6. La traición imperdonable.
Cuando Harry se despertó luego de la transformación de Remus, lo primero que sintió, fue una sensación amarga que le llenaba el pecho, se quedó recostado pensando en por que se sentía así, hasta que al fin lo recordó: Sirius había pasado la noche a solas con Moony.
Sin saber muy bien que hacía, fue corriendo al sótano, en el que ya estaba Hinoto dándole unas mantas a Remus y ayudándolo a levantarse, este se veía muy cansado, pero feliz al igual que la niña.
-Veo que esta vez no estas tan herido, recuerdame agradecerle al señor Black. Por cierto, lindo perro ¿de donde salió? Y ¿Dónde esta el señor Black?
-Llámame Sirius, acepto las gracias y el cumplido. -contestó el perro que se acababa de transformar en Padfoot. Miró sonriente a Harry, quien observaba todo desde la entrada. -Buenos días Harry, ¿Cómo dormiste?
-Muy bien Sirius, gracias. -Respondió el aludido fríamente. -Ese rasguño del pecho no se ve bien, ven a la cocina para que te cure. -El tono gélido aun tenía un poco impactado a los dos adultos, pero no a la niña, quien miraba profundamente a Harry.
Black se sacudió el polvo de su túnica (que estaba muy sucia) antes de seguir a Harry a la cocina. Al llegar, Potter sentó a Sirius a la vez en que tomaba un poco de algodón de una caja de primeros auxilios que estaba en la mesa (seguro la niña lo sacó para Remus) y silenciosamente comenzó a limpiarle la herida (que resultó ser un raspón, solo que le había salido mucha sangre). El mayor miraba al más pequeño evaluatoriamente, hasta que al fin se decidió a hablar.
-Harry, ¿otra vez estas enojado?
-.......
-Mmmm, Harry, debes saber que...
-¡Remus! -Hinoto iba entrando, llevando al ex-profesor del brazo, sin embargo, antes de cruzar el umbral, Lupin se desmayó. Fue cuestión de un minuto para que Moony se encontrara en su cama, Sirius poniéndole paños con agua, Harry trayendo un poco de alcohol y Hinoto tomándole la mano al enfermo a la vez en que le dirigía palabras de aliento para que despertará.
-¿Qué es lo que tiene, Sirius?
-No te preocupes, lo mismo pasó cuando íbamos en Hogwarts, solo está un poco débil, si lo cuidamos bien y logramos bajarle la fiebre, despertará pronto.
-Uf, que bueno. Iré entonces a prepararle algo de comer para que le de fuerzas.
La niña salió, no sin antes dirigirle a Harry una mirada de complicidad que, para variar, este no entendió. Mientras, Sirius, se separaba del lecho de su amigo, y volvía a intentar hablar con Potter.
-Harry, te siento alejado de mí, no seguirás con esas tonterías de los celos ¿verdad? -¿Qué no era suficientemente obvio? Se pregunto Harry, no quería volver a tener la misma plática que la vez anterior, pues sabía muy bien que una sola mirada o caricia de su Paddy, era suficiente para convencerlo de todo.
-Este no es el lugar ni el momento para hablar de eso. -Sin más, se dio la vuelta, dispuesto a irse de la habitación.
-Entonces vamos afuera a platicar.
-No querrás dejarlo solo, ¿o sí?
-Hinoto se puede ocupar de él.
-¡Harry!, ¡Ayúdame con esto! -se escuchó la voz de la pequeña desde el piso de abajo, el muchacho solo se encogió de hombros y sin dirigirle una mirada a su padrino salió de la habitación, había estado a punto de caer en los encantos de Sirius, sabia que si se hubieran puesto a platicar, él lo habría convencido de que no se pusiera celoso, pero ya no más, sabía o más bien sentía que había algo turbio entre Remus y Sirius, ya no le verían la cara de tonto.
-Ya estoy aquí -anunció al llegar a la cocina, donde la niña cortaba vegetales para una sopa.
-Oh, que bien, ¿te saqué a tiempo?
-¿..............?
-¿Desde cuando andan?
-¿?
-¡Por favor! Es obvio que entre tu y Sirius hay algo -a esta niña no se le pasa nada, parecía enterarse de todo.
-Desde hace poco.
-¿Y que ha pasado?, parece que tienen problemas.
Esa simple frase fue el detonante que Harry había necesitado desde hace tiempo: alguien dispuesto a escucharlo hablar de su relación con Sirius, una persona que no lo mirará raro o que lo tratara diferente ó mínimo, alguien que no se viera envuelto en el problema. Así que hablaron y hablaron hasta que la humeante sopa estaba lista, olía simplemente deliciosa, lo cual indicaba el esmero con que fue preparada, aun no terminaban de tratar el tema, pero ya ere tarde y fueron interrumpidos por un alegre Sirius que entró a la cocina a avisar que Remus había despertado y clamaba por comida y chocolate.
-Jeje, ya le llevo lo que pide Sirius, pero tú sigue cuidándolo. -Black salió de la cocina, no sin antes enviarle una fugaz mirada a su ahijado, quien la negó volteando hacia el piso.
-Ay Harry, realmente debemos hablar, pero hoy no, ya es tarde, mañana me podrás acompañar a comprar unas cosas.
-Está bien, hasta mañana.
El chico salió desganado de la cocina, subió lenta y pausadamente las escaleras, sintiendo esa misma opresión en el pecho al ver por la puerta entreabierta del cuarto, a Sirius mirando a su ex-profesor con cara muy preocupada a la vez en que le agarraba las manos y le susurraba palabras de aliento.
Potter caminó más rápido al sentir como unas lagrimas silenciosas amenazaban por salir, entró al cuarto y se recostó en la cama, tomó la almohada entre los brazos y lloró, dejando que sus sentimientos fluyeran convertidos en gotas de agua salada, no le importó que no se hubiera cambiado de ropa, ni que las gafas le estuvieran dañando los ojos, solo descargó toda la furia y tristeza que ahora lo inundaba, que le ahogaba el corazón y el alma.
Sin darse cuenta, se quedó dormido, despertando cuando le dio el sol con sus primeros rayos, sintió un tibio brazo que lo rodeaba. Era Sirius, quien dormía placidamente; Harry se volteó para quedar cara a cara con él y poder observarlo, se veía tan lindo así, indefenso, sin preocupaciones, mientras Harry alargaba su mano para acariciarle la mejilla, una fugaz mueca de su padrino que denotaba una preocupación inmensa (y tan grande como para no dejarle en paz ni en sus sueños) trajo aquella perturbadora imagen a la mente del pequeño: "Sirius mirando a su ex-profesor con cara muy preocupada a la vez en que le agarraba las manos y le susurraba palabras de aliento.". Rápidamente alejó su mano y todo su cuerpo del de su padrino, se levantó y se dirigió a darse una ducha.
-"Seguro esta así por Lupin" -pensó mientras el agua tibia de la regadera le mojaba la cara. -"Pero ya basta, solo necesito tiempo para pensar, no se lo dejaré tan fácil a ese licántropo"
Al salir, todos seguían dormidos (seguro se habían desvelado mientras cuidaban a Remus), así que se cambió y salió al patio, un poco de aire y sol frescos le harían bien.
Un par de horas después, Hinoto se llevó Harry a comprar varios productos a la tienda más cercana y es que gracias al tiempo en que Remus había estado en Hogwarts, la alacena de este no recibió nada, por lo cual, se encontraba vacía. Pasaron mínimo tres horas, para que la niña se hubiera quedado satisfecha con los productos que había adquirido, por lo que ahora ambos se encontraban sentados en un parque cercano degustando unos deliciosos helados muggles de chocolate (*¬*), ninguno de los dos habló, si sentían incomodo el silencio o no, nunca lo expresaron, solamente comían tranquilamente. Cuando al fin habían terminado sus postres, fue la niña quien retomó la plática anterior.
-¿En que nos quedamos ayer?
-.......
-Ah, sí, me ibas a terminar de platicar como es que Sirius regresó luego de su pelea con esa Bellatuz o como se llame, además de los problemas que tienes con él.
-Es Bellatrix... Si, te contaré... -luego de eso, Harry siguió narrándole (con lujo de detalles) todas y cada una de las cosas que pasaron: como le enviaba una carta tras otra, su encuentro en la casa de los gritos, su secreta incursión a Hogwarts, etc., Potter aprovechaba ese oído amigo para expresar todo lo que sentía, quería y/o buscaba con Sirius, parecía que conocía a esa niña de toda la vida y que podía contarle todo sin ningún problema. Para cuando Harry terminó su relato, ya pasaban de las 16:00 hrs. (4:00 p.m.), por lo que se regresaron apresuradamente a la casa de Remus, no sin antes, quedarse de acuerdo para que la niña también le contará que pasaba con el licántropo.
No pasó mucho tiempo desde que llegaron hasta que ya tuvieron la comida lista (la niña le estaba enseñando a Harry el gusto por la gastronomía) y servida, Hinoto había entendido (por suerte) que para Potter era muy difícil estar cerca de su padrino (al menos en lo que ponía en orden su condenada cabeza), por lo que hacía hasta lo imposible para que pasaran el menor tiempo posible juntos, aunque eso provocara que Black estuviera más cerca del pequeño lobo, a pesar de que estaba siendo cómplice de Harry, lo había hecho prometer que hablaría con él (entre más pronto mejor), pues ella estaba segura de que Sirius lo amaba a él y no a Remus.
-Vaya, que bueno que ya despertaste Remsie -dijo alegremente la joven Shirou, había convertido la habitación de Remus en el comedor oficial hasta que se recuperara completamente, por lo que ahora se encontraban ahí reunidos todos, Sirius le lanzaba más miradas a Harry, esperando poder interceptar esos ojos verdes para poder hablar sin necesidad de palabras, mientras que él, solo se fijaba en lo interesante que se veía su plato (ahora vacío). Por otro lado, Hinoto y Remus hablaban alegremente sobre lo que cada uno había hecho mientras estaban separados. Al terminar todos con sus alimentos, la niña se apresuró a recoger los platos y a tomar a Harry de la mano para sacarlo de esa habitación (Sirius había intentado acercarse a él).
-Uf, por poco -jadeó entusiasmada la chica al llegar a salvo a la cocina, miró con su habitual alegría a Harry, pero se turbó al verlo triste. -¿Qué tienes?
-Nada.
-¬¬ a mi no me mientes.
-Es que lo extraño, lo quiero demasiado y el verlo así, tan alejado me rompe el corazón.
-Si, es cruel tener cerca a la persona a la que más quieres sin poder decirle todo lo que sientes por ella, sin poder abrazarla y besarla como si no importará nada, solo los dos...
Harry miró a la chica fijamente, a juzgar por lo que había dicho (y el tono que usó) se notaba que esa niña quería... no, amaba a alguien, y ¿a quien más?
-Lo dices por Remus, ¿verdad? -las mejillas de Hinoto tomaron un ligero tono rosado, a la vez en que sus ojos denotaban mucha tristeza, ella solo asintió con la cabeza, Potter continuó.
-Pues creo que deberías decírselo, después de todo es obvio que no le eres indiferente.
-Sé que el me quiere, pero no se que tipo de cariño sienta hacia mí y... no me quiero desilusionar ni que nuestra amistad se eche a perder por eso.
-¡Uy!, mira que hora es, me voy a la cama, pero recuerda: El que no arriesga no gana...
Y Harry salió de la cocina alegre, dejando a una muy pensativa Hinoto, quien había tomado una decisión.
-"Tienes razón Harry, debo decirle lo que siento"
XDXDXDXDXDXDXDXDXDXDXDXDXDXDXDXDXDXDXDXD
El día siguiente amaneció cubierto de unas espesas nubes grises que amenazaban tormenta, razón por la cual, Harry siguió dormido, miró a su izquierda esperando ver a su padrino, pero el no estaba "seguro esta con su Moony, que estupido" pensó agriamente, el tiempo pasaba y él ya no sabia que hacer con Sirius, se sentía incomodo con o sin él, lo cual era bastante molesto.
Alrededor de las 12 del mediodía, decidió bajar a comer algo, atraído por los gritos de júbilo de su padrino, quien se encontraba en la cocina con un Remus ya recuperado y una Hinoto que bailaba de felicidad junto con Sirius.
-¿Ya viste Harry? Remus esta recuperado.
-¡Que bien! -era un pésimo actor (n/a: es el niño-que-vivió, no puede ser perfecto u.u) Lupin, había sentido el golpe de esas palabras que mostraban una fingida alegría. -Miren nada más que hora es, me voy a hacer tarea de pociones. -y salió de la pesada atmósfera que se había formado (y ahora reinaba) en la cocina, (claro, no sin antes tomar un pan) sin otro remedio que irse a su cuarto, abrió el baúl, sacó sus libros y se dispuso a escribir.
Apenas hubo apoyado la pluma sobre el pergamino, sus pensamientos echaron a volar hasta la cocina o más precisamente hacia el hombre de ojos azules y cabello negro que estaba ahí. "Maldición, soy un estupido, ¿Por qué no dejo de pensar en el?, o más bien, ¿Por qué no quiero dejar de pensar en él?, ya me tengo que decidir, o lo perdono o me alejo de él para siempre. Creo que.... Será mejor ir por un poco de aire."
Salio apresuradamente de la casa, sentándose en el sombrío pórtico, viendo las primeras gotas de lluvia caer, se sintió en paz al ver toda esa naturaleza y al sentir ese aire tan puro en sus pulmones. Una mano tocó su hombro.
-¡¿Sirius?! -el animago puso ambas manos en los hombros del chico evitando que se levantara, lo miró fijamente a la vez en que se sentaba a su lado.
-Ya basta Harry, no pienso seguir aguantando esto de estar lejos de ti, es hora de que decidas: o estamos juntos o separados.
La forma tan directa y a la vez ansiosa de las palabras de su Sirius fueron tan significativas en la mente del muchacho, que sintió como primer impulso ponerse a abrazar y a besar a ese condenado hombre que tanto le había hecho sufrir, pero se detuvo para poder preguntar algo que le andaba rondando la mente desde hacia mucho.
-Sirius, ¿en verdad me amas?
El mayor al fijar su mirada en esos tristes ojos esmeralda, no pudo hacer nada más que conmoverse al grado de que sus ojos le comenzaron a brillar a la vez en que exteriorizaba lo que su corazón gritaba.
-¡Por supuesto que te amo!
Fueron dichas con tanta sinceridad estas cinco palabras, que Harry las sintió como una avalancha de sentimientos que se le venían encima, dispuesto a ahogarlo en sus propias lagrimas. Abrazó a Sirius fuertemente, intentando fusionarlo en ese mismo instante para que ya nada los separara. (N/a: ¿Cuándo he oído eso?) A la vez en que el más pequeño susurraba frenéticamente cosas que apenas se entendían.
-No me dejes nunca... moriría si no estas conmigo... -y otras cursilerías como esas, pero Sirius no decía nada, solo lo abrazaba más fuertemente a la vez en que recordaba la platica que él y su pequeño habían tenido.
"-Y... ¿a mi me odias?
-Claro que no. La única forma de que eso pase, sería si tu me engañas con alguna persona, eso es lo que nunca te perdonaría."
No había ninguna duda de que el niño-que-vivió era muy celoso, esbozó una sonrisa a la vez en que pensaba "a pesar de sus celos enfermizos, así lo quiero".
Lo que no sabían era que alguien los miraba desde la ventana.
-Se ve que se quieren mucho ¿no crees Remus? -el licántropo se sobresaltó al escuchar tras él la voz de su amiga, había estado viendo a Sirius y a Harry abrazándose, pero, ese abrazo no significaba nada más que la fuerte relación que había entre ellos como padrino y ahijado ¿o no?
-Si... mucho... -la voz de Lupin sonaba triste, fría, lejana, sentía desde el fondo de su corazón que el cariño que se profesaban Potter y Black no era como el que se deberían de tener, no pudo evitar sentir celos. (N/a: ¡bienvenido al club!)
-Me gustaría que hubiera alguien que me amara tanto, que me correspondiera -continuo la niña con voz ensoñadora, Remus apartó su mirada de los dos enamorados para ver a su compañera y hablarle con esa voz cargada de infinita ternura y paciencia que solo usaba con ella.
-La encontrarás, aun eres muy joven, ya verás.
-No, es que yo... ya lo encontré, es solo que él aun no me dice nada -Oh cielos, su rostro empezaba a enrojecer.
-¿Ah si? Y ¿quien es? -miraba atento los grandes ojos de la pequeña, lo cual aumentaba el sonrojo de esta.
-Es... puesss.... es... eres tú, Remus.... Yo te amo, te amo más que a mi propia vida, lo daría todo por ti. -terminó, quedándose ahora completamente pálida, aún así, fijó su mirada en la de Lupin, esperando una respuesta.
-Ah... este... Hinoto, mira, yo te quiero mucho -la mirada de ella se iluminó, para volver a apagarse al oír el resto de la oración. -pero como a una hija.
-"como a una hija.... Como a una hija... una hija......" Vaya, que mala suerte tengo ¿no crees Remus?
-Mala suerte, ¿Por qué? -el licántropo comenzaba a asustarse por la mirada que ahora decoraba el "alegre" rostro de su enfermera particular.
-Por que me he enamorado como una estupida, de alguien que ama al novio de su alumno...
-¡NOVIO!.... -luego analizando que se estaba auto delatando, continuo mías calmadamente. -¿Qué? ¿Pero que tonterías dices?, yo no amo a Sirius, no así.
-¡MENTIRA!, ¿Crees que no me doy cuenta de la forma en que lo miras?, ¿del brillo en tus ojos al hablar de él?, nada ha vuelto a ser como antes desde que ese hombre llego, ¡MALDITO SEA SIRIUS BLACK!
-Pe-pero Hinoto, eso no es cierto...
-¡Ya basta Remus!, ¡No niegues la verdad! -luego de una pausa en la que Remus no supo que decir, la niña siguió con una voz gélida -será mejor que me vaya, se hace tarde.
Mientras, en el patio...
Una lechuza pasó cruzando el cielo azul, lanzando una carta blanca sobre el regazo de Sirius, quien instintivamente soltó a Harry. El animago tomó la carta y le sonrió al menor.
-Tengo que escucharla a solas, tal vez sea de Dumbledore. -y entró a la casa corriendo. (N/a: esa carta, es como un vociferador o Howler, como le digan. La diferencia es que esta no grita, solo envía los mensajes hablados, también se autodestruye.) Harry lo siguió lentamente, subió una a una las escaleras, hasta llegar frente a la puerta de la habitación que ambos compartían, la voz confusa de una mujer salía a través de la puerta, lo único que alcanzó a escuchar fue:
-"que bueno que has regresado, ya extrañaba nuestras visitas a escondidas, ¡ay Sirius, no sabes como te extrañaba!, ¡espero que pronto pueda verte de nuevo! Nos vemos a la brevedad posible, no pongo quien te la envía, por si cae en malas manos, pero tu ya debes saber quien soy"
La puerta se abrió inmediatamente para revelar a un Harry no enojado, enfurecido. Pero para sorpresa de Sirius (quien imaginaba que se pondría a gritar como histérico), este simplemente se acercó a él.
-Vaya, que femenina voz tiene Dumbledore. -su voz eran como témpanos de hielo que lo congelaban todo, incluso a Sirius, quien aun procesaba la nueva escenita que su Harry le estaba haciendo. Por otro lado. Potter solo hizo una cosa: se acercó a su baúl y tomó un saco. -Vuelvo tarde, no me esperes. Y por favor -añadió antes de salir. -lleva unas cobijas en la sala, no quiero tenerte cerca.
Harry salió dando un portazo, dejando a Sirius anonadado.
Caminó por las calles, mientras que la lluvia empezó a caer, cada vez más fuerte; el ojiverde se dirigió al único lugar que conocía en ese pueblo: el parque, ahí entre toda la maraña de árboles, vislumbró una sombra en una banca, era Hinoto quien estaba llorando.
-¡¿Hinoto?! ¿Qué tienes? -se sentó al lado de la chica, quien en vez de contestarle, solo se acurrucó en el pecho de su amigo a la vez en que redoblaba sus sollozos.
Tuvieron que pasar 15 minutos para que la niña se tranquilizara, lo cual fue un alivio para Harry (era pésimo actuando como paño de lagrimas ¬¬). Ahora que todo estaba mejor, volvió a preguntar.
-¿Qué tienes?
La niña aun hipando un poco y con sus ojos muy irritados por tanta lágrima, comenzó a platicarle toda su plática con Remus, al final, añadió tristemente.
-Je. Vaya Harry, ¿Quién se imaginaría que terminaríamos tú y yo hablando de nuestros respectivos problemas amorosos?
-¿Sabes que?
-¿Qué?
-Ni Remus ni Sirius merecen nuestro sufrimiento ni nuestras lágrimas. Un es temprano, ¿Qué te parece si vamos al cine?, yo invitó.
-Pero, recuerda que aquí no se aceptan monedas de magos.
-Lo sé, aquí traigo dinero muggle.
-En ese caso acepto.
El par de adolescentes se dirigieron rumbo a la sala más cercana.
Mientras en la casa Lupin...
Sirius bajaba cabizbajo las escaleras, entró a la sala y se sentó en un cómodo sillón, minutos después, Remus aparecía con un par de tazas de café (muy cargado ._.), le dio una a su compañero y ambos se pusieron a vaciar el ardiente contenido de esos envases, ninguno habló por mucho tiempo, hasta que Lupin se decidió.
-Vaya Sirius, nunca me lo imaginé.
-¿Imaginar que?
-Pues que algún día tu y Harry... pues, serian algo más que padrino y ahijado, ¿Qué diría James al ver a su mejor amigo y a su único hijo juntos? Jaja, la vida da muchas vueltas -añadió amargamente. Su amigo lo miraba fijamente antes de contestar.
-¿Desde cuando lo sabes?
-Desde esta tarde.
-Te lo dijo Hinoto ¿verdad?
-Pues... se podría decir. ¿Es por él por quien estas así?
-Si -contestó sincera y directamente Padfoot. Cada uno comenzó a hablar de lo que les había pasado en el ámbito amoroso. Duraron no menos de dos horas hablando y resolviendo el mundo, hasta que Remus se percató de que hacía rato había oscurecido completamente, visiblemente preocupado, miró a su amigo.
-Sirius...
-¿Mmmm?
-¿No crees que es muy tarde que Harry ande solo de noche?, digo, no estamos en los tiempos de más paz dentro del mundo mágico...
-Tienes razón, iré a buscarlo.
-Te acompaño.
-No, quédate por si llega.
-Lo que tú digas.
Sirius tomó su forma canina para salir de la casa, la lluvia había parado por completo y ahora podía rastrear a su ahijado con ayuda de su muy desarrollado olfato.
---------------------
-Que buena película ¿no crees Harry?
-Si, muy graciosa. Tengo hambre, vamos a comprar unos helados (n/a: ¿otra vez? ¬¬)
Ambos se acercaron al mismo lugar de la otra vez, solo que esta vez compraron un banana split (n/a: *¬*), salieron de la heladería comiendo y caminando muy contentos, iban tomados de las manos y cantando la canción de la película.
-Oh, espera, te manchaste la nariz -el joven rió por su torpeza, mientras la pequeña se acercaba peligrosamente a su cara, sacó un pañuelo y le limpió la nariz, pero al terminar, en vez de alejarse, acercó aun más sus labios a la cara de Harry y lo besó en la mejilla (muy cerca de la boca), luego se separó mientras le sonreía al muchacho.
-Gracias Harry, me has ayudado a olvidar mis problemas.
Precisamente cuando él le iba a contestar, un enorme perro negro salió detrás de la niña y le mordió fuertemente el pantalón (por suerte no pasó a mayores), Harry se interpuso a la vez en que gritaba.
-¡¡¡SIRIUS!!! -el animago tomó su forma humana y los miró enojado. Harry sentía mucha ira al sospechar que lo hubieran estado siguiendo -¿Qué demonios pasa aquí?, ¿me estabas espiando? ¿Sabes que? No quiero ninguna explicación, mejor tú vete con tu Remus.
-Ya entiendelo Sirius, tú y Remus nos han tratado mal, así que ahora Harry y yo andamos.
-¡¿QUE?! ¿Es eso cierto Harry?
-Si, lo es. -Harry se acercó y rodeó con su brazo a Hinoto. -Debes estar contento, al menos yo si soy sincero contigo a la hora de cambiar de pareja.
La triste mirada que Sirius dirigió a Harry, se transformó en una de ira al ver como se abrazaban.
-había soportado todas las escenitas de celos que me habías hecho Harry, pero esto ha sido la gota que ha colmado el vaso. Solo quiero decirte una cosa: ¡SI TE VAS A ENOJAR, HAZLO POR ALGO REAL, NO POR CAUSA DE TUS EXAGERADOS CELOS ENFERMIZOS!
Así, sin decir más, se alejó indignado y sin mirar atrás. Por otro lado, al ver Potter la soberana tontería que había cometido, se dejó caer al suelo a la vez en que unas perladas lágrimas corrían por sus mejillas. La pequeña se acercó a él y lo abrazó a la vez en que depositaba un tierno beso al lado de su cicatriz.
-Sé que estás arrepentido, debes ir con él.
Luego de un breve intercambio de miradas, el chico secó sus lágrimas y se levantó corriendo para poder alcanzar a su padrino, quien no le llevaba mucha ventaja.
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Sirius entró llorando a la casa de su fiel amigo Remus, quien lo miró asustado. El animago abrazó a su amigo a la vez en sollozaba y murmuraba tristemente en el hombro de su amigo.
-Ya todo ha terminado, lo he perdido... -en eso, Black escuchó que alguien entraba, envió una fugaz mirada y al ver el cabello azabache, se acercó rápidamente al licántropo.
Harry alcanzó a ver claramente como Sirius abrazaba a Remus y lo besaba apasionadamente, el otro no opuso resistencia hasta que se dio cuenta que eran observados, con un leve empujón separó a Black de su cuerpo que ahora jadeaba. Pero Potter no lo miraba a él, sino a su padrino, sus ojos brillaban al pronunciar estas últimas palabras.
-Discúlpame Sirius, es obvio que soy un egoísta, al solo pensar en mí y en mi felicidad ahora me doy cuenta de que en realidad, tú amas a Remus, o a cualquier otra persona, así que te libero, desde ahora eres libre de esta relación que ya ha dejado de ser dulce y tierna, para volverse una constante pelea. Parece que quien haya dicho aquello de que "si en verdad lo amas déjalo ir", tenia mucha razón, ¿no crees? Pues es lo que haré, dejaré dejaría ir al amor de mi vida, te dejaré ir aunque eso implique que se me rompa el corazón de nuevo, pero no te preocupes Sirius, esta no será la primera vez que me separe de los que amo y... dudo que sea la última. Remus, cuídalo por favor y mandame mi baúl después.
Sin esperar reacción alguna, por parte de ninguno de los dos, tomó un puñado de polvos Flu y los lanzó a la chimenea a la vez en que gritaba ¡A Hogwarts! y desaparecía en medio de un torbellino de cenizas y chimeneas, para caer en medio de la torre de Gryffindor, que por suerte, estaba vacía, a pesar de eso, no esperó a que se llenara, solo salió por el retrato de la señora gorda, no podía quitarse de la cabeza a Sirius y a Remus besándose "él lo sabía, yo mismo se le dije que la única manera en que lo odiaría, sería si él me engañaba con alguien y es precisamente lo que hizo. Soy un idiota, un estupido, ahora ¡Lo he perdido!... ¡para siempre!... ¡Lo he perdido!". Siguió caminando (casi corriendo) mientras pensaba y esa ira se iba transformando en tristeza y vacío.
Al final dio la vuelta y se topó con la persona a quien menos hubiera deseado ver en ese momento, Draco Malfoy lo observaba despectivamente.
Cuando Harry se despertó luego de la transformación de Remus, lo primero que sintió, fue una sensación amarga que le llenaba el pecho, se quedó recostado pensando en por que se sentía así, hasta que al fin lo recordó: Sirius había pasado la noche a solas con Moony.
Sin saber muy bien que hacía, fue corriendo al sótano, en el que ya estaba Hinoto dándole unas mantas a Remus y ayudándolo a levantarse, este se veía muy cansado, pero feliz al igual que la niña.
-Veo que esta vez no estas tan herido, recuerdame agradecerle al señor Black. Por cierto, lindo perro ¿de donde salió? Y ¿Dónde esta el señor Black?
-Llámame Sirius, acepto las gracias y el cumplido. -contestó el perro que se acababa de transformar en Padfoot. Miró sonriente a Harry, quien observaba todo desde la entrada. -Buenos días Harry, ¿Cómo dormiste?
-Muy bien Sirius, gracias. -Respondió el aludido fríamente. -Ese rasguño del pecho no se ve bien, ven a la cocina para que te cure. -El tono gélido aun tenía un poco impactado a los dos adultos, pero no a la niña, quien miraba profundamente a Harry.
Black se sacudió el polvo de su túnica (que estaba muy sucia) antes de seguir a Harry a la cocina. Al llegar, Potter sentó a Sirius a la vez en que tomaba un poco de algodón de una caja de primeros auxilios que estaba en la mesa (seguro la niña lo sacó para Remus) y silenciosamente comenzó a limpiarle la herida (que resultó ser un raspón, solo que le había salido mucha sangre). El mayor miraba al más pequeño evaluatoriamente, hasta que al fin se decidió a hablar.
-Harry, ¿otra vez estas enojado?
-.......
-Mmmm, Harry, debes saber que...
-¡Remus! -Hinoto iba entrando, llevando al ex-profesor del brazo, sin embargo, antes de cruzar el umbral, Lupin se desmayó. Fue cuestión de un minuto para que Moony se encontrara en su cama, Sirius poniéndole paños con agua, Harry trayendo un poco de alcohol y Hinoto tomándole la mano al enfermo a la vez en que le dirigía palabras de aliento para que despertará.
-¿Qué es lo que tiene, Sirius?
-No te preocupes, lo mismo pasó cuando íbamos en Hogwarts, solo está un poco débil, si lo cuidamos bien y logramos bajarle la fiebre, despertará pronto.
-Uf, que bueno. Iré entonces a prepararle algo de comer para que le de fuerzas.
La niña salió, no sin antes dirigirle a Harry una mirada de complicidad que, para variar, este no entendió. Mientras, Sirius, se separaba del lecho de su amigo, y volvía a intentar hablar con Potter.
-Harry, te siento alejado de mí, no seguirás con esas tonterías de los celos ¿verdad? -¿Qué no era suficientemente obvio? Se pregunto Harry, no quería volver a tener la misma plática que la vez anterior, pues sabía muy bien que una sola mirada o caricia de su Paddy, era suficiente para convencerlo de todo.
-Este no es el lugar ni el momento para hablar de eso. -Sin más, se dio la vuelta, dispuesto a irse de la habitación.
-Entonces vamos afuera a platicar.
-No querrás dejarlo solo, ¿o sí?
-Hinoto se puede ocupar de él.
-¡Harry!, ¡Ayúdame con esto! -se escuchó la voz de la pequeña desde el piso de abajo, el muchacho solo se encogió de hombros y sin dirigirle una mirada a su padrino salió de la habitación, había estado a punto de caer en los encantos de Sirius, sabia que si se hubieran puesto a platicar, él lo habría convencido de que no se pusiera celoso, pero ya no más, sabía o más bien sentía que había algo turbio entre Remus y Sirius, ya no le verían la cara de tonto.
-Ya estoy aquí -anunció al llegar a la cocina, donde la niña cortaba vegetales para una sopa.
-Oh, que bien, ¿te saqué a tiempo?
-¿..............?
-¿Desde cuando andan?
-¿?
-¡Por favor! Es obvio que entre tu y Sirius hay algo -a esta niña no se le pasa nada, parecía enterarse de todo.
-Desde hace poco.
-¿Y que ha pasado?, parece que tienen problemas.
Esa simple frase fue el detonante que Harry había necesitado desde hace tiempo: alguien dispuesto a escucharlo hablar de su relación con Sirius, una persona que no lo mirará raro o que lo tratara diferente ó mínimo, alguien que no se viera envuelto en el problema. Así que hablaron y hablaron hasta que la humeante sopa estaba lista, olía simplemente deliciosa, lo cual indicaba el esmero con que fue preparada, aun no terminaban de tratar el tema, pero ya ere tarde y fueron interrumpidos por un alegre Sirius que entró a la cocina a avisar que Remus había despertado y clamaba por comida y chocolate.
-Jeje, ya le llevo lo que pide Sirius, pero tú sigue cuidándolo. -Black salió de la cocina, no sin antes enviarle una fugaz mirada a su ahijado, quien la negó volteando hacia el piso.
-Ay Harry, realmente debemos hablar, pero hoy no, ya es tarde, mañana me podrás acompañar a comprar unas cosas.
-Está bien, hasta mañana.
El chico salió desganado de la cocina, subió lenta y pausadamente las escaleras, sintiendo esa misma opresión en el pecho al ver por la puerta entreabierta del cuarto, a Sirius mirando a su ex-profesor con cara muy preocupada a la vez en que le agarraba las manos y le susurraba palabras de aliento.
Potter caminó más rápido al sentir como unas lagrimas silenciosas amenazaban por salir, entró al cuarto y se recostó en la cama, tomó la almohada entre los brazos y lloró, dejando que sus sentimientos fluyeran convertidos en gotas de agua salada, no le importó que no se hubiera cambiado de ropa, ni que las gafas le estuvieran dañando los ojos, solo descargó toda la furia y tristeza que ahora lo inundaba, que le ahogaba el corazón y el alma.
Sin darse cuenta, se quedó dormido, despertando cuando le dio el sol con sus primeros rayos, sintió un tibio brazo que lo rodeaba. Era Sirius, quien dormía placidamente; Harry se volteó para quedar cara a cara con él y poder observarlo, se veía tan lindo así, indefenso, sin preocupaciones, mientras Harry alargaba su mano para acariciarle la mejilla, una fugaz mueca de su padrino que denotaba una preocupación inmensa (y tan grande como para no dejarle en paz ni en sus sueños) trajo aquella perturbadora imagen a la mente del pequeño: "Sirius mirando a su ex-profesor con cara muy preocupada a la vez en que le agarraba las manos y le susurraba palabras de aliento.". Rápidamente alejó su mano y todo su cuerpo del de su padrino, se levantó y se dirigió a darse una ducha.
-"Seguro esta así por Lupin" -pensó mientras el agua tibia de la regadera le mojaba la cara. -"Pero ya basta, solo necesito tiempo para pensar, no se lo dejaré tan fácil a ese licántropo"
Al salir, todos seguían dormidos (seguro se habían desvelado mientras cuidaban a Remus), así que se cambió y salió al patio, un poco de aire y sol frescos le harían bien.
Un par de horas después, Hinoto se llevó Harry a comprar varios productos a la tienda más cercana y es que gracias al tiempo en que Remus había estado en Hogwarts, la alacena de este no recibió nada, por lo cual, se encontraba vacía. Pasaron mínimo tres horas, para que la niña se hubiera quedado satisfecha con los productos que había adquirido, por lo que ahora ambos se encontraban sentados en un parque cercano degustando unos deliciosos helados muggles de chocolate (*¬*), ninguno de los dos habló, si sentían incomodo el silencio o no, nunca lo expresaron, solamente comían tranquilamente. Cuando al fin habían terminado sus postres, fue la niña quien retomó la plática anterior.
-¿En que nos quedamos ayer?
-.......
-Ah, sí, me ibas a terminar de platicar como es que Sirius regresó luego de su pelea con esa Bellatuz o como se llame, además de los problemas que tienes con él.
-Es Bellatrix... Si, te contaré... -luego de eso, Harry siguió narrándole (con lujo de detalles) todas y cada una de las cosas que pasaron: como le enviaba una carta tras otra, su encuentro en la casa de los gritos, su secreta incursión a Hogwarts, etc., Potter aprovechaba ese oído amigo para expresar todo lo que sentía, quería y/o buscaba con Sirius, parecía que conocía a esa niña de toda la vida y que podía contarle todo sin ningún problema. Para cuando Harry terminó su relato, ya pasaban de las 16:00 hrs. (4:00 p.m.), por lo que se regresaron apresuradamente a la casa de Remus, no sin antes, quedarse de acuerdo para que la niña también le contará que pasaba con el licántropo.
No pasó mucho tiempo desde que llegaron hasta que ya tuvieron la comida lista (la niña le estaba enseñando a Harry el gusto por la gastronomía) y servida, Hinoto había entendido (por suerte) que para Potter era muy difícil estar cerca de su padrino (al menos en lo que ponía en orden su condenada cabeza), por lo que hacía hasta lo imposible para que pasaran el menor tiempo posible juntos, aunque eso provocara que Black estuviera más cerca del pequeño lobo, a pesar de que estaba siendo cómplice de Harry, lo había hecho prometer que hablaría con él (entre más pronto mejor), pues ella estaba segura de que Sirius lo amaba a él y no a Remus.
-Vaya, que bueno que ya despertaste Remsie -dijo alegremente la joven Shirou, había convertido la habitación de Remus en el comedor oficial hasta que se recuperara completamente, por lo que ahora se encontraban ahí reunidos todos, Sirius le lanzaba más miradas a Harry, esperando poder interceptar esos ojos verdes para poder hablar sin necesidad de palabras, mientras que él, solo se fijaba en lo interesante que se veía su plato (ahora vacío). Por otro lado, Hinoto y Remus hablaban alegremente sobre lo que cada uno había hecho mientras estaban separados. Al terminar todos con sus alimentos, la niña se apresuró a recoger los platos y a tomar a Harry de la mano para sacarlo de esa habitación (Sirius había intentado acercarse a él).
-Uf, por poco -jadeó entusiasmada la chica al llegar a salvo a la cocina, miró con su habitual alegría a Harry, pero se turbó al verlo triste. -¿Qué tienes?
-Nada.
-¬¬ a mi no me mientes.
-Es que lo extraño, lo quiero demasiado y el verlo así, tan alejado me rompe el corazón.
-Si, es cruel tener cerca a la persona a la que más quieres sin poder decirle todo lo que sientes por ella, sin poder abrazarla y besarla como si no importará nada, solo los dos...
Harry miró a la chica fijamente, a juzgar por lo que había dicho (y el tono que usó) se notaba que esa niña quería... no, amaba a alguien, y ¿a quien más?
-Lo dices por Remus, ¿verdad? -las mejillas de Hinoto tomaron un ligero tono rosado, a la vez en que sus ojos denotaban mucha tristeza, ella solo asintió con la cabeza, Potter continuó.
-Pues creo que deberías decírselo, después de todo es obvio que no le eres indiferente.
-Sé que el me quiere, pero no se que tipo de cariño sienta hacia mí y... no me quiero desilusionar ni que nuestra amistad se eche a perder por eso.
-¡Uy!, mira que hora es, me voy a la cama, pero recuerda: El que no arriesga no gana...
Y Harry salió de la cocina alegre, dejando a una muy pensativa Hinoto, quien había tomado una decisión.
-"Tienes razón Harry, debo decirle lo que siento"
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El día siguiente amaneció cubierto de unas espesas nubes grises que amenazaban tormenta, razón por la cual, Harry siguió dormido, miró a su izquierda esperando ver a su padrino, pero el no estaba "seguro esta con su Moony, que estupido" pensó agriamente, el tiempo pasaba y él ya no sabia que hacer con Sirius, se sentía incomodo con o sin él, lo cual era bastante molesto.
Alrededor de las 12 del mediodía, decidió bajar a comer algo, atraído por los gritos de júbilo de su padrino, quien se encontraba en la cocina con un Remus ya recuperado y una Hinoto que bailaba de felicidad junto con Sirius.
-¿Ya viste Harry? Remus esta recuperado.
-¡Que bien! -era un pésimo actor (n/a: es el niño-que-vivió, no puede ser perfecto u.u) Lupin, había sentido el golpe de esas palabras que mostraban una fingida alegría. -Miren nada más que hora es, me voy a hacer tarea de pociones. -y salió de la pesada atmósfera que se había formado (y ahora reinaba) en la cocina, (claro, no sin antes tomar un pan) sin otro remedio que irse a su cuarto, abrió el baúl, sacó sus libros y se dispuso a escribir.
Apenas hubo apoyado la pluma sobre el pergamino, sus pensamientos echaron a volar hasta la cocina o más precisamente hacia el hombre de ojos azules y cabello negro que estaba ahí. "Maldición, soy un estupido, ¿Por qué no dejo de pensar en el?, o más bien, ¿Por qué no quiero dejar de pensar en él?, ya me tengo que decidir, o lo perdono o me alejo de él para siempre. Creo que.... Será mejor ir por un poco de aire."
Salio apresuradamente de la casa, sentándose en el sombrío pórtico, viendo las primeras gotas de lluvia caer, se sintió en paz al ver toda esa naturaleza y al sentir ese aire tan puro en sus pulmones. Una mano tocó su hombro.
-¡¿Sirius?! -el animago puso ambas manos en los hombros del chico evitando que se levantara, lo miró fijamente a la vez en que se sentaba a su lado.
-Ya basta Harry, no pienso seguir aguantando esto de estar lejos de ti, es hora de que decidas: o estamos juntos o separados.
La forma tan directa y a la vez ansiosa de las palabras de su Sirius fueron tan significativas en la mente del muchacho, que sintió como primer impulso ponerse a abrazar y a besar a ese condenado hombre que tanto le había hecho sufrir, pero se detuvo para poder preguntar algo que le andaba rondando la mente desde hacia mucho.
-Sirius, ¿en verdad me amas?
El mayor al fijar su mirada en esos tristes ojos esmeralda, no pudo hacer nada más que conmoverse al grado de que sus ojos le comenzaron a brillar a la vez en que exteriorizaba lo que su corazón gritaba.
-¡Por supuesto que te amo!
Fueron dichas con tanta sinceridad estas cinco palabras, que Harry las sintió como una avalancha de sentimientos que se le venían encima, dispuesto a ahogarlo en sus propias lagrimas. Abrazó a Sirius fuertemente, intentando fusionarlo en ese mismo instante para que ya nada los separara. (N/a: ¿Cuándo he oído eso?) A la vez en que el más pequeño susurraba frenéticamente cosas que apenas se entendían.
-No me dejes nunca... moriría si no estas conmigo... -y otras cursilerías como esas, pero Sirius no decía nada, solo lo abrazaba más fuertemente a la vez en que recordaba la platica que él y su pequeño habían tenido.
"-Y... ¿a mi me odias?
-Claro que no. La única forma de que eso pase, sería si tu me engañas con alguna persona, eso es lo que nunca te perdonaría."
No había ninguna duda de que el niño-que-vivió era muy celoso, esbozó una sonrisa a la vez en que pensaba "a pesar de sus celos enfermizos, así lo quiero".
Lo que no sabían era que alguien los miraba desde la ventana.
-Se ve que se quieren mucho ¿no crees Remus? -el licántropo se sobresaltó al escuchar tras él la voz de su amiga, había estado viendo a Sirius y a Harry abrazándose, pero, ese abrazo no significaba nada más que la fuerte relación que había entre ellos como padrino y ahijado ¿o no?
-Si... mucho... -la voz de Lupin sonaba triste, fría, lejana, sentía desde el fondo de su corazón que el cariño que se profesaban Potter y Black no era como el que se deberían de tener, no pudo evitar sentir celos. (N/a: ¡bienvenido al club!)
-Me gustaría que hubiera alguien que me amara tanto, que me correspondiera -continuo la niña con voz ensoñadora, Remus apartó su mirada de los dos enamorados para ver a su compañera y hablarle con esa voz cargada de infinita ternura y paciencia que solo usaba con ella.
-La encontrarás, aun eres muy joven, ya verás.
-No, es que yo... ya lo encontré, es solo que él aun no me dice nada -Oh cielos, su rostro empezaba a enrojecer.
-¿Ah si? Y ¿quien es? -miraba atento los grandes ojos de la pequeña, lo cual aumentaba el sonrojo de esta.
-Es... puesss.... es... eres tú, Remus.... Yo te amo, te amo más que a mi propia vida, lo daría todo por ti. -terminó, quedándose ahora completamente pálida, aún así, fijó su mirada en la de Lupin, esperando una respuesta.
-Ah... este... Hinoto, mira, yo te quiero mucho -la mirada de ella se iluminó, para volver a apagarse al oír el resto de la oración. -pero como a una hija.
-"como a una hija.... Como a una hija... una hija......" Vaya, que mala suerte tengo ¿no crees Remus?
-Mala suerte, ¿Por qué? -el licántropo comenzaba a asustarse por la mirada que ahora decoraba el "alegre" rostro de su enfermera particular.
-Por que me he enamorado como una estupida, de alguien que ama al novio de su alumno...
-¡NOVIO!.... -luego analizando que se estaba auto delatando, continuo mías calmadamente. -¿Qué? ¿Pero que tonterías dices?, yo no amo a Sirius, no así.
-¡MENTIRA!, ¿Crees que no me doy cuenta de la forma en que lo miras?, ¿del brillo en tus ojos al hablar de él?, nada ha vuelto a ser como antes desde que ese hombre llego, ¡MALDITO SEA SIRIUS BLACK!
-Pe-pero Hinoto, eso no es cierto...
-¡Ya basta Remus!, ¡No niegues la verdad! -luego de una pausa en la que Remus no supo que decir, la niña siguió con una voz gélida -será mejor que me vaya, se hace tarde.
Mientras, en el patio...
Una lechuza pasó cruzando el cielo azul, lanzando una carta blanca sobre el regazo de Sirius, quien instintivamente soltó a Harry. El animago tomó la carta y le sonrió al menor.
-Tengo que escucharla a solas, tal vez sea de Dumbledore. -y entró a la casa corriendo. (N/a: esa carta, es como un vociferador o Howler, como le digan. La diferencia es que esta no grita, solo envía los mensajes hablados, también se autodestruye.) Harry lo siguió lentamente, subió una a una las escaleras, hasta llegar frente a la puerta de la habitación que ambos compartían, la voz confusa de una mujer salía a través de la puerta, lo único que alcanzó a escuchar fue:
-"que bueno que has regresado, ya extrañaba nuestras visitas a escondidas, ¡ay Sirius, no sabes como te extrañaba!, ¡espero que pronto pueda verte de nuevo! Nos vemos a la brevedad posible, no pongo quien te la envía, por si cae en malas manos, pero tu ya debes saber quien soy"
La puerta se abrió inmediatamente para revelar a un Harry no enojado, enfurecido. Pero para sorpresa de Sirius (quien imaginaba que se pondría a gritar como histérico), este simplemente se acercó a él.
-Vaya, que femenina voz tiene Dumbledore. -su voz eran como témpanos de hielo que lo congelaban todo, incluso a Sirius, quien aun procesaba la nueva escenita que su Harry le estaba haciendo. Por otro lado. Potter solo hizo una cosa: se acercó a su baúl y tomó un saco. -Vuelvo tarde, no me esperes. Y por favor -añadió antes de salir. -lleva unas cobijas en la sala, no quiero tenerte cerca.
Harry salió dando un portazo, dejando a Sirius anonadado.
Caminó por las calles, mientras que la lluvia empezó a caer, cada vez más fuerte; el ojiverde se dirigió al único lugar que conocía en ese pueblo: el parque, ahí entre toda la maraña de árboles, vislumbró una sombra en una banca, era Hinoto quien estaba llorando.
-¡¿Hinoto?! ¿Qué tienes? -se sentó al lado de la chica, quien en vez de contestarle, solo se acurrucó en el pecho de su amigo a la vez en que redoblaba sus sollozos.
Tuvieron que pasar 15 minutos para que la niña se tranquilizara, lo cual fue un alivio para Harry (era pésimo actuando como paño de lagrimas ¬¬). Ahora que todo estaba mejor, volvió a preguntar.
-¿Qué tienes?
La niña aun hipando un poco y con sus ojos muy irritados por tanta lágrima, comenzó a platicarle toda su plática con Remus, al final, añadió tristemente.
-Je. Vaya Harry, ¿Quién se imaginaría que terminaríamos tú y yo hablando de nuestros respectivos problemas amorosos?
-¿Sabes que?
-¿Qué?
-Ni Remus ni Sirius merecen nuestro sufrimiento ni nuestras lágrimas. Un es temprano, ¿Qué te parece si vamos al cine?, yo invitó.
-Pero, recuerda que aquí no se aceptan monedas de magos.
-Lo sé, aquí traigo dinero muggle.
-En ese caso acepto.
El par de adolescentes se dirigieron rumbo a la sala más cercana.
Mientras en la casa Lupin...
Sirius bajaba cabizbajo las escaleras, entró a la sala y se sentó en un cómodo sillón, minutos después, Remus aparecía con un par de tazas de café (muy cargado ._.), le dio una a su compañero y ambos se pusieron a vaciar el ardiente contenido de esos envases, ninguno habló por mucho tiempo, hasta que Lupin se decidió.
-Vaya Sirius, nunca me lo imaginé.
-¿Imaginar que?
-Pues que algún día tu y Harry... pues, serian algo más que padrino y ahijado, ¿Qué diría James al ver a su mejor amigo y a su único hijo juntos? Jaja, la vida da muchas vueltas -añadió amargamente. Su amigo lo miraba fijamente antes de contestar.
-¿Desde cuando lo sabes?
-Desde esta tarde.
-Te lo dijo Hinoto ¿verdad?
-Pues... se podría decir. ¿Es por él por quien estas así?
-Si -contestó sincera y directamente Padfoot. Cada uno comenzó a hablar de lo que les había pasado en el ámbito amoroso. Duraron no menos de dos horas hablando y resolviendo el mundo, hasta que Remus se percató de que hacía rato había oscurecido completamente, visiblemente preocupado, miró a su amigo.
-Sirius...
-¿Mmmm?
-¿No crees que es muy tarde que Harry ande solo de noche?, digo, no estamos en los tiempos de más paz dentro del mundo mágico...
-Tienes razón, iré a buscarlo.
-Te acompaño.
-No, quédate por si llega.
-Lo que tú digas.
Sirius tomó su forma canina para salir de la casa, la lluvia había parado por completo y ahora podía rastrear a su ahijado con ayuda de su muy desarrollado olfato.
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-Que buena película ¿no crees Harry?
-Si, muy graciosa. Tengo hambre, vamos a comprar unos helados (n/a: ¿otra vez? ¬¬)
Ambos se acercaron al mismo lugar de la otra vez, solo que esta vez compraron un banana split (n/a: *¬*), salieron de la heladería comiendo y caminando muy contentos, iban tomados de las manos y cantando la canción de la película.
-Oh, espera, te manchaste la nariz -el joven rió por su torpeza, mientras la pequeña se acercaba peligrosamente a su cara, sacó un pañuelo y le limpió la nariz, pero al terminar, en vez de alejarse, acercó aun más sus labios a la cara de Harry y lo besó en la mejilla (muy cerca de la boca), luego se separó mientras le sonreía al muchacho.
-Gracias Harry, me has ayudado a olvidar mis problemas.
Precisamente cuando él le iba a contestar, un enorme perro negro salió detrás de la niña y le mordió fuertemente el pantalón (por suerte no pasó a mayores), Harry se interpuso a la vez en que gritaba.
-¡¡¡SIRIUS!!! -el animago tomó su forma humana y los miró enojado. Harry sentía mucha ira al sospechar que lo hubieran estado siguiendo -¿Qué demonios pasa aquí?, ¿me estabas espiando? ¿Sabes que? No quiero ninguna explicación, mejor tú vete con tu Remus.
-Ya entiendelo Sirius, tú y Remus nos han tratado mal, así que ahora Harry y yo andamos.
-¡¿QUE?! ¿Es eso cierto Harry?
-Si, lo es. -Harry se acercó y rodeó con su brazo a Hinoto. -Debes estar contento, al menos yo si soy sincero contigo a la hora de cambiar de pareja.
La triste mirada que Sirius dirigió a Harry, se transformó en una de ira al ver como se abrazaban.
-había soportado todas las escenitas de celos que me habías hecho Harry, pero esto ha sido la gota que ha colmado el vaso. Solo quiero decirte una cosa: ¡SI TE VAS A ENOJAR, HAZLO POR ALGO REAL, NO POR CAUSA DE TUS EXAGERADOS CELOS ENFERMIZOS!
Así, sin decir más, se alejó indignado y sin mirar atrás. Por otro lado, al ver Potter la soberana tontería que había cometido, se dejó caer al suelo a la vez en que unas perladas lágrimas corrían por sus mejillas. La pequeña se acercó a él y lo abrazó a la vez en que depositaba un tierno beso al lado de su cicatriz.
-Sé que estás arrepentido, debes ir con él.
Luego de un breve intercambio de miradas, el chico secó sus lágrimas y se levantó corriendo para poder alcanzar a su padrino, quien no le llevaba mucha ventaja.
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Sirius entró llorando a la casa de su fiel amigo Remus, quien lo miró asustado. El animago abrazó a su amigo a la vez en sollozaba y murmuraba tristemente en el hombro de su amigo.
-Ya todo ha terminado, lo he perdido... -en eso, Black escuchó que alguien entraba, envió una fugaz mirada y al ver el cabello azabache, se acercó rápidamente al licántropo.
Harry alcanzó a ver claramente como Sirius abrazaba a Remus y lo besaba apasionadamente, el otro no opuso resistencia hasta que se dio cuenta que eran observados, con un leve empujón separó a Black de su cuerpo que ahora jadeaba. Pero Potter no lo miraba a él, sino a su padrino, sus ojos brillaban al pronunciar estas últimas palabras.
-Discúlpame Sirius, es obvio que soy un egoísta, al solo pensar en mí y en mi felicidad ahora me doy cuenta de que en realidad, tú amas a Remus, o a cualquier otra persona, así que te libero, desde ahora eres libre de esta relación que ya ha dejado de ser dulce y tierna, para volverse una constante pelea. Parece que quien haya dicho aquello de que "si en verdad lo amas déjalo ir", tenia mucha razón, ¿no crees? Pues es lo que haré, dejaré dejaría ir al amor de mi vida, te dejaré ir aunque eso implique que se me rompa el corazón de nuevo, pero no te preocupes Sirius, esta no será la primera vez que me separe de los que amo y... dudo que sea la última. Remus, cuídalo por favor y mandame mi baúl después.
Sin esperar reacción alguna, por parte de ninguno de los dos, tomó un puñado de polvos Flu y los lanzó a la chimenea a la vez en que gritaba ¡A Hogwarts! y desaparecía en medio de un torbellino de cenizas y chimeneas, para caer en medio de la torre de Gryffindor, que por suerte, estaba vacía, a pesar de eso, no esperó a que se llenara, solo salió por el retrato de la señora gorda, no podía quitarse de la cabeza a Sirius y a Remus besándose "él lo sabía, yo mismo se le dije que la única manera en que lo odiaría, sería si él me engañaba con alguien y es precisamente lo que hizo. Soy un idiota, un estupido, ahora ¡Lo he perdido!... ¡para siempre!... ¡Lo he perdido!". Siguió caminando (casi corriendo) mientras pensaba y esa ira se iba transformando en tristeza y vacío.
Al final dio la vuelta y se topó con la persona a quien menos hubiera deseado ver en ese momento, Draco Malfoy lo observaba despectivamente.
