CAPITULO 4: LA VENGANZA DE NIOBE

Durante las siguientes semanas, Aioria y Marín entrenaron juntos, y aprendieron las técnicas tanto de Ariadna como las de Aioros. Aioria aprendió el ataque de Ariadna, Lighting Cloud; y el ataque de Aioros, el Atomic Plasma. Aioria decidió combinarlos.

-Será un nuevo ataque- dijo Aioria- lo llamaré Lighting Plasma...- Aioros se echó a reír.

-Bueno, hermano, pero primero quiero que lo hagas...-

Mientras tanto, Marín intentaba hacer el Atomic Plasma de Aioros, pero no salían más que algunas bolas de fuego.

-No está mal- dijo Aioros, al ver que Marín estaba a punto de darse por vencida- parecen... meteoros...-

-¿Meteoros?- dijo Marín, pensándolo unos momentos- eso me gusta...-

Aioria y Marín practicaban sus ataques contra las rocas. Mientras los pequeños entrenaban, Aioros y Ariadna los observaban sentados sobre una roca cercana.

-Eso de practicar en rocas es extraño- comentó Ariadna- pero tengo que admitirlo, es original...-

Aioros se sonrojó ligeramente, y sonrió.

-Hace tiempo que Leo no viene- comentó Aioros.

-Se aburre ahora que estás tú- dijo Ariadna- creo que está con Shura...-

Aioros sonrió de nuevo. Sabía que a Shura le había llamado la atención la chica, y que lo acompañaba a entrenar a Aioria porque sabía que Ariadna llevaría a Leo.

-Leo se irá pronto- dijo Ariadna- a la isla de Andrómeda...-

-¿Qué dices?-

-Leo acaba de ganar la armadura de Casiopea- dijo Ariadna- y tiene que ir a la isla de Andrómeda a entrenar a un pequeño, que se convertirá en caballero de Cepheus... creo que se llama Albiore-

-Pero si Leo solo tiene diez años...-

-Once- corrigió Ariadna.

-La edad de Shura- dijo Aioros.

En ese momento, llegó Saga.

-¡Aioros!¡Ariadna!- dijo- el Maestro nos necesita-

-¿Qué sucede?- preguntó Aioros.

-El Maestro quiere que veamos a la señora- dijo Saga- quiere saber cuanto falta...-

-¿Cuanto falta?- dijo Aioros- ¿para qué?-

-Para que Atena nazca...-

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En la casa de Virgo, el antiguo caballero Sidharta miraba al aspirante a la armadura. El pequeño Shaka era un niño rubio de aproximadamente siete años. El caballero, budista, reconoció en el pequeño un cosmo muy poderoso... el cosmo de un maestro.

-Shaka- le dijo- el Maestro elegirá a los nuevos caballeros pronto. ¿Estás listo?-

Sin abrir los ojos, el pequeño asintió.

-Sé que eres el único aspirante- dijo Sidharta- pero aún tienes que elevar tu cosmo más alto, ¿entiendes?-

Shaka asintió de nuevo.

-Sigue practicando...-

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En la habitación de la señora, la que sería la madre de Atena, Ariadna la examinó, mientras que Saga y Aioros guardaban la entrada. El Maestro esperó pacientemente a que la amazona terminara.

-Treinta y siete centímetros- dijo Ariadna- en esta semana nacerá...-

-Gracias- dijo el Maestro, y se volvió hacia Aioros y Saga- reforzaremos el Santuario, y elegiremos a los nuevos caballeros dorados...-

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La noticia corrió por todo el Santuario. La inminencia del nacimiento de Atena había cambiado el humor de todos.

A Leo le permitieron quedarse en el Santuario hasta el nacimiento de la diosa, luego partiría a la isla de Andrómeda. Shura estaba feliz de que su amiga se quedara unos días más.

Aioros notó a Saga algo alterado esa semana y, como de costumbre, negó tener algo cuando Aioros le hizo la observación.

-Tal vez está emocionado- dijo Ariadna, cuando Aioros le contó lo de Saga- tal vez esa es su manera de expresarlo...-

-Tal vez- dijo Aioros, no muy convencido. Sin embargo, no siguió pensando en ello. Estaba con Ariadna sentado sobre una roca, mientras Aioria seguía entrenando. Era la hora de descanso de Marín, y estaba con Leo. O al menos eso creyeron, porque la pequeña llegó corriendo hacia ellos minutos después.

-¡Marín!- exclamó Ariadna al verla- ¿qué sucede?-

-Algo malo...- dijo Marín, tratando de recuperar el aliento- Níobe está enojada... y Leo y Raquel trataron de defenderme...-

-¡Leo!- dijo Ariadna, y bajó de la roca- quédate con Aioros, Marín- y, diciendo esto, corrió hacia el Recinto.

-¡No!- dijo Marín, pero Ariadna ya no alcanzó a escucharla- Aioros, tienes que ayudarla...-

-¿Porqué?-

-Son muchas- dijo Marín.

-¿Muchas?- dijo Aioros- dime qué sucedió-

-Shaina me estaba molestando, pero no se atrevió a atacarme, porque Leo estaba conmigo... entonces llegó Níobe y comenzó a atacarla... Leo trató pero Níobe es demasiado fuerte, y hay otras para ayudarla...-

Aioros frunció el entrecejo.

-¿Están dentro del Recinto?-

Marín sacudió la cabeza.

-No, están afuera-

-Vamos- dijo Aioros, y corrió seguido de Aioria y Marín.

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Había un montón de curiosos alrededor de la pelea en las afueras del Recinto de las amazonas. Rodeada por un montón de curiosos, Níobe tenía a Leo contra la pared, apretándole el cuello con sus enormes manos.

-Eres una tonta, Leo- le dijo- al defender a la estúpida alumna de tu prima-

-¡Déjala, Níobe!- dijo Ariadna, saltando detrás de ella- es a mí a quien quieres...-

-Tienes razón- dijo Níobe, soltando a Leo y tomando dos lanzas.

-Esto es una tontería, Níobe- dijo Ariadna- deja de pelear...-

-¿Tienes miedo, cobarde?- dijo Níobe, amenazándola con las lanzas.

-¿Cobarde?- dijo Ariadna, tomando en sus manos una vara de madera- es curioso que una persona como tú, que ataca a una niña de escasos cinco años me llame cobarde...-

-¡Calla y pelea!-

-Como quieras- dijo Ariadna- tú te lo buscaste-

La pelea comenzó. No fue tan diferente que la anterior, excepto porque esta vez Níobe tenía dos lanzas, y Ariadna no salió lastimada. La pelea terminó cuando Ariadna hizo caer a su oponente y puso su vara en su pecho.

-Se acabó, Níobe- dijo Ariadna.

-Eso es lo que tú crees- dijo Níobe. Ariadna sintió un golpe detrás de ella, que la hizo caer al suelo. Tres amazonas la atraparon, dos de los brazos y una de las piernas. Níobe se levantó.

-Muy mal, Ariadna- dijo Níobe- parece que tienes problemas...-

-Trampa...-dijo Ariadna entre dientes.

-Lástima- dijo Níobe golpeándola en el estómago- pero esto- la golpeó de nuevo- te enseñará- la volvió a golpear- a no meterte- otro golpe- conmigo...-

Ariadna no podía respirar. Níobe aprovechó eso, encendió su cosmo y la golpeó justo en el rostro. La máscara de Ariadna se rompió en varios pedazos que salieron volando, mientras la chica cayó boca abajo y sus largos cabellos castaños cubrieron su rostro.

-¿Y esta basura es la nueva jefa de amazonas- dijo Níobe. Claudia se echó a reír como boba, igual que las otras dos amazonas que la habían ayudado.

-¡Déjala!- dijo Leo. Trató de ayudar a su prima pero Claudia la detuvo.

-No antes de que acabe con ella- dijo Níobe.

-¡Está herida!- gritó Leo- ¡déjala!-

Níobe la ignoró y tomó una de las lanzas. Estuvo a punto de atravesar a Ariadna con ella, cuando Aioros saltó frente a ella, separándolas.

-Déjala- dijo Aioros entre dientes, encendiendo su cosmo de manera amenazante- porque si la tocas de nuevo te juro que te mataré, aunque seas una mujer...-

Saga, Aioria y Marín evitaron que los curiosos se acercaran a Ariadna, y Shura apartó a Claudia de Leo con un empujón. Níobe parecía furiosa, pero al ver a Aioros aún más furioso, decidió retirarse. Las otras amazonas y los curiosos también lo hicieron.

Aioros se acercó a Ariadna. Estaba inconsciente, y había una pequeña pila de sangre abajo de ella. La tomó en brazos.

-¿Qué haces?- preugntó Leo.

-Llevarla a la casa de Sagitario- dijo Aioros.

-Pero...-

-Lo primero es salvar su vida- dijo Aioros- después nos ocuparemos de esa regla de las amazonas...-

Leo se quitó la pañoleta de la cintura y cubrió el rostro de Ariadna con ella.

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Ya en la casa de Sagitario, Aioros examinó a Ariadna y limpió sus heridas, ante la mirada de Marín y Aioria. Afortunadamente, solo tenía raspones y golpes leves.

-Ven acá, Aioria- le dijo Aioros- te voy a enseñar algo. Mira con atención-

Aioros puso su mano sobre Ariadna. Finos rayos dorados salían del cuerpo de la amazona y se dirigían hacia la mano del caballero.

-¿Qué haces?- le preguntó Aioria.

-El ser caballero no es solo pelear y matar- dijo Aioros- el más valiente no es como esa Níobe, que siempre busca pelea, sino que es como Airadna, pelea solo cuando debe hacerlo. Tú y yo tenemos este poder... el poder de curar. Haz lo que yo-

Aioria puso su mano sobre Ariadna.

-Ahora piensa que quieres ayudarla, y enciende tu cosmo-

Aioria obedeció. Algunos pequeños rayos salieron de Ariadna y se dirigieron hacia su mano. Aioros sonrió.

-Con esto será suficiente- dijo Aioros- ahora, hay que esperar a que despierte...-

La pequeña Marín estaba sentada en la entrada de la casa de Sagitario, abrazando sus rodillas, cuando Aioria la vio y se sentó junto a ella.

-Hola-

-Hola-

-¿En que piensas?- preguntó Aioria.

-En nada- respondió Marín.

-¿Estás preocupada por tu maestra?- preguntó Aioria, y Marín asintió- no te preocupes, mi hermano dice que ella estará bien-

-A tu hermano le gusta- dijo Marín. Aioria sonrió.

-Sí- dijo Aioria- es muy valiente-

-Yo sé- dijo Marín, mirando hacia el cielo- cuando sea mayor, quisiera ser como ella-

-Estoy seguro de que lo serás- dijo Aioria. Marín sonrió bajo su máscara- vamos adentro, a ver que ha sucedido...-

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Pasaban las horas, y Ariadna no despertaba. Leo decidió volver al Recinto, y Shura se ofreció a acompañarla. Antes de volver a las Doce Casas, Leo le dio una máscara para que se la entregara a Ariadna tan pronto despertara.

Cuando Shura pasaba por la casa de Cáncer, Paolo lo detuvo.

-¿Quién es?-

-Soy yo, Paolo- dijo Shura- Shura de Capricornio...-

-Ah, eres tú- dijo Paolo- yo creí que eran esos aprendices otra vez...-

-¿Aprendices?-

-Sí- dijo Paolo- los dos mocosos aprendices de Escorpión, Milo y Joseph... vienen a pelearse aquí y hacen un desastre. Además, interrumpen el entrenamiento de Simone...-

-¡Máscara Mortal!- se escuchó el grito del niño a lo lejos.

-Bueno, me retiro, Paolo- dijo Shura- suerte con... Máscara Mortal...-

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CONTINUARÁ...

Aloha! Bueno, espero que les esté gustando... les agradezco muchísimo sus reviews...

Silver: espero que todo haya salido muy bien, peque, y que no tengas que usar máscara... jeje, es broma, espero que todo esté bien. Todos los chicos te mandan saludos, y Milo dice que te invita a salir...

Atalanta, Kasu y Shaina: y pues... sigo esperando... mi mail es un desastre... no me deja enviar ni un triste correo... bueno, pueden encontrarme en el msn... y sigo esperando sus historias...

Camus dice: Merci beaucoup a tous pour les reviews!!! (muchas gracias a todos por los reviews)

Abby L.