Como debería decir la canción: "THE GREATEST THING YOU'LL EVER LEARN IS JUST TO WRITE AND BE WRITTEN IN RETURN". Por favor, si estás leyendo el fic... ¡no te cuesta nada dejar algún comentario! Y a mí me anima mucho, muchísimo.

CAPÍTULO 3: La flamma vocandi

Una noche de aquel mes de julio, la farsa de la normalidad se vino abajo. Una oscuridad opaca se deslizó por las ventanas abiertas de cada casa. Todas las respiraciones se acallaron, los ronquidos se volvieron sordos... el cálido sudor de las frentes se destempló. Alguien entre las sombras agudizaba el oído esperando escuchar algo más allá del silencio. Arrugaba la nariz husmeando en el aire el peculiar hedor del miedo y la inquietud. Con cada bocanada que daba, la Naturaleza se defendía retorciéndose en estertores, tratando de cobijar en su seno lo que aquel extraño tanto anhelaba.

Muchos muggles despertaron de sus sueños, mas no pudieron levantarse, una mano robusta los comprimía contra las sábanas, los ojos contra las cuencas.

Harry se encontraba en su habitación de Privet Drive, estaba ansioso.
Era 1 de septiembre y si no se daba prisa en empaquetarlo todo llegaría
tarde a King's Cross. Intentó hacer espacio en el baúl y metió las
túnicas sin doblar, los calcetines sucios junto con los limpios y
encima de todo puso su Saeta de Fuego, para que no sufriera ningún
daño.

'Algo me falta, es algo importante, no me puedo ir sin ello...'.
Rebuscó nervioso por todos los rincones, pero no encontró nada. De
repente supo lo que era, alzó la mirada y vio uno de los pañuelos de
Helena ondeando en la ventana. Lo cazó con manos temblorosas y se lo
llevó a la cara. 'Huele a ella... a manzanas verdes. En Hogwarts me
servirá de ayuda'.

Entonces le asaltó una gran duda: ¿debería ponérselo para asegurarse
de no perderlo o guardarlo en el fondo del baúl...? 'Si Ron lo ve se lo
querrá quedar, siempre está buscando cosas por las que presumir'. Se
decidió a guardarlo, removió montones de ropa y pergaminos y consiguió
hacerle un hueco. Sin embargo el pañuelo cayó al suelo y se lo llevó el
viento. Harry estaba temblando, había encontrado el espejo que le
regaló Sirius... y estaba emitiendo un leve silbido. El corazón le
galopó en el pecho, la respiración se le aceleró.

—Sirius, ¿eres tú?

Acercó la cabeza al fondo del baúl y atinó a oír una voz ronca, de
ultratumba:

—Harry... ¿por qué? ¿por qué no miraste detrás del velo?

Un torrente de lágrimas surcaban sus mejillas. Harry temblaba, tenía el
miedo en los huesos, pero su padrino lo llamaba y él debía responderle.
Cogió el espejo y le dio la vuelta.

La imagen que le devolvió fue la de un Sirius enfermo, con heridas
abiertas en la cara y mechones de pelo arrancados. Detrás de él sólo se
veían sombras.

—Estás vivo, estás vivo... Lupin no me dejó, me dijo que habías
muerto... yo quería ir a por ti... esperé a que salieras... Sirius, tú
siempre vuelves, por qué ahora me has dejado...

—Pensé que eras más valiente, más como tu padre... Y ahora estoy aquí
atrapado. Sin duda no estoy vivo... ¿pero quién podría decir que estoy
muerto?

—¡No! Iremos a por ti.

—Ya es demasiado tarde, ningún tipo de magia podría devolverme al mundo
real... Al menos mi vida valió para algo, sigues sano y salvo y ahora
vosotros tenéis el arma.

—No, Sirius. Se rompió... pero Dumbledore sabe lo que decía, él estaba
presente cuando se pronunció la profecía... me lo tendría que haber
dicho mucho antes... así yo no habría caído en la trampa.

La cara de Sirius empalideció. Cerró los ojos con odio y cuando los
abrió Harry pudo ver en ellos un par de rendijas por pupilas y a su
alrededor sendos iris rojos.

—¿Conoces el mensaje? — la voz continuaba siendo la de Sirius pero
Harry sabía que ese rostro magullado era tan sólo una máscara.

Volvió a oír la pregunta, pero esta vez dentro de su cabeza y al
instante vio ante sus ojos imágenes del verano, del regreso en el
expreso de Hogwarts, del gran comedor, del despacho de Dumbledore...
entonces todo se ralentizó y pudo escuchar al director diciendo: «El
único con poder para derrotar al Señor Tenebroso se acerca...».

'No puedes dejar que lo oiga, es nuestra única ventaje, cierra tu
mente... CIERRA TU MENTE'

«...nacido de los que lo han desafiado tres veces, vendrá al mundo al
concluir el séptimo mes...»

—¡Harry!— una rápida mano limpiaba el sudor de su cara y se estremecía por el frío de su cuerpo—Harry, tranquilo, ya ha pasado.

Abrió lentamente los ojos.

—Quieto, no intentes levantarte.

Helena estaba arrodillada a los pies de su cama. Harry sólo podía ver su perfil bañado por la luna.

—Bienvenido al mundo de la vigilia—sonrió y la preocupación de sus ojos se diluyó poco a poco. Bajó la mirada y observó su mano, que subía y bajaba apoyada en el pecho de Harry. —Cuando entré todavía seguías gritando, pensé que te ahogarías. Al tocarte paraste de chillar, pero tu cuerpo empezó a convulsionarse violentamente...

—¿He gritado?

—No, has aullado.

Entre sus entrecortadas respiraciones alcanzaron a oír a tío Vernon disculpándose ante los vecinos.

—¿Quieres que vaya a por leche? Te hará entrar en calor.

—No— respondió sin saber qué es lo que decía y sin reconocer su propia voz. —No te vayas— cuando las palabras resonaron en sus cabeza se asustó, no recordaba haber tomado esa decisión. Por las barbas de Merlín, él quería estar solo, quería calmarse y pensar en el significado de todo lo que había visto en su sueño.. quería saber si en realidad había soñado... y sobre todo, tenía que hacérselo saber a Dumbledore. Pero pese al miedo que sentía por habérselo puesto tan fácil a Voldemort, Harry se encontraba tremendamente abrumado. —Por un momento pensé que era él de verdad, que seguía con vida—susurró.

Helena volvió a arrodillarse al lado de la cabecera. Harry sin embargo se comportaba como si no la viera, como si recitara un texto de memoria que la angustia hubiera grabado en su piel:

—Todo es culpa mía— dijo apretando fuertemente la mandíbula, hasta que un hilo de sangre se asomó a la comisura de sus labios.

Helena no se atrevió a tocarle.

—Soy un estúpido engreído, mi padre a mi lado se quedaba corto. ¿Cómo he llegado a creerme el protagonista de esta historia? Soy un simple pelele más, un mocoso... Estoy en esto por su culpa, y si tengo alguna fuerza contra él es también por su culpa. Sin él habría sido uno más, alguien como Neville. Es esta maldita cicatriz que incluso antes de aparecer mató a mis padres, luego a Cedric... De eso tal vez no sea responsable directo, yo no lo pedí, pero Sirius... a él lo maté yo, y lo hice por una habilidad genuinamente mía. La arrogancia...

Había vuelto a dejar de respirar y su voz se había ahogado en su propia ira. Y aún así sus labios se seguían moviendo y dejando caer gotas de sangre. Sin saber cómo respondería, Helena se subió a la cama y lo agarró del cuello del pijama. Lo zarandeó hasta quedarse sin fuerzas y luego le soltó una bofetada que le cruzó la cara.

—¡Ya basta! Si sigues así vas a conseguir matarte.

—Las palabras no tienen ese poder.

—Estás muy equivocado, no hay nada más poderoso que la palabra. Sin ella no hay ni verdad ni mentira, ni luz ni sombra— sus nudillos estaban blancos por la fuerza que los mantenía cerrados entorno al pijama de Harry. Había conseguido que se incorporara y en ese momento estaban frente a frente, respirando el aliento del otro. —Lo siento— ella también pareció volver en sí, le soltó y se sentó a su lado—, pero no voy a consentir que te castigues de este modo. No sé si lo mereces... lo dudo mucho.

—Yo creo que sí... pero no hay dolor que pueda hacerme pagar por todos mis delitos.

Helena se quedó callada, no tenía ninguna respuesta para algo tan crudo, así que se metió en la cama y se acurrucó a su lado.

—¿Qué haces?

—¿No me dijiste que me quedara?

Entonces Harry se hizo consciente del poco espacio que había entre ambos, de las manos temblorosas de Helena que descansaban en su torso... El calor que se desprendía de sus cuerpos le empañó la vista con lágrimas, relajó sus músculos... y se sintió borracho, sin saber de qué.

—¿Quién era Sirius?

La pregunta lo sacó de su embriaguez.

—Sirius Black fue el mejor amigo de mi padre, — una vez más en aquella noche Harry volvió a sorprenderse con su comportamiento: en vez de guardarse su angustia estaba deseoso por desahogarse, por dejar que otros compartieran su carga. — y el mejor padre que nunca he tenido.

Con sumo cuidado le contó detalladamente cómo había sido su relación con Sirius, lo que le resultó difícil, pues no podía mencionar a los dementores, ni al perro Hocicos, ni a la Orden del Fénix... así que lo que hizo fue centrarse en sus sentimientos en vez de en los hechos.

—Vaya... —Helena estaba asombrada.

—Sí, te hubiera encantado conocerlo.

Un suspiro se le infló en el pecho y estalló lentamente.

—Ya lo creo que me hubiera encantado— por debajo de las sábanas buscó su mano— porque algo me dice que erais dos gotas de agua. Él salió de su escondite para salvarte ¿y qué hiciste tú? Exactamente lo mismo, salir del internado para salvarle. Ambos casos podían haber sido trampas, pero ninguno dudasteis, no si la vida del otro estaba en juego. Tú sentías el peligro y reaccionaste. No es hacerse el valiente, ni arrogancia o vanidad, sino valentía y amor. Todos cometemos errores, Harry. Estoy segura de que lo último que él querría sería que te echaras las culpas. ¿No morirías por Ron? ¿Y no querrías que él disfrutara de ese sacrificio? Y... — alzó la visto y lo encontró dormido.

Desde el duerme vela Harry logró susurrar:

—Si hubiera practicado oclumancia...

Helena ahogó un grito.

El corazón comenzó a latirle desenfrenadamente.

'No puede ser, cómo he podido estar tan ciega... Todas esas lagunas en cada cosa que me contaba eran por eso...', se riño a sí misma.

Cuando rozó su flequillo se sintió temblar, lo apartó y suavemente recorrió la marca que tantas veces había visto y que había pasado por alto. Apoyó la yema y notó un calor creciente.

—Eres Harry... Potter.

***

—¡Vernon, sigue sin abrir!

—Pues que no coma, a ver si así se le pasan las ganas de despertarnos a todos.

—¿Y no le vas a decir nada?

—¡En cuanto ese desgraciado asome la cabeza! Ahora deja que piense cómo hacerle pagar por el numerito de ayer sin que pueda avisar a esos amigos suyos.

Los gritos de sus tíos despertaron a Harry. Abrió los ojos y por la luz que se filtraba por las cortinas dedujo que era muy tarde. Se sentía magullado y con un sabor amargo en el paladar.

—Buenas tardes, lirón.

Instintivamente giró la cabeza a la izquierda, con la esperanza de encontrar a Helena donde la vio por última vez, pero en su lugar había una pila de notas sobre la almohada.

—¿Qué es todo esto? ¿Lo ha traído Hedwig? — preguntó mientras se incorporaba. La vio entonces, estaba sentada sobre el baúl acariciando a la lechuza, que se deshacía en gorjeos entre sus manos.

—No, acaba de llegar, por lo visto ayer estuvo de caza. Sin embargo tu amable tío amaneció a las 7 y se empeño en derrumbar tu puerta. Tengo un sueño profundo, pero lo tuyo es sordera— se levantó y se sentó a los pies de su cama— Así que me escabullí por la ventana, porque si ese bestia hubiera logrado entrar me habría denunciado por allanamiento.

Harry cogió la primera nota y leyó en voz alta:

—«No puedo esperar a que despiertes, aunque no me hace gracia dejarte solo por si las pesadillas te vuelven a rondar. Harry, eres alguien excepcional y no sabes lo feliz que me siento por la confianza que ayer mostraste conmigo. En cuanto te levantes ven a desayunar. Voy a hacer galletas» —se quedó pensativo mirando la hoja e intentando recordar todo lo que le había contado.

—Al final hice un bizcocho. —añadió ella un tanto nerviosa.

—«Me faltan los trocitos de chocolate. Haré un bizcocho de limón.»— Harry sonrió enternecido mientras leía otra:— «Missy está merodeando por la cocina, ya le he dicho que ni se le ocurra tocar tu desayuno... pero no creo que me vaya a obedecer ¡así que despierta pronto! Me voy a Londres en bus a comprar un diccionario Latín-Inglés, así me ahorro la traducción al español. Hasta luego.»

—Ahora me doy cuenta de lo estúpidas que suenan todas. — dijo llevándose el resto.

—A mí me parecen encantadoras—respondió medio absorto mientras se colocaba el flequillo para ocultar la cicatriz.

En ese momento una lechuza parda que llevaba un paquete envuelto se coló por la ventana y aterrizó en la cama. Al instante siguiente una pequeña bola de plumas alada entró zumbando en la habitación.

—Bueno, tengo un montón de tarea. Ya sabes qué hacer si te entra hambre.

***

Mientras regresaba a su casa Helena tuvo que esquivar otro par de lechuzas que volaban a toda velocidad hacia la habitación de Harry, quien de inmediato reconoció a las cuatro. 'No puede ser causalidad que Ron, Hermione, la señora Weasley y Dumbledore me hayan escrito a la vez...'

Creyó conveniente abrir primero la de Dumbledore, que además era la lechuza que había traído el paquete.

Harry, supongo que sabrás que en estos momentos no debes sacar ni un
miembro de la casa de tus tíos. Estamos enterados de lo que ha ocurrido
allí esta noche y de lo preocupado que debes estar, pero te pido que no
utilices el correo habitual para ponerte en contacto con nosotros, es
demasiado arriesgado. Sabemos por buenas fuentes que te encuentras
bien, y eso es lo que importa.

Creo haber aprendido de mis fallos y que lo más conveniente es que te
haga llegar la «flamma vocandi» cuanto antes, porque dejarte al margen
para protegerte es ya parte del pasado. Todos los miembros de la orden
tenemos una, es la mejor manera para comunicarse.

Cuídate mucho, pronto te sacaremos de ahí.

Dumbledore

Harry se quedó atónico. Cómo era posible que se hubieran enterado de lo que él había soñado.

'A no ser que algo más haya pasado'. Rápidamente abrió el paquete. En su interior había una vela blanca.

La flamma vocandi funciona de un modo muy sencillo: escribe en un
pergamino aquello que desees comunicarnos y quémalo con su llama, al
instante el humo de la vela a la que iba destinado reproducirá el
mensaje durante unos segundos. Es aconsejable que, antes de quemar
nada, se haga una prueba para cerciorarse de que hay alguien al otro
lado y de que ese alguien es quien dice ser. Cuando un miembro se ponga
en contacto contigo tu vela vocandi se volverá verde.

Haznos saber que la has recibido lo antes posible.

Dumbledore

Sin embargo, Harry decidió leer el resto de las cartas antes de encender su vela. Tanto Ron como Hermione estaban enterados de que algo fuera de lo normal se había dejado caer por Little Whinging, por lo visto se había mencionado el suceso en el Profeta y toda la comunidad mágica estaba al corriente... pero ninguno de los dos le sirvió para esclarecer el asunto. 'Como siempre soy yo el último en enterarme... ¡y eso que es mi vida la que está en peligro!'.

Ciego de rabia desgarró el último sobre... por suerte, la señora Weasley tenía una buena noticia que darle: había convencido a Dumbledore para sacarle de Privet Drive antes de lo previsto. A la mañana siguiente una patrulla iría a buscarlo.