinedhel
y sus compañeros observan la salida del sol mientras llegan a
la desembocadura del Sirellë.
Esa misma mañana
Aiwan ya estaba frente a las costas del Nargaerur y su alegría
era grande. Respiró profundo el mar salino mientras descansaba
en las blancas arenas junto a las tibias aguas; luego camino y camino
hacia el este por la costa hasta que encontró una especie de
playa cerrada por ambos flancos con dos colinas bajas que le daban
cierta privacidad y allí se quedo bajo las palmeras
disfrutando de aquel paraje solitario. Aredhel y los suyos levantan
un pequeño campamento.
A diferencia de ellos la
doncella de la luna, sobre Balarod reiniciaba su marcha, esta vez
desde el extremo sur del camino hacia Nelhirtier, luego de haber
vadeado el río y de recoger agua en abundancia y frutos
cercanos al cauce del río. Al igual que ella, Gilharad a la
altura de Aridor, cabalga junto a sus compañeros, reconociendo
la zona y dirigiéndose al norte por toda la costa. Lirezel va
camino de vuelta a Uilumgardh. Vilendil y Rhinhiriel se encontraban
aun en los campos, reorganizando a los pobladores.
Anamoriel
y Arendilë Turanor (que gobierna la flama) junto a Haeré
le hacían frente a algunos ataques repentinos pero no muy
serios hacia el norte del valle. Losserondo se despide de los
medianos y comienza de nuevo su búsqueda por Olostion pero a
paso ligero hacía el norte por indicación de ellos
mismos. Mirelen ya ve a lo lejos la gran torre pero acampa a cierta
distancia y no es sino hasta el día siguiente que ve cara a
cara, al duque Erekossë.
Nódriem por su parte al
fin llega al bosque de Taurelantië y sus ojos estallan en llanto
al ver a Valamir luego de casi dos semanas de búsqueda y la
felicidad es inmensa para ambos. Mithenel le presenta al mago y
Ionedhel le habla acerca de los pensamientos de Laitalë y de lo
que debe hacer de ahora en adelante: Dirigirse a Olostion dentro de
pocos días, ya que la batalla al parecer es inminente.
Al
día siguiente, Aiwan sobre una roca le canta al mar,
pidiéndole un deseo: Que le mostrara de nuevo el rostro de
aquella que sanara sus heridas y lo librara de la muerte, hacia mucho
tiempo atrás. Y entonó un canto emocionado y alto:
""Amado mar envuelto en grandes misterios
A vos
que me llenáis de vida,
Cada vez que escucho vuestro canto
melancólico
Oculto entre cada ola que besa la orilla
En
la espuma blanca que corona vuestras faldas.
A vos os pido hoy
Me traigáis algo más que recuerdos perdidos,
Más
que días solitarios llenos de vacíos
Más que
noches estrelladas y despejadas
Sin la estrella que realmente
desean mis ojos ver
Sin su luz,
Aquella que despertó
en mi, la vida de nuevo
Cuando la mía se apagaba y decía
adiós a este mundo
De guerras y penas, de luchas y
soledad.
Que sea ella quien venga ahora y con sus manos
Me
devuelva lo único que se llevo con ella aquel día.
En
ladrona se convirtió la salvadora de mi alma
¡Que
ironía! ¡Que Alegría!
Que venga a mi....solo
eso pido......
Así como me llega su aroma
y se posa
sobre mi piel
y me hace desear ser feliz por siempre.""
Y el mar entonces le escuchó, y mucho antes de su
canto; ya que mientras sentado cantaba, Lissema guiada por su voz
llegaba a él, y le contemplaba con ojos perdidos, ojos de
amor; De aquel amor que escapó cuando aun era un suspiro de
brisa bajo los arboles, aquella tarde extraña en los linderos
de Lothlorien.
Y allí antes de pronunciar palabra
alguna se dirigió a él y lo amo y él a ella,
mientras aun cantaba y se perdía por fin en un abrazo tímido
y un tierno beso de amor.
Mientras el amor florecía
sobre las aguas del Nargaerur, Thinedhel y Aredhel buscaban a
Gilheniel como se cuenta en otro sitio. Y al mismo tiempo que llegaba
Mirelen a Cair Andros y deliberaba con Arioch acerca de lo que sabía
y éste organiza entonces un plan de acción inmediata y
manda a sus hombres a alistarse para cruzar el paso norte y defender
las tierras del valle de los dos foldes en los próximos días.
Además de ellos, también se preparan para partir del
Cilya-Nasaldarion, Radagast Varnel y sus dos compañeros con
dirección a Olostion, listos para marchar al día
siguiente.
Aranel y Rhianion junto a las tropas aun
permanecían en Uileulca-ména y solo los centinelas
vigilaban la zona sin notar peligro alguno para la ciudad, que se
veía lejana y casi imperceptible entre las montañas en
lontananza. Lirezel se percató de que estaba siendo vigilada
la guarida y continuó hacia el norte pasando desapercibido; se
dirigió al paso norte del Meneltobas para dar unas ultimas
ordenes y saber si han traído al muchacho de vuelta y no hay
noticia alguna de los enviados hacia maltrota ni de Valamir.
"¡No
hace falta ya... el tiempo se acerca! ¡En dos días la
ciudad será nuestra! ¡Y no habrá nada que nos
detenga! ¡Aun aquellos que creen tenernos acorralados!"-
dijo Lirezel personificando a Dhurog en apariencia.
Mientras
tanto a esa hora, la doncella sobre Balarod cabalgaba a paso rápido
sobre las tierras lejanas del sudeste de Uilumgardh y la noche la
consigue durmiendo casi a la intemperie, cobijada por las estrellas y
la luna creciente. A esas horas la desesperación por la
desaparición de Lissema es abrumadora entre Aredhel y
Thinedhel y deciden volver lo mas pronto posible a Olostion y antes
del amanecer del décimo tercer día de Viressë
parten río arriba hacia la ciudad, consiguiendo para su
sorpresa a un hombre de rasgos nobles, en el camino antes de iniciar
el regreso, que busca desde varios días atrás a su
compañero extraviado. Thinedhel piensa que quizás
también haya sido víctima de algún secuestro al
igual que Lissema y decide llevarlo con ellos hasta la ciudad y así
lo hacen; Calatirno va entonces a Olostion. Mientras en brazos
duermen Aiwan y Gilheniel aun a la sombra de las palmeras y el
arrullo del mar.
Ese día temprano en la mañana
comienzan a avanzar, Varnel y sus compañeros hacia la ciudad.
Esa misma tarde Arioch y Mirelen desplegan los estandartes de batalla
y se dirigen a el paso norte del Meneltobas. Las hordas en Maltrota
vigilan el sur y notan algún movimiento de elfos por el río.
Mandan a unos hombres a ver que sucede, mientras la mayoría se
sublevaba a las ordenes del supuesto Dhurog y se pelaban por el
botín, tratando cada cual de apoderarse y tomar el control de
todo.
Esa noche la doncella venida desde el oeste sobre el
hermoso y casi imperceptible corcel negro llamado Balarod, llegaba a
Uileulca-ména y observaba con asombro y en sigilo una pequeña
hoguera en medio de la abundante oscuridad. Los centinelas la habían
visto de antemano pero le dejaron llegar un poco mas allá de
los limites para capturarla indefensa. Y así fue.
Mientras
veía como algunos cantaban y reían a la vera del fuego,
se percato de la presencia de dos mujeres extrañas, una de
ellas una elfa en apariencia, con cabellos oscuros y rostro pálido
y la otra de rubias clinejas que coronaban su cabeza, la cual le
pareció demasiado familiar.
"Gírate!
Intrusa! Has visto suficiente ya!" - le dijo un guardia que la
tomo del brazo y la desarmó junto con otro mientras la
llevaban a la vista de los demás.
"Aranel! Hemos
capturado a esta mujer espiando en las cercanías del
campamento que haremos con ella?"- y dirigiéndose a la
cautiva dijo:
"Dame una razón por la que no debamos
matarte??" – y rápida como el viento Aranel levantó
su mano y grito fuerte y claro:
"Soltadla! Soltadla he
dicho! Isilieldel?? Es posible que seáis vos?"
Y
la blanca dama de la noche respondió:
"Aranel? La
misma señora de Ithilien? Que hacéis aquí?"
Y Aranel llegó a su encuentro envuelta en felicidad, y
ambas se abrazaron en un lazo fraterno. "Oid! Oid todos! Les
presento a mi prima Isilieldel de Gondor! Levantaos y rendidle
honores a esta noble guerrera! Traed bebida para celebrar este feliz
encuentro!"
Y fue así como Isilieldel, llegó
al encuentro de su prima Galadhel, luego de buscarle incansablemente
por largos años hasta al fin seguirle el rastro aun hacia las
tierras duras y peligrosas del este, donde tenía información
había partido su prima junto a otros grandes guerreros. Sin
embargo la felicidad no era completa, ya que la luna encarnada tenía
algo urgente que comunicar, y llamando aparte a su prima le dijo:
"Hermana mía, la felicidad que llena mi corazón
es inmensa y no le puedo contener al ver al fin, después de
tantos años vuestro rostro de nuevo, pero algo aflige mi alma
en estas horas cuando el camino me lleva hacia vos, ya que una sombra
de miedo me persigue y temo se avecine sobre vos también!"
Así dijo y Aranel le escuchó por largo rato
mientras Isilieldel le relataba los sucesos de travesía hasta
esa noche y acerca de su temor. El rostro de Galadhel se turbo
enormemente y luego con urgencia hablo luego con todo el Laitalhossë
en consejo abierto y junto a Deirdre decidieron alistarse y partir
cuanto antes al este, hacia la ciudad ya que un daño mayor al
previsto podría ocurrir y tenían que actuar rápido.
Todos asintieron y comenzaron a levantar el campamento. La noche
moría al fin y ya sobre los caballos comenzaron a avanzar, sin
embargo Aranel decidió retrasarse un poco del resto y vigilar
la retaguardia junto a su hermana Isilieldel, mientras Rhianion
dirigía el frente.
Al día siguiente la compañía de Arioch se acercaba a la frontera norte, Lirezel viajaba hacia el valle y habla con Aëregwen y se confunde, ya que no había ordenado el rapto alguno, pero a la vez le pareció una mejor oportunidad que la que le ofrecía Valamir sin embargo engaño a la pobre mujer promentiéndole de igual forma el regreso de su hijo. Radagast y compañía a un día de viaje de la ciudad. Thinedhel y Aredhel regresan con Calatirno al a ciudad y hay conmoción por la noticia. Calatirno calla y no dice nada referente a la ayuda en camino. Se encamina el Laitalhossë hacia el valle, pero ni Isilieldel ni Aranel estan con ellos.
