Nuevo capítulo. Espero que sea de su agrado.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Capítulo II

La mañana era joven, según el pensamiento de la mayoría de los habitantes de la cabaña, cuyo interés único era dormir, sin embargo, para una muchacha de cabellos castaños y un antiguo profesor de pociones era diferente. Ella estaba esperándolo ahí media hora antes de lo acordado, pero no por ello él llegó tarde.

-Buenos días- saludó ella cortésmente.

-Buenos días- contestó él.

"Dile algo, sácale plática" De nuevo, su voz interior la estaba molestando. Obvio es decir no podía discutir abiertamente con su YO interno, ya que el objeto de sus discusiones estaba parado ahí, frente a ella, mirándola de una forma extraña.

-Er.. ¿Profesor?... perdón... ¿señor?-

El hombre sacudió su cabeza nuevamente y fueron al cobertizo por sus respectivas escobas y la clase comenzó.

-¿Recuerda lo que vio en clase de vuelo?- preguntó él. Hermione se sentía horrible por estar ahí. Jamás en su vida había necesitado asesorías de nada, pero ahora debía recibirlas. Y no de cualquiera.

-Si, toda la teoría- explicó ella. Snape hizo un ademán de exasperación.

-Señorita Granger, en clase de vuelo no necesita saber teoría. Eso jamás le servirá de nada. Lo único que funciona aquí es la práctica. Por lo que nos tendremos que olvidar de los libros y explicaciones, simplemente tiene que aprender a controlar su cuerpo en relación con la escoba, lo cual no es muy difícil- Hermione se puso roja nuevamente. ¿Por qué no podía hacer algo tan simple, según el profesor, como volar? –Ahora, colóquese al lado de su escoba, extienda la mano y diga ¡Arriba!-

La chica hizo lo que se le indicaba, pero su querida Barredora se negaba a escuchar sus solicitudes. Lo intentó mas de tres veces, pero la escoba seguía en el suelo, sin moverse siquiera un milímetro. Snape tenía ya su escoba en la mano y se montó en ella.

-De acuerdo, ya veo dónde está su problema ¿Usted ha cabalgado alguna vez?- preguntó él.

-Solo una. Lo dejé por que me caí y me rompí una pierna. Los deportes no son mi fuerte-

- Existe un parecido entre montar una escoba y montar un caballo. Los caballos pueden sentir el miedo que tienen los jinetes, es por eso que muchas veces se encabritan. Con las escobas es similar. La magia que sale del mago para impulsar una escoba depende mucho del sentimiento de éste. Si usted le habla con nerviosismo a la escoba ésta no va a dejarse montar. Hay mas peligro en dejarse montar por alguien asustadizo que por un mago experimentado- explicó Snape, bajándose de su escoba y acercándose a donde ella estaba.

-¡Yo no soy asustadiza!- exclamó Hermione escandalizada.

-No fue lo que vi ayer cuando caía-

-¡Profesor!-

-¡Señorita Granger! ¡Hágame el favor de dejar de llamarme profesor y enfocarse en sus intento de volar!- Hermione le miró enfadada. Ya le había dicho, a ella no se le daban los deportes, ¡¿Que no podía darse cuenta de ello?! De repente se le ocurrió algo. Todo el enojo que tenía lo concentró en su mano extendida sobre su escoba.

-¡Arriba!- exclamó fuertemente. La escoba saltó y se colocó en su mano. La chica sonrió.

-Ahora le mostraré como montarla- dijo mordazmente Snape.

-Creo que se como hacerlo profesor. Mi único problema era el miedo, ahora ya puedo hacerlo yo sola- Se subió y se elevó unos centímetros del suelo. Severus no hizo ademán alguno de seguirla. Ella continuó elevándose y comenzó a volar por encima del lago.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Snape la miró alejarse. La contempló enfundada en su túnica azul eléctrico, que hacía resaltar su blanca piel y sus cabellos castaños. Pensó en lo delicada y vulnerable que se veía ella, pero al mismo tiempo sabía lo fuerte y valerosa que era.

"Es una sangre-sucia" Le dijo una voz en su cabeza. -¿Podrías dejar de llamarle así?-

"Es lo que tu me enseñaste. Decidiste hacer tuyas las lecciones aprendidas entre los Mortífagos y ahora pagas las consecuencias. No puedes acercarte a ella muy a pesar de que es lo que deseas" -¡No es cierto!-

"Claro que si. ¿Te quieres engañar a ti mismo? Inténtalo. Es inútil. Desde que la viste convertida en una mujer luchando a tu lado te llamó la atención". –Ella no vale ni mi tiempo- Se había comenzado a desesperar.

"Si no vale tu tiempo, ¿Por qué le estás dando clases?" –Por que el profesor Dumbledore me pidió a mi expresamente que se las diera. No podía dejar a ningún Weasley ni a Potter hacerlo, me lo confió solamente a mi, además podrían.... lastimarla.- Se recargó con las manos en su escoba. ¿De donde había salido ese repentino querer de cuidarla? Eso fue lo último que escuchó de su voz en aquel momento, ya que un grito lo sacó de si mismo.

-.-.-.-.-.-.-.-.

Llevaba volando un espacio de tiempo muy grande, casi se podría decir que había completado la hora, solo faltaba bajar a la cabaña. Estaba justo encima del lago, pero demasiado alto como para poder verlo por debajo de las nubes. Trató de darse la vuelta, pero sus manos se resbalaron y cayó de la escoba.

Gritó con todas sus fuerzas, aún a sabiendas de que era imposible que alguien la escuchara, a esa altura, y mas cuando todos en la casa estaban dormidos. Pero no pasó mucho tiempo antes de que Severus se acercara a ella veloz como un rayo y la atrapara entre sus manos. La colocó en su propia escoba y comenzaron de descender, una semi-inconsciente y el otro refunfuñando. Tocaron suelo.

-¿Qué estaba pensando? ¿Quiere correr aún antes de saber caminar?- le espetó en cuanto bajaron de la escoba.

-Lo siento profesor- se disculpó ella.

-¡Deje de decirme así! La espero aquí a las cinco de la tarde, por el momento, la clase terminó.- Y entró en la cabaña. Ella se quedó ahí afuera, con la escoba del profesor Snape en las manos y los ojos bañados en lágrimas. ¿Era posible que, después de todo, ella no pudiera volar? Se sentó a las orillas del lago, todavía sin soltar la escoba.

-Mione, ¿Por qué lloras?- preguntó Remus a sus espaldas. Ella se secó las lágrimas inmediatamente y sonrió.

-No, no pasa nada-

-Si, claro, y a mi me gusta la luna llena. Vamos niña, explícame por que lloras-

-Bueno, tuve mi primer clase de vuelo.- Y le contó todo lo que había pasado. Remus no comprendió.

-No entiendo. Te ha dicho cosas peores en clase de pociones y jamás había herido tu orgullo, ¿Por qué ahora si?-

-Remus, tu no entiendes, no había herido mi pobre orgullo por que yo sabía que no era una mequetrefe en pociones, que hacía las cosas bien. Ese era mi mecanismo de defensa. Ahora el problema radica en que no soy buena para volar. Puede insultarme todo lo que quiera y llamarme como quiera, no me haría llorar, pero el hecho de que tenga que darme clases de vuelo...- se acurrucó en el regazo del hombre lobo. –No se que me pasa- murmuró entre sollozos.

-Tranquila...- murmuró el licántropo abrazándola. Ella pudo llorar a sus anchas.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Snape entró a su oficina y cerró la puerta de golpe. No era necesario que pasara ahí mucho tiempo, después de todo, ya no había nada que hacer. En esos momentos se comenzaba a sentir como Sirius cuando se estaba ocultando. Miró por la ventana y la vio. Estaba llorando. Desvió la mirada hacia un libro que había ahí. Si, tal vez leyendo podría distraerse. Se sentó y abrió el libro.

"¿Por qué estaba llorando" –No lo se, ni me interesa-

"Pero si te interesará saber que muy a pesar de que tengas todas las ganas de consolarla, no serás tu quien lo haga" Severus volteó hacia la ventana y vio acercarse a Remus al lago. Los miró mientras hablaban y luego como él se sentaba a su lado y abrazaba a la chica. También se percató de que en todo ese tiempo, ella no había soltado la escoba.

"Lo mínimo que podrías hacer es ir por ella, ¿no?" Se levantó y se encaminó a donde estaban.

-.-.-.-.-.-.-.

Se limpió las lágrimas y se levantó del suelo, seguida por Remus, preguntando si ya estaba bien. Obtuvo un asentimiento por parte de ella y se encaminaron al cobertizo, a guardar la escoba de su antiguo profesor. No habían dado ni dos pasos cuando éste les salió al encuentro. Tomó su escoba y sin decir palabra, se alejó de ellos.

-Remus, tengo un problema- le confesó la chica.

-¡Hermione!- exclamó Harry desde lejos. Era seguido por los Weasley. Llegaron y se dieron los buenos días. –Oye necesitamos que nos hagas un favor- le dijo Fred, pasando su brazo alrededor de ella y encaminándola a la cabaña, seguidos de los demás.

-Verás, tu sabes que nosotros no somos hijos de muggles...-

-Y tenemos hambre....- Ron se metió a la plática.

-Y creemos que tu sabes cocinar....-

-Chicos, Harry sabe cocinar al estilo muggle, ¿Por qué no le pidieron a él desde un principio?-

-Si, pero Harry dice que no va a cocinar a nadie. Que debemos aprender nosotros-

-Muy bien- declaró la morena. –Les ENSEÑARÉ a cocinar-

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Sonidos de trastes volando por aquí y por ahí se escuchaban desde el otro lado de la sala. Volvió la vista a su libro y continuó leyendo.

Pasó un rato y su estómago le indicó que se había olvidado completamente del desayuno. ¿Cómo iba a hacerle si no sabía cocinar al estilo muggle? Maldijo entre dientes a los no magos y se encaminó a la cocina, cuando los demás hubieron salido, aparentemente.

Estaba vacía, excepto por la chica a quien le había tocado la suerte de lavar los trastes, que no era otra si no Hermione Granger. Estaba volteada hacia la ventana que daba al camino, por lo que no vio entrar a Severus.

Sintió su presencia cuando éste estaba detrás de ella, hurgando un pequeño cajón donde había miles de cuchillos.

-¿Va a desayunar?- preguntó tontamente. El hombre asintió. -¿Sabe cocinar?- Ahora el la miraba intensamente, pero no dio una respuesta. –Señor, ¿Sabe cocinar? Si gusta puedo...- se detuvo a tiempo. Conocía de sobra el orgullo de Snape, seguramente no iba a dejarse ayudar por ella, mucho menos que le enseñara a cocinar.

-¿Quedó algo del desayuno?- tenía el ceño fruncido, como si le costara bastante convivir con ella.

-No, todo se acabó- Hermione señaló la pila de trastes por lavar. Severus se percató que traía puesto un delantal rosa, que se le veía muy bonito. Sacudió nuevamente sus pensamientos, tratando de ponerlos en orden. Es por eso que no escuchó el último comentario de la chica, al cual asintió vagamente y salió de la cocina.

Al poco rato de estar de regreso en su oficina alguien tocó discretamente la puerta. Abrió y se encontró la figura de la persona que se filtraba en sus pensamientos.

-Ya esta profesor-

-¿Ya está que?- preguntó de mal humor.

-Su desayuno... Le pregunté si le preparaba algo y me dijo que si. Está en la cocina- y dicho esto, se fue.

Severus se quedó mirando las escaleras donde ella había desaparecido. Luego fue a la cocina y se encontró un plato con huevos y tocino. En otro plato había tres panes tostados y mas allá un vaso con jugo de naranja. La jarra con el jugo estaba un poco mas retirada. Miró el plato, como evaluándolo a ver si había algún contenido extraño, pero todo estaba perfectamente bien.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.

-¡Harry! Tengo un problema- exclamó la chica, entrando de golpe al palco donde sus amigos pasaban el día.

-¿Qué pasa Mione?-

-Se me olvidó. Hoy en la mañana me dio Snape clases de vuelo, y me caí. Mi escoba se quedó en el aire y no se que pasó con ella- miraba al cielo con nerviosismo, señalando el lugar donde había visto la escoba por última vez.

-No te preocupes, voy por ella- dijo Harry y salió apresuradamente. Los demás miraron a la chica con caras interrogantes. ¿La bruja mas inteligente de todo Hogwarts tomaba clases de vuelo extra?. Remus le sonrió animándola a que contara a sus amigos lo que pasaba, cosa que ella hizo sin preámbulos. Cuando terminó la acosaron con preguntas, que quedaron satisfechamente saciadas. Al poco rato entró Harry, alegando que la escoba estaba ya en el cobertizo.

-¿Tu la llevaste?-

-No, cuando fui al cobertizo estaba ya ahí-

-Muchachos, ¿Qué les parece si nos vamos a pasear en la lancha?- preguntó Fred. Todos asintieron, menos las chicas. Tenían un montón de cosas de las cuales hablar, al menos eso dijo Ginny. Cuando los muchachos hubieron salido, la pelirroja se sentó en la baranda, mirando fijamente a Hermione.

-Muy bien, ¿Qué es lo que está pasando?- muy directa la pregunta.

-¿A que te refieres?- Miraba hacia el lago y los árboles. No le iba a ser tan fácil sacarle información.

-Eso de recibir clases de Snape, defenderlo de TUS amigos y encima prepararle el desayuno-

-¡Ginny!-

-Pues tienes que cuidarte mas al hablar, puede que alguien esté escuchando detrás de una puerta.- exclamó la aludida. Hermione estaba estática. ¿Había estado escuchando de verdad o todo sería una farsa? Si era así, ¿Cómo sabía lo del desayuno?

-Ginny, ¿Qué te parece si vamos con los chicos?- preguntó. Pero la respuesta nunca llegó. Mas bien los gritos de los muchachos. Al voltear solo alcanzaron a ver como todos se arrojaban al agua y la pequeña lancha estallaba en mil pedazos en medio del lago. El agua estaba helada y los Weasley no sabían nadar.

Hermione saltó de su silla y bajó corriendo las escaleras y, llegando al lago, se deshizo de su túnica, quedando con unos pantalones ajustados y una blusa sin mangas. Se arrojó y nadó hacia donde estaban los tres chicos Weasley. Fred y George se estaban ahogando, Harry tenía a Ron y lo jalaba hacia la orilla.

Tomó a Fred por los hombros y lo sacó a flote, luego hizo lo mismo con George, pero sus fuerzas no alcanzaban para tanto. Antes de hundirse alcanzó a hacer una seña a Harry, indicándole donde estaba ella.

Salió a flote nuevamente, pero uno de los gemelos se le había escapado de las manos.

-¡Harry! ¡Agarra a Fred!- exclamó Mione. El muchacho hizo como le decía, y esta vez trato de llevar a Fred a la orilla. Hermione ya estaba en el fondo, buscando a George. No tuvo que esforzarse mucho, había quedado enredado en un montón de juncos que había por ahí. Trató de subirlo hacia la superficie, pero los juncos de habían hecho nudos alrededor del cuerpo de George.

"¿Dónde están Lupin y Tonks?" preguntó preocupada. Si se ponía a deshacer los nudos uno por uno, jamás acabaría y el gemelo se ahogaría, pero no traía cuchillo alguno. Buscó la varita y se dio cuenta con horror que la había dejado junto con su túnica, a orillas del lago.

Cerca de ahí encontró una piedra afilada y comenzó a golpear con ella los juncos, hasta que éstos fueron cediendo, sin embargo, el aire se le acabó y tuvo que nadar a la superficie. Al salir se encontró a Harry sosteniendo el cuerpo de Fred a pocos metros de la orilla.

-¿Qué pasa?- le gritó.

-Se me atoró el pie, no puedo continuar- exclamó el ojiverde.

-¡Aguanta un poco!- y volvió a hundirse. Tomó a George y nadó furiosamente hasta llegar a la orilla, donde depositó el cuerpo. Se regresó hacia donde estaba Harry, que pataleaba con fuerza, sin obtener buenos resultados.

-¡Espera!- exclamó ella –Nunca debes de patalear cuando estás atrapado por los juncos, se enredan mas- le explicó. Tomó ahora el cuerpo de Fred y fue a depositarlo en la orilla. Luego regresó y con la piedra pudo deshacer los nudos del pie de Harry. Ambos nadaron a la orilla y quedaron ahí, tendidos, descansando. Ginny estaba ya atendiendo a sus hermanos, tratando de reanimarlos.

-No despiertan- murmuró ella desesperada. Hermione se levantó con dificultad y se acercó a los cuerpos de los muchachos, quienes yacían tendidos inconscientes. Les tomó el pulso. No había. Se colocó al lado del primer cuerpo y comenzó RCP. Cubrió la boca de Fred con la suya y dio dos soplos, luego se apresuró a hacer presión en el lugar indicado.

Repitió la maniobra varias veces, hasta que éste escupió un montón de agua.

-Que forma tan rara de revivir a las personas- declaró la muchacha pelirroja, muy extrañada. Hermione no hizo caso. Se apresuró a ir con el segundo gemelo, mientras Ginny atendía al primero. Realizó la misma operación un par de veces y ocurrió lo mismo.

Llegó luego con Ron. El muchacho tenía ya los labios morados.

-Vamos Ron, despierta...-murmuró acongojada.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Una sombra se asomaba desde la ventana de la oficina de Snape. Contemplaba toda la escena con sorpresa. ¿Qué estaba haciendo? Parecía estar besando a todos los Weasley. ¿Qué significaba aquello? Salió apresuradamente de su oficina y se encaminó el lago. Había escuchado el grito, había visto a los muchachos caer al agua, la había visto correr para salvarlos, pero no sabía que estaba haciendo ahora.

"¿Y a ti que te importa lo que esté haciendo?" -¡Solo cállate!-

-.-.-.-.-.-.-.-.-.

-Por favor Ron, despierta...- murmuraba entre dientes. Volvió a soplar en su boca y aplicar presión. Nada. Los gemelos estaban estáticos, viendo lo que hacía la chica sin entenderlo muy bien. Harry estaba a un lado, tomando los signos vitales de su mejor amigo y Ginny había dejado escapar algunas lágrimas. Severus se acercó al grupo.

-¿Qué pasa aquí?- exclamó con enfado. Nadie se había percatado de su presencia, por lo que todo mundo se sorprendió al verlo.

-Caímos al lago- contestó Harry enojado. ¿Qué le importaba a él lo que estaban haciendo?

Hermione volvió a soplar y a presionar. Ron comenzó a toser. La chica sonrió débilmente y ayudó a su mejor amigo a levantarse, el cual se ocupaba en escupir todo el agua que había tragado. Ginny dio un pequeño grito y corrió a abrazar a su hermano querido.

-Vengan chicos, les daré ropa limpia y unas frazadas. Pasarán el resto del día en cama- les dijo con cariño.

-¿Estas loca? ¡Apenas comienza la diversión!- soltó Fred.

-¡Nada de que la diversión comenzó! ¡Se me van a la casa y hacen lo que su hermana les diga, de lo contrario pasarán el resto de la semana petrificados!- chilló Hermione. Todo mundo le miró temeroso, pero lo pensaron bien y salieron disparados. Se sonrió y recogió su túnica y varita. Al levantarse se topó con la mirada de Snape.

-Le pido que no me mire de esa manera- lo había dicho, antes de que pudiera pensar en lo que hacía. Hermione se tapó la boca con ambas manos.

-¿De que manera?- preguntó Severus.

-Olvídelo- Se encaminó a la cabaña.

-Señorita Granger, ¿Me podría decir que estaba haciendo con los chicos Weasley?- Ella interrumpió su caminar y lo miró a los ojos.

-Eso profesor Snape, es un método muggle para hacer reaccionar a las personas cuando están inconscientes. Se toma el pulso, si no hay, entonces se comienza el RCP. Claro que hay que ver ciertos factores antes de ellos, cuidarse que no haya lesiones, rupturas, etc. Es muy eficaz en muchas ocasiones, pero en otras...- bajó la mirada, como queriendo expresar su punto.

Severus se sintió como un tonto haciendo esa pregunta, pero debía. Algo dentro de él llamado "sentimiento por la chica" le impulsó a hacerlo.

-¿Es por eso que tenía que besarlos?- Hermione soltó una risita que mas parecía traviesa que nerviosa.

-No era un beso, se lo aseguro- contestó, dejando al hombre sorprendido. Éste miró a la muchacha.

"Mojada se ve bonita" Luego bajó su mirada la cuerpo de ella y comprobó que traía una pequeña blusa blanca. Se sonrojó violentamente antes los efectos del agua en ésta y volvió la vista hacia otra parte.

-Si no quiere que la vean de una manera que usted juzga extraña, por favor póngase algo encima- dijo. Hermione se miró horrorizada y totalmente roja. Se puso la túnica encima y ambos caminaron hacia la cabaña.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Como pudieron ver, casi no hubo HS, pero les prometo que el próximo capítulo lo compensará todo. Si, ya se que dije que estaba cortito, pero realmente me salieron mas capítulos de lo esperado y no puedo quitarle nada a ninguno. No se vayan a enojar conmigo. Si son pocos capítulos, se acabará pronto, lo prometo, sean pacientes.