BREATH OF LIFE
por Jaen Snape
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen. Son propiedad de JK Rowling. No utilizo nada con ánimo de lucro, sino para la diversión de las lectoras. No gano nada con esto y por supuesto, no soy Rowling, porque sino no estaría escribiendo esto ahora mismo.
Advertencias: Esto es un fic SLASH (relación CHICO/CHICO) Sino te gusta el género, mejor sal de aquí. Va a contener, Lemmon y MPREG.
Pareja: Harry/Severus; Harry/Voldemort
Rating: R
Summary: Secuela de Guilty. Algunos meses después de haberse declarado el amor que tanto ansiaban reconocer, Harry y Severus están teniendo una apacible vida, viviendo en Snape Manor. ¿Cuándo apareció Draco? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Quién lo dejó en aquel precario estado?
N/a: Aquí va le secuela de Guilty. Espero que os guste, ya que a mí me ha encantado escribirla. Va dedicado a Vimpela y por supuesto a Earwen Zabini quien me animó a escribirla.
Harry había despertado antes de lo habitual aquella mañana de julio. Observó a un dormido Severus, que soñaba, al parecer, con algún momento de feliz de su vida y aunque Harry sabía que habían sido pocos, se alegró.
Se quitó la protectora y posesiva mano enroscada alrededor de su cadera, agarró con maestría la sábana que había bajo la fina manta que los cubría a ambos y se la enroscó alrededor de su desnudo cuerpo. Se acercó a la cómoda que estaba situada en la parte de su cama, cogió la bata que allí había plegada y se la colocó, quitándose la molesta sábana.
Entró en el baño, se quitó la bata, abrió el grifo de la bañera hasta que el agua salió en la temperatura adecuada y se fue hasta la pica del baño. Allí abrió el grifo de ésta y poniendo las manos bajo el agua helada se mojó la cara para despejarse.
Después se secó la cara y apagó el grifo de la bañera. Colocó un pie dentro de ésta y comprobando que la temperatura fuera idónea acabó de meterse dentro y hundió la cabeza en el agua para volver a salir después.
Cinco minutos después, salía de aquel relajante baño y se enroscó una toalla alrededor de la cintura y penetró de nuevo en la habitación.
Severus abrió entonces los ojos, siendo recibido por unos rojos labios que tomaron los suyos de manera tierna y dulce. Él respondió a aquel beso provocando que su pareja cayera sobre la cama.
"¡Vamos, Sev! ¡No seas travieso!" dijo un muy sonrojado Harry.
"Señor, Potter, ¿me está llamando travieso?" dijo con un fingido ironismo.
"Eso mismo, profesor Snape. Si no deja de hacer este tipo de travesuras inmediatamente, la casa Slytherin se verá desprovista de 150 puntos" dijo Harry siguiendo con el juego.
"¿Y si sigo con esto, señor Potter?" dijo Severus mientras atacaba uno de los rosados pezones de Harry.
"Sly...therin, señor profesor..., se verá... ¡Merlín! Desprovista... de 50 puntos más" dijo Harry entre jadeos incontrolables.
"¿Sí? Y, ¿qué me dice a esto, señor Harry Potter?" dijo Severus comenzando a bajar peligrosamente hasta que la toalla comenzó a estorbarle en aquél húmedo recorrido.
"Serían... ¡Merlín, Sev!" dijo Harry aprisionando los cabellos de su amante.
"¿Decía, señor Potter?" dijo la ronca voz de Severus desprendiendo a Harry de la toalla que casi no podía ocultar la evidente excitación del hombre más joven.
"70 puntos y bajando, Snape" logró decir Harry. Ese juego comenzaba a ponerlo completamente excitado. No sabía cómo aún podía seguir cayendo en las evidentes provocaciones del otro hombre sin apenas tener tiempo a reaccionar.
Severus atacó la excitación del más joven que se aferró a las sábanas moviendo la cadera en busca de más contacto.
El mago mayor besó la punta de la erección de Harry arrancándole un sonoro gemido. Con una sonrisa, Severus comenzó a lamer desde la punta hasta la base y desde la base a la punta de la excitación del joven provocando que Harry se sonrojara aún más y que la respiración comenzara a ser más rápida y jadeante.
Harry cogió los cabellos de Severus, quien se llevó el miembro del joven a su boca comenzando a jugar con su lengua, excitando aún más a su pareja que comenzaba a estar bañado por un perlado y persistente sudor.
Los dos cuerpos ardientes de deseo. No podía decirse quién deseaba más al otro, pero sí sabían cuan importante era para ellos aquel instante de infinito amor y de inmensa pasión.
"Sev... si sigues torturándome de esta manera no podré aguantar mucho tiempo más" dijo la ronca pero dulce voz de Harry.
Entonces, Severus dejó de atender el miembro de Harry, arrancando un pequeño gruñido de decepción de los labios de su pareja. Se alzó y llevando las piernas de Harry a sus hombros, hizo que Harry chupara de manera erótica dos de los dedos de su mano para después llevarlos hasta la entrada del muchacho e introdujo uno.
Esperó a que su amante se acostumbrara a la intromisión, algo que sabía ya no era necesario. Harry movió las caderas de manera que diera a entender que acabara aquel suplicio.
Entendiéndolo, Severus introdujo el otro dedo y comenzó a introducirlos y sacarlos de manera sistemática, pero no por eso menos sensual y placentera.
"¡Sev, acaba ya! ¡Hazme tuyo de una buena vez!" le dijo un ya exasperado Harry moviendo frenéticamente las caderas.
"¿No le enseñaron, Potter, que la paciencia es una virtud?" dijo mordazmente Severus.
"¡No ironices, Sev!" dijo comenzando a ponerse casi histérico.
Sin más, Severus sacó sus dedos de la entrada sustituyéndolos de inmediato por su erección y con un movimiento seco se hundió en Harry. Esperó unos segundos y cuando vio que la cadera de su amante comenzaba a moverse de nuevo comenzó con las largas y exasperantes envestidas intentando que Harry enloqueciera por completo con aquella dulce tortura.
"¡Severus!" jadeaba Harry. "Más... Sev... más!" aquello había sido lo que tanto había esperado oír, Snape, así que, comenzó a envestir más fuerte mientras una mano se cerraba sobre la erección del más joven e iba al compás de las envestidas.
Poco después, Harry llegaba a lo más alto con un gemido ahogado en el cuello de su amante, mientras Severus sentía como los músculos de la entrada de Harry se contraían y con un par de envestidas más también se derramaba, pero dentro del muchacho cayendo sobre su Harry.
Draco Malfoy sabía que tarde o temprano no podría ocultarse de los mortífagos que aún seguían libres y que no habían sido atrapados. A esas alturas todos sabían que había sido el que durante bastante tiempo había "compartido" cama con el Dark Lord y que a la vez había traicionado a su señor permitiendo y ayudando a Severus Snape a ir en busca del "niño que sobrevivi" y que lo andaban buscando por eso, más que por otra cosa.
Hacía mucho que había huido de Inglaterra y que vagaba de aquí allá por diferentes países de Europa intentando ocultarse. Pero las cosas habían sido muy complicadas y muchos eran los mortífagos que habían salido del país para escabullirse de los aurores del ministerio.
Algo le decía que no tardarían en dar con él, presentimiento que tuvo que intentar olvidar para pensar con claridad.
Cual fue su sorpresa al darse de bruces contra su ex compañero de casa, Blaise Zabini, quien poco después que él se había unido a Lord Voldemort, por el mero hecho de temerle, pero que acabó claudicando como todos los demás que se habían unido a la causa del Dark Lord.
"Vaya, vaya" dijo Zabini. "Draco Malfoy"
Sabía que estaba perdido, pero no iba a demostrar derrota, no de momento, mientras guardara esperanzas para él.
"Zabini" dijo casi imperceptiblemente Malfoy. "¿Cuánto tiempo 'compañero'? ¿Huyendo del ministerio, Blaise?" dijo ironizando Draco.
"¿Y tú, 'compañero'?" dijo a su vez Zabini. "¿Huyendo de nosotros?"
"Lo mismo que tú haces para salvar tu culo, Zabini" dijo gélidamente Draco.
"Eso ha sido un golpe bajo, indigno de un Slytherin diría yo" dijo Blaise.
"¿No me digas? ¿Desde cuando te preocupas de la dignidad ajena, Zabini?" preguntó Draco mordaz, sabiendo que ese era probablemente su fin, aunque no podía evitar contestar a las evasivas.
"Desde que con ello va mi propia dignidad, Malfoy" dijo el otro.
Ambos habían sacado las varitas sin darse cuenta estando en una abarrotada calle a rebosar de muggles. Poco les importaba en aquellos momentos y se pusieron en posición de combate.
Ambos deseaban herir al otro, pero ni uno ni otro atrevía a ser el primero en atacar con lo que estaban dando círculos, expectantes de cada reacción, movimiento y expresión del otro, sin importar cuanto tuvieran que esperar para comenzar con aquello.
Harry se encontraba recostado en el pecho de Severus, quien acariciaba el rebelde cabello de su pareja.
En esos momentos un mal presentimiento los embargó haciendo que se sentaran en la cama sin poder evitar fruncir el ceño a la vez que se levantaban de ésta.
"Algo va mal" dijo Harry cortando el incómodo silencio que los había asaltado.
"Lo sé, creo saber a qué se debe, pero no puedo estar del todo seguro" dijo Severus.
"Estamos igual, entonces" dijo Harry.
Poco después, ambos reaparecían en la habitación duchados y vestidos para lo que ese día pudiera depararles.
Cuando ambos hombres entraron en la Sala principal, una cabeza hizo acto de presencia en la chimenea.
"Buenos días, Abbot. ¿Qué te trae por aquí un domingo por la mañana?" dijo Harry extrañado.
"Debía comunicarte que hay reunión en el Departamento de Misterios, Harry. Han descifrado algo, y parece importante" dijo aquella mujer de largo pelo negro mirando a Harry.
"Ahora mismo iré. Muchas gracias, Hanna" dijo Harry con posado serio.
"Harry, Snape" dijo despidiéndose cordialmente.
Severus se acercó a Harry intentando plasmar en su cara un pucherito de niño bueno...
"Severus... sabes que no funciona conmigo esa actitud" dijo Harry cansinamente.
"Harry..." dijo en un fingido sollozo.
"¡Merlín! Sev... yo... ¡no puedo faltar! ¡Es algo importante!" dijo Harry intentando por todos los medios resistirse a las falsas súplicas de su pareja. "Prometo recompensarte por esto Sev" dijo dándole un dulce beso en la frente, uno en cada párpado y otro en la nariz. Antes de que pudiera apartarse, Severus atrapó los labios de su pareja en un beso de "Hasta luego" y dejó que se marchara.
Las cosas comenzaban a ponerse negras para ambos duelistas, ya que esperaban que el otro atacara, cosa que parecía que no iba a suceder nunca. Entonces, Blaise Zabini fue el primero en atacar y nada menos que con un "cruciatus" que Draco esquivó con suma maestría mientras contraatacaba con una maldición oscura.
Cada vez, los duelistas estaban más y más agotados, pero parecía todo lo contrario, porque su pose jamás bajó de orgullosa, alguna vez se erguían con vanidad para después volver a apartarse para esquivar algún que otro maleficio.
Las cosas iban a peor, pero ninguno de los dos individuos estaban dispuestos a rendirse o desaparecerse por el mero hecho de ser demasiado orgullosos para hacer tal cosa.
Mucho les había pasado y ni uno ni otro olvidaban lo que habían venido haciendo durante todo aquel tiempo. Escapar de todo y de todos.
Un hechizo venido de la varita del rubio impactó en el agotado cuerpo de su contrincante haciéndolo caer de bruces.
Severus Snape se dirigió a la cocina, en donde los elfos ya trabajaban en el almuerzo, mientras otros lavaban la vajilla. Y cuando vieron entrar a Snape cuatro o cinco elfos se dirigieron a él.
"Señor, Snape, señor" dijeron los cuatro en una reverencia (exagerada en opinión del ex profesor)
"Vendré a la hora de comer. Harry no se si vendrá, aún así espero que tengan todo listo para las dos de la tarde" dijo simplemente.
"Sí, señor Snape, como mande, señor" dijeron los elfos dando las órdenes pertinentes a los demás elfos que trabajaban.
Severus salió de las cocinas y dirigiéndose a la chimenea, tiró algunos polvos flu y entró.
"Número 12 de Grimmauld Place" dijo y enseguida desapareció.
Al llegar encontró en la cocina a Remus y a Sirius hablando animadamente sobre la última cacería de mortífagos. Cuando vieron que el fuego que crepitaba se tornaba verde vieron aparecer a Snape y el humor de Sirius se tornó agrio.
"Buenos días" dijo Remus.
Sirius gruñó en señal de "buenos días" y decidió no hacer caso al recién llegado.
"Buenos días" contestó Severus.
"¿Y Harry?" preguntó Remus con curiosidad.
"Ha tenido que ir al Departamento de Misterio, han descubierto algo y le necesitaban" dijo con simpleza Severus sentándose y sirviéndose algo de café que se encontraba en una tetera sobre la mesa.
"Oh, me lo imaginaba. Hacía ya un mes que estaban estudiando un velo. Pero muchos se han perdido dentro y supongo que están intentando descubrir qué es en realidad y lo que hace que los que se han perdido dentro hayan tenido que entrar" dijo un muy serio Sirius Black.
Eso no tranquilizó a Snape que ocultó con maestría su preocupación por su pareja.
Entonces, Tonks entró produciendo un gran ruido lo que produjo que el antiguo cuadro de la madre de Sirius se despertara y destapara volviendo a chillar y despotricar contra todos los que estaban pululando por la ancestral casa Black.
Sirius, Severus y Remus salieron corriendo para tapar el cuadro y hacer callar a la señora Black.
"¡Malditos! ¡Bastardos! ¡¿Qué estáis haciendo con mi casa?! ¡Salid de aquí, engendros! ¡Contamináis mis posesiones! ¡Tú eres el culpable de esto! ¡Fuera de aquí! ¡No eres bienvenido! ¡Jamás vas a ser bienvenido en esta casa! ¡Imbéciles! ¡Oportunistas! ¡Basura! ..."
"¡Oh, ya cállate!" le decía Sirius con fastidio a su madre.
"¿Por qué no deja de decir estupideces y nos deja definitivamente en paz?" dijo con severidad Severus.
"Ese es su pasatiempos favorito, Severus. Despotricar contra todos y todo" dijo Remus.
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¡Hola!
¡Aquí estoy yo de nuevo y os traigo la secuela de Guilty!
Espero que os esté gustando, porque va para largo. Y no veáis cómo me ha costado... La verdad es que no es fácil y eso que he estado intentando hacerlo lo mejor que he podido y según las opiniones que me han dado... lo mejor ha sido el Lemmon. ¿Qué decís vosotras?
Besotes y seguid leyéndome.
Jaen Snape
Suma sacerdotisa de la Orden de las Mortífagas
Miembro de la Orden Severusiana
Miembro de la Orden Potteriana
Miembro de la Orden Draconiana
Miembro de la Orden Remusiana
