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CAPÍTULO 3: Duvet
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Se había acomodado en lo que podría llamarse su "segunda residencia" en el Ningenkai. Era un árbol más frondoso y más alto que el sakura de Kurama, desde donde podía ver la ventana de la habitación que ocupaba Yukina, y desde donde podía observarla también cuando daba de comer a sus pájaros, tendía la ropa o salía a coger flores.
"Ojalá pudiera hacer como Yukina"
And you don´t seem to understand
A shame you seemed an honest man
Hiei se sentía decepcionado, terriblemente decepcionado. No sabía exactamente por qué, pero el caso es que aquella desazón estaba allí, y no le dejaba dormir, como había pretendido.
Se sentía defraudado, engañado, y lo peor, horriblemente vacío. ¿De donde procedía esa sensación de haber sido estafado? Él sabía perfectamente que Kurama era un youko, y que los youkos se comportan así, especialmente si estaba pasando por su fase de biorritmos, pero aún así. Aún así lo que había hecho Kurama le había dolido. Tenía la impresión de que el kitsune había roto una especie de pacto no escrito entre ellos. ¿Pero qué pacto? ¿Qué clase de tonterías le estaban pasando por la cabeza? Semejante pacto no existía, y no había nada de extraordinario en que Kurama se abalanzara sobre el primero que encontrara en busca de saciar su lujuria de youko. Sólo había sido cosa de las circunstancias que le pasara a él. Y sin embargo. . . seguía sintiéndose mal.
And you don´t seemed the lying kind
A shame that I can read your mind
And all the things that I read there
Candle-lit smile that we both shared
Por más que lo pensaba y pese a que buscaba alguna razón coherente para enfadarse por la conducta de Kurama, no la encontraba. Aún así le había dolido, le había dolido mucho que el kitsune le usara como hubiera podido hacer con cualquier otro, con cualquier humano o youkai del que no conociera ni su nombre. ¡Maldita sea! Aquello era absurdo, no había ninguna razón por la que tuviera que sentirse tan mal, nada justificaba las ganas de llorar que le asaltaban. Entonces, ¿Por qué demonios se sentía así? ¿Por qué?
Hiei suspiró y abrazó sus rodillas. Lo peor de todo era que sabía el por qué, pero no quería ni pensarlo. Se sentía así por que Kurama, hasta esa noche, nunca le había puesto la mano encima para otra cosa que no fuera para ayudarle, cuando estaba herido o cuando ponía la mano sobre su hombre si notaba que Hiei necesitaba hablar de algo y no encontraba la fuerza necesaria para empezar. Por que, sin darse cuenta, Hiei había empezado a esperar la hora en que se hacía de noche en el Ningenkai para ir a la habitación de Kurama, donde podía sentarse tranquilamente sin que el kitsune le reclamara conversación si no tenía ganas, tan sólo le ofrecía su compañía. Porque la morada ningen del zorro era un sitio dónde se respiraba paz y tranquilidad, algo que a él le costaba tanto encontrar, y Kurama compartía eso con él. Porque Kurama era hermoso, y Hiei, muy a su pesar, disfrutaba admirando su belleza, pero Kurama nunca había hecho uso de su atractivo con él como sabía que había hecho con tantos otros. Hasta entonces, se había comportado con Hiei como si su poder de seducción no tuviera ninguna importancia, como si no existiera. . . Hiei escondió la cara contra las piernas. . . Por que Kurama le había dado todo eso sin pedirle nada a cambio, sólo que se quedara con él, si quería. Al final había entendido el significado de todo aquello, y era lo que había descubierto lo que le hacía sentirse mal, muy mal.
"Al parecer habías olvidado quien eres. . . Niño Maldito"
And all the fears you holded so dear
Will turn to whisper in your ear
Hiei se pasó la mano derecha por el pelo. Otra vez estaba ahí, esa maldita voz que acudía a su cabeza siempre a tiempo para hundirle en su propia miseria, aquella voz que, sorprendentemente, sonaba igual que la de la vieja koorime que dio la orden de tirarle por el borde de la Isla Flotante, como su él fuera una basura; la voz que le atormentaba casa vez que cualquier atisbo de felicidad que apareciera en su vida se desvanecía, riéndose de él. Maldita voz, hacía ya algún tiempo que no la escuchaba.
And you know what they say might hurt you
And you know that it means so much
"No sé de qué te quejas. Cualquier otro estaría dando saltos de alegría por poder tener sexo con Youko Kurama, y tú te lo tomas como una ofensa personal" – "Ya, pero es que yo soy así, mira ¬¬" – "Sí, tú eres un bicho raro, un accidente, un error de medida, podríamos decir." – "¡Ya lo sé! ¡No hace falta que me lo recuerdes! Yo no debería haber existido nunca, debería haber sido sólo Yukina" – "Exacto, Yukina sola, así es como debería haber sucedido. Así su vida y la de su madre hubieran sido mucho más fáciles. Pero tuviste que aparecer t" – "!Sí, lo sé, lo s" – "Ah, pero el caso es que eso ya no se puede cambiar. No podemos cambiar el acto inmundo que llevó a cabo Hina con ese hombre, quienquiera que fuese, y del cual tú eres el fruto igual de nauseabundo, ni podemos cambiar lo que ha pasado esta noche. Aunque tampoco sé muy bien qué es lo que te gustaría cambiar" – "Es que. . ." Hiei notó que se ruborizaba sólo de pensarlo "Es que yo quería. . . otra cosa" – "JAJAJAJAJAJAJA" La maldita voz de la vieja se burló despiadadamente de él "Otra cosa, dice. Estúpido youkai de fuego. Tú querías algo a lo que no puedes aspirar porque no lo mereces ¡Naciste sin merecerlo! Así que no le des más vueltas, porque Kurama no es tu amigo, ni lo es ahora ni lo era antes. Te usará si puede porque se le ha antojado ese absurdo capricho, y después olvídate de él, que el youko hará lo mismo contigo" Las ganas de llorar se hicieron más intensas, pero las lágrimas no llegaban a salir. Se tapó los oídos en un inútil intento de silenciar aquella voz.
I am falling, I am fading,
I have lost it all
I am hurting
Help to breathe
"Ojalá pudiera hacer cómo Yukina. Qué suerte tiene ella de poder llorar siempre que lo necesita"
º º º º
- . . .Sí, mamá, todo bien, sí. . . ¿Shuichi? Em. . . Aún duerme. . . Sí, jeje, es que ayer estuvimos mirando la tele hasta tarde y. . . Sí, procuro que coma verdura, sí U.U. . . Ya, una brazo a vosotros también. . . Adiós. mamá.
Kurama colgó el teléfono y volvió a su habitación a acabar de vestirse, notando que el estrés hacía mella en su cuerpo por momentos. Había pasado una noche horrible durmiendo en esa postura tan incómoda, y se despertaba cada dos minutos, tanto por los desapaciguadores sueños que tenía como porque Shuichi no paraba de revolverse, inquieto también. Aún así, no había querido soltar el brazo de su hermano.
Al hacerse de día, le hizo aspirar otra vez el somnífero a Shuichi. No es que fuera muy saludable para una persona tan joven, pero prefería tenerlo neutralizado hasta encontrar a Hiei. Ya tenía el cuerpo lo bastante dolorido como para tener que batallar contra un niño histérico, y tampoco era cuestión de atarlo y amordazarlo. El pobre crío ya lo había pasado bastante mal.
Decididamente, Shiori había llamado en un momento muy poco oportuno, mientras Kurama se vestía a toda prisa intentando ponerse la camisa los pantalones y los calcetines al mismo tiempo, temblando de nerviosismo. Le había costado horrores que no se le notara en la voz que lo estaba pasando francamente mal, pero una vez solo de nuevo en el cuarto de baño, al verse reflejado en el espejo con aquella cara de angustia, su aplomo no dio más de sí.
- Pero qué he hecho. . . – Empezó a sollozar, cada vez más violentamente. Era un llanto producto del cansancio, del desconcierto y de la profunda desazón que sentía.
Apoyó los codos en el lavabo y escondió la cara entre las manos, todo su cuerpo temblando a causa de los sollozos.
And you know I don´t mean to hurt you
But you know that it means so much
And you don´t even feel a thing
"¿Qué he hecho?" Hiei no iba a querer ayudarle, ni siquiera querría hablar con él, ni verle, no después de lo que había hecho. Lo había visto perfectamente en su forma de mirarle la otra noche. Con todo lo que se había esforzado por que el frío jaganshi dejara a un lado su habitual suspicacia y confiara un poco en él, por que le permitiera acercarse, que le abriera su corazón, al menos todo lo que Hiei era capaz de hacerlo.
El recuerdo de los pequeños progresos que había hecho, que hasta entonces había rememorado con tanto placer, atesorándolos y saboreándolos. Poder pasar los dedos por su pelo en un gesto juguetón, el cálido roce de su brazo cuando se sentaba en su cama junto a él, tan cerca que sus cuerpos se tocaban, poder darle un abrazo brusco de vez en cuando, disfrazándolo de broma para que lo que sentía no se hiciera tan obvio, Hiei dedicándole una última mirada a modo de despedida silenciosa antes de salir por la ventana y volver con Mukuro, sentarse en su escritorio a estudiar sabiéndose vigilado por los ojos carmesí del silencioso koorime, Hiei explicándole lo que sentía al resistirse a contarle a Yukina la verdad. . . Todo eso lo había perdido, Hiei ya no confiaría en él nunca más, nunca le permitiría llegar hasta su corazón.
I am falling, I am fading, I am drowning
Help me to breathe
Cada vez lloraba más fuerte, no podía parar de llorar. Y si Hiei no le ayudaba, ¿qué haría con Shuuichi? Su hermano sabía que era un youkai, le tenía miedo, terror, ya no podría quedarse allí, con Shiori. . .
Ya había perdido a Hiei, y sin su ayuda, que no era seguro que consiguiera, perdería también a su familia. Todo lo que amaba, todo lo que le importaba, todo lo había perdido en un solo momento.
I am hurting, I have lost it all
I am losing
Help me to breathe
Se incorporó, esforzándose por recobrar la calma. Se limpió las lágrimas de la cara y volvió a mirarse fijamente al espejo. Muy bien, era el momento de actuar con contundencia, no había tiempo para llorar. Estaba metido en un buen lío, una jodienta tremenda, así que le convenía sobrellevar el pánico y pensar con claridad, no era un buen momento para perder la sangre fría. Le hubiera gustado tomarse un café para despejarse, pero no había tiempo, ahora que ya había dejado tranquila a su madre, tenía que darse prisa si quería encontrar al jaganshi.
Había dos posibles sitios en donde era casi seguro que le encontraría: Uno era el templo de Genkai, con Yukina, el otro era la fortaleza. . . con Mukuro. En cualquier caso, le convenía espabilar, porque si no encontraba a Hiei en ninguno de esos dos sitios le iba a costar mucho, muchísimo más localizarle. . . y no era muy probable que el koorime viniera a su encuentro, ya no.
º º º º
- Hn ¬¬
- Hn ¬¬
(Momentos de tenso silencio)
- Hn ¬¬
- Muy bien enano, ya puedes largarte.
- Porque tú lo digas.
- ¡Ya estoy aquí!
Yukina entró en el comedor con una bandeja en las manos donde traía te, café, leche, galletas, y los croissanes que había traído Kuwabara, todo eso además de una sonrisa esplendorosa.
El pelirrojo estaba cabreadísimo. Se había levantado a las siete de la madrugada para comprar bollería recién hecha y poder desayunar con Yukina. Cuál no sería su fastidio cuando vio que por allí también andaba Hiei, a quien Yukina había descubierto en su árbol de buena mañana y había invitado/obligado a desayunar con ella. Genkai había ido a visitar a un antigua discípulo, y la chica se aburría como una ostra sola en el templo. Estaba ansiosa de que alguien le hiciera compañía.
Puso una taza con su platito delante de cada uno.
- Aix, que alegría poder pasar la mañana con mis dos chicos preferidos – Dijo, agarrando a cada uno por un brazo y acercándolos hacia ella. Hiei y Kuwabara e ruborizaron.
- Jeje. . . sí ¬¬U - Intentando que no se le noten las ganas de echar a Hiei de allí de una patada en el culo - Mmmmmmmmmm, que buena pinta tiene todo, Yukina
- Jiji, pero si lo has traído tú, Kazuma. ¿Qué os sirvo, té o café?
- Para mí té, por favor.
- ¿Y para ti, Hiei?
- HIEEEEEEEEEEEEEEEEEIIIIIIII
Si Hiei quería té o café, es algo que nunca sabremos, porque tazas, bollos e infusiones quedaron inmediatamente olvidados encima de la mesa. Un más que alterado Kurama entró a todo correr en el templo, y apareció como una estampida en el salón de te, con un niño inconsciente en los brazos.
Los otros tres se pusieron de pie de un salto. Kuwabara y Yukina se acercaron inmediatamente al kitsune que jadeaba en la puerta, pero Hiei se quedó clavado donde estaba, sin avanzar ni un paso. Se quedó allí quieto, mirando a Kurama con hostilidad.
- ¡Kurama! ¿Qué está pasando aquí? ¿Quién es ese crío?
- Es. . . es mi hermanastro. . . Shuuichi.
- Ooooooooooooooh, ¿este es tu hermano? Que moooooooooono – Yukina estaba enternecida - ¿Le ha pasado algo? ¿Quieres que le cure? – Preguntó, posando sus manos sobre la cabeza del pequeño ningen.
- ¡NO! – Kurama apartó a Shuichi de la koorime con un gesto brusco, para desconcierto de Yukina y Kuwabara – Em. . . prefiero. . . de momento prefiero que siga durmiendo.
- Kurama, ¿quieres. . . quieres que tu hermano siga inconsciente? – Preguntó Kuwabara, rascándose la cabeza.
- Bueno, es algo complicado de explicar.
- El crío le vio transformarse en youko – Soltó Hiei, a bocajarro.
Yukina y Kuwabara se giraron al mismo tiempo de mirar a Hiei y después a mirar a Kurama, como si aquello fuera un partido de tenis.
- ¡¿Dejaste que un humano te viera transformarte?!
- Bueno, no lo hice a propósito, como comprenderás.
- ¡Pero dejaste que un humano te viera transformarte!
- ¡Ya lo sé, deja de repetírmelo! ¡Y. . . y no sé por qué tengo que discutir esto contigo! Coge a mi hermano – Dijo, pasándole el niño a Kuwabara. Titubeando, avanzó uso cuantos pasos hasta llegar frente a Hiei. El jaganshi sostuvo su mirada, desafiante – Hiei. . . necesito que me ayudes con esto.
- Hn – Hiei desvió la vista en un gesto despectivo.
- Por favor Hiei. Sé. . . sé que no me lo merezco, pero de verdad que te necesito. Necesito que borres lo que pasó anoche de la memoria de Shuuichi mediante la hipnosis. Ya me encargaré yo de inventarme un recuerdo nuevo y hacérselo creer – Hiei continuó allí inmóvil, como si no le hubiera oído – Hiei. . . por favor. . .
- No puedo hacer eso.
- ¿Qué? – Kurama no se lo podía creer - ¿No vas a ayudarme?
- Ya te he dicho que no puedo.
- ¡¿No puedes o no quieres?! – El kitsune no pudo más, perdió los nervios. En su fuero interno, y por muy molesto que estuviera con él, no había llegado a creer en serio que Hiei no fuera a ayudarle, después de todo lo que había hecho por él desde que se conocían.
- ¡Oh, claro que puedo! Pero es demasiado débil, demasiado joven, demasiado poca cosa. Puedo borrarle la memoria pero no puedo controlar hasta qué punto se la borro. Puede que haya suerte y sólo olvide lo de anoche, o puede que olvide a su padre, que te olvide a ti, o que se olvide hasta de quien es.
- Pero. . . – Kurama notó que su labio inferior empezaba a temblar – Pero. . . Mi hermano es más fuerte de lo que parece, ¿sabes? Y además, además es muy listo, de verdad. . .
- Bien, ¿nos arriesgamos, entonces?
Las súplicas del youko cesaron. Hiei tenía toda la razón, no podía arriesgarse a borrar completamente la memoria de Shuuichi para enmendar su propio error. Podía salir bien pero, habiendo ni que fuera una mínima posibilidad de que saliera mal, ya no se veía capaz de hacerlo. Y en aquel caso la posibilidad mínima era la de tener éxito.
"Todo ha terminado" Tendría que marcharse, su vida en el Ningenkai se había acabado. Él ya sabía que ese momento llegaría, pero no así, no tan pronto. Tendría que separarse para siempre de Shiori, de Kazuya y de Shuuichi, tendría que limitarse a observarles a escondidas, mientras ellos seguían con sus vidas. . . sin él. Shiori. . . Shiori seguramente lo pasaría muy mal cuando él desapareciera, pero lo superaría, ¿verdad? Seguiría adelante con su nueva familia. . . Pero Kurama sabía que ella sufriría, tanto como había sufrido él cuando estuvo a punto de perderla, tanto como estaba sufriendo en ese mismo momento, sólo con tomar consciencia de que todo se había acabado.
I am hurting, I have lost it all
I am losing
Help me to breathe
Sintió que todo le daba vueltas. Todo, lo acababa de perder todo, y de repente, la idea de volver a su antigua vida en el Makai le parecía la peor de las opciones, el tipo de vida más vacía que podía llevarse. Tantas veces que había ansiado recobrar su libertad de youko, y ahora que no le quedaba más remedio que volver a ella, aquella falta de opciones le aterraba.
Notó que toda la fuerza de sus piernas desaparecía y que caía de rodillas al suelo. Ya no podía contenerse más, por mucha vergüenza que le diera que los demás le vieran llorar, sobre todo Hiei. No quería irse, no quería, no así. Quería quedarse en su casa, con su madre, cenar con su familia, ir a clase cinco días a la semana y sentarse e una cafetería con Yusuke y Kuwabara después del instituto. Y todo eso que tanto quería lo acababa de perder, para siempre, por una estupidez.
- Todo. . . snif, todo se acabado. . . – Balbuceó, escondiendo la cara entre las manos.
- Oh, no llores Kurama, por favor – Yukina corrió a arrodillarse a su lado para consolarle.
- Sí. Kurama, no te pongas así – Kuwabara dejó al chico lo mejor acomodado que pudo sobre unos cocines y fue también junto a su amigo – Encontraremos una solución, ya lo verás, te lo prometo. . .
- ¿Qué solución? No hay solución, no la hay. . .
Hiei, en vista de lo que sucedía, se limitó a caminar hacia la ventana y perder la vista en el jardín. No le gustaba ver a Kurama llorar. No sabía por qué, estaba enfadado con el kitsune y se suponía que a él le importaba un comino lo que le pasara, pero el caso es que no le gustaba verle llorar tan desconsoladamente, y menos aún le gustaba que fuera el imbécil de Kuwabara el que le consolara.
- De todas formas, no sé por qué te pones así – Masculló.
- ¿Qué? – Entre sus lágrimas, Kurama alzó la cabeza para mirar con incredulidad al koorime. Él ya sabía que Hiei no se iba a preocupar por que tuviera que abandonar el Ningenkai, seguramente lo consideraría una suerte, o simplemente le daría igual lo que a él le pasara, pero tampoco se había esperado semejante desprecio.
- Lo que quiero decir es que. . . – Continuó, incómodo - . . .he visto que si algo caracteriza a los ningens, a parte de que son repugnantemente débiles, es que son unos incrédulos empedernidos. . .
Kurama parpadeaba, sin acabar de comprender.
- Me fastidia un montón decirlo, pero el enano tiene razón. Piénsalo, ¿Qué va a decir el crío? "!Papá, papá, Shuuchi no es humano, es un youko plateado, y seguro que Shiori lo sabía¡ ¡Divórciate, divórciate!" – Dijo Kuwabara, gesticulando exageradamente - Imagínatelo. Además, ¿no decías que tu hermano estaba enfadado contigo? Si suelta algo, tus padres lo tomaran como una rabieta – Soltó una risotada y empezó a darle fuertes palmadas a Kurama en la espalda - ¡Si el canijo va a tener razón, JUA JUA JUA, no tienes de que preocuparte!
Pero Kurama no parecía compartir su optimismo.
- No, él lo sabe y yo. . . yo no podría vivir con ellos sabiendo que Shuuichi conoce semejante secreto. ¿Lo entiendes verdad? Snif, no, no puede ser – Empezó a sollozar de nuevo.
- Hay una solución – Fue la voz de Hiei, helada, como antes, la que sonó por encima del llanto de Kurama – Mukuro. . . Bueno, ya sabes como le gusta experimentar con esos juguetitos suyos. . . Encargó a los técnicos de la fortaleza que fabricaran, ¿cómo decirlo?, una especie de filtro para mi jagan. . .
- ¡¿Has dejado que Mukuro hiciera experimentos contigo?! – "¿Pero en qué estoy pensando? Con la que tengo encima y sólo se me ocurre ponerme celoso"
- ¡¿Me dejas que acabe o no?! – Obediente, Kurama le dejó continuar – Quería usarlo para borrar la memoria de esos imbéciles que recogemos con la patrulla sin que tenga que ir yo siempre a hipnotizarlos. Tiene un efecto parecido al del jagan, pero a pequeña escala. Aún no está acabado del todo, pero si quieres, podría llevarme al niño ese, drogado hasta las cejas como lo tienes ahora, y que lo intenten allí.
- ¡No quiero que esa le ponga las manos encima a mi hermano! ¡Ni que lo uséis de conejillo de indias! – "Decididamente, soy un imbécil"
Hiei estaba a punto de estallar de indignación. Encima que le ofrecía su ayuda al estúpido zorro, encima de que se preocupaba por él, como si aquello fuera asunto suyo, encima de que ni siquiera se lo merecía, ¡encima le salía con esos humos!
- ¡Vale, pues apáñatelas como pue. . .! ¡EH, TÚ! ¡¿A D"NDE VAS?!
En medio de la confusión, y sin que ninguno de ellos se diera cuenta, Shuuichi se había despertado, y había aprovechado que ninguno de los presentes le prestaba atención para escabullirse sigilosamente hasta la puerta. Desgraciadamente, Hiei le había visto justo cuando echaba a correr hacia fuera.
En cuanto vio que le habían descubierto, Shuuichi echó a correr hacia el jardín como si llevara un cohete en el culo. Kurama y los otros, en medio de su sorpresa, se abalanzaron hacia la puerta todos a la vez, tapándose el paso unos a otros, e impidiendo que Hiei, que era el que más probabilidades tenía de atrapar al chico, saliera de la habitación.
- ¡Apartaos, imbéciles! – En cualquier otra ocasión, Hiei se hubiera abierto paso a puñetazos, pero se daba el caso de que allí estaba Yukina. No hubiera sido lo más apropiado.
- ¡UAAAAAAAAAAAAAAA!
- ¡IIIIIIIIHHHHHHHHHHHH!
CLONK¡¡¡¡
Por si Shuuichi no se hubiera llevado ya bastantes sustos desde la noche anterior, ahora que estaba a punto de escapar de. . . bueno, no tenía ni idea de quien ni de donde se escapaba, pero el caso era escaparse, se chocó en plena carrera con una chica de pelo azul y kimono rosa que estaba aterrizando . . . con su remo volador.
Hola a todos¡¡¡¡
Aix, yo y mis musiquitas. . . Tenéis que comprenderme, es deformación profesional XD (que más quisiera yo) Además, me encanta esta canción, y me quedaba tan bien en este capi. . . (sonrisita) Seguramente ya lo sabréis, pero es el opening de Lain.
Este fic me está llevando por el camino de la amargura. ¿Quién me mandaría a mí complicar tanto las cosas? TTT.TTT Y ahora viene Botan para acabar de liarla XDDDDDDD
No os perdáis el próximo capítulo, a los dos Shuuichis aún les queda mucho que sufrir, por no hablar de Hiei. . .
Y muchas gracias por vuestros rw¡¡¡ Sois un gran apoyo¡¡¡
