Disclaimer: Los personajes no me pertenecen (por desgracia), todos ellos, los lugares, los nombres, etc, son únicos y genuinos de la inigualable J.K.Rowling.

RiNy: Muchas gracias por el Review, es el primero aunque espero que haya más. No te preocupes porque voy a terminar el fic. Todavía me falta mucho por atar pero... estamos en vacaciones!! Hay tiempo para todo! Espero que te guste este capítulo. Un saludo. Leonysse Weasley.

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cap. 2: En San Mungo.

-"Están tardando mucho, lleva tres horas, ya deberían habernos dicho algo"- Remus se paseaba nervioso por la sala de espera del Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas, en la planta 4ª, la sección de Daños Provocados por Hechizos.

El resto de los que estaban allí no se encontraban mucho mejor que él. Todos esperaban ansiosos alguna noticia sobre el estado de su compañera. Arthur y Molly Weasley conversaban con la mirada preocupada y las manos temblorosas, sobre todo Molly, que no había visto lo sucedido y estaba tremendamente asustada por lo que podía haber pasado. Sirius, por su parte, miraba apesadumbrado con la vista perdida en un punto fijo, sólo girándola de vez en cuando para observar a su amigo Remus que estaba caminando sin parar por toda la habitación.

-"Es que no lo entiendo, ¿por qué no nos dicen nada?"- Remus agitaba las manos en señal de disgusto mientras miraba la enorme puerta por la que había entrado Tonks. Sirius al verlo se levantó de su asiento y fue hacia él para intentar tranquilizarlo.

-"Vamos, amigo. Tranquilízate, ella va a estar bien, está en buenas manos. Nosotros hemos hecho lo que hemos podido..."

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Nada más encontrar a Tonks en ese estado, los cuatro hombres se separaron: Sirius y Remus llevaron lo más rápidamente posible a la chica a San Mungo, mientras que Arthur iba a Grimmauld Place a avisarle a su mujer y llevarla con él al Hospital. Severus, por su parte, se fue inmediatamente a Hogwarts para avisar a Dumbledore de todo lo sucedido, no sin antes mandar a los dos mortífagos apresados al Ministerio de Magia para que fueran juzgados por el Wizengamot antes de ser conducidos a Azkaban.

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Al cabo de unas horas, un sanador joven, de no más de 25 años, salió por la puerta que daba acceso a la habitación donde se encontraba Tonks. Al instante, todos se acercaron rápidamente hacia él mientras le preguntaban atropelladamente cómo se encontraba ella.

-"Tranquilícense, si me dejan les explicaré cómo se encuentra la paciente. Por favor, pasen a mi despacho y les explicaré todo"- el sanador les indicó con la mano que le siguieran y les guió por el pasillo hasta un pequeño despacho. Al cruzar la puerta convocó cuatro sillas y les instó a que se sentaran.

Los cuatro miembros de la Orden se sentaron inmediatamente bastante nerviosos por el diagnóstico que les daría el sanador. Remus abrió la boca para preguntar, pero fue interrumpido por la voz del joven, que miraba preocupado el informe de su paciente.

-"Bien, antes de nada, me presentaré. Me llamo Stephen Donnolly y soy la persona encargada de la salud de la señorita Tonks. ¿Ustedes son los familiares de la paciente?"- Stephen les miraba de soslayo, parándose especialmente en el rostro de Remus, que estaba lívido debido a la preocupación.

-"No somos familiares directos, señor Donnolly, pero somos lo más parecido que tiene a una familia"-La señora Weasley se apresuró a contestar, ansiosa por tener noticias del estado de la joven.

-"Bien, pues déjenme decirles que la paciente ingresó en un estado bastante grave. No les voy a mentir, en un principio temíamos por su vida, por una parte estaban sus heridas físicas, entre las que contaba una buena contusión en la base occipital del cráneo, que ya han sido curadas y mejoran notablemente, pero lo que más nos preocupaba era el hechizo que utilizaron contra ella. No tenemos conciencia de cuál es, pero estamos haciendo todo lo posible por averiguarlo y poder atajar el último de los problemas..."

-"¿Qué problema?, ¿hay más problemas?, ¿le parece poco problema...?"- Sirius, exaltado, cortó la explicación del sanador, quien le miraba un poco asustado. Remus le dirigió una mirada de enfado que hacía ver que no le había gustado la interrupción, mientras que los Weasley le instaban disimuladamente a que le dejara al hombre terminar de hablar.

-"Verán, el último problema"-continuó Stephen intentando escoger las palabras adecuadas-"el último de los problemas es su memoria. Debido al hechizo que sufrió ha perdido parcialmente la memoria. Todavía no sabemos el alcance de ésta, pero, aunque nos faltan por hacer diversas pruebas, sabemos que no es a consecuencia de un hechizo desmemorizador. Pero como les digo, no sabemos cuál pudo ser el hechizo que utilizaron contra ella".

Después de las últimas palabras, se miraron unos a otros sin saber qué decir, realmente era una pérdida importante dentro de la Orden del Fénix. Tonks no tenía familia realmente, pero sentía que dentro de la Orden era estar como con la suya propia. El sentimiento era recíproco, ya que todos los miembros la tenían un especial cariño. Éste, sin duda, iba a ser un duro golpe para ellos.

-"Perdone, señor, ¿podríamos... ir a verla?"-el señor Weasley hizo la pregunta que a todos les rondaba la cabeza.

-"Sí, como no. Pero les advierto que está todavía muy débil y probablemente no les reconozca. Es posible que su presencia encienda la chispa que necesita, pero no deben forzarla ni abrumarla con demasiada información, es preciso que el proceso de recuperación sea lento para que de buenos resultados. Ahora si son tan amables, acompáñenme".

El sanador se levantó y les acompañó a lo largo del pasillo hasta la puerta por la que lo habían visto salir antes. Nada más abrir la puerta, entraron Molly y Arthur, que fueron corriendo hacia la cama, alegres de verla sentada y recuperada de sus heridas físicas. Molly se acercó más a ella y la dio un gran abrazo mientras la acariciaba el pelo y le decía que no se preocupara. Después de ellos entró Sirius seguido del sanador, que le dedicó una especial sonrisa que ella respondió al identificarle como uno de los hombres que la rescataron. El último en pasar fue Remus, quien la miraba entre sorprendido y triste. Ella le miró intentando recordar al igual que había hecho con Arthur, Molly y Sirius, pero algo diferente sucedió esta vez. Con los tres anteriores, por más que se esforzara, sólo conseguía recordar el momento en el que llegaron a socorrerla, antes de eso todo estaba en blanco. Pero cuando le vio a él no pudo despegar su vista de su profunda mirada, no entendía por qué, pero sabía que tras esa mirada estaba lo que ella quería. Sentía que a él sí le conocía, aunque no pudiera recordar nada de él.

Estuvieron así mirándose durante unos minutos, mientras el resto de los que se encontraban en la habitación los miraban intrigados, en especial Stephen, que al igual que en el despacho, no apartaba sus ojos de Remus, con una mirada cargada de desconfianza. Remus, por su parte, estaba bastante intranquilo. No entendía por qué Tonks le miraba así, pero algo en su interior le impedía apartar sus ojos del intenso color azul que lo escrutaba. Ésta lo miraba analizándole con los ojos entrecerrados, como queriendo ver más allá de su mirada. De pronto, sus ojos se abrieron bruscamente y con voz divertida exclamó:

-"¡Chocolate!"- todos se miraron sorprendidos mientras se dibujaban sonrisas en sus labios. Remus se acercó rápidamente a ella y se sentó a su lado, mientras sacaba una tableta de chocolate de su bolsillo y le partía un trozo.

-"Toma, siempre te gustó"-Remus le tendió el trozo que ella cogió con gusto mientras miraba a su sanador que no puso ninguna pega.

-"Así que te gusta el chocolate, si, tienes cara de golosa"-Stephen se acercó hacia ella y se sentó en la silla que había junto a su cama-"Bueno, veo que has recordado algo".

-"Bueno, no creo que sea mucho haber descubierto que me gusta el chocolate, ¡a todo el mundo le gusta el chocolate!"-dijo Tonks sonriendo.

-"En eso estoy de acuerdo"-Remus la volvió a sonreír mientras le daba otro trozo de chocolate.

-"En realidad ha sido muy extraño, no he podido recordar nada al verlos a ellos, pero cuando apareció él..."-dijo ella mientras señalaba a Remus- "...fue diferente, simplemente noté que nos conocíamos. Y sin saber por qué, pensé en chocolate... no se si tiene algún sentido...".

-"Querida, ¡claro que lo tiene!"-interrumpió Molly-"La palabra chocolate y Remus Lupin van unidas".

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Durante los días siguientes, Tonks recibió la visita de la mayor parte de los miembros de la Orden del Fénix, quienes la hablaban y relataban aspectos de su vida. Durante estas visitas, Stephen pudo comprobar el alcance de su amnesia. Su mente había olvidado aspectos cotidianos de su vida, cosas como dónde vive, cuántos años tiene o cómo le gusta tomar el café. Sin embargo, no había olvidado cómo hacer un encantamiento Patronus, o un Expelliarmus en condiciones.

La visita más asidua, sin duda, era la de Remus, que todos los días iba sin falta a verla con una suculenta tableta de chocolate, que ella agradecía con la más grande de las sonrisas. Durante esas visitas, Stephen estaba en todo momento presente, no quería dejarla sola por temor a que sufriera una recaída ante la información que recibía por parte de sus amigos. Le preocupaba, especialmente, las visitas de Remus, ya que la chica parecía reaccionar más notablemente cuando él estaba cerca.

A Remus tampoco le hacía ninguna gracia la presencia del sanador, a pesar de que no le había hecho nada y de que Tonks estaba muy bien cuidada, había algo en él que no le gustaba. Cada vez que el joven llegaba a la habitación, a Tonks se le iluminaban los ojos, algo que Remus no entendía. Según su punto de vista, el chico no era nada del otro mundo, pero a Tonks parecía encantarle. Stephen era el sanador más joven de San Mungo, medía aproximadamente 1,85 metros, no tan alto como Remus, pero cerca. Sus ojos eran de un azul profundo y su pelo rubio trigo le daba un aspecto divertido.

Aquella tarde, Remus había ido acompañado de Sirius, el cual había regresado esa misma mañana de Hogwarts.

-"Mmmm, veo que ya estás mucho mejor, y déjame decirte que hoy estás realmente guapa"-dijo Sirius con una sonrisa pícara.

-"Muchas gracias"-Tonks le miraba divertida. Se había acostumbrado a las visitas de sus amigos, y aunque todavía no les recordaba, les había cogido bastante cariño, todos se portaban excepcionalmente bien con ella- "Aunque... déjame decirte que me aburro profundamente"-añadió mirando a Stephen.

-"Bueno, es que esto es un hospital, no una sala de recreo, señorita"-dijo Stephen sonriéndola e intentando inútilmente que su voz sonara enfadada, provocando una irritada mirada de soslayo por parte de Remus.

-"Si, ya sé que esto es un hospital, pero es que yo ya me encuentro bien. Y..."

-"¿Y...?"-preguntaron los tres a coro.

-"Y, pues... ¡que quiero irme!. He estado pensando, y he llegado a la conclusión que por mucho tiempo que me tire aquí, no voy a conseguir recordar nada, y también he pensado, que si estoy rodeada de la gente que me quiere podré recuperar mi vida normal, y es posible que al hacer mi vida normal pueda ir recuperando la memoria, y..."-Tonks hablaba rápida y nerviosamente, tenía miedo que la cortaran porque probablemente no reuniría otra vez el valor para enfrentarse al sanador.

Los tres chicos la miraban atónitos ante la rapidez de sus palabras y sus gestos, parecía que se le iba a acabar el oxígeno en cualquier momento. Pero ella, decidida, miró fijamente a Stephen y le plantó cara.

-"Conclusión, quiero que me des el alta"

-"Sabes que no puedo darte el alta, necesitas que alguien cuide de ti, y tú no estás..."

-"Si es por eso, no hay problema, yo me encargaré de ella"-Remus cortó al sanador y le miró fijamente. Éste le devolvió la mirada visiblemente disgustado, no quería perder de vista a la chica. Durante este tiempo había comprendido que desde que la vio por primera vez, se había sentido atraído por ella, y la presencia del licántropo no le agradaba en absoluto.

Desde la otra parte de la habitación, un suspicaz Sirius Black miraba con picardía a su amigo Remus. Vaya, vaya, Lunático, creo que sé algo de lo que ni tú mismo te has dado cuenta... pensaba Sirius con una media sonrisa.

-"No, de verdad que no es necesario..."

-"No habrá ningún problema, yo la conozco a la perfección y puedo ayudar a que recuerde. Además, todos nuestros amigos me echarán una mano..."

-"Estará bien cuidada, por eso no se preocupe, el Tito Sirius se encargará de ello, ¿a que sí, preciosa?"-dijo Sirius sonriendo a Tonks, quien le devolvía la sonrisa bastante feliz ante la perspectiva de abandonar el hospital.

-"Bueno, entonces que, ¿me vas a dejar salir?"-dijo ella con ojos de cordero degollado.

-"Qué remedio..."-Stephen la miraba con una mezcla de sentimientos. Por una parte, le alegraba ver que la chica se sentía con fuerzas para volver a su vida, pero por otro lado la sola idea que se alejara de él le provocaba un fuerte nudo en el estómago.

La chica, al oír la respuesta de su sanador, pegó un brinco de la cama y se agarró fuertemente a su cuello. El impulso que cogió para abrazarlo fue tan fuerte que, sin poderlo evitar, cayeron estrepitosamente al suelo, ante la atenta mirada de Remus, que con una cara de disgusto corrió a ayudarla a levantarse del suelo.

-"Bueno, pequeña, ¡te vienes a casa de nuevo!. Porque se viene a casa, ¿no, Remus?"

-"Por supuesto, ¿dónde iba a estar mejor?"-Tonks, al oír las palabras de sus amigos, se abalanzó sobre ellos y les dio un gran abrazo, eso sí, con menor ímpetu que el anterior.

-"Si, bueno, pero eso no quiere decir que no tengas que seguir un estricto tratamiento. Y me tienes que prometer que vendrás a tus revisiones una vez por semana"-Stephen miraba a los tres con cara de advertencia, a pesar de que la diera el alta no iba a permitir que su paciente diera un paso en falso. Él se ocuparía personalmente de seguir su evolución.

Tonks afirmó con la cabeza mientras los dos hombres le aseguraban al sanador que la llevarían a sus revisiones puntualmente. Stephen al comprender que estaría bien cuidada, se giró hacia la puerta y llamó a una de sus auxiliares. Cuando llegó la mujer le pidió un informe que firmó de inmediato.

Una vez obtenido el alta, Remus y Sirius ayudaron a la chica a guardar todos los regalos que la habían hecho durante su estancia en el hospital y, ofreciéndole sus brazos, salieron después de tres semanas de hospitalización. Con paso tranquilo se dirigieron hacia una de las chimeneas del hospital, y después de haber echado un puñado de polvos flú, se internaron uno a uno en ella pronunciando claramente: "Número 12 de Grimmauld Place".

Inmediatamente llegaron a una gran sala, bastante oscura debido a que estaban todas las cortinas echadas, y con un gran sillón al lado de una mesa muy antigua.

-"Bienvenida a Grimmauld Place, desde ahora TU casa".

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Hola!!! Ya estoy aquí con el segundo cap. de mi fic. Es un poco más largo que el anterior y, aunque no pasan muchas cosas, me apetecía poner un poquito el comportamiento de los personajes. Aquí hay esbozos de lo que siente Remus, aunque como es un poco pardi todavía no se ha dado cuenta, pero eso sí, Sirius se encargará de ayudarlo. Por lo demás, Stephen será un poco pesado, pero ya lo iréis viendo. Espero que os haya gustado porque a mi me ha parecido muy tierno... ¡Sobre todo la parte del chocolate! Ah! Y no se os olvide dejar reviews!!!!

Un saludo:

Leonysse Weasley.