Hojaverde y el Amigo de los Elfos.
Por The Balrog of Altena
Capítulo 13ro: Elfos y Enanos.
Los días que siguieron a la derrota del Dragón Rukraf fueron dedicados a duros trabajos. En primer lugar se le dio un digno entierro a los caídos (los que por desgracia fueron muchos y por los que el Rey Elfo se sentía el primer responsable, pues pensaba que podría haber evitados muchas de esas muertes).
En la noche bajo las estrellas de Varda se alzaron voces élficas al coro, cantando lamentos con congoja en el corazón y con lágrimas en los ojos. Gimli, como le ocurrió aquella vez en el lejano pero vecino Bosque de Oro, se sumergió tanto en aquel triste canto que, ya sea por su extraña y única amistad con los Elfos o por la misma magia de estas sabias criaturas, entendió (o a mejor decir, sintió) cada una de las palabras que componían la melodía, como si no hablaran en una lengua muy distinta a la suya; ése era uno de esos momentos en que al Enano se le ocurría que, después de todo, los Elfos y los Enanos no son tan distintos, ni tampoco tan distantes a los corazones del otro, porque, al fin y al cabo, todos ellos pertenecen a una misma Música. Ocasionalmente Gimli pensaba en esto, aunque nunca se lo había mencionado a Legolas por vergüenza u orgullo sin saber que, por su parte, el Elfo compartía sus sentimientos.
El siguiente paso de su laborioso trabajo para reconstruir su hogar del bosque fue enviar mensajes anunciando su victoria a los vecinos (Erebor, Rosghobel y la Ciudad del Lago) y pidiendo ayuda a los Hombres del Lago, que tras años y años su alianza permanecía intacta y uno y otro bando seguían acudiendo en su ayuda cuando se la pedía.
Unos días después llegaron los Hombres de Esgaroth, llevando provisiones y herramientas para labras y construir. Fueron muchas las manos voluntarias de que dispusieron. Juntos, Hombres y Elfos, reconstruyeron casa y cabañas, arrancaron las raíces carbonizadas, sanaron la tierra con abono y resembraron, aunque sabían que harían falta muchos años antes de que salieron los primeros nuevos brotes y recuperaran los hermosos y altos árboles como un mar verde oscuro a la redonda. Lo que más sintieron perder (excluyendo las vidas de amigos y familiares) fueron las hayas, que como bien recordaréis durante toda su vida las habían cuidado con gran amor; todo ese amor había acabado en las llamas.
Eryn Lasgalen ya había sido incendiada cuando aun era llamada Bosque Negro*, pero hasta ahora el desastre no había llegado a las mismas puertas del Reino de Thranduil, siempre muy bien protegidas.
Legolas había perdido sus jardines de flores silvestres, lo que le causó una gran congoja en el corazón, pero él y Gimli esparcieron semillas y amablemente los hombres del Lago les dieron plantas ya en flor para plantar, lo que el hijo de Thranduil agradeció de todo corazón.
Trabajando codo con codo, en poco tiempo la parte más dura pasó. Todos los hogares estaban en pie otra vez. Mas los Elfos miraban con pena los restos de troncos calcinados de raíces salidas y retorcidas como manos gritando auxilio.
"Ojalá Yavanna escuche nuestro llanto y nos ofrezca su brote de ayuda." - suspiró una vez el Rey Thranduil a Gandalf, quien ahora que la paz había vuelto a Eryn Lasgalen ocultaba sus vestimentas soleadamente blancas bajo el manto gris y ocultaba sus sabias faciones bajo la sombre del sombrero picudo azul. Y así fue como, a la mañana siguiente, hubo muchas exclamaciones de soprpresa y alegría cuendo vieron los pequeños brotes verdes naciendo y brotando en la terra aun negra, abriéndose paso entre los arbustos y restos de lo que antes había sido parte del Bosque de Hojas Verdes. En la primavera siguiente, las flores conorarían de vivos colores los troncos calcinados; tan coloridos serían sus petalos como nunca se han visto antes allí.
Por otra parte, Legolas (y Gimli) se alegró al ver que su padre se recuperaba del hechizo rápidamente. Los primeros dos días Legolas se las había apañado para "atar a su padre a la cama", pasando las horas en su lecho, observándole mientras dormía plácidamente y acariciándoles las trenzas doradas y las manos finas cuando éste suspiraba en sueños, pero a pesar de los desacuerdos de sus vasallos, amigos y pueblo, Thranduil no quiso pasarse los días tumbado en la cama y poco después se le podía ver trabajando con los demás, esforzándose a salvar su hogar como todos.
El ardiente aliento de Rukraf había fundido completamente el tesoro de Thranduil; las piedras preciosas habían estallado en polvo, y del oro y la plata no se encontró el mínimo resto, que se vaporizaron como agua que hierbe demasiado tiempo al fuego y se esfuma en una ráfaga de aire. Una vez Legolas le dijo a su padre el rey lo mucho que lo sentía, pues como ya sabréis Thranduil sentía un gran amor por las joyas y las riquezas, y eso incluso le había llevado a cometer excesos, especialmente con los Enanos; aunque en esta ocasión había demostrado que como buen rey podía renunciar a las riquezas por su gente. Pero de todos modos Legolas tenía una corazón bondadoso y lo sentía.
Se dice que la gran debilidad del Rey Elfo son las riquezas (lo que no es del todo desacertado), pero en realidad tenía otra debilidad aun mayor, y esa era su único hijo.
Por eso, cuando Legolas le habló de su pena por lo ocurrido, él le miró con esa porte tan ogullosa que posee, luego le sonrió y le dijo estas palabras. "No te preocupes, querido ion nin, pues a pesar de todo no he perdido el más precioso de mis tesoros." - Entonces Thranduil le acarició la mejilla cariñosamente, se inclinó hacia él, acercando los labios al su oído, y le susurró ahí - "Y nunca, jamás, lo perderé. No lo permitiría."
Y susurrando esta última palabra los finos labios de Thranduil acariciaron la suave mejilla de Legolas en un pequeño pero tierno beso. Legolas, quien extrañado se había estado preguntando de qué tan importante tesoro se trataba, se sonrojó profundamente cuando con aquel beso entendió que su padre no se estaba refiriendo a diamantes, ni plata, ni mithril y aun menos un trozo del legendario tilkal: se estaba refiriendo a él. Thranduil no prestó atención a la subida de calor en las mejillas de su hijo, o al menos no lo aparentó. Sólo le sonrió una vez más y se fue sin decir nada.
Así pues, el once de Junio del 3020 tuvo lugar una gran fiesta en el Reino de los Elfos del Bosque, celebrando la nueva vuelta de la paz. Una fiesta como no se había visto jamás. Gandalf, quien no había encendido ninguno de sus cohetes desde la Gran Fiesta del Árbol en la Comarca, volvió a sus antiguas artes de Mago peregrino que asombraron hasta los Elfos más ancianos. Cosas asombrosas sucedieron en todas las hogueras que los niños Elfos encendieron. Luces de muchos colores iluminaron el Gran Bosque de Hojas Verdes entero hasta que llegó el amanecer, y pareció que el fuego enloqueció para él sobre toda la tierra, de modo que la hierba se inflamó con joyas centelleantes y toda la noche colgaron de los árboles flores rojas y doradas, y Eryn Lasgalen estuvo llena de luz y canciones hasta que llegó el amanecer. Hubo mariposas de fuegos multicolores que revoloteaban las alas dejando caer una llovizna de estrellas sobre los rostros de quien las miraba, y esa llovizna brillante desaparecía al rozarles la piel rociándoles con un suave aroma a fresas y cerezas. Hubo cohetes que estallaron como un relámpago y soltaron gotas blancas como perlas que al bañar la tierra se convertían en una flor de fuego de muchos colores que después de uno minutos acababa consumiéndose por sí misma, y muchas otras cosas que solo los Elfos del Bosque recuerdan ahún.
Pero sobretodo hubo canciones, todas alegres y divertidas, y entre cantos reían también. Los hombres de Esgaroth (quien habían sido invitados también por su valiosa ayuda en el saneamiento del Reino) por sorpresa y alegría de los Elfos sabían unas canciones realmente humorísticas y fáciles de cantar, por lo que al final terminaron cantando todos juntos y riendo alborozados como niños.
"Un día bajando al Lago
vi pasar a un Señor
quien iba a lomos de un burro,
a lomos de un burro."
"Un Señor sobre un burro
se fue a pasear,
era un día que llovía
yo os diré lo que pasó."
"El burro se cayó, resbaló,
había agua y se ensució,
y el Señor decía por todas partes
-quien no quiera caerse,
quien no quiera caerse,
que vaya a pie.-"
"Un Señor sobre un burro
una cuesta bajaba
y a la gente que le miraba
les decía -yo cabalgo porque sé hacerlo-"
"El burro se cayó de un tropezón,
por las orejas pasó el Señor,
y el Señor decía con la frente azul
-no vale saber cabalgar,
no vale saber hacerlo
cuando el burro se cae-"
Pero los invitados de honor a aquella fiesta no fueron otros que el Caballero Blanco, Gimli el Enano, Elenshael la Mano de Arco y Merilin Canto de Ruiseñor. A ellos brindaron los Elfos y Hombres y se inventaron canciones que hablaban de las grandes hazañas de estos héroes.
Gandalf y Gimli les respondían con una sonrisa y les hablaban de sus aventuras pasadas, mientras que los Elfos y Hombres se sentaban con ellos y les escuchaban admirados y les alababan. Dos niños Elfos se sentaron junto a Gimli y le miraba con ojos maravillados cuando él hablaba. Gimli les reconoció: eran los niños asustados que salvó aquel negro día del ataque de Rukraf, y se alegró de volver a verles.
Pero Elenshael y Merilin no se sentían muy cómodas al ser alabadas, sobre todo Merilin, que con lo muy tímida que era enrojecía avergonzada cuando los Elfos le cantaban canciones sobre su valiente acto de atraer el dragón y sobre su hermosa voz y belleza que los había cautivado y enamorado. Le pidieron más de una vez que volviera a hechizarlos con su bello canto, pero ella ya no volvió a cantar en público. A pesar de ello Merilin, la doncella conocida por su timidez y silencio, fue admirada por muchos Elfos que recordaron su canción por el resto de sus vidas, y entre ellos había una galante apuesto que se enamoró pérdidamente de la Elfa. Aquella misma noche él le pidió la mano al matrimonio, y ella se lo concedió. Sólo y nadie más que él volvió a escuchar el canto de Merilin Tuilindo.
Esa noche fue mágica y especial para ellos, y mientras Gandafl divertía a los niños con sus fuegos de artifício y sus historias de trasgos y rescates de princesas, Gimli se deleitaba con el vino élfico y bailaba con las Elfas que reían alborozadas y le tiraban de la barba, y Legolas y el Rey Thranduil les miraban divertidos pero terminaron con los ojos vueltos a las primeras estrellas veraniegas. Pasaron horas sentados y mirándolas, y sin darse cuenta se habían tomado de la mano y de la mano volvieron a sus aposentos por la mañana.
A la mañana siguiente Legolas, Gimli y Thranduil estaban allí para despedirse del Mago, quien envuelto en su capa gris y ocultando sus facciones en la sombra del sombrero picudo abrió sus viejos labios barbados y emitió un largo silbido de clara y penetrante nota. Gandafl silbó tres veces; y luego débil y lejano, traído por el viento del este, se oyó el relincho del caballo Sombragrís, que llegó al instante y con su hocico húmedo acarició el cuello arrugado del anciano Istari.
Gandalf se volvió a ellos con una sonrisa cálida y amable como un rayo de sol y se despidió. Intercambió unas palabras con el Rey Elfo, quien estaba profundamente agradecido por la ayuda que había recibido de él y le invitó a volver siempre que quisiera, - "¡Qué aparezcas donde más te necesiten y menos te esperen! ¡Cuantas más veces vengas a mis salones, tanto más me sentiré complacido!" -, pero en ese momento una sombra de duda cruzó frente a los ojos de Gandalf, que pasó inadvertida por los demás.
Y entonces, sobre la grupa del blanco Meara y justo antes de irse, Gandalf miró al Enano y al Elfo y estalló en una risa larga y apacible. Gimli y Legolas le miraron confusos y divertidos.
"Cuando os dije aquella vez en las Puertas de Moria os ruego a los dos, Legolas y Gimli, que al menos seais amigos, no imaginé que las cosas llegarían tan lejos, aunque así lo deseaba." - dijo Gandalf dulcemente - "Quien sabe que ocurriá de ahora en adelante, pero si algo sé es que esto es tan sólo el comienzo, que vosotros dos seréis como las primeras pequeñas semillas que con el paso del tiempo darán fruto a un gran bosque de fuerte corteza."
Gimli refunfuñó algo en voz baja y dijo "Regresa tras derrotar el fuego y la Sombra y aun habla en enigmas. Creía que después de la destrucción del Señor Oscuro no tendría que volver a decir esto pero... Gandalf, amigo mio, nunca cambiarás."
"Pero sí ha cambiado en algo," - dijo Legolas sonriendo - "antes era un viejo gruñón. Ahora ríe más de lo que habla y gruñe."
"¡Legolas!" - le regañó Thranduil, estupefacto.
"No, mi buen Legolas" - respondió Gandalf levantando sus cejas erizadas y con una chispa en los ojos aunque intentando contener una sonrisa tras un rostro serio - "son estos nuevos días de esplendor los que me dan tanta alegría, pero aun tengo el mal genio de antaño, y te sugiero que, por tu bien, no me pongas a prueba."
"¡Ay de mí!" - exclamó Legolas - "¡Parece que hay un dragón oculto en la piel de nuestro Mago! Aunque un Dragón doméstico nos habría sido de más ayuda en su momento."
"Será otro dragón salvaje aquí y ahora, si dices una palabra más."
Legolas y Gimli sonrieron: ése era el Gandalf que conocían de siempre.
Esperaron en silencio viendo como Gandalf y Sombragrís desaparecían por el sendero en la espesura del bosque, pero antes, a lo lejos, Gandalf se volvió una vez más sobre la grupa blanca, y levantando la mano se despidió una vez más de ellos, cmo si de alguna forma aquella fuera una dura despedida para el anciano Istari; como una última despedida.
"¡Namárie, oh, Rey Thranduil! ¡Adiós Legolas, Gimli! ¡Sed buenos, cuidáos, y sobre todo, Gimli, no vuelvas a ofrecer cerveza de malta a Legolas, que los Elfos no son tan duros como los Enanos!"
Cuando el Mago ya se hubo marchado, Thranduil se volvió a su hijo, viendo que miraba a Gimli de forma peculiar, como una mezcla entre sorpresa, enfado, vergüenza y diversión, mientras que el Enano trataba de no mirar a su amigo Elfo y reía suavemente para sí mismo. Entonces, a Thranduil se le ocurrió - "¿Qué ha querido decir Mithrandir con eso, Legolas?"
Cuatro días después Gimli estaba listo para volver a su hogar en Reino Bajo la Montaña de Erebor. Partiría tras una merienda de despedida al amanecer con los Hombres de Esgaroth, y desde el Lago Largo haría el resto del camino solo hasta la Montaña Solitaria. Cuando digo "merienda de despedida" me refiero a una gran comida de reyes como diría un hobbit (y ya es decir mucho en terminos de Enano), por lo cual aquella comida duró varias horas y ya era medio día cuando los viajeros estuvieron listos para partir.
Legolas se había empeñado en acompañar a Gimli hasta los lindes del bosque, y Thranduil estuvo allí presente para despedir a los hombres y Bardo II, el cuarto Rey del Valle desde el año 3019. Mas del Enano se despidió en privado, pues tenía algo importarte que decirle. Y es que la noche anterior Legolas le había hablado de un asunto muy inesperado al Rey Elfo. Le habló de algo que había sido una preocupación en el corazón de Thranduil durante años incontables.
Thranduil había salido a tomar el aire aquella noche, y de casualidad encontró a su hijo, silencioso, mirando inmóvil hacia el Sur como si estuviera hechizado. Ni siquiera oyó los tranquilos pasos de su padre acercándose a él, por lo que se sobresaltó cuando sintió un brazo rodeándole los hombros.
"¿Qué ocurre, Legolas?" - le preguntó, extrañado por el comportamiento de su hijo - "¿Ya no reconoces el brazo de tu padre? ¿Qué es eso que buscas, en el Sur?"
Legolas no le respondió por un instante, pero finalmente, mirando otra vez hacia el Sur, dijo - "Las he visto, ada, he visto las gaviotas blancas. Son hermosas, y su canto me hechizó."
"Legolas." - exclamó Thranduil, apartándose de su hijo repentinamente.
"He oído la llamada del Mar. La Dama Galadriel me lo advirtió,
Legolas Hojaverde mucho tiempo bajo el árbol
en alegría has vivido. ¡Ten cuidado del Mar!
Si escuchas en la orilla la voz de la gaviota,
nunca más descansará tu corazón en el bosque.
, y ahora que la he oído ya no encuentro descanso, y cada día debo pararme a mirar hacia el Sur. Hacia el Mar."
"¿Te irás?" - habló la voz temblorosa del Rey Elfo, porque intentaba contener las lágrimas.
"No puedo irme. No aún. Prometí que esperaría hasta que el último de mis amigos marchara a las Estancias de Mandos. Hasta que Gimli, o Aragorn, se vayan, y yo sea el último de la Compañía." - Legolas suspiró - "Entonces partiré, o estoy convencido que de lo contrario pereceré por la tristeza."
"¿Y qué hay de tu gente, Legolas? ¿Qué hay de Ithilien, pues muy pronto tu serás su Señor? ¿Qué hay... de mí?"
Legolas se volvió a su padre entonces, y se miraron largamente. "Quería quedarme," - dijo el príncipe Elfo en un murmullo - ", quería vagar por la Tierra Media hasta el fin de los días, recordando a mis personas más queridas... pero me he dado cuenta que no puedo.... A veces... me siento enfermo... y oigo su voz... aquí, en mi interior"- dijo tocándose la frente. Thranduil le abrazó, y él cerró los ojos en el cálido pecho de su padre.
"¡Por qué, oh, por qué tuve que enviarte a Imladris!" - sollozó el Rey - "¡Quería ayudar a los Hombres, y mira lo que he conseguido a cambio! ¡Qué me quitaran a mi hijo! ¡Ay, no, ha sido todo por mi culpa!"
"¡No!" - dijo Legolas - "¡No habéis sido vos! Yo me uní a los Hombres y ofrecí mi amor a dos mortales, aun sabiendo las tristes consecuencias y penalidades a las que me enfrentaría. Por eso os pido ahora, adar, que por mi amor llames a Gimli Amigo de los Elfos, y así una mi destino al suyo, y mi corazón sufrirá menos con ello."
Así que, en la partida, Thranduil pidió a Gimli que le acompañara en un paseo, y cuando estaban a las orillas del río se detuvieron a escuchar el murmullo del agua corriendo sobre los suaves guijarros y la risa del petirrojo bañándose y revolviéndose en sus aguas cristalinas y el -toc toc- del pájaro carpintero que construye su nido y el aleteó del colibrí revoltoso. Gimli se preguntaba qué pretendía Thranduil y, aunque algo temeroso, su corazón le decía que algo bueno hiba a ocurrir. Thranduil buscaba el ánimo que necesitaba para empezar a hablar, y no es que no quisiera hacer como su hijo le pidió (pues aunque no tenía una opinión muy buena de los Enanos, éste Enano precísamente había demostrado su honor, y merecía ser llamado Amigo de los Elfos) pero las palabras de la noche anterior aun le pesaban en el corazón.
"Gimli, hijo de Gloin." - dijo al fin, y a Gimli le pareció el Elfo arrogante e increíblemente hermoso que vio la primera vez - "Sois un Enano de honor, noble y más digno de llevar la armadura de los Señores Elfos que muchos parecían vestirla con más gallardía. Como pueba de mi amistad y la de mi gente, y por petición de mi hijo, te nombro a ti, Gimli hijo de Gloin de la Casa de Durin, Amigo de los Elfos y Bienaventurado. ¡Que vuestra barba nunca crezca rala!"
Gimli creyó no encontrar las palabras adecuadas y se inclinó profundamente, encontrándose hablándo élfico, como Legolas le había enseñado. "Lassi lantar laurie súrinen a Eryn Lasgalen!"
"Anar kaluva tielyanna!" - dijo el Rey Elfo.
Elenshael fue a despedirse de Gimli, lo que alegró mucho al Enano. Ella volvía a vestir de blanco y su pelo anaranjado se removía en la brisa. Su sonrisa era juvenil y sus ojos volvían a ser las de una niña, como la vez que la conoció, cuando apareció sobre su caballo y con un arco en la mano. Merilin, Togodhal, Malenlas, Dambëth y su madre Rielle estaban allí también.
"Acompañaré a Maese Gimli hasta los lindes del bosque y volveré lo antes posible, Atarinya." - dijo Legolas inclinándose cavallerosamente ante Thranduil.
"Ve, y no tardes en volver, hinya. Maese Gimli," - dijo Thranduil dirigiéndose ahora al Enano - ", espero volver a verle en mis salones. Será bienvenido siempre que venga."
Gimli se iclinó a la froma de los Enanos, con la barba casi tocando el suelo. - "Gracias, oh, Rey Thranduil. Vendré siempre que mi buen amigo Maese Legolas visite Erebor de vez en cuando."
Así fue como quedaron las cosas, y cuando Gimli partió y miró una vez más atrás vio el estandarte verde del Reino de los Bosques sobre las grandes puertas de las cuevas de Thranduil, ondeando en la brisa veraniega.
Legolas y Gimli no prolongaron su despedida, como la última vez cuando volvieron juntos de Minas Tirith y separaron sus caminos en los mismos lindes del bosque. Esta vez no hubo lágrimas, lo que no significaba que la amistad hubiera decaído entre ellos; al contrario, había augmentado, hasta el punto en que ya no era una simple amistad, sino amor, tan grande o más que amor de hermanos.
Se dieron la mano con una sonrisa y se miraron largamente sin que ninguno de los dos dijera nada, hasta que Gimli tuvo que correr para que los Hombres de Esgaroth no le dejaran atrás. Legolas jugaba con el colgante de mithril entre sus dedos, aquel colgante con el emblema de Durin en diamante que Glóin le regaló, mientras miraba a su amigo Enano marchar a paso decidido de vuelta a casa. Cuando el grupo se hubo alejado se dió media vuelta y volvió a internarse en el bosque, cantando una alegre canción al ritmo de sus gráciles pasos.
"Para el antigua rey y el señor de los Elfos
los enanos labraban martillando
un tesoro dorado, y la luz atrapaban
y en gemas la escondían en la espada."
"En collares de plata ponían y engarzaban..."
La cancion se apagó con un murmullo lejano en la espesura del bosque.
El único problema de los Hombres y Gimli en el camino de vuelta, fue el calor. Verano estaba ya sobre ellos, y el sol quemaba los hombros en el mediodía; hasta la noche no llegaba la brisa fresca. En Esgaroth le dieron cama a Gimli y comida y agua para el camino que le quedaba por recorrer. Pronto vio la silueta de la gran Montaña Solitara en el horizonte, y cuando llegó fue recibido con el mismo entusiasmo que la última vez.
Mas no pasó mucho tiempo hasta que los dos amigos volvieron a reunirse en Esgaroth, pues habían pensado viajar a Gondor juntos, y se citaron más de una vez para planearlo todo; en Minas Tirith, los Enanos reconstruirían las Puertas y los Elfos alegrarían el paisaje con jardines. Terminado el trabajo Gimli y los Enanos partirían hacia Rohan, a las Cavernas Centelleantes, y Legolas y su gente partirían a Ithilien, donde formarían su nuevo hogar para vivir. Alguna vez Gimli y Legolas se citaban en el Bosque de Hojas Verdes, otras en Erebor, y así ambos hacían visitas a sus nuevos amigos.
Al fin llegó el día en que Gimli y Legolas se encontraron en Esgaroth, donde terminaron sus planes y durante dos días estuvieron sentados en las orillas del Lago Largo riendo y charlando sobre ya no muy lejano día en que viajarían a Minas Tirith y volverían a ver Aragorn, a quien los dos añoraban profundamente. En el segundo día de ese encuentro, Gimli ya estaba listo para partir a su hogar otra vez antes de reunirse para el gran viaje, para disgusto de Legolas pues el Elfo quería que el Enano pasara unos días más con el en Esgaroth. Pero por algún motivo, Gimli estaba ardiendo por partir y la prisa le consumía.
"No lo entiendo." - dijo Legolas por al menos décima vez. El Elfo estaba de pie y con las manos en la cintura mirando al Enano caminando de una lado a otro recogiendo su equipaje. - "¿Por qué te vas tan pronto? ¡Si acabamos de llegar y hay tiempo de sobra! Ay, amigo, explícamelo, porque sólo has estado aquí dos días, dos días, ¿y ya quieres volver a tus cuevas? Seguro que por aquí podremos encontrar alguna oscrua, fría," - Gimli le hechó una mirada desagradable - ", fría y... bonita cueva en esta ciudad, si tanto las hechas de menos."
Gimli sólo rió, pero había algo en sus ojos que Legolas nunca había visto y que le llamó la atención. Se inclinó hacia él, mirando de cerca al ahora confuso Enano, hasta que una sonrisa se dibujó en sus labios y sus ojos azules chispearon.
"¿No será..." - susurró Legolas con una grande y alegre sonrisa en los labios - "...que al fin una hermosa doncella Enana ha roto tus fuertes defensas y te ha robado el corazón?"
Por un instante, Legolas creyó ver que el Enano se sonrojaba al mismo tiempo que hacía una mueca de sorpresa, pero al instante gruñó menando la cabeza. - "¡Bah! ¿Pero qué dices? Ninguna doncella me ha"-
"¡Lo sabía, lo sabía!" - exclamó de repente Legolas, incorporándose y comenzando a saltar y a dar vueltas alrededor de Gimli como un niño, risas llenas de felicidad y entusiasmo llenando el aire. Mucha de la gente de Esgaroth les miró, atraídos por el extraño comportamiento del Elfo, lo que hizo que Gimli se sonrojara profundamente.
"¡Para ya, Elfo loco! ¿No ves que todo el mundo nos está mirando?"
"¡Ay, Gimli! - exclamó el Elfo inclinándose hacia el Enano de nuevo - "Háblame de ella. Díme, ¿como se llama?"
"¡No hay nada de que hablar, Elfo!" - exclamó Gimli sentándose para acabar de empaquetar sus cosas en la mochila de viaje. Legolas se sentó a su lado, sus brillantes ojos mirando intesamente al Enano que trataba de no devolverle la mirada.
"No trates de negármelo, Gimli. Lo veo en tus ojos. ¡Estas enamorado! Háblame de ella, por favor..." - Ésa utlima palabra Legolas la dijo como lo hace un niño al pedirle a un madre que le deje comer caramelos.
"Pues tienes que estar volviéndote ciego, Elfo loco, por que no hay nada en mis ojos." - dijo Gimli con tosca voz - "Y, como ya te he dicho, no hay nada de que hablar."
La bonita sonrisa que había en los labios del Elfo se borró de repente y por in instante Gimli vió dolor y disgusto en sus ojos azules. "De acuerdo." - dijo Legolas sin alegría en la voz, de lo contrario, con pena - "Si tu lo dices..."
Diciendo esto Legolas desvió la mirada y cambió la posición en la que se sentaba, abrazándose las piernas y apoyando la barbilla sobre sus rodillas. Gimli se sintió mal al ver la reacción de su amigo y una punzada en el corazón le dijo que debía deshacer el daño infligido antes de que fuera tarde. Cuando Legolas hizo ademán de irse, Gimli habló - "Bueno... al menos... no hay mucho..."
La sonrisa y el alegre brillo en los ojos volvieron a Legolas al instante, quien estiró las piernas y levantó las manos sacudiéndolas en el aire. - "¡Ay, sí, lo sabía, lo sabía!" - el lugar se volvió a llenar de risas élficas. Gimli resopló, dandose cuenta de que había sido engañado por el Elfo, quien no era tan inofensivo y sensible como a veces aparentaba ser. - "Así que dime, ¿quien es esta doncella que que te ha cautivado hasta el punto de superar a la Dama Galadriel? Creía que solo podrías amar a Galadriel y que, como dijiste tu mismo, nadie podría superar su belleza."
"No compares la Dama Galadriel con nadie."- dijo Gimli - "Galadriel es una estrella que resplandece en el cielo, peligrosamente atractica y hermosa, pero inalcanzable." - una sonrisa tímida se dibujó en el rostro de Gimli - "Y a veces, una simple joia, un simple rubí, aunque sea muy pequeño puede darte todo el calor y el amor que necesitas. Algo que una estrella lejana nunca te dará."
Legolas asintió, comprendiendo las palabras de su amigo. El amor que Gimli sentía por la Dama Galadirel jamás podría consumirse. Es el amor de alguien que pone sus ojos en lo más bello que ha visto en su vida, pero eso no es lo mismo que el amor que se siente por una doncella a la que puedes tocar, besar, y adorar.
"Así que quieres volver para estar con ella." - dijo Legolas gentilmente - "¿Ella responde a tus sentimientos?"
"Ella aun no lo sabe."- respondió Gimli, por sorpresa del Elfo - "pero tengo que decírselo, porque hay muchos Enanos que la cortejan, aunque no he visto que ella les devolviera el gesto."
"Entonces quieres irte lo antes posible para estar cerca de ella y vigilar que nadie se te adelante, ¿no es así?" - Gimli afirmó con la cabeza - "¿Y cómo se llama?"
"Dwon." - dijo Gimli con la voz de quien suspira al decir el nombre de su amada.
"Bien." - dijo Legolas poniéndose en pie y mirando al Enano con una sonrisa infantil - "Pues ahora te irás y cuando llegues le dirás lo que sientes."
Gimli se encogió de hombros. "Ya he tratado de hacerlo antes... pero cuando llega el momento me acobardo." - dijo, un poco avergonzado de sus palabras.
Legolas se quedó mirándole en silencio, y viendo su cara (la de alguien que no tiene mucha esperanza) pensó y una idea vino a su cabeza, y rió, llamando la atención del Enano, que había estado mirándose los pies apenado. - "Tengo una idea. Tu convéncela para que venga a Minas Tirith, porque van a venir Enanas también, ¿no?"
"Pocas, pero sí." - respondió Gimli, ansioso por sabes qué se le había ocurrido a su amigo Elfo.
"Bien, entonces asegúrate de que venga, y mientras estemos en Gondor yo te ayudaré para que hables con ella o, en caso extremo, planearé algo para que ella se fije en tí."
"¿Pretendes que deje que un Elfo de dos-mil-no-se-cuantos-años y virgen me aconseje sobre el arte del cortejo?" - preguntó Gimli sarcásticamente. Legolas asintió entusiasmado con la cabeza. Gimli se encogió de hombros - "De acuerdo."
A finales de Agosto una gran colonia de Enanos dejaba la Montaña Solitaria y se encaminaba hacia el Bosque de Hojas Verdes. Los Elfos, les esperaban, y con un gesto Gimli le indicó a Legolas que la Enana Dwon les acompañaba, tal y como habían planeado. El primer día de Septiembre las dos colonias, Elfos y Enanos, partían juntas rumbo Sur a Gondor, y de ahí a la capital Minas Tirith, la gran ciudad del Rey Elessar.
Las dos colonias no sólo vestían de viaje, sino que también llevaban lo necesário para construir sus nuevos hogares e hiban armados, pues nunca se sabe lo que puede acontecer en el camino. Por eso su paso fue lento.
Gimli y Legolas vestían tal y como hicieron en los tiempos de la Compañía durante la Guerra del Anillo.
El hijo de Gloin llevaba dos hachas arrojadizas en una lazada de piel atada al cinturón, especialemente necesarias cuando el oponenten tenía un arco o cuando el cerpo a cuerpo impedía a Gimli blandir el hacha. En el lado derecho del cinturón llevaba un anillo de metal que sostenía su hacha de mano (la de uso cotidiano como para cortar leña para el fuego o despedazar piezas de caza). Gimli siempre llevaba su hacha de camino (de casi un metro de largo) que le servía tanto de vara como de arma principal de ataque. También llevaba la gran hacha de guerra de doble hoja que recogió de Moria y que pertenecía a su primo Balin. Esta hacha de guerra le colgaba de un anillo acolchado situado detrás de la bandolera que le cruzaba los hombros y se ataba al cinturón.
Vestía sobre la camisa de lana una malla de anillos planos unidos mediante eslabones hexagonales de hilo de oro. LLevaba guantes largos y brazales de piel hervida con una placa adicional atada a las manos para peotegerle los nudillos. Los brazos y Hombros los tenía protegidos con guardabrazos de piel hervida gravada en oro; encima de las botas de piel tenía atadas unas canilleras hechas de la misma piel. Para protegerse las piernas, llevaba una falda completa de la misma malla especial atada a la cintura. Un manto de piel grabado y reforzado le cubría el torso, los hombros y la espalda. Por último vestía un arnés, un cinturón de piel ancho con una hebilla de metal con adornos de oro donde Gimli llevaba sus hachas. Por último y más importante llevaba su caso, el que tenía unos motivos de estrellas en la parte que protege las mejillas, haciendo referencia a su nombre, que significa "estrella" en khuzdul. Per sobretodo, no se había ovidado de vestir la capa de Lórien, con su Hoja de Lórien.
Legolas llevaba consigo el arco de Lórien, guardado en una funda de piel sujeta a la aljaba de madera forrada de piel, con un bonito dibujo de un pavo real en oro. También llevaba su cuchillo blanco de punta aguda que de gran ayuda le fue en la guerra cuando se quedaba sin flechas.
Vestía una camisa de sed azul claro bordada, clazas de lana de un verde grisáceo, botas altes de ante en forma de hojas superpuestas y decoradas con motivos de plantas y jubón de ante de dos capas: la inferior de color caqui y la superior, la más gruesa, marrón; las dos tenían forma de pétalos y el conjunto parecía un capullo en flor. Esta túnica le llegaba por debajo de la cintura y sus mangas alcanzaban al codo. También llevaba la capa de Lorien sobre sus hombros sujeta con el broche plateado y esmaltado de verde en forma de hoja.
Elfos y Enanos llegaron juntos a Gondor. Se dice que la gente que los veía pasar los miraba maravillado, por estar éstas dos razas tan distintas en apariencia y mente marchando juntas, sin señales de esa hostilidad legendaria entre Elfos y Enanos. Nunca antes se contempló en la Tierra Media un ejército semejante y nunca más se volvió a ver. Pero, aunque sólo fuera una vez, fue algo digno de ver y contar a los que vinieron luego.
Balrog of Altena: Yay! ya han nombrado a Gimli Amigo de los Elfos! La canción que cantaba los Hombres y Elfos es una canción de la cantante Joana Pons; una canción popular de donde yo vivo. La he traducido y cambiado dos o tres palabras. La descripción del vestuario y armas de Legolas las he sacado del libro oficial Armas y Batallas del Señor de los Anillos. Así como avance la historia, podré describiros cada una de sus armas y sus estilos de lucha (que son alucinantes, por cierto!)
En el próximo cap Legolas ayudará a Gimli a dar el gran paso con Dwon... jejeje... y aparecerá Aragorn! :)_____
Ay, que casi se me olvida.... FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO NUEVO!!!! Oh, y quien no haya visto El Retorno del Rey aun ESTA LOCO. ID A VER LA PELICULAL YA!!!!!
~ VaniaHepskins: Como simpre, muchas gracias por tu review ^_^ De veras aprecio mucho tus opiniones. ¿Te parece bien lo de Gimli y su Enana? mejor eso a que alguien te quite a tu dulce Legolas, ¿verdad? XD
~ Marina: ¡Aiya! Me alegro de que te gustara. Este cap no ha tenido tanta acción pero espera que también haya sido de tu gusto. ¡Gracias por tu review!
~ Aredhel calafalas: He tardado en publicar el nuevo cap más de lo que quería, pero más vale tarde que nunca, como dice Eomer ^_^ ¿De verdad te pareció corto? ¡me alegro! Y estoy muy contenta de que te encantara, estas cosas son las que me dicen que vale la pena el tiempo perdido delante del ordenador escribiendo. ¡Graicas por tu review!
~ Usagi-cha: ¡Qué sorpresa! Me hace feliz que leas mi historia :-D La tuya está genial, leerla me pone de buen humor XD Oh, sí, tienes razon, a veces soy muy mala... y tengo algunas maldades más y peores planeadas....MUAJAJAJAJAJAJA!! -ejem- jeje ¡Buchísima bracia por tu reviu! (como diría el pobre Bilbo constipado XD)
~ Grissey Key: ¡Gracias por tu review, qué alegría verte otra vez! No te preocupes mucho por Gimli, yo le adoro demasiado para hacerle mucho daño ^_^ si, sí, algo grave le ocurrirá pero su amigo Legolas está con él para ayudarle, así que todo saldrá bien! Ay, ¿así que casi te hago llorar? bueno, ¡pues espero hacerte llorar la próxima vez! MUAJAJAJAJA!! LLORAD TODOS, LLORAD!!!! ¡¡¡¡QUIERO VER LAGRIMAS!!!! ejem, ay que mala soy...no me hagas caso mellon nin ;-) Hasta pronto espero.
Namárië an sí, melly nin!
* Durante la Guerra del Anillo, mientras Legolas estuvo combatiendo en Cuernavilla, los Campos del Pelennor y Morannon, el Reino de Thranduil fue invadido, y hubo una prolongada batalla bajo los árboles y una gran ruina provocada por el fuego; pero al fin Thranduil obtuvo la victoria, y en el Día del Año Nuevo de los Elfos, Celeborn y Thranduil se encontraron en medio del bosque; y dieron al Bosque Negro el nuevo nombre de Eryn Lasgalen, El Bosque de las Hojas Verdes. (Apéndices, B: La Cuenta de los Años)
* Ion nin = Hijo mio (En Sindarin)
* Morannon = La Puerta Negra de Mordor.
* Tilkal = Metal inventado por Aulë para el encadenamineto de Melkor.
* Aran Meletyalda =Vuestra majestad / Poderoso Rey (en Qwenya)
* Lassi lantar laurie súrinen a Eryn Lasgalen! = las hojas caen en oro al viento en Eryn Lasgalen. (una especie de cumplido. En Qwenya)
* Anar kaluva tielyanna! = El Sol iluminará tu camino. (Una bendición. En Qwenya)
* Atarinya = Padre Rey. (Tarinya = mi Rey; Qwenya)
* Hinya = Hijo mío. (en Qwenya)
* Khuzdul = la lengua de los Enanos.
