CAPITULO 8: LAS PEROCUPACIONES DE SAGA

-He tomado mi decisión con respecto a mi sucesor- dijo el Maestro- y déjenme decirles que no fue fácil Los dos son muy buenos, y fieles a toda prueba... espero que mi decisión no destruya su amistad...-

-Maestro- dijo Aioros- desde el día que su Ilustrísima nos comunicó su deseo de hacernos sus sucesores, nos hemos prometido que nuestra amistad nunca se destruirá...-

Saga asintió.

-Además, tenemos en mente que su Ilustrísima y su hermano Arles son primero, y las probabilidades de que alguno de nosotros llegue a ser Maestro son muy pocas...-

-Está bien- dijo el Maestro- he aquí mi decisión-

Saga y Aioros lo miraban con creciente interés

-Si yo muero, mi sucesor es, naturalmente, mi hermano Arles. Si él muere, Aioros será su sucesor. Y si Aioros tampoco sobrevive, Saga, tú lo sucederás...-

-Así será- dijeron Aioros y Saga al mismo tiempo.

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Una semana después de esto, ya todo el Santuario se había enterado de la decisión del Maestro. Aioros y Saga no parecían haber recibido esa noticia, ya que actuaban como si nada hubiera pasado, y seguían siendo tan buenos amigos como siempre.

Un día, cuando Aioros estaba en las orillas del bosque, Saga llegó a buscarlo, con los ojos enrojecidos y la mirada triste.

-¡Saga!- dijo- ¿qué sucede?-

-Aioros, hay algo que tengo que decirte- dijo Saga.

-¿Qué es?-

-¿Recuerdas que hace mucho me preguntaste porqué estaba siempre tan preocupado?- dijo Saga, y Aioros asintió- ¿y que te prometí que algún día te lo diría?- Aioros asintió de nuevo- bueno, llegó el momento-

Saga se sentó en el suelo, y Aioros lo imitó.

-Te confesaré algo que no le he dicho a nadie- dijo Saga- a ti primero, porque eres mi mejor amigo; y luego al Maestro-

-Saga- dijo Aioros- ¿de qué se trata? Ya me estás preocupando...-

-Aioros, tengo un hermano- dijo Saga.

-¿Qué dices?-

-Un hermano gemelo- agregó Saga- igual a mí, tanto en apariencia como en poder...-

-Eso es maravilloso- dijo Aioros- podría...-

Pero Saga sacudió la cabeza.

-Aioros, mi hermano es malvado- dijo Saga- ha estado hablando de traición desde hace tiempo. Lo último que me dijo fue la gota que derramó el vaso...-

x-x-x FLASHBACK x-x-x

-¡Kanon! Si vuelves a decir eso, jamás te perdonaré, aunque seas mi propio hermano- dijo Saga- ¿me estás diciendo que mate a Atena?-

-No solo a Atena, Saga- respondió Kanon- sino también a ese tonto que eligió a Aioros como su sucesor-

Saga frunció el entrecejo.

-Nadie en el Santuario sabe que somos gemelos idénticos- continuó Kanon- podríamos...-

-¡Kanon!- djio Saga, furioso, tomándolo por el cuello- los caballeros de Atena tenemos la misión de protegerla... Kanon- continuó- a veces tú asumes la identidad del caballero de Géminis, pero... ¿ahora hablas de traición?-

Kanon respondió con una risotada.

-Fuiste tú- dijo Saga- tú le dijiste a esa Níobe y a las otras amazonas que mataran a los niños aspirantes a caballeros dorados... lo supe cuando la novia de Aioros dijo lo de las ruinas más altas... tú y yo habíamos descubierto esas cuevas cuando éramos niños...-

-No eres tan tonto como pareces- rió Kanon.

-¿Porqué lo hiciste?-

-Para ayudarte- dijo Kanon- podíamos así matar a Atena sin la intromisión de esos mocosos...-

-¿Cómo pudiste...?-

-Sí, Saga, y aunque pienses que soy un malvado, si somos hermanos, tú también lo eres-

-¿Qué dices?-

-La otra cara de la moneda, hermano- dijo Kanon- hay un demonio durmiendo dentro de ti-

-¡Calla!- dijo Saga, furioso, y lo golpeó en el estómago- Kanon, un demonio como tú... ya no puedo ignorarlo- suspiró- un traidor como tú debe ser encerrado en cabo Sunnion...-

x-x-x TERMINA EL FLASHBACK x-x-x

-¿Y lo hiciste?- preguntó Aioros sorprendido. Saga asintió.

-Sí- dijo Saga bajando la mirada- no podía permitir que utilizara su parecido conmigo para atentar contra la vida de Atena...-

-Saga- dijo Aioros, poniendo su mano en el hombro de su amigo- estoy orgulloso de ser tu amigo-

-¿Qué dices?- dijo Saga, levantando la mirada.

-Si mi hermano hubiera demostrado ser un traidor a Atena, yo no habría tenido el valor de encerrarlo en Cabo Sunnion...- suspiró- Saga, tú te mereces ser el sucesor del Maestro mucho más que yo...-

Saga sonrió, y su amigo lo abrazó. Un par de lágrimas salieron de sus ojos. Era justo lo que Saga necesitaba en ese momento: un amigo. Y si no había estado seguro de haber hecho lo correcto, ahora sí lo estaba.

-Bueno- dijo Saga- iré con el Maestro-

-Espera, te acompaño- dijo Aioros. Saga sonrió: era bueno tener un amigo como Aioros.

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Esa tarde, Ariadna estaba en las afueras del bosque, tirada en el suelo boca arriba. El sol ya estaba a punto de ponerse. La chica se había quitado su máscara, y pasaba una flor por su hermoso rostro. Tenía sus ojos azules fijos en el cielo, que comenzaba a tornarse rojo.

En ese momento escuchó un ruido: una rama quebrándose. Alguien se acercaba. Se puso la máscara y se incorporó.

-Tranquila, soy yo- dijo Aioros- ¿qué hacías?-

-Nada- dijo ella- mirar el cielo...-

-No quería interrumpirte- dijo Aioros- puedes seguir mirándolo...-

-No me quitaré la máscara, si eso es lo que quieres...- dijo ella.

-¿Y porque no?- preguntó Aioros- sabes que detesto hablar con esa máscara...-

Ella se encogió de hombros. Aioros suspiró.

-Está bien...- dijo el caballero. Ambos se quedaron un momento en silencio. Aioros escuchó el ruidoso suspiro de Ariadna -extrañas a Leo, ¿verdad?-

-Algo- dijo ella- me escribió... dijo que en la isla de Andrómeda hace un calor insoportable, pero que aún así crecen las flores...-

-¿Y Junet?- preguntó Aioros.

-Sigue creciendo más linda cada día, según ella-

-Me alegro de escuchar eso- dijo Aioros.

De nuevo, los dos se quedaron en silencio. Se escuchaban los ruidos normales de la noche, y el silbar del viento.

-¿Cómo haces eso?- preguntó ella de pronto.

-¿Cómo hago qué?-

-Eso- dijo ella- adivinas mi pensamiento. No sé como sabes si estoy triste o preocupada, si no puedes ver mi rostro...-

-Esa máscara solo cubre tu rostro físicamente- dijo Aioros- en mi mente, tu rostro no tiene ninguna máscara. Es como si estuviera viendo aún esos lindos ojos azules antes de que me besaras aquel día. Además, tu corazón siempre está abierto para que yo lo vea. Esa máscara no esconde nada que yo no conozca ya...-

Ariadna suspiró.

-Entonces no tiene caso que la use- dijo Ariadna, quitándosela.

-Vaya, así está mucho mejor...- dijo Aioros.

Los dos siguieron conversando, sentados en el suelo y apoyados en el grueso tallo de un árbol. Una araña grande pasó frente a ellos, una tarántula. Ariadna recogió los pies y se acercó a Aioros.

-¿Qué...que te pasa?- preguntó el caballero.

-Te vas a reír de mí- dijo ella- pero... me dan miedo las arañas...-

-¿Qué? No es cierto- rió Aioros- creí que tú no le temías a nada...-

-A las arañas sí- dijo Ariadna, reprimiendo un escalofrío.

Aioros sonrió. Alargó su brazo hacia el hombro opuesto de Ariadna, quien estaba distraída vigilando a la tarántula. El chico pasó sus dedos por el brazo de ella, remedando las patas de una araña. Asustada, Ariadna dejó escapar un pequeño grito y saltó al regazo de Aioros, quien la abrazó riendo.

-¿Acaso fuiste tú?- dijo ella algo molesta, comprendiendo todo.

Aioros asintió sin dejar de reír.

-¡Suéltame!- dijo ella, empujándolo- te odio-

-Ya, ya, no te enojes- dijo Aioros, abrazándola más fuerte para que no se le escape.

-¡Aioros!-

En respuesta, el chico le dio un beso juguetón en la mejilla. La chica cambió su rostro molesto por una sonrisa, y se acomodó entre los brazos de Aioros.

-¿Te digo un secreto?- dijo Aioros. Ella asintió- te amo...-

-Yo también te amo-

Atrapada entre los brazos del caballero, Ariadna acercó su rostro al de él, hasta que su pequeña nariz chocó con la de Aioros. Éste giró un poco su cabeza, e hizo contacto con sus labios, sin dejar de abrazarla. Ariadna pasó sus dedos por los cabellos castaños de Aioros.

Cuando se separaron, Aioros sonrió al ver las mejillas sonrojadas de Ariadna. Parecía una muñeca, y entendió porque Saga la llamaba así. La chica volvió a refugiarse entre los brazos de Aioros.

-¿Aioros?-

-¿Sí?-

-Nunca nos vamos a separar, ¿verdad?-

-Nunca- dijo él.

-¿Ni siquiera por tu deber como caballero de Atena?- dijo ella- ¿ni siquiera por la muerte?-

-Ni aunque muera por Atena te abandonaría- dijo Aioros- tomaría el lugar del viento para poder estar siempre contigo...-

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Ya habían pasado tres semanas desde el nacimiento de Atena. Shura se quejaba del llanto de la pequeña diosa, cuyo eco resonaba hasta su casa.

-Aguanta, Shura- le decía Aioros riendo- y todos dirán que eres el caballero más fiel a Atena, igual que tu antepasado, el de la estatua...-

-Y deberían decirlo- dijo Shura- hace tres semanas que no puedo pegar los párpados...- Aioros sonrió, y Shura continuó- espero que Leo no tenga ese problema con Junet...-

-Desafortunadamente, todos los bebés son iguales, mi estimado Shura...- dijo Aioros.

-Por cierto, ¿tienes alguna idea de dónde se metió Saga?- preguntó Shura. Aioros se encogió de hombros.

-Ni idea- dijo Aioros- y ha estado actuando raro los últimos días-

-¿Y que esperabas?- dijo Shura- tuvo que encerrar a su hermano en Cabo Sunnion... claro que va a estar triste...-

Pero Aioros no se refería a esa definición de raro. Él se había dado cuenta que actuaba de manera inusual, y aparecía en lugares donde nunca se le había visto antes, y aparentemente sin saber porqué. Pensando en esto, Aioros volvió a su casa de Sagitario y se echó en la cama, con su vista clavada al techo.

Descansaba, cuando sintió un cosmo entrar a su casa: un cosmo muy agresivo. Temiendo que fuera alguien intentando matar a Atena, salió a su encuentro. En el pasillo principal de la casa no vio a nadie. A pesar de ser de día, no pudo ver más que oscuridad.

-¿Quién anda ahí?- preguntó Aioros, en guardia.

El caballero escuchó algunos pasos. Se volvió en esa dirección. Vio un par de ojos rojos. Asombrado, y sin creer lo que había visto, parpadeó. No, los ojos no estaban ahí ya.

-Soy yo, Aioros- dijo una voz. Era Saga.

-¿Saga?- dijo Aioros- me sacaste un buen susto...-

-Lo siento- dijo Saga, sonriendo nerviosamente- quisiera hablar contigo... ¿estás ocupado?-

-Nunca estoy ocupado para escucharte, Saga- dijo Aioros con una sonrisa, olvidando los ojos rojos que había visto, ¿o había sido solo su imaginación?

-Aioros, estoy preocupado- dijo Saga.

-¿De que se trata?- preguntó Aioros- ¿de Kanon?-

-No, eso no- dijo Saga- Aioros, siento que estoy perdiendo la memoria...-

-¿Cómo así?-

-Pues a veces estoy en lugares donde no recuerdo como llegué, o haciendo cosas que no recuerdo porqué, no sé...- dijo Saga, y suspiró- creí que si se lo decía a alguien ya no estaría tan preocupado...-

-Claro que no- dijo Aioros- ahora somos dos los preocupados...-

Saga sonrió.

-Vamos, Saga- continuó Aioros- te hará bien salir un rato-

-Te acompaño- dijo Saga- pero no esperes que me quede a ser el mal tercio...-

-¿Mal tercio?- preguntó Aioros.

-O chaperón, si así lo prefieres llamar...- agregó Saga.

Aioros se sonrojó.

-Anda, vamos a que veas a la muñeca-

-Como quieras- dijo Aioros, y comenzó a bajar hacia la casa anterior.

En ese momento, se escuchó el llanto de la pequeña Atena. Saga se volvió, con el entrecejo fruncido. Durante unos instantes, sus ojos cambiaron a rojos. Luego, volvieron a ser azules, y Saga fue bajando detrás de Aioros, quien no se percató de ese cambio momentáneo.

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CONTINUARÁ...

Shadir: claro, hacen buen equipo... gracias por tu review

Remsie: espero haber aclarado tu duda, y gracias por tu review.

Atalanta: me alegra que te haya gustado... yo no tardo pero tú no tardes tampoco... ya empecé el otro fic, bueno, al menos en mi super libreta de fics... y saluda a Kasu de mi parte

Megu-chan: hola pequeña preciosa!!! Gracias por tu review... pondré más Aioria, espero que shido no se moleste...

Hora: sí, soy cruel... no tengo corazón ni sentimientos (creo que ya lo había mencionado antes, no?)

A todos: manden reviews!!!! (aunque sea solo para saludar...)

Abby L. / Nona