CAPITULO 2: PELEA ENTRE AMAZONAS
A la mañana siguiente, el día comenzó temprano para Aioros. Todos los aspirantes a caballeros dorados debían comenzar temprano sus entrenamientos, y Aioria no debía ser la excepción. Saga y Shura no tenían que entrenar a nadie, así que decidieron acompañar a Aioros y darle una mano.
-Vamos, Aioria, tienes que enfocar tu energía en tu puño, para poder romper la roca...- le dijo Aioros.
-Lo estás haciendo bien, Aioria- dijo Saga- solo necesitas enfocarte un poco más...-
-¡Saga!¡Shura!- una voz infantil los interrumpió.
-Ay, no- dijo Shura- es ella otra vez...-
-¿Ella?- preguntó Aioros sin entender.
-Es una amazona- dijo Saga- se llama Claudia. No nos ha dejado en paz desde hace como una semana...-
-¿Por qué no la mandas a otra dimensión, Saga?- preguntó Shura- a las dos...-
-¿Las dos?- preguntó Aioros.
-Eso quisiera- dijo Saga- y no dudo que hasta el maestro me lo agradecería, pero creo que podría tener problemas...-
-¡Saga!¡Shura!- la voz se iba acercando.
-¡Escóndenos, Aioros!- dijeron Saga y Shura al mismo tiempo.
-Ahí- les indicó Aioros. Los dos caballeros se escondieron en una pequeña cueva.
-Aioros- dijo una amazona. No estaba sola. Otra amazona iba con ella. La primera, la que había hablado, era baja y de cabello azul, corto. La otra era alta y musculosa, de cabellos negros que llegaban hasta sus hombros, y Aioros dudada si fuera mujer o no- ¿no has visto a Saga o a Shura?-
-He estado toda la mañana entrenando a mi hermano- respondió Aioros. La amazona alta chistó, pero se escuchó como rugido.
-Oh, bien- dijo Claudia- los buscaremos en otra parte...-
Ambas se fueron. A Aioros no le agradó mucho la primera, pero la segunda le desagradó por completo. Tenía un cosmo muy agresivo.
-Gracias, Aioros- dijo Saga, saliendo de su escondite.
-Te debemos una, amigo- dijo Shura.
-¿Y que quieren esas dos con ustedes?- preguntó Aioros.
-Claudia, solo molestar- dijo Shura- y la alta, pues...-
-Se llama Níobe- dijo Saga- es una de las dos aspirantes a jefa de amazonas-
-Es malvada- dijo Shura- y está furiosa porque nos escondemos de ella...-
-Y acaba de aceptar a esa niña Shaina como su alumna- agregó Saga.
-Pero... ¿para qué los quiere?-
-Para que hablemos con el Maestro- dijo Saga- quiere que la haga jefa de amazonas, sin competencia...-
-¿Y quien es la otra aspirante?-
-¿No lo adivinas?- dijo Saga- la chica que conociste ayer...-
-¿Ariadna?- dijo Aioros, y Saga asintió.
-Exacto- dijo Saga- aunque me temo que esa Níobe no va a pelar limpio para conseguir lo que quiere.
Aioros frunció el entrecejo. Si le había desagradado esa chica al principio, ahora más.
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Saga y Shura habían decidido separarse para huir de Claudia y Níobe. Saga fue a la casa de Aries, donde el Maestro entrenaba a los dos aspirantes a la armadura de Aries.
-Buen día, Saga- dijo el Maestro al verlo.
-Buen día, Maestro Shion- dijo Saga, inclinándose ligeramente.
-Parece que huyes de alguien- dijo el Patriarca- ¿será acaso de...?-
-Sí, Maestro- dijo Saga haciendo una mueca.
-No te preocupes más por ello, Saga- dijo el Maestro- ya me he decidido. Mañana llamaré a las dos aspirantes y les daré mi veredicto-
Saga sonrió.
-¿Quieres quedarte a ver a los dos chicos?- preguntó el Maestro. Saga asintió, y se sentó a observar a los dos aprendices.
Tao, el más alto, aparentaba ser el más fuerte. No paraba de atacar a su oponente. Mu, el pequeño, solo se defendía conjurando débiles muros de cristal, pero suficientes para detener los ataques de su compañero.
-Parece que Tao es el más indicado- dijo Saga- porque Mu no ha hecho ningún movimiento...-
Saga estaba seguro de que el Maestro estuvo a punto de sonreír.
-¿Eso crees?- respondió el Maestro- observa bien, Saga-
Saga obedeció. Cuando parecía que Tao iba a dar su golpe final, Mu había desaparecido.
-¿Qué?- dijo Saga sorprendido- ¿cómo...?-
-Aunque ambos son lemurianos, solo a Mu se le ha ocurrido utilizar su habilidad de teletransportarse...- explicó el Maestro.
Mu apareció detrás de Tao. Cuando éste se dio cuenta, el primero ya lo había atacado y lanzado contra una columna del templo de Aries.
-Mu esperó a que su oponente se cansara- dijo el Maestro- Saga, debes entender que a veces el mejor ataque es la defensa...-
Saga seguía asombrado. El Maestro se levantó.
-Muy bien, Mu- dijo el Maestro- los dos. Ya es suficiente por hoy, vayan a descansar-
Los dos niños se inclinaron y se retiraron.
-Saga- dijo el Maestro- mañana a medio día, necesito que Aioros y tú estén presentes cuando elija a la jefa de las amazonas, ¿de acuerdo?- Saga asintió- también quisiera que les informes a las dos chicas que he tomado mi decisión, y que las espero mañana...-
-Inmediatamente, Maestro- dijo Saga y se retiró después de inclinarse.
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Shura se había refugiado donde nunca lo buscarían: cerca de la entrada del recinto de las amazonas. Pero su plan le salió mal, y minutos después pasaron por ahí Claudia y Níobe. Como pudo, el caballero de Capricornio se escondió.
-Demonios...- murmuró Shura, cuando escuchó a alguien detrás de él.
-Shura, ¿qué estás haciendo aquí?-
-¡Aioros!- gritó al ver de quien se trataba- ¡no vuelvas a asustarme así!-
-Lo siento- dijo el caballero de Sagitario- pero, ¿qué haces?-
-Escondiéndome de ese par de amazonas locas...- dijo Shura, mientras que Aioros se echó a reír- bueno, creí que no me buscarían aquí, y...-
En ese momento, escucharon varios gritos furiosos montaña abajo.
-¿Qué demonios...?-
-Vamos a ver- dijo Aioros.
Ambos bajaron. Al parecer, había dos amazonas peleando, y un grupo de curiosos las había rodeado. Aioros y Shura se acercaron. Vieron que una era Níobe, la amazona alta de cabello negro. Tenía una larga lanza en su mano derecha.
-Níobe está peleando- dijo uno de los curiosos- no me gustaría ser su oponente...-
-Pobre de la otra chica- dijo otro- no tiene ninguna oportunidad...y Níobe no tiene piedad con las que la retan...-
Aioros sintió un escalofrío al ver contra quien peleaba Níobe: una chica más pequeña y delicada, no tenía más arma que sus manos desnudas, y cuyos largos cabellos castaños llegaban hasta la cintura.
-Es...es Ariadna- murmuró Aioros.
-¿La conoces?- dijo Shura- pues espero que te hayas despedido de ella, porque Níobe no parece dispuesta a dejarla con vida...-
Aioros desvió su vista hacia la pelea. Ambas chicas estaban muy parejas.
-Eres una tonta, Ariadna- dijo Níobe- ¿cómo te atreves a pelear contra mí, y sin armas?-
Ariadna no respondió.
-Ma...maestra- gritó Marín. Aioros vio que otra amazona, un poco más pequeña que Ariadna, pero también de cabello castaño, detenía a Marín para que no corriera hacia su maestra.
-No, Marín- dijo la amazona- te van a lastimar...-
-¿Quién es ella?- preguntó Shura a Aioros. Éste se encogió de hombros.
Abajo, Níobe se lanzó contra Ariadna. La chica de cabellos castaños saltó y esquivó la lanza. Níobe no se dio por vencida y siguió atacándola, mientras Ariadna se limitaba a esquivarla. Cuando dio un paso hacia atrás, uno de los espectadores la empujó hacia delante, haciéndola ir directo a la lanza de Níobe, la cual le atravesó el brazo casi a la altura del hombro. Ariadna dejó escapar un gemido de dolor.
-Tienes suerte de que solo haya atravesado tu brazo esta vez- dijo Níobe- la próxima será tu pecho...-
Níobe se lanzó de nuevo contra Ariadna. Esta vez, la chica no saltó para esquivar la lanza, sino que la tomó con una mano y, con un hábil movimiento, hizo caer a la enorme chica al suelo, arrebatándole la lanza y tirándola a un lado.
Níobe se levantó y lanzó su puño contra Ariadna, quien la esquivó saltando. Níobe le metió el pie y la hizo caer junto a la lanza. Al ver a su oponente saltando hacia ella, Arianda tomó la lanza en el suelo y se hizo a un lado. En el suelo, Níobe se dio la vuelta, solo para encontrarse a dos centímetros de la punta de su lanza, ahora en manos de Ariadna. Ésta levantó la lanza e hizo el ademán de querer atravesarla con ella, pero en lugar de eso, colocó el extremo sin punta contra el pecho de Níobe.
-Tienes suerte de que no quiera manchar mis manos con tu sangre- dijo Ariadna- pero si vuelves a intentar lastimar a mi alumna, tendré que hacerlo-
-Cuando sea jefa de las amazonas, me las pagarás- dijo Níobe entre dientes.
-Cuando lo seas- dijo Ariadna- mientras tanto, aléjate de Marín-
Diciendo esto, Ariadna rompió la lanza en dos con su rodilla, y arrojó los fragmentos al suelo.
La turba parecía decepcionada de no haber visto sangre, y había comenzado a gritar palabras furiosas y a lanzar rocas. Aioros y Shura decidieron que debían intervenir.
-¡Ya basta!- dijo Aioros, levantando su mano y encendiendo su cosmo- ahora todos vuelvan a lo suyo...-
Todos los curiosos, en su mayoría guardias del Santuario, murmuraron por lo bajo, enfurecidos; pero ninguno se atrevió a contradecir o desobedecer una orden directa de un caballero dorado, y se fueron dispersando.
-Maestra- dijo Marín, soltándose de la amazona y acercándose a Ariadna, quien se sostenía la herida de su brazo con la mano opuesta, para detener el sangrado- maestra, ¿está bien?-
-Sí, Marín, no te preocupes...- respondió Ariadna. La amazona que había estado sosteniendo a Marín se acercó también.
-Ariadna, tu brazo...-
-Estoy bien, Leo- dijo Ariadna.
En ese momento llegó Saga.
-Ariadna y Níobe- dijo Saga- el Maestro me ha ordenado que les diga que ya ha tomado su decisión. Mañana a medio día se las dará a conocer...-
Níobe gruñó por lo bajo y se fue. Ariadna solo asintió. Cumplida su misión, Saga y Shura decidieron volver a las Doce Casas.
-¿Vienes, Aioros?- preguntó Saga.
-En un rato los alcanzo- respondió el caballero de Sagitario.
-Como quieras- dijo Shura, y se fue junto con Saga.
Aioros se acercó a Ariadna. Ella levantó la vista.
-Gracias por detenerlos, Aioros-
-No fue nada- dijo éste- estuviste grandiosa...-
-No me gusta pelear por tonterías- dijo Ariadna- traté de evitarlo, pero no podía permitir que lastimara a Marín...-
-¿Siguen con eso?- preguntó Aioros, y Ariadna asintió- ¿quien era ella?-
-¿Quién?-
-La chica que cuidó a Marín- dijo Aioros- que no dejó que se acercara a la pelea...-
-Ah- dijo Ariadna- es mi prima Leo-
Aioros iba a sonreír, pero su mirada se desvió a la sangre que fluía por el brazo de Ariadna.
-Estás herida...-
-No es nada- dijo ella, a pesar de que la sangre escurría por todo su brazo hasta su mano.
-Claro que sí- dijo Aioros- ven, vamos a que te laves...-
Ariadna titubeó unos segundos, pero luego aceptó, mandando a Marín de regreso al Recinto con Leo. Aioros la acompañó a lavarse a la fuente y examinó su herida.
-Vaya, si que era una lanza poderosa- comentó Aioros al examinar la herida.
-Todos le temen- dijo Ariadna- pero yo no...-
-¿Y porqué quieres ser jefa de amazonas?-
-No quiero- dijo Ariadna- el Maestro me pidió que fuera aspirante, porque nadie más se atrevía a hacer competencia a Níobe. Lo más probable es que ella sea la jefa...-
-Yo no lo creo- dijo Aioros-¿y esa es la causa de tanto desprecio hacia ti?- preguntó Aioros. Ella sacudió la cabeza.
-No, ella me odia desde que gané la armadura de la Corona Boreal, luchando contra ella, y tuvo que conformarse con la armadura de Tucana y... ay...- dijo al sentir el ardor en su herida al estar en contacto con el aire, y retiró un poco el brazo.
-Lo siento- dijo Aioros, tomando de nuevo el brazo de Ariadna- sé que duele, pero tienes que lavar bien tu herida...-
Ella asintió y volvió a acercar su brazo a la fuente.
-¿Y porqué aceptaste?- preguntó Aioros.
-Porque no le temo- dijo Ariadna con resolución- ya la he vencido dos veces...-
Aioros sonrió. Se rasgó la camisa y usó la tela para vendar el brazo de Ariadna.
-Gracias- dijo la amazona.
-No es nada- dijo el caballero- encantado de poder servirte...-
Ariadna sonrió bajo su máscara.
-Tú y tu hermano nos han ayudado mucho- dijo ella- estoy muy feliz de haberlos conocido- Aioros se sonrojó ligeramente- debo irme- continuó- mañana será un largo día...-
-Claro- dijo Aioros- descansa...-
-Lo haré- dijo ella- gracias por todo de nuevo... hasta mañana-
-Hasta mañana- dijo Aioros. Se quedó de pie mirándola hasta que desapareció por la entrada hacia el Recinto de las Amazonas. Suspiró y volvió a la casa de Sagitario. Se daba cuenta que, a pesar de no haber visto nunca el rostro bajo la máscara, se enamoraba más y más de ella, por sus palabras, su valor y su resolución. A pesar de todo, hubiera dado lo que fuera por ver su rostro.
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En la casa de Sagitario, Shura y Saga reían mientras esperaban a que Aioros regresara.
-No puedo creerlo- dijo Shura- esa chica lo tiene volando bajo...-
-Muy bajo- dijo Saga- aún así, me agrada esa chica para él...-
-Tienes razón- dijo Shura- nuestro amigo la merece...-
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CONTINUARÁ...
Reviews, por favor!!!!
No pensaba actualizar hasta mañana, pero como me llegaron muchos reviews, decidí adelantar... ¡¡gracias!! Sobre todo a Atalanta, Kasu y Shaina...
Atalanta, Kasu y Shaina: Hola! Gracias por su review super largo... se los agradezco mucho, aunque tardé un buen rato en leerlo jeje... no sabía que se conocían, pero gracias por dejarme review...
Tengo unas cosas que aclarar con ustedes:
primero, Mu precioso es MIO!!!! ò.ó (jeje, sí, estoy traumada)
segundo, no puedo agregarlas en esta historia porque ya la tengo toda, de hecho, se me adelantaron... Pero quisiera pedirles que participen en otro fic que tengo en mente... luego les explico con más detalle... espero estar en contacto con ustedes
tercero: Kasu, actualiza!!!!!
cuarto: Atalanta, actualiza!!!!!
Abby Lockhart / Nona
