Amor en tiempos de guerra Capítulo IV

= Extrañas sensaciones, un misterio llamado Kenshin

-Kaoru... ¡Kaoruuuuuuuuuuuu!

-¡Adiós Tae! -gritó Kaoru mientras se alejaba corriendo calle arriba

-Oh, Kaoru -murmuró Tae con el ceño fruncido-. Bien, ¡Pero tendrás doble trabajo!

Kaoru se alejaba corriendo y a Tae no le quedó más remedio que sonreír y regresar a la cocina del restaurante mientras negaba con la cabeza. Ese día era su turno para preparar la comida.

El sol se erguía autoritario en el celeste firmamento, iluminando con su calidez los rincones más oscuros. Kaoru caminó alegremente por un sendero, hacía diez días de su encuentro casi mortal con Battousai y la mayoría de sus heridas y moretones habían desaparecido. No había vuelto a saber de él. Cerró los ojos y sacudió su cabeza, tratando de alejar a Battousai de su mente. Había amanecido de muy buen humor y no quería que un asesino loco y psicótico echara a perder su día.

Caminando a paso firme, pronto llegó a la plaza, donde docenas de comerciantes se ganaban el pan de cada día gracias a la venta de sus mercancías. Kaoru paseó de uno en uno buscando algo interesentante... y lo que necesitaba comprar. La cestita de mimbre bajo su brazo se balanceaba de un lado a otro, como pidiéndole que fuera usada.

-¡Venga aquí, bella señorita! -clamaba un comerciante-. Tenemos todo lo que busca: obis de fabulosos colores, broches con exóticas flores, telas finas y... ¡Maquillaje!

Kaoru sonrió y se acercó interesada. El comerciante tenía razón, había muchas cosas que despertaban la codicia de Kaoru. Inmediatamente su vista se posó en un moño color azul, el comerciante se dió cuenta y se lo pasó para que lo viera mejor. Era de una tela muy fina que se deslizaba al contacto entre sus largos dedos. A Kaoru le pareció estar tocando un sólido hecho líquido. Dudó un poco y luego se lo pasó por el pelo, haciéndose una coleta.

-¿Cuanto cuesta? -pregunt

-1500 yens, señorita -contestó el comerciante, y al ver la cara de susto de Kaoru añadió-. Es una tela muy, muy fina, de ahí su valor

Kaoru miró el moño y suspiró. Una hora más tarde salía con su cestita llena de comestibles, una enorme sonrisa en sus labios y la delicada tela del moño azul ondeando en lo alto de una negra cascada de cabello. Estaba infantilmente feliz: tenía un moño nuevo y sus hermanas no.

De regreso a casa tomó un camino diferente, esos últios días había estado tan ocupada que no tuvo tiempo de salir a "explorar" totalmente los cambios que había tenido su ciudad durante su larga ausencia. Encontró un camino de baldosas que no recordaba y con una juguetona sonrisa para sí, se adentró en él. El camino era muy alegre, diversas y hermosas flores lo salpicaban de color, bonitas y delicadas mariposas volaban por encima de ellas, alimentándose del dulce nectar de las flores. Era una visión magnífica.

El camino de baldosas pronto la llevó hasta un templo apenas acabado de construir. Cruzó un gran puente que cruzaba por encima de un riachuelo artificial con grandes peces que nadaban presurosos y entró en el patio principal del templo. En esos momentos estaba vacío, pero escuchó algunos cantos amortiguados por la distancia. Comprendiendo que los monjes se hallaban en oración, decidió retirarse. Retrocedió hasta la puerta y fue cuando advirtió algo que no había visto antes: un enorme cartelón que anunciaba un festival para dos días después. Kaoru sonrió feliz y pensó que sería bueno que ella y todas sus hermanas asistieran al festival en aquél templo nuevo.

Llegó al Aoiya a media tarde, jadeando, cansada pero sumamente feliz. Entró por la pequeña y casi invicible puerta trasera. Fue a su habitación, se pasó un pañuelo húmedo por el cuello para refrescarse y después caminó en dirección a la cocina, Misao fue la primera en percatarse de su llegada y la recibió con saltos y gritos, que varios de los clientes de restaurante giraron la cabeza en dirección a la cocina para ver si podían distinguir la causa del alboroto.

-¡Wauuuu! ¡Que bonito moño! ¿Me lo prestas un ratito?

Kaoru sonrió y se quitó el moño, su larga cabellera cayó como cascada, Misao tomó el moño con emoción contenida y comenzó a acariciar la suave tela con sus dedos.

-¿Lo compraste en la plaza?, ¿Cuanto te costó? -Misao la bombardeó con preguntas

-Si, me costó.. -Kaoru bajó la voz y se acercó al oído de su hermanita-.. No le digas a Tae o se enojará -Misao asintió-. Me costó 1500 yens

-¿¿Naniiiiiiii??

-¡Shhhhh! -siseó Kaoru mientras tapaba la boca de Misao con sus manos, Misao asintió brevemente y Kaoru liberó su boca.

-Pero -la voz de Misao era apenas un murmullo-. ¡¡Es demasiado dinero para un simple moño!!

-Ya lo se -replicó Kaoru-. ¡Pero era demasiado bonito!

Misao puso los ojos en blanco y se la llevo arrastrando... después de todo Kaoru tenía que empezar el doble trabajo que Tae le había impuesto.

Un nuevo día, una nueva mañana fresca y agradable, el sol apenas comenzaba a despuntar, por la ciudad semi-oscura corría una suave brisa que juguetonamente agitó los negros cabellos de Kaoru al salir por la puerta principal del Aoiya. Suspiró feliz y caminó lentamente sin rumbo fijo, sus hermanas despertarían en unos momentos y encontrarían una nota suya en su habitación en la que avisaba que se ausentaría del restaurante por el resto del día, que ya volvería antes del anochecer, que ya sabía que tendría que hacer trabajo triple y que no tenían por qué preocuparse. Había disfrutado tanto su "excursión" del día anterior que decidió seguir mirando por ahí. Después de meditar un poco, decidió dirigir sus pasos al lago que se encontraba en el centro de un bosque cercano. El lugar era solitario y pacífico: el sitio ideal para relajarse y respirar tranquilidad.

La fresca brisa que corría y chocaba contra su rostro le despertó de un sueño intranquilo, parpadeó un par de veces y luego recordó por que había pasado la noche recostado contra un árbol: la noche anterior fue llamado a realizar cierto trabajo y al terminar había pasado por aquel bosque, quedándose hipnotizado al ver la danza del agua en el tranquilo lago. Levantó la mirada al cielo, viendo cómo comenzaba a pasar del rosa al anaranjado y pensó que era una bonita mañana y que debía aprovecharla. Se incorporó lentamente con un leve gemido, y se dirigió al lago -el cual se encontraba frente a él- para mojarse la cara y beber un poco de agua. Regresó al árbol y tomando la capa que se le había deslizado del cuerpo al levantarse la pasó por sus hombros, ocultando su cabeza y espada. Era muy temprano para que alguna persona se cruzase en su camino y menos en aquella solitaria parte del bosque, aún así era mejor ser precavido, que nadie le reconociera y armara un escándalo; además, oculto bajo la capa podía pasear por la ciudad y por entre sus habitantes... podía sentirse cómo una persona normal.

Kaoru no recordaba que era día festivo y por esa razón le extrañó ver que los puestecitos que populaban la plaza no hubiesen madrugado. La plaza parecía exageradamente grande sin aquellos mercaderes anunciando las ofertas del día. La brisa arreció y Kaoru se abrazó frotándose los brazos con fuerza, arrepintiéndose de no haber traído un kimono más grueso. Pétalos de cerezo bailaban a sus alrededor, dándole la sensación de encontrarse en medio de una nevada rosada. Era una sensación agradable. Una flor perfecta cayó en su mano, Kaoru la miró y con una tímida sonrisa en los labios se la colocó detrás de su oreja. Ahora, por alguna razón, se sentía especial.

Las nubes destiladas en color se reflejaban en las tranquilas aguas del lago produciendo una visión realmente hermosa. Battousai observaba los reflejos dorados del sol en el agua, era una visión que le provocaba anhelo y nostalgia. Añoraba encontrar la felicidad, no para Japón, ni para el gobierno o sus habitantes; añoraba encontrar su felicidad. Se obligó a apartar su mirada del lago y encaminarse hacia su posada, tenía cosas que hacer. Giró sobre sus talones, dándole la espalda al lago y se internó en el bosque sorteando árboles y pequeños arbustos. Y entonces, al rodear un árbol particularmente grueso, tropezó con ella. Sus rápidos instintos le dijeron que actuara y tomó por la cintura a la joven antes de que cayera al suelo, la pequeña y perfecta sakura que adornaba su cabello se desprendió y cayó al suelo. Fue entonces cuando levantó la mirada, encontrándose con los ojos azules más profundos y el rostro más bello que jamás había visto.

Kaoru miraba con sorpresa a la persona delante suyo que había evitado su caída. No podía verle el rostro, pero sabía que era un hombre por la forma en que la sostenía y por la fuerza de aquellos brazos. No sabía porqué pero una sensación deliciosa se extendía por todo su cuerpo al contacto de la mano del hombre en su cintura. Un ligero rubor cubrió su rostro, el hombre pareció notarlo porque la soltó inmediatamente y murmuró una disculpa, que hizo que Kaoru se sonrojara aún mas.

Battousai no podía dejar de mirar a esa bella joven, haciendo uso de todo su autocontrol comenzó a voltearse para proseguir con su camino. Su corazón comenzó a latir con fuerza, como recórdandole que seguía allí... y que aún no se le había usado. Trató de reprimirse, después de todo, él era un asesino... no podía permitirse el lujo de descuidar su corazón so riesgo de dañarlo, o peor aún de perderlo. Por esa razón, se había apartado de la humanidad, actuando entre las sombras, como el maldito demonio que era; por eso y por que la gente huía asustada con sólo percibir su presencia. Por primera vez en su vida, deseó ser otra persona: al diablo con la paz que buscaba para su país, en esos momentos sólo deseaba ser una persona normal y seguir al lado de la muchacha. Cerró los ojos con fuerza, como si de ese modo pudiera apartar esas extrañas sensaciones de su cabeza. Sintió un jalón en su capa. Contuvo la respiración, su corazón volvió a palpitar violentamente. Volteó. Ahí estaba ella, mirándole, con la duda sus enormes ojos azules. Y sonrió, con la sonrisa más bella y sincera que pudiera existir. Battousai sentía su corazón contra la garganta, él, el más grande y despiadado de los asesinos, quedó desarmado ante aquella sonrisa y supo que había perdido su vida.

Kaoru no sabía que hacer, así que sonrió. Sintió un revuelo bajo la capa del hombre, donde debería estar su cabeza. Por alguna razón, comenzó a sentir el hormigueo de los nervios por todo su cuerpo. No sabía que hacer, se sentía incómoda... ¡Por kami! Si estaba quedándose "medio prendada" de un tipo que no conocía, que podía tener malas intenciones (claro, puedo despacharlo si intenta tocarme, pensó con malicia), y que encima, ocultaba su rostro y su cuerpo con una horrible y desgastada capa color marrón ¿Que hombre "bien" se ocultaba de la vista de los demás?.. pero un misterioso magnetismo hacia que se quedase allí, paralizada sin más.

Battousai comenzó a ponerse nervioso, ella seguía mirándole con sus grandes ojos impregnados de inocencia, un débil escalofrío recorrió su columna y, súbitamente, sintió miedo. Una cálida sensación comenzó a acariciar su corazón... y se recordó que él era un asesino, un demonio surgido de las sombras, que si esa chica tan hermosa supiera quiés era en realidad... La cálida sensación se enfrió, la estabilidad y la cordura regresaron a su fría mente y por su bien (más que por el de la linda muchacha) dió la vuelta y se marchó.

Kaoru estaba confundida ¿El tipo ese se iba?, Así... ¿Sin más? No, él la había ayudado y ahora ella tenía que agradecerle. Además... la curiosidad la carcomía, deseaba saber quien era ese enigmático personaje y ¿Que mejor forma de saberlo que preguntrarselo? Sin pensarlo corrió la poca distancia que los separaba y le tocó el hombro, él se volvió tan rápidamente que Kaoru se sobresaltó.

Se quedó mirándola (o eso le pareció a ella) como preguntándole el porqué lo detenía.

-Yo... quería darte las gracias -murmuró Kaoru con timidez

-Aceptadas -dijo él y se dió la vuelta. Kaoru comenzó a desesperarse.

-Espera

Battousai se detuvo.

-Yo... hace poco que llegué a esta ciudad y... me gustaría saber si podrías mostrármela t

Battousai se agitó.

-La gente comenzará a hablar si te ve paseando con alguien vestido como yo

Pero Kaoru no se iba a dar por vencida. Tenía mucha curiosidad.

-A mí no me importa lo que diga la gente... además podrías quitarte esa fea capa

-¡NO! -rugió él luego, viendo la cara de Kaoru, añadió tratando de componerse-. A mí me gusta

-Bueno, si no quieres que la gente te vea podemos pasear por este bosque

-Podrías hablarme de la ciudad y luego yo podría ir a visitarla

-Yo...

Kaoru sonrió y sin más reparos tomó lo que parecía ser su brazo y lo arrastró con ella hacia el lago...

-¡Ahhhhhhhh!

-¿Qué sucede Tae? -preguntó Megumi, entrando a toda prisa

-¡Es Kaoru!

-¿Que pasa con Kaoru? -preguntó Megumi frunciendo el entrecejo

-¡Se ha ido! ¡Otra vez!

-Ya le darás más trabajo... -dijo mientras salía del cuarto de Kaoru

-¡Y eso es aparte! ¡La muy cínica ha escrito que sabe que tendrá más trabajo!... ¿Megumi? ¿Me estas escuchando? ¡Megumi, sabes que odio que me dejes hablando sola!

-Lo que pasa es que exageras -replicó Tsubame encogiendo los hombros, quitándole importancia al asunto

-¡Tu también estás en mi contra! ¿Quien más? -exclamó histérica mientras retrocedía

-Tae.. vas a chocar con...

Misao y Tae cayeron al suelo. Misao se llevó la peor parte porque sirvió de amortiguador a la caída de Tae.

-¡Oye! -exclamó Misao molesta- ¡Ten más cuidado!

-¡Tú! ¡Lo sabía, todas están conspirando contra mí! -Tae se alejó chillando como loca por todo el pasillo

-¿Que le pasa? -preguntó Misao, desconcertada

-Demasiado estrés

El sol estaba ya en lo más alto del cielo, Kaoru y Battousai descansaban bajo un gran árbol, aprovechando la frescura de su sombra para protegerse del calor del sol. Platicaban. Platicaban acerca de todo y de nada.

-Entonces aquí naciste, yo también, pero tuve que irme por... ciertos asuntos

-¿Y porqué ha regresado, Kaoru-dono?

-Quería visitar a mis hermanas -Kaoru bajó la cabeza, su rostro se ensombreció-. Ellas son las única familia que me queda. -se irguió con una sonrisa en sus labios- ¿Que hay de la tuya?

Battousai la miró. Ella y él compartían una singular afinidad. Cada vez gustaba más de la copañía de Kaoru.

-Mis padres murieron cuando era muy pequeño, fue una epidemia, arrasó con toda la aldea.

La sonrisa de Kaoru se esfumó, le miró compadecida.

-Vaya... que triste. Lo siento mucho

-Una caravana que pasaba por ahí me recogió...

Kaoru abrió los ojos con interés.

-¿Vivías con ellos?

-No

-¿Solo?

Battousai negó con la cabeza. Kaoru ladeó la cabeza desconcertada

-¿Entonces?

-Lo siento Kaoru-dono, no puedo decirle eso y no quiero mentirle

-Si no me lo quieres decir, no te preguntaré más -dijo, en un tono que denotaba que quería seguir insistiendo

-Se que no lo cumplir

Kaoru frunció el entrecejo.

-Pues puedo intentarlo

-Está atardeciendo, ¿No se preocuparán sus hermanas?

-Probablemente, Tae está histérica

-Mencionó que sus hermanas eran su única familia, si no le molesta que le pregunte ¿Que pasó con sus padres?

Battousai deseaba con toda su alma, que él o sus compañeros asesinos no tuviesen nada que ver con la muerte de los padres de Kaoru. Se sentiría culpable. Ella era la única persona con la que había podido hablar decentemente, de persona a persona; no de asesino a víctima. Claro que ella no sabía quien era él. Una pregunta rondaba su mente y podía con ella: Si Kaoru supiera su identidad ¿Seguiría hablándole como una persona normal?, ¿O huiría asustada de él?

-Fue horrible -respondió ella con la voz entrecortada

Una punzada cruzó como rayo el cuerpo de Battousai.

-No está obligada a contarme...

Kaoru sacudió la cabeza.

-Fue hace cuatro años, cuando tenía sólo 12. Era de noche y yo estaba dormida, unos gritos horribles me despertaron. Fui corriendo hacia el origen de los gritos... y... era horrible, la pieza principal estaba bañada en sangre, la pequeña Tsubame estaba encogida en un rincón, sollozando, envuelta en el abrazo protector de Okkon y Tae, ellas estaban inconscientes: con su cuerpo semidesnudo cubierto de golpes y heridas. Misao estaba también allí, tirada en el piso, con los ojos en blanco y su boca abierta por el horror. No estaban ni Megumi ni Omasu, pero había trozos de su ropa desperdigados por el suelo. Entonces.. -una lagrimita rodó por sus mejillas, pero continuó-. Entonces vi a mi madre... y también a él, sujetaba a mi madre por el cabello y llevaba una katana en la mano que apoyaba sobre el cuello de mi madre. Ella me vió y a duras penas me dijo que huyera... pero yo- yo no podía. Estaba paralizada por el miedo, el hombre también me vió y comenzó a reir fuertemente mientras degollaba a mi madre enfrente de mí. Grité. Corrí. Estaba llorando cuando salí de la casa y llegué al patio. Allí había otro hombre, -un gesto de ira reemplazó la tristeza que antes descansaba en el rostro de Kaoru- ese... demonio... estaba sentado y- y silbaba frente al cuerpo de mi padre, mas allá vi a mis hermanas, estaban atadas y amordazadas, desmayadas. No pude soportarlo, salí corriendo de allí mientras escuchaba la horrible risa del hombre en mis oídos, tropezé con un policía. El me vió tan trastornada que me acompañó a casa. Pero los ladrones ya se habían ido, afortunadamente todas las heridas físicas de mis hermanas pudieron curarse... pero fue horrible, desde entonces hemos vivido solas.

Kaoru terminó de hablar y enterró sus rostro entre sus rodillas.

-Yo... lo siento mucho

Kaoru lo miró.

-Olvídalo... fue hace mucho tiempo. Ahora estamos muy bien y somos felices. Hemos salido adelante y todo por permanecer unidas.

-... No se me ocurre nada para decirle

-Entonces no digas nada -Kaoru sonrió y siguió platicándole del restaurante que tenían.

Battousai sonrió, le agradaba su compañía. No era como las otras mujeres, ella era... especial. Su belleza, su cabello, su aroma y esos ojos, todo en ella era especial. Y eso le gustaba.

Kaoru seguía parlotendo alegremente, olvidada la tristeza y su tragedia. Era parte del pasado y no podía cambiarlo, tenía que adaptarse. Battousai la escuchaba con gusto, su angelical voz era un arrullo para él. Levantó la mirada y descubrió la primera estrella de la noche titilando solitaria en la profunda oscuridad. A su lado, Kaoru dejó de hablar y le miraba, señaló la estrella.

-Debes pedir un deseo -susurró cerca de él la voz de Kaoru

-¿Un deseo? -parecía confundido- ¿Porqué?

-Si pides un deseo a la primera estrella de la noche, se te cumplirá -explicó sonriendo

-¿Y porqué yo debo hacerlo?

-Baka... pues porque tu la viste primero

-Entonces pida un deseo por mí, Kaoru-dono

Kaoru le miró algo dubitativa y luego volvió a sonreír. Colocó sus manos sobre su corazón y cerró los ojos. Battousai observó como sus labios se movían ligeramente, pronunciando palabras mudas de deseo. La miró así y gabó su grácil figura, la manera en que sus cabellos se peinaban con la brisa, la manera en que siempre sonreía, haciéndole pensar que las lagrimas jamás habían tocado sus ojos...

-¿Puedo preguntarle que deseo pidió, Kaoru-dono?

-No, entonces no se cumplirá. Mira que oscuro está, debo irme ya

-Si me lo permite, la acompañaré a su casa

-Claro -hizo un pequeña pausa y añadió-. Ahora que lo pienso, no me has dicho tu nombre

-Lo siento, pero no puedo decírselo

-¿Porqué no? Yo ya te dí el mío

Ahora caminaban por las oscuras calles, iluminadas tan solo por el lejano resplanor de la luna.

-No debe saber mi identidad

Kaoru lo miró extrañada, pero comprendió que tampoco en ese tema debía insistir. Siguieron caminando y la brisa nocturna aumento su intensidad. Kaoru lanzaba miradas furtivas con la esperanza de que el viento descubriera el rostro del hombre que la había cautivado.

La brisa se colaba por entre los pliegues de su delgado kimono y comenzó a tiritar, sentía frío. Battousai se dió cuenta de eso. La tomó por los hombros y le pidió que lo acopañara a los límites de una oscura calleja. Kaoru lo siguió desconcertada. Se detuvieron. Battousai levantó una mano, descubierta por el lento deslizar de la capa.

-Esto es para usted Kaoru-dono

Abrió la mano, era una perfecta flor de cerezo.

-La que adornaba su cabello se le cayó. Acepte esta, por favor.

Kaoru asintió y mansamente dejó que las manos de él acariciaran su cabello, bajo la excusa de colocar la flor tras su oreja. Battousai retrocedió un paso.

-¿Sabe algo? Jamás le platiqué acerca de los lugares que podría visitar, aquí en la ciudad...

Kaoru esperó.

-Y pensé... que tal vez... pudiésemos ir mañana al festival que hay en un templo no muy lejos de aquí. No es necesario que acepte, Kaoru-dono

-Estaré encantada

-Arigato, Kaoru-dono

La brisa se coló por la calleja y Kaoru volvió a tiritar.

-Tiene frío. Haga el favor de cerrar sus ojos.

Kaoru obedeció, nerviosa. Segundos después sintió como la capa de su acompañante se deslizaba suavemente por sus hombros, abrigándola. El la tenía fuertemente agarrada por sus hombros, no podía verle. Su ronca voz susurró a su oído:

-Si promete que no le dirá a nadie, le diré que mi nombre es Kenshin

Karou sonrió y negó con su cabeza, la presión en sus hombros desapareció, volteó rápidamente, pero él ya no estaba. Se envolvió en la capa, aspirando el varonil aroma que emanaba de ésta. Llegó a su casa sonriendo, mañana lo vería otra vez a Kenshin.

Próximo capítulo: Cuando los cerezos caen

lindo capi, no? Debo confesar que me emocioné demasiado, era todo tan lindo!! Ahhh... el amor... ahhh...

Les ha gustado?? (mas vale que me digan que si, porque he estado levantandome a las 2:00 a.m. para escribir todo lo que se me ocurre ¿le he dicho que la mayoria de las ideas SIEMPRE vienen en sueños?) bueno... de todas formas, si no les gusta snif, snif o se que haré... me he acabo mi repertorio de amenazas (como quiera no se las creen...)

TEengo proyectado un beso para el sig capi, pero... no sé como demonios se van a besar si mi lindo Kenshin está tapado siempre con una estupida capa y se supone que Kao no puede verlo... ¿porqué no se me ocurrió algo mejor? Asi que si alguien tiene una idea, haga el favor de decírmela porque a mi no se me ocurre nada...

Ora si ¡¡los reviews!! muchas gracias!!!!!!!!!!!!!!!

.-·Naoko LK: Espero que este capi haya sido tan interesante como esperabas. Espero no decepcionarte y jiji ya verás el prox cap... las cosas se van a poner color de rosa jijiji. Muchas gracias por tu apoyo, si?? Te mando saludos y muchos dulces!!

.-·Lady-Kahoru: Que bueno que te está gustando el fic - yo contenta - pues como ves ya actualizé (espero no haber tardado tanto) y tmb que la "relacion" K&K va avnzanzando. Uhh!! ya quiero que llegue la parte donde se descubre quien es quien!! jajaja como me voy a divertir con este amor prohibido jejeje Ciao!! nos vemos en el prox capi!!

.-·Kaoru Himura: Gracias por tus ánimos!! por eso te mando dulces a ti tambien... a ver como le hago para mandarlos... respecto a lo del lemon... pues aquí entre nos, te digo que tmb yo soy un poquito hentai nn... y a mi si me gustaria que hubiera algo de lemon (aunque no fuera explicíto... pero algo ha de tener) claro que tendras que esperar a que todo se descubra (y que la estúpida capa desaparezca de en medio... en menudo problema me he metido) gracias por tu apoyo y nos vemos luego, si?
PD: Te importaría si te agrego a mi msn?? (-- claro, cuando consiga abrirlo uu)

A todas: CIAO!!! SAYONARA!! SHALOM!! AU REVOIR!! y como sea que se diga adios en tailandes!!

Matta ne! . Blue ningyo

PD: Si a alguien le interesa: mi msn es: kireiyoru (con toda la comercialidad del hotmail detras de el, ok?)