Lágrimas de tinta china

Capitulo4- Adiós Harry

Ya habían pasado varios años desde la muerte de Ron, sin embargo yo era incapaz de volver a ser la de antes, mis ojos estaban siempre vidriosos y cada vez estaba más delgada. Chris y Cory eran la viva imagen de su padre. Cory era muy inteligente y le encantaba leer, pasaba las horas delante de algún libro, Christopher por el contrario amaba la pintura y la música. Nuestra vida transcurría con normalidad, sin embargo y como en toda historia el destino apareció cubierto por un manto negro para borrar todo atisbo de felicidad que pudiera dibujarse en nuestros labios, por segunda vez.

Con la muerte de Ron, enterré en mi corazón todo el amor que había sentido, todo el dolor y todos los recuerdos. No volví a soñar con él y desde ese día mis sueños habían dejado de ser en color para teñirse de negro. Quizás fue el miedo que sentía o quizás fue la añoranza de no tener a Ron a mi lado, a nadie al que amar. Antes pensaba que el amor que me daban mis dos hijos era suficiente, sin embargo no lo era, yo le necesitaba a él, para que me diese confianza cuando nadie más podía darmela. Pero él no estaba a mi lado, en cambio si que estaba Harry, él estaba todos los días con una sonrisa en los labios y con las palabras que necesitaba escuchar.

Aquella mañana de Junio, Harry llegó como de costumbre. Con esa dulce sonrisa en sus labios y con aquella mirada sincera y transparente que había sido capaz de darme una confianza similar a la que Ron me daba antaño.

Estuvimos paseando con los gemelos que ya tenía siete años. En sus ojos vi la misma expresión que tenía Sirius cuando le miraba a él, no sabía muy bien si decirle que aquellos niños de pelo alborotado y ojos azules no eran Ron, aunque tras percibir la tristeza en su mirada me di cuenta que ya lo sabía.

La noche se nos calló encima casi sin darnos cuenta, volvimos a casa e invité a Harry a pasar, cenamos algo muy ligero y después cuando los gemelos se fueron a la cama, Harry y yo nos quedamos solos.

Le miré sin saber que decir, ni que hacer, el parecía tan nervioso como yo. Noté como mis manos temblaban levemente y como mi corazón bombeaba la sangre a mayor velocidad. Entonces le besé, no sabia muy bien por que lo había hecho, simplemente cerré los ojos e imaginé que era Ron. Intenté mantener a flote mi pequeño barco, aunque tuviese que navegar sobre un mar de ilusiones y falsas verdades. Cuando nuestros labios se juntaron, se despertó en mi corazón algo que yo creía dormido para siempre, una pequeña lágrima surcó velozmente mi mejilla izquierda al pensar en Ron, sin embargo al instante otra lágrima recorrió mi mejilla derecha, pero esta vez era por Harry.

Aquella noche de verano, mi cuerpo se fundió con el de Harry, le abrazaba y le besaba sin saber que en mi mente estaba besando a Ron. Cuando desperté note a mi lado un cuerpo extraño, cuando mis ojos se acostumbraron a la luz, vi a Harry dormido en el lado que solía ocupar Ron, al poco rato Harry abrió los ojos y yo me hice la dormida. Note como sus labios se posaban en mi frente y se levantaba con sigilo, se vistió en silencio y salió sin decirme siquiera adios. Me quedé tumbada en la cama haciéndome la dormida, esperando que volviese, sin embargo de tanto esperarle me quedé dormida, sumida en un extraño sueño del que deseaba despertar.

A las pocas horas desperté y fui a la habitación de los gemelos, Cory ya estaba despierto sentado al borde de su cama sus ojos se posaron en mi y me observó de arriba a bajo como si fuera una extraña su mirada era quizás demasiado severa, como si me estuviese castigando por algo. Me acerqué a él y le acaricié la cabeza, aunque el se apartó de mi lado y rechazó mis caricias. Estaba un tanto desconcertada ante la reacción de Cory, sus ojos azules se clavaron en mi y no pude evitar sentir un poco de miedo.
-¿Qué te pasa cariño?le pregunté con la voz más dulce que pude poner.
-¿Aún quieres a papa?preguntó con dureza.
-Claro que le quiero, es lo que más quiero en este mundo aparte de a vosotros.
-Y que pasa con Harry, pasa demasiado tiempo aquí, demasiado.¿Acaso pretende ser nuestro padre?
-No, Harry no pretende eso. Vosotros ya teneis un padre, el solo quiere ser un buen padrino.
-Pues yo no quiero que vuelva dijo antes de ponerse a llorar no le aguanto, quiero que se vaya, no quiero que él sea nuestro padre. Abracé a Cory con todas mis fuerzas, cada vez me sentía más culpable por haber pasado la noche con Harry, me sentía sucia, sentí que había traicionado a Ron y que me había traicionado a mí misma.
-¿Por que no quieres que vuelva? Cory tardó en contestar, antes de volver a articular palabra recorrió con la mirada su habitación hasta que fijó sus ojos azules en la estantería donde se encontraban todos los regalos que Harry les había estado dando a lo largo de estos últimos tres años.
-Tengo miedo...dijo entre lágrimas
-¿De qué tienes miedo?.
-De olvidar a papa, ya no quedan cosas suyas... tan solo de Harry...ya no queda nada de él...nada. Observé la habitación de Cory y Christopher y entonces me di cuenta de que él tenía razón. Una extraña tristeza invadió mi cuerpo, sin embargo era incapaz de llorar, bese la frente de Cory y retiré mi mirada de sus intensos ojos abnegados en lágrimas.
-Voy a preparar el desayuno le dije desde el umbral de la puerta tu despierta a tu hermano.
-Mama dijo limpiándose las lágrimas con la manga de su pijama prométeme que no volverás a verle, que jamás volverá a esta casa.

Dude unos instantes, pensé en Harry, en lo mucho que lo apreciaba y lo mucho que me había ayudado, sin embargo la felicidad de mis hijos era lo que más me importaba y renunciaría a cualquier cosa con tal de alcanzar ese objetivo.
-¿Es realmente lo que quieres?Cory asintió con la cabeza.
-Esta bien dije con un suspiro. Cuando cerré la puerta no pude evitar sentirme desgraciada al darme cuenta de que ya nada quedaba de aquel maravilloso grupo que habíamos sido. Aunque comprendí que eso se destruyó el día en que mi Ron nos abandonó a todos.

A la mañana siguiente Harry se presentó ante la puerta de mi casa con dos paquetes alargados.

-Mira lo que les he traido a Chris y a Cory, son dos escobas, las mejores del mercado, ya verás les enseñaré a volar, si empiezan a praticar ahora cuando vayan a Hogwarts les suplicaran que entren en el equipo.
-Devuélvelas dije tajantemente son unas escobas demasiado buenas y ellos no las necesitan.
-Vamos Hermione, seguro que a ellos les encanta.
-¿Es que no lo entiendes? Mira todos donde están todos los juguetes que les has dado, algunos ni siquiera están abiertos. Ellos no los quieren. Harry bajo la mirada decepcionado.
-Bueno pues iré a devolverlas.
-Harry, por favor, no vuelvas.
-¿Por qué no?
-Ahora no te lo puedo explicar, pero si me quieres y si quieres a los gemelos... no vuelvas a esta casa, ni tampoco me llames ni me envies lechuzas.
-¿Es por lo que pasó ayer?
-No, no es por eso, hazme caso, es lo mejor. Te quiero Harry sin darme cuenta le di un fugaz beso en los labios antes de cerrar la puerta.
-Quizás algún día volvamos a vernos me dije a mi misma mientras una lágrima solitaria surcaba mi mejilla Quizás...

Notas de la autora- No se que os habrá parecido este capítulo, bueno os agradezco los reviews y si podeis y quereis escribid alguno más. Besos