Disclaimer: Los personajes no me pertenecen (por desgracia), todos ellos, los lugares, los nombres, etc, son únicos y genuinos de la inigualable J.K.Rowling.

Respuesta a los reviews:

Ophelia Dakker: ¿Y te parece poco? Ten en cuenta que están empezando... Todavía hay tema para rato. Aún quedan sorpresas... Bueno, eso ya se irá viendo en los siguientes capítulos, pero quédate tranquila, que tema, habrá.

ClaudyTonks: Aún queda lo bueno, en este capítulo se deja entrever algo más de la trama, pero las sorpresas vienen al final. Me alegra que te esté gustando tanto mi historia. ¡Sigue dejando reviews!

Indhira Morillo: No te preocupes, el sanadorucho tiene los días contados, je, je, je. Pero por el momento no puede dejar de aparecer. Aunque pobrecito, en el fondo es un encanto. Me cae muy bien porque le puse el nombre de un chico muy simpático... lo hice en su honor.

Bueno, y ahora sigamos con el siguiente cap.

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Cap. 5: Cuando estalla la tormenta.

Al día siguiente, Remus se despertó más cansado que de costumbre. Con pesadez, se levantó de la cama y se dirigió al baño para asearse. Se miró al espejo, sabiendo que su reflejo iba a cambiar esa noche.

Había pasado una mala noche, dando vueltas constantemente a la estupidez que había cometido la noche anterior. Sabía que eso no tenía que haber pasado, entre Tonks y él no podría haber nunca nada.

Después de vestirse, bajó decidido a la cocina, donde se encontraban ya desayunando Sirius y los señores Weasley. Al ver que no estaba Tonks, respiró tranquilo. Con paso lento, fue a sentarse al lado de Sirius, quien le miró significativamente, intentando adivinar en sus ojos lo que había pasado aquella noche.

Al cabo de unos minutos, oyeron un sonoro golpe en la puerta de la cocina desde la cuál se podían ver las escaleras que daban acceso a las habitaciones. Sorprendidos, se giraron y vieron a Tonks sentada en el suelo con gesto de dolor mientras se acariciaba la zona baja de la espalda.

La mujer, al verlos, se sonrojó y murmuró un prácticamente inaudible "lo siento... me caí...". Aún con gesto de dolor se levantó y se dirigió a la cocina, donde ya todos la estaban esperando. Se paseó tímidamente hasta la encimera para prepararse el desayuno, procurando no desviar su mirada hacia Remus, quien le había encontrado un encanto fascinante a su taza de desayuno.

Sirius notaba que el ambiente estaba un tanto tenso, miraba alternativamente a su amigo y a la chica, quienes procuraban no dirigirse ni una fugaz mirada. Los señores Weasley, por su parte, no se enteraban de nada, ya que estaban demasiado ocupados uno intentando tomarse el desayuno tranquilo y otra regañando a su marido por haber encantado una bombilla para que se encendiera sin necesidad de electricidad.

Después de unos minutos de silencio, el señor Weasley se levantó de la mesa y se dirigió hacia el salón para irse a su trabajo por la chimenea. Su mujer se levantó de un salto y le siguió corriendo agitando entre las manos unos pergaminos que Arthur se había dejado olvidados allí.

-"Bueno, qué, ¿no piensas contarme qué tal te fue anoche?"- Sirius se giró hacia Tonks y le hizo la pregunta con una miraza pícara, para intentar romper el exasperante silencio que reinaba en la estancia.

-"¿Qué? ¿Anoche?"-Tonks dio un brinco, sobresaltada al igual que Remus, cuyo rostro comenzó a enrojecerse gradualmente. Cosa que no pasó inadvertida para Sirius.

-"Si, tu cita. Te pregunto que qué tal te lo pasaste con Stephen".

-"Oh, Stephen, ya... bien, bueno, bien..."- la chica contestó sin mucho ánimo mientras recogía nerviosa los restos del desayuno.

Remus no le quitaba la vista de encima, mientras su mente inventaba mil y una maneras de decirle a la chica que lo que pasó esa noche no debería volver a ocurrir. Mientras pensaba esto no podía evitar sentirse mal, pero sabía que era lo correcto y era lo que iba a hacer. De pronto, unas palabras le sacaron de su ensimismamiento.

-"¿Qué...?"

-"Te pregunto que si no oíste los ruidos de anoche"- Sirius le miraba interrogativamente.

-"¿Ruidos? ¿qué ruidos?"

-"¿Cómo que qué ruidos?, en la cocina, había gente aquí. Te fui a buscar a tu habitación y no estabas. Pensé que sabrías algo".

-"Ahhhh, eso... Sí, bajé a por agua, y me encontré con... con Tonks..."- dijo Remus ante la mirada nerviosa y avergonzada de la aludida.

-"Ohhh, ya veo..."- Sirius se levantó con una sonrisa y, tras guiñarles el ojo, salió de la estancia.

Remus y Tonks se quedaron solos en la cocina. Si antes el ambiente estaba tenso, ahora se podía cortar con un cuchillo. Ninguno se atrevía a hablar, no querían dar el primer paso. Cansada de toda la situación, Tonks se levantó de la mesa y se dirigió a la puerta cuando notó que la agarraban del brazo y le daban la vuelta.

-"Espera, no te vayas"- Tonks le miró con curiosidad, esperando que continuara hablando- "Tenemos que hablar".

-"Tú dirás" ('Aunque sé de sobra qué vas a contarme').

-"Mira, verás... yo... lo de anoche..." ('¿por qué será tan difícil?').

-"No hace falta que sigas. Sé lo que vas a decirme, y estoy totalmente de acuerdo" ('no, de eso nada, no estoy de acuerdo...')- Remus la miró sorprendido, no se esperaba esa reacción de ella-"Lo de anoche nunca debió ocurrir. Para mí, es como si no hubiera pasado nada, simplemente somos amigos..."- a pesar de que estaba destrozada, empleó el tono más dulce que pudo. Le sonrió y, tras acariciarle la cara, se dio la vuelta y se fue de allí.

Remus no daba crédito a lo que oía, eran exactamente las palabras que él pensaba utilizar, aunque en su interior se negaba a aceptarlo. Con ojos tristes, vio cómo la chica salía de la cocina.

-"Sólo amigos...".

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Durante toda la mañana, se estuvieron esquivando. Remus, por una parte, estaba intranquilo, esa noche iba a ser luna llena y no quería que Tonks estuviera cerca de él. Al no recordar nada, no sabía nada de su licantropía, y le daba un miedo atroz la reacción que tendría ella al averiguarlo, pero por otro lado, estaba bastante apesadumbrado por no poder tenerla cerca.

Tonks, sin embargo, se sentía terriblemente nerviosa. No entendía el comportamiento de Remus, pero si esto era lo que él quería, ella no se iba a oponer. Todo este asunto la tenía bastante confundida, en un momento la besa, y al otro se arrepiente. Ya no sabía qué pensar, pero no estaba dispuesta a caer en ningún juego. Después de todo, ella no se acordaba de nada anterior a San Mungo, ¿y si ellos dos tenían una relación?, o, ¿y si lo dejaron y ahora él se arrepentía de haberlo hecho?.

Agitando la cabeza, desechó esos pensamientos y se convenció a sí misma que lo que sucedió la noche anterior fue producto del momento. Sólo eran amigos, y lo que ella estaba sintiendo era producto de la confusión que reinaba en su cabeza en esos momentos.

A la hora de comer, se reunieron en la mesa del comedor, algo que le extrañó a Tonks, ya que siempre lo hacían en la cocina. Cuando se sentó en la mesa, se dio cuenta que había un cubierto de más. Iba a preguntar quién era la persona invitada cuando se disiparon sus dudas.

Severus Snape salía de la cocina con su cara seria y un gesto ceñudo. Molly, al verle, le indicó con un gesto que se sentara a la derecha de Tonks, quien le miró curiosa, ya que sólo le había visto una vez allí, en la primera reunión de la Orden.

Al cabo de un rato, también de la cocina salió Remus Lupin, con la cara más demacrada que hacía unas horas. En silencio y con gesto cansado, se sentó enfrente de la joven. Durante la comida, los comensales no hablaron demasiado. Sólo se podían oír los comentarios de Arthur Weasley acerca del Ministerio y las constantes regañinas de su esposa ante las palabras utilizadas.

Tonks, un poco aburrida, jugueteaba con su comida, mientras echaba miradas de reojo a su "amigo", que estaba muy concentrado en su crema de guisantes. Harta del silencio, se levantó de la mesa para llevar su plato a la cocina, ante la mirada del resto.

Después de dejar el plato en el fregadero, vio una copa con restos de lo que parecía ser una poción. Curiosa, la cogió y vio que todavía echaba humo. Cuando se dio la vuelta para salir, vio encima de la mesa un ejemplar de "El Profeta". Se acercó hasta él y abrió una página para ver cuáles eran las noticias. Nada más girar la página, una foto de dos hombres encapuchados la hizo asustarse, pero cuando leyó el titular, un sudor frío comenzó a recorrerle la espalda: "Nuevo ataque de mortífagos en Hillshire".

Con la respiración agitada, terminó de leer el artículo, sin dar crédito a lo que leía. Asustada, se tapó la cara con las manos, al mismo tiempo que unas imágenes aparecían en su cabeza y la recorrían a gran velocidad. Imágenes aterradoras... Unos hombres encapuchados... una luz morada muy intensa...

Un grito angustioso se oyó en todo el salón. Preocupados, todos los que se hallaban allí salieron corriendo hacia la cocina. Cuando llegaron allí se encontraron a la chica de rodillas en el suelo, llorando fuertemente, mientras se tapaba los oídos con las manos y gritaba "¡No! ¡No sé nada!".

Sirius y Remus se abalanzaron sobre ella para intentar calmarla, cuando ella levantó la vista miró fijamente a Remus, aún con los ojos asustados, mientras él hacía amago de ir a abrazarla. Pero en ese momento, ella se tiró a los brazos de Sirius mientras lloraba desconsoladamente. Remus, con la cabeza gacha, salió de allí.

Una vez que ella se hubo tranquilizado, le dijo a Sirius que necesitaba hablar con él a solas.

-"Bueno, ya está, ya ha pasado todo"- Sirius la acariciaba el pelo, y la sonreía tranquilizadoramente- "¿Me vas a contar ahora qué te ha pasado?".

-"Lo he recordado".

-"¿Qué has recordado? ¿Ya lo recuerdas todo?".

-"No, verás... es todo tan horrible... Estaba en mi casa, y de repente llegaron, querían que les diera un objeto, pero yo no sabía de lo que me estaban hablando... Entonces, él me apuntó y vi una luz morada... y ya no me acuerdo de nada más...".

-"¿Me estás hablando del ataque? ¿Recuerdas el hechizo que te hizo... esto?".

-"No, sólo recuerdo imágenes sueltas. Pero lo que sí recuerdo es el motivo del ataque. Ese estúpido objeto por el que no paraban de preguntarme. Ni siquiera sé lo que es...".

-"Pues yo creo tener una idea"- dijo Sirius más para sí que para ella- "Vete con Molly, creo que hay un asunto que tengo que solucionar. Estate tranquila, ya no te pueden hacer nada".

Sirius salió de la cocina buscando con la mirada a Remus. Al no verle se dirigió a la biblioteca donde lo encontró cabizbajo y muy preocupado, éste nada más abrir la puerta pegó un brinco y salió a su encuentro.

-"¿Cómo está?, ¿Qué la ha pasado?".

-"Tranquilo, está bien. Ella... ha recordado todo el ataque".

Remus miró a su amigo con sorpresa y le instó con la mirada a que siguiera hablando.

-"Me ha explicado todo lo que pasó ese día, pero por desgracia no sabe que hechizo la provocó ese estado".

-"¿Y qué más te ha contado? ¿Quiénes fueron? ¿Cuántos? ¿Cómo... Por qué...?". – Remus preguntaba bastante alterado mientras andaba de un lado para otro recorriendo toda la biblioteca.

-"No me ha dicho nada de eso, no recuerda muy bien lo que pasó, lo único que mencionó fue una luz morada muy intensa y que los mortífagos no hacían más que exigir un objeto".

-"¿Un objeto?"- preguntó Remus extrañado- "¿Qué tipo de objeto?".

-"Creo saber perfectamente de que se trata..." – Sirius le hizo un gesto con la mano para que tomara asiento.- "Veras, ayer no te dije nada porque quería estar seguro... pero... después de lo de hoy...".

-"Sirius ve al grano, por favor".

-"Está bien. Ayer, cuando entré en la habitación de Tonks a por un libro, me llamó la atención una pequeña orquilla que estaba sobre el tocador. Cuando la cogí, me sentí extraño, empecé a temblar y te puedo asegurar que oí una voz siniestra retumbar en mis oídos... esa voz se reía y..."

-"¿Y?"

-"Y estoy seguro que era la de Voldemort".

-"¿Crees que esa orquilla pertenece a Voldemort?"- Remus le miraba sorprendido y bastante asustado.

-"No, no lo creo, pero lo que sí es seguro es que la quiere. Hay algo que no te he dicho"- Remus le miró con más atención si cabe- "¿Te acuerdas del sueño que Tonks y yo tuvimos?, creo que el objeto que Voldemort tenía en su poder era esa orquilla".

-"Tenemos que llamar a Dumbledore, él es el único que nos puede ayudar en esto".

-"Estoy de acuerdo amigo"- Sirius se levantó del sillón y se dirigió hacia la puerta de la habitación- "Vamos, será mejor que lo hagamos cuanto antes".

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Dumbledore llegó a Grimmauld Place diez minutos después de lo ocurrido. Tras revisar el estado en el que se encontraba la chica, decidió que lo más sensato era llamar a Stephen para que pudiera darle algo que calmara su estado.

Sirius se ofreció voluntario para ir a San Mungo a avisar a Stephen, pero dado que Tonks sólo se relajaba cuando él estaba cerca, Dumbledore decidió que lo mejor sería que fuera Remus. Éste, resignado, se tragó su orgullo y, cogiendo un puñado de polvos flu, se dirigió a la chimenea gritando: "¡A San Mungo!".

Cuando llegaron a la calle donde se encontraba oculto el número 12 de Grimmauld Place, Dumbledore ya estaba fuera esperándoles. Se presentó a un sorprendido Stephen y le rogó que viera lo que viera no le comentara nada a nadie. Después le susurró en el oído unas palabras casi inaudibles: "La sede oficial de la Orden del fénix se encuentra en el número 12 de Grimmauld place". Stephen le miró más sorprendido aún, pero esta vez con una expresión que denotaba preocupación por la salud mental del anciano. Por todo el mundo era conocido (especialmente gracias a "El Profeta") que Dumbledore no parecía estar completamente en sus cabales.

Pero se olvidó de ello de inmediato al ver que entre las casas que componían los números 11 y 13 aparecía una maltrecha puerta al tiempo que una casa se inflaba ante ellos. Dumbledore, con un ademán de su mano, les hizo pasar al interior de la casa donde todos estaban ya esperándoles.

Muy brevemente, le explicaron lo ocurrido con Tonks y su estado. Él salió corriendo escaleras arriba para verla, mientras que Dumbledore convocaba a toda la Orden del fénix, que ya estaba allí presente, para una reunión de urgencia. Debían debatir largo y tendido sobre la orquilla y el extraño interés que mostraba Voldemort por ella.

Una vez en la biblioteca, todos se sentaron expectantes. La situación que se había formado era un tanto inquietante. En la última ocasión, la Orden sabía perfectamente qué arma era el que ansiaba Voldemort, e incluso le llevaban ventaja, pero ahora... ahora estaban perdidos sin tener conocimiento de sus futuros planes.

-"Bien, como ya sabréis, la situación es más complicada de lo que pensábamos en un principio. Además del ataque a una de nuestras mejores aurores, hay que añadir el hecho de que no sabemos cómo piensa actuar esta vez."- Dumbledore hablaba serenamente mientras miraba los rostros de todos los miembros, en los que se veía reflejado el miedo ante una nueva amenaza del Señor Tenebroso.

-"Realmente no sabemos lo que pretende hacer, pero lo que sí sabemos es el motivo que le llevó a atacar a Tonks"- dijo Sirius clavando su mirada en el suelo ante las caras de asombro de los allí presentes, menos Remus y Dumbledore, que sabían perfectamente de qué hablaba.

-"Si, ahora iba a aclarar ese punto. Como bien ha dicho Sirius, ya sabemos lo que buscaban los mortífagos, si bien no conocemos el motivo de ésta"- Dumbledore metió la mano en el bolsillo interior de su túnica y sacó la pequeña orquilla que le había dado Sirius nada más llegar- "Este objeto es lo que Voldemort anda buscando. No sabemos su utilidad ni con qué fines pretende usarlo, y por eso, Sirius, necesito que hagas un trabajo peligroso, pero importante para nosotros".

-"Sabes que puedes contar conmigo"- Sirius mostró su determinación contestando inmediatamente a la petición de su ex director.

El resto de la sala los miraba cuchicheando entre sí sobre el objeto que Dumbledore sostenía todavía en su mano. Remus, por su parte, se acercó con aspecto cansado hacia los dos hombres.

-"Severus"- dijo Dumbledore después de unos minutos de silencio. Snape lo miró expectante-"¿Serías tan amable de traerme una poción multijugos de larga duración? Me temo que las normales que sólo duran una hora no nos van a servir de mucho".

-"Por supuesto, profesor. Pero tendré que ir a Hogwarts a por ella".

-"Entonces ve cuanto antes, la necesitamos ya"- después de oír las palabras del anciano mago, Snape se levantó de la silla y salió por la puerta camino del comedor.

-"Perdone, profesor, pero...¿para qué vamos a necesitar la poción multijugos?".

-"Es un elemento clave en la misión de Sirius. Lo que pretendo es coger a uno de los mortífagos de Azkaban que capturamos el día del ataque y simular que ha escapado. Sirius beberá la poción multijugos y se hará pasar por el mortífago ante Voldemort".

Todos le miraron sorprendidos. Era una misión muy peligrosa, si Voldemort se llegara a dar cuenta de la verdad la vida de Sirius correría un grave peligro.

-"Está bien. Estoy dispuesto a hacer lo que sea con tal de averiguar qué es esa orquilla, y que papel juega en los planes de Voldemort"- Sirius se levantó, y los demás le imitaron. Poco a poco, fueron saliendo de la estancia, no sin antes dirigir unas palabras de apoyo al hombre. Remus frunció el entrecejo en señal de disgusto, no le gustaba la idea de que su amigo se enfrentara a un peligro de esa magnitud sin su ayuda. Pero él no podía hacer nada, esa noche estaría atado de pies y manos.

Nada más salir de la biblioteca, se encontraron con el rostro preocupado de Tonks, quien había bajado a pesar de las advertencias del sanador de que eso no era lo que más le convenía. Una vez que los miembros de la Orden se hubieron ido, Sirius se acercó a la pareja, que estaba sentada en el gran sofá del salón.

Remus, un poco reacio, se acercó despacio, un poco temeroso de la reacción de la chica. Estaba casi seguro que ella no tenía el más mínimo interés en verle. Pero lo que él no sabía, es que Tonks no había apartado su vista ni un momento de él, y al ver que se acercaba, sus manos empezaron a sudar y a temblarle de los nervios.

Este hecho no le pasó inadvertido a Stephen, quien pensaba que esa reacción se debía a la angustia de su recuerdo y no se esperaba en absoluto que fuera por la cercanía del licántropo.

-"Te dije que debías quedarte arriba"- Stephen cogió las manos de Tonks y, suavemente, depositó un beso en ellas- "Mírate, estás temblando".

Al decir esto, Remus le miró y no pudo evitar que se le hiciera un nudo en la garganta al ver cómo el sanador cogía las manos de su chica y la sonreía dulcemente. Tonks le miró de reojo y se sorprendió al ver su expresión, si no supiera que era imposible hubiera jurado que estaba celoso.

-"No, tranquilo, estoy bien... sólo un poco cansada, y abrumada con todo esto" – rápidamente pero sin brusquedad, separó sus manos de las del hombre y se giró, dejando a sus espaldas a Sirius y a Remus, que la miraban con preocupación.

-"¿Sabes lo que necesitas?"- Tonks ladeó la cara para ver a Sirius, que se había sentado a su izquierda-"Necesitas salir, con protección, claro. Pero eso sí, para divertirte, y dejar a un lado todo esto que está pasando".

-"En eso estoy de acuerdo"-dijo Stephen-"Y creo que tengo el plan perfecto, no te puedes negar...".

-"Pues yo no estoy de acuerdo"- Remus habló por primera vez desde que había llegado, en su cara se podía ver claramente que no le gustaba en absoluto la idea, si bien no estaba seguro si era por miedo a un ataque o por el hecho de que iba a salir de nuevo con el sanadorucho-"No me parece buena idea que te expongas a más peligros de los que tienes".

Tonks le miraba analizando sus palabras. Ciertamente, la desconcertaba, en un momento la decía que sólo eran amigos y al momento siguiente se comportaba como un novio celoso de todo lo que le rodeaba. Confusa por todo esto, le miró a los ojos y dijo algo de lo que se arrepintió al momento.

-"Pues a mi me parece bien, estoy deseando volver a salir contigo"- dijo mirando a Stephen, quien se había puesto tan contento que la abrazó fuertemente mientras la daba un rápido beso en los labios.

Sirius y Remus se quedaron completamente sorprendidos ante las fogosas muestras de afecto que le profesaba el chico. Remus, sin poder reprimirse más, agarró a Stephen del cuello de la camisa y, levantándole violentamente, le sacó del salón.

-"¿Pero qué te pasa? ¿Estás loco?, suéltame"- Stephen intentaba soltarse, pero Remus lo agarraba tan fuerte que le resultaba imposible.

-"¿Qué qué me pasa?, eres tú el que está loco. ¿Cómo se te ocurre intentar sacar a Tonks de aquí?, ¿es que no has entendido nada?".

-"¿Entender qué?, ¿qué te mueres de celos cada vez que me acerco a ella?"- Remus se quedó pálido al oír las palabras de Stephen.

-"¿Celoso?, sí que te has vuelto loco..."- Remus intentaba defenderse ocultando lo que realmente sentía, pero sin mucho éxito. Stephen lo miraba incrédulo- "Sólo me preocupo por ella, ¿vale?. Es mi amiga, y no quiero que la pase nada malo".

-"Ya, claro... Nada malo. Sabes perfectamente que conmigo no le va a pasar nada malo, y eso es precisamente lo que te molesta, que está conmigo...".

-"Pues sí, no se cómo puede estar contigo... Sabes que no la convienes... Además, ¿cómo sabes que ella quiere estar contigo?".

-"Porque ella misma lo ha dicho, y eso es lo que te jode... ¡Que me prefiera a mi!".

-"¿A ti?, no me hagas reír... ¿Sabes qué?, ¡se aburrió contigo! Ve y pregúntale, ella misma me lo dijo. ¡Ah!, por cierto... después de confesármelo, ¡nos besamos!".

Stephen se quedó con cara de idiota, no daba crédito a lo que oía y una rabia interior se empezó a apoderar de él. Mientras tanto, en el salón, Tonks y Sirius se miraban con los ojos muy abiertos de la sorpresa. Desde el salón podían oír los gritos que daban los dos hombres. Sirius se quedó impresionado al oír las últimas palabras de Remus, sin embargo, Tonks notó que su cara enrojecía por momentos más por la vergüenza que estaba sintiendo en ese momento, que por la ira que poco a poco se estaba apoderando de ella.

-"Pues mucho no le debió importar cuando está deseando estar conmigo"- Stephen le miró a la cara gritando estas palabras con una media sonrisa de triunfo.

Remus no aguantó más y se abalanzó hacia él con el puño en alto. Después de unos segundos lo descargó en la cara del sanador con toda la fuerza de la que era capaz en ese momento. El cuerpo de Stephen cayó con violencia al suelo, al tiempo que Sirius y Tonks entraban en la cocina para intentar parar la pelea.

Al ver el cuerpo de Stephen en el suelo, Tonks se acercó corriendo para comprobar cómo estaba. El estado de Stephen era realmente deplorable, la fuerza de Remus había disminuido bastante al ser esa noche luna llena, pero aún así, le había machacado la nariz al joven, que sangraba a borbotones.

Sirius se acercó a Remus y, con la mirada, le preguntó qué pretendía con esto. El hombre agachó la cabeza, no sin antes dirigirle una mirada triste a Tonks, quien intentaba, sin mucho éxito, cortarle la hemorragia al sanador. Al notar que la estaba mirando, se levantó y, muy decidida, se acercó a Remus para plantarle una sonora bofetada, mirándole con enfado y decepción.

-"No te metas en mi vida. No tienes ningún derecho sobre mí"- después de decir esto, Tonks se dio la vuelta y levantó a Stephen para llevárselo de allí.

-"Creo que esta vez has metido la pata hasta el fondo"- Sirius le miró amablemente mientras le daba unas suaves palmaditas en el hombro. Después de esto, salieron los dos de la cocina sin mediar palabra.

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Durante el resto de la tarde el silencio reinó en Grimmauld Place. Los escasos habitantes que estaban allí no se dirigieron la palabra en mucho tiempo.

Unas horas después de que Snape abandonara la casa, volvió con la poción multijugos ya preparada para que Sirius la tomara. Poniendo cara de profundo asco, y convenciéndose de que lo hacía por el bien de su prima, el hombre ingirió todo el contenido del frasco. Poco a poco, su aspecto fue cambiando hasta que se convirtió en un hombre entrado en años, de aspecto hosco y grandes bolsas moradas debajo de sus ojos.

Una vez finalizada la transformación, Sirius se vistió con la túnica negra que había traído Dumbledore junto con la información que habían conseguido sacarle al preso y, tras despedirse de Remus y Tonks, salió de la casa seguido por Snape, quien lo acompañaría hasta la guarida de los mortífagos.

Después de que se quedaran solos en la casa, Tonks y Remus se miraron nerviosos. En los ojos de ella todavía se podían ver rastros de la ira que sintió hacía unas horas mientras que en los de él se veía claramente el arrepentimiento y la culpabilidad por sus actos. Sin mediar palabra, Remus subió las escaleras y se encerró en su cuarto. Dentro de poco saldría la luna, y no quería arriesgarse a estar cerca de Tonks cuando eso pasara.

La chica, por su parte, se dirigió hacia la biblioteca para coger un libro, al menos así tendría algo con qué distraerse. Después de todo no saldría con Stephen, que después del puñetazo salió humillado hacia San Mungo.

Un rato después, un fuerte ruido en el salón distrajo de su lectura a la chica. Cuando llegó allí vio que la señora Weasley se agitaba nerviosamente sacudiéndose el hollín de la túnica.

-"Oh, Tonks, querida. Ven, vamos a la cocina, hay que preparar inmediatamente la cena".

-"Pero Molly, ¿no estabas en la Madriguera?"- Tonks estaba desconcertada ante la inminente visita de la señora Weasley.

-"Oh, no te preocupes por eso, querida. Esta noche he venido a cuidarte".

-"¿Pero Remus...?".

-"Pero Remus nada, jovencita. Esta noche yo me ocuparé de ti".

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Tonks se agitaba nerviosa en la cama. Durante la cena Remus no había aparecido, pero cuando la chica expresó su preocupación, la señora Weasley le dijo que no se inquietara, cosa que la extrañó bastante. ¿Por qué no había bajado Remus?. ¿Sería porque se sentía mal por lo que había pasado y no se atrevía a bajar? ¿O es que estaba enfadado con ella y no quería verla?.

Todas estas preguntas rondaban por la cabeza de Tonks, no lograba conciliar el sueño por más que lo intentaba. En el fondo se sentía culpable por la bofetada que le había dado. Aunque se la mereciera, había que reconocer que Stephen le había provocado bastante.

Sin poder aguantar un minuto más, Tonks se levantó de la cama bruscamente. Ya estaba harta de la situación, quería arreglar las cosas, y cuanto antes. Cogió una bata naranja y, mientras se la ponía, salió de la habitación en dirección a la de Remus. Una vez estuvo frente a su puerta, se paró indecisa. Su mente le decía que no entrara, pero su corazón, impetuoso, la obligaba a hacerlo.

Intentó tranquilizarse y, tras respirar hondo, giró suavemente el pomo de la puerta y, muy despacio, la empujó hacia adentro.

Su corazón se paró, y un grito de terror luchaba por salir de su garganta. Sus manos empezaron a temblar nerviosamente a la vez que su respiración se agitaba gradualmente. Al final, un grito de pánico desgarró el silencio, retumbando por toda la casa.

Dentro de la habitación no había ni rastro de Remus Lupin. Lo que sus pupilas observaban era un gigantesco lobo que descansaba encogido en el suelo de la habitación. Al oír el grito de la chica, el lobo levantó la cabeza. Con una mirada triste la volvió a dejar caer a la vez que intentaba acompasar su respiración agitada por el esfuerzo del movimiento.

Tonks estaba estática. Su mente no era capaz de procesar lo que sus ojos estaban viendo, no se movió un milímetro de allí hasta que notó cómo unos brazos la rodeaban y la apartaban de la puerta. Al primer contacto, la chica se sobresaltó. Cuando se giró, vio a la señora Weasley sonreírla dulcemente, mientras la decía muy bajito: "No te preocupes, querida. Él está bien, no deberías haberte enterado así".

Tras unos minutos en los que Molly intentaba calmar a la chica, Tonks por fin se quedó dormida después de tomarse una poción para dormir.

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Al día siguiente, Remus bajó a la cocina bastante apesadumbrado. A su deplorable estado físico había que sumarle lo mal que se sentía por su relación con Tonks. Además, ella lo había visto. Todo lo que él había intentado para que ella no supiera su secreto había sido inútil. Si algo temía, era la reacción de ella. Antes de que la chica perdiera la memoria, esto nunca supuso un problema en su amistad, pero ahora... Después de todo lo que había pasado...

-"Buenos días"- Molly le saludó sonriente, mientras le servía un café bien cargado y un par de tostadas recién hechas.

-"Buenos días"- Remus se sentó en la mesa y, con aire cansado, apoyó la cabeza en su mano izquierda.

-"Remus..."- dijo Molly mientras le acariciaba el pelo- "No te preocupes, ella comprenderá...".

El hombre levantó la cabeza y la miró con ojos asombrados y esperanzados. Deseaba que eso fuera verdad, pero después de cómo se comportó ayer, lo dudaba. Debía pensar que era un monstruo.

-"Buenos días..."- Tonks saludó tímidamente desde el umbral de la puerta.

-"Oh, buenos días, querida. Llegas justo a tiempo para acompañar a Remus a desayunar. Yo debo irme a recoger las habitaciones... Pero vamos, ¡comed!"- la señora Weasley salió de la cocina agitando la varita para que un desayuno igual al de Remus se sirviera en el asiento de Tonks.

Sin saber qué decir, la chica se sentó al lado de Remus, y se puso a untar mantequilla a una de sus tostadas.

-"Lo siento"- Tonks levantó la vista y miró fijamente al hombre, que se estaba disculpando.

-"¿Por qué?"- el corazón empezó a latirle velozmente.

-"Por todo. Por pegar a Stephen, por no contarte mi secreto, y...".

-"¿Y?".

-"Y por mentirte... Yo... tenía miedo, cuando supieras que yo era hombre lobo..."- ella le tapó los labios con el dedo y le miró dulcemente.

-"No me importa que seas licántropo, me duele que no me lo hayas dicho. Pensaba que confiabas en mí, no tienes nada de qué avergonzarte, esto no es culpa tuya".

-"Sabes que sí confío en ti, pero no quería que sufrieras, y sin embargo anoche...".

-"Olvídate de anoche, reconozco que no fue el mejor método para enterarme, pero por lo menos ahora ya lo sé".

-"También quería disculparme por lo de Stephen"- Remus torció el gesto al decir el nombre del chico-"No pretendía pegarle a tu novio, no se qué me pasó".

Tonks se quedó de piedra al oír al hombre. ¿Cómo podía pensar que Stephen era su novio? ¿De dónde había sacado esa idea tan absurda?.

-"No, él no... no es mi novio... nosotros sólo...".

-"No hace falta que te justifiques, si lo sois, pues que seáis muy felices"- Remus se puso de pie y se giró para dirigirse hacia la puerta.

-"Espera"- Tonks se levantó y le cogió del brazo para evitar que se fuera- "No tengo por qué justificarme, no hay nada que justificar"- Remus se quedó parado, sin saber qué decir- "Pero...".

-"¿Pero...?"- El hombre la miraba fijamente a los labios, que ella se mordía nerviosamente ('Si supieras cuánto te necesito...').

-"Pero tú, tú... tú si tienes algo que justificar"- el hombre la miró sin comprender, ella lo notó y siguió hablando-"Tu comportamiento de ayer... ¡le pegaste a Stephen!, ¿por qué?".

-"¿Hace falta que te lo explique?, ¿de veras no lo sabes?".

Tonks le miraba aún más nerviosa que antes, sabía cuál era la respuesta, pero no la aceptaba hasta oírla de sus labios. Ella negó con la cabeza, y él, poco a poco, se fue acercando a ella. Sus miradas, sin perder contacto, fueron comprobando cómo la cercanía era cada vez mayor. Tonks sólo podía oír los latidos de su corazón, mientras intentaba dominar su respiración, que cada vez estaba más agitada. Una voz algo ronca la sacó de su ensimismamiento.

-"Porque te quiero".

Remus la agarró de la cintura con una mano mientras que con la otra la acariciaba suavemente el cuello y la acercaba a su cuerpo, besándola apasionadamente. Ella le rodeó con sus brazos mientras se separaba milímetros de su boca.

El hombre se quedó sorprendido, ella se acercó hasta su oído y le susurró: "Yo también". Después le miró a los ojos, y le sonrió cariñosamente. Remus no pudo resistirlo más y la volvió a besar con más pasión que la primera vez. Las manos de Remus recorrían hábilmente todo el cuerpo de la chica quien repetía su nombre una y otra vez.

En un impulso, el hombre retiró todo lo que había encima de la mesa y la tumbó en ella gritándole a los cuatro vientos lo mucho que la deseaba, comenzó a besarla el cuello, mientras le desabrochaba la blusa... entonces un ruido en la puerta les sobresaltó haciéndoles parar en seco. Nerviosos se miraron a los ojos y se levantaron, sonriéndose de manera cómplice.

Remus se acercó nuevamente para besarla, cuando un grito de la señora Weasley les asustó nuevamente. Corriendo, salieron al salón y vieron a Molly sujetando a un malherido Sirius, que acababa de volver de su misión. Preocupados, le tumbaron en uno de los sillones mientras evaluaban los daños físicos del hombre.

Tonks se levantó de su lado para buscar algún remedio cuando la mano de Sirius, aferrada a su túnica le impidió cualquier movimiento. Ella le miró.

-"Lo sé..."- dijo Sirius con dificultad y, acto seguido, se desmayó.

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Holaaa!!!!! Por fin, he actualizado!!!!!

Si, ya lo se, he tardado la hueva en actualizar, pero tengo que decir en mi defensa que éste capítulo es un poquito más largo que los demás.

Pero bueno, lo importante es que ya está aquí. Espero que os haya gustado, y que dejéis muchos reviews!!!!!

Ya queda poco para el final, en el próximo capítulo se sabrá qué narices es la bendita orquilla, pero tendréis que esperar, je je je...

Bueno, pues hasta el próximo capítulo (y como digo yo siempre, no se os olviden los reviews, que son importantes xa mí!!!).

Un saludo

Bye

Leonysse Weasley