Nota de la autora: Este es el segundo capitulo. Estaba pensando que si tienen éxito quiza escriba tmaibn los nacimientos de los slytherin de esta generación(Sevvie y tal). Peor antes los reviews:

Kurogane: Muchas gracias. Y tu tranquila, que este lo continuo. Me he pasado un monton de tiempo preparándolo y documentándome. Por supuesto que puedes hacerte con WHAT'S THE MEANING OF THIS? Simplemente pon que lo primero es mio, que lo siguiente es tuyo, lo mucho que me aprecias...esteee...pus, se me colo(jeje). Bueno, pues eso. Si quieres, me dices adonde quieres llevarlo, peor no estas obligada. Si quieres consultarme algo no tienes mas que escribirme(al mail, porfa, no aquí). ¿asiq te gustan las mismas parejas que a mi?que guay!¿Y que mas fandoms te gustan?

Faramara:glubs Bueno, auqi etsa el proximo...ya sabes que tenog un regalito para ti...hoy he estaod en tu casa y mañana tambien(que cosas). A ti no te escribo ni con punto ni cosas coherentes asumelo.

Hikaru in Azkaban: James era un bicho. Pero uno bueno. ¿puedes creer que mi propio nacimiento fue mas o menos asi? Excepto que mi nombre ya lo tenian decidido(menos mal, sino lo mismo me llamaba Eufrasia).

Luli-chan: No, el mail era por si alguien queria retomar el fic de WHAT'S THE MEANING OF THIS?. Para este me conformo con un review(jeje). Muchas gracias y besotes

Ha llegado a mi atención que tengo un problema como la dislexia peor en gilipollas, porq yo disléxica no soy y no se ni escribir. Por favor, si veis cosas como "peor" en lugar de "pero" o "estaod" en lugar de "estado" simplemente pensad en lo idiota que soy e ignoradlo.

Abre los ojos, por Jaina-Altariel (precuela de las Crónicas de los Merodeadores)

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ESMERALDA

"No puede haber nada mas aburrido que esto" pensó Rose Evans, agitando distraídamente el vaso "¿Por qué las mujeres siempre hablan de temas tan idiotas?"

-Y entonces me dijeron que no podía entrar así al local. ¡Y desde luego me pareció fatal, porque el vestido era realmente precioso! Esos lunares lo alegraban, no le quitaban solemnidad.

"Oh, no, desde luego" Rose suspiro. Solo hablaban de recetas de cocina, de lo maravillosos que eran sus hijos y de los vestidos que se habían comprado o querían comprarse.

-Y Bob, por supuesto, no insistió. ¡Es que los hombres son unos blandengues! En vez de echarle el rapapolvo que se merecía...

"Por dios, ¿se puede ser mas cursi? Rapapolvo. No lo dice ni mi madre" pensó. Claro, que su madre no era exactamente una mujer normal.

-¡Tranquila, Lindsey, no estas sola!  Jonathan también me hizo pasar un mal rato el otro día en el tren, cuando volvimos de Gales. ¡Se durmió y se puso a roncar!

-¡Oh, que horror!-dijeron las demás.

"Pobre Johnny". Si, otro tema de conversación muy apreciado era el quejarse de los maridos.

-Pues ya os podéis imaginar. ¿Y tu, Rose?

Rose se incorporo ligeramente-No, Alan y yo estamos muy bien.

-Claro, con una niña tan adorable como Petu. Y con el bebe que viene en camino...-dijo, señalando el hinchado vientre de la mujer.

Rose lo acaricio, sonriendo-Si. Estamos muy ilusionados. Me gustaría que fuera un chico, pero Alan dice que quiere otra niña. Dice que lo niños son muy malos, que si hay alguien que lo sepa es él, que fue uno.

-¡Oh, no, los niños no son malos! Mi Billy...

Rose volvió a desconectar. Miro un momento hacia el jardín, donde los 6 niños iban y venían. Chequeo que su hija estaba bien y después desvió la mirada hacia donde estaban los hombres.

Su marido tenia la misma cara de mortal aburrimiento que ella. Miraba hacia arriba y parecía que contaba, tal vez las moscas que pasaban.

Tal vez no fueran las mujeres, pensó Rose. Tal vez solo eran sus vecinos.

Se habían mudado hacia poco a Privet Drive, justo después del nacimiento de su hija Petunia. Querían alejar a la niña del ambiente contaminado y agobiante de Edimburgo y llevarla a un sitio con jardines y tranquilidad. Privet Drive se ajustaba a sus demandas, un pequeño vecindario de gente muy correcta, donde todo el mundo se conocía y nunca pasaba nada.

Y también aburrido. Mortalmente aburrido. Sus casa eran aburridas, sus jardines eran aburridos y sus habitantes eran aburridos.

Pero claro, aunque ambos trabajaran(algo no muy normal y que había sorprendido a las ociosas señoras de la vecindad)y aunque Alan fuera un abogado haciendo oposiciones para juez y con grandes posibilidades de conseguirlo, la casa les había costado muy cara y no podían irse ahora.

¡Echaba tanto de menos su Escocia natal! Rose siempre se enorgullecía de ser lo que ella llamaba una "escocesa pura sangre". Desde luego su cabello rojo, pálida piel y amor al whisky lo atestiguaban. Poca gente bebía con tanto entusiasmo y aguantaba tan bien el alcohol como la señora Evans.

-¡Mama!

Se volvió para ver como Petunia se acercaba con los brazos abiertos y una gran sonrisa en su cara. La niña había heredado la piel pálida de su madre, el larguísimo cuello y las facciones, que recordaban un poco a las de un caballo. Pero era tan rubia como su padre.

Al ver que su madre se disponía a levantarse para ir a su encuentro, la niña dejo de avanzar, esperando que la llevaran en brazos. Rose suspiro.

"Y tan vaga como él, también"

Pero en cuanto se levanto, Rose sintió que algo se rompía en su interior.

-¡Oh!-exclamo.

-¿Qué ocurre, querida?

-He...he roto aguas-contesto Rose, como si fuera desconcertante. Al instante se produjo un revuelo.

-Oh, querida, siéntate-dijo Daisy cogiéndola del brazo.

-No, no, es mejor que se mueva-la contradijo Mona, asiéndola del otro.

Un bollo se acerco a su cara-Querida, comete este bollo, que vas a necesitar mucha energía...

-¿Mama?-llego de nuevo Petu, esta vez con un temblor en la voz.

Rose estaba a punto de gritar cuando un par de fuertes brazos la asieron por la cintura desde atrás y la apartaron suavemente peor con firmeza.

-¿Qué ocurre, cariño?-dijo Alan, preocupado.

-Alan...-dijo Rose volviéndose hacia el, y sus grandes ojos castaños parecían el doble de grandes de lo normal-Alan, he roto aguas.

Alan abrió mucho los ojos e inmediatamente la paso un brazo por la cintura.

-Camina hacia el coche, cariño.

-¿Quereís que os lleve?-se ofreció Jonathan.

-No, gracias. Nos las apañaremos solos. Pero os agradecería que cuidarais de Petu hasta que pueda venir a buscarla para ver a su nuevo hermano-pidió Alan.

-Claro. No hay problema.

-¿Mama?-volvio a decir la pequeña-¿Qué la pasa?

-Mama y yo nos vamos un momento. Peor mañana vendré a recogerte y tendrás un nuevo hermanito. O mejor, hermanita.

Rose le lanzo una mirada asesina. Alan rio.

El matrimonio se metió en el coche y este se alejo calle abajo, en dirección al hospital.

-¡MAMA!-grito Petunia.

-Cielo, Mama se ha ido a traer al mundo a un niño. Eso es algo muy importante,¿sabes?

-¡ME DA IGUAL! ¡YO QUIERO A MI MAMA!-y se echo a llorar. Lindsey la cogió en brazos, y con una mirada de disculpa la metió en la casa. Los demás adultos se quedaron fuera, mirando el lugar por el que el coche había desaparecido.

-Pobre Rose. Menuda cara lleva-comento Richard.

-Idiota-le espeto su esposa-Es un momento muy importante y muy emotivo: va a dar a luz a su hijo.

-Si, ya-mascullo su marido alejándose-Como si su parto hubiera sido un cuento de hadas.

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El Hospital Chiswick estaba sorprendentemente lleno. Para distraerse, Alan pensó en que podía haber causado aquello.

"No es verano, ni invierno, ni primavera; es decir, ni insolaciones, quemaduras, catarros, gripe ni tampoco alergia. Es 31 de Marzo. ¿Qué diablos hace toda esta gente aquí?"

-¡Perdone! ¿Adonde tengo que ir?

-¿Qué le pasa?

-Me he cortado el dedo...

"Vale" pensó "Y yo tengo un hijo en camino...Mejor dicho, una hija".

Tenia la sensación de que iba a ser una niña. Tenia que serlo. Una niña morena y de ojos azules, como los de Petu y él...

"Aunque tal vez seria mejor que heredara los de Rose. O me pegara. Bueno, de hecho me pegara de todos modos" pensó suspirando. Todavía recordaba los días después del parto de Petunia. Hacia ya dos años, pero fueron tan espantosos que los recordaba como si fueran ayer.

"Nunca pensé que se pudiera tener antojo de anchoas con nata..."pensó, estremeciéndose.

Después se puso a mirar a los pacientes, pero pronto se dio cuenta de que no los veía. El señor Evans era un hombre paciente, pero no tanto.

"Venga...¿qué pasa? Ya deberían haber salido..."

-¿Señor Evans?

Alan se volvió-¿Si?-su rostro se ilumino-¡Harry!

Harry Cleming, doctor del matrimonio y amigo de la infancia de Alan sonrió de oreja a oreja. Ambos hombres se abrazaron.

-Me encantaría estar todo el día aquí, hablando, pero hay dos hermosas mujercitas que te esperan en la 102. Yo por mi parte me voy a por un lingotazo de ginebra. Traer hijos de amigos al mundo es lo peor que hay-y se alejo, contoneándose.

Alan sonrió como un idiota mientras se dirigía a la habitación 102. Había notado que eran "mujercitas".

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Rose estaba recostada y parecía muy cansada, pero los ojos la relucían espectacularmente. Alan la besó cariñosamente y se sentó en el borde de la cama.

-¿Qué ocurre?-pregunto divertido-¿No querías que fuera niño?

Ella le miro, ofendida-Quiero a todas mis niños muchísimo, independientemente de si son lo que esperaba o no.

-Vale-dijo el, acariciándola el pelo-Venga, ¿qué pasa?

Ella sonrió.

-Mírala los ojos, Alan.

Alan se levanto y se dirigió a la cunita donde reposaba el bebe. Estaba muy despierto, y cuando le vio le obsequio con una maravillosa sonrisa desdentada.

Alan rió entre dientes-No me sonrías así que no podré negarte nada.

Y se fijó en sus ojos.

-Son los ojos de tu madre...-dijo, maravillado. Rose se rió.

-Si. Ya suponía que te gustarían-se acomodo y cerró los ojos-Todavía no he olvidado el día en que nos conocimos.

-¡Ey! Se acababa de teñir el pelo y llevaba un vestido realmente espectacular. Y tu te habías acostado muy tarde.

-Yo tendría todas las ojeras que tu quieras, pero no todas las mujeres tienen un marido que primero le entró a sus madres.

Alan refunfuñó y bajó la mirada de nuevo. Parecía que la pequeña también estaba cansada, pues parpadeaba muy deprisa, intentando vencer el sueño.

-Parecen esmeraldas...-observo su padre. Luego paso suavemente sus dedos por la cabeza-El famoso pelo rojo...-comento con diversión-No quiera Dios que vaya acompañado del temperamento también...

-Mhmmm...-murmuro ella, medio dormida.

-¿Qué flor?-pregunto el hombre tras unos segundos. En la familia de su esposa era tradición que las mujeres tuvieran nombres de flores.

-Lily-llegó la somnolienta replica-Pequeña y alegre.

Alan se quedó un rato mas acariciando el rostro de su nueva hija hasta que la respiración de su esposa se reguló. Después bajo la mirada hacia la niña y dijo dulcemente:

-Lilianne, pues.