11/Agosto/2004
Retadora: Thuringwhetil
Reto: Ron/Fleur con las palabras "cuentas, ocasión, ilógico y barra"
Rating y Spoileado: Rien de rien, que diría Fleur.
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Ella le esperaba en la barra, jugueteando con la aceituna de su martini blanco. Llevaba un impecable vestido celeste que tenía pinta de costar lo que la mitad del armario de Ginny, y a través de la abertura lateral del vestido, Ron veía todo lo que ella quería que viera.
Cuando él se sentó a su lado y pidió una cerveza, Fleur no pudo evitar un gesto de disgusto.
- Estás en Francia, pog lo menos podrías pedig vino.
Ron se encogió de hombros.
- Es que me siento nostálgico.- le pasó la carpeta con los documentos de Dumbledore. No quería quedarse mucho tiempo allí. Desgraciadamente, ella no parecía pensar lo mismo, porque pidió otro martini.
- ¿Qué tal tu hegmano? .- dijo distraída.
Él por poco se atragantó con la cerveza de la risa.
- ¿Cuál de ellos? .- y la crueldad en su tono le recordó vagamente al Profesor Snape. Ella no pareció advertirlo y si lo hizo, no le importó.
- Oh, pues todos los míos.
- Bill trabaja ahora en el Ministerio con mi padre, puede que él venga en otra ocasión. Charlie está estudiando los dragones chinos en Nepal. Fred y George siguen en la tienda de Hogsmeade-. y luego, como si recordara algo importante-. Bill va a casarse en primavera.
Fleur se volvió hacia él y se apartó el pelo rubio de los ojos. Sonrió, dejando ver unos dientes blanquísimos, y se inclinó con delicadeza, apoyándose la mejilla en un solo dedo.
- Es una pena que tuviera que volvegme a casa. Un poco más, y también me hubiegas tenido que hablag de tu hegmano el de las gafitas… -su rodilla tocó la de Ron como quien no quiere la cosa-. Y de ti.
Como él no dijo nada, ella siguió hablando.
- Me acuegdo de ti. Me acuegdo de que me pediste ig al Baile y yo me burlé. Puede que ahoga ya no me burle-. Fleur sustituyó la rodilla por la mano, que ahora trepaba por la pierna de Ron a un ritmo ilógicamente rápido.- A fin de cuentas, aquí escasean los peligojos, y no sabes cuánto me gustan los peligojos…
Ron Weasley tenía dieciocho años, una habitación en un hotel, y una medio-veela a su lado metiéndole mano, así que hizo lo más normal del mundo y se dejó besar, porque no se pudo decir que la besara él.
Ella sabía a perfume caro, a jabón de rosas y a un mundo con el que Ron llevaba soñando desde que la vio bajar de un carruaje marino en Cuarto. Pero cuando enredó los dedos en el pelo sedoso, deseó que fuera castaño y con tirabuzones.
Cuando le contara a Harry que había dejado a Fleur Delacour gritando obscenidades en francés en medio de un bar, y que había cambiado una noche con ella por esperar horas en la Central de París para coger la primera chimenea libre a Inglaterra, seguro que se burlaba de él. Pero uno no se daba cuenta todos los días de que estaba enamorado.
