Hojaverde y el Amigo de los Elfos.

Por The Balrog of Altena


Capítulo 6to: Fiesta dorada.


Legolas despertó aquella noche con el susurro del viento soplando levemente, haciendo que las blancas cortinas de seda se elevaran y brillaran con un fulgor celestial causada por la pálida luz de la luna que se filtraba en ellas.

Los dolores de cabeza se le habían pasado, pero no se encontraba precisamente bien que digamos. Cuando despertó, lo primero que distinguieron sus ojos azules grisáceos como nubes tempestuosas fue una lámpara de reluciente plata con cinco velas blancas; la poca luz que iluminaba la habitación. Apartó la mirada de su derecha para volverse a la izquierda, esperando encontrar a su amigo Gimli sentado a su lado. Lo esperaba porque durante sus sueños había sentido una presencia muy cercana a él, mirándole y cuidándole y dándole compañía. Ahora que estaba despierto podía oír claramente la respiración grave del Enano, monótona y pausada.

Grande fue su sorpresa cuando no fue Gimli quien encontró, sino otro Enano más anciano, de largos cabellos y barba gris emblanquecida, con varias trenzas que le sujetaban la melena tras su cabeza, dejando completamente al descubierto aquel rostro arrugado de grandes mejillas redondas, ojos hundidos, débiles y cansados por los años, y labios ocultos tras un espeso mostacho. Era Gloin.

A Legolas, que había estado completamente preparado para decir -¡Aiya, Gimli!-, se le atascó la voz en la garganta al verle, y no supo que hacer o decir.

No necesitó hacer nada, porque Gloin ya habló, inclinándose un poco hacia él. "¿Estás despierto? ¡Vaya! Mi hijo ya me contó que los Elfos dormíais con los ojos abiertos, pero no me lo creí hasta que lo vi con mis propios ojos." - Hizo una pequeña pausa. - "¿Cómo te encuentras?"

"Mucho mejor." - dijo Legolas en voz muy baja y débil - "Pero tengo un poco de sed."

Gloin se puso en pie y gentilmente le ayudó a incorporarse. "Ahí. Deja que te ayude." - Colocó el cojín de plumas en vertical y, yendo con cuidado para no dañarle, acomodó a Legolas apoyádole en el cojín. Fue entonces cuanod el Elfo vio sus vendas por primera vez, antes ocultas bajo las sábanas. Su brazo derecho estaba envuelto estrechamente hasta más de la mitad; su hombro derecho y su pecho estaban vendados también, sujetándole la clavícula firmemente; Su estómago estaba vendado, pues se había roto una costilla inferior. A demás de eso, tenía otras heridas cubiertas con trapos bañados en líquido de hierbas medicinales; y, aunque no podía verlo, sentía que su pierna izquierda estaba envuelta en vendas también.

Sintió dolor en sus huesos rotos al incorporase, pero lo ignoró. Gloin le ofreció un vaso de agua fresca y él se la bebió con tanto deleite como había hecho antes con Gimli. Legolas le devolvió el vaso vacío a Gloin y se lo agradeció.

"Soy yo el que debería darte las gracias." - dijo Gloin como respuesta - "Has salvado la vida de esa niña poniendo la tuya en grave peligro. Gimli tenía razón," - dijo, recordando las palabras de su hijo, las cuyas no había olvidado porque realmente le impresionó cuando se las dijo, teniendo en cuenta que estaba hablando de un Elfo del Bosque Negro; uno de los que conocía como "crueles" - "Eres una persona honrada, Legolas, y mereces ser llamado Hermano entre nosotros. Siento haber sido descortés contigo: me cegó el odio que siento hacia tu padre."

"Entiendo Señor. Mi padre a veces actúa según sus prejuicios, y eso le ha provocado más de un enemigo. Y aunque tenga una mente egoísta y avariciosa, sigue siendo mi padre y le quiero." - dijo Legolas con una pequeña sonrisa. - "Acepto sus disculpas y le doy las gracias por los cuidados que se me dan, y estoy seguro de que mi padre también se lo agradecerá. Se lo compensaré de algún modo, se lo prometo."

"No hay nada que puedas darme más bello aun que lo que esta tierra nos da, pero agradezco tu oferta."

Hubo un momento de silencio, y entonces Legolas habló. "Mi Señor, ¿donde está Gimli?"

Gloin sonrió "Ha salido a tomar el aire. Es más, le he obligado a que saliera a tomar el aire. Desde el accidente no se ha apartado de tu lado ni ha soltado tu mano. Le dije que no se preocupara, que yo me quedaría aquí contigo, y al final le convencí. Te tiene mucho cariño." - dijo Gloin, y Legolas asintió, porque era verdad y él lo sabía - "Gimli es muy protector contigo. Siente tanto amor por ti como si fueras un miembro más de la familia."

"Y yo también siento ese amor, Señor. Nunca le dejaría caer, como él no me dejó caer a mí."

"Es lo que esperaba oírte decir, Legolas Hojaverde, porque dejo mi hijo en tus cuidados mientras esté en vuestro Reino."

A Legolas se le iluminó el rostro, contento al oír que Gloin le daba permiso a Gimli para acompañarle como invitado al Reino del Bosque Negro. "Tiene mi palabra" - prometió - "Yo mismo me encargaré de que sea recibido como si fuera mi propio hermano."

La puerta se abrió despacio y apareció Gimli, con una pequeña vela encendida en la mano, y en su otra mano llevaba un plato de cerámica con comida. Gimli sonrió al ver a su amigo despierto y hablando con su padre.

"¿Ya estás aquí?" - Gloin se puso en pie - "Me retiro a dormir entonces, con vuestro permiso." - hizo una profunda reverencia frente a Legolas y se marchó, tomando la pequeña vela de Gimli para que le iluminase el camino.

"¡Tienes mejor aspecto, Legolas!" - se alegró Gimli. El Enano se sentó a su lado y le observó el rostro de cerca - "Aunque tu cara parece que necesitará más tiempo para curarse."

Legolas parpadeó, algo confuso, y se llevó una mano al rostro, acariciando con sus dedos su suave tez y, para su sorpresa, sintiendo un pellizco de dolor. Hasta entonces no se había dado cuenta de que se había herido el rostro. "¿Qué le ha pasado a mi cara?"

"Te la heriste. Tienes un buen moretón en ella." - rió Gimli, pero Legolas no rió. En su lugar, extendió su mano hacia Gimli.

"Espejo." - dijo - "Quiero un espejo."

"Um....no. Mejor no, amigo." - respondió Gimli rascándose la barba - "Créeme, lo que vieras no te iba a gustar."

"Tal vez tengas razón." - respondió el otro intentando mostrar una sonrisa, pero que apareció como una mueca.

"Estaba pensando...¿qué me hará tu padre cuando sepa lo que te ha ocurrido?" - preguntó Gimli con una sonrisa sarcástica. Legolas echó una dulce risa de las suyas.

"Creo que no deberíamos decirle nada de lo ocurrido." - contestó - "Al menos no hasta que los dos os llevéis como padre e hijo."

"Y yo pienso lo mismo; será lo mejor." - Gimli le ofreció el plato de cerámica que llevaba y se lo puso sobre sus piernas. En él había un par de huevos revueltos, unos frutos silvestres maduros, y un vaso de leche fresca. - "Ahora, como me prometiste, te comerás todo esto. Y sin rechistar."

"En primer lugar, yo no te prometí nada." - dijo Legolas. Gimli le miró con muy mala cara.- "Pero de todos modos tengo hambre." - se corrigió Legolas tomando el primer bocado.



Las siguiente dos semanas Legolas permaneció en su cama extra-larga que los Enanos encontraron para él. Todos fueron muy amables con él y le dieron todo cuanto necesitaba. Le alimentaron con la mejor comida que consiguieron y le preparaban té constantemente para que le ayudara a recuperarse y para que se relajara.

Los niños iban a verle todos los días. Eran tantos que siempre tenía que entras Gimli, o Gloin o cualquier otro para sacarlos de ahí y que le dieran un descanso al pobre Elfo. Pero Legolas apreciaba su compañía y cariño. Un día los niños le hicieron un regalo cada uno: Eran pequeñas figuritas que ellos mismo habían tallado en madera; caballitos, pájaros, lobos...y todos ellos con dos pequeños ojos brillantes y de color, pues eran piedras preciosas incrustadas en la madera. Así, le regalaron por ejemplo la figurita de un halcón con ojos de zafiro azul. Se las guardó, por supuesto; serían un bonito adorno para su dormitorio en el Reino de los bosques, y serían un precioso recuerdo también.

Podría decirse que al final sus cuidados fueron mejores que los que recibía como príncipe en su hogar. Mas a pesar de la gran hospitalidad Legolas necesitaba salir a tomar el aire de vez en cuando, y a los diez días de reposo ya estaba pidiendo que le dejasen probar de caminar sobre sus pies; pero no lo hicieron, y le obligaron a que se sentara en un sillón mietras ellos lo alzaban para transportarlo hasta afuera. Muy sorprendidos se quedaron los Enanos cuando, al décimo día, el primero en que lo llevaron a tomar el aire, Legolas se puso en pie por sí mismo y caminó hasta un pequeño ruiseñor que cantaba vívamente sobre una piedra.

El poder de recuperación de los Elfos era increíble, y el día 29 de Abril ya se había puesto bien del todo y sus vendas fueron removidas. Tan sólo le quedaban unas marcas casi invisibles en las partes donde antes había duros golpes, y el moretón mas vistoso de todos (el de su rostro) ya se había borrado, dejando tan sólo un pequeño corte rojo cerca de su ojo.

Ese día, cuando Legolas encontró un momento para estar a solas con Gimli, le confesó sus ansias de volver a casa. "Habéis sido muy amables conmigo y os lo agradezco. También te doy las gracias de nuevo por esas dos 'sorpresas' que me diste; fueron los mejores regalos que he recibido en toda mi vida y nunca te estaré lo suficiente agradecido. Pero hecho de menos a mi gente, Gimli. Anhelo volver a ver mis jardines, volver a dormir en la sombra de los altos árboles de mi bosque..."

"No hay problema, amigo mío." - le dijo Gimli con comprensibilidad - "Hoy prepararemos las maletas y mañana anunciaremos la partida a todo el mundo en la fiesta."

Gimli se estaba refiriendo a la fiesta que habían preparado los Enanos en honor al valor de Legolas, por haber salvado a la pequeña Jidda de una muerte segura. Aquella tarde siguiente dio comienzo la gran fiesta. Hombres Enanos, mujeres y niños la celebraban a fuera, bebiendo, bailando y riendo. Se contaron cuentos y historias de heroes Enanos, y Legolas les contó un par de historias de héroes Elfos. La triste história de Beleg, muerto en manos de la persona que más amaba, y la historia de Gil-Galad, el Último Rey Supremo de los Noldor, muerto de la mano de Sauron en la Primera Guerra del Anillo.

Los bailes enanos eran risueños, saltarines, extremadamente alegres y encantadores. Los bailaron hasta que se extendió el crepúsculo y bajo la luz de la enorme luna blanca, las diminutas estrellas y las velas, continuaron.

Dori, Nori y Ori con sus melódicas flautas; Dwalin con la viola, Bombur con los tambores, Bifur y Bofur con los violines, y otros enanos no tan ancianos con sus instrumentos, tocaron sonatas, requiemes, minués, preludios y otras composiciones para los asistentes, que siempre riendo acompañaron la música con el movimiento de sus pies y al ritmo de las palmas.

Legolas no se escapó de bailar con varias mujeres Enano, y cuandoo terminó el último baile, los músicos entonaron un canto grave que antaño cantaron los Enanos, en lo más hondo de las viejas moradas, y los demás se les unieron para acompañarlos.

"Más allá de las frías y de las brumosas montañas,
a mazmorras profundas y cavernas antiguas,
en busca del metal amarillo encantado,
hemos de ir, antes que el día nazca."

"Los enanos echaban hechizos poderosos
mientras las mazas tañían como campanas,
en simas donde duermen criaturas sombrías,
en salas huecas bajo las montañas."

"Para el antigua rey y el señor de los Elfos
los enanos labraban martillando
un tesoro dorado, y la luz atrapaban
y en gemas la escondían en la espada."

"En collares de plata ponían y engarzaban
estrellas florecientes, el fuego del dragón
colgaban en coronas, en metal retorcido
entretejían la luz de la luna y del sol."

"Más allá de las frías y brumosas montañas,
a mazmorras profundas y cuevas antiguas,
a reclamar el oro hace tiempo olvidado,
hemos de ir, antes de que el día nazca."

"Allí para ellos mismos labraban las vasijas
y las arpas de oro; pasaban mucho tiempo
donde otros no cavaban; y allí muchas canciones
cantaron que los Hombres o los Elfos no oyeron."

"Los vientos ululaban en medio de la noche,
y los pinos rugían en la cima.
El fuego era rojo, y llameaba extendiéndose,
los árboles como antorchas de luz resplandecían."

"Las campanas tocaban en el valle,
y los hombres de cara pálida observaban el cielo,
la ira del dragón, más violenta que el fuego,
derribaba las torres y las casas."

"La montaña humeaba a la luz de la luna;
los enanos oyeron los pasos del destino,
huyeron y cayeron y fueron a morir
a los pies del palacio, a la luz de la luna."

"Más allá de las hoscas y brumosas montañas,
a mazmorras profundas y cavernas antiguas,
a quitarle nuestro oro y las arpas,
¡hemos de ir, antes de que el día nazca!"

Y así concluyó la danza. la gente aplaudió y se retiró a las mesas, donde las bebidas ya estaban servidas. "¡Ven Legolas," - le llamó Gimli - ", y tómate unas cervezas conmigo!" - Con una mano en su espalda, lo arrastró hasta la mesa, lo sentó junto a él y le pasó una enorme jarra. Legolas no había bebido cerveza nunca antes, mas la aceptó. No podía ser mucho más fuerte que los vinos de su padre el Rey.

"Muy bien, Legolas, mira y aprende." - dijo Gimli tomando su jarra y bebiéndosela de un solo trago, derramando algunas gotas por su barba rojiza. Dejó la jarra sobre la mesa, totalmente vacía, y eructó. Legolas se echó a reír. - "Ahora tú."

"¿Yo?"

"Sí. De un trago."

Legolas tomó su jarra. Se la miró, pero antes de dar el paso se volvió a Gimli. "¿Es necesario que eche los gases yo también?" - bromeó.

"No es necesario." - rió Gimli - "Aunque me gustaría verlo."

Legolas se llevó la bebida a los labios y comenzó a beber, pero no había tomado ni la mitad cuando lo dejó y empezó a toser, con la cara roja y los ojos brillantes. Gimli se echó a reír y le dio unos golpecitos en la espalda. Varios Enanos se reían también; ¡incluso mujeres! las quienes beber cerveza de malta es algo tan común como para un Elfo beber agua.

"¿Qué pasa Legolas? ¿El príncipe Elfo no puede con un poco de cerveza enana?" - rió Gimli - "¡Parece que vuestros finos paladares sólo están hechos para los suaves vinos élficos!"

Desde luego Legolas no había esperado que la cerveza de malta de los Enanos fuera tan fuerte. Tan pronto como el líquido hubo tocado sus frágiles labios, sintió como la garganta empezaba a arderle y que le quemaba el estómago. Pareció que necesitaría un cubo de agua para que no le salieran las chispas por las orejas. ¡Sólo esperaba que aquel mal trago no le fuera a subir a la cabeza!

"¿¿Cuanto licor le habéis puesto??" - preguntó Legolas cuando hubo dejado de toser, pero los colores de su cara no habían bajado aún. La única respuesta que recibió fueron más risas. - "Ay, pero está bueno." - añadió con toda normalidad y bebiendo otro trago, y otro, y otro.

"¡Cuidado! ¡Que por nuestra culpa no vaya a convertirse en un Elfo alcohólico!" - rieron.

Gimli se puso en pie y Legolas, viendo lo que se proponía, también se puso en pie. "¡Hermanos!" - gritó Gimli tratando de llamar la atención de los presentes, aunque sin éxito, pues todos estaban muy alborotados. Tomó una cuchara y comenzó a dar golpes a una de las jarras de vidrio. - "¡Hermanos!"

A ésta todos le oyeron y se callaron volviéndose a él y al invitado de honor, prestando toda su atención.

"¡Mis queridos hermanos! ¡Propongo un brindis para nuestro invitado y héroe aquí, Legolas!"

Los Enanos levantaron las jarras en alto y gritaron "¡Sí, por Legolas Hojaverde, el Hermano de los Enanos!"

"¡Está ha sido una velada maravillosa!"- continuó Gimli - "¡Pero aprovechamos éste momento para daros una noticia! ¡Mañana Legolas partirá a su hogar, y yo me iré con él por un tiempo indefinido!"

Los Enanos no respondieron, sólo se oía algún que otro niño murmurando tristemente. "¿Se va? ¿Tan pronto?" "¿Y Gimli también?"

El Silvano, viendo que el anunciamiento había entristecido al pueblo, habló. "¡Me lo he pasado muy bien aquí en Erebor, y os agradezco enormemente vuestra gratitud y los buenos cuidados que me habéis prestado!" - miró a los niños a los ojos, sonriéndo a sus bonitas caritas entristecidas - "¡Muchas gracias a los niños también por ofrecerme su amistad y sus regalos! ¡Y por último, muchas gracias por esta gran fiesta! ¡Pero a pesar de tanta amabilidad hecho de menos a los bosques y a mi gente, y creo que ya ha llegado la hora de que parta hacia mi hogar y no daros más dolores de cabeza con mis paranoias élficas!" - sonrió, y Gloin sonrió también, recordando que aquellas palabras las había dicho él. - "¡Pero prometo que tendréis noticias mías, y ¿quién sabe? tal vez volvamos a vernos algún día !"

Gloin levantó en alto la jarra con su mano arrugada. "¡Por Legolas el Elfo, Hermano de los Enanos; y por Gimli el Grande! ¡Les deseamos un buen viaje! ¡Suerte y ventura, hermanos, en un futuro nos encontraremos!"

Todos brindaron "¡Por Legolas el Elfo, y por Gimli el Enano! ¡Suerte y ventura; en el futuro nos encontraremos!"


Las dos siguientes horas las pasaron charlando y bebiendo animados. La jarra de Legolas no hacía más que vaciarse y llenarse. Y el mundo para Legolas pronto se convirtió en un lugar maravilloso. Rodeado de amigos, risas y bebida, ¿qué más podría desear? Miró al amado Enano ha su lado; una vez más llenando su jarra de dorada cerveza de malta.

"Gimli, querido amigo," - le dijo posando una mano sobre su hombro - "Eres un amigo espléndido; el mejor que alguien podría desear."

Gimli no evitó que una gran sonrisa se le dibujara en los labios, mas pudo contener su risa. Le habló con la voz más seria que pudo, pero sus ojos marrones centelleaban como si estuvieran riendo. "Gracias por el cumplido, amigo Legolas. Pero díme, ¿cuántas copas te has tomado?"

Legolas pareció recapacitar un momento. Luego se volvió a Gimli con toda seriedad. "No tengo ni idea." - dijo sinceramente.

A su lado, Glorin, un Enano se de cabellos y barba negra, y grave voz juvenil, se rió para sí mismo. "Gimli, creo que Legolas ya ha bebido bastante por hoy. Será mejor que apartes la cerveza de su vista."

"Así que, ¿cuánto puede un Elfo beber?" - preguntó Dana, sus dedos jugueteando con su femenina barba rubia.

"Ni idea, pero nunca antes he visto a un Elfo beber algo más fuerte que el vino." - dijo Gloin desde el otro lado de la mesa.

"Eso, es mas fuerte que el vino, sin duda." - dijo Gimli y se volvió al Elfo Sindarin - "Legolas, amigo mío, ¿cómo te encuentras?"

"Perfectamente, Señor Enano. Qué día más maravilloso aquí, con todos mis amigos. Mis maravillosos, maravillosos amigos." - dijo con toda normalidad, no mostrando signos de borrachera en su dulce y sabia voz.

"Hum. Parece que está bien. Sólo se le ve muy feliz. Tal vez los Elfos pueden beber mucho, después de todo."

"Yo no estaría tan seguro." - dijo Glorir - "Será mejor que hagamos la prueba. Legolas, amigo, ¿podrías ponerte en pie, como yo?"

"¡Por supuesto!" - dijo poniéndose en pie sin trastabillar ni nada.

"Estupendo. Ahora haz como yo. Levanta el pie izquierdo del suelo; sostente sólo sobre el derecho y con la mano izquierda tócate la nariz."

Legolas así lo hizo, pero al segundo perdió el equilibrio y Gimli tuvo que sostenerle. Una risita escapó de los labios de Legolas "Gracias Gimli, amigo. Mi muy buen amigo."

Glorir miró a Gimli con una gran sonrisa, como diciéndole - ya te lo dije -. Gimli soltó a Legolas, que ya se las había apañado para ponerse firmemente en pie. "Esto no prueba mucho; después de todo, hace dos semanas tenía la pierna rota."

"Eso era la izquierda." - le recordaron.

"De acuerdo, pasemos a la siguiente y definitiva prueba." - dijo Gimli - "Legolas, amigo, ¿podrías andar en línea recta?"

"Tus deseo son órdenes para mí." - dijo con una cómica reverencia. Dio un paso, dos, parecía que iba bien...oh, no, al tercero ya se desvió hacia la izquierda; y al cuarto no digamos más. Todos le miraban con los ojos muy abiertos y con sonrisas que amenazaban en romper a carcajadas. Gimli le tomó por la espalda y le sentó a su lado.

"Está bien, me habéis convencido. Legolas, por hoy ya no puedes beber más."

"Oh..." - fue todo lo que dijo el Elfo, con pena. Tres jóvenes Enanos, Dofur, Hofur y Tebur, conocidos por su travesura juvenil (algo parecido a Merry y a Pippin, pero en Enanos) llamaron a Legolas. "¡Legolas! ¿Sabes qué debemos hacer ahora?" - sonrieron.

"¿Qué?"

"¡Ven con nosotros y te lo diremos!" - y se lo llevaron un poco más allá del grupo, donde empezaron a musitar entre ellos. Gimli les preguntó qué se proponían cuando vio como se lo llevaban, mas sólo le respondieron -¡Pronto volveremos!-

"Gimli, hijo." - le llamó Gloin - "Será mejor que vayas a por el Elfo y apartes la cerveza de su vista antes de que causen algún escándalo."

"Demasiado tarde." - dijo Dana sonriendo, y se volvieron hacia donde Dana les estaba señalando. Legolas, Dofur, Hofur y Tebur se habían puesto en pie sobre una silla y, por lo que aparentaba, estaban a punto de cantar. Y así lo hicieron. Una canción para beber. Una que le pareció familiar a Gimli. Los cuatro cantaron el primer verso al unísono, pero los siguientes los cantó el Elfo solo, exponiendo altamente su voz a los espectadores.

"¡Ho! ¡Ho! ¡Ho! A la botella acudo
para curar el corazón y ahogar las penas.
La lluvia puede caer, el viento puede soplar
y aún tengo que recorrer muchas millas,
pero me acostaré al pie de un árbol alto
y dejaré que las nubes naveguen en el cielo."

Éste último verso lo cantaron los cuatro juntos. Gimli cayó en la cuenta de que ésa era la canción que los Hobbits cantaban cuando tomaban alguna copa. Se la había oído cantar a Merry, Pippin, Frodo y Sam, hacía mucho tiempo ya. Las canciones para beber son algo que a todos los Medianos les gusta. Los cantores estaban encantados de haber llamado la atención del público. En fin, tan encantados, que alzaron la voz para que el público les oyera con mejor claridad.

"¡Ho! ¡Ho! ¡Ho! A la botella acudo.
Sobre la colina alta y el bajo valle
me han conducido mis agotados pies,
mereciéndome éste ámbar tratamiento.
¡Ah! no hay nada como una dorada cerveza
para ayudarnos a pasar la noche fría."

El público empezó a dar gritos de aprobación, pues la angelical voz de Legolas les gustaba. Gimli y Gloin le miraban estupefacto mientras que Glorir y Dana estaban apunto de romper a carcajadas.

"¡Ho! ¡Ho! ¡Ho! A la botella acudo.
La lluvia puede caer y el viento puede soplar,
pero ni nieve ni lluvia ni aguanieve ni granizo
me mantendrá lejos de mi prometida cerveza.
Justo ahí en el camino puedo ver la posada
y oír las risas llamándome de su interior."

La silla no parecía ser lo suficiente alta para el gusto de Legolas, así que, acompañado por su coro Dofur, Hofur y Tebur, se subió a la mesa.

"¡Ho! ¡Ho! ¡Ho! A la botella acudo
para curar el corazón y ahogar las penas.
No importa qué problemas oscurezcan mi día,
el vino los ahuyentará a todos.
Con amigos y risas y levantando una canción
estaré hasta el próximo despejado amanecer."

Gimli, aturdido, se levantó y se acercó a su amigo Elfo antes de que cantara la última, decisiva y vergonzosa estrofa. Los cuatro alborotadores se habían detenido un momento para echarse a reír junto a las carcajadas de los demás. Legolas había caído de rodillas sobre la mesa con tanta risa. Levantó la mirada cuando sintió que una mano le tomaba del brazo. "¡Gimli! ¿Te me unirás a la próxima estrofa?"

"No, mi buen amigo. Me gustaría que vinieras a hacerme compañía ahí junto a mi padre, si es que puedo apartarte de esta alegría."

"¡Por supuesto, Gimli, querido amigo! ¡Siempre a tu servicio!" - dijo bajando de la mesa.

"Ven conmigo." - Gimli tuvo que agarrar al Elfo por la cintura cuando éste empezó a caminar en otra dirección - "Por aquí." - dijo y antes de alejarse echó una mirada sombría a los tres Enanos, que la captaron enseguida.

Gimli le hizo una señal a su padre (que ahora estaba riendo) de que se retiraban ya.

"¿A dónde vamos Gimli?"

"A la cama, Legolas."

"¿¿A la cama??"

"A dormir, amigo, a dormir."

"Oh, ¡ah! dormir, claro. ¡Buenas noches a todos y dulces sueños!" - gritó a los demás.

"¡Buenas noches!" - respondieron los demás entre risas. Los niños reían tanto que soltaban lágrimas y no pudieron dar las buenas noches. Ahora entendían porqué sus padres no les dejaban beber aún...



The Balrog of Altena: Final del capi O_o espero que os haya gustado y que hayáis reído tanto como yo cuando lo escribía. La canción que cantaron los enanos en éste cap es la misma que cantan en El Hobbit, en la casa de Bilbo Bolsón. La primera estrofa de la canción "¡Ho! ¡Ho! ¡Ho! A la botella acudo." la podéis encontrar en "El Señor de los Anillos" ("Un atajo hacia los hongos") Las siguientes estrofas fueron creadas por Baylor, pero yo las he traducido y he hecho algunos pequeños cambios.


¿Adivináis qué? Los acontecimientos que en éste cap ocurrieron el 29 de Abril del 3020 yo los escribí el 29 de Abril; y los que hoy (30 de Abril) he escrito, ocurren en un 30 de Abril
. ¡Qué extraña coincidencia! ^_^
Para escribir éste fic me guío en fechas. Me guío con los Apéndices de El Señor de los Anillos. Las fechas que tienen algo que ver con Gimli y Legolas en éste fic las he inventado yo, por supuesto.

Por cierto, aquella frase que dice Gloin "Suerte y ventura; en el futuro nos encontraremos." es algo que he sacado de una frase muy típica en mi pueblo. Nosotros decimos "Sort y ventura; a n'es pla mus trobarem"(Suerte y ventura; en la llanura nos encontraremos)
Es un dicho de nuestra fiesta de San Juan (24 de Junio), una fecha muy importante para nosotros.


~ Lothluin: ¿Qué te ha parecido este cap? Seguro que no te lo esperabas jajaja Tenna rato!


~ Noki: Hola noia! Cóm anam? Esper que aquest capítol no t'hagi fet posar nerviosa, perque sino aviat et quedaràs sense ungles! XD


Namárië, an sí.


* Beleg = (Un gran arquero y jefe de los guardianes de la frontera de Doriath; llamado "Cúthalion"
(Arcofirme); amigo y compañero de Túrin, de quien recibió la muerte.

* Gil-Galad = Estrella Radiante. (Nombre por el que fue conocido posteriormente Ereinion, hijo de Fingon. Después de la muerte de Turgon se convirtió en el último Rey Supremo de los Noldor en la Tierra Media y se quedó en Lindon cuando concluyó la Primera Edad.