CAOS

Lastimosamente ni este hermoso personaje ni los que lo acompañan me pertenecen. Aunque ¿a quién no le gustaría tenerlo?

Soy nueva en esto, por favor ténganme un poquitín de paciencia.

Tan solo quiero que mi voz te desespere y robe la razón, y llorando que te abraces, a tus miedos corazón.

Hasta que tu muerte nos separe, Mago de Oz.

La vida de Lyserg Diethel era un desastre casi desde que él tenía memoria. Ahora con 18 años no podía considerarse precisamente un chico problema, claro, teniendo en cuenta que no le interesaba causar problemas y él mismo se había encargado de que su vida fuera terriblemente monótona.

Estudiaba en el día y había conseguido un trabajo en la noche, no porque necesitara el dinero pues le sobraba, sino porque quería estar lo más alejado posible de su casa, ya que esta, después de ser reconstruida y quedar igual que antes, le traía recuerdos no muy agradables y lo hacía casi ahogarse en la soledad.

La soledad, algo que junto con, su ahora más apreciada que nunca, Morphin se había convertido en parte de su vida. A veces llegaba a pensar en la terrible idea de tener a "Soledad" como su compañera sentimental hasta el fin de sus días. El fin de sus días era algo que Lyserg más que nadie esperaba que llegara pronto.

Pero no llegaba, así que muy pacientemente tenía que esperar, siguiendo con su vida rutinaria de siempre.

Concentrado en sus pensamientos no se dio cuenta de que la cafetería donde estaba ya no había nadie, solo él.

¿Qué rayos...? ¿Cuánto tiempo habré estado aquí que ya todo el mundo se fue?

Lyserg...- Se escuchó una voz a su espalda.

Lyserg volteo rápidamente para encontrarse con nada, no había nada, todo estaba solo, sabía que no podía ser Morphin pues ella no hablaba mucho, alguien del lugar no, pues este estaba vacío y que él supiera nadie de ahí lo conocía, tampoco podría ser un espíritu pues no conocía a muchos y de haber sido así habría sentido su presencia, ¿entonces quién era?...

Lyserg... ¿Alguna vez te has preguntado por qué estás tan solo?

¿Qué?, ¿Qué eres?, ¿Quién eres?

¿No me respondes?, ¿Acaso tienes miedo a la respuesta?, ¿Por qué estás tan solo Lyserg?

Seas lo que seas déjame en paz.

Diciendo esto Lyserg salió rápidamente del lugar, notando que la calle que normalmente estaba muy concurrida ahora estaba casi desierta, las únicas personas que veía parecían indigentes que caminaban por la mitad de la calle como si nada y claro al parecer no tenían nada de qué preocuparse pues tampoco había carros. Uno de los indigentes que tenía casi toda la cara cubierta y vestía con andrajos de color negro se dirigía hacia él, Lyserg no le dio importancia hasta que pasó a su lado...

Asesino...- murmuró el tipo.

¿Qué?- Lyserg volteo para ver al indigente, pero al igual que con la extraña voz no encontró nada.

Alarmado Lyserg miro a su alrededor y notó que todos los indigentes que eran unos diez lo miraban fijamente y empezaban a murmurar cosas que en un principio él no entendía pero que conforme pasaban los minutos se hacían más claras y repetitivas, los indigentes continuaban murmurando, no se movían, solo lo miraban, pero Lyserg, aterrado, escuchó claramente lo que decían como si se lo estuvieran gritando al oído...

Asesino.

Mal amigo.

Traidor.

Interesado.

¿Por qué estás tan solo?

¿Sabes por qué?

¡ASESINO!, ¡MAL AMIGO!, ¡TRAIDOR!, ¡INTERESADO!, ¿POR QUÉ ESTAS TAN SOLO?, ¿SABES POR QUÉ?...

A estas alturas Lyserg estaba desesperado, se cubrió los oídos para no tener que escuchar a esa gente pero seguía escuchando las voces que parecían ser miles y retumbaban en su cerebro como martillazos, ya no podía más.

¡DEJENME EN PAAAAAAAAAZZ! – gritó fuertemente.

Las voces cesaron, Lyserg seguía con las manos en los oídos y tenía los ojos cerrados, y cuando finalmente los abrió se dio cuenta que los indigentes ya no estaban, pero si estaba la gente que antes no había visto y lo miraban como mosca en leche, Lyserg no tuvo otra reacción más que salir corriendo.

Corrió como hacía mucho tiempo no lo había hecho, seguía corriendo como si alguien lo persiguiera, como si tuviera que alcanzar algo importante, por primera vez en su vida no le importaba con quien chocara y mucho menos pedir disculpas, cuando no pudo más se detuvo en un parque y se sentó pesadamente en el borde de una fuente que estaba cerrada.

Mientras trataba de recuperar el aliento y tranquilizarse, observaba a la gente del parque, había niños, jóvenes y adultos, parecían felices, esas imágenes lo tranquilizaron un poco aunque no lo hacían del todo feliz pues la mayoría de las personas estaban en familia o eran amigos y bueno, tenía amigos y aunque hacía tiempo que no los veía, él sabía que estaban bien, por lo menos vivos, algo que no podía decir de sus padres, él los extrañaba más que a nadie en el mundo, desde que ellos se habían ido su vida no había sido precisamente la mejor y en estos momentos sentía que los necesitaba mucho. Observó una familia que estaba a lo lejos, parecía numerosa, todos eran grandes con excepción de una niña de unos ocho años muy linda que jugaba con una pelota que salió volando y se dirigió a Lyserg que sonrío levemente.

Una familia...- dijo en voz baja y luego suspiró.

Algo que definitivamente no vas a tener JAMÁS.

Otra vez la maldita voz, Lyserg volvió a alterarse y volteo de nuevo con la esperanza de ver por fin a quien hablaba y cuál sería su sorpresa cuando vio a una niña, era la niña que había visto jugando con la familia numerosa y tenía la pelota "perdida" en sus manos.

La niña sí que era linda, sus ojos eran azul oscuro y su cabello castaño claro caía perfectamente sobre su overol rojo, pero había algo extraño, esos ojos profundos tenían un brillo intenso y extraño que Lyserg solo pudo identificar como malicioso y muy curioso, pues él no se sentía nada bien con la mirada penetrante de la niña, y su boca, su pequeña boquita tenía una sonrisa que más que sonrisa parecía una mueca burlona. Lyserg no dejaba de mirarla incrédulo ante las expresiones de la niña y lo que él creía que ella había dicho. Aun así él deseaba con todas sus fuerzas que esa dulce y extraña niña no fuera la que había dicho esa cruel frase, pero solo podía averiguarlo de una manera.

Di... disculpa... pequeña ¿dijiste... dijiste algo?- ¿Nervioso? ¿Por qué rayos se sentía nervioso? Es solo una niña ¿verdad?

¿Es que ahora eres sordo Lyserg?, dije que tú jamás vas a tener una familia, la perdiste hace tiempo, no tienes una ahora y no vas a tener una nunca, ¿Es tan difícil de entender?, o es que todavía piensas que alguien te va a aceptar como parte de su familia o mejor aún que tú podrás formar una, no seas iluso, Dios tiene preparados grandes regalos, pero para gente como yo y MI familia, no a pobres niños tristes y solitarios como tú, porque ¿sabes otra cosa?- la voz de la niña se tornó increíblemente inocente- Dios hace mucho que se olvidó de ti.

Eso no es verdad, no sé lo que seas niña, pero eres perversa, no me voy a dejar engañar por tus estúpidas palabra- aunque Lyserg trataba de sonar lo más convencido posible en realidad estaba aterrado- Lo que dices no es verdad, no eres más que una pequeña habladora.

Trata todo lo que quieras de convencerte, pero en el fondo sabes que tengo razón, no eres más que un patético pedazo de hombre que intenta por todos los medios ocultar la dura realidad de su pobre y desolada vida. Lyserg, estas completamente solo porque eres un ser de lo más bajo, eres un traidor, un perdedor, abandonaste a los que te ofrecieron su amistad a pesar de tus actos violentos, solo para volverte un asesino, un maldito bloque de hielo, para acabar con las personas que este mundo no necesita, ¡Pero no tuviste en cuenta algo!- ahora la dulce voz era casi un alarido- ¡ERES TÚ A QUIEN NO NECESITA EL MUNDO! Jajajajajajajaja...

La risa era muy ruidosa y sonaba terrible, no parecía provenir de una niña, ni siquiera de alguien mayor, no era humana, no sabía de qué era pero lo horrorizaba y ni hablar de las palabras de la pequeña, ¿el mundo no lo necesitaba?, él nunca se había considerado una parte fundamental del mundo pero tampoco un estorbo, siempre había deseado ayudar a la gente como lo hacía su padre, pero ¿acaso la gente no quería que él los ayudara?, ¿acaso preferirían cualquier cosa a que él los ayudara?. La risa casi demoníaca de la niña y los terribles pensamientos que esas dolorosas palabras habían provocado prácticamente enloquecieron a Lyserg, ya no era él, era algo más, se sentía furioso, triste, frustrado y confundido. Todos esos pensamientos se revolvieron tanto en su cabeza que, completamente fuera de control, se abalanzó sobre la niña y con toda la fuerza física y espiritual que no solo sus brazos sino también todo su cuerpo poseía empezó a estrangular a la pequeña. La desesperación tomo posesión de él al observar que por más fuerza que empleara en "callar" a esa niña ella seguía riendo cada vez más y más fuerte, hasta que se escuchó un ruido corto y seco dejando todo en silencio. El silencio era casi sepulcral y la niña ya no reía, pero Lyserg no la soltaba, como si tratara de asegurarse que ya no iba a hablar, cuando se dio cuenta de que ya no escucharía más esa asquerosa risa la dejo caer como un bulto en el suelo y se quedó arrodillado frente a ella, el silencio empeoraba y Lyserg deseaba escuchar algo por pequeño que fuera, y así fue, empezó a escuchar un ruido agudo y repetitivo, no sabía de donde venía ni que era, pues ya no veía nada por las lágrimas que habían empezado a nublar sus ojos, pero el ruido ahora era más fuerte y claro y entonces Lyserg supo lo que era y de dónde provenía, era un grito, un terrible y doloroso grito que venía de una mujer que desesperada movía el cuerpo de la niña frente a él.

Lyserg como volviendo en si se quedó perplejo ante lo que veía, la niña loca que había estado molestándolo ahora estaba en los brazos de la mujer, con sus ojos muy abiertos pero que ya no tenían ningún brillo, estaban sin vida, ¡¿SIN VIDA?! Allí, en ese instante Lyserg supo la atrocidad que había cometido, sin pensarlo un minuto le había roto el cuello a una niña que ahora muerta lucía tan inocente en brazos de la que probablemente era su madre, ¡SU MADRE! Una mujer aparentemente joven que entre las lágrimas lo miraba con un odio terrible, un odio que él conocía muy bien pues años atrás lo había sentido y algunas veces todavía lo hacía, era el odio que él sentía por Hao, el odio que lo había hecho cometer tantas locuras, que lo había destrozado por completo y ahora alguien sentía ese odio hacia él.

Completamente confundido, Lyserg trato de decir algo, pero inmediatamente cerró la boca, ¿qué iba a decir?, ¿lo siento?, con una disculpa no arreglaría lo que había hecho, nada lo arreglaría pues ya era tarde, ¿qué había sucedido?, ¿Quién le estaba haciendo eso?, ¿qué lo había obligado a hacer eso? La tristeza una vez más inundó su corazón, solo podía estar allí petrificado, de rodillas viendo los frutos de sus asquerosos actos, intentó moverse, tratar de explicar lo que había hecho, pero no pudo pues algo fuerte y rápido le golpeo la cara haciéndolo caer contra el suelo duro y frío. Lo que sea que lo hubiera golpeado le había roto la nariz, estaba seguro por el dolor que sentía y la sangre que veía en sus manos después de haberse tocado la cara, al mirar hacia arriba vio la silueta de uno de los hombres que estaba antes con la niña y distinguió la misma mirada llena de odio que había visto en la mujer. El hombre estaba más que furioso y con la ira y la angustia reflejadas en su rostro le dio a Lyserg una fuerte patada en el estómago que lo hizo escupir una buena cantidad de sangre. Lyserg trato de levantarse pero el dolor que sentía era muy fuerte y claro, los demás miembros de la familia no lo iban a dejar así, entre el hombre que lo había golpeado antes y otros dos lo rodearon y mientras uno lo sostenía los otros dos lo golpeaban en donde fuera, Lyserg no trato de defenderse pues en el torbellino que en ese momento tenía por mente lo poco que razonaba era que se merecía lo que le estaba pasando.

Sin saber cómo, Lyserg recobró la extraña fuerza que había utilizado para matar a la niña, se soltó de los tres hombres y como si su cuerpo tuviera voluntad propia, corrió de nuevo.

Lyserg no quería correr, quería recibir su castigo, quería morir lenta y dolorosamente, sus heridas sangraban mucho, como si lo hubieran despellejado, pero no se detenía por más que lo quisiera. Se esforzó mucho por regresar o por hacer algo para recibir un castigo, hasta que su cuerpo como si ya recibiera órdenes se dirigió a una vieja fábrica de papel.

Lyserg fue rápidamente al segundo piso desde donde se veían varias máquinas, entre esas la principal y más grande, la trituradora de madera. Él no sabía que estaba haciendo pues nunca había estado por allí y no conocía ese lugar, sin embargo observo todo y sintió como si esas grandes maquinas lo llamaran, su interés se dirigió especialmente a la trituradora, esta era muy grande, debía serlo pues allí había grandes troncos, además parecía un gran embudo que al final tenia cientos de pequeñas y filosas cuchillas que se movían rápidamente como dientes de un animal hambriento. Embobado con esa imponente imagen casi sin darse cuenta se subió a la baranda que separaba el segundo piso de las máquinas y cerrando los ojos se lanzó a la trituradora...

Lyserg Diethel despertó como lo había estado haciendo en los últimos meses, empapado en sudor y gritando terriblemente. Siempre tenía la misma maldita pesadilla y cada vez era más larga, más horrible y más real. Con dificultad por los nervios aún alterados se levantó y abrió la ventana para recibir sobre su empapada piel los cálidos rayos de un sol que al igual que él apenas se levantaba, respiro hondo y decidió como lo hacía siempre poner su mejor cara y enfrentarse a su realidad que muchas veces era más terrible que esa pesadilla.

FIN

Nota: Ya lo había dicho, no voy a matar a Lyserg, no podría. Acabo de editar este fic que tiene la bobada de 10 añitos. No sé qué tenía en contra de las tildes y las comas, pero creo que ya se ve un poco aceptable.