Capitulo 5- Entre Hao, Xanae y las estrellas

"Eran tiempos pacíficos antes de la crisis de Hao... hace 500 años el mundo era muy diferente a lo que es ahora. No existían las prisas que ahora aquejan a los humanos." Comenzaba a relatar Vincent con un tono nostálgico. "Dime Ren... el nombre Xanae te es conocido?". "Claro una de las más venerables fundadoras de la dinastía Tao... gracias a ella fue que los Tao tenemos presencia en Japón" contesto con un aire de orgullo. "Ella fue la ultima Tao de sangre pura. Pero algo pasó que cambio el destino de todos sus descendientes". Vincent continuo con su relato; sus palabras eran tan vividas que hizo que la mente de Ren viajara en el tiempo...

Xanae se encontraba sentada a la sombra de un árbol fuera de su "palacio" en Japón. Tras ella sé oyó una voz; "No nos comprenden... no lo han intentado". Era Hao... pero parecía diferente, aquel odio y aquella ira que lo caracterizaban no podían ser encontrados, era como si la maldad no existiera en él. "No necesitan hacerlo, viven en paz con nosotros, nos ven como "dioses" por decirlo así" Contesto Xanae sin levantar la vista del libro que sostenía. "Espero que tengas razón mi ángel..." contesto Hao en un tono que no era muy natural en él. Xanae estaba enamorada de Hao y este le correspondía. Realmente parecía una típica novela de romance, sus vidas eran perfectas.

Esa misma noche concibieron al primer descendiente de la tradición Asakura-Tao. Al primero de una dinastía impura y aun así muy poderosa. Hao entró por la ventana al cuarto de Xanae, todo estaba oscuro salvo por la tenue luz de la pálida luna azul. Se vieron a los ojos, la mirada era cada vez más intensa, se cortejaban, intimaban, se daban declaraciones de amor que solo habían sido soñadas por la mayor parte del mundo. Y todo este vals de amor se realizó en el manto de la noche de ébano. Hao paseaba su mano derecha por la nuca de Xanae; se acercaron cada vez mas hasta que sus bocas se volvieron una sola. Sus cuerpos habían perdido limites, cada movimiento estaba perfectamente sincronizado, cada detalle era perfecto. Poco a poco se separaron de sus ropajes. Aquella noche, el amor se había apoderado del ambiente. Ella era su ángel de la noche y el era su Fénix. Aquella noche fue la noche que cambio el destino Tao para siempre.

Un día llegó un hombre misterioso. Todo vestido de un negro casi uniforme, solo interrumpido por ciertos ornamentos de metal. Entre estos ornamentos se encontraban una espada envainada de unos 2 metros de largo y unas hombreras de tamaño colosal. Su cabellera era larga y blanca y sus ojos verdosos tenían una intensidad insoportable. Su voz era profunda y su caminar reflejaba una imponente seguridad.

Hao sé volvió amigo de este personaje, en aquel tiempo todavía era un tanto ingenuo. El hombre se dijo llamar Sephiroth. Xanae supo que algo estaba muy mal, notó que Hao cambiaba con cada segundo que pasaba con Sephiroth, se volvía mas frió, más calculador, mas desconfiado... parecía que su corazón estaba siendo ennegrecido por la enfermiza obra del hombre de negro.

Sephiroth citó a Hao en la montaña mas cercana al palacio. Pero no apareció el sino Xanae... o al menos eso creía Hao. Sephiroth había conseguido conjurar una ilusión increíblemente real. Le hizo pasar a Hao uno de los peores momentos que había podido imaginar hasta ahora. Pero lo peor aun estaba por venir. "Xanae" termino aquella relación con Hao... y como excusa uso a los incautos humanos, convenciéndole así de acabar con todos los humanos de las aldeas cercanas. Hao se lleno de una ira que hasta ahora le había sido desconocida, no perdió tiempo en empezar con aquella encomienda de muerte. "Xanae" esbozo una sonrisa torcida al momento en que volvía a recuperar la forma de Sephiroth. Rió descaradamente, se jacto de sus obras. Todavía permanecía una de las mas grandes interrogantes: Porque había hecho eso? Que ganaba el?.

Hao perdió concepto del bien y del mal, viajo por los limites del territorio Tao, asesinaba sin piedad alguna. Lo motivaba la esperanza de regresar a los brazos de su amada Xanae y si para ello tenía que sacrificar una inmensa cantidad de vidas humanas no iba a dudarlo ni un segundo. Pero la violencia es siempre entente de la desgracia. La verdadera Xanae estaba en una de las aldeas durante los ataques de Hao. El, sin notarlo, golpeo de manera brutal a Xanae con el espritu del fuego. De pronto esa ira se desvanecio y se transformo en una culpa asesina.

Hao tomó a Xanae entre sus brazos. "Xanae... no me dejes... no te vayas mi ángel de la noche" murmuró con lagrimas en sus ojos. Xanae levanto su mano y toco la mejilla rojiza del shaman de fuego... con su ultimo aliento de vida pudo forjar 2 palabras que se quedarían por la eternidad en la mente de Hao... con su ultimo aliento pudo invocar el mas profundo y sincero "TE AMO...". Su cuerpo empezó a perder aquella calidez que alguna vez conoció. "Como pude ser tan estúpido... perdóname mi ángel de la noche... te he fallado" mucitaba Hao. "Maldito Sephiroth... se que el tiene la culpa... lo encontrare y entonces sabra lo que es el arder en el fuego del infierno" se prometió a si mismo.

Sephiroth no fue visto otra vez... desapareció completamente. Y así fue como Hao se volvío lo que es ahora. Así fue como la dinastía Tao perdió la pureza. Así fue como el destino de los Asakura y los Tao se unió...

Continuara...