El cielo estaba oscuro, llovía fuertemente.

La casa estaba vacía, excepto por Yoh quien estaba inmerso en sus pensamientos. Manta aún no había llegado.

Pasó algún tiempo hasta que se oyó el sonido de la puerta abriéndose, Horo y Ren acababan de llegar. Estaban completamente mojados, sin embargo esto parecía no importarles. Ren tenía esa mirada, esa miradas que solo buscaba una cosa. Horo comprendió de inmediato, subieron las escaleras y desaparecieron.

Yoh continuó pensando, todo parecía andar de maravilla, sin embargo había algo que no estaba del todo bien, podía sentirlo. Manta aún no llegaba.

Recordó como había conocido al pequeño y en su rostro se dibujó una sonrisa "Qué tiempos aquellos..."

La lluvia disminuyó, el ambiente era húmedo, frío. El tiempo transcurría y aún así parecía que se hubiera detenido. Manta no llegaba.

Prendió la tele, no había nada bueno que ver, fue a la cocina, pero no tenía hambre. Qué estaba haciendo? Se dio cuenta que Manta le hacía falta, mucha falta... se habían visto ayer, y parecía una eternidad...

Su amigo, su compañero, la persona que mejor lo comprendía, no había llegado. Se hizo de noche. Se acostó y durmió durante mucho tiempo, no quería despertar.

El sol salió, oyó una voz, una que él conocía muy bien, finalmente había llegado! Bajó las escaleras y lo vio cruzando la sala, su rostro se ilumin

"perdona por no haber venido ayer, pero llovió mucho"