CAPÍTULO 5: El parte de los Orejas Agudas

Era mediodía y desde la calle se podía oler el fabuloso pavo que había preparado la señora Weasley. La comida, la compañía, el lugar... hacían que en el interior de Harry un tambor anunciara la alegría del regreso.

Tonks, que aquel día llevaba el pelo de color fucsia, había volado durante todo el viaje al lado de Harry, enfrentándose a las órdenes de Moody (que estaba empeñado en hacerlos rotar a todos cada cuarto de hora). Al principio Harry pensó que lo hacía para distraerlo de sus pensamientos sobre Grimmauld Place y Sirius, pero al final se alegró de tenerla cerca, porque le puso al día respecto a las semifinales de la Liga de Verano de Quidditch, el negocio de los gemelos Weasley y los últimos progresos de Ron como guardián.

—Vaya, había olvidado que este año jugaríamos los dos juntos en el equipo. De hecho, apenas había pensado en... —comentó Harry mientras se bajaba de su escoba.

—Los tres, dirás— le interrumpió Tonks—. No te olvides de que Ginny es toda una promesa como bateadora.—se acercó a la puerta varita en mano, y con ella tocó el himno de los Chudley Cannons sobre la madera desgastada.

Harry intentó detenerla, conocía la torpeza de la auror y su facilidad para provocar al retrato de la señora Black. Pero en vez de oír toda una retahíla de insultos tan sólo se escuchó la voz de Ron cantando la letra de su equipo.

—¡Harry! ¡Qué alegría!— gritó Ron saludándolo.

Al instante la familia Weasley, Lupin, otros miembros de la Orden e incluso Mundungus salieron a recibirlo.

—No dejarás de sorprenderme, Harry. ¿Cuántas veces te has encontrado ya con Vo-Voldemort? —dijo Lupin que fue el segundo en llegar hasta él.

—Seis veces— apuntó Bill.

—Y sigues de una pieza... Eso es algo que ninguno de nosotros puede igualar—añadió Lupin mientras le estrechaba la mano cortésmente.

—En realidad yo no hice nada— le comentó a Ron cuando la masa comenzó a diluirse.

—Ya, eso dices siempre— dijo Ginny, que todavía no había tenido oportunidad de hablar con Harry.— Vaya, has crecido un montón, no tanto como Ron que parece estar dando un estirón eterno, pero sí que estás alto.

Ambos chicos se miraron encontrándose un poco distintos a como se recordaban, hasta que llegaron Fred y George.

—Menos mal que ya te ha dejado de crecer la nariz, hermanito.

—Estábamos preocupados, sobretodo papá, que ya estaba haciendo planes para ampliar tu cuarto.

Cuando terminaron de hacerle burla, los dos Weasley se inclinaron haciendo una pomposa reverencia a Harry.

—¡A comer!— se oyó desde la cocina.


Los numerosos comensales se sentaron a la mesa, todos hablando con quienes tenían más cerca. Harry estaba entre George y Ginny, que se peleaban por ser los primeros en contarle las últimas noticias sobre lo que se cocía en la casa.

—Verás, hemos perfeccionado las orejas extensibles, ahora por muchos conjuros que haga mi madre a la puerta de la cocina, nos enteramos de todo.

—¿Y qué está ocurriendo?

—Están ocupando posiciones estratégicas por toda Europa, siempre llevan mapas y planos encima— susurró Ron, que estaba enfrente de él.—, como en una partida de ajedrez, quienes estén mejor colocados tienen todas las probabilidades de ganar.

—Se están poniendo las cosas muy serias aunque los veas a todos como si nada. Se pasan las noches discutiendo, ahora están con el tema del Ejército de Dumbledore... —comentó Fred tapándose con una patata la boca para que nadie supiera de qué hablaban.

—¿Se pelean por nuestro "grupo de estudio"?— preguntó Harry asombrado.

—¡No! Parece ser que a Dumbledore le encantó el nombre porque es así como se llama el ejército de nuestro bando— anunció Ginny eufórica ya que ella había tenido la idea del ED.

Harry no podía dar crédito a lo que oía. Ni por asomo habría pensado que todo estaba tan candente y avanzado.

—¿Quién falta a tu lado?— le preguntó a Ginny con la intención de ganar unos segundos para reponerse.

—¡Ah! Avisamos a última hora a Hermione de que vendrías para comer, y esta mañana nos ha respondido que intentaría llegar cuanto antes.

Y justo cuando Ginny acabó la frase se oyeron unos golpes en la puerta. Ron se levantó como si hubiera estado sentado en un muelle durante toda la comida.

—Puf, tan sólo es Percy— comentó éste decepcionado.

Sin embargo sus padres sí que parecían emocionados por la presencia de su hijo. Más tarde Harry se enteró de que, poco después de que acabara el curso, Percy se presentó en la Madriguera con un ramo de tréboles de cinco hojas y la mejor cara de arrepentimiento que su ego le dejó poner.

—He traído unas cuantas cosas, así podré pasar las noches aquí y serviros de más ayuda.

—Muy bien, Percy— le contestó su madre— Hay sitio en la habitación de Fred y George, así os ponéis al día con vuestras cosas.

—Sí y con nuestros últimos sortilegios— se oyó por lo bajo.

Cuando todas las cervezas de mantequilla y los platos se quedaron vacíos, volvieron a llamar a la puerta.

—Hermione, cariño, debes estar muerta de hambre— dijo la señora Weasley nada más abrir la puerta—, corre a la cocina que te preparo algo.

Hermione le dio las gracias y se fue corriendo escaleras abajo. El primero con el que se cruzó fue Harry, que al instante quedó retenido entre los brazos de su amiga. Harry se dio cuenta de que ella también había crecido y de que estaba haciendo progresos en la doma de su pelo.

—¡Qué color tan bueno traes! ¿Dónde has estado?— le inquirió el señor Weasley mientras ella se encontraba con Ginny y Tonks. Y tras saber que había estado con sus padres en una casita de la Bretaña francesa, le hizo un interrogatorio sobre los tipos de transporte que habían utilizado, los nuevos aparatos tecnológicos que había visto... Menos mal que un carraspeo resentido de Ron la salvó de tener que explicarle cómo era posible que los teléfonos móviles pudieran ser también cámaras de fotos.


Asombrosamente, a ninguno de ellos les mandaron hacer tarea alguna después de la comida, por lo que los tres se reunieron en el cuarto de Harry y Ron. Al contrario que el año anterior cuando se reencontraron, esta vez estaban en silencio. Tenían muchas cosas que decirse pero no sabían por dónde empezar. El silencio fue roto cuando Fred y George se aparecieron con un «¡CRAC!» y Ginny asomó la cabeza por la puerta.

—Se abre la sesión diaria de los Orejas Agudas— anunció Fred.

—Hoy, en honor a nuestros dos invitados, haremos un resumen básico de lo que nuestro adultos están tramando— y dicho esto George desplegó por el suelo todo tipo de pergaminos.

—¡Vaya, veo que las fuerzas alternativas se han formalizado!— comentó divertida Hermione.

—Eso es por la influencia de Percy, nuestro competente y chaquetero funcionario— dijo Ron.

—Dejaos de tonterías y vayamos al grano— dijo Ginny—. Todos sabemos que los dementores han huido de Azkaban y con ellos los mortífagos que arrestaron en el Miniserio de Magia.

—Y que ahora Voldemort no sólo vuelve a estar rodeado de sus chupaculos, sino que también se ha buscado amiguitos en otros países.—añadió Ron.

—Era de suponer— dijo Harry.

—También sabemos que están tomando posiciones tanto ellos como nosotros. Que Voldemort domina las zonas menos pobladas, como los bosques, y que Dumbledore está encontrando fuertes apoyos en ciudades fuera de Inglaterra.

—Sí— continuó George— parece ser que en el resto del mundo no hay tanto miedo en señalar a los magos tenebrosos como aquí, que cualquiera puede serlo.

—¡Yo te diré quiénes son! ¡Son todos los Slytherin! ¿Por qué el Wizengamot no manda perseguirlos a todos?

—Ron, no seas intolerante. Recuerda lo que dijo el Sombrero Seleccionador el año pasado, que las casas deben permanecer unidas. Además, no todos los de Slytherin tienen como objetivo servir a Voldemort.— le recriminó Hermione.

—Oh, claro. Como Snape ¿no?—le respondió.

Harry no pudo evitar poner los ojos en blanco. Sí, ya se sentía en casa.

—¿Qué se sabe de Snape? ¿Ha venido mucho por aquí?—preguntó.

—No, sólo para las reuniones importantes del ED.

Hermione se extrañó al oír las siglas y rápidamente Ginny le dio la misma explicación que a Harry.

—Muchos de los miembros de la Orden del Fénix forman parte del ED. Ahora están organizando la jerarquía y sabemos que Dumbledore ha contactado con alguien que es capaz de crear hechizos de gran poder que nos faciliten la victoria.

—¿Se puede hacer eso?— preguntó Harry.

—Pues claro, alguien habrá tenido que inventar todos los hechizos, encantamientos y pociones que aprendemos en el colegio. Si os hubierais leído "Historia de la Magia" de Bathilda Bagshott sabríais que los magos que aún pueden hacerlo son muy pocos, y que entre ellos está el hermano de Dumbledore.

Los hermanos Weasley se miraron como si hubieran descubierto un nuevo continente.

—¿Qué?—Harry se estaba impacientando.

—Pues que el único día que no oímos nada con las orejas fue...

—...aquella noche que vino el mago al que ninguno conocíamos...—continuó Fred.

—... y que causalmente tenía la misma estatura y ojos que Dumbledore—finalizó Ginny.

Otra vez en aquella noche Harry sintió la necesidad de contarles lo que él sabía, pero prefirió seguir haciendo conexiones en silencio y contarles más tarde y en privado a sus dos amigos sus conjeturas.

—Supongo que también estaréis enterados de que el gobierno Muggle está colaborando con nosotros.—todos se callaron y miraron a Hermione— ¿Cómo, no habéis oído que en Picadilly asesinaron a dos muggles unos simpatizantes de Voldemort?

—¿Y qué tapadera han utilizado para cubrirlo? ¿Esta vez no tienen la Guerra Fría como coartada?

Harry se quedó callado y al margen de todo. 'ESTÁN MATANDO MUGGLES, esto se nos va de las manos' pensó. Podía notar cómo las venas palpitaban en sus sienes. Por primera vez en meses volvía a estar asustado.


—Hace un rato que no dices nada, ¿seguro que estás bien?

Harry había empalidecido, ni siquiera se había dado cuenta de cuando habían salido Fred, George y Ginny de allí.

—Sí, sólo estoy cansado del viaje.

A su espalda Ron y Hermione discutían en silencio. Ella quería preguntarle sobre su estado de ánimo, su verano y Sirius... porque todavía no habían hablado de su padrino. Y Ron quería evitar poner nervioso a su amigo, sabía que no le gustaba hablar de cosas personales.

—Bueno, durante este mes he estado bastante distraído y no he tenido tiempo de pensar.

—Así me gusta— dijo Ron sin pensar él tampoco.

Harry le miró como si no le comprendiera.

—Sin pensar en todo lo que ha ocurrido, me refiero— tomó un poco de aire y se sentó en frente de ellos—. Y ahora al estar aquí me doy de bruces con la realidad. Esta casa me recuerda que Sirius no está... y no lo tengo asumido, porque cada cinco minutos se me ocurre preguntar que si sabéis cuándo volverá. Y el parte que nos habéis dado, porque esto ya es una guerra... yo, tampoco estoy preparado para afrontar esto.

Tragó saliva e intentó contenerse para no gritar, llorar o romper algo. En ese momento deseó que sus amigos miraran para otro lado, pero sabía que sin ellos no podría hacerlo.

—No sé de qué os asombráis... sois justo vosotros los que de verdad sabéis que no soy ningún héroe.

—Harry, todos estamos asustados—le dijo Ron.

—Hay algo que todavía no os he contado.—su tono se volvió grave y severo, hasta el punto de acongojar a sus amigos— Después del enfrentamiento en el Ministerio, Dumbledore me llevó a su despachó... y allí... me reveló la profecía.—y sacando fuerzas de la nada alzó la mirada hacia los dos.

—¿Cómo podía saberla?—preguntó Ron atónito.

—Eso es lo más curioso... él la conocía porque fue testigo. Estaba en una habitación de Cabeza de Puerco, haciéndole una entrevista de trabajo a la profesora Trelawney. Dumbledore, no pensó ni por un segundo en contratarla porque le pareció una pobre chiflada, pero entonces... cambió, como en cuarto curso, su voz se volvió dura y entonces hizo la predicción. Que dice— entonces Harry cerró los ojos para recordar las palabras exactas—: «el único con poder para derrotar al Señor Tenebroso se acerca... Nacido de los que lo han desafiado tres veces, vendrá al mundo al concluir el séptimo mes... Y el Señor Tenebroso lo señalará como su igual, pero él tendrá un poder que el Señor Tenebroso no conoce... Y uno de los dos deberá morir a manos del otro, pues ninguno de los dos podrá vivir mientras siga el otro con vida.»

Hermione ahogó un grito entre sus manos, que rápidamente se empaparon de lágrimas. Ron permaneció quieto, con la boca y los ojos muy abiertos.

—Y bueno, la ventaja está en que ellos sólo conocen la primera parte, por lo que dudan entre Neville y yo, que nacimos el 31 de julio. Pero en fin— dijo trabándose por la velocidad de sus palabras—creo que después de tantos problemas conmigo pueden estar bastante seguros; el resto lo deja bien claro, ya que estoy marcado como el ganado... y...

En un acto reflejo Ron y Hermione corrieron a abrazarle. Hermione lloraba sin control alguno, Ron continuaba atónito y Harry seguía hablando, aunque sólo decía incoherencias.

—Harry, tranquilo. No estás solo. No vamos a permitir que te enfrentes a él sin cubrirte las espaldas como mejor podamos.

—Sí— la apoyó Ron—, ya sabes que seguiremos a tu lado pase lo que pase.

Harry asintió con la cabeza mientras decía: —Pero hay más. Hablé con Dumbledore después de lo antesdeayer, me mandó una flamma vocandi para... y me dijo que-que... Voldemort está empleando magia ancestral, se está aliando con seres primigenios o algo así. Va a ser un horror... y yo ni siquiera habré pasado los suficientes TIMOs ni para volverme profesor de adivinación.

—¡Niños! Bajad ya o llegaremos tarde.— gritó Arthur a los pies de la escalera.

—Por cierto,—anunció Ron con cara de póquer— sorpresa, tenemos entradas para la final de quidditch.
Muchísimas gracias por los reviews... ¡ay! Pensaba que el cuarto capítulo era tan aburrido que nadie lo aguantaría. Este tampoco es que cuente muchas cosas pero los dos siguientes ya tienen un poco más de cuerpo. A ver si consigo meterlos pronto en el expreso y llegar de una vez a Hogwarts, o se me va a hacer eterno.

Esto del fanfic qué malo es... ¡si ahora mismo debería estar estudiando para selectividad!