Hojaverde y el Amigo de los Elfos.
Por The Balrog of Altena
Capítulo 8vo: Un Enano en el pueblo Elfo.
Habían alcanzado los límites del Bosque Negro. El Rió del Bosque fluía frente a ellos, y a pocos pasos de distancia, yendo contracorriente, se alzaban los árboles del aquel gran bosque sumido en la oscuridad: árboles de troncos nudosos, enormes ramas retorcidas, y hojas oscuras y largas. La hiedra crecía sobre ellos y se arrastraba por el suelo.
Gimli miraba el bosque boquiabierto. En verdad, era un bosque "negro", tal como decía su nombre y como le había contado su padre de la vez que él estuvo allí. Frente a él se alzaba un bosque oscuro; la luz del sol no parecía poder colarse entre las muchas y gruesas ramas entretejidas. ¿Cómo sería el Reino de los Bosques? se preguntaba.
Por otro lado, Legolas estaba inclinado sobre las aguas del río, y Arod estaba a su lado, husmeando la hierba pero más atento a su querido amo, y de vez en cuando pegaba su hocico al cuello del Elfo y le empujaba con ternura, a lo que Legolas respondía con una pequeña y dulce risa y le acariciaba la frente blanca.
Tan pronto como habían llegado ahí, Legolas había descendido de la grupa de Arod (seguido por Gimli) y se había adelantado unos pasos solo, para posar una mano en la dura corteza sombría del árbol más próximo. Entonces, a Gimli le había parecido que la mano de Legolas había acariciado la corteza con cariño, y que el Elfo había temblado ligeramente; si no hubiera sido porque estaba de espaldas, Gimli hubiera visto el extraño brillo que había en los ojos de Legolas. Después se había marchado hacia la orilla del río tranquilo, y Gimli se había quedado solo mirando el gran bosque (realmente grande) que se alzaba frente a sus ojos.
"¡Ai, Gimli!" - le llamó Legolas, con una alegría repentina que por un momento borró los temores del Enano respecto al bosque oscuro - "Mira."
Gimli se inclinó como Legolas, y miró las aguas claras, cuyos rayos de sol se reflejaban como estrellas fugaces en su corriente. En ellas podía ver su rostro duro y gentil a la vez, sus pronunciadas facciones y sus mejillas redondas, sus ojos de fuego bajo unas espesas cejas marrones tirando a rojas, una nariz bajo la que asomaba un mostacho y una larga barba del mismo color que las cejas, y unos cabellos ásperos pero bien cuidados atados tras su cabeza. A su lado, podía ver el rostro amable y nostálgico de Legolas (aunque ahora estuviera sonriendo), su piel suave y sin imperfecciones, su nariz chata pero en perfecta proporción con el rostro, sus labios suaves, sus ojos intensos y azul grisáceos como el cielo tormentoso y sus grandes pupilas negras, típicas de los Elfos, pues sin ellas no podrían ver tan bien como lo hacen; sus cabellos rubios y sus trenzas caían sobre río hasta casi tocar el agua con sus puntas.
Gimli no tuvo tiempo de preguntarse qué era lo que había causado tal alegría al Elfo, que lo había llamado a mirar su reflejo en aquel espejo. "Ya no hay marca, Gimli," - dijo sonriendo, y tocándose la mejilla añadió - "La herida se me ha curado del todo."
"Me alegro." - dijo Gimli.
"Estaba preocupado de lo que podría hacer mi padre cuando me viera aquel moretón..." - dijo Legolas poniéndose en pie - "¡Pero vámonos! Ardo en deseos de llegar a casa. El bosque puede parecer sombrío (en verdad lo es) pero el Reino se encuentra en un claro hermoso, y la luz de la luna y las estrellas se reflejan en la piedra y mi hogar brilla con luz tenue por las noches. Ya he visto la cara que ponías al mirar el bosque," - rió Legolas - , ¡pero no te preocupes! Estoy seguro que acabará gustándote. Hay montañas en el sur si quieres visitarlas, pero hoy no iremos: esperaremos a un nuevo día."
Legolas acarició el hombro robusto de Arod y ofreció su mano al Enano para ayudarle a subir, mas Gimli parecía estar sumergido en una reflexión, y pronto levantó la mirada hacia el Elfo para hacerle una pregunta que rondaba por su cabeza desde hacía algún tiempo. "¿Le enviaste algún mensaje a tu padre antes de partir?"
"Sí, le envié uno." - respondió - "Pero eso fue después de partir, hace tres noches. Anoche Arthur, el águila real de mi padre, llegó con un mensaje de respuesta de él."
"¿Y qué te decía?" - titubeó Gimli, mirando al Elfo fijamente.
"Nada que no esperase." - respondió Legolas, parpadeando de extrañeza por el comportamiento de su amigo Enano - "Dijo que estaba ansioso por nuestra llegada y todo lo demás: la fiesta, tus nuevos aposentos..."
"¿Entonces le hablaste de mí?" - preguntó Gimli con esperanza en sus ojos, pues el Rey de los Elfos no parecía haberse tomado mal la venida del hijo de Glóin a su Reino.
"¡Oh, no exactamente!" - dijo Legolas, comprendiendo a Gimli ahora - "Él sabe que mi amigo me acompaña, pero no sabe que eres Enano."
"Legolas, ¿no habría sido mejor que se lo hubieras dicho por escrito, en lugar de presentarme así, sin más, como si...?"
"¿'Cómo si', qué? Gimli, los Enanos no tienen prohibido entrar en el Bosque Negro." - sonrió Legolas. Gimli le miró con desconfianza. Legolas suspiró - "Nosotros, los Elfos del Bosque, dominamos la magia y somos prudentes, demasiado prudentes, y desconfiamos de los desconocidos, lo que puede ser un defecto. Pero somos amables con los amigos o invitados; aun si son de la raza de los Enanos. No tienes porqué preocuparte. Vienes conmigo como mi invitado de honor. Lo único que tienes que procurar es de ganarte la confianza de mi padre, y si eres sincero con él, él lo apreciará. Le conozco bien, créeme, un amigo de Legolas es también amigo del Rey."
Gimli asintió y con la ayuda de Legolas montó Arod, aunque no convencido aun, pues pensaba - Si tan seguro Legolas está, ¿porque no le dijo que era hijo de Glóin desde el principio? - pero no quería dudar en la palabra de Legolas. Aquellas palabras sinceras le habían reconfortado en cierto modo.
Legolas montó de un salto, y sin necesitar el mandato de su amo Arod relinchó, sacudió la cabeza revolviendo su crin blanca y se puso en marcha, en dirección al Reino de los Bosques, que no estaba lejos, sino oculto tras la primera hilera de árboles, rozando las mismas orillas del Río del Bosque.
Acababan de cruzar las primeras ramas mágicas de hojas oscuras y largas cuando Arod se encabritó de pronto, haciendo que el Enano casi perdiera el equilibrio y se aferrara a la espalda del Elfo con todas sus fuerzas. Pero Legolas le cubrió los ojos al caballo de Rohan con las largas manos suaves y le susurró unas palabras en el oído que lo calmaron.
Qué había causado tal escándalo en el corcel, Legolas lo sabía: una flecha, rápida como el viento había surcado los aires, volando entre el pescuezo de Arod y sus narices.
"¿Así es como tu gente recibe a los recién llegados?" - preguntó Gimli con sarcasmo. El que un Elfo (pues debía ser un Elfo) les hubiera lanzado una flecha no le hizo mucha gracia.
Legolas se volvió a un lado y, a pesar de que el fuerte abrazo de Gimli le había dejado sin respiración, se echó a reír con ganas, como no había hecho en unos días, cuando vio que la flecha lanzada había dado en el centro de un blanco colgado de la rama de un árbol.
"Dartho!" - les gritó una voz. Una voz clara como el agua, fuerte como los cimientos de la tierra, bella como la flor niphredil del Hogar de los Galadrim.
Entonces Gimli la vio: alta, esbelta y orgullosa; una hermosa Elfa montada en un caballo de pelaje gris apareció como una luz blanca en la oscuridad del Bosque Negro, su largos cabellos anaranjados atados en una sola trenza a su espalda; unas trenzas detrás de cada oreja caían como ríos iluminados por la luz roja del alba detrás de sus hombros hasta llegar casi la cintura, su rostro era juvenil y lleno de vida, sus ojos eran de un color extraño, de color miel tirando a verde, y sus labios tenían un suave tono color de rosa. Sus ropas eran blancas, de mangas cortas que le dejaban al descubierto la pálida piel de sus hermosos brazos femeninos pero fuertes, un lazo blanco se entrecruzaba sobre su pecho hasta la cintura; el vestido no terminaba en una falda suelta al aire como las que llevan las damas Elfas, sino que ceñía unos pantalones anchos que acababan con hojas bordadas de brillante hilo blanco. Un collar con un colgante en forma de hoja de arce de plata colgaba de su cuello. Llevaba un carcaj a su espalda y un arco de gran tamaño empuñaba en una mano; un arco negro similar al que llevó una vez Legolas.
Así vio Gimli por primera vez a Elenshael, hija de Elenmenel, y la encontró bella, bella y sencilla como una niña.
La mujer sonreía mientras su caballo gris galopaba hacia ellos con un trotecillo alegre y elegante. Ella miraba a Legolas, y Gimli habría podido asegurar que la Elfa aun no había percatado en él.
"Mae govannen, Legolas!" - dijo al llegar junto a ellos.
"Elen síla lúmenn' omentielvo, Elen!" - respondió Legolas con la misma alegría. - "¿Es casualidad que estés por aquí," - preguntó volviendo a la Lengua Común - ", o estabas esperando mi regreso?"
"Ni lo uno ni lo otro." - respondió ella con una sonrisa solemne. - "Esta mañana temprana he tenido el presentimiento de que algo inesperado y feliz para mí ocurriría si esperaba en el lindo este del bosque. Así que, no es ni casualidad ni te esperaba a ti. ¡Bien venidos los dos!" - dijo. Por lo tanto sí se había percatado de la presencia del Enano sentado detrás del Elfo.
Los tres desmontaron de sus caballos. "Él es mi amigo Gimli, hijo de Glóin, de la Montaña Solitaria, uno de los Nueve Caminantes y uno de los mejores guerreros que conozco." - dijo Legolas. Gimli se inclinó en una profunda reverencia a la usanza de los Enanos.
"Ella es la dama Elenshael, hija de Elenmenel, amigos de mi familia, y una guerrera entusiasta, como has podido comprobar." - sonrió Legolas.
Elenshael miró a Gimli con una sonrisa. "Cuando Legolas me dijo que volvería acompañado de su buen amigo, no pensé que se refiriera a uno de los Enanos, y menos aun al hijo de Glóin, o de cualquiera de los últimos trece Enanos que estuvieron en nuestro bosque. Y ruego que disculpéis mi recibimiento; es mi costumbre tratar de coger desprevenido a Legolas, y no pudo resistirme. ¡Pero sé bienvenido ahora! Cualquier amigo de Legolas y enemigo del Único Enemigo y sus sirvientes es también mi amigo."
Gimli volvió a inclinarse en una profunda reverencia y tomando la mano de ella se la besó. "Agradezco sus palabras de bienvenida, mi Señora. Si hubiera sabido desde el principio que conocería aquí a tan bella y generosa doncella, ninguna duda me hubiera estorbado estos últimos días y con más ganas habría partido yo de mi hogar. Si todos los Elfos del bosque son como usted, entonces mi preocupación habrá sido en vano."
Elenshael rió, con una risa clara y natural como el agua. "¡Qué halagador! ¡Y dicen que un Enano nunca ha vencido a un Elfo en elocuencia! Pero usted es todo un caballero." - dijo - "¡Deberías aprender de él, Leg!"
"No hay un solo día que no aprenda nada nuevo en este ancho mundo." - respondió Legolas.
"Y, Gimli, puede llamarme Elenshael, o Elen, si es tan amable." - dijo ella - "Ahora somos amigos."
"Como usted más guste."
"Tu padre se alegrará de volver a verte." - dijo ella volviéndose de nuevo a Legolas - "Y sin duda estará esperando con ansias recibir a tan honorable invitado. ¡Pongámonos en marcha!"
El claro del Reino se encontraba junto a una colina verde rodeada por los negros árboles del bosque, pero los Elfos de ahí preferían las hayas, y ellos los cuidaban con gran amor y los plantaban en sus jardines. Las hayas eran árboles altos, de unos treinta metros de altura, y sobre su corteza gris sus largas ramas formaban una copa piramidal y espesa, adornada con pequeños hayucos verdes. Los Elfos elijen el haya porque es un árbol que se mantiene bonito durante todo el año; en otoño sus hojas toman una coloración café, y no caen hasta que aparecen los nuevos brotes en la primavera. De tronco color blanco grisáceo y sus hojas verdes claro, provoca una sensación de frescura. Estos árboles requieren mucha humedad ambiental o sus hojas se queman con el sol; así que en verano los elfos de los bosques se encargaban de dejarlos bajo el amparo de un sombreador y los regaban con abundancia.
Había lindas casas y cabañas en el suelo con sus jardines de margaritas, rosas, amapolas y alegrías entre otras muchas flores y también había algunas cabañas sobre las ramas más fuertes y resistentes.
Frente a ellos, al pie de la colina, se alzaba ahora el palacio del Rey Elfo. Era una gran cueva en la que se abrían a sus lados otras cuevas más reducidas, y se hundía mucho bajo tierra donde había numerosos pasadizos y amplios salones luminosos y saludables, no tan profundos ni peligrosos como las moradas de los trasgos.
En la entrada se alzaban unas grandes puertas de piedra, por delante de las que corría el Río del Bosque, que venía de las cima de los bosques y desembocaba dentro y fuera de los pantanos, al pie de las altas tierras boscosas. Aquella era la morada del más grande rey de los Elfos, y Gimli la encontró asombrosa y hermosa, claramente construida por mano de los Enanos en tiempos remotos y casi olvidados, cuando aun había amistad entre los Elfos del Bosque Negro y los Enano de Erebor.
Allí, frente a las puertas, se erguía un Elfo alto y vigoroso, vestido de castaño y verde. Empuñaba una lanza de acero brillante. Tan pronto como los vio llegar, ordenó a dos súbditos que tomaran cuidado de los caballos, pero Elenshael se despidió de ellos diciendo que luego se verían, y se alejó al galope. Así que tomaron a Arod y lo llevaron a pastar hasta que su jinete regresara con él. Arod se mostró manso y dócil bajo las manos y las palabras de los súbditos que se lo llevaron, pues todos los Elfos tienen muy buenas maneras con todas las buenas bestias.
Aquel Elfo alto era el Capitán de la Guardia y, después de inclinarse frente a Legolas con una mano en el pecho, se volvió a Gimli, y le miró con aire grave.
"Mae govannen, Legolas, Thranduilion." - dijo - "Si me permite, yo conduciré al prisionero ante la presencia del Rey. ¿Con que nombre he de anunciarle?"
"El Enano no es ningún prisionero." - dijo Legolas, no levantando la voz pero con enojo - "Es amigo e invitado de honor de su Señor. ¡Vé, y anuncia a mi padre el Rey la llegada de Legolas Hojaverde y Gimli hijo de Glóin, de la casa de Durin!"
El Capitán se inclinó pidiendo disculpas y se retiró. Poco después regresó, aun con la misma cara de aturdido que tenía cuando marchó. "Su majestad el Rey les espera en la Sala del Trono. Permítanme que les acompañe."
Las grandes puertas de piedra se abrieron. Entraron, y a sus espaldas varios Elfos y Elfas miraban a Gimli con asombro y extrañeza, y hablaban entre ellos en su lengua nativa; mas Gimli podía entender dos palabras: Hadhod o Naugol, que significa Enano, y Glóinion, es decir, Hijo de Glóin.
Cruzaron varios pasillos a paso lento, y Gimli podía admirar el mármol, las columnas que se erguían con hojas talladas en su copa, y las estatuas de plata y diamantes, tallados por los Enanos al igual que la cueva en sí, pues los Elfos de los Bosques nunca han sido muy buenos artífices, o no han mostrado las ganas de aprender ese arte. La gente élfica nunca cavaba túneles ni trabajaba los metales o las joyas.
Al fin llegaron a la sala donde les esperaba el Rey Elfo. El Capitán fue el primero en entrar. "El príncipe Legolas y Gimli el Enano, Brannon nîn." - anunció solemnemente, y con una reverencia se marchó.
Gimli observó terriblemente nervioso al Elfo sentado en el trono de madera. Era alto, muy alto, e increíblemente hermoso, vigoroso, altivo y orgulloso. Vestía elegantes ropas reales de seda verde y marrón; en los finos y fuertes dedos de sus manos había tres anillos de plata tallada en bruto con brillantes gemas blancas semejantes a estrellas en una noche plateada, sus tesoros preferidos: era la debilidad del Rey Thranduil, y aunque guardaba muchas riquezas siempre quería más, pensando que aun no eran tantas como las de otros Señores Elfos de antaño. En la larga melena rubia como el sol ceñía una corona de flores blancas y amarillas, pues era primavera. Colgado del cuello llevaba un collar de plata y perlas (el mismo que Bilbo Bolsón le dio como presente el día en que el Rey le nombró Amigo de los Elfos, al final de la Batalla de los Cinco Ejércitos.)
Gimli podía ver que Legolas estaba tanto o más nervioso que él. Thranduil se puso en pie, y entonces sí que pareció alto, noble y temíblemente arrogante. Los dos recién llegados se inclinaron ligeramente.
"Bienvenido de vuelta a casa, hijo mío." - dijo, su voz poderosa como el trueno y hermosa como los diamantes - "Y te doy mi más sincera bienvenida, Gimli, hijo de Gloin. Muchos años han pasado en verdad desde que un Enano de Erebor entró en nuestro Reino, ¡pero olvidemos ahora las disputas pasadas entre nuestros pueblos y sé bienvenido!"
Gimli no supo que decir. Se inclinó silencioso y complacido en una profunda reverencia. "Gimli hijo de Gloin, ha vuestro servicio." - dijo al fin, como es costumbre en los Enanos decir.
"Estaréis agotados de tanto viaje." - dijo - "Id ahora a descansar. Legolas, acompaña a nuestro invitado a sus nuevos aposentos. Sería un honor para mí, Maese Gimli, que esta noche os unierais a nuestra cena, y tal vez ambos podríais narrarnos vuestras hazañas durante vuestra estancia en la Compañía de los Nueve. Legolas no nos habló mucho de ello, y estoy convencido que ahora que se ha reunido con su amigo encontrará la alegría para hacerlo."
"Agradezco su invitación, su alteza, y con mucho gusto les hablaré de nuestras hazañas a los presentes, si mi buen amigo Legolas se me une."
Así quedaron las cosas, y cuando el Enano y el Elfo marchaban, Legolas se detuvo y miró a su padre, con una sonrisa de agradecimiento. Mas se sobresaltó al encontrar a su padre justo frente a él, pues el Rey se había acercado sigilosamente a su hijo. Con una mano acariciando la mejilla de Legolas, le dijo muy silenciosamente, - "Estoy muy contento de tu regreso." - y, aprovechando que el Enano aun no les miraba, le dio un pequeño beso en aquella mejilla.
Legolas apoyó su cabeza en el pecho de su padre y luego se alzó para darle un tierno beso en la barbilla. "¡Yo también, ada!"
Como había dicho Thranduil, Legolas acompañó a Gimli a los aposentos donde se instalaría el tiempo que viviera en el Bosque Negro. Era una habitación de invitados en el mismo palacio del rey, la más iluminada y airada que poseían, pues de su ventana entraba en aire fresco venido de la colina del bosque; aire puro, limpio y joven, como si nadie lo hubiera respirado antes.
Legolas ayudó a Gimli a deshacer el equipaje y a ordenarlo todo, y no necesitaron llamar a los súbditos para que lo hicieran. Luego, Legolas dijo que marchaba a su habitación a deshacer el equipaje también y saldría para llevar Arod al establo y darle de comer y beber. Gimli quiso acompañarle para ayudarle y para poder así explorar un poco el Reino, aunque por la mañana ya tendría más tiempo para eso.
Legolas llevaba mucho menos equipaje que Gimli, pues el Enano tuvo que llevar algo de ropa de su hogar, y a demás nunca se separaba de sus hachas de guerra, que son más pesadas que un arco y ocupan más espacio. Los regalos que los niños Enanos le dieron a Legolas, éste los colocó sobre el tocador junto a su cama, y los animalitos de madera alegraban el ambiente, y Legolas le encantaba su pequeña fauna, y cada noche observaría a las aves, los caballos, peces, lobos y muchos más, tallados en madero pero con joyas y diamantes por ojos, y recordaría con cariño su primera estancia en la Montaña Solitaria, pero sobretodo a los niños.
Cuando salieron a fuera, Gimli vio entonces más Elfos de los que había visto al llegar. En su mayoría eran rubios como Legolas, pero también había pelirrojos y castaños, aunque ninguno de moreno, al contrario de los Elfos de Rivendel que, como los hijos e hija de Elrond, tenían un pelo negro como la noche y brillante como el azabache. Los Elfos vestían bonitas ropas castañas y verdes; algunos vestían unas de sencillas (semejantes a las que vio en Lothlórien pero más bellas) y otros vestían al estilo de la nobleza, como Legolas, aunque sin joyas ni anillos ni diademas, en excepción de alguno que llevaba flores atadas en el pelo.
Observando de un lado a otro, Gimli vio un hombre Elfo de pie junto a un olmo de copa ancha y espesa (otro de los árboles preferidos por los Elfos de los Bosques), su mano apoyada en el tronco robusto. Gimli se detuvo a observarle, pues esa mano le temblaba suavemente, como si tuviera frío (algo raro en un Elfo). Mas en seguida se dio cuenta que no era así, sino que más bien era como si el Elfo tragara su propia furia y ésta llegara hasta sus manos, locas por estrechar algo y romperlo entre sus dedos. Entonces le miró el rostro, y se sobresaltó al ver una clara expresión de odio en ella, y los ojos le brillaban de una forma extraña, como si algo malvado tuviera en mente. Los ojos verdes estaban fijos en algo, y Gimli no tardó en volverse hacia donde miraba el Elfo. Se quedó boquiabierto al descubrir que el hombre estaba mirando a Legolas, quien caminaba hacia el caballo Arod, que pastaba tranquilamente.
En el momento en que Gimli se volvía al extraño, éste había dejado de mirar a Legolas y le miraba ahora a él. Sus ojos se encontraron un instante, pero el Elfo bajó la mirada, se dio media vuelta y se fue.
Gimli se apresuró a volver entonces junto a Legolas. No le dijo nada, pero aquel hombre de claro cabellos castaños, ojos verdes como la hierba del prado, fuerte y fornido, de rostro duro y porte orgullosa, ( y de quien aun no sabía el nombre) no les había mirado a los dos del mismo modo: a Gimli, le había mirado como cualquier otro Elfo hace al ver un Enano al Bosque Negro; con extrañeza e incluso algo de ironía; mas a Legolas le había mirado con puro odio, como nunca en esa Edad se había visto en un Elfo.
The Balrog of Altena: ¡Alas! ¿pero quién será ese tan antipático y que se lleva entre manos? ¡falta mucho para que lo sepáis! Puede que este cap haya sido un poco aburrido, ¿verdad? Bueno, el próximo creó que tendrá más acción.
Thranduil parece ser un padre muy amoroso, pero en algún momento ya mostraré porqué Legolas dijo en el capítulo séptimo que, por otra parte, su padre le odia.
~ VaniaHepskins: Aiya! Bueno, yo pensaba no escribir romance, pero alguna doncella enamorada sí habrá (para los dos ^.~); ya tengo pensado la de Legolas, pero aun tengo que pensar más en la de Gimli (tal vez no se la ponga al final), pero bueno, sí, que nada de romance para ellos, pues Legolas no responderá a los sentimientos de ella. Y con Gimli pensaba hacer al revés, o que los dos se amasen pero una desgracia los separase. Espero que esto no te decepcione. Tenna rato, mellon nin!
~ Lothluin: ¿Ya te has despedido de la escuela? ¡Qué bien! Entonces ya tendrás más tiempo para escribir y leer ^_^ ¡Espero que te haya gustado este cap! Había pensado ser más cruel con Gimli, pero eso no va con los Elfos, aun menos si se trata de un Enano tan honorable. ¡Nos vemos!
~ Altariel: Aiya! ¿Nos habíamos visto antes? Estoy muy contenta de que te guste mi historia. La verdad es que estoy un poco cansada de romance y mary-sues (la mayoría de fics en inglés son así!) ¡Muchas gracias por leer mi fic y por tu review!
~ Noki: Eeii! ¿¿un altre vegade se t'ha espatllat?? bé, si en pinces ja s'aguanta....XD Ara que hi penso, ¡no em vas dir que teníes 24 anys o cosa així? WOW no sé que será de jo cual els tengui...jeje pero segur que no estaré tan animada com tú, ja estic començant a fer-me vella i a perdre l'entusiasme jeje
Docs per llegir el fic de Zelda trob que haurás de esperar una mica més. Pensaba escriure un nou capítul el mes de Juny, pero al final tenc un exámen per poder entrar al nou institud l'any que vé y m'he retrasad molt en aquest i altre fics que volía tenir més avançats antes de seguir amb el de'n Link y na Roser.
M'hos veim, noia! Dos petons molt grossos per tú, amiga!!
~ Anariel: ¡Gracias por prestarme tus canciones! ¡Pero si son estupendas y muy hermosas! y es que yo soy mala con eso de la canción y la poesía, pero tú lo haces con mucha gracia y belleza. ¿¿Pero qué dices que tus canciones quedarán sombrías con mi historia?? mi historia es la que quedará sombría con esas canciones tan bonitas! ¡No dudes de tu talento! Tenna rato, mellon nin, y gracias por tu review.
Namárie, an sí!
* Thranduil = Elfo Sindarin, hijo de Oropher (quien era el Rey del Gran Bosque Verde, hasta que murió en la Guerra de la Última Alianza y Thranduil tomó entonces su puesto de Rey.), Rey de los Elfos de la Floresta en el norte del Gran Bosque Verde (Bosque Negro); padre de Legolas, quien perteneció a la Comunidad del Anillo. No se sabe quien era su esposa y madre de Legolas, y tampoco se sabe cuando nació su único hijo, pero algunos sospechan que nació entre los mismos años que Arwen (241 de la Tercera Edad), hija de Elrond y Celebrían. Thranduil participó en la Batalla de los Cinco Ejércitos.
Posiblemente su nombre proviene de "Tharanduil", es decir "Más allá del largo río" No es más que una especulación, pero se dice que en sus viajes al este de Lindon conquistó a un Reino del Río Grande Anduin. Esto podría ser creíble, pues el 6 de Abril III 3019, se reunió con Celeborn en el Bosque Negro, aunque nunca antes se habían conocido. El propósito de este encuentro era definir los Reinos de los dos Señores. Parece, por lo tanto, que habría reinado el nuevamente llamado Eryn Lasgalen algún tiempo después.
Thranduil nació entre el año 1000 de la Segunda Edad y el 3000 de la Tercera Edad (más probablemente en la Segunda Edad.)
* Eryn Lasgalen = Bosque de hojas verdes (En Sindarin; "Eryn" = "Bosque", "Lass" = "Hoja". Galen podría provenir de "Galenas" = "Hoja de pipa", o de "Calen" = "Verde") (Eryn Lasgalen es el nombre que Celeborn y Thranduil eligieron para el más conocido como Bosque Negro.)
* Dartho = Quieto/s o Detente/deteneos.
* Niphredil = Es una especie de campanilla blanca que crece entre los árboles dorados de Lothlórien. "Niphred", significa "Palidez" o "Temor".
* Mae govannen = Bien venido.
* Elen síla lúmenn' omentielvo. = Una estrella brilla a la hora de nuestro encuentro. (En Quenya, es el saludo estándar. "Elen" = "Estrella", "Síl-" = "Brillar", "Lúme" = "Tiempo" o "Ahora", "Omentie" = "Encuentro" y sólo se utiliza al referirse de las direcciones de dos personas o grupos.)
* Thranduilion = Hijo de Thranduil. (En lengua Sindarin; ion(iôn) = hijo)
* Brannon nîn = Mi Señor (en lengua Sindarin; también podría decirse "Hîr nin")
* Erebor = Montaña Solitaria ( En Sindarin. Ese es su exacto significado: "Ereb" = "Solitario", "-or" debe provenir de "Orod", es decir, "Montaña")
* Gimli = Fuego (Según Las Cartas de JRR Tolkien. Podría ser sólo casualidad, pero "Gimli" también significa "Estrellas" en Adûnaico, la lengua de los Númenóreanos.)
