n/a: Nuevamente gracias a las adorables personas que dejaron reviews, realmente me encanta llegar a la página y ver que hay gente que lee esta pequeña serie y me sigue, aunque me tarde en publicar capitulos nuevos. Gracias! En mi opinión este no es el mejor de los capítulos, pero igual espero que lo disfruten... ¡el reencuentro!...y que les guste al igual que los anteriores (o más) y se decidan a dejarme un lindo review. Gracias!

Atormentado

Por Anairb Black

Capítulo Tres

/ 30 de Junio, 2009.

Estoy de vuelta en donde pertenezco. Había llegado con tantas ganas de verlos a todos... no sé donde ha quedado aquel sentimiento.

Aunque... tal vez si lo sé. Se lo ha llevado Ken hace unas horas en aquel bar. Y yo... yo regresé a mi casa tan solo, tan acabado, que en estos momentos lo que quiero hacer es emborracharme y reirme de mi estupidez. /

Sal. Había sal en el aire... una húmedad hermosa y palpable del mar cercano.

Takeru le había dicho que la boda sería en Odaiba, en la natal Odaiba, todos se reunían allí. Antes de dejar a Daisuke luego de aquella visita, había cedido entusiasmado a darle cuanta información necesitara sobre la futura boda. Daisuke aceptó las direcciones sin remordimientos. Mientras el otro hablaba, el miedo poco a poco se apoderaba de él, tratandolo de hacer a un lado por ser un sentimiento contradictorio.

/ No puedo describir la ráfaga de emoción que me llenó de pies a cabeza, en cada vena de mi ser, cuando puse los pies afuera del tren. Era como una reconciliación conmigo mismo, un amanecer y un despertar, lleno de recuerdos y deseos. Fuera de todo lo demás, llegar a casa significaba que esto era lo que tenía que hacer, que una vez estando aquí y enfrentándome a mis situaciones, ya no podría echarme para atrás, jamás.

Mientras salía de la muchedumbre que se amontonaba en la estación, comencé a pensar en la gente involucrada en esto. Miyako también era mi amiga; cómo no serlo, después de todo lo sucedido. Pero no podía darme el lujo de meterme en su cabeza y saber a ciencia cierta cómo estaría tomando esta situación, porque Miyako y yo nunca hemos sido tan cercanos, y ella es temperamental. Simplemente, ella es Miyako; uno no puede adivinar sus actitudes con tanta facilidad.

Pero...también esta el hecho de que ella está a punto de casarse con Ken. Tendrán una familia juntos, pues eso es lo que sus padres quieren. Toda una maldita vida planeada. /

La estación se hacía pequeña. Los edificios, por todos lados a su alrededor, parecían dar vueltas. Daisuke vagaba por otros rumbos, tan hechizado de estar de nuevo en su ciudad... pensando en su familia, en Miyako, en sus amigos, en la ceremonia... en Ken, cada segundo era Ken, en cada paso que daba por el pavimento. Lo veía de pronto en las ventanas, y su risa estaba en el viento, su sonrisa tan melacónlica y todos sus recuerdos lo empujaban un poco más, incitándolo a caminar hacia adelante, admirando el paisaje. El corazón le dolía y se le aceleraba con la imagen de él viva en su mente. Tan sólo la idea de verlo de nuevo era intoxicante.

/ Cuando llegue al hogar de Jun - nuestro hogar - había logrado hacer atrás mis pensamientos. Recobré parte de mi postura en unos instantes, pero quedé ante la puerta del departamento por unos minutos sin saber qué hacer. La idea de mi familia desintegrada no me dejaba tranquilo.

Hace mucho que mamá nos abandonó a todos. Desde ese día sólo Jun y mi padre han hecho lo que pueden, y yo he trabajado y ahorrado para mis estudios... y ahora mi padre disfruta de la vida libre, salir por días enteros, y Jun tiene el departamento para ella sola. Años de esfuerzo han sido transformados. Yo me he marchado a Tokio, asi que ella vive sola. /

Estuvo de pie por unos momentos, el sentimiento que lo llenaba indescifrable. Finalmente, las ganas de verlos a todos fue lo más importante. Llevó una mano lentamente a la altura de su rostro, frente a la puerta, y tocó rápidamente, tras haber dado un profundo respiro.

No escuchó ninguna respuesta. Estaba por tocar una segunda vez, pero fue en ese momento cuando Jun abrió la puerta, con cara soñolienta. Esta expresión cambió un segundo después, al verlo a él, a Daisuke, delante de ella, la maleta apoyada contra su lado derecho.

Daisuke sonrió, saludándola con la mano. Jun se quedó atónita en su lugar; segundos después chillaba de alegría, y abrazaba a su hermano por los hombros.

"Eres un... eres..." y de pronto lo soltó y lo aventó hacia atrás, examinándole el rostro con los ojos abiertos de par en par, y la respiración agitada. Daisuke no sabía si estaba sorprendida o furiosa.

"Sí... a mi también me da gusto verte", le dijo, entre el temor y la alegría. Jun lanzó una risa irónica, y momentos después lo agarraba del brazo y lo arrastraba hacia adentro.

/ Ella se ve normal, como siempre lo ha estado. Mi hermana nunca ha sido demasiado creativa, así que no me sorprende que el departamento luzca igual a hace tres años. Pero ella se mostró feliz de verme, y eso me conmovió. Deseé que esa felicidad le dure varios días, y que no empezara a preguntarme por razones, para que no se enfureciera con mis respuestas. Tan sólo saber que estaba aquí, me acercaba nuevamente a la realidad. Y había llegado primero con ella porque había cosas que necesitaba saber, y darme tiempo antes de encontrármelo... antes de que todo se volviera tan intenso, tan irracional.

Platiqué con ella durante un largo rato. Estuvo más que feliz de tenerme de vuelta en casa, y quería avisarle a mi padre tan pronto como se apareciera por nuestros alrededores. Me dijo muchas cosas que Takeru ya me había dicho acerca de la boda; me habló especialmente de las veces que Ken había ido a visitarla. Parecía como si hubiera estado realmente preocupado en mi ausencia.../

"Y ya que no estás tú y él está un poco aturdido con la situación, me parece que no ha hablado mucho con Takeru o con Iori... ahora se la pasa yendo a un bar horrible en la noche, no sé ni qué hace..."

"¿Bar?" preguntó Daisuke, súbitamente. "¿Qué es lo que hace allí?"

Jun tomó otro trago de su bebida antes de responderle. "Creo que necesita relajarse un poco. Miyako es un poco... agobiante. Tiene a su cargo casi la mitad de la celebración... todo esto lo sé porque Ken me lo ha dicho, claro".

/ La miré por unos momentos, evaluando mis alternativas, y luego le dije que me llevara a ese lugar hoy mismo por la noche. /

-+-

El bar al que me condujo Jun estaba situado en la esquina de una calle desconocida para mí. Se trataba de un lugar pequeño, obscuro, con un letrero en la puerta algo viejo; aún me pregunto qué demonios habrá dirigido a Ken ahí. Sin pensarlo más me bajé del auto, y tras echar una breve mirada a mis alrededores, me dirigí hacia adentro.

Inmediatamente sentí un fuerte calor. Había mucha gente; parecía imposible que estuviera tan lleno un lugar tan limitado de espacio. Sin decidirme hacia donde buscar, comencé a mirar los rostros, las cabezas; no encontré nada que me recordara a Ken. Estaba ya a unos segundos de dirigirme a la barra a ordenar algo para beber, cuando se me ocurrió dirigirme al baño, por un extraño impulso a buscar en cada rincón del lugar. /

Caminó hacia dentro de manera silenciosa, esperando verlo en algun rincón de ese cuarto sucio y mohoso. Y ahí lo encontró, mirandose en uno de los espejos mugrientos, frente al lavabo.

Se encontraba tan interesante como la última vez que lo había visto, con su chaqueta de piel usual y el cabello cayéndole por el rostro. Parecía como si estuviera en un estado de trance desde el momento en el que Daisuke entró por la puerta.

El se quedó observándolo por unos momentos, saboreando esa chispa de un placer combinado con agonía, un placer angustiante, al verlo ahí, casi a escondidas, sin que el otro se diera cuenta de su propia belleza en el espejo.

Cuando se dio la vuelta y lo miró, parecía como si hubiera estado esperándolo todo el tiempo... pero por la expresión inmediata de conmoción y los ojos diciéndole a gritos algo que Daisuke no pudo comprender, era evidente que lo había tomado por sorpresa.

Durante unos instantes ninguno de los dos dijo nada. Daisuke estaba fascinado con la emoción en su rostro, pero a la vez, asustado... Ken lo miraba como si fuera algo inaudito, algo que apenas acababa de ser descubierto. Sus ojos azules parpadearon rápidamente de pronto, sacando a Daisuke de un sueño en el que quería continuar... ver a Ken era todo lo que había deseado con pasión desde el momento de su partida, y estando allí ambos, en silencio, sin ninguna interrupción, era un momento que quería repetir para siempre.

Pero frente a él Ken rompió la ilusión, cuando de pronto pareció encontrar la voz y miró a Daisuke con un rostro expectativo, confundido, como quien fuera a preguntarle muchas cosas. "¿Qué haces aquí?"

El corazón de Daisuke dio un brinco. Su tono de voz era cortante, y su rostro no le decía mucho... ¿acaso estaba molesto?

Sin pensarlo mucho se había puesto nervioso, y encontró que todas aquellas explicaciones que había preparado se habían esfumado, y lo único que sentía era miedo de Ken, de que de pronto se marchara por la puerta y lo rechazara rotundamente.

"Regresé...", fue lo único que se le ocurrió decir. Miraba a Ken con los ojos oscuros llenos de emoción. Esperaba que Ken pudiera ver lo que sentía, que pudiera hacer esa conexión con sus sentimientos como muchas veces años atrás había sucedido, y así ambos se ahorrarían las líneas inexpresivas...

"Ni que lo digas", dijo el otro, en su mismo tono frío, tajante. Sus ojos azules tan penetrantes dejaron de verlo, y desvió la mirada al piso, donde se concentró muchísimo en sus zapatos.

"No tenía pensado irme por mucho tiempo", dijo Daisuke, completamente sin idea de qué decir o qué hacer, haciendo caso de lo primero que se le venía a la mente, o mejor dicho, haciendo caso a las palabras sin detenerse a pensarlas. "Tenía que regresar a tu boda, y... y no te iba a dejar solo en las celebraciones..."

Le preocupaba que Ken no dejara de mirar al piso. "Sí, claro. Es... amable de tu parte".

Finalmente lo miró, y a Daisuke los segundos le parecieron un espacio infinito. Dentro de si mismo, el anhelo de su cálido abrazo lo carcomía. Lo miró un largo rato, preguntandose si podría volver a ser, aquello que hace tiempo era tan acostumbrado y tan hermoso... acercarse a él, tenerlo en sus brazos, ahora parecia algo prohibido, impenetrable.

Y tuvo un impulso de coraje hacia eso, hacia el hecho de que algo tan sencillo y tan bello como abrazarlo y acariciarle el pelo, fuera ahora una cosa extraña, algo que no podía realizarse en ninguna situación.

Se le hacía un nudo en la garganta. Ken seguía alli, impeturbable, su eterna mirada clavándosele más en el corazón...de pronto pareció incomodo, inseguro. Daisuke tenía miedo de hablar, miedo a soltar una voz entrecortada y debil. "Ven", susurró, sin saber si Ken le había escuchado o no.

/ Su mirada cambió a unos ojos curiosos y hasta con miedo. Parecía como si le hubiera dicho algo que lo hubiera quebrado, porque de pronto su rostro ya no era tan pálido, y pude ver que se había sonrojado, tenuemente, pero algo estaba ahí... y de pronto lo sentí más cerca, su calor acariciándome cada fibra del cuerpo, pero aún sin tocarme, y esa escasa distancia me hizo agonizar... /

"¿Qué dices?" dijo Ken, una nota de apremio en su voz quieta.

Daisuke se dio cuenta de que de pronto se había acercado a él, y en su proximidad podía escuchar la respiración de su amigo, sentir su emoción casi palpable. Sin pensarlo mucho, se acercó tanto que sus pecho tocó el suyo, sintiéndole el corazón al unísono; luego lo abrazó por la cintura, sintiendo como el cuerpo en sus brazos daba un respingo, y percibiendo la sensación de su respiración en su propio cuello.

"¿Qué estas haciendo?" preguntó Ken, pero su voz no se escuchaba enfadada ni acusatoria, sino que le salía del corazón como una frase disfrazada, como si quisiera en realidad decirle que le encantaba la sensación, que no se alejara de él.

/ No pude contestarle la pregunta; ni yo mismo sabía lo que estaba haciendo. Por supuesto que había pensado incontables veces qué sería lo que haría cuando lo viera, qué le diría. Nada de eso sirve, no pienso volverlo a hacer.

Solo sabía que quería tenerlo cerca, conmigo. Un abrazo verdadero. Su corazon latía como el mío, y sonreí por dentro al ver que no me rechazaba...su cuerpo era cálido y su corazón se había encendido, y no quería separarse de mi ni yo de él...tenía ganas de besarlo de nuevo, como hace meses atrás, porque me sentía tan feliz de tenerlo conmigo, como si fuera a durar para siempre...

Al mismo tiempo tuve una incertidumbre... no sabía si él quería esto./

"¿Quieres que me aleje?" preguntó Daisuke, su voz ronca y queda, en el hombro del otro.

Ken se quedó inmóvil, y después, lentamente, asintió con la cabeza.

/Fue como despertar de pronto y caer violentamente. Me alejé de él, sin quererlo en realidad; sentí el calor de su cuerpo con el mío desvanecerse, dejando una fina línea de conexión entre los dos, cuando de nuevo lo miré frente a frente, a algunos centímetros de distancia. Me sentí herido; yo quería quedarme con el, lo había extrañado tanto.../

"Creo que debo irme", dijo Ken, mirando al piso. El cuarto de pronto recuperaba esa sensación fría y supercifial. Daisuke lo miro con ojos tristes, llenos de esperanza.

Pero antes de que pudiera decirle algo, Ken se había dado la vuelta y se marchó por la puerta.

/No pude dejarlo ir. Quedé en mi lugar por unos segundos, no estoy seguro; y luego me precipité y lo seguí. Cuando crucé el umbral de esa puerta lo único que pude ver era una muchedumbre que se aproximaba. Me sentí atareado, fastidiado de que existiera tanta gente en ese lugar pequeño y mediocre; busqué entre sus cabezas, abriéndome paso, hasta que lo ví, siempre tan familiar, aquel inconfundible color índigo en su cabello.

Seguí mi camino y no me importó empujarme entre la multitud. Algunos se quejaron de mi, otros, simplemente me abrieron el camino. Finalmente llegué hasta donde quería; Ken no consiguió llegar hasta la puerta de salida sin que antes yo lo alcanzara a tocar, y lo tomara del brazo por la chaqueta. /

"Ken, no sabes cómo--"

El otro giró de pronto, quedando cara a cara con sus ojos oscuros. La intensidad de su mirada asustó a Daisuke.

"No vayas a mi boda. Si te veo allí, te juro que haré que te lleven. No-- no puedo verte ahora".

Y se dió la media vuelta, alejándose por un camino estrecho entre la multitud.

Daisuke quedó viendolo hasta que se retiró por la puerta, tratando de retener cualquier esencia de él, pero se quedó abatido de sentirse tan solo, tan destruido desde ese momento.

/ Aun recuerdo esto y algo esta ardiendo dentro de mí.

He recordado muchas cosas que han pasado entre nosotros. Mientras escribo esto, me dan ganas de decirle tantas cosas, de decirle la verdad y tenerlo conmigo, sin que me avierta la mirada. Cualquiera podría ver que nuestra situación es imposible... pero él es la única persona que me hace sentir esto, las emociones tan desgarradoras. Nunca he sido demasiado sentimental - ese es su trabajo. Pero en estos momentos, lo único que quiero es correr tras él. Quedarme en sus brazos.

Las cosas son tan impactantes. Llegué aquí con ganas... con ganas de arreglarlo, con ganas de sobrevivir. ¿Pero qué pasa, qué pasa conmigo, dentro de mí, que cuando lo veo me estremezco? ¿Que solo quiero luchar por él, que si no es con él, ya no me importa? ¿Dónde quedó mi egoísmo, mi coraje? Se lo ha llevado todo...

No sé qué me pasa ahora. Me siento diferente... Pienso que tal vez jamás debí de haber regresado a Odaiba.

¿Y qué es lo que me espera ahora? ¿Qué vas a hacer conmigo, Ken? Para serte sincero, puedes hacerme lo que quieras. Voy a ir a tu boda en una semana, porque tengo que ir aunque me digas que no es así, y voy a morir allí. Siento que no podré soportarlo, ver como das tu vida ante ese altar, como vas directo al matadero a condenar tu alma y tu corazón. Miyako es tu amiga, lo sé, ella no te hará sufrir demasiado.

¿Pero qué paso con todo aquello que querías lograr? ¿Tus sueños? Querías volar, queríamos volar juntos, ¿recuerdas que querías volar? ¡Y qué haces conmigo ahora! Qué hay de mí, y de mi corazón... ¿vas a dejarme aquí? Porque yo... /

Escuchó un golpe en la puerta.

Por un momento lo confundió con el aire y la lluvia azotando la ventana, pero Daisuke dejó la pluma sobre el diario y suspiró exasperado. Las lágrimas le habían humedecido las pestañas; le dolía el pecho desde adentro. Sin hacer caso, se quedó sentado en la silla, en la oscuridad, ocultándose el rostro en ambas manos.

Pero volvieron a tocar la puerta.

Entonces se puso de pie, casi golpeándose con la esquina de la cama al levantarse de la silla, debido a la proximidad de muebles en su cuarto. La lluvia se intensificaba, la cabeza le daba vueltas, los sonidos le retumbaban en las sienes. Y de pronto sintió un gran fastidio, pero no pudo importarle más. Simplemente le abriría la puerta a Jun que regresaba de su paseito, e ignoraría sus preguntas y se iría directo a la cama, y tal vez por algún milagro Dios se apiadaba de él y al día siguiente amanecería muerto.

Volvió a escuchar los insistentes golpes en la puerta, y con un grito de ira y frustración, las lágrimas haciéndose más evidentes, abrió la puerte de un solo golpe, y se encontró con Ken, su pelo mojado cayéndole por la cara, y su mirada fija en él.

Daisuke lo miró de regreso. De pronto detestaba su estado de ánimo, su reacción tan violenta en frente de esta bella persona de pie delante de él.

Ken parpadeó rápidamente. Daisuke se dio cuenta de que había caminado todo el camino, porque estaba mojado, al igual que su cabello oscuro. Se quedaron como en trance por varios segundos, momentos que parecieron una eternidad, una fosa marina profunda de la que ninguno quería salir.

"Lo siento", dijo Ken, sin moverse de su lugar.

La lluvia sólo se propagaba más, y hacía frío también. Daisuke no podía hablar. "Sé que está mal", continuó Ken, temblando, ignorándose si era por el frío o por la emoción. "Siento haber... haber actuado como si no me importara. Pero...no puedo. No puedo dejar de extrañarte..."

Y entonces lo demás pareció no existir. Ni la lluvia, ni el frío, ni el hecho de que estaba descalzo, que las posibilidades de enfermar eran demasiado altas...que estaba hablando con su mejor amigo a punto de casarse, que todo estaba tan lejos de poder hacerse realidad, que había estado ausente tres meses y había tantas cosas que quería decirle, tantos sentimientos por reclamarle, tantas cosas que darle.

De pronto todo esto no era mas que un grano de arena comparado con todo lo que sentía al verlo.

Dio unos pasos hacia afuera, dejando la puerta abierta, y empezó a besarlo, a abrazarlo con fuerza, acariciándole el cabello y queriéndolo tener para siempre, hasta el último día de su vida. Las lágrimas no podian caer, aunque sentía unas enormes ganas de gritar, de sollozar como nunca antes. No podía hablar tampoco; sentía un enorme nudo, y el dolor se había transformado en agonía, y luego en necesidad...

Ken lo besó de regreso, aferrándose a sus brazos. Besaba su frente, sus mejillas, con los ojos cerrados, dejando que todo lo demás se fuera al olvido.

Apoyando su frente fría y mojada contra el cuello de Daisuke, Ken comprendió que no quería irse, que esto era todo lo que quería. "Estaba seguro de que vendrías...de otra forma..."

El otro tragó saliva antes de interrumpirlo, con la voz inundada de emociones. "No hables. Es suficiente..."

Pero Ken continuó susurrándole, cerrando los ojos con fuerza, queriendo quedarse ahí para siempre. "¿Dónde has ido, Dai, dónde? No sabes... no sabes lo que esto ha sido. No te imaginas como es... no quiero que vuelvas a irte. Perdóname si fue mi culpa que te marcharas...pero no puedo soportarlo, no puedo..."

"Ken", Daisuke lo miró a los ojos, tomándole el rostro con ambas manos. "No..."

"Te extrañé...", Ken lo miró intensamente, tanto que Daisuke apenas pudo sostenerle la mirada. "Todos los días lo he sentido".

Quiso morirse, morir y renacer con él. Llegar hasta el final de los días, para que nada ni nadie pudiera separarlos...y la injusticia le caía encima como una piedra dolorosa sobre su espalda, y sintió una ira desgarradora, combinada con un dolor insuperable. ¿Por qué? ¿Por qué tenía que separse de él? Si no hubiera boda ambos podrían irse, y ser para siempre los dos, sin nadie más...

Lo abrazó contra su pecho, respirando consigo el aroma de su cabello húmedo, el aire frío y la lluvia. Quedaron ambos unidos, sin decirse nada, sosteniéndose el uno al otro.

Pero el sentimiento desgarrador dentro de Daisuke seguía allí, latente, llenándole el corazón.