"Verde esmeralda, azul cobalto"


O crónicas de un amor desesperado. No siempre el amor debe ser correspondido, y algunas veces ni siquiera es inofensivo. Muchas veces el amor lastima y condena, a una penitencia eterna. Luka sabe que amar a Félix, es un error. Y que ése error, persistirá en el tiempo.


Advertencias:

* Mayores de 18 años.

* Lemon, BL, yaoi, infidelidad, algo de violencia, romance y por supuesto, angst.

* Dichas las advertencias, debo decirles que si no te gusta todo lo que he comentado, por favor, no leas. Pero si lo has leído, apóyame. Desde la oscuridad de la noche, te lo agradezco.

* PAREJA PRINCIPAL: Feluka. Personajes de Astruc, historia mía.

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Cuando uso FRASES EN CURSIVA, me refiero a pensamientos, recuerdos.


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No masters or kings when the ritual begins
There is no sweeter innocence than our gentle sin
In the madness and soil of that sad earthly scene
Only then I am human
Only then I am clean.

- Take me to church, de Hozier -

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VERDE ESMERALDA, AZUL COBALTO.

- O Crónicas de un amor desesperado. -

C-A-P 2

Por: Lordthunder1000

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Fue un día triste.

Otro más.

Llovía y estaba bastante nublado. Un día normal de otoño en Londres.

Su ánimo empeoraba por temporadas, eso lo sabía todo el mundo. Bastante aceptable en verano, insoportable en otoño y medio moribundo en invierno. La primavera en cambio, le permitía sonreír un poco.

Así transcurrieron esos años, después de él.

Después de Luka Couffaine.

" Hola a todos, mi nombre es Nadia Chamack y el día de hoy conversaremos con el gran artista francés Luka Couffaine..."

Desde su estudio en su mansión de lujo, Félix Fathom jugueteaba con el cubito de hielo remanente dentro de su vaso de cristal, ya vacío de whisky. Tenía puestos unos auriculares sin cable, conectados con Spotify en su teléfono móvil. Nadie escuchaba lo que él estaba oyendo.

Lo repetía sin cansancio, cada tarde que podía, siempre a solas. El podcast se había estrenado unas semanas antes y desde la primera vez que lo oyó, para Félix fue como si alguien le hubiera quitado los puntos de una cirugía antes de tiempo.

Una herida sangrante.

Un dolor continuo.

Un adiós prolongado en el tiempo, sin punto, ni coma, ni puntos suspensivos, ni corchetes. Un adiós, prolongando la "s" final.

Ya sea por el alcohol, o ya sea por el frío londinense, Félix temblaba casi imperceptiblemente. Sus ojos verde esmeralda refulgían fríos y húmedos, como si estuvieran al borde del llanto. Pero no, Félix Fathom no lloraba. Félix Fathom no era amable ni bueno, era un ser cruel y apático. Triste y grosero.

Era un monstruo.

"...Tu éxito ha permanecido en auge desde hace algunos años, Luka, ¿crees, desde tu perspectiva, que esto se debe a tu cambio en el género musical?, dicho de otra manera ¿fue un acierto cambiar de estilo?..."

Félix, si se concentraba bien, echando la cabeza para atrás y recostando la espalda cómodamente, podía recitar de memoria cada palabra que él decía en dicha grabación. Había escuchado el bendito podcast hasta el hartazgo, había leído la trascripción y ordenado una traducción porque Luka empleaba el francés y claro, a pesar que Félix era fluente en ese idioma, no se sentía del todo cómodo interpretando él mismo.

"...Gracias por la invitación, Nadia, es una pregunta compleja, que quizá no tiene una única respuesta..."

Félix observó, sin mostrar emoción, lo ausente de líquido que estaba su vaso. Así que se levantó de su sillón de piel, fue a la mesita más cercana y se sirvió otras dos onzas de whisky escocés. Agitó circularmente el vaso para impregnarlo del frío del hielo y volvió a sentarse en sus memorias.

"...Te nos has vuelto romántico, Luka, y eso tiene un gran impacto. Fue una bendición dejar el rock duro, creo que todos agradecemos que tus canciones ahora sean más personales e íntimas..."

Intimidad. Secretos. Romance.

Luka significaba demasiadas cosas a la vez.

- No. - murmuraba Félix todavía sin beberse el alcohol. - El amor no es lo mío. -

"...no...no, Nadia... el amor no es lo mío..", decía también Luka Couffaine en la grabación.

- Dejé de buscar el amor, hace tanto tiempo. Supongo que es la misma historia de siempre...algo que no se dio, una relación que no se pudo. Alguien que dio más, y otro que dio menos. Alguien que estaba en un punto avanzado del camino, mientras que el otro se quedaba atrás. Tal vez sí era amor, sólo que no era correspondido. - murmuraba Félix, recitando esas palabras que ya había memorizado.

- "Dejé de buscar el amor, hace tanto tiempo."- En el audio, Luka reía un poco, justo antes de agregar: - "Supongo que es la misma historia de siempre...algo que no se dio, una relación que no se pudo. Alguien que dio más, y otro que dio menos. Alguien que estaba en un punto avanzado del camino, mientras que el otro se quedaba atrás. Tal vez sí era amor, sólo que no era correspondido."

Su suave risa.

Su voz cálida y melodiosa.

Félix sonreía a escondidas de todos, en la soledad de su trabajo y en la agonía de su vida.

Se consolaba con oír su voz, así, en una aplicación del teléfono.

Reía, soñaba.

Nadie lo miraba.

La gente seguía creyendo en lo malo que era, en lo cruel que se mostraba.

Y un recuerdo lo asaltaba así, a quemarropa y sin advertencia: - Nunca es el momento ¿no es verdad, Felix? y sin embargo, yo te quiero. - Y Luka Couffaine lo abrazaba con locura y desesperación, con tristeza y con sal. Y él, tonto de él, sólo atinaba a decirle una crueldad, una estupidez: - Ya se te pasará.- Bah. Como si el amor tuviera cura. Como si fuera algo ligero que se desvaneciera con el tiempo. O evanescente como un perfume. Cuando en realidad, el amor era inmortal, e indeleble, así como salado era el mar y azul era el cielo. Sí, para Félix el recuerdo de sus caricias y sus palabras amables eran las plegarias que lo arrullaban por las noches, cuando no podía dormir, de seguro, por el peso de su consciencia.

Le había hecho daño, le había partido el corazón.

Y las esperanzas.

Y la ilusión.

Y por último, Félix Fathom le había roto la inspiración a Luka Couffaine.

Félix Fathom se casó con Zoe Lee Bourgeois, en París, en una fiesta apoteósica. Salieron las fotos del enlace, en cuanta revista de sociedad existiese. Asistieron políticos y empresarios. Asistió su primo, Adrien Agreste y su todavía entonces novia de toda la vida, Marinette Dupain-Cheng. Había sido ella, la causante que ambos se hubieran conocido. Sin quererlo, Marinette presentó a su amigo músico, guitarrista y lider de un grupo de rock ante el primo de su novio, el británico alto, con garbo, ladino y pecaminoso, llamado Félix Fathom.

Ambos cruzaron miradas de inmediato.

Verde esmeralda.

Su cabello rubio como la miel, muy bien peinado contrastaba aberrantemente con el pelo desordenado y en puntas que traía Luka Couffaine. Un brillo intrínseco nació en su mirada esmeralda. Fue como una revelación. Como si Luka se iluminase como una farola en la oscuridad de esa discoteca, donde lo vio por primera vez. En medio de las luces multicolor, de destellos neón y la música estridente, Félix comprendió que estaba frente a alguien, atrayente, consecuente e intenso, en todo aspecto.

Azul cobalto.

- Luka Couffaine, un placer. - fue lo primero que Luka le dijo. Félix sonrió enseñándole los dientes y con una sonrisa torcida. Estrechó fuertemente la mano de Luka entre la suya, y aprovechó la excelente costumbre europea de darse dos besos de saludo, para conseguir su primer contacto íntimo.

Luka, por ese entonces, ya era un músico consolidado.

Iba presentandose en salones de baile con un aspecto de rockero desbandado. De lejos, se podía intuir que Luka era alguien oscuro y excentrico. Pero Luka por dentro, sólo era amor y calidez, paciencia y dulzura. Félix lo vio en cámara lenta, mostrando interés en esos ojitos azules que mostraban todo sin decir nada. Félix contempló, deslumbrado, sus labios gruesos, su mentón afeitado y su nariz francesa, ancha y larga. Sin quererlo, Félix inspeccionó toda la figura de Luka, deteniéndose sobre las manos enguantadas del músico. Todavía ambos fundidos en un apretón de manos.

- Hermosos dedos. - masculló Félix al oído de Luka. - Pero creo que no podrán con mi tamaño. -

Marinette no escuchó las palabras que él le dijo, debido a lo intensa de la música. Les sonrió tenuemente a ambos, al saberlos presentados y partió a buscar a Adrien, para invitarle una copa y luego poder bailar.

Luka tenía las mejillas sonrosadas, porque había entendido el doble sentido de la frase.

Varias copas después, Luka y Félix se comieron la boca en el cubículo de un baño que encontraron disponible.

No bailaron ni un poquito.

Antes de su primer beso, ellos hablaron de sus vidas, de lo que eran. Él, un empresario, heredero de un título nobiliario ya diluido, por parte de su herencia materna. Luka asentía, sonriendo. Después le contó a Félix, que la música era su segundo idioma, y que todo lo expresaba a través de ella.

- ¿De verdad? - preguntó sorprendido, Félix. - Lo dudo. La música está muy alta y creo que no podrías escucharme a mí. A mi "yo" de verdad. -

Se lo dijo sonriendo, con un vaso de vodka y refresco de limón. Luka meneó la cabeza y se terminó el botellín de cerveza sin alcohol que se estaba bebiendo.

- Si me sigues... - susurró Luka, acercandose a Félix para después enterrar la punta de la nariz en aquel pelo rubio engominado, muy cerca de su oreja. - ... Puedo darte ejemplos de cómo te interpreto a tí, a través de melodías. -

Félix se hizo hacia atrás. Meneó con la cabeza. Bajó la mirada al suelo, pero volvió a observar a Luka, sonriendo.

- Llevame donde quieras, Luka Couffaine. -

Y eso fue todo.

Así empezó.

Ni siquiera fue necesario intercambiar números de teléfono ese primer día. Simplemente Félix se presentaba donde Luka tocaba con su banda. Pedía una copa y lo esperaba, sin moverse ni hablar con nadie, hasta que Luka terminase de cantar. Durante cada una de sus canciones, Félix le sonreía y no podía quitarle la mirada de encima. Le encantaba verlo. Luka movía el cuerpo intensamente al ritmo de su guitarra eléctrica. Félix amaba el color del esmalte de sus uñas, le gustaban sus expansores en las orejas. Y tenía millares de fantasías con sus pantalones vaqueros. Odiaba sus botas, eso sí, porque no podía desnudarlo entero gracias a ellas.

Se encontraron muchas más veces después de ése primer día. Algunas veces se reunían en sitios más cómodos y menos bulliciosos: Una casa de campo alquilada por días, o la parte de atrás de una limusina. Incluso en el barco-casa anclado en el Sena, donde Luka vivía.

Si tenían frio, ellos se daban calor.

Y si tenían calor, se desfogaban entre ellos.

Luka se quejaba en demasía, cada vez que él entraba en su interior.

Félix se sabía grande y masivo. Su pequeña broma de doble sentido dicha la primera vez que se vieron, no era broma como tal, confirmó Luka después. Para las manos de Luka, coger el miembro de Félix era un esfuerzo de importancia. Cuando estaba excitado, abarcaba su circunferencia malamente con sus dedos; y, cuando lo recogía en su boca, sólo podía complacerlo hasta la mitad de trayecto. Sin embargo, Luka daba todo de sí. Con sus labios y con sus manos de guitarrista. Con su cuerpo y su aliento.

Con su corazón.

Y con sentimiento.

Y a pesar del dolor físico de la penetración, Luka encontraba felicidad y sosiego, siendo aplastado por el cuerpo de Félix, quien se divertía sobre él.

Risas, gemidos.

Félix le tiraba del pelo mientras lo cabalgaba sin pausa.

- Te amo, Félix. - cantaba Luka por dentro. - Te amo tanto. -

Casi nunca su amante hablaba. Sólo arremetía más fuerte, sin pausa. Félix gruñía, clavándole los dedos en sus glúteos. Luka se retorcía de placer. Un último embiste, un último lamento. Y la explosión de ellos dos, estallaba, se rompía y se volvía a construir, para continuar sin parar por horas.

Si Luka hablaba con la música, Félix hablaba con sus manos.

Luego del amor, yacían juntos si tenían una cama, o se abrazaban si lo hacían de pie. Félix acariciaba sus mechones azules, justo después de ayudarlo a vestirse. Le acariciaba la mejilla, la nariz. Le besaba en la frente. Luka cerraba los ojos y se dejaba hacer. Después, un último beso, comiéndose las lenguas y los paladares, para separarse tranquilamente unos segundos más tarde.

Los recuerdos al lado del rockero se terminaron, para Félix volver a concentrarse en la entrevista.

" ... Entonces, ¿alguna chica te rompió el corazón, Luka Couffaine?... " escuchó Félix, que la reportera preguntaba.

Le dio un sorbo a su bebida, sentado absurdamente en su sillón.

- Ja, ja, ja. - repitió Félix lentamente, con sarcasmo y seriedad. - Una chica no, un hombre. Me enamoré de un hombre, que ya estaba comprometido. -

"...ja, ja, ja...No, Nadia, ninguna chica...Una chica no, fue un hombre. Me enamoré de un hombre, que ya estaba comprometido..." , decía también Luka en la entrevista.

Félix terminó de un porrazo, todo el licor en su copa.

Lanzó la cabeza hacia atrás, quedándole colgada. Abrió la mano y dejó caer el vaso y el hielo, los cuales rodaron por su carísima alfombra persa.

Rió, un poco.

Lloro...o no.

Una rayo de sol entró tímidamente por los cristales de la habitación, iluminándole por unos segundos aquella esmeralda mirada. Si alguien lo hubiera visto, podría haber pensado que estaba llorando. Pero Félix Fathom no lloraba.

No sabía hacerlo.

" Lo amé mucho, pero sólo recibí...dolor y...rechazo...y ya sabes cómo somos los artistas, tenemos que hacer algo con todo esos sentimientos, con todo ese amor que uno tiene dentro...así que no me quedó otra opción, tuve que hacerlo canción ".

Félix se incorporó hacia delante en su sillón, se tapó la cara con ambas manos.

Abrió la boca y lanzó un grito en silencio.

Una nube tapó el sol, y el estudio se sumergió en un clima gris y frío, nuevamente.

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¡Gracias por leer!

Esto es un salto temporal. Ya han trascurrido algunos años. Luka ha sobrevivido y Félix también...¿también?

Ya veremos.

Los capitulos serán cortitos.

Muchos abrazos y gracias por estar a mi lado.

- Lordthunder1000-