Abrió la puerta de la habitación del Cisne. Estaba a oscuras, ya debía estar dormido. Tuvo un instante de vacilación: "¿Qué estoy haciendo?" y sintió deseos de retroceder, pero lo pensó mejor: "No quiero arrepentirme de no haber hecho todo lo posible por tenerle". Cerró la puerta y avanzó en la semioscuridad hacia la cama. Hyoga dormía con la ventana abierta así que la luz de la luna le permitía a Shun ver a su amado. Dormía de perfil, con sólo un pantalón de pijama, dejando ver su perfecto torso, y debía estar soñando algo bonito porque sonreía.

Muy despacio Shun levantó la sábana que le cubría y se echó a su lado. Observó embelesado la cara de Hyoga, que estaba a pocos centímetros de la suya. Podía sentir el aliento del rubio en su cara, su respiración profunda y acompasada. Le acarició la mejilla con dos dedos; Hyoga se movió un poco pero no se despertó, y Shun se atrevió a llegar más lejos...sin dejar de acariciarle la cara acercó su boca a la del Cisne, cerró los ojos y adelantó más la cabeza dispuesto a besarle, con la mente totalmente en blanco y obedeciendo a un impulso...ya casi rozaba sus labios cuando Hyoga despertó.

-¡Shun!

Hyoga no daba crédito a lo que veían sus ojos. Shun metido en su cama y a punto de besarle. "¿Estaré soñando?"

-¿Qué haces? -preguntó asombrado, pero no enfadado. La cercanía del cuerpo de Shun no le desagradaba en absoluto, ojalá pudiera despertar así siempre.

-Iba a besarte -contestó Shun sencillamente. Los rostros de los dos Caballeros estaban aún muy cerca.

-Pero... ¿y Shiryu? -Hyoga no podía olvidar ni por un momento lo que había "descubierto". Como respuesta Shun sonrió divertido.

-¿De qué te ríes? - el rubio frunció el ceño.

-No sé de dónde sacaste esa idea, pero Shiryu y yo no estamos juntos.

Hyoga se quedó boquiabierto...si en verdad no estaban liados él había hecho el idiota.

-¿No me crees? -le preguntó Shun al ver su silencio.

-Sí, te creo...sé que no me mentirías... es sólo que...Dioses... soy tan imbécil...te congelé la mano y... -Hyoga no pudo seguir hablando: Shun le cogió por el cuello, obligándole a acercarse a él y lo besó. El primer pensamiento de Hyoga fue apartarse, pero no pudo, no porque el otro le sujetara firmemente, sino porque se dio cuenta de que no quería. Nadie le había besado así nunca, Shun era inexperto pero le besaba con algo que nadie le había dado nunca: ternura, dulzura, AMOR. Hyoga lo tomó por la cintura atrayéndolo hacia él y profundizó el beso, explorando con su lengua todos los rincones de la dulce boca de Shun. Éste, al ver que Hyoga le correspondía, aflojó la mano con que lo sujetaba del cuello y se abrazó a su firme espalda. Era maravilloso estar así con el Cisne. Hyoga le transmitía seguridad, pasión y...amor. Sí, Hyoga también lo amaba. Sintió deseos de gritar de alegría.

Cuando el rubio se separó de él para recuperar el aliento, Shun le dijo:

-Hyoga, yo...vas a ver que voy a cambiar. Nunca más voy a ser infantil, voy a ser digno de ti.

Pero el Cisne le puso un dedo en los labios para que callase:

-Sss...no vuelvas a decir eso -le dijo- No quiero que cambies. Quiero que seas tú mismo, que sigas llorando, y riendo y poniéndote colorado, no cambies nunca...porque yo...yo te amo tal y como eres.

Shun no pudo evitar que unas lágrimas asomasen a sus ojos, pero esta vez de alegría, y respondió casi en un susurro:

-Yo también... te amo

Hyoga le secó las lágrimas sin dejar de mirarle a los ojos... Dioses...qué hermoso era...lo abrazó con fuerza, hundiendo el rostro en el pelo de su amado y inspiró con fuerza...olía tan bien...después apartó el pelo suavemente con una mano para dejar libre el cuello de Shun, y lo buscó con su boca... el Caballero de Andrómeda cerró los ojos para disfrutar de las nuevas sensaciones que estaba descubriendo junto a Hyoga, mientras le acariciaba la espalda desnuda animándolo a continuar.

Una vez que hubo cubierto de besos y mordiscos todo el cuello de Shun, el rubio introdujo las manos por debajo de su camiseta dispuesto a quitársela, pero dudó. Miró a su amado a los ojos, como pidiéndole que le dijese si continuar o no... como respuesta Shun se quitó él mismo la camiseta. Al ver que éste estaba dispuesto a llegar más lejos, Hyoga no contuvo más su pasión y comenzó a besar y acariciar todo el torso de su amado: su pecho, con sus pequeños pezones rosados que estuvo un rato lamiendo y mordisqueando; su estrecha cintura, su barriga perfectamente plana y dura por el entrenamiento... Shun comenzó a jadear por la excitación que le estaba provocando...Hyoga al oírlo se excitó más y le susurró:

-Eres maravilloso...

A partir de ahí la ropa les estorbaba, prácticamente se la arrancaron de sus cuerpos, incluso Shun le quitó los pantalones al rubio, y acarició su miembro por encima del boxer negro. Éste gimió al sentir las suaves caricias de Shun... no se contuvo más y terminó de desvestir al joven Andrómeda quitándole los boxers blancos que llevaba...el Cisne observó con placer que el inocente Shun escondía un miembro de considerable tamaño. Lo tomó con una mano y empezó a lamerlo delicadamente, observando el rostro de Shun que también le miraba ruborizado, Hyoga fue succionando, chupando más intensamente y Shun echó la cabeza hacia atrás dejando escapar un gemido. El Cisne continuó unos instantes, feliz de poder provocar ese placer en su Shuni, pero ya no podía aguantar mucho más, necesitaba poseerle, quería fundirse en uno solo con él.

Se incorporó y se abrió paso colocándose entre sus piernas. Shun sabía lo que iba a hacer y le miraba con algo de temor.

-Si no quieres seguir lo dejamos aquí. -le dijo Hyoga.

-Sí...sí que quiero.

Entonces el Cisne se inclinó para besarle y Shun se perdió una vez más en los maravillosos labios de Hyoga. Entonces sintió que éste introducía un dedo en su virgen orificio, Shun se estremeció pero tenía que reconocer que la sensación no era desagradable. Sin duda estaba preparándolo para arrancarle su virginidad con el menor dolor posible. Hyoga se separó de su boca y le miró con infinita ternura, agradeciéndole en silencio que fuera a entregarse a él, porque era consciente de lo que significaba algo así para Shun.

Por primera vez durante una relación sexual Hyoga sentía algo de temor, por nada del mundo quería hacerle daño a su amado. Pensó en preparar con su lengua la entrada de Shun para luego penetrarle más fácilmente, pero no sabía cómo reaccionaría éste y decidió dejarlo para más adelante. Separó más las piernas del Caballero de Andrómeda y colocó su miembro en la entrada de éste. Empujó para introducirlo pero Shun reaccionó echándose hacia atrás.

-Me... me duele -dijo Shun avergonzado. Hyoga volvió a inclinarse sobre él, dándole nuevos, besos, caricias, y diciéndole frases tranquilizadoras.

-Tienes que relajarte, si te relajas no dolerá.

Shun asintió. Tenía mucho miedo pero si su rubio decía que no le haría daño es que no lo iba a hacer, confiaba en él. Cerró los ojos al sentir de nuevo la presión de Hyoga... esta vez el Cisne sí consiguió penetrarle dejando escapar un gemido. Era maravilloso estar dentro de Shun...éste abrió los ojos y le sonrió. No había dolido tanto. Hyoga comenzó a moverse dentro de él, primero despacio pero luego fue acelerando el ritmo de sus embestidas, a la vez que masturbaba a Shun con una mano. Los jadeos de ambos fueron subiendo de tono y se alegraron de estar solos en la casa, sino todos estarían oyéndoles perfectamente.

Hyoga estaba impresionado. Nunca había experimentado algo parecido con ninguno de sus amantes, no sólo era placer físico, cada partícula de su cosmos ardía de placer. Shun también gozaba como nunca: había vivido este momento muchas veces en sus sueños pero no se podía comparar con la realidad. Hyoga se movía encima suyo con movimientos sensuales y elegantes haciéndole gritar a cada nueva embestida. Los dos cuerpos desnudos de los Caballeros ardían de pasión... una gota de sudor resbaló por la frente del Cisne y cayó sobre el pecho de Shun, en ese momento Hyoga gimió y cerró los ojos, explotando y derramando su cálido semen dentro de su amado. Shun llegó a su propio éxtasis casi al mismo tiempo, manchando el abdomen de Hyoga

El rubio salió con cuidado de Shun y se tumbó a su lado en la cama. Se abrazaron, sudorosos, jadeantes y felices. Pasaron unos minutos hasta que recuperaron el aliento, entonces Hyoga rompió el silencio:

-¿Te he dicho ya que te amo?

-Sí, pero puedes decírmelo todas las veces que quieras.

-Te amo -Hyoga lo besó en los labios- ¡Te amo, te amo, te amo!

Le cogió una mano a Shun y la puso contra su pecho, de forma que el Caballero de Andrómeda podía sentir los latidos de su corazón, aún desbocado.

-¿Lo sientes? A partir de hoy sólo late por tí.

Shun sonrió y volvió a abrazarse a él, poniendo la cabeza en su hombro. Estuvieron un rato así hasta que el Cisne se dio cuenta de que respiraba profundamente. Shun se había dormido, agotado. Hyoga sonrió. Cuando Shun había entrado en la habitación le había visto sonreír en sueños: lo que estaba soñando era justo lo que ahora mismo había ocurrido.

¿Presentimiento? ¿Sueño hecho realidad? A Hyoga le daba igual, lo único importante es que estaba junto a su Shuni y que no iban a separarse jamás.

FIN

Notas: Bueno pues aquí está el final, gracias por leer este fic y déjame review porfi, las críticas siempre ayudan a mejorar ;) Personalmente creo que me quedó demasiado cursi pero no podía darles a estos dos un final trágico, son mi pareja favorita y tienen que estar JUNTOS PARA SIEMPREEEEE. Gracias de nuevo por leerlo, chao!