Los personajes de esta historia solo pertenecen al autor...

Hola, otra vez yo... después de varios siglos desaparecida. Este es el mismo fic que publique hace meses solo quise re-publicarlo por algunas peticiones, además porque tuvo mucho éxito cuando lo publique por primera vez y para que no se quede en el olvido... jeje quiero hacerlos llorar otra vez... q mala. Lo tuve que dividir en dos para poderlo publicar otra vez jeje. Espero que les guste a los que no lo han leído y a los que ya... pues léanlo otra vez jeje.

El milagroso regalo de Navidad

By Xris

Más que un regalo

-¿Ya te dio su regalo?-le susurró al oído

-No, y estoy segura que se ha olvidado de comprarme uno

-qué poca fe tienes en Yoh

-conozco a mi esposo

-pero Anna, solo llevan un año de casados

-Pillika, recuerda que vivo con el desde los 13 años- dijo Anna mientras buscaba con la mirada a Yoh del otro lado de la habitación- 5 años es más que suficiente para conocerlo.

-¿Cuándo le piensas darle tu regalo?-preguntó emocionada la Ainu

-no lo se, tal vez hasta media noche...-dijo la Itako sin mucha expresión en su cara

-¿Por qué no se lo das ahora?-los ojos de Pillika brillaban de emoción... -sería muy romántico...-

Anna se sonrojó con la pregunta de la chica, la palabra romántico no estaba incluida en su vocabulario ni en su naturaleza... pero en pensar que algo así pasara entre ella e Yoh le provocaba revoloteos en el estómago. Paseó lentamente su mirada por el lugar, el cual estaba repleto de todos los amigos del shaman los cuales reían y bebían alegremente. Ren y Horo Horo peleaban, al parecer no les había agradado los regalos que ambos intercambiaron. Ryu cantaba desafinadamente villancicos junto con un avergonzado Lyserg. Después de intentar durante toda la noche sorprender con sus bromas, Chocolove se había resignado a que Tamao fuera la única espectadora que apreciaba sus chistes. Manta, Jun e Yoh platicaban animados mientras tomaban ponche. Pillika, quien era la única que se había enterado del regalo que le daría Anna a Yoh, estaba a la expectativa sin querer perder el menor detalle del momento.

Anna metió la mano en la bolsa de su abrigo y sus dedos jugaron un momento con el pequeño paquete. No podía negar que estaba nerviosa, lo sentía en el ligero temblor de sus dedos. No sabía porque estaba tan nerviosa, tal vez era porque era la primera vez que daba un regalo de corazón y temía sentirse despreciada.

Anna suspiró hondo, definitivamente este no era el mejor momento para darle su regalo a Yoh.

-Mejor me espero para después...- dijo la Itako mientras sacaba su mano de la bolsa. Sus ojos volvieron a recorrer el lugar y se perdieron en la escena junto al árbol de navidad, donde Fausto y Eliza intercambiaban cariñosamente sus regalos.

-¿Por qué no puede ser así...?- se preguntó a si misma...

Hace casi un año Anna e Yoh se habían casado, la familia creía que ya era el momento para cumplir el compromiso. Ambos acababan de cumplir 17 años y a pesar que muchos pensaban que eran aun muy jóvenes, para la familia Asakura era la edad adecuada.

Jamás hubo duda en el cariño que sentían el uno por el otro pero no lo mencionaban... como ellos decían desde chicos "nada se necesita decir" mientras intercambiaban misteriosas miradas. Anna seguía siendo fría y temible para todos, incluso para Yoh, y aunque su matrimonio marchaba normal no se diferenciaba mucho de la vida que llevaron juntos antes de casarse. Pero Anna nunca aceptaría ante nadie que en el fondo siempre quiso una relación más cercana, romántica y hasta melosa con Yoh. Era una faceta que tampoco ella concebía por su forma de ser, pero lo ansiaba ya que le lastimaba ver que Yoh la trataba como a sus amigos e incluso se preocupaba más por ellos. Se preguntaba..."alguna vez podré estar un escalón más arriba que ellos en el corazón de Yoh", no dudaba que la quisiera, pero no sabia ni cómo ni cuánto.

En la intimidad no tenían problema pero la Itako siempre le intrigaba los pensamientos de él, si lo hacía para cumplir como esposo, porque ella era algo especial para él o simplemente por deseo. La frase de "nada se necesita decir" empezaba a pesar sobre ella... ya que ahora era cuando más necesitaba escuchar las palabras de los labios de él.

Definitivamente era mejor esperar para darle su regalo, no quería sentirse en segundo plano a lado de todos sus amigos. También temía que la reacción del chico la humillara frente a todos.

No esperaba un regalo de él, después de todo era la primera navidad que pasaban juntos como esposos, y cuando aún no se casaban era extraño que ambos se dieran algún regalo.

Miro de nuevo a su esposo, quien reía alegremente con sus amigos.

-Ya pronto terminará todo este escándalo...-dijo convencida al ver el reloj. Era 24 de diciembre y el sol empezaba a ocultarse. Estaban en la casa de Manta celebrando por adelantado la navidad, ya que la mayoría estaba obligada a asistir a su respectiva cena familiar de navidad.

Anna e Yoh tenían que partir a Izumo para cenar con toda la familia, ya que como nuevos herederos de la dinastía Asakura era una obligación asistir.

-Bueno chicos-la voz de Jun sacó a Anna de sus pensamientos...- creo que ya va a ser hora de partir, así que ¿Ya todos se entregaron sus respectivos regalos?-

Todos se miraron, al parecer todos habían dado y recibido regalos.

-¡No!!! Falta el que Anna le va a dar a Yoh- Pillika gritó ganándose una mirada asesina de la Itako. – Pero dice que quiere darse lo en privado y apuesto que será el mejor regalo de todos –dijo la ainu pícaramente mientras el sonrojo invadía la cara de Anna e Yoh. Todos voltearon a ver a la pareja.

-¡Pillika!!!- gritó molesta la rubia, y se reprendió al pensar que podía confiar en ella. Volteó a ver a su esposo, quien la miraba sorprendido e incrédulo, y fue fácil adivinar que él no tenía nada preparado para ella. Anna suspiró pesadamente, mientras se decía que no debía decepcionarse si ya esperaba que eso sucedería.

-Te equivocas Pillika- La voz de Manta se precipitó con un tono algo arrogante –cualquier cosa que le de Anna no podrá superar el gran regalo que le tengo a mi amigo- dijo el pequeño con una actitud de triunfo ante todos lo cual no le agradó a nadie y mucho menos a Anna.

-Mi regalo es el mejor de todos- Manta se paró y le dio una pequeña caja a Yoh...

-Anda ábrela Yoh...- la sonrisa del pequeño era muy grande, después de todo, el sabía que era el mejor amigo de Yoh y quería reafirmarlo con un gran regalo.

-¿Qué es esto Manta?- dijo el shaman al sacar unas llaves de la caja.

-Es el coche que te había gustado de la colección de mi padre, conseguí que me lo diera para ti- Manta decía orgulloso y lleno de satisfacción al ver la cara de sorpresa de su amigo.

-Manta... ¿hablas en serio?- Yoh no podía creer lo que escuchaba. Vio como Manta respondía a su pregunta afirmando con su cabeza y el shaman saltó de alegría. Tomo de los brazos al chico y empezó a dar vueltas por la habitación saltando de alegría.

-Gracias Manta-dijo repetidamente Yoh, ese auto era todo un sueño para él.

Manta estaba contento de ver feliz a su amigo aunque por dentro pensaba "je je je... también te lo doy para que Anna ya no me llame cada vez que quiera que la lleve a alguna parte je je je"

-Es y será el mejor regalo que haya recibido peque- era tanta la alegría de Yoh que no vio la expresión de Anna al escuchar sus palabras.

Otra vez la itako se sintió desplazada por sus amigos, creía que sería un regalo especial para poder decirle todo lo que sentía por él, pero ahora uno de sus mejores amigos le había cumplido uno de sus más grandes sueños... no podía competir con eso. Cuando ellos se volvían más importantes para su esposo, ella se sentía humillada y cada vez más alejada de él.

-Te equivocas Manta, el regalo de Anna es mejor que el tuyo- dijo muy segura Pillika mientras se recargaba en el respaldo del sillón con los brazos cruzados y una sonrisa de triunfo.

Anna se puso de pie de inmediato, su mirada era baja. Todos la miraron...

-No es así Pillika... Manta tiene razón, su regalo es él mejor de todos... yo no tengo suficiente dinero para poder regalar algo tan fabuloso...-las palabras de la Itako hicieron que todos guardaran silencio...

-pero Anna tu regalo es...- la ainu no terminó de hablar ya que la rubia la interrumpi

-Insignificante...-dijo tajantemente Anna...

-Anna...- Yoh no entendía lo que pasaba con su esposa pero sintió un dolor en el pecho al escucharla... la había lastimado profundamente, aunque los demás no se dieran cuenta... él la conocía muy bien.

-Anna, mi intención no era hacerte sentir mal con el regalo que le di a Yoh- Manta se intentó disculpar.

-Yoh, es hora de irnos, tus abuelos nos esperan y perderemos el tren si no nos apuramos...-la Itako dio media vuelta y tomó sus cosas. El shaman la veía en silencio, mil pensamientos pasaban por su mente pero ninguno le respondía lo que el quería... ¿Qué pasaba con Anna?. Vio dolor en su mirada, tal vez algo de decepción y tristeza... no sabía que sucedía. Yoh tomó su abrigó y se despidió de todos...

-Espera Yoh, ¿por qué no te llevas el auto?, así llegarán más rápido- dijo Manta.

-Es cierto, gracias Manta- los ojos del chico brillaron al pensar en conducir al auto que tanto soñaba.

-No... nos iremos en tren- dijo Anna. Todos voltearon a verla.

-Vamos Annita, no pasará nada, y como dijo Manta, llegaremos más rápido- Yoh sonreía y sus ojos estaban a la expectativa, como un niño cuando espera que lo dejen jugar con sus juguetes nuevos.

Algo dentro de Anna no quería subir al auto, pero sabía que no podía odiar el cacharro solo porque había arruinado su sorpresa... aun así... no quería subir. Sin embargo no pretendía verse una vez más como la ogra frente a todos y bajar peldaños que la dejaran muy por debajo de los amigos de su esposo.

-Está bien...- dijo la Itako resignada.

No podía negar que era hermoso, el rojo quemado y el brillo cromado, podía ver su rostro reflejado en el cofre. Los asientos suaves, de color champang. La capota estaba arriba y sus interiores impecables. Era el auto perfecto para que cualquier dandi saliera a conquistar chicas, pero no había que preocuparse... solo era Yoh.

No es que pensara que su esposo no era atractivo, ya nadie mejor que ella sabía todo lo que provocaba en ella tan solo con verlo.

Los ojos de Yoh recorrían cada parte del auto, como si quisiera grabarse en la memoria hasta el más mínimo detalle. Sus dedos tocaron lentamente el volante y lo recorrieron con mucha delicadeza... - Hermoso...- susurró fascinado...

Le encantaba ver la expresión de su esposo de felicidad, la sutileza con la cual tocaba y admiraba el auto... ¡a ella jamás la había tocado así!!. Anna sacudió su cabeza intentando desvanecer esa ida, era imposible que sintiera celos de un automovil... -¡Hombres!!-bufó molesta sin darse cuenta que Yoh la observaba.

-¿Anna? – los ojos de Yoh sobre ella la hicieron sonrojar, como si con su mirada pudiera ver lo que había pensado momentos antes.

-Nada, vamonos!- dijo la Itako mientras recuperaba su postura y miraba fijamente hacia delante.

Todos se despidieron con señas desde la entrada, al parecer permanecerían unos momentos más. Tamao se había quedado con Horo Horo ya que la estrecha relación que mantenían no permitía que sobrevivieran ni un día alejados el uno del otro.

La carretera era larga y fría, los vidrios se empañaban fácilmente y las luces de los autos se deformaban. A pesar que solía ser una vía muy solitaria, esta noche había más transito de lo acostumbrado y lo atribuyeron a la festividad. Muchos autos parecían tener prisa, pero Yoh era buen conductor para tranquilidad de Anna.

Llevaban un poco más de media hora y no habían cruzado muchas palabras, solo alguna sobre el tiempo y el tráfico.

La lluvia empezó a caer copiosamente, lo cual bajaría notablemente la temperatura. El abrigo de Anna ya no la cubría lo suficiente del frío, se abrazó ella misma y exhaló, una pequeña nube de vapor salio de su boca.

-¿Estas bien?- preguntó Yoh sin dejar de prestar atención en el camino ya que estaba más oscuro.

-Si, solo es que debí traer un abrigo más grueso...- le respondió fríamente. Realmente lamentaba el no traer algo más abrigador, sobretodo porque faltaban más de 2 horas para llegar a Izumo y el camino sería muy helado.

-mmm... Anna... no me refería a eso- la itako volteó a verlo muy confundida, el tenía el semblante serio y la mirada fija en el camino... -hablo sobre lo que paso en la fiesta-

-No se a que te refieres- Anna perdió la mirada en el camino e intento disimular.

-Si lo sabes, es por el regalo de Manta, este carro...- la voz de Yoh era relajada y sabia que no debería esperar una respuesta prematura de su esposa, tendría que escudriñar más para saber la verdad...-no te voy a mentir, siempre soñé que un auto así y es el mejor regalo que he recibido en mucho tiempo... pero se que esto te molesto... ¿Por qué?-

El silencio volvió a reinar, la respuesta de la pregunta de Yoh se encontraba en pleno debate en la cabeza de Anna... lo cual nunca diría..."que quieres que te diga Yoh, que su regalo opacó el mío, que por fin sentía que iba a sobresalir de tus amigos, que me sentí humillada mucho antes de intentar algo... no lo comprenderías"... sus ojos se humedecieron pero no permitiría que se diera cuenta. Pero no contó que las luces de los carros que venían en dirección contraria la delatarían.

Yoh distinguió un extraño brillo en los ojos de la chica...

-Vamos Anna...- no comprendía en absoluto pero tenía que hacer algo para relajar el momento...-ahora que recuerdo... Pillika dijo algo... ¿Tienes un regalo para mi?, anda dime, ¿Qué es?, la expresión de niño ante un regalo invadió su rostro.

Era muy evidente para Anna la intención del shaman, quería animarla y utilizaba algún tema que fuera del agrado de ella aunque a él no le interesara. Como con los adultos con los niños, después de regañarlos por ninguna buena razón quieren redimir sus culpas con una paleta. Odiaba que hicieran eso.

-¿a que se refería con que me lo querías dar en privado?- Yoh intentó sonar sensual y divertido a la vez.

-Para que te interesas de un regalo tan insignificante a lado de esta hermosura de auto- por más que intento esconder el amargo sentir en sus palabras no fueron imperceptibles para Yoh.

-Ah... con que eso es...- dijo tranquilamente el chico-... significa porque me lo diste tu-

-Por favor Yoh, si yo te hubiera dado este auto y Manta un chicle, te aseguro que este ultimo sería el mejor regalo que hubieras recibido- el tono de burla de la chica atenuaba la fuerte verdad de sus palabras.

Yoh rió fuertemente lo cual molestó a Anna...

-Mira annita...- la voz del shaman era paciente –no te voy a mentir, este es el mejor regalo que me han dado... el mejor regalo material- guardo un momento silencio y continuo...-La esencia de un regalo es el mensaje que quieras dar con él, no importa ni el tamaño ni el costo. Hay regalos tan grandes y tan vacíos que solo ocupan un lugar más en la lista material. Este auto era un sueño para mi, y se que Manta lo que quiso decir es que cuento con su amistad incluso para ayudarme a alcanzar mi sueños- Anna continuó callada.

-Se que te molestarás por lo que te voy a decir... pero no tengo ningún regalo para ti...- las palabras del shaman ya habían sido predichas por la Itako, pero aun así dolieron...- encontrar regalos para mis amigos fue fácil, ya que había un mensaje de navidad especial para cada quien en la esencia de los regalos-

Los ojos de Anna empezaron a pesar otra vez más, las lágrimas se acumulaban de nuevo. La dolorosa comparación entre ella y los amigos de su esposo volvía ha presentarse.

-Fue entonces que me acorde de tu regalo, sabes que siempre hemos pensado que no necesitamos decir nada... pero pensé que sería hermoso que fuera diferente por lo menos una vez. Así que busque y busque el regalo perfecto para decirte "Feliz Navidad Annita" de una manera muy especial... pero ningún regalo era lo suficientemente perfecto. No había uno con un mensaje de navidad que en esas tres palabras abarcaran todo lo que siento... lo lamento-

Anna continúo callada, no sabia que decir o pensar. Las palabras de Yoh eran reconfortantes pero no las que en lo profundo de su corazón quería escuchar.

Pasaron cerca de 10 minutos y la temperatura volvió a descender notablemente, lo cual hizo que Anna comenzara a temblar. Por el rabillo del ojo, Yoh se dio cuenta que su esposa titiritaba del frío.

Yoh no sabía si Anna se había enojado, pero se iba a arriesgar a averiguarlo. Pasó su brazo alrededor de los hombros de la rubia y la acerco protectoramente hacia el, con la intención de disminuir su frío. Anna quedó sorprendida ante la acción del shaman, quien con la mano empujó la cabeza de ella para que la recostara en su hombro. Al ver la falta de resistencia de la chica supo que no estaba enojada con él.

Era tan cálido estar tan cerca de él, ella se mostraba ligeramente vulnerable y el la protegía.

Yoh seguía con la mirada fija en la carretera mientras continuaba conduciendo con un solo brazo. Los parpados de Anna se hicieron más pesados, y el calor del cuerpo del chico la invitaba a dormir.

-Entonces... ¿Si me darás tu regalo? –preguntó suavemente Yoh en el oído de su esposa.

Ella meti de nuevo su mano a la bolsa del abrigo y palpo nerviosamente la caja.

-Dime Anna... ¿Qué mensaje es el de tu regalo?- dijo Yoh...

La chica se sobresalto por la pregunta, el escuchar la voz de su esposo tan cerca y dulce la hizo estremecer. Sus dedos dentro del abrigo apretaron el pequeño paquete, no tendría que pensar mucho en la respuesta... sabia perfectamente el mensaje del regalo.

Lentamente paso sus manos por el torso de Yoh, abrazándolo fuertemente y hundiendo el rostro en el cuello de él.

-Que te amo...- fue un susurro casi inaudible pero solo eso fue necesario para detener el corazón de Yoh.

El chico continuó conduciendo en silencio mientras sentía la respiración de Anna en su cuello quien descansaba apaciblemente. "te amo" tan sencillo... esa era la respuesta que tanto buscaba Yoh... por eso todos los regalos que había buscado con un simple mensaje de "Feliz Navidad" no bastaban. Que iluso y ciego fue, sabía que el "no es necesario decir nada" tenía que acabar, pero le fue tan difícil saber como... y ella lo había dicho tan fácilmente. Ella quien estaba cubierta de una enorme capa de hielo había descubierto lo que tanto buscaba... un simple te amo, que era el regalo más grande que el mismo amor y tan infinito que el mismo universo. Así de simple...

-Amor...- dijo con una sonrisa al encontrar su respuesta...

De pronto y de la nada, apareció un auto a toda velocidad frente a ellos el cual intentó frenar pero por lo mojado del asfalto derrapó. Yoh rápidamente viró el auto fuera del camino, todo iba sin mayor percance que el susto. Con el primer movimiento Anna se había incorporado y vuelto a su lugar rápidamente. Pero de repente vio a un pequeño niño que estaba de pie sobre un lado de la autopista y para su mala suerte se dirigían a toda velocidad hacia él.

Intentó frenar y cambiar de dirección, a pesar de lo inesperado de la situación logró esquivar al niño pero el agua hizo que perdiera el control del auto el cual giraba sobre su eje. La puerta de Yoh se abrió sintió un fuerte jalón de la fuerza de gravedad hacia fuera, pero unos brazos lo sostuvieron fuertemente.

No sabia que ocurría, todo daba vueltas hasta que el auto fue detenido por un árbol. Se escuchó un fuerte golpe, y la bolsa de aire se infló frente a él. Intentó abrir los ojos y solo vio el blanco de la bolsa de aire que sostenía su cabeza, y alcanzo escuchar su nombre. Pudo sentir un calor que rodeaba su pecho y el perfume que lo volvía loco e inmediatamente supo que eran los brazos de Anna, aquellos que lo habían salvado y ahora lo estrechaban.

Ahora que todo se volvía oscuro supo cuanto amaba estar así, entre los brazos de ella, con la cabeza recostada en su pecho y escuchando sus latidos, realmente amaba infinitamente esos momento... lastima que jamás se lo había dicho... "cuando despierte... se lo dir, fue lo ultimo que pensó antes de perder el conocimiento.