—¡Comiencen! — dictó la réferi. Indicando que Pikachu y Cacnea podían luchar.

—¡Cacnea! ¡Brazo Pincho! —

La mirada del Pokémon tipo planta cambió abruptamente, sus cejas se enarcaron y ahora se veía más serio en lugar de la mirada tonta que Dawn había visto hace rato. Dio un salto. Increíblemente, a pesar de lo corto de sus patas, el salto fue tan alto como para alcanzar a Pikachu con rapidez. Sus brazos brillaron, y los pinchos de sus brazos se hicieron más grande, casi treinta centímetros.

Pikachu no se movió, al contrario, Cacnea lo alcanzó y lo golpeó con el brazo derecho y después con el brazo izquierdo. Los pinchos perforaron brevemente el pequeño cuerpo del roedor, solo las puntas, afortunadamente pues por el tamaño que tenían pudieron haber traspasado todo su cuerpo.

Dawn no había actuado de inmediato cuando escuchó la orden de Gardenia, no supo que acción tomar pues no quería forzar a Pikachu con un ataque que lo esforzara, pero si no actuaba, el veneno seguiría actuando en su sistema, y con cada golpe que recibiera de Cacnea caería rendido más rápido.

—¡Vuelve a usar Brazo Pincho! —

Al ver que Cacnea se dirigía a Pikachu con sus brazos brillando, Dawn decidió dar una orden inmediata para evitar que sufriera más daños, aunque aún seguía sin saber que opción era la mejor para que Pikachu pudiera atacar.

—¡Esquívalo Pikachu! —

Puede que Pikachu no se sintiese con tanta energía como para dar un salto o como para correr, pero cuando vio que Cacnea iba a atacar igual que la primera vez, se movió hacía atrás cuando vio acercarse el brazo derecho, y cuando falló dejó de brillar y las púas volvieron a su tamaño normal, después su contrincante usó el brazo que le quedaba, lo movía como un mazo más que como una extremidad, pero Pikachu volvió a hacerse hacia atrás, lo suficiente para esquivar el ataque y el brillo en el brazo de Cacnea desapareció. Cuando herró el ataque, Cacnea volvió a su posición original.

Gardenia confiaba en aquel Pokémon tanto como lo hacía con Roserade aunque a Cacnea lo tuviese desde hace poco. Había pertenecido a un entrenador con quien había estado desde hacía ya muchos años. Ambos se veían muy afectuosos entre si pero en batalla dejaban mucho que desear.

Aquel entrenador era cuidadoso con la imagen y salud de su Pokémon, incluso era muy competente pues nunca antes había visto un Cacnea usar Brazo Pincho, por lo regular lo aprenden al evolucionar a Cacturne. Era un Cacnea competente y fuerte pero su entrenador no elegía las mejores estrategias en el mejor momento. Aquel Cacnea necesitaba un mejor entrenamiento, donde que le permitiera mejorar su agilidad y habilidades, e incluso atacar por si mismo de ser necesario.

Ella se quedó con el Cacnea, su entrenador original estuvo de acuerdo luego de considerar todo el potencial que su Pokémon podría obtener gracias a un mejor entrenamiento, pero no fue fácil para él el tomar aquella decisión, pues él y Cacnea eran muy unidos, y no fue bien aceptada la idea de separarse de su amigo, de principio.

—¡Vuelve a acercarte con Brazo Pincho! —

—¡Trata de detenerlo con Cola de hierro! —

Dawn tomó la decisión de evitar que el ataque siguiera perjudicando a Pikachu. Si él quería combatir lo justo era que lo hiciese por lo que ordenó un ataque que contrarrestara al de Cacnea y con suerte podría dañarlo.

Los ataques de Pikachu y Cacnea chocaron. La cola de Pikachu, tan dura como el acero, logró detener al Pokémon tipo planta, Pokémon cuyos brazos no resistieron tanto y dejaron de brillar, por lo que, antes que el ataque surtiera efecto, el Cacnea se retiró. Esto debía significar una pequeña victoria para la novata, pero no podía alegrarse por el Pokémon gracias a que este palideció un poco gracias al Veneno recorriendo su sistema.

Gardenia sonrió satisfecha. No solo Cacnea estaba actuando sensatamente retirándose en el momento oportuno para no ser golpeado, Dawn se disponía a atacar igual, y con un Pikachu envenenado tratando de permanecer de pie lo hacía todavía más interesante.

—¡Pikachu usa impactrueno! —

Pikachu acumuló energía eléctrica en su cuerpo y esta salió de sus orejas en forma de un rayo, uno dirigido a Cacnea. Pero cuando el rayo se acercó al Pokémon este saltó para esquivar el ataque. Al ver que no había acertado, Pikachu volvió a lanzar otro impactrueno, y de nuevo el rival volvió a esquivarlo.

El ataque eléctrico de Pikachu se veía débil, a diferencia de las otras ocasiones que Dawn lo vio, este impactrueno se veía más pequeño en cuestión de grosor y menos brillante, en otras ocasiones el brillo del ataque de Pikachu podía molestar en los ojos de los espectadores pero este se veía con la misma energía que una linterna a la que se le acababa la batería. Igual el rayo se notaba lento, no había alcanzado a su rival rápido, le dio el tiempo suficiente como para esquivar cada uno de sus intentos. Quizá, el veneno estaba afectando sus habilidades más de lo esperado.

—¡Usa recurrente! —

Cacnea se detuvo una vez que Pikachu no pudo lanzar más ataques, y ya a salvo levantó sus brazos en dirección a Pikachu. De estos, sus pinchos se iluminaron y de ellos salieron muchas más espinas.

El entrenador original de Cacnea no estuvo dispuesto a separarse de él al principio, tenía claro que era algo que necesitaba el Pokémon tipo planta, pero no le disgustaba la idea. Se conocían de hacía mucho tiempo, habían compartido muchas situaciones, habían sufrido victorias y derrotas juntos, habían convivido todos los días y eso era difícil renunciar a seguir pasando por eso todos los días.

No solo se había vuelto una costumbre el estar juntos, había creado un verdadero lazo que traspasaba la amistad entre humano y Pokémon, y Gardenia podía entenderlo, y jamás creería que algún entrenador con esa conexión con su Pokémon pudiese dejarlo solo por un capricho o un coraje.

Las púas impactaron sobre Pikachu y este cayó sobre su espalda. No pudo esquivarlas a tiempo pero logró reincorporarse aunque demoró un tiempo para que esto pasara, pues en lugar de levantarse de un salto como lo hizo anteriormente, este tuvo que voltearse, levantarse sobre sus cuatro patas, después en dos y terminar dando media vuelta para mirar a su rival de nuevo. Se estremeció pues el veneno volvió a afectarle, pero volvió a reincorporarse después de eso.

—¡Vuelve a usar recurrente! —

—¡Trata de esquivarlos Pikachu! —

Dawn le había contado a Gardenia que Pikachu no era suyo, que estaba buscando a su entrenador original y lo que ella hacía era acompañarlo. La líder desconocía las razones del porque ese Pikachu había quedado junto a la chica, pudo haberse extraviado, o pudo ser que estaban junto para acompañar a una novata para ir comprendiendo mejor las batallas. Pero cualquiera que sea la razón, lo que no se podía negar que la chica se preocupaba por aquel roedor.

El entrenador del Cacnea terminó dejando a su Pokémon con Gardenia, pero sabía que quedaba con alguien que cuidaría de él y que sería para el aprovechamiento de las habilidades del Pokémon. Igual, lo hacía sabiendo que en algún momento volverían a verse y así estar juntos. Podías estar tranquilo de dejar a tu Pokémon con alguien cuando se tenía la seguridad que quien lo entrenaba sería tan responsable como uno mismo.

Pikachu esquivó cada pincho que se dirigió hacía él, pero a diferencia de la vez que esquivó el brazo pincho, Pikachu se dirigió hacía adelante en lugar de ir hacia atrás. No era tan rápido ahora que estaba envenenado pero se estaba dirigiendo hacía Cacnea mientras él estaba ocupado lanzando su ataque.

—¡Pikachu usa Cola de Hierro, ahora que estás cerca! —

La cola del roedor se iluminó. Con esfuerzo dio un salto y giró sobre su eje para golpear al Cacnea con su cola, ahora, tan fuerte como el acero. El Pokémon Cactus tuvo que retroceder por el impacto y detener su ataque. A pesar que Pikachu estaba débil, el golpe proporcionado fue tan efectivo como si hubiese estado en su mejor condición.

Gardenia podía ver en la chica que se preocupaba por Pikachu, tanto así que se había negado a lanzarlo al campo de batalla estando envenenado. Quizá no era suyo pero estaba muy bien cuidado así como lo estaba su Piplup, su Ponyta y su Rhydon, demostrándolo por su pelaje sin manchas y su peso estable. Incluso, cuando estuvo en la vieja mansión del bosque Vetusto, se preocupó por recuperarlo cuando estaba bajo las manos de Attila.

Podía verse en Dawn un afecto genuino por el roedor, un afecto tal como la líder tenía por el Cacnea de otro entrenador. Quizá estaban en un acuerdo de estar junto hasta encontrar al entrenador del Pikachu, pero ambos parecían tener una buena relación entrenador – Pokémon. Tanto así, que igual se podía notar en Pikachu que respetaba a la joven, pues obedecía sus órdenes como entrenadora y siempre estaba junto a ella, después de todo, la chica tenía un Ponyta que desobedeció cada una de sus órdenes y en cambio Pikachu no lo hacía.

Gardenia no sabía quién era el entrenador de Pikachu. No sabía cómo se separaron. Ni donde estaba. Pero estaba segura que él podía estar tranquilo porque Dawn cuidaba de Pikachu con la intención de devolvérselo en excelentes condiciones. Después de todo, así estaba haciendo ella con el Cacnea de aquel entrenador.

Pikachu se veía cada vez más débil, y por el otro lado, Cacnea solo había sido golpeado una vez, no era suficiente como para declarar que caería derrotado muy pronto. Eso era lo que la entrenadora novata había temido, no haber logrado la ventaja y haberse acabado el tiempo. No importaba la batalla, todavía le quedaban dos Pokémon, pero era Pikachu quien si le preocupaba pues una vez derrotado no tenía forma para quitar el veneno de Roserade de su organismo a menos que fuese por medio del centro Pokémon.

—¡Vuelve a usar impactrueno! —tampoco podía cancelar la batalla o regresarlo, pues eso le disgustaría al roedor. Solo le quedaba atacar y prefería no usar ataques físicos donde tuviese que esforzarse de más.

—¡Esquívalo y acércate para usar Brazo Pincho! —

Así como pasó la otra vez, Cacnea saltó y evitó el rayo. Pero a diferencia de la primer ocasión que usó ese ataque, Pikachu no pudo continuar, solo lo usó una vez y tuvo que dejarlo pues se sintió agotado. Pero esto permitió a Cacnea mayor ventaja para acercarse a Pikachu con sus brazos preparados para atacar.

Dawn quedó inquieta al ver que Pikachu se detuvo, parecía enfermo, cada vez peor y apunto del desmayo, el siguiente golpe sería el fulminante.

Antes que Cacnea alcanzara al Pokémon de Ash, Dawn notó unas chispas saliendo de sus mejillas. Lo que ya había visto en varias ocasiones y el más reciente fue cuando Attila lo sujetó. Le llegó una nueva idea, no había tiempo para inventar una estrategia más elaborada, solo necesitaba actuar con rapidez e instintivamente, y esperar el momento justo.

—¡Pikachu vuelve a usar Impactrueno! —

Pikachu escuchó a la chica pero no pudo actuar de inmediato. Sus sentidos comenzaban a traicionarlo, al abrir los ojos veía todo el campo tambalearse de lado a lado, ni siquiera sabía si seguía de pie o estaba tirado en el suelo.

Dawn se preocupó todavía más cuando el roedor no acató la orden, y Cacnea estaba justo enfrente de él. La única esperanza que su improvisado plan funcionara era que aquellas chispas en las mejillas de Pikachu eran todavía más.

—¡Hazlo ahora! — Pero Pikachu no lo hizo, y fue golpeado por el brazo en forma de mazo de Cacnea.

El roedor eléctrico sintió el golpe, uno que lo estaba haciendo retroceder. Pero en ese momento que sintió la adrenalina recorrer su cuerpo gracias a aquel golpe, igual sintió toda su energía eléctrica recorrer todo su cuerpo. Sintió como las chispas en sus mejillas se intensificaron, y como si se tratara de un estornudo, liberó la electricidad de su cuerpo en un único y prolongado impactrueno.

Cacnea gritó cuando sintió el millón de volteos recorriendo todo su cuerpo vegetal. Una aura amarilla los había cubierto a ambos pero Cacnea era el único que convulsionaba por el ataque, sus músculos se contraían por lo que los pinchos de sus brazos volvieron a la normalidad y este no pudo seguir intentando atacar al Pikachu.

Todos quedaron deslumbrados por la intensidad del ataque, la gran mayoría se cubría pues el brillo molestaba sus ojos. en su última batalla, los ataques eléctricos de Pikachu fueron débiles pero este era potente, tanto que parecía tener el poder para subsidiar la energía de la mitad de la ciudad.

Gardenia pensó en Cacnea a la vez que recordó lo sucedido en la vieja mansión. Había visto a aquel Pikachu usa la misma potencia en su impactrueno cuando atacó a aquel Tangrowth y a Attila, y ambos habían terminado inconscientes. A pesar que su Pokémon había recibido menos daños, un ataque tan potente que inutilizara sus sentidos y habilidades lo dejaría a la par que el Pikachu envenenado sino es que perdía la batalla.

—¡Pikachu! ¡Ya es suficiente! — gritó Dawn. El uso prolongado del ataque eléctrico y a esa intensidad podría acabar con lo poco de energía que le quedaba al Pokémon, disminuyendo su resistencia para tolerar el veneno. Si bien su plan era que usara un potente y último ataque, no contemplaba que durara tanto tiempo— ¡Detente! —

Pikachu no podía controlar aquel último ataque, por lo que no podía decir que obedeció la orden de la chica cuando la dio, pero gracias a la casualidad, la energía eléctrica que él había almacenado se había acabado, y el ataque fue disminuyendo hasta que el aura amarilla desapareció por completo.

—¡Pikachu! ¿Estás bien? — preguntó la chica. Estuvo apunto de entrar al campo de batalla para recogerlo, pero se detuvo pues sabía que no estaba permitido hasta que su Pokémon estuviese oficialmente derrotado.

Pikachu dio un fuerte suspiro y cayó al suelo. Trataba de recuperar su respiración, y luego se retorció pues el efecto del veneno volvió a lastimarlo.

La referí levantó el brazo izquierdo, iba a indicar que la victoria había sido para el Cacnea, pero tuvo que dejarlo cuando fue interrumpida.

"¡Pika!"

Pikachu fue quien gritó mientras meneaba la cabeza de lado a lado, evitó así que ella lo declarara derrotado, pues le demostró que aún no estaba inconsciente. Trató de levantarse sobre sus cuatro patas, pero estas no respondieron, al contrario, volvieron a debilitarse y volvió a caer sobre el suelo.

—¡Déjalo Pikachu! ¡No sigas esforzándote! — Dawn gritó al Pokémon que estaba bajo su cuidado, pero este volvió a negar con su cabeza, ignorando su orden y tratando nuevamente de levantarse.

Gardenia podía entender por qué aquel Pokémon eléctrico intentaba seguir de pie a pesar que no podía sostenerse y a pesar de las ordenes de la chica. Luego de una descarga tan descomunal y descontrolada como esa, su cuerpo no podía resistir más pero él quería seguir sobre esforzándose. Pero, al menos Pikachu seguía moviéndose, por parte de Cacnea, él solo se había quedado de pie frente al roedor.

—¿Cacnea? ¿Cómo te encuentras? —

No obtuvo respuesta. Su Pokémon no hacía sonido alguno, aunque era comprensible pues podría seguir aturdido. Tampoco movía ni un solo musculo, pero sus músculos pudieron haberse contraído luego de tal descarga eléctrica. Dos de tres extraños comportamientos tenían explicación lógica, pero la última era la que no tenía y le preocupaba a la líder, pues su Pokémon no parecía estar respirando.

Pikachu se levantó por una última vez. Sus cuatro patas temblaron pero, esta vez, pudo sostenerse. El Pokémon volteó a ver frente a él, a Cacnea, luego caminó y trató de correr, hasta que su cabeza golpeó el cuerpo del Pokémon cactus, queriendo embestirlo.

Luego del golpe de Pikachu, Cacnea cayó sobre su espalda. Sus ojos estaban completamente negros, y sumado a que no hubo sonido alguno ni movimiento, se podía asumir que estaba inconsciente. El ataque eléctrico había sido fulminante para él.

—¡Cacnea no puede continuar! — se apresuró en decir la referí antes que el Pokémon se levantase— ¡Pikachu es el vencedor! ¡La victoria es para la retadora Dawn! —

Todos quedaron impresionados del giro que dio la última batalla de la joven adolescente. Si bien ella llevaba la ventaja sin ninguna derrota, no quería decir que pudiese ganar gracias a la condición de los otros dos Pokémon. Pero aún así, todos quedaron impresionados que ella lograra librarse de cada uno de los combates a pesar que todo parecía ir en su contra.

A Gardenia no le sorprendió del todo este giro en la batalla, después de todo, era un Pikachu bien entrenado y habilidoso, un Pokémon que pudo superar las expectativas y llegar a la victoria, aunque eso significase sacrificar su salud y su integridad. Era un Pikachu con coraje. Pero aunque el haber ganado era un motivo de celebración y para que la retadora estuviese saltando de alegría, no fue así, porque ella corrió hacía el Pokémon de largas orejas.

Dawn se colocó justo frente al roedor y se agachó para estar cerca suyo, junto a ella igual corrió Piplup tan preocupado como ella lo estaba—¡Pikachu! ¿Cómo te sientes? — Ante su pregunta, Pikachu solo se retorció y se quejó por el dolor— obviamente te sientes como un puré de Pikachu. Te dije que era mucho para tu pequeño cuerpo— sujetó al roedor en sus brazos y terminó por decir— tenemos que llevarte de inmediato con la enfermera Joy. No podemos perder tiempo—

Dawn se levantó con el Pokémon. Pero comenzó a escuchar un pequeño canto coordinado y afinado, y venía de muchas criaturas. De pronto se vio caer cientos y cientos de esporas verdes, y gracias a los rayos del sol, estas esporas parecían brillar. Al voltear a ver el origen del canto y las esporas, notó que en las ramas de los arboles había varios Pokémon de la misma especia, eran Cherrim, Pokémon de cuerpos amarillos y grandes cabezas en proporción a su cuerpo. Tenia cinco pétalos grandes, rodeando su cabeza y unos cuantos pétalos más pequeños rodeando su cuello.

Los Cherrim se veían muy alegres, se notaba gracias a su gran sonrisa que ocupaba la mayor parte de su cabeza. Eran quienes cantaban y soltaban aquellas esporas. La chica estaba centrada mirando a los Pokémon, cuando sintió que Pikachu se movía entre sus brazos.

Cuando Dawn volteó a ver al Pikachu, notó que este dejo de retorcerse, y su rostro se veía más relajado que hace rato. Al abrir los ojos, se notó un tanto confundido por lo que ocurría, pero ya no estaba afligido ni adolorido, se había curado del veneno.

—¿Te sientes mejor? — preguntó la chica, y el roedor asintió. Luego saltó hacía el suelo, dejando a la chica. Parándose sobre sus patas traseras y rascando una de sus orejas con su mano.

—Aromaterapia es la mejor manera para curar el envenenamiento de Roserade— Gardenia se fue acercando a la entrenadora novata— siempre lo uso luego de un combate. Es inevitable salir envenenado, así que procuro curar a todos los Pokémon luego que termina el combate—

Ante la declaración de la líder de gimnasio, algunos de los espectadores comenzaron a murmurar por cómo no pudo haber hecho eso antes, el día que decidió envenenar a todos con tal de no combatir. Lo cual apenó a la joven líder de gimnasio.

—Pikachu estará bien. Solo debe descansar para recuperar toda su energía— dijo, y ante esto, Pikachu asintió afirmativamente.

La líder comenzó a buscar en el bolsillo de su pantalón anaranjado— has ganado justamente. Por lo que te hago entrega de la medalla Bosque, la cual consta que has superado el gimnasio de ciudad Vetusta—

Gardenia sacó la medalla de metal con tres divisiones que representaban tres hojas de color verde. Pero esto sorprendió a Dawn, pues le estaba dando otra medalla cuando le había dado una hace poco.

—Pero… ya tengo u…—

Dawn iba a buscar la medalla que tenía dentro del bolsillo de su falda, pues aún no la había colocado dentro del estuche de medallas. Pero fue interrumpida por la líder de gimnasio quien tomó su mano y colocó la medalla en ella. Luego la atrapó entre sus dos manos y le sonrió a la adolescente.

—no lo menciones— dijo Gardenia entre dientes y susurrando— ellos no saben nada—

Si. Dawn se apenó por haber olvidado que Gardenia no quería mencionar todo lo respectivo a ese incidente en el bosque Vetusto, eso incluía la medalla que le dio para que no insistiera en una batalla de gimnasio.

Dawn miró la medalla, era la misma que tenía en su bolsillo, pero había algo especial en esta ocasión, pues le costó momentos tensos, momentos emocionantes, mucha adrenalina recorriendo su cuerpo, y hubo ocasiones que creyó que lo mejor era retirarse, y sabía que fue justo lo que Pikachu sintió.

"¡Pika! ¡Pika!"

Pikachu llamaba a la chica para que le diera la medalla, mientras que Piplup solo lo miraba sin tomarle tanta importancia, igual el pingüino estaba impresionado por la increíble recuperación del Pokémon.

Dawn debía darle la medalla al Pokémon, después de todo, era por él que haya hecho el reto del gimnasio. Pero igual podía considerarse triunfo suyo, después de todo, terminó tomando decisiones correctas que le permitieron llegar al triunfo, no solo con Pikachu sino igual con Rhydon. Gracias a la emoción que la llenaba, la joven apretó la medalla en su mano, y dio un salto mientras levantaba el brazo donde tenía la medalla.

—¡Si! ¡Gané la medalla Bosque! — gritó al dar aquel salto.

Su Piplup compartió su emoción e igual dio un salto al lado de ella, y también gritó emocionado. Si su entrenadora estaba feliz, él igual lo estaba. Pero Pikachu no saltó al igual que ellos, ni compartió su alegría, lo único que sentía era tener su medalla cuanto antes.

—No vuelvas a hacer algo tan peligroso como eso, Pikachu tonto—

Dawn estaba fuera del centro Pokémon, saliendo del gimnasio fue directamente al edificio para que sus Pokémon se recuperen por completo, el aromaterapia pudo haber servido para el veneno pero no para que Pikachu recuperar su salud por completo. Ahora, estaba con todos sus Pokémon fuera de sus pokeball, regañaba al roedor, estaba agachada frente a él, sujetándolo de las mejillas y estirándolas, mientras que el roedor trataba de alejarse de ellas mientras sostenía su tan apreciada segunda medalla.

—te salvé de morir envenenado una vez. Y no lo hice para que murieras envenado en el gimnasio solo para demostrar que eres tan fuerte como para vencer un gimnasio entero en ese estado—

"¡Pika! ¡Pika pika!"

—bueno… sé que la primera vez fue mi culpa y debía salvarte… ¡Pero no significa que lo haré todas las veces que te de la gana! —

Dawn estaba enojada por la acción del roedor, por el hecho que se haya arriesgado solo para ganar el combate. Pero no solo estaba enojada con él.

—¡Tú también Ponyta! — la chica se levantó y miró a su Pokémon tipo fuego. El equino solo la miraba fijamente desde una distancia considerable— ¡No puedes seguir desobedeciendo mis órdenes! ¡Era una batalla oficial no un día de campo! —

Ya tenían varios días juntos, y su Pokémon seguía sin reconocer su autoridad, pero luego de los golpes que recibió por parte de Sudowoodo, la chica pensó que el Ponyta podría comenzar a obedecerla o por lo menos hacer el intento. Pero no fue así, pues el Pokémon solo volteó a otro lado y comenzó a alejarse hasta ver un poco de césped que podía comer.

—¡Deja de ignorarme! — refunfuñó la chica.

Por último, quedaba su Pokémon más grande, quien estaba sentado en el suelo y dormido— Y tu Rhydon… tu… — trató de reclamarle algo, cualquier cosa, pero a diferencia de los otros dos, Rhydon no hizo nada que le hiciera enojar, al contrario, ganó en su batalla y evolucionó, siendo lo único el haberse quedado dormido cuando más lo necesitaba— tu… ¡Deberías dejar de dormir tanto! —

La chica se acercó al Pokémon de roca, quien cabeceaba. Se acercó al ojo del Pokémon y trató de abrir uno de sus parpados, pero su parpado no era como el de otras criaturas, sino que era igual de pesada que un ladrillo— cada vez que te necesito, siempre te quedas dormido—

Pero el cuerpo del Rhydon se movió, no eran sus extremidades indicando que se despertaría, sino que se balanceó a un lado. Dawn intuyó que Rhydon iba a dejar caer su cuerpo, así que, antes que ella terminara aplastada debajo de él, decidió moverse. Y dicho y hecho, el Pokémon dejó caer su cuerpo para seguir durmiendo recostado en el suelo.

Los otros tres Pokémon que quedaban, Piplup, Buneary y Ariados, solo veían a su entrenadora enfadarse con los otros tres, aunque realmente no entendían por completo si su enojo estaba bien infundado o solo era un capricho de ella. Buneary, incluso habló con sus compañeros, como si les preguntara si era usual en la chica que actuara de dicha manera, y ellos parecieron no poder responder, pues aunque llevaban mucho tiempo junto a ella aún les era un misterio su comportamiento.

—si. Lo hago muy a menudo Buneary— dijo Dawn de pronto, respondiendo todo tipo de duda que la Pokémon de largas orejas tenía. Quedó erguida y con las manos en su cintura, queriendo relajarse.

Pero para Buneary fue sorpresiva la respuesta, pues no lo esperaba de la chica, por lo que se impresionó y comenzó a verse nerviosa, ahora debía hacerse la idea que debía convivir con ella durante mucho tiempo.

—¿siempre hablas con tus Pokémon como si entendieras lo que ellos dicen? —

Dawn volteó a ver a quien le habló. Era Gardenia, quien se acercaba a ella.

—¡Gardenia, hola! — dijo, y después se puso nerviosa al darse cuenta que ella mencionó aquel pequeño mal que le disgustaba tanto de si misma— que… ¿Qué tanto escuchaste? —

—relájate. Solo te vi evitando ser aplastada por el pesado cuerpo de Rhydon—

—¿terminaste con todos los combates que quedaban? — fue la primer cosa que a Dawn se le ocurrió preguntar pues quedó intrigada, después de todo, todavía había muchos entrenadores que querían retarla.

Gardenia negó con la cabeza— decidí que era hora de un descanso. Mis Pokémon igual deben recuperarse. Además, la gran mayoría no fueron difíciles de vencer a pesar de ya haber visto mis trucos. Muchos no lograron vencer a Sudowoodo—

—si. He visto a muchos chicos regresar al centro Pokémon a sanar a sus Pokémon, incluso pasó Tina quien no podía contener las lágrimas—

—si… bueno… esta vez fue por culpa de su inexperiencia en batalla. Realmente, en todo el día, has sido la única que dio una buena batalla—

Dawn sonrió, nuevamente, la chica se llenó de orgullo una vez que escuchó eso— gracias. Pero no pude haberlo logrado sin la insistencia del terco amarillo de allá— dijo mirando a Pikachu quien no soltaba su medalla— y del bello durmiente de allá— y volteó a ver a Rhydon. Por último, volteó a ver a Ponyta quien le daba la espalda mientras seguía comiendo— y también de mi corcel salvaje, aunque no me haya hecho caso. ¿Me oíste Ponyta? — gritó al equino— ¡Te quiero, aunque tú no lo hagas! — en respuesta, Ponyta solo movió su cola como si estuviese espantando moscas.

Gardenia rio por la actitud extrovertida de la chica y su facilidad para hacer bromas con sus Pokémon.

—quiero agradecerte otra vez, por tu ayuda en la vieja mansión—

Dawn volteó a ver a Gardenia— no. No fue realmente nada. Quiero decir, tu llegaste justo a tiempo para salvarme después de todo. Lo único que hice fue dejar inconsciente a Attila— dijo fingiendo una risa nerviosa. La chica quería sonar lo más modesta posible, pero por dentro disfrutaba esos halagos y quería presumir a todo pulmón de ello.

—no lo creo. No estaba en mi mejor condición. Estuve buscándolo por días, y cuando lo encontré, él tenía una mejor estrategia que la mía. Pudo haberme vencido—

Por inercia, Dawn iba a contradecir la afirmación de Gardenia y decir que ella hubiese sido capaz de vencer al miembro del equipo Rocket, después de todo, era más experimentada en combate, pero eso era lo que pensaba porque tendía a confiar en personas con más responsabilidades que ella aún cuando no los conocía. Si ostentaba el titulo de líder de gimnasio era porque debía ser buena en ello y no cabía duda, pero quizá la chica de cabello anaranjado podía tener razón.

—no puedes saberlo. Llevabas sin dormir y estabas muy frustrada—

Gardenia negó con la cabeza— y ese fue mi mayor error, permitir que todos aquellos robos afectaran mi juicio—

—pero ahora ya puedes estar más tranquila. Ya atrapamos a Attila, así que la ciudad estará a salvo de más robos—

—no solo vine por eso. Quería que supieras algo, no pude evitar notar que tus Pokémon más fuertes fueron Rhydon y Pikachu—

Dawn asintió— si, Pikachu ya ha tenido batallas antes, por lo que confío en él para el reto de los gimnasios. Y Rhydon, bueno él tenía que encargarse de mantener el orden en la ruta 203 por si solo, creo que eso es lo que lo volvió tan fuerte y resistente en combate—

—lo sé. Porque ya estaban entrenados antes que tu los conocieras. Pero, ¿Qué hay de tus otros Pokémon? —

—¿a qué te refieres? —

—vi como Ponyta desobedeció cada una de tus órdenes. Fue el único Pokémon que no pretendía escucharte, y él es legítimamente tuyo—

Dawn se sintió avergonzada que todo mundo notara el problema que traía con Ponyta— si… bueno. A Ponyta lo capturé recientemente, todavía le cuesta adaptarse a mí. Creí que si lo lanzaba a la batalla, no tendría más opción que obedecerme—

Gardenia negó con la cabeza— pero no puedes continuar así. Y no lo digo solo por Ponyta, igual por todos tus Pokémon—

—por ellos no me preocupo— Dawn volteó a ver al resto de sus Pokémon— ¿verdad que si queridos? — Piplup y Ariados dieron un gritillo con jubilo, reafirmando la afirmación de la chica. Pero Buneary volteó a ver a otro lado con indiferencia, esto apenó a la chica— ha ha, muy graciosa Buneary— afortunadamente, para ella, Buneary si estaba bromeando con ella.

—pero eso no es suficiente— continuó la líder de gimnasio— Aunque sepas como vencer a tu rival, no servirá si no son tan fuertes como tus rivales. Te dije que siempre tengo una estrategia para Pokémon tipo fuego, y es porque la gran mayoría de entrenadores inicia confiando en la ventaja de tipo, por lo que he adaptado mis estrategias para luchar contra Pokémon tipo fuego, por lo que no solo uso a Sudowoodo, tengo muchos más Pokémon y muchos no pueden vencerlos porque sus Pokémon no son tan fuertes—

Dawn consideró lo que Gardenia le dijo. ¿eran sus Pokémon débiles? No lo creía, realmente, pero Gardenia tenia un punto a favor, no lo eran así como Pikachu o Rhydon. De hecho, no había puesto a combatir a Piplup luego de capturar a Ponyta, y Ariados no lo había hecho después del concurso de ciudad jubileo. Realmente, Dawn no había tenido muchos combates salvo esas ocasiones.

—quizá… quizá tengas razón— la chica levantó su mano derecha y acercó sus dedos pulgar e índice, dejando un espacio libre muy pequeño— reconozco que no he puesto mucha atención en ese detalle—

—mientras más vayas avanzando en el reto de los gimnasios, vas a encontrar lideres más experimentados y con más Pokémon. Y no vas a poder superarlos con solo dos Pokémon. Por eso deberías empezar a hacer más fuertes a tus demás Pokémon—

Dawn podía argumentar que solo estaba retando a los gimnasio por Pikachu, pero mientras escuchaba a Gardenia recordó su ultimo concurso Pokémon, donde falló en la primera ronda de combates. ¿acaso Gardenia tenía razón y a sus Pokémon les faltaba más entrenamiento? ¿acaso eran tan débiles?

—tu crees que…—

—lo que creo— Gardenia interrumpió a Dawn— que eres buena entrenadora, por eso me venciste. Cuidas bien de tus Pokémon y ellos demuestran su agradecimiento, estoy segura que ellos quisieran ganar contigo los combates, pero debes empezar a trabajar su fuerza y resistencia en combate—

Dawn sonrió al escuchar aquello. Aunque eran duras las palabras de la líder, pues le revelaron un panorama al que no había puesto atención, se dio cuenta que tenía un punto débil muy remarcado, y que debía solucionar. Afortunadamente, Gardenia se lo dijo antes que avanzara y lo descubriera de una manera más humillante y dolorosa.

—Gracias. Creo que haré lo que dices. Debería comenzar a entrenar más con ellos— Dawn volteó a ver a sus Pokémon— ¿ustedes que dicen chicos?—

Piplup, Ariados y Buneary asintieron y dieron un gritillo de entusiasmo, confirmando estar de acuerdo con la joven adolescente.

La líder de gimnasio sonrió— te recomiendo ir al gimnasio de ciudad Rocavelo antes de tomar cualquier otro. Muchos cometen el error de ir directo a ciudad corazón, y la líder de gimnasio es una de las más experimentadas y fuertes de la región. Pero en ciudad Rocavelo podrías pulir tus habilidades como entrenadora—

—Gracias Gardenia, eso haré— Dawn seguía sin tener una verdadera ruta a seguir para retar los gimnasios de la región, de hecho seguía sin tener un verdadero plan. Por lo que, seguir los consejos de alguien más le sería útil, más viniendo de una líder de gimnasio.

Ya habiendo dicho todo, Gardenia se despidió y se retiró de nueva cuenta hacía su gimnasio. Mientras que Dawn se quedó allí, alegre pues la líder ya estaba más tranquila y ahora se mostraba como todos le habían dicho que era. Parece que su paso por la ciudad había tenido un mayor impacto que el que creyó.

—bien chicos. ¡Es hora de ir al pueblo Aromaflor! —

Finalmente podría ir a su siguiente objetivo para participar en su siguiente concurso. Ante esto, Piplup y Ariados se mostraron tan emocionados como ella, pues tenían tantas ganas de ganar el concurso como ella, sobretodo por la derrota que sufrieron en el anterior concurso. Buneary también se unió a aquella celebración, aunque lo hacía para no quedar fuera de la misma diversión que ellos, aunque todavía no entendía la importancia de aquel evento del que hablaba su nueva entrenadora.

Por su parte, Rhydon seguía dormido, pero dio un fuerte rugido, no era parecido a un ronquido, por lo que Dawn lo tomó como una aprobación por parte del Pokémon a su idea.

—¡Esa es la aptitud Rhydon! — dijo Dawn, a la vez que extendía su brazo hacía él y levantaba el dedo pulgar mientras que su otro brazo estaba en su cintura.

Al voltear al otro lado, Ponyta seguía dándole la espalda, pero dio un relinchido— ¡Tu también Ponyta! —le gritó emocionada, pero el Pokémon siguió comiendo.

Sus cinco Pokémon parecían estar de acuerdo con su plan de ir al siguiente pueblo donde se llevaría acabo el siguiente concurso. Todos excepto uno.

"¡Pika!"

El único Pokémon que se negó a seguir aquel plan, fue el roedor amarillo perteneciente a Ash Ketchum, quien se acercó a ella sin soltar su medalla bosque.

"¡Pika! ¡Pika! ¡Pikachu!"

—oye. Ya ganamos la medalla. Dame un descanso y hagamos algo que me gusta— rezongó la chica mientras miraba al suelo al Pokémon que la metió en la liga Pokémon.

"Pika ¡Pikachu!"

Dawn se molestó con el roedor, no pretendía seguir discutiendo con él, por lo que decidió agacharse y tomarlo desde la punta de su cola. La chica lo levantó, no era tan difícil sujetar cinco kilos de peso, dejando a Pikachu de cabeza, sorprendido y tratando de tambalearse para liberarse.

—escúchame bien señorito. Ya te lo dije y te lo volveré a repetir. No harás lo que tu quieras, me necesitas y yo solo pido que te comportes, ese era el trato— se mostró seria y firme con su decisión, de hecho, le pareció haber sonado igual a su madre cuando se enojaba con ella.

Las mejillas de Pikachu se llenaron de chispas eléctricas, tal como ocurría cada que su energía se descontrolaba y electrocutaba todo a su alrededor, pero el gesto del roedor parecía que se esforzaba por producir esas pequeñas chispas, por lo que Dawn tomó acciones rápidas antes que ocurriera una desgracia.

—y ni se te ocurra electrocutarme— dijo mientras tocaba la nariz del Pokémon con el dedo índice de su mano libre— si una sola corriente eléctrica recorre mi cuerpo, te quedas solo y tendrás que buscar a otro entrenador que quiera pasar los seis gimnasios restantes contigo—

Con aquella amenaza, Pikachu entendió que no tenía otra opción y debía seguir el plan de la coordinadora.