¡¡Ya he vuelto de Inglaterra!! Y no he acabado el fic. Es más, acabé este capítulo ayer por la noche y llevo en España desde el viernes. Pero bueno, tiempo al tiempo, espero que os guste este capítulo.
Tengo que dar las gracias a mi amiga PeKe por haber sido mi "musa" a la hora de haber escrito este capítulo (lo de la musa es coña, pero sí que me ha ayudado) ¡¡Gracias!!
Y bueno, ahora la parrafada de siempre: Los personajes de este fanfic pertenecen por completo a la propiedad de la señora Joanne Kathleen Rowling exceptuando el personaje de Elizabeth Wrightman que ha sido creado por mí y que tan sólo yo puedo utilizar o, en su defecto, alguien que cuente con mi autorización.
¡¡DISFRUTAD DEL FIC Y DEJAD REVIEWS!!
CHAPTER V: DO YOU LOVE ME?
Sirius yo... - quiso protestar Elizabeth.
No te admitiré ninguna excusa – dijo Sirius mirándola fijamente – Elizabeth, yo... Yo te quiero.
Te quiero ¿Sirius había dicho te quiero? ¿Se lo había dicho a ella? Sí, tan sólo a ella, no había nadie más allí... Cuanto tiempo había anhelado escuchar esas palabras de los labios de Sirius, cuanto tiempo soñando con aquel momento y por fin había sucedido, pero ella no sabía qué hacer...
Yo... Sirius... - comenzó a decir ella.
Tranquila, lo entiendo – dijo él sonriendo tristemente – Entiendo que no me quieras, es lógico, no soy el único...
Sirius no pudo terminar la frase, pues Elizabeth se había acercado hacia él y le abrazaba fuertemente, como si fuera a desvanecerse en cualquier momento. Tras la sorpresa Sirius no pudo evitar sonreír ¿Acaso aquella era una respuesta afirmativa? ¿Eso significaba que le quería? La separó de su cuerpo y alzó su barbilla con una mano para mirarla directamente a los ojos... La observó en silencio, miró sus ojos ámbar que reflejaban felicidad pero a la vez temor, miró luego hacia sus labios rojos y el deseo de besarlos fue aún más profundo.
Sin apartar sus miradas Sirius atrajo hacia él el cuerpo de Elizabeth con una mano, rodeó con un brazo su cintura, mientras que con la otra mano acariciaba suavemente sus mejillas. Ella sonreía y él la miraba fijamente, se aproximaron más aún hasta sentir el aliento en sus rostros... Sirius posó sus labios suavemente sobre los de Elizabeth y ella le abrazaba aún más fuerte, no quería que aquello acabase nunca. Era un beso cálido, los dos estaban disfrutando, ella apretaba sus labios con urgencia contra los de él y Sirius no pudo evitar empezar a reír.
¿Por qué tienes tanta prisa? – preguntó Sirius sonriendo pero sin soltarla en un solo momento.
Si supieras cuantos años llevaba esperando este momento – le dijo sonriendo mientras apoyaba su cabeza sobre el pecho del chico.
No sé como he tenido valor de decírtelo – dijo él apartando unos cabellos del rostro de Elizabeth – Después de lo del otro día... Pensé que no me perdonarías jamás...
Sólo me fui porque me pusiste nerviosa... Como siempre has sido un rompecorazones tenía miedo de convertirme en una de tus conquistas...
Elizabeth no pudo acabar de hablar pues un libro de gran tamaño impactó contra la cabeza de Sirius haciendo que cayera al suelo dejándolo KO, la señora Pince se había enfadado por los gritos de Elizabeth y esa era su forma de protestar.
Sirius, ¿estás bien? – dijo Elizabeth agachándose y acercándose a él.
Sí, jejejeje – dijo él frotándose la cabeza dolorida.
Menos mal – respiró aliviada ella.
¿Qué pasa? ¿Tenías miedo de perder a tu novio nada más comenzar con él? – le preguntó Sirius riendo mientras la atraía hacia él que aún estaba tumbado en el suelo.
Ah ¿pero ya te consideras mi novio formal? – preguntó ella con una sonrisa maliciosa mientras acercaba su rostro al del chico.
Por su puesto – contestó él y besó dulcemente los labios de Elizabeth.
Cuando se separaron Sirius miró su reloj, ya era la hora de la cena, lo mejor sería que se dirigieran al Gran Comedor. Él se incorporó y se levantó del suelo, luego ayudó a Elizabeth a hacer lo mismo y los dos, con las manos entrelazadas, salieron de la biblioteca para ir a cenar.
La gente en los pasillos les miraba pasar, ¿Black con una chica de la mano? Cierto era que medio colegio suspiraba por él y que había tenido todas las chicas que había querido, pero esta era diferente, no sólo porque no le importara mostrarse en público y cariñoso con ella, sino por los quebraderos de cabeza que le había dado el no poder conseguirla. Sonriendo entraron al Gran Comedor y se sentaron en el rincón más alejado de la mesa de Gryffindor; cuando los demás merodeadores entraron para cenar y observaron a la pareja no pudieron evitar sonreír, sobre todo James al recordar lo mal que lo había pasado su mejor amigo. La voz de Remus le hizo salir de su ensimismamiento...
Chst James – le llamó la atención Remus.
Dime Lunático
Creo que deberías aplicarte con Lily, si Sirius lo ha conseguido no veo por qué tu no puedas conseguirlo – le dijo el hombre lobo sonriendo.
Cierra el hocico Lunático – le respondió James algo contrariado.
Tras una fugaz cena Sirius y Elizabeth desaparecieron sin dejar rastro del Gran Comedor. Los demás merodeadores optaron por regresar a su torre y planear alguna de sus travesuras para aquella noche...
Alrededor de las once y media los tres merodeadores se encontraban sentados alrededor de una mesa frente a la chimenea en la que se encontraba desplegado su querido mapa, Remus había planeado una buena y gracias a la broma Snivellus se acordaría de ellos toda su vida. De repente entraron juntos en la sala común Sirius y Elizabeth y un murmullo comenzó a extenderse entre los que se encontraban en el lugar al ver a la pareja. Pero Sirius hizo caso omiso y continuó su camino hacia las escaleras que daban a los dormitorios junto a la chica.
¡¡Hey Canuto, ven aquí!! – gritó James.
Sirius se dirigió hacia los tres chicos y pidió a Elizabeth que lo esperara.
¿Qué es lo que queréis? - les preguntó algo impaciente.
Tu participación – dijo Peter.
Exacto, tienes que venir con nosotros para asistir a la mejor broma de toda la historia. Además, ha sido nuestro querido Lunático quien la ha ideado - dijo James sonriendo mientras extendía las manos señalando a Remus que reía maliciosamente.
Oh por favor no chicos ¿otra vez a por Snivellus? - dijo desganado Sirius.
¿Cómo lo sabes? – dijo intrigado Peter.
Peter, él siempre es nuestro blanco - le respondió Remus haciendo que Peter se pusiera colorado por no haberlo pillado antes - Sirius, no me puedo creer que vayas a rechazar esta oportunidad...
No me apetece, siempre contra él... Además, estoy cansado - dijo volviendo la cabeza hacia donde se encontraba Elizabeth esperándole.
Está bien, haz lo que quieras Canuto - le dijo Remus mientras que James continuaba sin salir de su asombro ¿Sirius rechazando una broma para Snivellus? Imposible...
Bueno, yo me voy a la habitación ¿Ok? Ya me contaréis - dijo Sirius y dio media vuelta hacia las escaleras.
¡¡CANUTO!! ¡¡Definitivamente el amor te sienta mal!! ¡¡No eres tú!! - le gritó James mientras subía las escaleras.
Sirius sonrió y continuó su camino junto a Elizabeth.
Cuando llegaron a la puerta del cuarto de las chicas Sirius abrazó a Elizabeth, hundió su cara en el cuello de ella y susurró a su oído 'gracias'. Elizabeth sonrió, y tras retirar algunos cabellos de la cara del chico besó lentamente sus labios. Ambos cerraron los ojos, no querían despertar de aquello que parecía un sueño, nada era mejor que eso... Cuando al fin se separaron, y después de unos cuantos 'te quiero' y algunos besos cortos Elizabeth entró en su habitación y Sirius continuó hacia la suya mirando hacia el techo con aire soñador.
De repente ¡plas! Menudo golpe más tonto, Sirius se dio contra la puerta de su habitación. 'Esto me pasa por ir mirando al techo' se dijo para sí mismo mientras entraba en la habitación y se frotaba la nariz algo dolorida por el golpe. Cruzó la habitación, se dirigió hacia su cama y se tumbó encima aún con el uniforme puesto; echó un vistazo al reloj, las doce y cuarto, ¿tanto rato había estado con Elizabeth? Cuando estaba con ella perdía la noción del tiempo... Cuantas cosas habían pasado en un sólo día, había pasado de sentirse como un animal rastrero porque Elizabeth no le hablaba a ser la persona más feliz del mundo, con un golpe en la nariz sí, pero la persona más feliz del mundo.
Se incorporó en la cama y miró a través de la cristalera de su ventana, que hermosa se veía la luna menguante con aquel pálido brillo... Le recordaba a la piel de Elizabeth, tan blanca y luminosa; sin duda alguna el conocer a Elizabeth cuando entró en Hogwarts había sido para él una de las mejores cosas que le habían pasado en su vida, y ahora que habían confesado sus sentimientos y estaban juntos no podía evitar sonreír como un idiota con sólo oír mencionar su nombre, Elizabeth... Ella se había convertido en una luz en la oscuridad en la que le había sumido su familia, su odiosa familia, servidores del mal desde su origen... Pero él era diferente, y tarde o temprano lo iba a demostrar...
Un estruendoso golpe y unas sonoras carcajadas le sacaron automáticamente de sus pensamientos, no se había percatado de la ausencia de los demás merodeadores, pero estaba seguro de que ellos eran los causantes de aquel ruido... La puerta del cuarto se abrió de par en par y por ella entraron los otros chicos muertos de la risa. Peter estaba frotándose una de sus rodillas, así que supuso que el ruido que había oído había sido provocado por su caída y que las carcajadas eran las de James y Remus, que entraban abrazados y con una sonrisa un tanto extraña. Sirius se dirigió hacia ellos y pudo confirmar la teoría que hacía un segundo había formulado en su mente, sin duda alguna sus tres amigos estaban borrachos...
Hey chicos ¿que ha pasado con la broma? - preguntó Sirius.
¿La broma? ¿Qué broma? ¿De qué habla Lunático? - dijo James intentando mantener a duras penas el equilibrio.
Eso, eso ¿que broma? ¿Broma? ¿Broma? ¿Qué es una broma? - preguntaba con una risa un tanto histérica Peter mientras se dirigía hacia su cama sujetándose en todos los postes de las camas que se encontraban en su camino para no caerse.
Se refiere a la broma que íbamos a gastar a Snivellus ¿verdad Canuto? - dijo Remus que era el que más lúcido estaba de los tres.
En efecto, me refiero a esa - dijo Sirius que no podía evitar contemplar divertido aquella escena.
Verás - dijo James agarrándose a Remus para no caerse - Hemos pensado que no es lo mismo una broma si faltas tu y...
Y hemos decidido acabar con nuestras reservas de cerveza de mantequilla para celebrar que ya hay más chicas disponibles para nosotros ahora que Elizabeth es tu novia - dijo Remus sonriendo tontamente mientras observaba a Peter que ya se había quedado dormido sobre su cama y ahora roncaba - Mira este que feliz - dijo señalando a Peter.
Creo que vosotros deberíais imitarle - dijo Sirius riendo para sí mismo. Celebrar que había más chicas, que tonterías...
James y Remus continuaban tambaleándose en el medio de la habitación y Sirius, que se había sentado en el borde de su cama los observaba sin poder evitar reírse.
¿De qué os reís Canutos? - preguntó James que parecía ofendido.
De nada Cornamenta, sólo que ya me imaginaba que estarías viendo dos como yo - dijo él riendo.
¿Dos? Pero si siempre habéis sido tres... - dijo Remus pensativo.
Ay ya Lunático suéltame - dijo James soltándose del brazo de su amigo - Me estás dando calor... Mmmm tengo sueño, ¿sabéis Canutos? - y dicho esto se dirigió hacia la cama y se tumbó sobre ella.
Hey espera yo creo que también voy a la cama - dijo Remus acercándose a la suya y acostándose en ella tras dos intentos - Y mañana Cornamenta, tenemos que gastarle la broma a Snivellus ¿verdad Canutos?
Sí - alcanzó a contestar entre risas.
Sí y se acordara de nosotros... - de repente James comenzó a roncar, se había quedado dormido.
Hasta mañ... - Remus también se quedó dormido.
Sirius fue incapaz de contestar, directamente se metió en la cama, mañana sería domingo y tendría todo el día para estar con Elizabeth...
