Disclaimer: Harry Potter y todos los demás personajes son propiedad de J.K. Rowling y de la Warner, no míos. No escribo esto con intención de ganar dinero ni de ofender a la autora.
La mañana de Halloween, Severus se despertó de repente, agitado y sudoroso. Cuando se dió cuenta de que sólo había sido un sueño golpeó la almohada, frustrado. Había sido tan real, tan bonito...se quedó en la cama, intentando recordar todos los detalles del sueño: una habitación iluminada por la luz de las velas, sin nada más que un futón en el suelo, y estaba Remus, tan, tan...Intentó recordar su olor, su tacto, el sabor de su piel...pero fue en vano. Severus suspiró. Si tan sólo hubiera tenido unos momentos más de sueño, si tan sólo pudieran haber llegado hasta el final...aunque fuera en un miserable sueño. "Vaya –pensó Severus- hasta en los sueños me persigue la mala suerte". Todavía era muy temprano así que Severus, como no conseguía volver a dormir, se puso a pensar.
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Se acordó de la primera vez que había hablado con Remus, unos meses después de su encuentro en el pasillo.
En realidad Severus no había tenido el valor para acercarse a él y hacerle plática, pues le preocupaba mucho que sus amigos descubrieran que sentía algo (fuera lo que fuera) por otro chico, que además era de Gryffindor. Severus conocía demasiado bien a los de Slytherin. Para ellos, lo más importante eran las apariencias. No importaba lo que uno pensara o sintiera en realidad, había que estar de acuerdo con el grupo. Severus lo aprendió de la peor de las maneras y no se le olvidaría nunca.
Severus no había tenido amigos íntimos, y tampoco le hacía falta, o eso solía decirse a si mismo. Sus asuntos eran suyos y sólo le importaban a él. Eso sí, Severus tenía amigos para todo lo demás: para molestar a los Gryffindors, para ir a tomar algo en Hogsmeade, para que le hicieran su tarea de Historia de la Magia a cambio de una ayuda en Pociones...
Así que Severus seguía como siempre, desviando la mirada cada vez que veía a Remus Lupin por algún pasillo o a la hora de comer. Pero un día el azar hizo que se volvieran a encontrar. Nunca se supo quién lo hizo (aunque se sospechaba quienes fueron) ni cómo, el caso es que alguien logró soltar una Bludger de su caja e introducirla en el castillo. La Bludger volaba como loca por los pasillos, destrozando ventanas, cuadros y echando abajo las armaduras, entre los gritos y confusión de los alumnos que corrían a refugiarse en las clases. Cuando Severus salió de su clase de Aritmancia se encontró con un terrible caos en el pasillo. Alumnos y profesores gritaban y corrían de un lado para otro y había libros, plumas y pergaminos desparramados por el suelo del pasillo entre los pedazos de cristal de una ventana. Confundido, miró alrededor para descubrir qué causaba tanto alboroto y entonces sucedió, tan rápido que no pudo reaccionar. Escuchó un grito a su espalda: -¡Cuidado!- y cuando volteó vió una Bludger que avanzaba hacia él a toda velocidad, y luego una figura negra que saltaba sobre él y lo tiraba al suelo.
Instantes después, se encontró tendido en el suelo, justo debajo de Remus Lupin. Fue un momento muy extraño para Severus. Notaba el cuerpo cálido sobre el suyo, el aliento sobre su cara, su agradable fragancia...De pronto se sintió ruborizarse y empujó a Remus ligeramente.
-¡Ya la tengo!- dijo la vivaracha voz de James Potter, y Severus miró en su dirección. Desde su posición en el suelo vió a James, junto a Sirius Black, sosteniendo la Bludger contra su pecho. A Severus se le antojó que, por su pose heroica y radiante, había sido él quien soltó la Bludger para luego atraparla y quedarse con la admiración de todos. Se preguntaba cuando se levantaría Remus cuando oyó la voz burlona de Black:
-Ya levantate, Remus, que Snape se está excitando.-
La siguieron multitud de risas, provinientes del grupo de Gryffindors que se habían apiñado en torno a Potter y Black. Severus sintió arder su rostro de rabia y verguenza. ¿Se habrían dado cuenta...? Remus se levantó de un salto, como si se acabara de dar cuenta de la situación. Le preguntó a Severus si estaba bien y le tendió la mano para ayudarle a levantarse, casi sin mirarle y sonriendo a sus amigos.
Severus se levantó ignorando la mano de Lupin, lo más dignamente que pudo, recogió sus cosas desperdigadas por el suelo y se marchó a toda prisa, aunque intentando mantener la apariencia de fría calma que tanto le gustaba dar.
En cuanto llegó a un pasillo vacio, echó a correr. Mientras corría intentaba sacar algo en claro de entre toda su confusión, y se preguntó si Lupin lo había tirado al suelo para que Potter pudiera coger la Bludger, y no para salvarlo.
Se metió en el lavabo de los chicos, se echó agua fria en la cara y respiró profundamente. "Contrólate" se dijo. ¿Qué había sucedido?, se preguntó cuando ya estaba más calmado. Nada. Sólo había sido algo tonto, un episodio irritante y penoso que no se volvería a repetir. ¿Pero...? Severus se sacudió las dudas de la cabeza y fue a comer con sus amigos, como si nada hubiera pasado.
Esa tarde, en la sala común de Slytherin, se dió cuenta de que entre sus cosas había algo que no era suyo. Era un libro de pociones, manchado, viejísimo y lleno de anotaciones y dibujos en las páginas. Severus hizo una mueca de asco y decidió tirarlo al fuego que ardía en la chimenea, y entonces vió algo que lo hizo detenerse. En la primera página estaba escrito el nombre de Remus Lupin. Severus vaciló y finalmente se volvió a guardar el libro en la mochila.
Al día siguiente se encontró, Severus no recordaba cómo, en un pasillo casi vacío, esperando al lado de una puerta a que terminara la clase de Encantamientos. Cuando por fin se abrió la puerta, salieron los alumnos de quinto año de Gryffindor, entre ellos Potter, Black, Pettigrew y Lupin. Potter le miró con desconfianza y Black le espetó: -¿Qué haces aquí?- aunque con unas palabras mucho más vulgares.
Severus le dijo que cuidara su lenguaje y le lanzó su más venenosa mirada. Lupin pareció no darse cuenta de su presencia.
Los cuatro se alejaron junto con los demás alumnos, y Severus sacó el viejo libro de Pociones, abrió una ventana del pasillo y se dispuso a arrojarlo al vacío.
-¡Eh! ¡Espera! ¡Hey! ¿No es ese mi libro de Pociones?- Remus Lupin llegó corriendo hasta llegar a su lado.
-Ah...bueno, se te cayó ayer y yo me lo llevé por accidente...Como eres tan malo en Pociones, supuse que no lo necesitarías...- logró decir Severus, manteniendo su tono irónico. Le devolvió el libro a Remus y éste le dio las gracias.
-Tú podrías ayudarme, si eres tan bueno...-le dijo, como si no se le hubiera ocurrido otra cosa que decir.
-¿Es que tus amigos no pueden ayudarte?
-Sí, claro, pero tu eres el mejor en Pociones, ¿no?
Severus se sintió halagado y sonrió un poco.
-De acuerdo, te ayudaré si eso quieres...¿Cuando te va bien?
-Mañana mismo podría ser, después de comer...¿ te parece?
Quedaron para el día siguiente y se despidieron, y así fue cómo empezaron a conocerse.
Semanas más tarde, los dos quedaron para estudiar para el examen final de Pociones que tenían al día siguiente. Nada más saludarse, Severus dijo:
-Pensaba que estudiarías con tus amigos.
-¿Con James y Sirius? ¡Imposible! Nunca paran de hablar y de arrojarse cosas. Además Peter nunca me deja estudiar tranquilo, siempre me anda preguntando cosas.
-¿Y les has dicho que estudias conmigo?
-¡Claro! ¿Por qué les iba a mentir?
-¿Y qué dijeron?
-Bueno, no les hizo mucha gracia, pero al fin y al cabo soy yo quien necesita ayuda en Pociones, ¿no?
-Claro.
Estudiaron durante dos horas, sin pausas. Los dos se agotaron rápidamente, porque la incapacidad de Remus para comprender las Pociones era increíble para Severus. Una y otra vez se veía forzado a explicarle las mismas cosas, cosas que, según Severus, ya debería saber desde primer año.
-¿Cómo has podido aprobar estos cinco años?- preguntó Severus mientras le explicaba por cuarta vez como medir los ingredientes de la forma más exacta.
-¿Quién te dijo que aprobé?
Estaban haciendo una poción de invisibilidad, una de las más difíciles y que probablemente entraría en el examen.
-Después de añadir la lengua de murciélago, remueves un poco y esperas a que- Severus dejó de hablar, porque Remus se había acercado tanto a él que sus mejillas rozaban.
-¿Pasa algo?
-No, nada. Como te decía, esperas a que...
Así se pasaron el resto de la tarde, hasta que Remus dijo:
-No puedo más. Dejémoslo aquí, por favor.
-De acuerdo, pues.
-¡Qué hambre tengo! Vamos a cenar, anda.
Entre los dos recogieron el material y se dirigieron al Gran Comedor.
-Muchas gracias, Sev.
-De nada, hombre.
Al día siguiente, después del examen, Severus vió a Remus por el pasillo y le preguntó cómo le había ido.
-Creo que me ha dio bastante bien. Con un poco de suerte, aprobaré Pociones.
-Me alegro de que te haya servido.
-Muchas gracias, eeh.
-Ya te he dicho que de nada.
-Oye, una cosa.
-¿Sí?
-¿Puedo escribirte este verano?
-¿En serio? Claro, me encantaría. Dame tu dirección, si quieres...
Remus le dio su dirección y Severus le dió la suya, y Remus se alejó prometiéndole que le escribiría, con una cálida sonrisa en el rostro. Severus se le quedó mirando hasta que se perdió de vista, y cuando se giró, se encontro cara a cara con Lucius Malfoy.
-¿Qué hacías con ese?- preguntó, el desdén pintado en su cara.
-Le ayudé a estudiar para Pociones. ¿Por qué lo preguntas?- respondió Severus, adoptando la actitud fría y calculadora que ponía frente a sus colegas.
-Sabes que no podemos ayudar a gente de otras casas.
-¡Ja! ¿Por qué no? Además, tu mismo estuviste ayer con Clara Daniels, de Hufflepuff.
Malfoy se ruborizó y dijo:
-Eso era diferente.
-Vamos, Lucius, no tiene importancia. ¿Qué tal si vamos a comer algo? Mira, los otros chicos nos esperan.- Severus señaló unos chicos de Slytherin que les hacían señales y les gritaban, pasillo abajo. Fueron a reunirse con ellos y Severus no volvió a discutir sobre Remus en mucho tiempo.
En verano, Severus solía aburirse muchísimo, ya que no tenía hermanos y no conocía a nadie de su pueblo. Severus no soportaba estar en casa con su padre, y solía estar todo el día fuera de casa, paseando por el pueblo y los alrededores. En contadas ocasiones había venido un amigo a verle (Lucius Malfoy venía cada mes, un fin de semana) y se sentía muy solo y sin nada que hacer cuando terminaba todos los deberes que le mandaban para el verano. Por esta razón se alegró mucho cuando recibió una carta de Remus. Era bastante corta y sólo decía que había logrado aprobar Pociones gracias a él, y que ese verano se quedaría en casa y no podría ir a la playa. Pese a esto, Severus se animó y le contestó de inmediato, pidiendole que escribiera más. Así que se escribieron durante todo ese verano, a veces cartas largas llenas de detalles, a veces muy cortas, con un simple: "Me aburro mucho. Ya quiero que empieze el próximo curso. No te escribo nada más porque no tenga nada interesante que contarte." A mediados de agosto, Severus recibió una carta que consideró muy especial. La carta decía:
"Hola Sev!!!!!
Espero que estés bien. ¡Ya falta poco para que nos volvamos a ver! ¡Tengo muchas ganas de volver a Hogwarts! ¿Y tu?
Hoy ha sido un día muy extraño. Hace calor y el cielo está despejado y azul, ya no llueve como hace una semana. Pero yo me he sentido muy triste y solo. Mi madre también, casi no habla. Lo que pasa es que...hoy es 21 de agosto. Detesto esta fecha. Te diré porqué, pero tienes que prometerme que no se lo dirás a nadie, ¿eeh?Nunca hablo de esto, y James, Sirius y Peter tampoco lo saben. Pero contigo me he estado escribiendo todo el verano, casi todos los días, y tu me has contado muchos problemas que tienes con tus padres, en cambio, yo no te he hablado casi nada de mi família. Sé que no le contarás esto a nadie, por eso te lo voy a decir. Verás, este mismo día, hace 6 años, murió mi hermano mellizo. Nunca se supo cómo ni porqué, sólo que un día no lo encontramos en su cama. Mis padres salieron a buscarlo y lo encontraron muerto. Fue el peor dia de toda mi vida. Por eso mis padres se separaron y mi hermana se fue de casa. Desde entonces-
Mejor ya no sigo, que me estoy sintiendo fatal. Perdona pero ahora tendré que cambiar de tema, porque si no...
Ahora estoy escuchando a los Jojo's Jazz Bando por la radio. ¡Me encantan! Todos dicen que están pasados de moda, pero a mi me gustan igualmente. Lo que pasa es que la gente no puede apreciar-
Aaaaaaaaaaggggghhhhhh!!!!!Ha venido mi madre a verme y me ha visto escribiéndote. ¡Ha pensado que eras mi novia! No sé porqué, últimamente está muy pesada con eso de que debería salir con una chica. ¡Pero si soy muy joven todavía! Nunca he salido con ninguna chica, ni me interesa. Por mi, no lo haría nunca. No las entiendo. ¿Y tú, has salido con alguna chica?¿Te gusta alguna en especial?
Me despido ya, porque mi madre quiere que vayamos a comer fuera con su nuevo novio (un verdadero idiota) y te tengo que dejar.
Escribe pronto!!!
Remus
P.D. ¡No te olvides! ¡No le digas a nadie lo de mi hermano! Confio en ti."
Desde ese día Severus empezó a considerar su amistad con Remus como "íntima". Sin embargo, al comenzar sexto curso su volvieron a distanciar. Por un lado, el primer partido de Quidditch del año fue Gryffindor contra Slytherin, lo que provocó mucha tensión entre los estudiantes de ambas casas. Durante este tiempo, el simple hecho de hablar con un estudiante de la otra casa se convertía en una traición. Por eso Severus y Remus acordaron que no se verían hasta que se calmaran los ánimos. Por otro lado, estaba Sirius Black. Éste, probablemente celoso y enfurecido porque Severus apartaba la atención de Remus de él, se empeñaba continuamente en espiarlos y en interrumpirlos. Después de que el partido de Quidditch quedara olvidado, Sirius seguía sembrando cizaña y acusando a Remus de traición.
Cierto día, Severus fue a la biblioteca, donde había quedado con Remus después de la hora de comer. Se acercó al rincón de la biblioteca al que siempre iban él y Remus, y oyó voces. Se detuvo, y escuchó. Eran las voces de Remus y Sirius Black.
-No hace falta que disimules, Remus.- decía la voz de Sirius. –Sé que le esperas a él.
-Oh, Sirius, ya hemos hablado de esto antes.
-No de lo que te voy a decir.
-Sirius...- la voz de Remus tenía un tono de fastidio. –Severus es un buen chico, cuando lo conoces. No se a que viene tanto lío por que yo y él estudiemos juntos unas horas a la semana. Ya te lo he dicho.
-Creo que no le conoces del todo aún. ¿Sabes lo que dicen algunos rumores? Algunos dicen que sabe hacer las Maldiciones Imperdonables y que ha matado a un chico.
"¿Matado un chico?", se preguntó Severus, y sonrió. La imaginación de la gente era increíble. Aunque no negaba que supiera hacer el Crucio y el Imperius...
-Eso no es todo, Remus. Escúchame.- Sirius acalló las protestas de Remus. –Esto es lo más bueno. He oído que, una vez...-bajó la voz hasta un susurro apenas audible –en las duchas de los chicos...-Severus se acercó un poco más, pero no pudo escuchar lo que Sirius decía.
-¿A qué viene eso ahora?- dijo Remus al cabo de un rato. Sonaba desconcertado e incómodo.
-¿Crees que no me he dado cuenta?
-¿De qué?-dijo Remus.
De entre la inaudible y confusa respuesta de Sirius, Severus sólo alcanzó a distinguir su propio nombre.
-Que dices.- respondió Remus, con un hilillo de voz.
Sirius se quedó callado. Al poco rato, Remus volvió a hablar, esta vez con más determinación.
-Te estás pasando de la ralla. Ya no se te ocurre que más decir para que me aleje de él, ¿verdad?
-¿Ah, no? Pues desde luego no parece que andes con él para gastarle una broma.
-Y tu que sabrás.
-¿Qué? ¿En serio? ¿Te vas a aprovechar de él así? Me encanta la idea.
-Yo no soy...a-a mí...- Remus sonaba algo más nervioso.
-Claro que sí, ya lo sé.
Severus oyó pasos que se aproximaban a él y se retiró silenciosamente hasta el otro rincón de la biblioteca. Allí esperó un cuarto de hora y volvió a donde estaba Remus. Se asomó por un estante y lo vió sentado en una silla, con los codos apoyados en la mesa y cubriéndose la cara con las manos. Por suerte, estaba solo.
-¿Remus?- Severus le llamó, dubitativo.
-Ah, hola.
-¿Qué te pasa?
-No, nada. Tal vez me haya sentado mal la comida.
-No me extraña, te debiste de haber comido la mitad de la carne de toda tu mesa.
Remus sonrió fugazmente, cogió un libro y comenzó a leer. Severus pensó que tal vez no tenía ganas de hablar, así que se puso a hacer sus deberes sin decir palabra.
Finalmente, Remus supiró irritado, cerró su libro con fuerza y lo arrojó en la mesa. Oyeron un grito de reproche de la bibliotecaria, pero no les importó.
-¿Qué leías?- preguntó Severus, sin saber qué decir.
-Nada importante. Un libro que me regalaron en mi cumpleaños.
-¿De Quidditch?- preguntó Severus mientras recogía el libro. Miró el título, "Características y debilidades de los hombres lobo" por Wolf Schwarzer.
-Interesante...eh...por cierto, ¿cuando es tu cumple?
-El 16 de noviembre.
-Ya pronto, ¿no? ¿Cúanto falta, dos semanas?
-Sí, mas o menos. – Remus no parecía muy cómodo, y en seguida se excusó diciendo que había quedado con Peter para explicarle algunas cosas de Transformaciones. Severus se quedó solo, preguntándose si todo iría tan bien como hasta entonces.
Al principio, parecía que aquel había sido un suceso sin importancia, y que no afectaría a la amistad de Severus y Remus. En efecto: seguían viéndose en la biblioteca o en el patio, hablaban tranquilamente y comentaban las materias que estudiaban. Aunque Severus notaba a Remus algo más serio y callado, no le dió importancia, pues supuso que era una etapa y que pronto se le pasaría. Decidió ayudarle a superar su tristeza y un día fue a Hogsmeade a comprarle un regalo de cumpleaños. Remus le había dicho que no se molestara en comprarle un regalo, pero a Severus le hacía ilusión darle uno.
Después de mirar durante horas lo que se le antojaban como miles y miles de tiendas, Severus escogió un saxofón dorado chiquito y reluciente, que cabía en la palma de la mano. Cuando se presionaba una tecla del saxofón, éste empezaba a tocar "Fair-haired Witch", la balada más conocida de los Jojo's Jazz Band, un grupo musical muy famoso en el mundo mágico a principios de siglo. A Severus se le hizo un regalo perfecto para Remus, uno de los pocos fans del grupo que quedaban. Severus lo envolvió como pudo en papel azul de regalo y decidió que se lo daría a Remus al día siguiente, el 16 de noviembre.
El día del cumpleaños de Remus caía en domingo, y por más que Severus lo buscó por el castillo y sus alrededores, no lo pudo encontrar ni a él ni a sus amigos. Estuvo buscándolo todo el día, pero no lo encontró por ninguna parte. Decepcionado, se resignó a darselo al dia siguiente. Pero tampoco logró verlo el Lunes, aunque se encontró con Potter, Black y Pettigrew en el pasillo, que le obsequiarion con una fria mirada. Severus no vió a Lupin por ninguna parte hasta el día siguiente, en clase de Pociones. Se veía pálido y cansado y Severus se preguntó si habría estado enfermo. Al final de la clase se le acercó para hablarle pero éste se escurrió entre la gente y se fue muy deprisa sin ni siquiera mirarlo. Severus pensó que tal vez no lo había visto, o que se sentía muy mal y no pudo pararse a hablar con él..
Pronto la sospecha de que Remus lo evitaba se convirtió en certeza. Cuando se lo encontraba en un pasillo e intentaba hablarle, Remus bajaba la cabeza y se marchaba en dirección contraria. Si Severus entraba en la biblioteca, donde Remus estaba leyendo, éste recogía sus cosas a toda prisa y se marchaba. Hubo una ocasión en que llegó a salir corriendo cuando Severus lo llamó. Por si esto no fuera poco, parecía que siempre tenía algún amigo que lo acompañaba, como un guardaespaldas. Así Severus no pudo acercarse a Remus durante tres semanas. Fueron tres semanas infernales. "¿Qué habré hecho?¿Porqué me evita?" Estas preguntas rondaban siempre por la cabeza de Severus, el cual nunca podía darles una respuesta satisfactoria. Al parecer, habían sido buenos amigos hasta que un día Remus decidió evitarle y no volverle a hablar.
Pero Severus no se conformaría con eso, él quería una explicación. Decidió no rendirse hasta obtenerla y al final obtuvo más de lo que esperaba.
Ya llevaba poco más de tres semanas persiguiendo a Remus, y estaba harto. Ese día, vio a Remus durante el descanso del mediodía, hablando con Sirius Black. Sin dudar, Severus se dirigió hacia ellos. En cuanto Remus lo vio, hizo un ademán de marcharse, pero Severus lo cogió por la túnica y lo detuvo violentamente.
-¡No huyas! –gritó.
Black lo cogió inmediatamente por el cuello y lo aplastó contra la pared, pero Severus no soltó a Remus.
-¡Suéltalo, cabrón! ¡Déjalo en paz! ¿Qué no ves que no quiere verte?-gritó Black.
-Suéltame tu primero, Black.
Black le apretó el cuello con más fuerza y en ese instante...
-¡Basta ya, Sirius! Hablaré con él. – Remus, subitamente decidido, se soltó la túnica de la mano de Severus y obligó a Black a soltarlo.
Pese a las quejas de Black, Remus insistió en hablar con Severus a solas, y finalmente Sirius se fue, refunfuñando.
Los dos se marcharon en silencio a un rincón solitario en el patio. Antes de que Remus pudiera decir algo, Severus ya le había entregado el regalo. Remus lo miró con una sonrisa triste en el rostro.
-Lo siento- dijo. –No puedo aceptarlo.
-¿Porqué no? Yo quiero dártelo.
-Pero...pero...¿es que no lo entiendes?
-¿Entender qué?
-¡Que no lo quiero!- gritó Remus. Los ojos le brillaban, parecía al borde de las lágrimas. Severus se quedó sin habla.
-Pero ¿por qué? ¿Te he hecho o dicho algo que te hiciera daño? ¿Qué ha pasado?
Severus creyó que Remus se echaría a llorar, sin embargo, éste se controlo, y dijo:
-No tiene nada que ver contigo. Es cosa mía. Ya no puedo volver a verte. Lo siento. Tu ya tienes tus amigos, y yo los míos, no es tan grave.
-¡Pero si a ti no te importaba lo que pensaran los demás! ¿Por qué ahora...? Un momento...¿Black te está obligando a hacer esto?
-¡No! No tiene nada que ver con él.
Severus no lo entendía, y como siempre que no entendía algo, se enfureció.
-¿Pero por qué? ¡Sólo somos amigos! ¿Qué hay de malo en eso? ¡Ni que fueramos novios o algo parecido!
-Es lo mejor-
-¿Por qué?- gritó Severus, acabada su paciencia.
-¡¡PORQUE SÍ!!- gritó Remus, desesperado. Le puso el regalo en las manos a Severus y se fue sin decir palabra ni mirar atrás.
Severus se quedó ahí parado, sin comprender nada. Había sido algo casi perfecto. No podía creer que todo hubiese acabado así, de aquella manera tan confusa.
Pero todavía no se había acabado. Esa noche, mientras Severus se dirigía a los calabozos, rumbo a la sala común de Slytherin, vió a Black apoyado contra una columna, esperándolo. Al principio Severus pensó que quería pelearse con él, y se preparó. Pero luego Black alzó los brazos en gesto de paz y dijo, con una falsa sonrisa amable:
-Esta vez no te voy a romper la nariz, no te preocupes.
Severus hizo una mueca de disgusto, pero no dijo nada. La última vez que pelearon el había llevado las de perder.
-Vengo a darte cierta...información. –dijo Black, con una sonrisa que le decía a Severus: "¡Desconfía! ¡Desconfía!".
-Se trata de Remus. Siempre has querido saber a dónde va ciertos días, ¿verdad?
A pesar de la certeza de que Sirius no se traía nada bueno entre manos, Severus no pudo disimular su curiosidad. Sirius sonrío aún más.
-¿Sabes donde está el Sauce Boxeador? Pues resulta que...
Sirius le explicó el secreto del Sauce Boxeador, y le dijo que tal vez Remus fuera la noche siguiente. Severus lo escuchó todo poniendo cara de incredulidad. Le aseguró a Black que desde luego no haría nunca algo que el le recomendara. Antes de marcharse, Black comentó con tono casual:
-¿Por qué no intentarlo? Remus te estará esperando...
Esto último picó definitivamente su curiosidad. Esa noche y todo el día siguiente estuvo convenciéndose de que no iría, de que no caería en una trampa tan fácilmente. Sin embargo, una fuerza mayor le arrastró esa noche hasta el Sauce Boxeador. Con cautela, siguió las instrucciones de Black, y se sorprendió, aunque no demasiado, al ver que daban resultado. Severus entró por un túnel, y caminó por él. Se preguntaba que significaba todo aquello: el secretismo, el túnel, las misteriosas desapariciones de su ex-amigo...Entre todo esto, oyó gritos y ruidos inhumanos al otro lado del túnel. Se quedó paralizado un momento, preguntándose si no sería mejor regresar. "Ya que he llegado hasta aquí..." pensó. Mientras avanzaba, creyó escuchar voces y gritos, pero esta vez del otro lado del túnel, por donde había venido. No les hizo caso.
Al final vió una luz entre la oscuridad el túnel. Acto seguido vió una sombra entre la luz, una sombra que avanzaba, se hacía más grande y finalmente...Severus se quedó helado. Como si lo hubieran hechizado, no podía moverse, ni pensar ni hacer otra cosa que observar como un hombre lobo con uñas afiladas, dientes enormes como navajas y los ojos miel de Remus Lupin se disponía a matarlo.
Todo lo demás sucedió demasiado rápido y Severus estaba demasiado sorprendido para reaccionar. No se acordaba bien de lo que había sucedido, ni de cómo se había salvado. Recordaba gritos, jaloneos y la cara temblorosa de James Potter, y nada más.
Horas, días o semanas más tarde, Severus no podía precisarlo, estaban él, Black, Potter y Sirius en el despacho del director Dumbledore. El director le pidió a Severus que guardara en secreto que Lupin era un hombre lobo. Severus asintió, aunque no comprendía porqué debía hacerlo. ¿Cómo podía confiar en un monstruo semejante? Un hombre lobo nada menos... Por fin todas las cosas tenían sentido. Entonces se acordó. ¡El 16 de noviembre había habido luna llena! Con razón...
Entonces...¿todo había sido una broma? Al salir del despacho de Dumbledore, Severus comenzó a verlo todo con claridad. Inmediatamente le llenó la rabia.
-Que broma más divertida, si señor. Pudo haberme costado la vida. ¿Pero a que os hubiera divertido?- la lengua de Severus hablaba por si sola, conducida por la ira.
-No era nuestra intención...- empezó a decir James Potter, pero Severus lo calló.
-¿Ah, no? ¡Pero si lo estabais planeando desde hacía meses!
-¿Cómo?- Potter parecía desconcertado.
-¡Entre Black y Lupin! No me digas que no lo sabes. Lupin se aprovechó de mi confianza para poder gastarme una broma, entre él y Black. Primero me dice que ya no quiere verme y después, casi me mata. ¡Debería hacerlo sabido! ¡No se puede esperar otra cosa de un sucio licántropo! ¿A que sí, Lupin? ¿A que tu también participaste en la broma y lo hiciste todo a propósito para engañarme y que yo cayera fácilmente en vuestra broma?
Remus no contestó. Se limitó a agachar la cabeza y mirar el suelo. Severus sintió una puzada de dolor en el estómago y su rabia volvió a surgir, con más fuerza que antes. Pero antes de que llegara a golpear a alguien, llegó la profesora McGonagall y se llevó a los alumnos de su casa, evitando la inminente pelea.
Después de ese suceso, comenzó para Severus un nuevo infierno en su vida. Meses más tarde se peleó con Sirius Black después de un partido de Quidditch, y así sintió que se había vengado. Otras cosas hicieron que Severus se olvidara de Remus durante mucho tiempo, pero ahora-
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Ahora.
Severus abrió los ojos y se levantó de golpe de la cama. Miró la hora y maldijo entre dientes. Se había pasado horas enteras perdiendo el tiempo entre recuerdos. Ya casi era la hora de comer, tenía que corregir los exámenes de cuarto año y preparar la poción de Lupin. Se vistió y arregló lo más deprisa que pudo, y comenzó a reunir los ingredientes para la poción.
Durante la cena de Halloween, Severus comió sin dejar de mirar a Remus. El sueño de esa mañana, sus recuerdos frescos y nítidos, las sensaciones que surgían a flor de piel...todo combinado hacía que no pudiera pensar en otra cosa. Esa mañana había ido a entregarle personalmente la poción a Remus, y afortunadamente la presencia de Harry Potter le impidió hacer alguna insensatez.
-Severus, ¿ya tienes la notas de sexto curso listas para...? Eh...¿Severus? ¡Severus!- Minerva McGonagall agitó su mano frente a la cara de Severus.
-Eeh...¡ah, si, Minerva! ¿Qué decías?
-¿Pero que rayos te pasa hoy? ¡No has dejado de mirar a Remus desde que comenzamos a comer!
Algunos profesores que estaban cerca se rieron por lo bajo.
-Eso no es cierto. Yo...- a Severus no se le ocurrió qué decir, y repuso: -¿Qué me decías?
-Que si ya tienes listas las notas de sexto curso para la evaluación...
Mientras hablaba con McGonagall acerca de las sospechosamente bajas notas en Pociones de los alumnos de sexto curso de todas las casas (excepto Slytherin), Severus observó a Remus por el rabillo del ojo. Éste lo miraba con una cierta extrañeza y curiosidad. Después sonrío y volvió a concentrarse en su comida.
Después de cenar, mientras los alumnos salían del Gran Comedor, Severus siguió a Remus por otra puerta. Le puso una mano en el hombro.
-Lupin.
-¿Qué quieres, Severus?- Remus le sonrío amablemente, aunque parecía bastante cansado, probablemente porque pronto sería luna llena.
-Quería...bueno...hablar contigo.
-¿Sobre qué?
-Remus, yo-
-¡Remus! ¡Severus!- McGonagall llegó corriendo en ese instante, con un semblante muy serio y preocupado.-¡Seguidme!
La siguieron corriendo hasta el destrozado retrato de la Dama Gorda de Gryffindor, y se pararon en seco, contemplándolo con horror.
Dumbledore empezó a dar instrucciones para que los alumnos fueran llevados al gran Comedor, y mandó a los profesores buscar a Sirius Black por el castillo. Inmediatemente todos se dispersaron y empezaron a recorrer el castillo, mirando en cada rincón. Severus estaba casi seguro de que Black ya no estaba en el castillo, pero siguió buscando igualmente.
Cuando por fin concluyó la busqueda, Severus estaba cansado y al mismo tiempo, exaltado. La vieja rabia volvió a consumirle y Severus siguió buscando por el castillo, hasta que encontró lo que quería. Remus caminaba, cansado y ojeroso, dirigiéndose a su despacho. Severus se agazapó detrás de una esquina y en cuanto Remus pasó por su lado, sin notar su presencia, se lanzó hacia él y lo arrojó con violencia dentro de un aula vacía, que estaba totalmente a oscuras.
Severus dudó un momento en el umbral de la puerta. Después entró en el aula y cerró la puerta tras él. Severus se acercó hacia la sombra en la oscuridad que era Remus, lo cogió del cuello y le hizo retroceder hasta una pared.
Controlando apenas su furia, le dijo:
-¿Ayudaste a Black a entrar en el castillo, verdad? ¡No disimules! ¡Confiésalo!
Remus retiró lo más suavemente que pudo las manos que se cerraban en torno a su cuello.
-Sabes muy bien que no es así. Déjame en paz.
Remus se dirigió hacia la salida, pero Severus lo volvió a empujar contra la pared.
-Es verdad. Porque tú le querías, ¿no?
Remus dió un jadeo de sorpresa.
-¿Qué?- dijo, con voz sofocada.
Severus tenía cogido a Remus por los hombros, y le presionó con más fuerza. Se hizo un silencio larguísimo. Finalmente Remus le respondió.
-No es asunto tuyo.
Remus sacó su varita y murmuró: "Lumus". El aula se iluminó. Severus pudo ver la cara de Remus, con una expresión neutra, impenetrable, en el rostro. Se dió cuenta de que al contrario de la de Remus, su cara estaba reflejando todo lo que sentía. Severus dudó. No sabía si quería seguir presionándole para que le dijera la verdad, o si marcharse de allí antes de que Remus le echara una maldición.
Miró a Remus a los ojos, y perdió el control de si mismo. Cogió la varita de Lupin, dijo "Nox" y bajo la manta de oscuridad, besó a Remus en los labios. Remus lanzó una exclamación de sorpresa al sentir el contacto de sus labios, un poco secos. Para sorpresa de Severus, no le golpeó ni se apartó gritando. Simplemente se quedó parado, con los brazos colgando a los costados, sin aceptar su beso ni rechazarlo. Severus aflojó la presión sobre los hombros de Remus hasta soltarlo.
Estuvieron así un tiempo, sin moverse ni decir nada, rodeados por el silencio y la oscuridad. De repente Severus recuperó la razón. Asustado por lo que acababa de hacer, dió media vuelta y se marchó corriendo, dejando a Lupin solo.
Nota: Espero que les haya gustado este capítulo. Siento mucho escribir tan lentamente, pero es que me pierdo constantemente y tengo que escribir y reescribir este fic hasta que quede más o menos bien. : ( Estoy teniendo algunos problemas con el siguiente capítulo, pero espero que por mientras hayan disfrutado este.
Por favor, déjame un review!!!Te lo agradecería mucho. Se aceptan sugerencias, alabanzas, críticas...eso sí, los insultos te los ahorras, por favor. Ya advertí que esto era un Slash y si no me hiciste caso, no te quejes.
Hasta el próximo capítulo!!!!
