Disclaimer: Harry Potter, los personajes y localidades pertenecen a J.K. Rowling,
además de la Warner Bros., Bloomsbury y otros editores. Este escrito no tiene
ninguna finalidad lucrativa. Así me divierto en mi tiempo libre, eso es todo.
FULL MOON 7
RECUERDOS
La búsqueda duró toda la noche, pero
nadie encontró ni un solo rastro de Sirius Black. Después de horas de buscar en
cada uno de los rincones de todo el castillo, todo el personal, incluidos los
fantasmas, se reunieron en la sala de profesores para hablar con Dumbledore.
Se acordó que por la tarde habría una reunión
para discutir nuevas medidas de seguridad. Ya despuntaba el alba cuando Remus
volvió a su oficina deseoso de dormir aunque fuera dos horas.
No había olvidado lo que pasó la última vez
que Sirius Black entró en Hogwarts, así que se ofreció amablemente a acompañar
a la profesora Sinistra a su oficina en la torre de astronomía. En realidad fue
ésta la que lo acompañó hasta su oficina, pero ella no hizo ningún comentario al
respecto.
Sin embargo al llegar a su habitación Remus
se encontró con que no tenía sueño. Resignado a quedarse despierto, se vistió,
se lavó la cara, se peinó el cabello desarreglado y se sentó detrás de su
escritorio, sin saber qué hacer. Miró por la ventana, desde donde se veía el
bosque prohibido y muy a la izquierda, el Sauce Boxeador.
Entonces algo captó su mirada y se sobresaltó. Se lanzó hacia la ventana, la abrió de golpe pero cuando miró, no había nada allí. Remus se volvió a sentar, con las piernas temblando. ¿Sería su imaginación? Habría jurado que, por un instante, vio a un gran perro negro salir de la espesura del bosque para después desaparecer entre las sombras del alba.
"Qué extraña coincidencia que el mismo día que pierdo la foto aparezca él..." Entonces una idea perturbadora le vino a la mente. ¿Y si había sido Sirius quien se llevó la fotografía? Pero era imposible...¿o no? De algo estaba seguro ahora: él no podía haberla perdido.
Todavía era temprano para bajar a desayunar, así que, por hacer algo, sacó del cajón el viejo Libro de las Memorias. Su hermana le había regalado, hace ya muchos años, un diario para anotar todas sus aventuras en Hogwarts, para describir la vida que Cristina no podría vivir.
Remus nunca dejó de escribir en ese diario, ni una sola vez en 7 años se descuidó de incluir aunque fuera un breve fragmento de sus aventuras con sus amigos. Pero había ido arrancando las hojas conforme pasaba el tiempo, porque contenían información que, en las manos equivocadas, podía hacer mucho daño. En el diario sólo quedaban ya los escritos de los primeros años y fragmentos de los últimos.
Hojeando el libro, encontró de repente una página cuya parte inferior había sido arrancada de cuajo. Contrastaba con la pulcredad con la que las demás páginas habían sido arrancadas. Remus se detuvo y leyó las primeras frases del resto que quedaba.
*Hoy hemos ganado la Copa de
Quidditch por tercer año consecutivo. James estuvo genial, ¡marcó más de la
mitad de los puntos del partido! El equipo de Slytherin
no pudo hacer nada. Pero lo mejor ha sido la fiesta...*
Entonces recordó nítidamente la razón por la que había arrancado la página, incluso se vio a si mismo de nuevo, sonrojado ante el escritorio, la pluma temblándole en la mano, manchando toda la página con gotas de tinta, su sonrisa tonta de oreja a oreja...
La última frase que se veía era:
*También ha sido un día
especial por otra razón...ahí va... hoy he perdido la virginidad. ¡Aaaaaagh!
¡Lo he escrito, lo he escrito!*
Remus sonrió pese al dolor que le producía el recuerdo. Después de todo, sólo hay una primera vez.
Había sido la mejor fiesta de su vida. Ni siquiera la profesora McGonagall había logrado detenerla con sus amenazas de detenciones, y al final se había tenido que marchar, eso si, con la promesa de que después todos lamentarían esa fiesta.
Durante toda la noche había habido bebidas, música a todo volumen y por supuesto, montones de chicas guapas bailando. No era que le emocionaran mucho las chicas, pero ver tanta... acción... alrededor, junto con grandes cantidades de alcohol y los restos de la emoción del partido, era simplemente demasiado para cualquier chico de 17 años con las hormonas alborotadas.
No sucedía muy seguido pero había ocasiones en las que Remus se dejaba llevar por sus emociones. Creía que ya lo había superado pero los "acontecimientos" recientes habían demostrado lo contrario.
*-¡Remus! ¿Qué haces ahí en el
rincón todo solo? ¡Ven aquí a divertirte!
-No me siento muy bien,
Sirius.
-¡Pero si hace sólo un momento
estabas bailando como loco!
-Pues creo que me he mareado.
-¿Quieres irte a dormir?
-Si... no... No quiero irme a
dormir en nuestra última fiesta.
-Todavía nos queda la de fin
de año.
-¡Ah! Es cierto, pero...
-Bueno, creo que todavía me
queda un poco de la poción refrescante.
-¿No las vendiste todas?
-No, he guardado unas para
casos de emergencia. Ven.
Dejaron la sala común y
subieron hasta el último dormitorio. Cuando Sirius se disponía a abrir la
puerta...
-¡Espera!- susurró Remus.
-¿Qué pasa?
-¿No está ahí James? ¿Con
Lily?
-Creo que se fueron al
dormitorio de las chicas, pero no sé... no perdemos nada viendo, ¿o si?
Remus no dijo nada, sólo abrió
la puerta lo más silenciosamente que pudo y echó una rápida mirada dentro.
-¡Vacío!
-Te lo dije- dijo Sirius con
una gran sonrisa, los ojos un poco nublados por las bebidas que él y los demás
Merodeadores habían conseguido en Hogsmeade esa misma noche.
Los dos entraron al dormitorio
y Sirius fue a buscar algo entre un baúl junto a su cama.
-¡Aquí está!- sacó un
frasquito con un líquido azul transparente. Se la dio a Remus, quien se la
bebió de un trago.
-¡Auch!- se llevó la mano a la
frente –está helada.
-¿Te sientes mejor?- le
preguntó Sirius, un poco más cerca de él de lo que era necesario. Remus intentó
apartarse lo más discretamente posible.
-Ya no tengo nauseas.
-¿Quieres echarte un rato?
-No, no. Volvamos a la fiesta.
-Todavía no tienes buen
aspecto.
-Pero me siento mejor, ¡de
verdad!
En esto, Remus, que había
intentado rodear la cama de Sirius para salir de la habitación, se golpeó
contra la esquina de la cama. Maldiciendo entre dientes, empezó a saltar
cogiéndose la espinilla.
-Así que estás mejor, ¿no?
-Calla.
-Venga, échate un rato- sin
esperar una respuesta, Sirius lo echó encima de la cama, en broma.
-Ahora me darán más nauseas-
¡uf!- Sirius se le había echado encima. -¿Qué haces, Canuto?- preguntó Remus,
aturdido.
-Qué suave eres-
De pronto, las manos de Sirius
parecían estar en todas partes.
-¿Pero qué demonios haces?- Remus
intentó débilmente quitarse a Sirius de encima.
-¿Te gusto, Remus?
-¡¿Qué?!- exclamó éste,
sorprendido. De todas las cosas que decía Sirius, ésta era la más increíble que
había dicho hasta ahora.
-¿Te gusto?- insistió Sirius.
-Creo que estás borracho...
-empezó Remus.
-Ni disimules. Lo sé desde
hace siglos. Nunca has estado con ninguna chica...
-¿Qué pasa con Derleth? Salí
con ella.
-¡Durante una semana! ¡Tenías
trece años y le pediste salir por una apuesta que hicimos! Nunca hiciste nada
con ella.
-¿Cómo lo sabes?- preguntó
Remus, aunque sabía que era verdad.
-Eso hizo que sospechara.
Nunca quisiste mirar las revistas...- Sirius siguió hablando haciendo caso
omiso de las protestas de Remus.
-¡Es que me dan ganas de
vomitar! ¡Son horribles!
-...y cuando fue lo de Snape,
se confirmaron todas mis sospechas...
-A mi no me hables de Snape,
imbécil.
En un segundo la voz de Remus
perdió todo rastro de buen humor. Empujó violentamente al chico encima suyo
fuera de la cama.
Sirius se puso de pie lentamente
y se sentó al lado de Remus, que le miraba con una rabia que pocas veces había
visto en la cara de su amigo.
Sirius apartó la vista y habló
en un susurro.
-Lo siento. Sabes que no
pretendía...
-¿Herir mis sentimientos?
¿Matar a Snape aquella vez? ¿Convertirme en un asesino? Tú nunca piensas, sólo
haces lo primero que se te viene a la cabeza, sin pensar en las consecuencias.
– Remus hablaba tranquilamente, pero había en su voz un deje de rabia.
-¿Es que nunca me perdonarás?
-Eso es algo que no se olvida
fácilmente, Sirius. No sé si podré perdonarte algún día- dijo Remus en un tono
más amable, incluso melancólico, y suspiró. Se acostó pesadamente en la cama y
se cubrió la cara con las manos.
-Perdona. No quise ser tan
brusco. Es que...
-Está bien. Me lo merecía. Ya
sé que no se me da muy bien expresarme...- Sirius se acostó al lado de Remus,
mirando las cortinas rojas que cubrían la cama.
-Pero siempre te sacas diez en
los ensayos.
-Es diferente. Una cosa es
describir cómo funciona una poción, o cierto hechizo, y otra cosa es decir...
bueno... lo que siento.
Remus no dijo nada.
-No me ha salido como planeaba,
pero... en fin, los planes que se hacen a las dos de la madrugada rara vez
tienen sentido, ¿verdad? Recuerdo aquella vez en que James y yo...
-¿Qué es lo que quieres decirme?
-¡Me lo estás poniendo muy difícil!
¡Espera un momento, deja que piense!
-Si es tan serio, puede que no sea
el momento...
-No, no. Es ahora o nunca. Desde
hace un tiempo te lo quiero decir, pero nunca he encontrado el momento ideal,
ni las palabras. Yo... - Sirius se removió incómodo durante unos instantes. De
pronto se levantó de la cama y cruzó la habitación para coger una botella
debajo de la cama de James.
-¿Te apetece un poco?- Sirius
llevaba en las manos una botella de Sparks Pink Whiskey, un licor dulce y muy
fuerte que habían conseguido en las Tres Escobas cortesía de Madam Rosmerta.
-¿Todavía queda? Pensaba que
Peter se la había acabado.
-¡De ninguna manera! ¿Piensas
que dejaría que ese pequeño glotón se terminara nuestro tesoro? No, lo que se
bebió era agua pintada de rosa. Iba tan borracho que ni se ha dado cuenta.
Sin molestarse en coger un
vaso y olvidando que hace unos minutos había estado a punto de vomitar, Remus
le arrebató la botella y tomó todo lo que pudo antes de que su garganta ardiera
como la de un dragón. Sirius le imitó.
Unos minutos después, los dos
estaban tirados sobre la cama de Sirius, tomando tragos de licor por turnos,
sin hablar. Esperaron durante un tiempo a que el mareo se les pasara y lo
sustituyera esa ya conocida sensación de flotar en un sueño.
-Y pensar que Peter está
perdiendo su virginidad en este mismo instante. Y yo aquí, sin haber tocado a
nadie en estos diecisiete años... -Remus dijo en voz alta lo que le había
estado pasando por la cabeza durante toda la noche.
-Ugh. No me hables de Peter
haciéndolo. Mala imagen mental.
-Pero si tú...
-¿Qué?
-No, nada. ¿Qué era lo que me
querías decir? ¿Por qué estamos emborrachándonos todavía más?
-Pensaba que esto me ayudaría. No pensé... bueno... da igual.
-Creo que hay un nido de
arañas en esa esquina del techo.
-Remus...
-¿Ya no queda más poción
refrescante?
-Te quiero.
-Ya.
-Esta vez no es broma. Desde
hace un año o más tiempo... pero no me daba cuenta... no supe muy bien porqué
tenía celos de Snape hasta que fue demasiado tarde y ya había puesto su vida en
peligro, ¿sabes? y luego te alejaste de mi. Entonces decidí que tenía suerte de
seguir siendo tan sólo tu amigo y no quise arruinarlo... - Sirius hablaba con
dificultad pero con la vista fija en Remus.
Remus sólo podía devolverle la
mirada, sin poder creer lo que estaba pasando.
-Pero ya no lo aguantaba más,
te lo tenía que decir. Que tal si un día aparece alguien que te guste más que
yo, y entonces te perderé sin haberlo intentado. No quiero que eso suceda.
-Entonces no era broma cuando
dijiste que eras bisexual... habría jurado que lo hacías para quedarte conmigo.
-Bueno, al final si resultó
ser verdad... en ese momento no lo consideré seriamente, sólo lo dije porque
nos habías dicho que te gustaban los tíos y pensé "¿y por qué no? Remus está
bueno."
Remus se rió ruidosamente,
como borracho.
-Pero luego me puse a pensar
en ello, hice unos... experimentos, descubrí muchas cosas de mi que no sabía y...
bueno... también he madurado y me he dado cuenta de que...- Sirius calló de
repente.
-Sirius...- Remus le empujó
suavemente, temiendo que se hubiera quedado dormido. Entonces éste levantó la
cabeza y, mirándolo a los ojos, dijo:
-Me gustas. Siempre te he
tenido a mi lado, tal vez por eso no me di cuenta hasta que pensé que te irías
con Snape. Así que... bueno, eso es todo, supongo.
Abrumado, Remus abrió la boca
y la cerró cuando se dio cuenta de que no tenía nada que decir. Sirius era muy
guapo, inteligente y simpático y Remus se había fijado en él como tantas otras
personas, pero nunca llegó a tomar en serio esa atracción, sabiendo que no
sería correspondida. Hasta ahora.
Ahora lo miraba como si fuera
una persona totalmente distinta.
Algo en su interior se removía
conmocionado por las palabras de su amigo, algo parecido y a la vez distinto a
lo que había sentido por Severus. No sabía cómo debía reaccionar, pero entonces
Sirius lo besó.
Una chispa se encendió en su
interior y le prendió fuego, una faceta desconocida de su ser se apoderó de sus
acciones. Antes de que pudiera aceptar
como realidad el hecho de que uno de sus mejores amigos estaba enamorado de él,
ya estaba perdiendo la virginidad en sus brazos.
No recordaba nítidamente esa
primera noche, tal vez por todo el licor que había ingerido, tal vez por que
había estado demasiado aturdido por lo rápido que pasó todo.
Sólo recordaba haberse dormido
en los brazos de Sirius sin decir palabra.
La mañana siguiente despertó
cuando una molesta luz le alumbró la cara, empeorando su dolor de cabeza.
Oyó unas risas y voces
apagadas, cada vez más fuertes y claras.
Abrió los ojos y lo primero
que vio fue la lente de una cámara fotográfica.
-Hnnnnn...
-¡Premio al primero que se
despierta! Aunque no me toma por sorpresa.
Detrás de la cámara asomaron
los ojos brillantes y la sonrisa de oreja a oreja de James. A su lado estaba
Lily, riendo nerviosamente e intentando cepillarse la melena roja.
Remus intentó levantarse, pero
al primer movimiento la cabeza le empezó a dar vueltas fuertemente y decidió
tomárselo con calma. Miró a su alrededor.
Sería mediodía, a juzgar por
la luz que se filtraba a través de las ventanas llenas de polvo. Por fin cayó
en la cuenta de que estaba desnudo. Bajó las manos rápidamente, mirando a Lily
de reojo. Por suerte, las cobijas le llegaban hasta la cintura, pero se las
subió hasta los hombros, por si acaso.
Miró a su lado y sintió que
sus entrañas se congelaban. Sirius. A su lado. Desnudo. La cara pintada con
tinta negra. Se volvió hacia James tan bruscamente que la cabeza no le dejó de
girar en varios minutos.
-¿Eeh?
-Ya era hora, ¿no crees?- dijo
Lily, sonriendo. –Empezábamos a preocuparnos.
James sonrió, un poco
incómodo.
-¿Por qué habéis tardado
tanto? No me digas que Sirius no te lo había dicho hasta hoy.
Remus empezó a sacudir la
cabeza en gesto negativo pero desistió casi inmediatamente. No era bueno para
su dolor de cabeza. James gruñó.
-Oh, no. Con todas las chicas
con las que ha salido, no me digas que tanto le ha costado...
-Bueno, en todo caso,
¡felicidades!- la novia de James lo tomó de la mano y lo condujo fuera de la
habitación. –Por cierto, la idea de la foto fue suya.- dijo, riendo, y los dos
salieron de allí.
-No me lo puedo creer.- fue lo
primero que dijo Remus ese día.
-No me lo puedo creer.- dijo
Peter, mirando la fotografía con los ojos abiertos. Era difícil saber si lo
decía por tener ante sus ojos la prueba de que dos de sus mejores amigos se
habían acostado juntos, por el hecho de
que Sirius fuese un conocido mujeriego o por las pintadas que los dos tenían en
la cara.
Era una semana después de la
mítica fiesta, cuando todos se habían recuperado más o menos de la resaca y
esperaban con ansia la fiesta de fin de curso. Los Merodeadores (y Lily) estaban sentados en su mesa habitual en la
sala común de Gryffindor, intentando estudiar para los exámenes finales.
James, que había revelado el
rollo la noche anterior, les mostraba a todos las fotos del partido de
Quidditch y de la fiesta posterior. La última fotografía mostraba a dos chicos
dormidos y roncando en una misma cama, con el pecho desnudo y la cara casi
irreconocible entre los ojos de más, cicatrices, estrellas y corazoncitos pintados con tinta negra.
-Lo que no entiendo es porque
tuviste que usar tinta indeleble. ¡Todavía tengo manchas grises en la cara!-
protestó Remus.
James se limitó a reírse.
-¡Fue muy divertido! Deberías haber visto la cara de todos cuando entrasteis al
Comedor a la hora de comer.
-¡Claro
que no las vimos idiota, estaban todos en el suelo muertos de risa!
Sirius aparentó estar
enfadado, pero sin buen resultado. Él y James se echaron a reír al mismo tiempo
y pronto todos se reían a carcajadas entre las miradas furiosas de los alumnos
que estudiaban a su alrededor.
Cuando, después de un buen
rato, todos se hubieron calmado, Peter preguntó:
-Entonces...¿iréis juntos al
Baile de Fin de Curso?
Remus miró a Sirius.
-Supongo- dijo.
-No creo que sea muy buena
idea.- dijo James.
Todos se quedaron callados.*
Remus bajó a desayunar con la cabeza todavía entre las nubes. Comió sin darse cuenta de lo que comía, mirando al vacío, hasta que la profesora Sprout le tocó tímidamente el hombro.
-¿Remus? ¿Remus? ¿Estás despierto?
-Ah... sí, sí, no te preocupes...
-¿Te apetece una taza de café? Te ayudará a despejarte.
-Sí, gracias.
Varios otros profesores se volvieron y empezaron a comentar lo cansado que había sido la búsqueda del castillo, sugiriéndole a Remus que se fuera a dormir un rato. Él asentía a todos los comentarios sin entenderlos ni prestarles atención. Por el rabillo del ojo percibía la mirada de Snape clavada sobre él.
Por suerte para él ese día no había clases, así que bien podía tomarse un descanso. Inmediatamente después del desayuno regresó a su oficina, entró a su habitación y se echó en la cama. ¿Cómo podría afrontar una nueva reunión sobre medidas de seguridad con el conocimiento de que Sirius era un animago? Sabía que todos los demás estaban ya tomando sus propias medidas de seguridad, pero a él no se le ocurría qué hacer... o más bien no se atrevía a hacer nada.
"Nunca me hubiera imaginado
que Sirius fuera capaz de hacer todo eso. Un traidor... Sirius tenía pinta de
muchas cosas, pero no de traidor."
No salió de su oficina hasta la hora de la reunión. Cuando llegó a la sala de profesores ya estaban allí todos, así que se disculpó apresuradamente por el retraso y tomó asiento en el primer lugar que encontró, que resultó estar al lado de Snape.
Éste lo miró de reojo pero no dijo nada.
La mayoría de los asistentes comenzó a hablar al mismo tiempo sobre las medidas que se les habían ocurrido. No se callaron hasta que Dumbledore les ordenó calma.
Por turnos, todos fueron hablando. Filch había tapado todos los agujeros sospechosos del castillo, Flitwick había encantado a las puertas para que reconocieran una fotografía de Sirius Black, la profesora Sinistra sugería colocar vigías en las torres del castillo y Minerva anunciaba que sería una buena idea volver a poner en su sitio a la Dama Gorda en la torre de Gryffindor.
-¿Severus?- le preguntó el director. -¿se te ocurre alguna cosa?
Snape habló lentamente, mirando a todos los asistentes uno por uno, deteniendo por unos segundos su mirada sobre Remus. –Tal vez, Albus, deberíamos reflexionar sobre cómo puede estar Black entrando al castillo en lugar de dar pasos de ciego, poniendo medidas que serán inútiles ante las grandes habilidades de magia negra del prófugo.
-Severus, me parece que ya habíamos dejado claro... -empezó Dumbledore con tono amenazador.
-Sólo quería mencionarlo. Puede que haya aquí una persona con una confesión que hacer...
-Severus- lo interrumpió el director –si no tienes nada más que decir... no podemos perder más tiempo.
Snape gruñó pero guardó silencio. Entonces...
-¿Remus? ¿Tienes algo que quieras decirnos?
Remus tuvo que hacer un esfuerzo para no parecer demasiado sobresaltado. "Algo que decirles? ¿A qué se refiere? ¿Una confesión?" pensó agitado.
"Ahora es el momento. Ahora o
nunca."
Pero Remus no podía hablar, no podía pensar... se limpió las manos sudorosas en la túnica, consciente de que cada movimiento era observado por unos penetrantes ojos negros, y dijo:
-No... no se me ocurre nada, lo siento.
La reunión acabó poco después y Remus tenía la intención de retirarse a su oficina, sin embargo...
-¿Siempre estamos huyendo, verdad?
-Ah Severus, eres tú...
-El mismo.
-Bueno, pues...
-Ahora no, Remus. No escaparás esta vez.
Remus miró con resignación a Severus.
-De acuerdo. Pero... vayamos a mi oficina.
-Como prefieras.
Severus siguió a Remus hasta su oficina, consciente de que ahora estaba en el territorio del otro hombre. Sería mejor que andara con cuidado. No quería echar nada a perder. Palpó la vieja fotografía en su bolsillo, para asegurarse de que no la había perdido.
-¿Quieres té, Severus?
-¿Cómo dices?
-¿Te apetece un poco de té?
-No. Bueno, sí, de acuerdo.- Snape esperó de pie mientras Remus preparaba el té y lo servía en unas tazas grises y desgastadas.
-¿Leche? ¿Azúcar?
-No, gracias.
-Siéntate, por favor.- Remus le señaló una silla frente a su escritorio. Severus se sentó con la taza de té caliente en la mano. Durante varios minutos nadie habló. Ambos bebían el té a pequeños sorbos, mirándose fijamente pero sin poder decir nada.
Finalmente Remus dejó su taza vacía sobre el escritorio y rompió el opresivo silencio.
-¿Qué es lo que querías?
Snape removió lentamente el té que le quedaba, como calculando algo. Alzó la mirada y dijo, pronunciándolo claramente:
-A ti.
Remus no se inmutó, aunque el corazón le había saltado en el pecho al oír estas palabras. Se recostó en el respaldo de la silla y miró largamente a Severus. Le devolvió la mirada un hombre ya maduro, envejecido, como él, por todas las cosas que había vivido. Tenía la nariz grande y ganchuda, que resaltaba sobre un rostro cetrino, de penetrantes ojos negros como una noche sin luna. El cabello, de nuevo grasiento (el champú parecía haberse agotado o perdido su efecto) le colgaba a ambos lados de la cara. Su figura era alta y esbelta, tal vez demasiado delgada.
Y de repente todo esto le pareció terriblemente atractivo.
"No puede ser."
Remus deseó que se fuera Severus, que lo dejara en paz de una vez por todas. Pero al mismo tiempo, no quería que se fuera de allí. Lo miró de nuevo y un escalofrío cálido le recorrió todo el cuerpo.
"Pero..."
Recordó todo lo que había sucedido desde que llegó a Hogwarts. Los primeros días, Halloween, su enfermedad, su paseo por Hogsmeade, la confesión que hizo en el lago, Navidad...
"¿No estaré...
Sonrió, inexplicablemente animado. Severus, que había estado escrutándolo con la mirada, frunció el ceño.
...enamorado?"
-No creo que sea prudente hablar de esto aquí. Alguien podría entrar, cualquier profesor... incluso un alumno. Vayamos a mi habitación. Allí podremos hablar con más tranquilidad.
No parecía que fuera esto lo que Severus se esperaba. Sin embargo, se levantó y entró en la habitación de Lupin con una rapidez asombrosa.
Apenas hubo cerrado la puerta, Remus se encontró cara a cara con el maestro de Pociones. Tenía la cara sonrojada y un brillo peligroso en los ojos. Sin embargo, ese cierto brillo no le molestaba. Para nada.
-¿Vas en serio? No me has invitado aquí sólo para hablar, ¿verdad?
-¿Hablar? No creo que hablemos mucho...
Eso fue lo único que dijeron. Segundos más tarde, los dos se besaban desesperadamente, abrazándose como si fuera la última vez.
Mientras Severus le quitaba la ropa sin mucha dificultad, Remus cerró los ojos y apartó sus pensamientos a un lado, concentrándose tan sólo en la sensación del cuerpo desnudo rozando el suyo, en las caricias suaves y los besos violentos del otro hombre, entregándose por completo.
Antes de perderse en el cuerpo que tenía a su lado, su mente escribió un último pensamiento, claro y brillante entre la confusión.
"Esto es lo que quiero."
***************
Nota de la autora: Por fin!! Perdonen el retraso, sé que ha sido largo!!! Es que las vacaciones me las pasé trabajando y ahora, en este trimestre, tengo que ponerme las pilas porque me "estoy jugando la nota del bachillerato", según los profesores.
Bueno...
Ya sólo quedan 3 capítulos para terminar con el fanfic!!! Pero no se preocupen, creo que haré una segunda parte, jujuju...
El próximo capítulo: las cosas se empiezan a poner feas... pero antes tendremos una bonita escena... ¿descubrirá Lupin a donde ha ido a para su foto? ¿descubrirá Severus de donde viene la misteriosa foto? ¿cuándo veremos sexo duro? –(pronto no, me parece jejeje pero... ¿porque no os pasais por mi página web un día de estos? Tal vez tengais suerte...)
Una última cosa... a los que les guste "Memorias Perdidas", me parece que el próximo capitulo tardará más de lo esperado. Estoy pensando en cambiar algunas cosas "importantes".
Espero que les haya gustado este capítulo. ¡Dejen reviews de todos modos!
¡Gracias por seguir leyendo!
