Disclaimer: Los personajes no me pertenecen (por desgracia), todos ellos,
los lugares, los nombres, etc, son únicos y genuinos de la inigualable
J.K.Rowling.
Respuesta a los reviews:
ClaudyTonks: Me alegro que te haya gustado el último capítulo. Éste va a tener un poquito más de acción, Remus... bueno, en fin, ya lo leerás, espero que éste también te guste!!!
Indhira Morillo: Pues si crees que en el último capítulo estaba picado, espera a leer este, ¡eso son celos y lo demás son tonterías! Je je je...
Ophelia Dakker: Este espero que te guste, hay muchos celos, sentimientos encontrados, y como respuesta a tu pregunta de cuándo Remus y Tonks se agarran... lee este capítulo...
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Cap.4: Citas y sensaciones.
Al día siguiente, Remus despertó de muy mal humor. Con cara de sueño bajó a la cocina donde una sonriente Tonks le esperaba con una taza de café en sus manos. Al verla todo su mal humor desapareció, le parecía imposible como con una sola de sus sonrisas ella era capaz de hacer que se olvidara del mundo.
Al momento de haber pensado esto, recapacitó ('Deja de pensar tonterías, el cuidar de ella te está afectando a la cabeza'). En ese momento notó como una suave mano rozaba la suya, cuando se giró contempló de nuevo el rostro de Tonks, que lo miraba cariñosamente mientras le ofrecía una taza de café.
-"Toma, creo que lo necesitas"- dijo Tonks mirando la cara de sueño que traía el hombre.
-"Si, gracias"- Remus aceptó la taza dudando entre bebérsela o no. Agachó un momento la vista y cuando la volvió a levantar la chica había caminado hasta el fregadero. Remus se sentó en una de las sillas y la miró fijamente sin que ella se diera cuenta.
Esa mañana estaba más bonita que nunca (o al menos eso pensaba él). La larga melena rubia con la que se había acostado la noche pasada había dado paso a un precioso pelo anaranjado con grandes bucles en sus puntas, y sus ojos de un azul aguamarina resplandecían vivazmente.
Tonks había notado algo raro en Remus esa mañana, estaba más callado que de costumbre y no paraba de mirarla fijamente. Esto inquietó un poco a la joven, que no sabía cómo actuar. El hombre le ponía algo nerviosa, sin saber por qué, y además tenía la constante sensación de que algo más cercano le unía a él. Estaba totalmente confundida y el comportamiento del hombre no hacía más que acentuarlo.
-"¿A qué hora viene Sirius?"- Tonks intentó cortar el incómodo silencio que desde hacía varios minutos invadía la cocina.-"Si no se da prisa, no llegaré a tiempo para mi cita en San Mungo".
Remus, de repente, cambió el gesto al oír las palabras de Tonks y recordó la dichosa carta que había leído la noche anterior. El sólo pensar en ese estúpido sanador le atacaba los nervios. ('Estúpido Stephen, no voy a dejar que te acerques a ella. Pero, ¿y a mí que me importa el dichoso sanador?, ¿qué más me da lo que haga Tonks con su vida privada...?, sólo me preocupo por ella porque es mi amiga... si, eso...¡sólo mi amiga!').
Tonks veía cómo la mirada de Remus pasaba de mirar un punto fijo a estar completamente irritada. Iba a preguntarle que qué le ocurría cuando oyó un fuerte golpe en el salón.
-"¡ESTÚPIDO ENGENDRO! ¡ERES UN MAL HIJO! ¡UN TRAIDOR A LA SANGRE!-el retrato de la señora Black se puso a vociferar, como cada vez que un sonido fuerte la despertaba.
-"Cállate ya, vieja estúpida- Sirius se apresuró a cerrar las cortinas para que los gritos de su madre cesaran.
Remus y Tonks salieron al salón a recibirle una vez que ya no se oían los gritos de la señora Black. Encontraron a Sirius sentado en el sillón, con los pies reposando encima de la mesa y con signos visibles de agotamiento.
-"¡Sirius, has vuelto!"- Tonks corrió hacia él para darle un fuerte abrazo, pero le fallaron los cálculos y acabó tropezando con la mesita que estaba al lado del sillón, haciéndola caer encima del caro jarrón de porcelana con el emblema de la familia Black, dejándole hecho añicos en un segundo- "Ups... lo siento... je je, esta torpeza mía..."- añadió mirando a Sirius con cara de pena.
-"No te preocupes, odiaba ese jarrón".
Después del incidente, los chicos ayudaron a Tonks a recoger los trozos del jarrón que habían quedado esparcidos por el suelo del salón. Una vez que hubieron terminado, Sirius fue a darse una ducha para descansar, no sin antes prometerles que les contaría todo lo que había hecho en su viaje.
Después de comer un plato exquisito que, por supuesto, había cocinado Remus, se arreglaron para dirigirse a San Mungo. Sirius notó algo extraño en el comportamiento de Remus, que estaba más nervioso de lo normal, pero prefirió no comentárselo hasta que llegaran al hospital.
--- --- --- ---
-"¡Tonks!"- Stephen corrió a saludar a la chica en cuanto la vio aparecer por la puerta. Ésta le sonrió amablemente, y se dirigió hacia él para darle un beso en la mejilla.
-"Hola, Stephen. Como ves, cumplo mis promesas. Aquí estoy, puntual"- dijo Tonks con cara de niña buena.
-"¿Recibiste mi carta? La mandé anoche muy tarde, espero no haberte despertado".
-"¿Tu carta?"- Tonks puso cara de sorpresa y miró a Stephen confundida-"No, no he recibido ninguna carta".
-¿En serio? Qué extraño, mi lechuza nunca ha dejado de entregar ningún correo a nadie... Y anoche cuando regresó ya no tenía la nota... Bueno, da igual, mientras te hago las pruebas te cuento lo que ponía".
Stephen cogió de la mano a la chica y se la llevó por un pasillo, desapareciendo de la vista de Remus y Sirius.
-"¿A qué viene esa cara?"- la pregunta de Sirius pilló totalmente por sorpresa a Remus, que se había quedado embobado mirando por dónde se había ido Tonks.
-"¿Qué cara?"- Remus se apresuró a poner su gesto más inocente mientras se sentaba en una de las sillas de la sala de espera.
-"Pues la que traías hace un momento, si Stephen fuera una bludger, le habrías dado el batazo del siglo".
-"Pero qué tontería. Es sólo que estoy preocupado por la salud de Tonks"- dijo Remus intentando quitarle importancia al asunto.
-"Pues yo creo más bien que estás celoso"- Sirius sonrió satisfecho al ver cómo le cambiaba el color a la cara de su amigo.
-"¿Celoso? Pero qué tonterías estás diciendo. No estoy celoso, ya te lo he dicho, estoy preocupado. Me preocupa Tonks. Eso es todo".
-"Estás celoso, reconócelo. Te conozco lo suficiente como para darme cuenta de lo que te pasa. ¿Quién fue el primero en darse cuenta en 5º de que te gustaba Madeline Lynne? Yo tengo un sexto sentido para esas cosas"- Remus le miró con cara de "son imaginaciones tuyas" que provocó en Sirius una estruendosa carcajada- "Bueno, y qué, ¿desde cuándo te gusta Tonks?"- preguntó con una sonrisa pícara.
-"Que te he dicho que no me gusta, es mi amiga ¿vale? MI AMIGA. Es sólo que estoy un poco preocupado por ella, nada más"- se quedaron unos minutos en silencio hasta que Remus volvió a hablar- "Anoche ella me despertó de madrugada...".
-"¿A si? ¿En tu cama o en la suya?"- preguntó Sirius cortando la explicación de su amigo.
-"¿Pero qué estas pensando, retorcido? Tuvo una pesadilla, y bastante horrible a juzgar por cómo se veía. Se me echó a los brazos llorando y gritando incoherencias".
-"¿Cómo cuáles?".
-"Pues no se... cosas como que Voldemort estaba aquí... y que nos iba a matar a todos..."- Remus se miraba las manos mientras las movía nerviosamente- "No se, además, creo que la influencia del sanadorucho no la conviene en absoluto".
Sirius le miró sonriendo para sus adentros, comprobando que su amigo Remus estaba más que celoso. Pero por otro lado, su mirada se ensombreció al recordar el sueño... su sueño...
-"Remus... yo... yo tengo algo que contarte"- Remus se irguió en su asiento y le miró curioso- "Yo... anoche... tuve un sueño parecido al de Tonks".
-"¿Cómo que parecido?"- Remus no entendía a dónde quería ir a parar su amigo.
-"Si... bueno, de hecho, no parecido, igual. Verás, yo estaba en un pasillo, y al fondo había una luz, y cuando llegué a la luz... pues... estaba Voldemort. Tenía una cosa brillante en la mano y estaba rodeado de mortífagos. No paraba de decir que por fin íbamos a morir todos...".
Remus le miró, completamente sorprendido, sin dar crédito a lo que oía. No podía ser que dos personas hubieran soñado exactamente lo mismo.
-"Bueno, el caso es que al final me desperté con la sensación de que lo que había soñado... no había sido exactamente una pesadilla...- Sirius se echó el pelo hacia atrás mientras se recostaba en la silla con cara de angustia- "No se, supongo que pensarás que estoy loco...".
-"No, pero me parece muy extraño. Creo que deberíamos hablar con Dumbledore...".
--- --- --- ---
Tonks corría de un lado para otro de su habitación buscando los zapatos que se iba a poner esa noche. Todavía no sabía por qué había aceptado salir a cenar esa noche con Stephen, realmente no la apetecía mucho, sólo había aceptado por gratitud hacia él.
Se miró en el espejo por décima vez. Había decidido ponerse un sencillo vestido color burdeos. Stephen le había dicho que la iba a llevar a un precioso restaurante muggle. Ella estuvo durante horas buscando un vestido apropiado ya que lo que más abundaba en su guardarropa eran vistosas túnicas de colores chillones.
El vestido era realmente bonito. Estaba hecho de una fina tela que se ajustaba perfectamente a su cuerpo, aunque sin ceñirse del todo. Se sujetaba con dos tirantes finos y el largo no excedía de las rodillas. Completó el conjunto con unos preciosos zapatos del mismo color y unos bonitos pendientes que había encontrado en su tocador.
Después de probar con quince peinados distintos, se decantó por una preciosa melena color castaño claro que recogió en un elegante moño del que salían algunos mechones rebeldes. Cuando estaba a punto de salir, observó la pequeña orquilla que estaba junto a su peine. Estiró la mano para alcanzarla cuando oyó la voz de Sirius que la llamaba desde la planta de abajo, avisándola que tenían que irse ya para llevarla al restaurante donde la estaba esperando Stephen.
Olvidándose del pequeño objeto, Tonks bajó las escaleras ante la atónita mirada de los dos hombres, que la recorrían con sus ojos de arriba abajo, haciéndola ruborizarse exageradamente.
--- --- --- ---
Después de haber dejado a Tonks en el restaurante, Sirius volvió a Grimmauld Place, donde se encontró a un Remus bastante nervioso con un libro entre las manos. Nada más llegar, se sentó junto a él e intentó comenzar otra conversación como la de esa misma tarde en el hospital jugando con los celos de Remus, pero al ver la cara de pocos amigos del hombre desistió y se encaminó hacia la habitación de la chica para coger un libro que le había prestado.
Al llegar a la habitación se quedó bastante sorprendido al ver el desorden que había. Parecía que un tornado había arrasado la habitación. La cama estaba llena de túnicas de diferentes colores, el armario abierto de par en par y una colección de zapatos y botas estaban esparcidos por el suelo de la habitación haciéndole tropezar varias veces.
-"Madre mía... y yo que pensaba que era desordenado... a ver dónde tendrá el dichoso libro...".
Después de estar durante un buen rato buscando el libro, lo encontró encima del tocador oculto bajo cinco pañuelos de gasa y unos guantes naranjas y verdes.
-"Vaya, cuanto colorido...".
Al apartar los guantes del tocador vio un objeto pequeño y dorado que le llamó bastante la atención. ('Se parece a... no, no puede ser, imposible...'), dudoso, lo cogió con su mano derecha. Nada más rozarlo una sensación de frío le invadió todo el cuerpo, sus piernas empezaron a temblar y una risa macabra retumbó en su mente...
Bruscamente dejó el objeto en su sitio y bajó rápidamente las escaleras hacia el salón, en el que se oían las voces de los señores Weasley y Ojoloco que acababan de volver de sus misiones. Con el temor todavía en sus ojos decidió esperar al día siguiente para contarle a Remus lo ocurrido. Todo se estaba complicando demasiado...
--- --- --- ---
En el restaurante, Stephen hablaba orgulloso de su trabajo en San Mungo. Tonks le miraba simulando prestarle atención, pues su mente estaba muy lejos de la conversación.
No entendía por qué, pero estar con Stephen le aburría profundamente. Él la había saludado cariñosamente a la entrada del restaurante, la había retirado la silla al sentarse, había ordenado un menú exquisito para ella, el mejor cava, todo era perfecto, él se comportaba como un caballero... pero ella estaba completamente aburrida.
En realidad no podía dejar de pensar en cómo la había mirado Remus al bajar las escaleras. Nada más pensar en ello se volvió a ruborizar, provocando una mirada curiosa por parte de Stephen, que ella desvió con una preciosa sonrisa.
-"¿Te encuentras bien? Te noto rara...".
-"Sí, supongo que estoy algo cansada... ya sabes, por todas las pruebas"- Tonks sonreía amigablemente mientras bebía un sorbo de cava.
-"No deberías beber tanto, te estás poniendo algo colorada. Además, no es bueno para la medicación".
-"La culpa es tuya"- dijo la chica en tono falso de reproche- "Si no lo hubieras pedido...".
Los dos se echaron a reír. Tras llamar al camarero, Stephen pagó la cuenta y, ofreciéndole su brazo, salieron del restaurante.
Llegaron a la esquina cercana al número 12 de Grimmauld Place. Tras mucho insistir, Tonks consiguió que Stephen no la acompañara hasta la puerta de su casa. El hombre, antes de despedirse, se acercó a ella lentamente con la intención de besarla.
El corazón de Tonks empezó a latirle rápidamente, pero por extraño que pareciera, no deseaba besarle. Cuando él estaba a escasos milímetros de su boca, ella giró levemente la cara haciendo que Stephen la besara en la mejilla.
Stephen se quedó sorprendido y un poco decepcionado, pero decidió darla tiempo y no insistió en ello. Con una bonita sonrisa, la besó en la mano y se despidió de ella hasta la semana siguiente.
Tonks le miró marcharse y, con un suspiro de alivio, entró en la casa, esperando encontrar a Remus despierto.
--- --- --- ---
Remus estaba en su cama, intranquilo. Daba vueltas de un lado a otro tratando de conciliar el sueño. Sabía que la chica estaba bien cuidada, estaba con Stephen y no le pasaría nada malo. Pero para él, ese era exactamente el problema: estaba con Stephen.
Sin poder aguantar más, decidió bajar a la cocina a por un vaso de agua. Con paso lento para no despertar a la señora Black, caminó hasta la cocina, donde estaba Tonks sentada en una silla, mirando ensimismada un vaso de leche.
-"¿Ya has vuelto?"- preguntó Remus con un tono de tranquilidad en su voz.
-"Si, estaba algo cansada".
-"¿Por las pruebas?"- Remus cogió un vaso de agua y se sentó a su lado.
-"Si, esta tarde ha sido demasiado movida. Estoy muy cansada"- Tonks estiró sus brazos encima de la mesa y apoyó su cabeza en ellos, cerrando los ojos. Remus la miraba fijamente a los labios, en ese momento le habían entrado unas ganas enormes de besarla- "¿Ya han vuelto los demás?".
-"Sí"- Remus salió de su ensimismamiento agitando la cabeza hacia los lados. ('¿Pero qué estoy pensando...?')-"Llegaron poco después de que tú te fueras. Bueno, cuéntame, ¿qué tal te lo has pasado?".
-"Bien, bueno... supongo".
-"¿Supones?"-preguntó Remus alzando una ceja.
-"Verás, todo era perfecto, Stephen era perfecto..."- Remus, al oír esto, emitió un ruidito de disgusto y se irguió en su asiento- "Pero...".
-"¿Pero?"- Remus la miró interesado.
-"Pero..."- Tonks se puso derecha en su silla y le miró fijamente a los ojos- "pero me aburrí, no sé por qué, pero no me apetecía nada estar con él...".
-"¿Ah, no?"- preguntó Remus acercándose poco a poco a ella. Sabía que no debía, pero algo más fuerte que él le impulsaba a hacerlo.
-"Pues... no"- Tonks veía cómo Remus se acercaba, estaba en la misma situación que hace unos minutos con Stephen, pero a diferencia de ese momento, a él SÍ tenía ganas de besarle.
Poco a poco sus rostros se fueron acercando cada vez más. Remus le acarició la cara con una mano mientras con la otra la cogía de la cintura y la iba acercando a él cada vez más. Después de unos segundos que parecieron eternos, juntaron sus labios en un beso frenético mientras los latidos de su corazón retumbaban en sus oídos.
En ese momento perdieron la noción del tiempo, ni siquiera se dieron cuenta de cuánto tiempo estuvieron así, abrazados el uno contra el otro y besándose con pasión. Remus la acariciaba la espalda mientras ella le revolvía el pelo.
Al cabo de unos minutos, se separaron por la falta de aire. Se miraron a los ojos mientras el calor se agolpaba en sus mejillas. No sabían qué decirse, todavía les temblaban las manos y respiraban agitadamente.
-"Yo... creo...que... deberíamos irnos a la cama"-Remus abrió los ojos, sorprendido al oír las palabras de la chica-"Quiero decir... cada uno a la suya, claro"- Tonks se miraba las manos, nerviosa, y aún más ruborizada al comprender lo que acababa de decir.
-"Si, creo que será lo mejor...".
Caminaron juntos hasta el pasillo que daba a las habitaciones, ninguno se atrevía a mirar al otro. Cuando llegaron a las puertas de sus dormitorios, se miraron por fin y tras un tímido "Buenas noches", entraron cada uno en su habitación, cerrando la puerta tras ellos.
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Hola!!!! Bueno, pues hasta aquí otro capítulo.
Espero que os haya gustado, tiene algo más de acción, ¿no?. Seguid leyendo que lo mejor está por venir.
Como veis, Sirius tiene una extraña conexión con Tonks, ¿será porque es su prima? ¿Por qué sueñan lo mismo? ¿Y seguirá el pesado de Stephen dando la brasa?
Todo esto y más en los próximos capítulos. Y como digo siempre: ¡¡¡No se os olvide dejar reviews!!!
Un saludo
Bye
Leonysse Weasley.
Respuesta a los reviews:
ClaudyTonks: Me alegro que te haya gustado el último capítulo. Éste va a tener un poquito más de acción, Remus... bueno, en fin, ya lo leerás, espero que éste también te guste!!!
Indhira Morillo: Pues si crees que en el último capítulo estaba picado, espera a leer este, ¡eso son celos y lo demás son tonterías! Je je je...
Ophelia Dakker: Este espero que te guste, hay muchos celos, sentimientos encontrados, y como respuesta a tu pregunta de cuándo Remus y Tonks se agarran... lee este capítulo...
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Cap.4: Citas y sensaciones.
Al día siguiente, Remus despertó de muy mal humor. Con cara de sueño bajó a la cocina donde una sonriente Tonks le esperaba con una taza de café en sus manos. Al verla todo su mal humor desapareció, le parecía imposible como con una sola de sus sonrisas ella era capaz de hacer que se olvidara del mundo.
Al momento de haber pensado esto, recapacitó ('Deja de pensar tonterías, el cuidar de ella te está afectando a la cabeza'). En ese momento notó como una suave mano rozaba la suya, cuando se giró contempló de nuevo el rostro de Tonks, que lo miraba cariñosamente mientras le ofrecía una taza de café.
-"Toma, creo que lo necesitas"- dijo Tonks mirando la cara de sueño que traía el hombre.
-"Si, gracias"- Remus aceptó la taza dudando entre bebérsela o no. Agachó un momento la vista y cuando la volvió a levantar la chica había caminado hasta el fregadero. Remus se sentó en una de las sillas y la miró fijamente sin que ella se diera cuenta.
Esa mañana estaba más bonita que nunca (o al menos eso pensaba él). La larga melena rubia con la que se había acostado la noche pasada había dado paso a un precioso pelo anaranjado con grandes bucles en sus puntas, y sus ojos de un azul aguamarina resplandecían vivazmente.
Tonks había notado algo raro en Remus esa mañana, estaba más callado que de costumbre y no paraba de mirarla fijamente. Esto inquietó un poco a la joven, que no sabía cómo actuar. El hombre le ponía algo nerviosa, sin saber por qué, y además tenía la constante sensación de que algo más cercano le unía a él. Estaba totalmente confundida y el comportamiento del hombre no hacía más que acentuarlo.
-"¿A qué hora viene Sirius?"- Tonks intentó cortar el incómodo silencio que desde hacía varios minutos invadía la cocina.-"Si no se da prisa, no llegaré a tiempo para mi cita en San Mungo".
Remus, de repente, cambió el gesto al oír las palabras de Tonks y recordó la dichosa carta que había leído la noche anterior. El sólo pensar en ese estúpido sanador le atacaba los nervios. ('Estúpido Stephen, no voy a dejar que te acerques a ella. Pero, ¿y a mí que me importa el dichoso sanador?, ¿qué más me da lo que haga Tonks con su vida privada...?, sólo me preocupo por ella porque es mi amiga... si, eso...¡sólo mi amiga!').
Tonks veía cómo la mirada de Remus pasaba de mirar un punto fijo a estar completamente irritada. Iba a preguntarle que qué le ocurría cuando oyó un fuerte golpe en el salón.
-"¡ESTÚPIDO ENGENDRO! ¡ERES UN MAL HIJO! ¡UN TRAIDOR A LA SANGRE!-el retrato de la señora Black se puso a vociferar, como cada vez que un sonido fuerte la despertaba.
-"Cállate ya, vieja estúpida- Sirius se apresuró a cerrar las cortinas para que los gritos de su madre cesaran.
Remus y Tonks salieron al salón a recibirle una vez que ya no se oían los gritos de la señora Black. Encontraron a Sirius sentado en el sillón, con los pies reposando encima de la mesa y con signos visibles de agotamiento.
-"¡Sirius, has vuelto!"- Tonks corrió hacia él para darle un fuerte abrazo, pero le fallaron los cálculos y acabó tropezando con la mesita que estaba al lado del sillón, haciéndola caer encima del caro jarrón de porcelana con el emblema de la familia Black, dejándole hecho añicos en un segundo- "Ups... lo siento... je je, esta torpeza mía..."- añadió mirando a Sirius con cara de pena.
-"No te preocupes, odiaba ese jarrón".
Después del incidente, los chicos ayudaron a Tonks a recoger los trozos del jarrón que habían quedado esparcidos por el suelo del salón. Una vez que hubieron terminado, Sirius fue a darse una ducha para descansar, no sin antes prometerles que les contaría todo lo que había hecho en su viaje.
Después de comer un plato exquisito que, por supuesto, había cocinado Remus, se arreglaron para dirigirse a San Mungo. Sirius notó algo extraño en el comportamiento de Remus, que estaba más nervioso de lo normal, pero prefirió no comentárselo hasta que llegaran al hospital.
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-"¡Tonks!"- Stephen corrió a saludar a la chica en cuanto la vio aparecer por la puerta. Ésta le sonrió amablemente, y se dirigió hacia él para darle un beso en la mejilla.
-"Hola, Stephen. Como ves, cumplo mis promesas. Aquí estoy, puntual"- dijo Tonks con cara de niña buena.
-"¿Recibiste mi carta? La mandé anoche muy tarde, espero no haberte despertado".
-"¿Tu carta?"- Tonks puso cara de sorpresa y miró a Stephen confundida-"No, no he recibido ninguna carta".
-¿En serio? Qué extraño, mi lechuza nunca ha dejado de entregar ningún correo a nadie... Y anoche cuando regresó ya no tenía la nota... Bueno, da igual, mientras te hago las pruebas te cuento lo que ponía".
Stephen cogió de la mano a la chica y se la llevó por un pasillo, desapareciendo de la vista de Remus y Sirius.
-"¿A qué viene esa cara?"- la pregunta de Sirius pilló totalmente por sorpresa a Remus, que se había quedado embobado mirando por dónde se había ido Tonks.
-"¿Qué cara?"- Remus se apresuró a poner su gesto más inocente mientras se sentaba en una de las sillas de la sala de espera.
-"Pues la que traías hace un momento, si Stephen fuera una bludger, le habrías dado el batazo del siglo".
-"Pero qué tontería. Es sólo que estoy preocupado por la salud de Tonks"- dijo Remus intentando quitarle importancia al asunto.
-"Pues yo creo más bien que estás celoso"- Sirius sonrió satisfecho al ver cómo le cambiaba el color a la cara de su amigo.
-"¿Celoso? Pero qué tonterías estás diciendo. No estoy celoso, ya te lo he dicho, estoy preocupado. Me preocupa Tonks. Eso es todo".
-"Estás celoso, reconócelo. Te conozco lo suficiente como para darme cuenta de lo que te pasa. ¿Quién fue el primero en darse cuenta en 5º de que te gustaba Madeline Lynne? Yo tengo un sexto sentido para esas cosas"- Remus le miró con cara de "son imaginaciones tuyas" que provocó en Sirius una estruendosa carcajada- "Bueno, y qué, ¿desde cuándo te gusta Tonks?"- preguntó con una sonrisa pícara.
-"Que te he dicho que no me gusta, es mi amiga ¿vale? MI AMIGA. Es sólo que estoy un poco preocupado por ella, nada más"- se quedaron unos minutos en silencio hasta que Remus volvió a hablar- "Anoche ella me despertó de madrugada...".
-"¿A si? ¿En tu cama o en la suya?"- preguntó Sirius cortando la explicación de su amigo.
-"¿Pero qué estas pensando, retorcido? Tuvo una pesadilla, y bastante horrible a juzgar por cómo se veía. Se me echó a los brazos llorando y gritando incoherencias".
-"¿Cómo cuáles?".
-"Pues no se... cosas como que Voldemort estaba aquí... y que nos iba a matar a todos..."- Remus se miraba las manos mientras las movía nerviosamente- "No se, además, creo que la influencia del sanadorucho no la conviene en absoluto".
Sirius le miró sonriendo para sus adentros, comprobando que su amigo Remus estaba más que celoso. Pero por otro lado, su mirada se ensombreció al recordar el sueño... su sueño...
-"Remus... yo... yo tengo algo que contarte"- Remus se irguió en su asiento y le miró curioso- "Yo... anoche... tuve un sueño parecido al de Tonks".
-"¿Cómo que parecido?"- Remus no entendía a dónde quería ir a parar su amigo.
-"Si... bueno, de hecho, no parecido, igual. Verás, yo estaba en un pasillo, y al fondo había una luz, y cuando llegué a la luz... pues... estaba Voldemort. Tenía una cosa brillante en la mano y estaba rodeado de mortífagos. No paraba de decir que por fin íbamos a morir todos...".
Remus le miró, completamente sorprendido, sin dar crédito a lo que oía. No podía ser que dos personas hubieran soñado exactamente lo mismo.
-"Bueno, el caso es que al final me desperté con la sensación de que lo que había soñado... no había sido exactamente una pesadilla...- Sirius se echó el pelo hacia atrás mientras se recostaba en la silla con cara de angustia- "No se, supongo que pensarás que estoy loco...".
-"No, pero me parece muy extraño. Creo que deberíamos hablar con Dumbledore...".
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Tonks corría de un lado para otro de su habitación buscando los zapatos que se iba a poner esa noche. Todavía no sabía por qué había aceptado salir a cenar esa noche con Stephen, realmente no la apetecía mucho, sólo había aceptado por gratitud hacia él.
Se miró en el espejo por décima vez. Había decidido ponerse un sencillo vestido color burdeos. Stephen le había dicho que la iba a llevar a un precioso restaurante muggle. Ella estuvo durante horas buscando un vestido apropiado ya que lo que más abundaba en su guardarropa eran vistosas túnicas de colores chillones.
El vestido era realmente bonito. Estaba hecho de una fina tela que se ajustaba perfectamente a su cuerpo, aunque sin ceñirse del todo. Se sujetaba con dos tirantes finos y el largo no excedía de las rodillas. Completó el conjunto con unos preciosos zapatos del mismo color y unos bonitos pendientes que había encontrado en su tocador.
Después de probar con quince peinados distintos, se decantó por una preciosa melena color castaño claro que recogió en un elegante moño del que salían algunos mechones rebeldes. Cuando estaba a punto de salir, observó la pequeña orquilla que estaba junto a su peine. Estiró la mano para alcanzarla cuando oyó la voz de Sirius que la llamaba desde la planta de abajo, avisándola que tenían que irse ya para llevarla al restaurante donde la estaba esperando Stephen.
Olvidándose del pequeño objeto, Tonks bajó las escaleras ante la atónita mirada de los dos hombres, que la recorrían con sus ojos de arriba abajo, haciéndola ruborizarse exageradamente.
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Después de haber dejado a Tonks en el restaurante, Sirius volvió a Grimmauld Place, donde se encontró a un Remus bastante nervioso con un libro entre las manos. Nada más llegar, se sentó junto a él e intentó comenzar otra conversación como la de esa misma tarde en el hospital jugando con los celos de Remus, pero al ver la cara de pocos amigos del hombre desistió y se encaminó hacia la habitación de la chica para coger un libro que le había prestado.
Al llegar a la habitación se quedó bastante sorprendido al ver el desorden que había. Parecía que un tornado había arrasado la habitación. La cama estaba llena de túnicas de diferentes colores, el armario abierto de par en par y una colección de zapatos y botas estaban esparcidos por el suelo de la habitación haciéndole tropezar varias veces.
-"Madre mía... y yo que pensaba que era desordenado... a ver dónde tendrá el dichoso libro...".
Después de estar durante un buen rato buscando el libro, lo encontró encima del tocador oculto bajo cinco pañuelos de gasa y unos guantes naranjas y verdes.
-"Vaya, cuanto colorido...".
Al apartar los guantes del tocador vio un objeto pequeño y dorado que le llamó bastante la atención. ('Se parece a... no, no puede ser, imposible...'), dudoso, lo cogió con su mano derecha. Nada más rozarlo una sensación de frío le invadió todo el cuerpo, sus piernas empezaron a temblar y una risa macabra retumbó en su mente...
Bruscamente dejó el objeto en su sitio y bajó rápidamente las escaleras hacia el salón, en el que se oían las voces de los señores Weasley y Ojoloco que acababan de volver de sus misiones. Con el temor todavía en sus ojos decidió esperar al día siguiente para contarle a Remus lo ocurrido. Todo se estaba complicando demasiado...
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En el restaurante, Stephen hablaba orgulloso de su trabajo en San Mungo. Tonks le miraba simulando prestarle atención, pues su mente estaba muy lejos de la conversación.
No entendía por qué, pero estar con Stephen le aburría profundamente. Él la había saludado cariñosamente a la entrada del restaurante, la había retirado la silla al sentarse, había ordenado un menú exquisito para ella, el mejor cava, todo era perfecto, él se comportaba como un caballero... pero ella estaba completamente aburrida.
En realidad no podía dejar de pensar en cómo la había mirado Remus al bajar las escaleras. Nada más pensar en ello se volvió a ruborizar, provocando una mirada curiosa por parte de Stephen, que ella desvió con una preciosa sonrisa.
-"¿Te encuentras bien? Te noto rara...".
-"Sí, supongo que estoy algo cansada... ya sabes, por todas las pruebas"- Tonks sonreía amigablemente mientras bebía un sorbo de cava.
-"No deberías beber tanto, te estás poniendo algo colorada. Además, no es bueno para la medicación".
-"La culpa es tuya"- dijo la chica en tono falso de reproche- "Si no lo hubieras pedido...".
Los dos se echaron a reír. Tras llamar al camarero, Stephen pagó la cuenta y, ofreciéndole su brazo, salieron del restaurante.
Llegaron a la esquina cercana al número 12 de Grimmauld Place. Tras mucho insistir, Tonks consiguió que Stephen no la acompañara hasta la puerta de su casa. El hombre, antes de despedirse, se acercó a ella lentamente con la intención de besarla.
El corazón de Tonks empezó a latirle rápidamente, pero por extraño que pareciera, no deseaba besarle. Cuando él estaba a escasos milímetros de su boca, ella giró levemente la cara haciendo que Stephen la besara en la mejilla.
Stephen se quedó sorprendido y un poco decepcionado, pero decidió darla tiempo y no insistió en ello. Con una bonita sonrisa, la besó en la mano y se despidió de ella hasta la semana siguiente.
Tonks le miró marcharse y, con un suspiro de alivio, entró en la casa, esperando encontrar a Remus despierto.
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Remus estaba en su cama, intranquilo. Daba vueltas de un lado a otro tratando de conciliar el sueño. Sabía que la chica estaba bien cuidada, estaba con Stephen y no le pasaría nada malo. Pero para él, ese era exactamente el problema: estaba con Stephen.
Sin poder aguantar más, decidió bajar a la cocina a por un vaso de agua. Con paso lento para no despertar a la señora Black, caminó hasta la cocina, donde estaba Tonks sentada en una silla, mirando ensimismada un vaso de leche.
-"¿Ya has vuelto?"- preguntó Remus con un tono de tranquilidad en su voz.
-"Si, estaba algo cansada".
-"¿Por las pruebas?"- Remus cogió un vaso de agua y se sentó a su lado.
-"Si, esta tarde ha sido demasiado movida. Estoy muy cansada"- Tonks estiró sus brazos encima de la mesa y apoyó su cabeza en ellos, cerrando los ojos. Remus la miraba fijamente a los labios, en ese momento le habían entrado unas ganas enormes de besarla- "¿Ya han vuelto los demás?".
-"Sí"- Remus salió de su ensimismamiento agitando la cabeza hacia los lados. ('¿Pero qué estoy pensando...?')-"Llegaron poco después de que tú te fueras. Bueno, cuéntame, ¿qué tal te lo has pasado?".
-"Bien, bueno... supongo".
-"¿Supones?"-preguntó Remus alzando una ceja.
-"Verás, todo era perfecto, Stephen era perfecto..."- Remus, al oír esto, emitió un ruidito de disgusto y se irguió en su asiento- "Pero...".
-"¿Pero?"- Remus la miró interesado.
-"Pero..."- Tonks se puso derecha en su silla y le miró fijamente a los ojos- "pero me aburrí, no sé por qué, pero no me apetecía nada estar con él...".
-"¿Ah, no?"- preguntó Remus acercándose poco a poco a ella. Sabía que no debía, pero algo más fuerte que él le impulsaba a hacerlo.
-"Pues... no"- Tonks veía cómo Remus se acercaba, estaba en la misma situación que hace unos minutos con Stephen, pero a diferencia de ese momento, a él SÍ tenía ganas de besarle.
Poco a poco sus rostros se fueron acercando cada vez más. Remus le acarició la cara con una mano mientras con la otra la cogía de la cintura y la iba acercando a él cada vez más. Después de unos segundos que parecieron eternos, juntaron sus labios en un beso frenético mientras los latidos de su corazón retumbaban en sus oídos.
En ese momento perdieron la noción del tiempo, ni siquiera se dieron cuenta de cuánto tiempo estuvieron así, abrazados el uno contra el otro y besándose con pasión. Remus la acariciaba la espalda mientras ella le revolvía el pelo.
Al cabo de unos minutos, se separaron por la falta de aire. Se miraron a los ojos mientras el calor se agolpaba en sus mejillas. No sabían qué decirse, todavía les temblaban las manos y respiraban agitadamente.
-"Yo... creo...que... deberíamos irnos a la cama"-Remus abrió los ojos, sorprendido al oír las palabras de la chica-"Quiero decir... cada uno a la suya, claro"- Tonks se miraba las manos, nerviosa, y aún más ruborizada al comprender lo que acababa de decir.
-"Si, creo que será lo mejor...".
Caminaron juntos hasta el pasillo que daba a las habitaciones, ninguno se atrevía a mirar al otro. Cuando llegaron a las puertas de sus dormitorios, se miraron por fin y tras un tímido "Buenas noches", entraron cada uno en su habitación, cerrando la puerta tras ellos.
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Hola!!!! Bueno, pues hasta aquí otro capítulo.
Espero que os haya gustado, tiene algo más de acción, ¿no?. Seguid leyendo que lo mejor está por venir.
Como veis, Sirius tiene una extraña conexión con Tonks, ¿será porque es su prima? ¿Por qué sueñan lo mismo? ¿Y seguirá el pesado de Stephen dando la brasa?
Todo esto y más en los próximos capítulos. Y como digo siempre: ¡¡¡No se os olvide dejar reviews!!!
Un saludo
Bye
Leonysse Weasley.
