Holaaaaaa...jejejeje... Guauuuuuuuuu (no soy Sirius), sólo estoy
sorprendida de que la historia Se ponga cada vez más interesante...
ALGUIEN VUELVE DE LA MUERTEEEEEE....
BUSQUEN NOMBRES DE CONSTELACIONES. YO ELEGÍ: PERSEO, ORION, LEO, CARINA,
LYRA (HYONO-CHAN nn), ANDRÓMEDA, CASSIOPEA...O SINO NOMBRES DE LA
MITOLOGÍA GRIEGA: MEGARA (ME ENCANTA), ARTEMISA, EURÍDICE, TESEO, ORFEO,
FEBO, ARES...ETC. O SINO NOMBRES RAROS: GALATEA, RANIA, GARION, X'NEDRA
(RARO NO?)
Besos. VEAN LA TERCER PELI!!!!!!
M.O.S (Miembro de la Orden Siriusana)
M.O.P (Miembro de la Orden de Potter)
M.O.M (Miembro de la Orden Merodeadores)
Capítulo 14: El ciervo del Bosque Prohibido.
Luego de la interesante ocasión que Harry vivió en la biblioteca, decidió salir a caminar un rato. Pensaba en lo que Sirius le había contado de la conversación con Dumbledore, y una sonrisa apareció en su rostro. -Me encantaría verte de nuevo, papá-dijo Harry sentándose en el árbol del merodeador. Miró el tronco marcado con los nombres de su padre, de Remus, de Sirius, de Peter y el de su madre. Más abajo, las inscripciones "James: te amo. Lily" o "Lily: quiero que seas mi esposa. James" le hicieron sonreír. A la derecha, "Snivellus apestoso", con la firma de Canuto, le hicieron reír por varios minutos. Arriba, la inscripción "James eres mi ídolo" o "maldita sea McGonagall por reprobarme" le hicieron pensar en Peter. "¿Qué estará haciendo la rata pestilente?" pensó Harry mirando entre la oscuridad de los árboles del bosque. Acarició el nombre Cornamenta con el dedo índice y suspiró. Cerró los ojos, pero los abrió a los pocos segundos. Había escuchado pisadas casi silenciosas. Miró de nuevo hacia los árboles, con el corazón casi saliéndose de su pecho (N/A: hermoso pecho...=PPP). No vio nada, y volvió a mirar el árbol. Unas inscripciones bastante sabias le llamaron la atención. Estaban firmadas por los tres merodeadores más conocidos (N/A: o sea, James, Sirius y Remus) que decían así: "Cuando se ama, el mundo es perfecto, todo es color de rosa" firmada por Lunático, justo al lado, otra que decía: "A menos que el rosa no te guste, porque si eres hombre no creo que ese color llame tu atención" firmada por Canuto. Harry rió varios minutos. Pero la frase de su padre era la más melosa y romántica. "Si amas, sé capaz de cambiar todo por ella. Volarás varios metros sobre el suelo, con tan solo ver sus ojos. Y si tienes la suerte de tocar su piel y hacerla tuya, te sentirás tan pleno, que creerás que nadie más existe, sólo tu cuerpo y el de ella, juntos, formando uno. Lily, eres la mujer de mi vida, y te amo con toda mi alma, que ríe y sonríe sólo por tus cabellos color fuego y tu mirada de joya " firmada por Cornamenta. "Sino mírenlo a James, pobre infeliz" firmada por Canuto. Al lado, un "Cierra la bocaza, perro apestoso" le hicieron reír de nuevo. Justo debajo de la inscripción de James, su madre se había encargado de contestarle: "Si supieras como me pierdo en tus ojos café, si supieras como me gusta ver tu cuerpo en todo su esplendor, entenderías que la vida nos sonríe, amor mío, y que ojalá que siempre estemos juntos, preciosidad de cabellos azabaches y cuerpo de Apolo. Pero sé que ni siquiera la muerte podrá separarnos. Te amo. Lily" Harry sonrió, pero su expresión cambió radicalmente. "Las pisadas de nuevo" pensó levantándose. "Se detuvieron" miró hacia los árboles "es como si quisiera esconderse de mí". -¿Quién anda ahí?-preguntó valientemente. "NO tengo que demostrar que soy un gryffindor, ¿verdad?" pensó riendo nervioso. Las pisadas volvieron a oírse, pero esta vez a lo lejos. Harry se adentró en el bosque, inconscientemente, sin pensar. Siguió las pisadas. El bosque estaba tan tenebroso como siempre lo había estado. El silencio de ultratumba le hizo sentir escalofríos. Miró hacia el frente, y lo que vio lo dejó sin habla. Un ciervo hermoso, negro, de ojos café, lo miraba con aprensión. Harry se acercó a él, intentando no asustarlo. Al estar a pocos metros, el ciervo huyó de él, haciendo que Harry lo persiguiera e hiciera un carrera tras él, intentando alcanzarlo. -Lo perdí-dijo Harry en voz alta y mirando hacia los lados, sin encontrar al precioso ciervo que había visto hacía unos minutos. Caminó perdido por el bosque, cuando una figura delante de él le llamó la atención. Un hombre encapuchado lo miraba, sin mostrar el rostro. Harry recordó lo ocurrido en primer año, pero su cicatriz no ardía, así que no era Voldemort. Comenzó a quedarse sin aire, y se desmayó justo cuando el encapuchado estaba a centímetros de él. Éste lo atajó antes de que cayera al suelo y lo miró con ojos húmedos. ---------------------------------- Hermione estaba sentada en la sala común de Gryffindor, mirando como el fuego cambiaba de color. Pensó en Harry en ese momento y sonrió. Cuánto lo amaba, ojalá él se percatara de lo que ella sentía. Oyó que el retrato se abría, y Ron entraba desesperado y sin aire. -Hermione-dijo el pelirrojo respirando ondamente. Ella lo miró fastidiada.- Harry,¿dónde está?-preguntó con desesperación. Hermione se encogió de hombros. Al ver la incertidumbre de Ron, se desesperó. Se levantó del sofá y salió de la sala común, seguida de Ron. Corrieron hacia la habitación de Arabella. Necesitaban hablar con Sirius. Llegaron a toda carrera al cuarto, y entraron apresurados. Allí, Sirius los apuntó con la varita. -Sirius, somos nosotros-dijo Ron antes de que el hombre de ojos azules les lanzara una maldición. Él respiró con pausa. -¿Por qué entran así?¿qué sucede?-preguntó viendo la desesperación de ambos chicos. -Harry ¿dónde está?-preguntó Hermione con cara de dolor. Sirius negó con la cabeza y se encogió de hombros. -¿Qué sucede con él?-preguntó Sirius. -NO sabemos dónde está-dijo Ron-no está ni en la biblioteca, ni en la sala común, ni en el Gran Comedor, ni siquiera en el campo de quidditch-. -Pero...-dijo Sirius entrando en pánico. -Tampoco en las aulas, hace unos momentos fui a cerciorarme de que no quedaran alumnos por ahí- dijo Hermione comenzando a llorar. Ron la abrazó para tranquilizarla. -Tranquila, Herms, lo encontraremos-dijo Sirius besándole la frente paternalmente. Hermione se ruborizó. TOC TOC Sirius miró hacia la puerta con incertidumbre. -Sirius, soy yo, Catherine, por favor, abre- dijo la profesora con insistencia. Sirius abrió la puerta despacio, para cerciorarse de que era Cat la que golpeaba. Ella respiraba aceleradamente y entró al lugar con paso rápido. Miró a los chicos interrogativamente, y luego miró a Sirius. -Harry...¿sabes dónde está?-preguntó desesperada. Todos negaron con la cabeza-parece que hallaron sus gafas en le Bosque Prohibido- dijo, viendo como Hermione irrumpía en llanto, como Ron la atajaba en su desesperación de tirarse al suelo y golpearlo, y como Sirius se tomaba el rostro desesperado con las manos. El apuesto mago se acercó a la cama adoselada- Bella, amor, debemos ir al bosque a buscar a Harry-dijo Sirius acariciando el rostro suave de su mujer. Ella se despertó sobresaltada. -¿Qué?-preguntó ella casi dormida. Se sentó adolorida y tocándose el vientre. -¿Te sientes bien?-preguntaron a coro Cat y Sirius. Ella negó con la cabeza y tomó la mano de Sirius con desesperación. Él la miró asustado. Bella comenzó a tomar aire ondamente. Apretó la mano de Sirius hasta entumecérsela. Sirius se desesperó aún más. -Llama a Poppy-dijo mirando a Cat, que salió de la habitación- yo iré al bosque a buscar a Harry-le dijo besándola para tranquilizarla. -Te amo, cuídate-le dijo ella dolorosamente. Sirius sonrió. -Cuídate...y cuida a nuestra niña-le dijo besándole el vientre-te amo-se transformó en perro y salió de allí, siguiendo a Ron y a Hermione. Corrieron hacia los terrenos del colegio. Allí, varios magos estaban reunidos y deliberando sobre la desaparición del niño Potter. -Sirius, al fin llegas-dijo Remus mirando a su amigo con ojos tristes. Sirius se les acercó corriendo, seguido de Hermione y de Ron. -Chicos, no queremos que vengan-dijo Tonks, que tenía el pelo azul eléctrico y mirada desesperada. -No, iré con ustedes-dijo Hermione llorando. Vio a Remus, el hijo de Cat. -¿Y por qué él sí puede ir?-preguntó Ron enfadado-nosotros somos amigos de Harry-bramó enfadado y casi a los gritos. -Déjenlos ir-dijo Dumbledore, que encabezaba al grupo. Miró a cada uno de los integrantes de la Orden-vámonos-. Más de diez personas se adentraron en el bosque, en busca del "niño que vivió". -Harry-gritaba Remus Lupin desesperado. -Harry, si te ocurre algo no me lo perdonaré nunca- decía Sirius con voz quebrada. -¿Algo?-preguntó Mundungus acercándose a ellos. -Nada-contestaron ambos apuestos magos. Hermione lloraba en silencio. Miró hacia todos lados y tomó con desesperación la mano de Sirius, buscando tranquilidad. El hombre la miró con dulzura y la abrazó. Remus miró al suelo y pateó una rama con furia. Ron se abrazó y lloró, arrodillándose. -Por favor, traten de estar tranquilos-dijo McGonagall con ojos húmedos. Sirius la miró desesperado y miró hacia la oscuridad infinita. Sus ojos se abrieron de par en par y señaló hacia un lugar. -Remus-dijo con voz ahogada. Su amigo miró hacia donde Sirius señalaba. Su rostro cambió radicalmente. -¿Lo estás viendo?-preguntó Sirius casi derramando lágrimas de emoción- reconozco a ese ciervo, Lunático-. Remus negaba con la cabeza pasmado. El ciervo se acercaba, y llevaba a alguien sobre el lomo. -HARRY-bramó Ron al ver a su amigo desmayado. El ciervo se acostó en el suelo, dejando a Harry. Sirius se acercó a él. El animal lo miró con ojos compasivos y caminó acercándose. -Sirius-gritó Dumbledore corriendo hacia allí. Al ver al animal, se paró en seco. Todas las personas tras él se sorprendieron al ver al espléndido ciervo junto a Harry. -No te acerques, Sirius, puede ser una trampa-gritó McGonagall. Sirius negó con la cabeza. -James-dijo, intentando acariciar al animal. Éste retrocedió. -No te vayas, te necesitamos-le dijo con voz quebrada. Dumbledore se acercó a tomar a Harry, que aún yacía desmayado. La comitiva comenzó a alejarse, dejando a Sirius solo con el ciervo. Remus se acercó a ellos. El animal se cercioró de que no hubiese nadie. Una luz comenzó a brillar, dejando ver la figura de un hombre, apuesto, de ojos café, pelo negro azabache y gafas.
Capítulo 14: El ciervo del Bosque Prohibido.
Luego de la interesante ocasión que Harry vivió en la biblioteca, decidió salir a caminar un rato. Pensaba en lo que Sirius le había contado de la conversación con Dumbledore, y una sonrisa apareció en su rostro. -Me encantaría verte de nuevo, papá-dijo Harry sentándose en el árbol del merodeador. Miró el tronco marcado con los nombres de su padre, de Remus, de Sirius, de Peter y el de su madre. Más abajo, las inscripciones "James: te amo. Lily" o "Lily: quiero que seas mi esposa. James" le hicieron sonreír. A la derecha, "Snivellus apestoso", con la firma de Canuto, le hicieron reír por varios minutos. Arriba, la inscripción "James eres mi ídolo" o "maldita sea McGonagall por reprobarme" le hicieron pensar en Peter. "¿Qué estará haciendo la rata pestilente?" pensó Harry mirando entre la oscuridad de los árboles del bosque. Acarició el nombre Cornamenta con el dedo índice y suspiró. Cerró los ojos, pero los abrió a los pocos segundos. Había escuchado pisadas casi silenciosas. Miró de nuevo hacia los árboles, con el corazón casi saliéndose de su pecho (N/A: hermoso pecho...=PPP). No vio nada, y volvió a mirar el árbol. Unas inscripciones bastante sabias le llamaron la atención. Estaban firmadas por los tres merodeadores más conocidos (N/A: o sea, James, Sirius y Remus) que decían así: "Cuando se ama, el mundo es perfecto, todo es color de rosa" firmada por Lunático, justo al lado, otra que decía: "A menos que el rosa no te guste, porque si eres hombre no creo que ese color llame tu atención" firmada por Canuto. Harry rió varios minutos. Pero la frase de su padre era la más melosa y romántica. "Si amas, sé capaz de cambiar todo por ella. Volarás varios metros sobre el suelo, con tan solo ver sus ojos. Y si tienes la suerte de tocar su piel y hacerla tuya, te sentirás tan pleno, que creerás que nadie más existe, sólo tu cuerpo y el de ella, juntos, formando uno. Lily, eres la mujer de mi vida, y te amo con toda mi alma, que ríe y sonríe sólo por tus cabellos color fuego y tu mirada de joya " firmada por Cornamenta. "Sino mírenlo a James, pobre infeliz" firmada por Canuto. Al lado, un "Cierra la bocaza, perro apestoso" le hicieron reír de nuevo. Justo debajo de la inscripción de James, su madre se había encargado de contestarle: "Si supieras como me pierdo en tus ojos café, si supieras como me gusta ver tu cuerpo en todo su esplendor, entenderías que la vida nos sonríe, amor mío, y que ojalá que siempre estemos juntos, preciosidad de cabellos azabaches y cuerpo de Apolo. Pero sé que ni siquiera la muerte podrá separarnos. Te amo. Lily" Harry sonrió, pero su expresión cambió radicalmente. "Las pisadas de nuevo" pensó levantándose. "Se detuvieron" miró hacia los árboles "es como si quisiera esconderse de mí". -¿Quién anda ahí?-preguntó valientemente. "NO tengo que demostrar que soy un gryffindor, ¿verdad?" pensó riendo nervioso. Las pisadas volvieron a oírse, pero esta vez a lo lejos. Harry se adentró en el bosque, inconscientemente, sin pensar. Siguió las pisadas. El bosque estaba tan tenebroso como siempre lo había estado. El silencio de ultratumba le hizo sentir escalofríos. Miró hacia el frente, y lo que vio lo dejó sin habla. Un ciervo hermoso, negro, de ojos café, lo miraba con aprensión. Harry se acercó a él, intentando no asustarlo. Al estar a pocos metros, el ciervo huyó de él, haciendo que Harry lo persiguiera e hiciera un carrera tras él, intentando alcanzarlo. -Lo perdí-dijo Harry en voz alta y mirando hacia los lados, sin encontrar al precioso ciervo que había visto hacía unos minutos. Caminó perdido por el bosque, cuando una figura delante de él le llamó la atención. Un hombre encapuchado lo miraba, sin mostrar el rostro. Harry recordó lo ocurrido en primer año, pero su cicatriz no ardía, así que no era Voldemort. Comenzó a quedarse sin aire, y se desmayó justo cuando el encapuchado estaba a centímetros de él. Éste lo atajó antes de que cayera al suelo y lo miró con ojos húmedos. ---------------------------------- Hermione estaba sentada en la sala común de Gryffindor, mirando como el fuego cambiaba de color. Pensó en Harry en ese momento y sonrió. Cuánto lo amaba, ojalá él se percatara de lo que ella sentía. Oyó que el retrato se abría, y Ron entraba desesperado y sin aire. -Hermione-dijo el pelirrojo respirando ondamente. Ella lo miró fastidiada.- Harry,¿dónde está?-preguntó con desesperación. Hermione se encogió de hombros. Al ver la incertidumbre de Ron, se desesperó. Se levantó del sofá y salió de la sala común, seguida de Ron. Corrieron hacia la habitación de Arabella. Necesitaban hablar con Sirius. Llegaron a toda carrera al cuarto, y entraron apresurados. Allí, Sirius los apuntó con la varita. -Sirius, somos nosotros-dijo Ron antes de que el hombre de ojos azules les lanzara una maldición. Él respiró con pausa. -¿Por qué entran así?¿qué sucede?-preguntó viendo la desesperación de ambos chicos. -Harry ¿dónde está?-preguntó Hermione con cara de dolor. Sirius negó con la cabeza y se encogió de hombros. -¿Qué sucede con él?-preguntó Sirius. -NO sabemos dónde está-dijo Ron-no está ni en la biblioteca, ni en la sala común, ni en el Gran Comedor, ni siquiera en el campo de quidditch-. -Pero...-dijo Sirius entrando en pánico. -Tampoco en las aulas, hace unos momentos fui a cerciorarme de que no quedaran alumnos por ahí- dijo Hermione comenzando a llorar. Ron la abrazó para tranquilizarla. -Tranquila, Herms, lo encontraremos-dijo Sirius besándole la frente paternalmente. Hermione se ruborizó. TOC TOC Sirius miró hacia la puerta con incertidumbre. -Sirius, soy yo, Catherine, por favor, abre- dijo la profesora con insistencia. Sirius abrió la puerta despacio, para cerciorarse de que era Cat la que golpeaba. Ella respiraba aceleradamente y entró al lugar con paso rápido. Miró a los chicos interrogativamente, y luego miró a Sirius. -Harry...¿sabes dónde está?-preguntó desesperada. Todos negaron con la cabeza-parece que hallaron sus gafas en le Bosque Prohibido- dijo, viendo como Hermione irrumpía en llanto, como Ron la atajaba en su desesperación de tirarse al suelo y golpearlo, y como Sirius se tomaba el rostro desesperado con las manos. El apuesto mago se acercó a la cama adoselada- Bella, amor, debemos ir al bosque a buscar a Harry-dijo Sirius acariciando el rostro suave de su mujer. Ella se despertó sobresaltada. -¿Qué?-preguntó ella casi dormida. Se sentó adolorida y tocándose el vientre. -¿Te sientes bien?-preguntaron a coro Cat y Sirius. Ella negó con la cabeza y tomó la mano de Sirius con desesperación. Él la miró asustado. Bella comenzó a tomar aire ondamente. Apretó la mano de Sirius hasta entumecérsela. Sirius se desesperó aún más. -Llama a Poppy-dijo mirando a Cat, que salió de la habitación- yo iré al bosque a buscar a Harry-le dijo besándola para tranquilizarla. -Te amo, cuídate-le dijo ella dolorosamente. Sirius sonrió. -Cuídate...y cuida a nuestra niña-le dijo besándole el vientre-te amo-se transformó en perro y salió de allí, siguiendo a Ron y a Hermione. Corrieron hacia los terrenos del colegio. Allí, varios magos estaban reunidos y deliberando sobre la desaparición del niño Potter. -Sirius, al fin llegas-dijo Remus mirando a su amigo con ojos tristes. Sirius se les acercó corriendo, seguido de Hermione y de Ron. -Chicos, no queremos que vengan-dijo Tonks, que tenía el pelo azul eléctrico y mirada desesperada. -No, iré con ustedes-dijo Hermione llorando. Vio a Remus, el hijo de Cat. -¿Y por qué él sí puede ir?-preguntó Ron enfadado-nosotros somos amigos de Harry-bramó enfadado y casi a los gritos. -Déjenlos ir-dijo Dumbledore, que encabezaba al grupo. Miró a cada uno de los integrantes de la Orden-vámonos-. Más de diez personas se adentraron en el bosque, en busca del "niño que vivió". -Harry-gritaba Remus Lupin desesperado. -Harry, si te ocurre algo no me lo perdonaré nunca- decía Sirius con voz quebrada. -¿Algo?-preguntó Mundungus acercándose a ellos. -Nada-contestaron ambos apuestos magos. Hermione lloraba en silencio. Miró hacia todos lados y tomó con desesperación la mano de Sirius, buscando tranquilidad. El hombre la miró con dulzura y la abrazó. Remus miró al suelo y pateó una rama con furia. Ron se abrazó y lloró, arrodillándose. -Por favor, traten de estar tranquilos-dijo McGonagall con ojos húmedos. Sirius la miró desesperado y miró hacia la oscuridad infinita. Sus ojos se abrieron de par en par y señaló hacia un lugar. -Remus-dijo con voz ahogada. Su amigo miró hacia donde Sirius señalaba. Su rostro cambió radicalmente. -¿Lo estás viendo?-preguntó Sirius casi derramando lágrimas de emoción- reconozco a ese ciervo, Lunático-. Remus negaba con la cabeza pasmado. El ciervo se acercaba, y llevaba a alguien sobre el lomo. -HARRY-bramó Ron al ver a su amigo desmayado. El ciervo se acostó en el suelo, dejando a Harry. Sirius se acercó a él. El animal lo miró con ojos compasivos y caminó acercándose. -Sirius-gritó Dumbledore corriendo hacia allí. Al ver al animal, se paró en seco. Todas las personas tras él se sorprendieron al ver al espléndido ciervo junto a Harry. -No te acerques, Sirius, puede ser una trampa-gritó McGonagall. Sirius negó con la cabeza. -James-dijo, intentando acariciar al animal. Éste retrocedió. -No te vayas, te necesitamos-le dijo con voz quebrada. Dumbledore se acercó a tomar a Harry, que aún yacía desmayado. La comitiva comenzó a alejarse, dejando a Sirius solo con el ciervo. Remus se acercó a ellos. El animal se cercioró de que no hubiese nadie. Una luz comenzó a brillar, dejando ver la figura de un hombre, apuesto, de ojos café, pelo negro azabache y gafas.
