Capitulo 8. Traición.

Al aparecer por la chimenea un pesado vacío se posesionó de su estomago, todo su campo de visión le dedicó una escena muy parecida a la que vivió en el ministerio de magia: Sirius y Remus se encontraban en el centro de la sala rodeados de muchos mortifagos encapuchados con sus respectivas mascaras y todos con las varitas en posición de ataque.

Ninguno se había dado cuenta de que un muchacho de dieciséis años con una cicatriz en forma de rayo los observaba, contó el número de enemigos: eran diez, después, aprovechando su inesperada invisibilidad (nadie le hacía caso) posó su mirada en los dos acorralados, descubrió con orgullo como ninguno de los dos daba muestras de miedo, ambos hombres observaban a los malos como si fueran una multitud de cucarachas que merecían ser aplastadas.

Era como si el tiempo se hubiera detenido, todos estaban inmoviles esperando una señal para empezar el ataque. Uno de los enmascarados deslizó sus fríos ojos grises hacia donde estaba Harry y con una voz que reconoció al instante gritó.

-¡Ahí esta Potter! -ese pareció ser el grito de guerra, pues al termino de esta simple frase, todos accionaron sus varitas llenando la modesta sala de chispas de todos colores.

Un rayo rojo fue disparado por el mismo que dio la orden, pero el moreno fue más rápido, conjuró el hechizo protector y comenzó a lanzar maldiciones a todo aquel que se le acercara.

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-¡Profesor! ¡La casa de Lupin esta siendo atacada! ¡Potter fue para allá!

No se necesitaron más palabras para que el director tocase unos de sus extraños artefactos y en menos de dos segundos hubiera salido de la oficina dejando a Draco solo con sus pensamientos.

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Había perdido de vista a sus dos aliados, todo era confusión, gritos, rayos de luces. Salió de la chimenea (que había sido una especie de refugio para él) dispuesto a adentrarse a la batalla, pero no pudo avanzar ni un metro cuando sintió una mano que presionaba su hombre.

-"¡Maldición, me han atrapado!" -giró rápidamente para atacar a su enemigo, pero en vez de ver a un mortifago, solo distinguió a su mentor: Albus Dumbledore había llegado, tras él aparecieron Tonks, Moody y otros miembros de la orden, sumaban seis en total. Los de la orden se apresuraron a unirse a la batalla, peleaban muy bien por lo que fueron dejando en evidente desventaja a los mortifagos. Aquel a quien Harry creía conocer, parecía que era también el jefe por lo que su gritó retumbó en toda la vivienda.

-¡Necesitamos refuerzos! ¡Tú -añadió señalando al más cercano. -ve por más gente! -el otro asintió y desapareció con un chasquido. No pasó ni un minuto cuando otros diez mortifagos se parecieron en el lugar. Ahora la desventaja estaba en bando de los buenos.

Sin embargo, para Harry el ver al anciano ahí le hacía sentir la seguridad de que aunque apareciera el mismo Lord Voldemort, no habría ningún problema. Todos peleaban excepto él por lo que se sintió inútil, aún sentía ese molesto vació en su estomago cuando levantó su varita dispuesto a unirse a la pelea, Remus se le acercó corriendo, parecía preocupado.

-¡Harry! Creo que está en la planta alta, por favor buscala, puede estar en peligro... -gritó mientras con magistral agilidad evadía el ataque simultaneo de los dos mortifagos contra los que peleaba. El pequeño asintió, apretó más su varita y cruzó la sala lanzando hechizos por todos lados, que si un rictunsempra por aquí, un tarantallegra por allá, después un protego, otro desmaius...

Se sintió aliviado cuando salió de aquel desorden y vio las inmaculadas escaleras que daban a las habitaciones, caminó lentamente por cada uno de los escalones aguzando el oído y el olfato esperando sentir en cualquier momento el sonido de unas pisadas o el aroma de la madera quemada por algún hechizo.

Llegó a la parte alta de la casa, no se sentía la presencia de algún aroma que delatara algún hechizo, aguzó el oído... nada. Caminó a la que fue su habitación, abrió la puerta bruscamente... nada. Hizo lo mismo con el cuarto de baño pero no había nadie. Sin embargo, su sexto sentido le avisaba que no estaba solo.

Nada más faltaba revisar la habitación de Remus, que se encontraba al fondo de el sombrío pasillo, se acercó sigilosamente, puso la mano en el pomo de la puerta y lo hizo girar muy lentamente, empujó la puerta con una inusitada suavidad hasta que esta se hubo abierto por completo. Recorrió su mirada por la habitación deteniéndose de vez en cuando para mirar algún detalle, alguna de las muchas fotos de Remus con sus amigos de Hogwarts que casi tapizaban la pieza. Sus ojos avanzaron hasta llegar a la ventana, por fin había encontrado lo que buscaba.

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En la sala la pelea tomaba tintes cada vez más violentos, habían llegado más refuerzos de ambos bandos, de hecho, ahora se podían apreciar algunos cadáveres ensangrentados, pedazos de muebles destruidos y varios magos que luchaban encarnizadamente, Dumbledore luchaba graciosamente contra cinco mortifagos mientras Sirius y Remus hacían pareja para deshacerse de otros tantos.

-Como en los viejos tiempos ¿eh?

-¡Demostremoles quienes son los merodeadores!

Luego de ese breve diálogo los dos dejaron inconscientes a sus enemigos. Tonks presentaba una fea cortadura en su mejilla derecha pero ni eso le impedía lanzar maldiciones contra los enmascarados.

El ojo de Moody giraba como nunca mientras sus nudosas rodillas se esforzaban por moverlo con agilidad. Todos los aurores hacían su mejor esfuerzo y estaban logrando la victoria, si todo seguía así muy pronto ganarían esta improvisada batalla.

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No necesito verla dos veces para saber que lo que le había dado a entender Draco era cierto, ella era una espía. ¡Pensar que había confiado en ella! ¿Cómo podía ser tan tonto?

La ventana mantenía las finas cortinas de velo abiertas, provocando la indiscreta entrada de los rayos de la luna, los cuales se encargaban de dibujar el perfil de una niña que sollozaba mientras abrazaba una de las tantas fotografías de Remus.

Harry se acercó empuñando su varita, no podía creer que ella fuera la culpable de lo que estaba pasando, por su culpa el hombre a quien más amaba estaba arriesgando su vida, quería matarla, aplicarle el cruciatus miles de veces, verla retorcerse de dolor ante la perspectiva de que Sirius, SU Sirius estaba poniendo en peligro su vida en la planta baja.

Se paró al lado de la niña intentando detener el impulso de estrangularla ahí mismo, al escuchar los sollozos compulsivos de la niña sintió cierta lástima por ella y por él, sabía que era una buena persona, por lo que no entendía el porque de su traición, decidió concederle el derecho de la duda.

-Hinoto... -el solo hecho de sentir ese nombre por su garganta fue suficiente para causar que su cuerpo fuera invadido por odio y asco, suficiente para hacerlo vomitar en ese instante. Desecho la idea de expulsar lo que trajera en el estomago, para poder continuar hablando, quería gritarle en ese preciso momento todo lo que pensaba en de ella. Abrió la boca pero ningún sonido acudió, volvió a intentarlo y dijo lo que rodaba por su cabeza.

-C-creí que eras mi amiga, pensé que... que podía confiar en ti... -los sollozos de la traicionera redoblaron mientras el par de ojos azules de esa criatura lo miraron con un dolor infinito. El corazón de Harry se desmoronó ante esa mirada, por lo que continuó hablando a pesar de tener la voz entrecortada. -¿Por qué lo hiciste?

Unas lágrimas solitarias se deslizaron por las mejillas de Harry mientras continuaba. -¿Por qué nos traicionaste?..... Remus... nosotros confiábamos en ti.... ¡Por Dios!, ¡para él tú eres como su hija!

-¡BASTA!... de-detente por favor... no... no sigas...

-¡Entonces dime, dame una sola razón que justifiqué lo que nos has hecho!

-¡POR QUE LO AMO!... lo... amo...

-..... ¿por eso lo haces sufrir?, ¿por eso lo has ofrecido en bandeja de plata a una horda de mortifagos?... eso no es amar...

-No lo entiendes Harry... yo era feliz a su lado... -los sollozos no se detenían, la niña se balanceaba de un lado a otro, tenía los ojos fijos en un punto indeterminado, las pupilas desorbitadas y la boca entreabierta. Parecía buscar palabras, imágenes, todo lo que pudiera dentro de su cabeza para intentar explicarle a Harry lo que la orilló a traicionarlos. De pronto una sombra de lo que fue antes cruzó sus ojos mientras comenzó a hablar lentamente.

"-Esa vez... cuando lo conocí, sentí miedo... pero supe que no me haría daño... después, cuando ya no estaba transformado y me miró... me di cuenta de que estaba preocupado por mi, ¡era la primer persona que demostraba algún tipo de preocupación hacía mi!... tú no sabes, me sentí tan feliz tan... especial.

Yo... fui un error, mis padres se tuvieron que casar por que yo iba a nacer... me lo recordaban casi a diario, nunca me dijeron alguna palabra afectuosa, no recuerdo que me hayan besado o abrazado, lo único que recibía de ellos eran amenazas... insultos. Solo esperaban que fuera mayor de edad para sacarme definitivamente de esa casa. Pero yo no me iba, quería demostrarles que podía resistir más que ellos ese infierno que se vivía en la casa.

¡Imagínate!, en medio de todo eso... como por arte de magia apareció mi príncipe azul, el noble caballero que me rescataría... suena estupido pero así lo veía. Él me dio todo ese cariño que siempre desee pero nunca tuve, odié a mis padres pues un completo extraño me había dado todo lo que siempre quise y ellos no me dieron.

Era mi adoración, soñaba a diario con él... tú no sabes Harry... venía a diario para ayudarlo a acomodar la casa por que llevaba mucho tiempo abandonada... le hacía comida y la compartíamos... le podía platicar mis penas, mis alegrías... por él empecé a sacar buenas notas en el colegio, él me felicitaba y me llevaba a comer fuera o al cine... sufrí mucho cuando me anunció que iría a Hogwarts a buscar empleo, pero sabía que él deseaba eso, así que le sonreí y lo dejé ir... sentía que moría...

Cuando me llegó su lechuza anunciándome que llegaría pronto, me di cuenta de que renacía, ¡el tenerlo cerca me mantenía con vida!... entonces vine a recibirlo, me dijo que me tenía una sorpresa... mi sorpresa eran ustedes... al ver como Remus miraba a Black me hizo darme cuenta... él aún lo amaba... supe que desde que eran jóvenes él suspiraba por ese tonto de Sirius que no se daba cuenta... él no me lo dijo... yo lo descubrí...

Sentí celos... envidia de saber todo el tiempo que aquel pudo estar con mi Remus... rabia al saber todos los sufrimientos que lo hizo pasar... todo el sufrimiento que ahora sentía al comprender que nunca estuvo cerca de mí... que nunca fue mío... que su corazón... nunca se separó de él... ¿sabes que los licántropos solo pueden amar a una persona en su vida?... pues él eligió a Black... pero ese tonto lo rechazó... rechazó lo que yo tanto anhelaba...

Por suerte apareciste tú... fue fácil darme cuenta de lo que había entre tú y ese maldito... solo debían resolver unos problemitas... pero pasó el tiempo y Remus aún no se olvidaba de Black... al contrario, parecía que su amor por él se iba fortaleciendo a pasos agigantados... decidí dar un gran paso, le dije que lo amaba... el me repitió lo que yo ya sabía: que a quien amaba era a otro... a Sirius...

Estaba muy dolida... mi felicidad se me había escapado como arena entre las manos... cuando apareció frente a mí... aquel encapuchado me dio la respuesta a todo... ya lo había visto antes... ya había intentado hablar conmigo, pero yo lo evadía... me dio la respuesta... lo quitaría del camino... me ofreció deshacerse de Black... yo me negué, pero me insistió y me dio un prendedor, si aceptaba su oferta solo necesitaría invocarlo con la ayuda de ese objeto...

Entré a casa... alcancé a ver como tú te ibas enojado y después... después a Remus besando a Sirius... Black lo rechazó una vez más, me dolió ver la mirada tan triste de mi pequeño Lupin... quise matar a aquel que lo dañó... no podía sola con él... Remus lo protegería... invoqué a aquel que me ofrecía la ayuda... apareció con otros iguales a él... apareciste tú de nuevo... todos empezaron a pelear... ¡atacaban a mi Remus!... intenté intervenir pero el mismo de antes me dijo que me fuera... me prohibió salir de este cuarto... comprendí mi error... pero ya era tarde... muy tarde...

-¿Te das cuenta de que Remus sufriría más si Sirius muere?

-Mejor que muera a que lo cambie por otro.

-No puedes obligarlo a amarte...

-Si no me ama a mi no amará a nadie...

-Eres egoísta...

-El amor es egoísta...

-Debes dejarlo decidir, con un poco de tiempo él podría amarte de otra forma...

-No soy nada para él...

-No es cierto... él se sigue preocupando por ti... debo ayudarlos...

-No... debemos ayudarlos...

-..............

-No dejaré que nadie le haga daño... prefiero morir antes de que algo malo le pase...

-Vamos.

Ambos jóvenes salieron velozmente de la habitación, Harry solo podía sentir lástima por esa criatura, él había estado a punto de caer en lo mismo, sus celos excesivos pudieron haberlo llevado a cometer alguna tontería, no podía dejarla sola. Se detuvo un momento, la niña lo imitó.

-¿Que pasa?

-Alguien se acerca... huye...

-No lo haré.

-Serás más útil abajo... te cuidaré la espalda para que vayas.

La niña hizo un leve asentimiento de cabeza antes de correr escaleras abajo, Harry se quedó esperando que esa persona que sentía se acercara, él también bajó lentamente las escaleras hasta llegar al pasillo del recibidor.

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No había nadie en el pasillo, Hinoto había desaparecido. Justo cuando Potter se daba la media vuelta para volver a la batalla, la misma voz que antes había reconocido murmuro unas pocas y selectas palabras: avada kedavra a la vez en que un rayo cegador de luz verde inundaba ese tramo de la casa.

-"Este es mi fin" fue el único pensamiento que llegó al chico.

Harry no reaccionó ante aquel ataque hasta que escuchó el potente grito de su padrino mencionando su nombre y un fuerte empujón que lo llevó al suelo. Parpadeó para situarse en la realidad, el vacío de su estomago fue sustituido por la adrenalina que corría sin piedad por todo su ser, miró hacía un lado y ahí lo vio: Sirius Black se encontraba tendido a su lado, tenía los ojos cerrados y actitud serena y pacifica.

-No... ¡NOOOO! ¡SIRIUS! -zarandeó el cuerpo que tenía a su lado sin obtener respuesta alguna. Estaba enfurecido, tomó su varita y sin murmurar nada, un potente rayo rojo salió de ella dando de lleno en el pecho del mortifago, el cual se estrelló en la puerta con un estrépito ocasionando que la mascara se le resbalara del rostro, sus sospechas sobre la identidad del hombre fueron confirmadas. El encapuchado dirigió su gélida mirada al muchacho antes de dedicarle una sombría sonrisa y desapareció, dejando al pequeño Potter junto al cuerpo de su padrino...

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El rincón de cerdo volador.

No se preocupen, no volveré a poner alguna nota bajo el capitulo, pero tenia que escribir esto, ¡era inevitable! Espero que les haya gustado el capítulo, me costó mucho escribirlo, pero aquí está jejeje espero que lo disfruten y dejen review n_n Ese monologo de la pequeña Hinoto me salió sin premeditación, así que espero que no esté muy mal y no la haya puesto muy loca XD Ahora solo tengo una pregunta: Ese vacío en el estomago de Harry ¿habrá sido por que tenía mucha hambre al escribir? u_ú

¡Gracias por leer!

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